T3.5 Cecilia Haupt

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ICOMOS MÉXICO XXXIII SYMPOSIUM INTERNACIONAL DE CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL “EL PATRIMONIO INMATERIAL Y MATERIAL COMO CATEGORÍAS INSEPARABLES DEL PATRIMONIO CULTURAL”

“MÉXICO SE ESCRIBE CON “X”. Cecilia Haupt ICOMOS MEXICANO, A.C. Introducción. La Convocatoria para participar en este reunión propone 4 Ejes Temáticos relativos a los riesgos que enfrenta el Patrimonio Inmaterial-Material y su relación con el “lugar”. El Tema 1, hace referencia a la “globalización” como una de las amenazas ante la protección del Patrimonio Inmaterial-Material y la relación con su “lugar” de origen. La ponencia que leeré aborda el tema de la “globalización” pero no como un problema actual o reciente, sino como el origen de todos los problemas que el Patrimonio Inmaterial-Material ha enfrentado a partir de la gran expansión imperialista originada en el siglo XV con el “descubrimiento” del Continente Americano, es decir el auténtico origen de lo que hoy denominamos “globalización”. La expansión imperialista. La crisis actual de destrucción y pérdida constante de elementos de lo que hoy denominamos Patrimonio Inmaterial-Material tiene su origen en un momento crucial para la humanidad, el llamado “descubrimiento” del Continente Americano en 1492, y la secuela de eventos que modificaron radical e irremediablemente esa enorme porción de la geografía, y múltiples aspectos de las relaciones entre grupos humanos, así como la apropiación y uso de los bienes materiales y la responsabilidad a mediano y largo plazo de las consecuencias del abuso que de ellos se hizo. Ese año fatal los habitantes de las islas caribeñas vieron aparecer frente a sus playas un grupo de hombres, provenientes de España, que en forma insolente y prepotente se instaló y se apropió del espacio; cielo, tierra y aguas y todo lo que 1


contenían, justificándose en un “derecho” que en ningún momento consideraba los derechos de los habitantes primigenios. A la vuelta de unos cuantos años, dos elementos introducidos por los invasores entre la población: la explotación laboral y la enfermedades para las que los aborígenes no tenían defensas, generaron un genocidio, que apenas ahora, 500 años después, comienza a ser definido con ese término. El brutal exterminio de la población, de la que no sabremos nunca el número de víctimas, trajo consigo la desaparición de la cultura de esas gentes que vivían en armonía con una naturaleza extraordinaria. Los invasores, que contaban con la bendición de la catoliquísima Corona Española, no se tomaron la molestia de tomar nota, o de hacer un somero registro de lo que iba desapareciendo a ojos vista, y de lo que se perdía en términos de cultura y civilización; era tal el desprecio que tenían por los grupos humanos y por su forma de vida, que la destrucción de todos y cada uno de los elementos creados por los pobladores de las islas del Caribe fue total y absoluta. Para los términos de esta ponencia, lo referente al patrimonio inmaterial, relativo a una creación cultural fundamental, el lenguaje, sabemos que de las muchas lenguas que seguramente se hablaron sólo lograron sobrevivir algunos términos: canoa, cacique, hamaca y algunos topónimos. La conquista de “tierra firme” Unos pocos años después dio inicio la exploración y conquista de los vastos territorios de los que se denominó Tierra Firme, el territorio continental, entre ellos lo que hoy es México. Esta parte del proceso de expansión imperialista no estuvo exenta de dificultades, la enorme extensión territorial aunada a la presencia de grupos de alta cultura, que habían creado y desarrollado formas de organización “nacionales”, estados consolidados, con presencia en cada una de las regiones. La primera incursión española, proveniente de la isla de Cuba, se dirigió a la Península de Yucatán, supuso un desastre del que sólo sobrevivieron Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero que habrían de jugar papeles importantes en la historia de este país, pero que no es el tema de esta reunión, y en consecuencia lo dejaré para otra ocasión.

