N贸s mesmos Asociacionismo galego na emigraci贸n Asociacionismo gallego en la emigraci贸n
E
l asociacionismo gallego en la emigración es muy antiguo. Pero su esplendor tiene unas coordenadas espaciales y temporales bien concretas. Fue a principios del siglo XX cuando proliferaron las sociedades gallegas de emigrantes, constituidas especialmente en Argentina y en la isla de Cuba. En la ciudad de Buenos Aires se creó en 1907 un Centro Gallego que fue y continúa siendo casa común de miles de gallegos asentados en la ciudad porteña. Y la ciudad de La Habana tampoco quedó atrás, pues ya hace casi cien años de la construcción, con piedra y canteros llevados de Galicia, de uno de los edificios más emblemáticos de toda la arquitectura de la diáspora gallega, sito en el centro neurálgico de la ciudad, cerca de su Parque Central, frente a frente del Centro Asturiano. Entre 1907 y 1912, además de los grandes centros, se fueron constituyendo muchas otras asociaciones que hicieron del asociacionismo étnico una vasta red de microsociedades, que fue uno de los trazos más singulares de la emigración gallega en el contexto de las colectividades emigrantes de origen europeo asentadas en América. Que estas sociedades tuviesen una dimensión parroquial o comarcal, con su ostentoso encabezamiento de «Hijos de» o «Naturales de», fue una de las grandes contribuciones no sólo a la organización de los gallegos en el exterior, sino también para la formación de la identidad gallega en la Tierra de origen. Porque muchas de esas microsociedades lo que estaban haciendo era una reconstrucción, en el Caribe o en el Plata, de su comunidad de origen, evitando así una ruptura brusca con la comunidad cultural de la que procedían los emigrantes. Más allá de esta tradición asociativa forjada en América, muchas otras formas de organización comunitaria surgieron en el seno de las comunidades gallegas de la emigración, sobre todo en el continente europeo. Algunos de los centros gallegos fundados en la península, como los de Lisboa, Madrid y Barcelona, son antiguos y ocupan edificios emblemáticos de sus ciudades. En metrópolis de referencia, como Nueva York, un grupo de exiliados republicanos fundó una Casa de Galicia. Otras asociaciones, más recientes, fueron constituidas por los emigrantes que llegaron masivamente a las ciudades europeas a partir de los años sesenta, desde Ginebra, Londres o París hasta Bruselas, Hamburgo o Munich. La capacidad asociativa de los gallegos, por lo menos la que se hizo patente en la emigración, contradice de forma frontal la vieja leyenda de la insolidaridad y del individualismo de los gallegos. La historia de la emigración gallega está imbricada de muchas experiencias e iniciativas. Unas son propiamente individuales o familiares y tienen que ver de forma directa con la decisión de desplazarse de un sitio para otro; en este caso, desde una tierra de origen, que es Galicia, hasta los más diversos rincones del planeta. Otras fueron más colectivas, originándose en la solidaridad comunal de los emigrantes que, lejos de su Tierra, se reconocen mutuamente como poseedores de una cierta identidad étnica y cultural común. La experiencia compartida de la emigración es la piedra fundacional del edificio del asociacionismo. Y este es el motivo central de esta exposición temática, dedicada a rastrear la particular historia de la identificación y afirmación de las colectividades gallegas en el exterior. Que su título sea «Nós mesmos», además de una vaga referencia irlandesa, indica bien a las claras que lo que se pretende destacar es, justamente, esta capacidad de la emigración gallega para autoorganizarse en sus lugares de destino. La realización de esta exposición es el resultado de una colaboración que, desde hace tiempo, viene manteniendo el Consello da Cultura Galega con la Secretaría Xeral de Emigración, de la Xunta de Galicia. Me complace dejar constancia de nuestro agradecimiento por esta confianza. También quiero reconocer el trabajo llevado a cabo por el personal técnico y los becarios de investigación del Arquivo da Emigración Galega, que asistieron a los comisarios de la exposición, los profesores Pilar Cagiao y Vicente Peña, que mucho se empeñaron en dar una visión completa y copiosa del asociacionismo en la diáspora gallega. Estoy seguro de que ésta se lo ha de agradecer. Ramón Villares Presidente del Consello da Cultura Galega
O
asociacionismo galego na emigración é moi antigo. Pero o seu esplendor ten unhas coordenadas espaciais e temporais ben concretas. Foi a principios do século XX cando inzaron a cachón as sociedades galegas de emigrantes, constituídas especialmente na Arxentina e na illa de Cuba. Na cidade de Bos Aires ergueuse en 1907 un Centro Galego que foi e segue a ser casa común de milleiros de galegos asentados na cidade porteña. E a cidade d’A Habana tampouco ficou atrás, pois vai para cen anos que se construíu, con pedra e canteiros levados de Galicia, un dos edificios máis emblemáticos de toda a arquitectura da diáspora galega, sito na cerna da cidade, nas beiras do seu Parque Central, fronte por fronte do Centro Asturiano. Entre 1907 e 1912, alén dos grandes centros, fóronse constituíndo moitas outras asociacións que fixeron do asociacionismo étnico unha mesta rede de microsociedades, que foi un dos trazos máis singulares da emigración galega no contexto das colectividades emigrantes de orixe europea asentadas en América. Que