Turismo Chiquitos
El Coro Paz y Bien, desplegando todo su arte en el magnífico contexto arquitectónico que ofrece la bella San Ignacio.
reconstruir un top ten del archivo musical de Chiquitos, sino contar la historia de una fiesta, de un evento religioso-cultural. Y así lo hice a lo largo de veinte años, trabajando doce, catorce horas por día, siete días a la semana. Nunca me cansé de ello, nunca tomé vacaciones, nunca dejé de disfrutarlo. Además, todo parecía más oración que trabajo. C.M.M.: ¿Qué cambió a partir de ese notable descubrimiento musical, tanto en el sentimiento local como en el ambiente musical barroco mundial? P.P.N.: Los aborígenes eran gentes sabias, creyentes y nobles. Guardaron los manuscritos y su tradición hasta nuestros días, haciendo todo lo necesario para que esto no se muriese. A nivel local todo lo que se hizo después del “hallazgo” de los manuscritos podría ser comparado con un milagroso medicamento que hizo revivir la música en las misiones. En lo relacionado con la música, esto comenzó cuando las iglesias y los pueblos entraron en la última fase de restauración. La belleza y originalidad de este patrimonio ya se pudo ver. El siguiente paso, totalmente natural al disponerse de la documentación musical, fue hacer que esta bella música se escuchara de nuevo, en estos mismos templos, con esta misma gente del lugar. El surgimiento de escuelas de música, la creación del festival, el interés y el talento de los locales demostrado sobre esta música que sistemáticamente
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comenzó a publicarse, han producido un cambio muy grande, sobre todo un cambio en la mente de la gente en las misiones y en Bolivia. La satisfacción y el orgullo sobre ese pasado cultural comenzaron a verse en cada lugar y en cada momento. Todo el mundo decía: esto es lo nuestro. Principalmente en el Oriente de Bolivia el tema de las misiones es importante, ya que contribuye a definir la identidad propia de la región y de su gente. Como la música misional es de gran valor estético y espiritual, ya que tiene también sus rasgos propios, distintos de la música catedralicia en América, no ha sido complicado tentar a los músicos internacionales, tanto los menos conocidos pero entusiastas, como los más famosos, para que la incluyesen en sus programas. Esto fue como un TGV francés de París a Lyon: la música misional se puso de moda; surgieron hasta ensambles musicales que proponían especializarse en este tema. Luego comenzó también el interés desde afuera, no solamente por la música de las misiones, sino también por el talento de los músicos de este lugar. Así comenzamos con las producciones musicales, en el mismo escenario, con los músicos del lugar y los internacionales ejecutando juntos obras del barroco misional. Era apasionante hacerlo, para todos: músicos, organizadores, prensa, autoridades eclesiales y civiles, para mí mismo. Hoy la música misional se puede escuchar en todos los continentes y el público disfruta de estas producciones.