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Retomando lo relativo a la presencia de organizaciones “nacionales”, una de las características de estos grupos era la existencia de una gran cantidad de lenguas, con hablantes considerables, que incluso habían desarrollado formas de escritura, el maya es el ejemplo paradigmático, hasta la fecha sobreviven algunos documentos, que reciben el nombre de códices, y que nos permiten conocer el grado de desarrollo de esa cultura. La escritura maya también se plasmó en miles de estelas, talladas o grabadas en piedra, y que hasta el día de hoy se conservan in situ en los cientos de ciudades que yacen, a veces totalmente ignoradas, en el amplio espacio que configuran los estados de Chiapas, Campeche, Tabasco y Yucatán, y en otros países de la zona centroamericana: Guatemala, Belice y Honduras. Sobrevivencias lingüísticas. Los topónimos Hasta el día de hoy algunas de las lenguas que se hablaban en el amplio territorio invadido por los españoles, continúan siendo la forma de comunicación entre los descendientes de las naciones indígenas, y gracias al mestizaje, la incorporación al español de vocablos de varias lenguas, forma parte del habla representativa actual de los mexicanos, así como de la nacionalidad, ya que nos reconocemos como mexicanos habitantes de México, la ciudad capital y el país. Otro aspecto fundamental para entender la importante noción de identidad del mexicano y la apropiación del espacio en forma continua durante más de dos mil años, es la conservación de topónimos de lenguas indígenas, de los nombres originarios de poblaciones, grandes y pequeñas, la ciudad de México es el mejor ejemplo; así como nombres de accidentes geográficos montañas y ríos. Nadie después de la derrota y los 300 años de colonia propuso nunca cambiar los nombres de nuestros dos imponentes volcanes: Popocatepetl e Iztacíhuatl (montaña que humea y mujer blanca) que incluso forman parte de nuestro escudo patrio. Por lo regular la norma fue la conservación del nombre prehispánico de la población, con el agregado de la advocación católica protectora, impuesta por los frailes para introducir la fe cristiana. Ha habido cambios lamentables en algunos topónimos, el peor entre los recientes, el más notable ejemplo lo constituye una población del estado de Jalisco, Zapotlán

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el Grande, a la que algún burócrata ocioso, desconocedor del valor histórico le cambió el nombre pleno de sentido, y lo convirtió en Ciudad Guzmán, ¿Qué Guzmán? Vaya usted a saber. Algunos topónimos Sin que este sea un listado exhaustivo, es simplemente una selección ad libitum, con el fin de que sea evidente la sobrevivencia y la abundancia actual, por ello presento algunos topónimos, la lengua originaria y la región geográfica a la que corresponde. De la lengua náhuatl, o mexicana, provienen, por razones históricas, y de prestigio por supuesto, la mayor parte de los topónimos del centro del país, ya que la actual ciudad capital fue capital también del imperio de México-Tenochtitlan, y nunca ni siquiera durante los 300 años de dominación española perdió su nombre: México, que se escribe con X, aunque los españoles insistan en escribirla hasta el día de hoy con J. Otros topónimos son: Tlatelolco, Tlalnepantla, Tlalpan, Chalco, Iztapalapa, Culhuacan, Chapultepec, Iztacalco, Tepito, y un caso peculiar, la deformación atribuida al pobre oído de los invasores españoles: la antigua Cuauhnauac, que hoy es Cuernavaca, una población de descanso cercana a la capital del país. De la lengua purépecha, mal llamada tarasca: Corresponden al estado de Michoacán, Pátzcuaro, Apatzingán, Carácuaro, Yuriria, Cuitzeo, Nurio, Maravatío, Erongarícuaro, Paricutín (el volcán más joven de México). De la lengua ÑaÑú, conocida como Otomí, en los estados de México y Querétaro: Tolimán, Conca, Jilotepec, Ocuiltepec. De la lengua Mixe, en las montañas de Oaxaca: Tutla, Chimaltepec, Alotepec, Jaltepec. Del zapoteco, en el centro de Oaxaca: Mitla, ciudad prehispánica, Tlacolula, Etla, Ejutla, Olotal, Pochutla. De la lengua totonaca, en el centro de Veracruz: Papantla, Tecolutla (que también corresponde al nombre de un río), Nautla (también población y nombre de río), Misantla, Cempoala, Tuxpan, (nombre de población y río) y Citlaltépetl (la montaña más alta de México.