estas sociedades tivesen unha dimensión parroquial ou comarcal, co seu fachendoso encabezamento de «Hijos de» ou «Naturales de», foi un dos grandes contributos non só á organización dos galegos no exterior, senón tamén para a formación da identidade galega na Terra de orixe. Porque moitas desas microsociedades o que estaban a facer era unha reconstrución, no Caribe ou no Plata, da súa comunidade de orixe, evitando así unha ruptura brusca coa comunidade cultural da que procedían os emigrantes. Alén desta tradición asociativa forxada en América, moitas outras formas de organización comunitaria apareceron no seo das comunidades galegas da emigración, nomeadamente no continente europeo. Algúns dos centros galegos fundados na península, como os de Lisboa, Madrid e Barcelona, son antigos e ocupan edificios emblemáticos das súas cidades. En metrópoles de referencia, como Nova York, un grupo de exiliados republicanos fundou unha Casa de Galicia. Outras asociacións, máis recentes, foron constituídas polos emigrantes que inzaron as cidades europeas a partir dos anos sesenta, desde Xenebra, Londres ou París ata Bruxelas, Hamburgo ou Múnic. A capacidade asociativa dos galegos, polo menos a que se fai patente na emigración, contradí de forma frontal a vella lenda da insolidariedade e do individualismo dos galegos. A historia da emigración galega está trenzada de moitas experiencias e iniciativas. Unhas son propiamente individuais ou familiares e teñen que ver de forma directa coa decisión de se dislocar dun sitio para outro; neste caso, desde unha terra de orixe, que é Galicia, ata os máis diversos recunchos do planeta. Outras foron máis colectivas, tendo a súa orixe na solidariedade comunal dos emigrantes que, lonxe da súa Terra, se recoñecen mutuamente como posuidores dunha certa identidade étnica e cultural común. A experiencia compartida da emigración é a pedra fundante do edificio do asociacionismo. E este é o motivo central desta exposición temática, dedicada a rastrear a particular historia da identificación e afirmación das colectividades galegas no exterior. Que o seu título sexa «Nós mesmos», alén dun vago aceno irlandés, indica ben ás claras que o que se pretende subliñar é, xustamente, esta capacidade da emigración galega para autoorganizarse nos seus lugares de destino. A realización desta exposición é o resultado dunha colaboración que, desde hai tempo, vén mantendo o Consello da Cultura Galega coa Secretaría Xeral de Emigración, da Xunta de Galicia. Compráceme deixar constancia do noso agradecemento por esta confianza. Tamén quero recoñecer o traballo levado a cabo polo persoal técnico e os bolseiros de investigación do Arquivo da Emigración Galega, que asistiron os comisarios da exposición, os profesores Pilar Cagiao e Vicente Peña, que moito se empeñaron en dar unha visión completa e farturenta do asociacionismo na diáspora galega. Estou certo de que esta llelo ha de agradecer. Ramón Villares Presidente do Consello da Cultura Galega
U
no de los tópicos más recurrentes de la Historia de Galicia es aquel que afirma que somos un país de emigración. Con esto parece que se quiere manifestar que emigrar no sólo forma parte de nuestras características nacionales sino que además aparece como un fenómeno permanente desde que el país existe. Nada más falso. Si bien podemos rastrear fenómenos migratorios desde la Alta Edad Media vinculados a los procesos de repoblación de la Iberia reconquistada, estos fenómenos son comunes a todo el Norte de España, desde Galicia a los Pirineos y no se dieron en nuestra Tierra con más intensidad que en otras áreas. Incluso, cuando en el comienzo de los tiempos modernos España descubre y conquista América, Galicia queda bastante marginada de los procesos de poblamiento europeo de las nuevas tierras. Las estadísticas oficiales hablan de una participación del 1,4% del total de emigrantes españoles entre 1493 y 1700. Ciertamente, estos datos no contemplan aspectos tales como la emigración ilegal o la que se hacía desde otros puertos extranjeros, pero aún suponiendo que pudiésemos duplicar ese porcentaje, lo que es poco probable, seguiríamos estando muy lejos de las cantidades mostradas por Andalucía, Extremadura o Castilla la Nueva. De tal modo que podemos afirmar que la presencia gallega en América en los dos primeros siglos de la colonización fue muy reducida. Pero reducida no significa inexistente y en ese supuesto escaso número de emigrantes, unos voluntarios, otros forzados, afloran figuras destacadas en un número muy superior al que le debería corresponder de acuerdo con los datos antedichos. Figuras del alto funcionariado, en el episcopado, en la administración religiosa y de justicia, en los mandos militares, en el empresariado, en los aventureros de fortuna… Todo esto abre interrogantes sobre el número real de gallegos en América en esos siglos y ayuda a explicar en parte la explosión del s. XVIII. Efectivamente, en la centuria siguiente las cosas cambian. Y cambian inducidas por las circunstancias económicas y por la presión demográfica. No obstante, tendríamos una visión muy parcial de lo acontecido si tan sólo tuviésemos en cuenta la emigración a América. Tan importante como ella fue la que tuvo como destino Portugal o la que se dirige a otras áreas de España, singularmente a Sevilla, Cádiz y Madrid. No es casual que sea precisamente aquí donde aparece la primera experiencia asociativa