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“No tiempo” un relato de Tirsa Caja

No tiempo

Estando en las esferas por las márgenes interminables del pedrisco, vi un guijarro que derretía canciones y estas batían palmas, lo elevaban por las espirales de la luz y luego lo lanzaban al vértigo.

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Allí mismo tuve una conversación con las manecillas del reloj. En realidad pensábamos lo mismo acerca de la inutilidad. Una de las agujas se llamaba Sartre y la otra no. Nunca estaba de acuerdo con su compañera y sin embargo solo podían funcionar y, por tanto tener sentido, si es que lo hubiera, juntas.

Este es el problema de la humanidad ─ les dije a las piedras, precisamente a ellas porque no tienen oídos.

Este es el problema ─ volví a decir a posta para que no me oyeran.

Las manecillas seguían con su pelea metafísica. Pensaron incluso en descoyuntarse porque no tenía sentido contar el tiempo todo el tiempo y más cuando este no existe, como era bien probado.

Vueltas, vueltas, vueltas, para no llegar nunca a tiempo. Porque no hay tiempo ni nada ni bla bla bla ─dijeron.

Las manecillas tenían los segundos contados.

Y bla bla bla, ─seguían argumentando, dándose mucha prisa por la falta de tiempo. Y yo por las alturas sin hacer pie y todas las piedras sordas y todas las aves sin paracaídas.

Conclusión: Una pareja es lo mismo que una paradoja.

Mirador

Afurada, un barrio de pescadores en Gaia, con vista para la ciudad de Porto. A este espacio lleno de vida, se desplazó António Cruz Rodrigues, durante cuatro años desarrollando un trabajo sociológico en ese lugar de lavanderas, tendederos y un sin fin de personajes. “Afurada - un pedazo de humanidad” es el resultado de esa investigación y el título de la Exposición/Instalación que tuvo lugar en Lisboa, donde también colaboraron Eduardo Côrte-Real con los dibujos y Manuela Sola Castro con los textos.

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