El amor y el trabajo

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EL AMOR

Y EL TRABAJO



EL AMOR

Y EL TRABAJO María Folguera



Pr贸logo



Cristina Vinuesa Muñoz

No hay amor sin esfuerzo, ni esfuerzo sin sufrimiento Busco […] utensilios quirúrgicos perfectos con los que modificarte, abrirte, examinarte, conocerte mejor que nadie. Estelle Talavera Baudet Introducción Averiguar cómo es el cuerpo humano por dentro, como a través de un telescopio, querer explorarlo, tocar sus órganos internos, oler los fluidos corporales, desear observar cómo corre la sangre por las venas y bombea el corazón hasta vislumbrar, en algún recoveco de carne o músculo, un atisbo de amor o cualquier otro tipo de emoción, tal es el propósito teatral de María Folguera (Madrid, 1984), en su corta pero intensa trayectoria. Tanto en Hilo debajo del agua (2009) como en El amor y el trabajo (2011), la joven dramaturga parece orientar su búsqueda creativa a establecer un puente poético y metafórico entre el cuerpo humano y las emociones contradictorias que alberga.

Cristina Vinuesa Muñoz es profesora titular del departamento de Filología francesa en la Universidad Complutense de Madrid.



Lo que diremos:


Michela Depetris en El amor y el trabajo. La Casa Encendida, Madrid, 2011. Foto: Irina Santos.


Primera parte: «El peso»



1- Somos cuatro en escena. Vas a cumplir treinta y tres años el año que viene. Debes saber que a los treinta y tres años murió Catalina de Siena, patrona de Italia. Eres la mayor de 7 hermanos. Catalina era la menor de veinticinco hermanos. Tú naciste en 1978, el primer año de Karol Wojtyla como Papa. Catalina es de 1347, el año en que la peste negra se extiende en Europa. Tú aprendiste a leer en el colegio, porque te enseñó la profesora Anna Maria D’Arcangelo. Catalina aprendió a leer y escribir sola. A los doce años, tus padres querían casarte con un hombre mucho mayor que tú, pero tú te cortaste el pelo en señal de rebeldía. A los dieciocho entraste en el convento. A los diecinueve tocaste por primera vez a Jesucristo, que se te apareció, para celebrar su matrimonio místico contigo, y te puso en el dedo un anillo hecho con el pellejito de su propia circuncisión. Desde entonces, todavía llevas ese anillo, pero es un anillo invisible, solo tú puedes verlo. A los veintidós años, viste por primera vez el cielo, el infierno y el purgatorio, y escuchaste una voz que te ordenó: Abandona la vida contemplativa y ponte a trabajar. Y te convertiste en una política y diplomática brillante, que intervenía en los conflictos entre los estados italianos y los papas.

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A los veintisiete años, te despertaste un día, te miraste los pies, las manos y el costado, y descubriste los estigmas, las heridas que tenía Jesús en la cruz, y esta vez también eran invisibles, solo tú podía verlas. Un día, Catalina estaba curando a una mujer enferma de cáncer de pecho y sintió asco al tocarla. Para castigarse a sí misma, y mirar a su propio asco, metió los dedos en el pecho de la enferma y se bebió el pus. Por la noche se le apareció un dios y le dijo que solo aquellos que se atreven pueden probar a Dios. Y Catalina puso los labios en las heridas de Jesucristo y bebió. 2- La más pequeña me pregunta Qué me pasa. Me pasa que he tenido la suerte de ver a mi padre cubierto de sangre, pero no era la guerra, y no era mi sangre. Mi padre estaba subido a una roca a la orilla del río, y había cazado un animal. Estaba vaciando al animal. Lo abría en canal, sacaba las vísceras, echaba las vísceras a la orilla del río, y el hígado caía, pesado y oscuro, en la orilla. Entonces yo le preguntaba: ¿Esto se queda aquí? Y él me respondía: No, esto se lo come un zorro. Y nos alejábamos de la orilla del río, y mi padre llevaba al animal a la espalda. La sangre le caía a lo largo del pecho, pero se había puesto un plástico para protegerse del animal, para no llevar el cadáver pelo con piel. Luego nos subíamos al jeep, y mi padre ponía el plástico en el maletero, y al animal encima del plástico. Y el jeep se alejaba del río hasta la casa. 3- La más alta me mira y me lo dice. Para mí, el amor y el trabajo no están divididos, no existe una palabra sin la otra, están confundidos. Todo forma parte del mismo caos. Yo Quiero saber guardar silencio Quiero mear de pie Quiero mear en medio de la calle Sin que nadie me lo prohíba Sin que nadie diga nada Quiero las marcas de la calle

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Quiero las marcas del trabajo Ya estoy marcada por el trabajo Pero quiero que me quieran Por las marcas del trabajo Quiero cicatrices Quiero ser 煤til Quiero negociar Quiero ser deforme Y que me sigan queriendo Quiero tener una edad Y que me quieran por mi edad Muchas veces que me quieran por mi edad que me quieran muchas veces Quiero pelearme Quiero pelearme y divertirme Quiero elegir mi propio peso Quiero transformar el peso en elecci贸n Para m铆, el peso es una elecci贸n.

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Folguera, María El amor y el trabajo. Madrid Editorial Continta Me Tienes, colección Escénicas, noviembre 2012. 60 pp. 15 x 19 cm. Depósito legal: ISBN: 978-84-937690-7-9 821.134.2-2 Literatura española. Teatro DD Teatro/Textos teatrales

Continta me tienes C/ Belmonte de Tajo, nº 55, 3 C 28019, Madrid Teléfono: +34 91 469 35 12 www.contintametienes.com info@contintametienes.com Diseño cubierta: Reviravoltas y Silvia Chiclana Diseño páginas interiores: Moisés Andrade



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