gallega de la que tenemos noticia: la Congregación de Naturales y Originarios del Reino de Galicia, fundada en la villa y corte en 1741 no sólo con finalidades piadosas y caritativas, sino también con vocación de auténtico «lobby» al servicio de los intereses de las Juntas del Reino. A imitación de esta primera entidad, se crearon otras en América, como las que vieron la luz en México (1768), Buenos Aires (1790), Veracruz (1795) y en La Habana (1805). En todas ellas, además de los cultos al Apóstol Santiago, los recursos se empleaban en la educación y en la atención a las necesidades de los naturales de Galicia. En esquema ya tenemos aquí los ejes fundamentales alrededor de los que se construirán los grandes centros asociativos de las centurias siguientes. Para entonces la huella gallega comenzaba a ser visible: alrededor de 300 000 gallegos emigraron al continente a lo largo de la centuria, con especial presencia en el Río de la Plata, en el Caribe hispano y en México, pero también en los territorios de la Audiencia de Quito, en el Vicerreinato del Perú y en el sur de Nueva Granada. En Buenos Aires su número y su poder económico les permite protagonizar una gesta en defensa de la ciudad frente a las invasiones inglesas de 1806-7 al armar un batallón de gallegos, denominado Tercio, que resultó fundamental en la derrota de las tropas invasoras y donde tuvieron bautismo de fuego algunos de los futuros próceres de la independencia argentina. Lo que hace bueno el dicho de que Galicia fue un país de emigración es la gran corriente hacia América en las últimas décadas del s. XIX y las primeras del XX, más en concreto los sesenta años que van de 1870 a 1930 y que tienen como principales destinos Cuba, el Río de la Plata y Brasil. En esta etapa es cuando brota el gran movimiento asociativo gallego. Como ya indicamos había precedentes, pero la primera institución que responde a las nuevas sensi-
U
n dos tópicos máis recorrentes da Historia de Galicia é aquel que afirma que somos un país de emigración. Con isto semella que se quere manifestar que emigrar non só forma parte das nosas características nacionais senón que ademais aparece como un fenómeno permanente desde que o país existe. Nada máis falso. Se ben podemos rastrexar fenómenos migratorios desde a Alta Idade Media vencellados aos procesos de repoboación da Iberia reconquistada, estes fenómenos son comúns a todo o Norte de España desde Galicia aos Pireneos e non se deron na nosa Terra con máis intensidade que noutras áreas. Mesmo, cando no abrente dos tempos modernos España descobre e conquista América, Galicia fica bastante marxinada dos procesos de poboamento europeo das novas terras. As estatísticas oficiais falan dunha participación do 1,4% no total de emigrantes españois entre 1493 e 1700. Certamente, estes datos non contemplan aspectos tales como a emigración ilegal ou a que se facía desde outros portos estranxeiros, pero aínda supoñendo que puidésemos duplicar esa porcentaxe, o que é pouco probable, seguiriamos estando moi lonxe das cantidades achegadas por Andalucía, Estremadura ou Castela a Nova. De tal xeito que podemos afirmar que a presenza galega en América nos dous primeiros séculos da colonización foi moi reducida. Pero reducida non significa inexistente e nese suposto escaso número de emigrantes, uns voluntarios, outros forzados, afloran persoeiros destacados nun número moi superior ao que lle debería corresponder de acordo cos datos anteditos. Persoeiros no alto funcionariado, no episcopado, na administración relixiosa e de xustiza, nos mandos militares, no empresariado, nos aventureiros de fortuna… Todo iso abre interrogantes sobre o número real de galegos en América neses séculos e axuda a explicar en parte a explosión do s. XVIII. Efectivamente, na centuria seguinte as cousas mudan. E mudan inducidas polas circunstancias económicas e pola presión demográfica. Non obstante, teriamos unha visión moi parcial do acontecido se tan só tivésemos en conta a emigración a América. Tan importante coma ela foi a que tivo como destino Portugal ou a que se dirixe a outras áreas de España, singularmente a Sevilla, Cádiz e Madrid. Non é casual que sexa precisamente aquí onde aparece a primeira experiencia asociativa galega da que temos noticia: a Congregación de Naturales y Originarios del Reino de Galicia, fundada na vila e corte en 1741 non só con finalidades piadosas e caritativas, senón tamén con vocación de auténtico «lobby» ao servizo dos intereses das Xuntas do Reino. A imitación desta primeira entidade, creáronse outras en América, como as que viron a luz en México (1768), Bos Aires (1790), Veracruz (1795) e na Habana (1805). En todas elas, ademais dos cultos ao Apóstolo Santiago, os recursos empregábanse na educación e na atención ás necesidades dos naturais de Galicia. En esquema temos xa aquí os eixes fundamentais arredor dos que se construirán os grandes centros asociativos das centurias seguintes. Para entón a pegada galega comezaba a ser visible: arredor de 300 000 galegos emigraron ao continente ao longo da centuria, con especial presenza no Río da Prata, no Caribe hispano e en México, pero tamén nos territorios da Audiencia de Quito, no Vicerreinado do Perú e no sur da Nova Granada. En Bos Aires o seu número e o seu poder económico permítenlles protagonizar unha xesta na defensa da cidade fronte ás invasións inglesas de 1806-7 ao armar un batallón de galegos, denominado Tercio, que resultou fundamental na derrota das tropas invasoras e onde tiveron bautismo de fogo algúns dos futuros próceres da independencia arxentina. O que fai bo o dito de que Galicia foi un país de emigración é a grande enxurrada cara a América nas derradeiras décadas do s. XIX e as primeiras do XX, máis en concreto os sesenta anos que van de 1870 a 1930 e que teñen como principais destinos Cuba, o Río da Prata e Brasil. Nesta etapa é cando agroma o gran movemento asociativo galego. Como xa indicamos había precedentes, pero a primeira institución que responde ás novas sensibi-