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Los rarámuri (no tarahumaras) del estado de Chihuahua, en el norte del país: Sisoguchi, Guachochi, Urique. De una lengua extinguida entre 1940-1970, la lengua ópata, se conservan los nombres de varias poblaciones afluentes del rio Yaqui, Tepupa, Terapa, Guaycora, Hachimera, Taruachi. En este caso podemos hablar de Lealtad lingüística, ya que el topónimo a sobrevivido a la desaparición de la lengua que le dio origen. Otra herencia cultural De la ricas culturas prehispánicas han sobrevivido formas de vida, costumbres, leyendas, que nos hacen una nación multicultural, pero sobre todo debemos destacar la abundancia de productos vegetales, que forman parte de nuestra alimentación cotidiana y que es evidencia de un conocimiento sistemático de la naturaleza, de un uso milenario controlado y mejorado, de una gastronomía amplia y diversa y de un comercio intensivo entre las diversas regiones, por varios miles de años. Fue así que a la vuelta de unos pocos años posteriores a la invasión, dos productos alimenticios, uno representativo de la zona de Chiapas, el chocolate, y otro de la zona tropical, el tomate (jitomate), viajaron al Viejo Mundo y se incorporaron a la gastronomía mundial, sin perder su nombre originario; tanto el chocolate como el tomate aparecen hoy en los diccionarios de más de 40 lenguas. Al día de hoy difícilmente podemos imaginar una receta española, italiana o francesa sin la presencia de un tomate, o un pastel o una taza de humeante chocolate, en Italia o en Austria. Situación actual de las lenguas indígenas en México Al día de hoy, a más de 500 años de la invasión, y de las posterior imposición de una cultura totalmente ajena, la situación de las lenguas indígenas con mayor número de hablantes en México es la siguiente: En la porción central del territorio, incluidas zonas de la Ciudad de México se conservan varios dialectos de la lengua náhuatl, o mexicana, con dos millones y medio de hablantes.

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La lengua maya, también con variantes dialectales, se habla preferentemente en la Península de Yucatán, con un millón y medio de hablantes. En el estado de Oaxaca, región pluricultural y multilingüe por excelencia, se hablan varias lenguas; en la región del valle de Oaxaca, Sierra e Istmo, se habla el zapoteco, con más de 700 mil hablantes, el mixteco, también con más de 700 mil hablantes en la región mixteca, el mazateco, en la región de Tuxtepe con 300mil hablantes, en esa misma región se habla el chinanteco, con 300 mil hablantes; el mixe con 170 mil hablantes en la sierra de Juárez; el zoque y el popoluca en el Istmo de Tehuantepec con 80 mil y 62 mil hablantes cada una, y el chatino con 60 mil hablantes en la región de la costa oaxaqueña. Otro estado multilingüe es Chiapas, donde se hablan las siguientes lenguas: Tzotzil, con 400 mil hablantes, Tzeltal, también con 400 mil hablantes, lengua chol, con 200 mil hablantes, tojolabal, 50 mil hablantes, y una lengua es riesgo de extinción el lacandón (en la zona selvática de Palenque) con menos de mil hablantes. En estados del centro del país, básicamente en Querétaro, se habla la lengua ñañú, conocida como otomí, con más de 600 mil hablantes, y en el valle de Toluca, 300 mil hablantes de lengua mazahua. En el estado de Michoacán la lengua Purépecha, mal conocida como tarasca, cuenta con 200 mil hablantes. Entre las lenguas con menor número de hablantes, y en consecuencia con altas posibilidades de desaparecer en tiempo relativamente corto, se encuentran: el kiché y el kakchiquel, con 524 y 675 hablantes respectivamente, en la zona chiapaneca. En el otro extremo del territorio mexicano, la península de Baja California, se encuentran cinco lenguas: la lengua paipai, la lengua pápago, la lengua cucapá, la lengua kumiai y la lengua cochimí, todas ellas con menos de 500 hablantes cada una. En la región fronteriza entre Coahuila y Texas habita la nación Kikapú, que constituye un caso paradigmático, pues forma parte del grupo que debió emigrar de las praderas estadounidenses a mediados del siglo XIX, como consecuencia de la llegada de los últimos grupos de inmigrantes, y decidió solicitar la protección del