bilidades de los emigrantes nace en La Habana en 1871. Se trata de la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Galicia, hecha en los moldes de la creada por los catalanes en la capital cubana en 1840. Si bien esta entidad declaraba en los estatutos fundacionales tener carácter asistencial, lo cierto es que muy temprano abarcó otras finalidades de carácter cultural e incluso político, de modo que la Sociedad de Beneficencia pasa a convertirse en la referencia del rexurdimento gallego tanto para los emigrantes como para las clases intelectuales de Galicia. A esta experiencia continúa un larguísimo rastro en tierras americanas de asociaciones de todo tipo, desde las que incluían asistencia sanitaria con clínicas y hospitales de lo más moderno que se conocía en aquellos momentos, hasta sociedades recreativas, pasando por otras «de instrucción» que fomentan la construcción de escuelas y centros de enseñanza técnica por todo el país; desde entidades que aglutinaban los emigrantes procedentes de una misma parroquia, un mismo ayuntamiento o un partido judicial, hasta los grandes centros provinciales y regionales. A lo largo de los años fueron surgiendo entidades de un enorme poder social y económico que se convirtieron en los espejos en que Galicia se miraba: el Centro Gallego de La Habana, el Centro Gallego de Buenos Aires, el Centro Gallego de Montevideo, la Casa de Galicia de Montevideo, la Federación de Sociedades Gallegas de la República Argentina, el Centro Gallego de México, el Centro Gallego de Avellaneda, la Hermandad Gallega de Venezuela… Basta con recordar que el Centro Gallego de Buenos Aires fue la entidad asociativa más grande de todo el continente americano, que el Centro Gallego de La Habana tenía un presupuesto anual superior al de la gobernación de la provincia o que las elecciones a la Presidencia de la Casa de Galicia de Montevideo era un asunto político de primera línea en Uruguay. Esta inmensa marea no se limitó a América. Después de la Guerra Civil se trasladó a Europa el flujo de la emigración gallega hacia los países desarrollados del centro y del oeste. Y estos centros que florecieron en Ginebra, París, Bruselas, Hannover, Londres o Róterdam recogieron la fértil herencia de los centros americanos y se convirtieron no sólo en referencias de nuestra cultura sino también en focos de resistencia contra la dictadura franquista en muchos casos y en escuelas de democracia y sindicalismo. Hoy contamos con 413 centros esparcidos por cuatro continentes. Centros que continúan siendo núcleos de galeguidade con fuerte presencia social. Semejante red es una regalía de la que Galicia dispone gratuitamente y que representa un enorme potencial de oportunidades. Los centros no se limitan a ser hoy lugares de reunión para matar saudades: son oficinas de turismo, plataformas de promoción de la cultura gallega, espacios de encuentro empresarial y cubren múltiples facetas de gran importancia para el desarrollo de Galicia. Es por eso por lo que el movimiento asociativo gallego en el exterior tiene tanta importancia histórica y, al mismo tiempo, tanta proyección de futuro. Sin ánimo de caer en lirismos extemporáneos, podemos afirmar que los centros e instituciones gallegas en el mundo fueron una parte destacadísima de nuestro más glorioso pasado y serán, sin duda, parte destacadísima de nuestro más brillante porvenir. Manuel Luís Rodríguez González Secretario Xeral de Emigración
lidades dos emigrantes nace na Habana en 1871. Trátase da Sociedad de Beneficencia de Naturales de Galicia, feita nos moldes da creada polos cataláns na capital cubana en 1840. Se ben esta entidade declaraba nos estatutos fundacionais ter carácter asistencial, o certo é que moi cedo enfilou outros carreiros de carácter cultural e mesmo político, de xeito que a Sociedade de Beneficencia pasa a converterse na referencia do rexurdimento galego tanto para os emigrantes como para as clases intelectuais de Galicia. A esta experiencia continúa un longuísimo ronsel en terras americanas de asociacións de todo tipo, desde as que incluían asistencia sanitaria con clínicas e hospitais do máis moderno que se coñecía naqueles intres, ata sociedades recreativas, pasando por outras «de instrución» que fomentan a construción de escolas e centros de ensino técnico por todo o país; desde entidades que aglutinaban os emigrantes procedentes dunha mesma parroquia, un mesmo concello ou un partido xudicial, ata os grandes centros provinciais e rexionais. Ao longo dos anos foron xurdindo entidades dun enorme poder social e económico que se converteron nos espellos en que a Galicia galega se ollaba: o Centro Gallego de La Habana, o Centro Gallego de Buenos Aires, o Centro Gallego de Montevideo, a Casa de Galicia de Montevideo, a Federación de Sociedades Gallegas de la República Argentina, o Centro Gallego de México, o Centro Gallego de Avellaneda, a Hermandad Gallega de Venezuela… Abonda con lembrar que o Centro Gallego de Buenos Aires foi a entidade asociativa máis grande de todo o continente americano, que o Centro Gallego de La Habana tiña un orzamento anual superior ao da gobernación da provincia ou que as eleccións á Presidencia da Casa de Galicia de Montevideo era un asunto político de primeira liña no Uruguai. Esta inmensa marea non se limitou a América. Despois da Guerra Civil trasladouse a Europa a quentura da emigración galega cara aos países desenvolvidos do centro e do oeste. E estes centros que floreceron en Xenebra, París, Bruxelas, Hannover, Londres ou Róterdam recolleron a fértil herdanza dos centros americanos e convertéronse non só en referencias da nosa cultura senón tamén en focos de resistencia contra a ditadura franquista en moitos casos e en escolas de democracia e sindicalismo. Hoxe contamos con 413 centros espallados por catro continentes. Centros que continúan a ser núcleos de galeguidade con forte presenza social. Semellante rede é unha regalía da que Galicia dispón gratuitamente e que representa un enorme potencial de oportunidades. Os centros non se limitan a ser hoxe lugares de xuntanza para matar saudades: son oficinas de turismo, plataformas de promoción da cultura galega, espazos de encontro empresarial e cobren múltiples facetas de grande importancia para o desenvolvemento de Galicia. É por iso polo que o movemento asociativo galego no exterior ten tanta importancia histórica e, ao mesmo tempo, tanta proxección de futuro. Sen ánimo de caer en lirismos extemporáneos, podemos afirmar que os centros e institucións galegas no mundo foron unha parte destacadísima do noso máis glorioso pasado e serán, sen dúbida, parte destacadísima do noso máis brillante porvir. Manuel Luís Rodríguez González Secretario Xeral de Emigración
E
El impulso comunitario de la emigración gallega
n la casi totalidad de los destinos a los que la emigración gallega se dirigió a lo largo de más de dos siglos, tuvo lugar la aparición de un asociacionismo étnico sumamente variado que, en definitiva, persiguió el múltiple objetivo de operar como sistema de amparo y protección de los emigrantes, de ofertar diversas fórmulas de sociabilidad, así como de mantener los vínculos con la sociedad de origen, reportando beneficios a las comunidades gallegas, tanto de la Galicia territorial como de la exterior. Inicialmente, ese asociacionismo tuvo una impronta puramente informal que afloró desde el instante mismo de la partida de los emigrantes. Fue así que los muelles de los principales puertos y las travesías efectuadas en los buques que durante tanto tiempo cruzaron el Atlántico jugaron un importante papel como primeros espacios de encuentro en el tránsito hacia la emigración americana, igual que, más adelante, los autobuses y los trenes en las salidas hacia Europa o hacia distintos lugares de la Península. De manera semejante, una vez producida la incorporación a los respectivos medios laborales en los que los gallegos se insertaron según los diferentes destinos, estos operaron como ámbitos favorecedores de la unión entre paisanos que dieron pie al establecimiento de otros vínculos que paulatinamente fueron articulando nuevas fórmulas de sociabilidad. Desde el punto de vista cronológico, los primeros conatos de asociacionismo étnico gallego fuera de Galicia se remontan al siglo XVIII y emergen en torno a elementos de identidad muy primarios, tal y como se demuestra en las aurorales Congregaciones Patronales de Madrid, México o Buenos Aires. Con posterioridad, y a partir del momento en el que la emigración comienza a cobrar carácter masivo, los gallegos participan en la creación del más variado elenco de iniciativas asociacionistas, cuyos objetivos y finalidades se cruzaron, además, con variables de índole temporal y geográfica, según el número de emigrantes llegados a cada enclave en los sucesivos períodos y conforme fuese su procedencia concreta. Esas y otras cuestiones relacionadas con la construcción de las identidades influyeron necesariamente en la dimensión, cantidad y características del societarismo gallego surgido en la emigración que, a lo largo del tiempo, se fue erigiendo en varios planos complementarios entre sí. Desde la creación de los grandes Centros Gallegos y Casas de Galicia extendidos por todo el continente americano y buena parte del territorio peninsular hasta sus homónimos en los países europeos que fueron emplazamientos predilectos de nuestra emigración se recorre un largo trayecto, que no siempre resultó fácil ni cómodo y que, como todos los caminos, se realizó con extraordinarias dosis de esfuerzo, de dedicación y de solidaridad mutua, lo que dio lugar a logros de inestimable valor sobre los que no existe ninguna duda. Pero también, justo es reconocerlo, no en todos los casos hubo arrestos suficientes para vencer las cuantiosas dificultades que salieron al paso y, en ocasiones, las propias limitaciones inherentes a la condición humana, junto con otros factores, dieron al traste con iniciativas que se vieron truncadas o alejadas de su proyecto germinal. Pensamos que Nós mesmos. Asociacionismo galego na emigración, exposición itinerante promovida por el Consello da Cultura Galega y la Secretaría Xeral de Emigración, da cumplida cuenta de todo ello, partiendo de un recorrido sintético sobre la historia de las entidades fundadas por los emigrantes gallegos a través de las propias imágenes y voces de los protagonistas del fenómeno de integración comunitaria. La muestra se articula en siete capítulos y está compuesta por un total de sesenta y dos paneles verbo-icónicos en los que se conjugan escenarios geográficos, momentos cronológicos, así como los principales aspectos susceptibles de atención del tejido societario de la Galicia exterior que, en un fértil juego de interacciones simbólicas, el visitante podrá enriquecer con las experiencias, los conocimientos y los recuerdos que guarda en su bagaje personal. Compostela, febrero de 2008 Pilar Cagiao Vila Vicente Peña Saavedra Arquivo da Emigración Galega, Consello da Cultura Galega