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gobierno mexicano; hoy ostentan doble nacionalidad y se mueven entre las dos fronteras, por desgracia es un grupo en proceso de extinción y sólo cuenta con un total de 250 hablantes. La “globalización” que llegó del espacio Hace años el estudioso italiano de la comunicación, Umberto Eco, afirmó en una obra que debemos volver a leer, “Apocalípticos e integrados”, que a partir de la aparición de los artilugios electrónicos, y su amplia utilización cotidiana, la humanidad se ha dividido en dos categorías: los por él denominados apocalípticos, que se negaban, nos negamos, a ser esclavos de estos aparatos que si bien facilitan la comunicación, provocan una enajenación y una dependencia total de la persona respecto de un pedazo de plástico, y los integrados, es decir los adoradores, los seguidores indiscriminados de toda novedad que mes tras mes sale a la venta, que mejora al anterior aparato y que resuelve de manera más satisfactoria el uso, o los usos del que ya se tiene. Al día de hoy éste es un hecho innegable, prácticamente ninguna persona ha podido sustraerse a la utilización de algún mecanismo de comunicación, que se ha convertido en una especie de prótesis, de la que el usuario no puede prescindir. Años antes de la aparición de estos artilugios, una obra literaria, titulada 1984, advertía los riesgos que la humanidad correría en manos de estados totalitarios, controladores de las voluntad de sus ciudadanos, por medio de tecnologías que no eran tan sofisticadas como las que hoy existen. La profecía de Orwell se ha vuelto una aterradora, implacable realidad, BIG BROTHER IS WATCHING YOU, y nadie se escapa, como se pudo saber hace unos días, cuando se dio a conocer, con la amplitud que permiten las tecnologías de referencia, y como parte de un escándalo internacional del más alto nivel. Esto hizo evidente que ni los más poderosos escapan al cerco tecnológico creado por entidades transnacionales, sin rostro, sin nombre, sin credo, sin bandera, ni nacionalidad, y por supuesto sin el menor rastro de ética. Nadie había imaginando que cada uno de nuestros mails, cada una de las llamadas enviadas a través de un humilde celular, cada uno de los twits ingenuos, personales, íntimos, que en algún momento se pone en circulación, puede ser

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objeto de apropiación, seguimiento, comercialización e incluso de acoso, y como han comprobado quienes inadvertidamente exhiben sus intimidades, se vuelven objetos absolutamente públicos a un nivel casi planetario. Las lenguas en el resto del planeta Como resultado de la utilización de los mecanismos digitales de comunicación, que son ya imprescindibles en la vida diaria, y que nos obligan a utilizarlos para la mayor parte de las actividades, comerciales, artísticas, educativas, se hace necesario también conocer la, o las lenguas, que imponen los sistemas que hacen funcionar, por ejemplo, las computadoras. Esto ha traído como resultado una dramática disminución en el uso de algunas lenguas, y la imposición en el uso de otras. Nos encontramos frente a una forma más sutil de colonización, más sutil, porque no implica el uso de la fuerza física, de la dominación brutal como se usó a partir de la conquista de América y de la aparición de las potencias que arrasaron el continente africano con la abominable trata negrera. Voy a leer un texto de la revista National Geographic, referente a este tema: “La lengua sigue al poder. En una era altamente globalizada y homogeneizada, las lenguas que dominan la comunicación y el comercio mundiales saltan las fronteras geográficas, empujando a la extinción a las lenguas minoritarias. Los lingüistas han identificado hotspots en los que pueden enfocarse los esfuerzos de revitalización antes de que muchas lenguas nativas desaparezcan para siempre”. “La UNESCO clasifica las lenguas en el mundo por su grado de uso intergeneracional: 2 724 están en peligro de extinción o ya extintas.” -Nivel crítico: 607 lenguas. Habladas escasamente y sólo por las generaciones más viejas. -

Nivel severo: 554 lenguas. Habladas sólo por las generaciones de viejos.

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Nivel definitivo: 681 lenguas. Reemplazada como lengua materna por una nueva lengua.

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Nivel vulnerable: 628 lenguas. Habladas por niños, pero rara vez fuera de casa.

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Lenguas extintas: 254. Sin hablantes desde 1950.