N
O pulo comunitario da emigración galega
a case totalidade dos destinos aos que a emigración galega se dirixiu ao longo de máis de dous séculos, tivo lugar a aparición dun asociacionismo étnico sumamente variado que, en definitiva, perseguiu o múltiple obxectivo de operar como sistema de amparo e protección dos emigrantes, de ofertar diversas fórmulas de sociabilidade, así como de manter os vínculos coa sociedade de orixe, reportando beneficios ás comunidades galegas, tanto da Galicia territorial como da exterior. Inicialmente, ese asociacionismo tivo unha marca puramente informal que aflorou desde o instante mesmo da partida dos emigrantes. Foi así que os peiraos dos principais portos e as travesías efectuadas nos buques que durante tanto tempo cruzaron o Atlántico xogaron un importante papel como primeiros espazos de encontro no tránsito cara á emigración americana, igual que, máis adiante, os autobuses e os trens nas saídas cara a Europa ou cara aos distintos lugares da Península. De maneira semellante, unha vez producida a incorporación aos respectivos medios laborais en que os galegos se inseriron segundo os diferentes destinos, estes operaron como ámbitos favorecedores da unión entre paisanos que deron pé ao establecemento doutros vínculos que paulatinamente foron articulando novas fórmulas de sociabilidade. Desde o punto de vista cronolóxico, os primeiros conatos de asociacionismo étnico galego fóra de Galicia remóntanse ao século XVIII e emerxen arredor de elementos de identidade moi primarios, tal e como se demostra nas aurorais Congregaciones Patronales de Madrid, México ou Bos Aires. Con posterioridade, e a partir do momento en que a emigración comeza a cobrar carácter masivo, os galegos participan na creación do máis variado elenco de iniciativas asociacionistas, cuxos obxectivos e finalidades se cruzaron, ademais, con variables de índole temporal e xeográfica, segundo o número de emigrantes chegados a cada enclave nos sucesivos períodos e conforme fose a súa procedencia concreta. Esas e outras cuestións relacionadas coa construción das identidades influíron necesariamente na dimensión, cantidade e características do societarismo galego xurdido na emigración que, ao longo do tempo, se foi erixindo en varios planos complementarios entre si. Desde a creación dos grandes Centros Gallegos e Casas de Galicia estendidos por todo o continente americano e boa parte do territorio peninsular ata os seus homónimos nos países europeos que foron asentamentos predilectos da nosa emigración percórrese un longo traxecto, que non sempre resultou fácil nin cómodo e que, como todos os camiños, se realizou con extraordinarias doses de esforzo, de dedicación e de solidariedade mutua, o que deu lugar a logros de inestimable valor sobre os que non existe ningunha dúbida. Pero tamén, xusto é recoñecelo, non en todos os casos houbo enerxías suficientes para vencer as cuantiosas dificultades que saíron ao paso e, en ocasións, as propias limitacións inherentes á condición humana, xunto con outros factores, estragaron iniciativas que se viron truncadas ou fastadas do seu proxecto xerminal. Pensamos que Nós mesmos. Asociacionismo galego na emigración, exposición itinerante promovida polo Consello da Cultura Galega e a Secretaría Xeral de Emigración, dá cumprida conta de todo isto, partindo dun percorrido sintético sobre a historia das entidades fundadas polos emigrantes galegos a través das propias imaxes e voces dos protagonistas do fenómeno de integración comunitaria. A mostra articúlase en sete capítulos e está composta por un total de sesenta e dous paneis verbo-icónicos nos que se conxugan escenarios xeográficos, momentos cronolóxicos, así como os principais aspectos susceptibles de atención do tecido societario da Galicia exterior que, nun fértil xogo de interaccións simbólicas, o visitante poderá enriquecer coas experiencias, os coñecementos e os recordos que garda na súa bagaxe persoal. Compostela, febreiro de 2008 Pilar Cagiao Vila Vicente Peña Saavedra Arquivo da Emigración Galega, Consello da Cultura Galega
13 CAPÍTULO I Onde todo comeza 14 • Na procura de novos horizontes 15 • Espazos de encontro 16 • Onde todo retorna
Donde todo comienza • En busca de nuevos horizontes • Espacios de encuentro • Donde todo retorna
17 CAPÍTULO II Baixo a custodia do Apóstolo. Real Congregación de Naturales y Originarios del Reino de Galicia (Madrid, 1740) 18 • Real Congregación del Apóstol Santiago (México, 1747-1768) 19 • A Real Congregación de Naturales y Originarios de Galicia en Buenos Aires, La Habana e outras cidades
Bajo la custodia del Apóstol. Real Congregación de Naturales y Originarios del Reino de Galicia (Madrid, 1740) • Real Congregación del Apóstol Santiago (México, 1747-1768) • La Real Congregación de Naturales y Originarios de Galicia en Buenos Aires, La Habana y otras ciudades
20 CAPÍTULO III Identidades colectivas 21 • Panorámica das sociedades panhispánicas no mundo, 1853-1933 (socorros mutuos, benéfico-asistenciais, sociais, recreativas e culturais, e políticas) 22 • Presenza galega nas asociacións panhispánicas 23 • Sociedades de emigrantes galegos no mundo nos séculos XIX-XX
24 CAPÍTULO IV As grandes sociedades: nacen os centros galegos 25 • Sociedad de Beneficencia de Naturales de Galicia 26 • O Orfeón Ecos de Galicia (La Habana) e outras sociedades musicais 27 • Centro Gallego (Buenos Aires, 1879) 28 • Centro Gallego (Buenos Aires, 1907) 29 • Centro Gallego (Montevideo) 30-31 • Centro Gallego (La Habana) 32-33 • Outras sociedades en América. Os continuadores 34 • Hijas de Galicia (La Habana) 35 • Casa de Galicia (Montevideo) 36 • Hermandad Gallega de Venezuela 37 • Dos centros provinciais ao Centro Galicia (Buenos Aires) 38 • Sociedades de emigrantes galegos na Península Ibérica (1781-1950) 39 • Primeiros centros galegos na Península Ibérica
Identidades colectivas • Panorámica de las sociedades panhispánicas en el mundo, 1853-1933 (socorros mutuos, benéficoasistenciales, sociales, recreativas y culturales, y políticas) • Presencia gallega en las asociaciones panhispánicas • Sociedades de emigrantes gallegos en el mundo en los siglos XIX-XX
Las grandes sociedades: nacen los centros gallegos • Sociedad de Beneficencia de Naturales de Galicia • El Orfeón Ecos de Galicia (La Habana) y otras sociedades musicales • Centro Gallego (Buenos Aires, 1879) • Centro Gallego (Buenos Aires, 1907) • Centro Gallego (Montevideo) • Centro Gallego (La Habana) • Otras sociedades en América. Los continuadores • Hijas de Galicia (La Habana) • Casa de Galicia (Montevideo) • Hermandad Gallega de Venezuela • De los centros provinciales al Centro Galicia (Buenos Aires) • Sociedades de emigrantes gallegos en la Península Ibérica (1781-1950) • Primeros centros gallegos en la Península Ibérica
40 CAPÍTULO V Asociacionismo local 41 • Primeiras tentativas, século XIX 42 • Crecemento e consolidación das asociacións 43 • Chega o esplendor 44-45 • A Federación imponse 46 • Representatividade territorial en Galicia do asociacionismo local da emigración transoceánica 47 • Reorientacións 48 • Esmorecemento, integración e permanencia
Asociacionismo local • Primeiras tentativas, siglo XIX • Crecimiento y consolidación de las asociaciones • Llega el esplendor • La Federación se impone • Representatividad territorial en Galicia del asociacionismo local de la emigración transoceánica • Reorientaciones • Debilidad, integración y permanencia
49 CAPÍTULO VI Éxitos e fatigas 50 • Beneficencia e mutualismo 51 • A saúde do emigrante 52 • Festas e ocio 53 • Distribución territorial das escolas de americanos en Galicia 54-55 • Educar os que quedan, as escolas 56 • Educar os que quedan, os traballos e os días 57 • Educar os que chegan 58-59 • Arte e cultura 60 • Facendo política na terra: O Agrarismo 61 • Facendo política na terra: O Galeguismo 62-63 • Muller e asociacionismo 64-65 • Atención ás persoas maiores 66-67 • Mocidade e cambio xeracional
Éxitos y fatigas • Beneficencia y mutualismo • La salud del emigrante • Fiestas y ocio • Distribución territorial de las escuelas de americanos en Galicia • Educar a los que quedan, las escuelas • Educar a los que quedan, los trabajos y los días • Educar a los que llegan • Arte y cultura • Haciendo política en la tierra: El Agrarismo • Haciendo política en la tierra: El Galleguismo • Mujer y asociacionismo • Atención a las personas mayores • Juventud y relevo generacional
68 CAPÍTULO VII Novos rumbos 68 • Sociedades de emigrantes galegos na Península Ibérica (1951-2007) 69 • Sociedades de emigrantes galegos en Europa (1951-2007) 70-71 • Asociacionismo en España 72-73 • Asociacionismo en Europa 74 • Lei de Recoñecemento da Galeguidade
Nuevos rumbos • Sociedades de emigrantes gallegos en la Península Ibérica (1951-2007) • Sociedades de emigrantes gallegos en Europa (1951-2007) • Asociacionismo en España • Asociacionismo en Europa • Lei de Recoñecemento da Galeguidade
Capítulo I
Onde todo comeza · Donde todo comienza
NÓS MESMOS Asociacionismo galego na emigración
13
Capítulo I
Onde todo comeza · Donde todo comienza
NÓS MESMOS
14
Asociacionismo galego na emigración
Capítulo I
Onde todo comeza · Donde todo comienza
NÓS MESMOS Asociacionismo galego na emigración
15
Capítulo I
Onde todo comeza · Donde todo comienza
NÓS MESMOS
16
Asociacionismo galego na emigración
Capítulo II
Baixo a custodia do Apóstolo · Bajo la custodia del Apóstol
NÓS MESMOS Asociacionismo galego na emigración
17
Capítulo II
Baixo a custodia do Apóstolo · Bajo la custodia del Apóstol
NÓS MESMOS
18
Asociacionismo galego na emigración
Capítulo II
Baixo a custodia do Apóstolo · Bajo la custodia del Apóstol
NÓS MESMOS Asociacionismo galego na emigración
19
Identidades colectivas
NÓS MESMOS
Capítulo III
20
Asociacionismo galego na emigración
Identidades colectivas
Asociacionismo galego na emigración
21 Capítulo III
NÓS MESMOS
Identidades colectivas
NÓS MESMOS
Capítulo III
22
Asociacionismo galego na emigración
Identidades colectivas
Asociacionismo galego na emigración
23 Capítulo III
NÓS MESMOS
Capítulo IV
As grandes sociedades: nacen os centros galegos · Las grandes sociedades: nacen los centros gallegos