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Lenguas dominantes Casi la mitad de la población mundial habla una de las 10 lenguas más comunes. Las 3 524 lenguas menos comunes, con menos de 10 mil hablantes cada una, son utilizadas por apenas 0.1% de la población mundial. Chino 1 213 millones (en todas sus formas) Español 329 millones Inglés 326 millones Árabe 221 (en todas sus formas) Hindi 182 millones Bengalí 181 millones Portugués 178 millones Ruso 144 millones Japonés 122 millones Alemán 90 millones Una última recomendación Quiero hacerles una pregunta, un tema relativo a la situación de una lengua, relativo también al uso de la tecnología y sobre todo relativo al futuro de un grupo humano. ¿Han oído hablar de un sitio llamado MALULA? Seguramente no, porque es un poblado que hasta el día de ayer, ayer apenas, o hace más de dos mil años, tenía una existencia relativamente tranquila, que le permitió sobrevivir a la aparición y desaparición de imperios, enfrentar guerras, y cambios de estilos de vida. Yo recién tuve noticia de la existencia de este espacio, extraordinario, pero en riesgo de perderse con todas las maravillas que ha atesorado por dos mil años, a través de un noticiero con información transmitida por satélites. En este preciso momento, ayer, hoy o mañana, en la población de Malula, parte de la República Siria, que está siendo masacrada por razones inconfesables, los menos de 100 mil hablantes de arameo, la lengua en la que Jesucristo predicó su evangelio, ven desaparecer sus iglesias, las más antiguas construcciones cristianas del Medio Oriente, que son bombardeadas, arrasadas, borradas de la faz del planeta, gracias a los maravillosos desarrollos tecnológicos, seguramente

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proporcionados por las mismas empresas transnacionales que producen iphones, tabletas, computadoras y satélites, y advierten cómo ellos mismos pueden convertirse, sin que nadie lo impida, en víctimas de un genocidio, otro más, pero este sí ampliamente documentado, difundido, por los mismos artilugios antes señalados y estúpidamente reverenciados; estos cristianos, que aprendieron a vivir, convivir y/o sobrevivir entre musulmanes, durante casi dos mil años, se percatan que su lengua, que ha sido instrumento de difusión de una de las religiones fundamentales y que vio pasar algunos de los momentos cruciales de la historia de la humanidad, no ha recibido apoyo, ni asistencia de ningún organismo internacional, esos que aparentemente siempre están tan dispuestos a otorgar subsidios, a generar documentos, a hacer recomendaciones; pero la verdad es que los habitantes de Malula se enfrentan al terrible momento de la desaparición, el exterminio sistemático, de su cultura y de su lengua en pleno siglo XXI. CONCLUSIÓN Quiero finalizar con el poema de nuestro maestro universitario Miguel León Portilla, conocedor de la lengua náhuatl, y que ilustra lo que significa la desaparición, la pérdida, la extinción de una lengua. El texto fue escrito en náhuatl, la lengua que se hablaba en la Gran Tenochtitlan, y que aun utiliza en este país más de un millón de seres humanos, y que ha sido traducido al español por el autor. Ihcuac thalhtolli ye miqui (Cuando muere una lengua) Cuando muere una lengua las cosas divinas, estrellas, sol y luna; las cosas humanas, pensar y sentir, no se reflejan ya en ese espejo. Cuando muere una lengua todo lo que hay en el mundo, mares y ríos, animales y plantas, ni se piensan, ni pronuncian con atisbos y sonidos que no existen ya.

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Cuando muere una lengua, entonces se cierra a todos los pueblos del mundo, una ventana, una puerta un asomarse de modo distinto a cuanto es ser y vida en la tierra. Cuando muere una lengua, sus palabras de amor, entonación de dolor y querencia tal vez viejos cantos, relatos, discursos, plegarias, nadie, cual fueron, alcanzará a repetir. Cuando muere una lengua, ya muchas han muerto y muchas pueden morir. Espejos para siempre quebrados, sombra de voces para siempre acalladas: la humanidad se empobrece. BIBLIOGRAFÍA Eco, Umberto. Apocalípticos e intregrados. Ed. Lumen,Tusquets, México, 1997. Orwell, George. 1984. Lectorum, México, 2002.

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