NÓS MESMOS
24
Asociacionismo galego na emigración
Capítulo IV
As grandes sociedades: nacen os centros galegos · Las grandes sociedades: nacen los centros gallegos
NÓS MESMOS Asociacionismo galego na emigración
25
Capítulo IV
As grandes sociedades: nacen os centros galegos · Las grandes sociedades: nacen los centros gallegos
NÓS MESMOS
26
Asociacionismo galego na emigración
Capítulo IV
As grandes sociedades: nacen os centros galegos · Las grandes sociedades: nacen los centros gallegos
NÓS MESMOS Asociacionismo galego na emigración
27
Capítulo IV
As grandes sociedades: nacen os centros galegos · Las grandes sociedades: nacen los centros gallegos
NÓS MESMOS
28
Asociacionismo galego na emigración
Capítulo IV
As grandes sociedades: nacen os centros galegos · Las grandes sociedades: nacen los centros gallegos
NÓS MESMOS Asociacionismo galego na emigración
29
Capítulo IV
As grandes sociedades: nacen os centros galegos · Las grandes sociedades: nacen los centros gallegos
NÓS MESMOS
30
Asociacionismo galego na emigración
Capítulo IV
As grandes sociedades: nacen os centros galegos · Las grandes sociedades: nacen los centros gallegos
NÓS MESMOS Asociacionismo galego na emigración
31
Capítulo IV
As grandes sociedades: nacen os centros galegos · Las grandes sociedades: nacen los centros gallegos
NÓS MESMOS
32
Asociacionismo galego na emigración
Capítulo IV
As grandes sociedades: nacen os centros galegos · Las grandes sociedades: nacen los centros gallegos
NÓS MESMOS Asociacionismo galego na emigración
33
Capítulo IV
As grandes sociedades: nacen os centros galegos · Las grandes sociedades: nacen los centros gallegos
NÓS MESMOS
34
Asociacionismo galego na emigración
Capítulo IV
As grandes sociedades: nacen os centros galegos · Las grandes sociedades: nacen los centros gallegos
NÓS MESMOS Asociacionismo galego na emigración
35
Capítulo IV
As grandes sociedades: nacen os centros galegos · Las grandes sociedades: nacen los centros gallegos
NÓS MESMOS
36
Asociacionismo galego na emigración
Capítulo IV
As grandes sociedades: nacen os centros galegos · Las grandes sociedades: nacen los centros gallegos
NÓS MESMOS Asociacionismo galego na emigración
37
Capítulo IV
As grandes sociedades: nacen os centros galegos · Las grandes sociedades: nacen los centros gallegos
NÓS MESMOS
38
Asociacionismo galego na emigración
Capítulo IV
As grandes sociedades: nacen os centros galegos · Las grandes sociedades: nacen los centros gallegos
NÓS MESMOS Asociacionismo galego na emigración
39
Asociacionismo local
NÓS MESMOS
Capítulo V
40
Asociacionismo galego na emigración
Asociacionismo local
Asociacionismo galego na emigración
41 Capítulo V
NÓS MESMOS
Asociacionismo local
NÓS MESMOS
Capítulo V
42
Asociacionismo galego na emigración
Asociacionismo local
Asociacionismo galego na emigración
43 Capítulo V
NÓS MESMOS
Asociacionismo local
NÓS MESMOS
Capítulo V
44
Asociacionismo galego na emigración
Asociacionismo local
Asociacionismo galego na emigración
45 Capítulo V
NÓS MESMOS
Asociacionismo local
NÓS MESMOS
Capítulo V
46
Asociacionismo galego na emigración
Asociacionismo local
Asociacionismo galego na emigración
47 Capítulo V
NÓS MESMOS
Asociacionismo local
NÓS MESMOS
Capítulo V
48
Asociacionismo galego na emigración
Éxitos e fatigas
Asociacionismo galego na emigración
49 Capítulo VI
NÓS MESMOS
Éxitos e fatigas
NÓS MESMOS
Capítulo VI
50
Asociacionismo galego na emigración
Éxitos e fatigas
Asociacionismo galego na emigración
51 Capítulo VI
NÓS MESMOS
Éxitos e fatigas
NÓS MESMOS
Capítulo VI
52
Asociacionismo galego na emigración
Éxitos e fatigas
Asociacionismo galego na emigración
53 Capítulo VI
NÓS MESMOS
Éxitos e fatigas
NÓS MESMOS
Capítulo VI
54
Asociacionismo galego na emigración
Éxitos e fatigas
Asociacionismo galego na emigración
55 Capítulo VI
NÓS MESMOS
Éxitos e fatigas
NÓS MESMOS
Capítulo VI
56
Asociacionismo galego na emigración
Éxitos e fatigas
Asociacionismo galego na emigración
57 Capítulo VI
NÓS MESMOS
Éxitos e fatigas
NÓS MESMOS
Capítulo VI
58
Asociacionismo galego na emigración
Éxitos e fatigas
Asociacionismo galego na emigración
59 Capítulo VI
NÓS MESMOS
Éxitos e fatigas
NÓS MESMOS
Capítulo VI
60
Asociacionismo galego na emigración
Éxitos e fatigas
Asociacionismo galego na emigración
61 Capítulo VI
NÓS MESMOS
Éxitos e fatigas
NÓS MESMOS
Capítulo VI
62
Asociacionismo galego na emigración
Éxitos e fatigas
Asociacionismo galego na emigración
63 Capítulo VI
NÓS MESMOS
Éxitos e fatigas
NÓS MESMOS
Capítulo VI
64
Asociacionismo galego na emigración
Éxitos e fatigas
Asociacionismo galego na emigración
65 Capítulo VI
NÓS MESMOS
Éxitos e fatigas
NÓS MESMOS
Capítulo VI
66
Asociacionismo galego na emigración
Éxitos e fatigas
Asociacionismo galego na emigración
67 Capítulo VI
NÓS MESMOS
Novos rumbos · Nuevos rumbos
NÓS MESMOS
Capítulo VII
68
Asociacionismo galego na emigración
Novos rumbos · Nuevos rumbos
Asociacionismo galego na emigración
69 Capítulo VII
NÓS MESMOS
Novos rumbos · Nuevos rumbos
NÓS MESMOS
Capítulo VII
70
Asociacionismo galego na emigración
Novos rumbos · Nuevos rumbos
Asociacionismo galego na emigración
71 Capítulo VII
NÓS MESMOS
Novos rumbos · Nuevos rumbos
NÓS MESMOS
Capítulo VII
72
Asociacionismo galego na emigración
Novos rumbos · Nuevos rumbos
Asociacionismo galego na emigración
73 Capítulo VII
NÓS MESMOS
Novos rumbos · Nuevos rumbos
NÓS MESMOS
Capítulo VII
74
Asociacionismo galego na emigración
N贸s