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Carnet de identidad

que acompaña a las fotografías que Guadalupe Boncompte tomó durante un viaje a Japón y que ha compartido con nosotros. De la mano de Miguel Cuerdo Mir, Territorios diversos nos invita a pasear por la ciudad en busca de la fuente primera, esa que mana del pecho de Machado. Y en Poeta a la carta, Marga Mayordomo recibe con los brazos abiertos a Adrienne Rich, esa poeta que «sentada entre la estufa y las estrellas» supo como ninguna otra iluminar la oscuridad del mundo con la suya propia.

Suenan las campanas de la parroquia de San Lorenzo y, por un momento, me parece estar dentro de un poema de Confia en la gracia, el libro que hace pocos meses ha publicado Olvido García Valdés. Son líneas tan hermosas y responden tan sabiamente a la cuestión que nos ocupa, que no puedo dejar de compartirlas:

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(…) un reloj

con once campanadas sonando al sol, ¿Quién

era? Me voy a trabajar, dos veces dijo

y dejó rara una palabra, beatitud

de la vida o de lo vivo, no sagrada, de la

vida o lo vivo en invierno.

Antes de dejaros con la lectura, quiero aprovechar este editorial para, en nombre de todos los ConVersos, felicitar a nuestra querida Carmen Crespo que ha ganado el XXXI Premio Nacional de Poesía José Hierro, por el poemario en sí ni un solo momento. Y ahora sí: Ojalá disfrutéis de la revista.

Nieves Pulido

Poeta a la carta

Marga Mayordomo nos acerca a Adrienne Rich, la poeta que “quemó” la palabra para que de sus cenizas renaciera un nuevo lenguaje: un lenguaje que enfatizara la mudanza del mundo y concediera visibilidad al uso de la palabra desde la experiencia femenina.

La figura de Adrienne Rich es una de las más importantes en la literatura y en el discurso feminista contemporáneo en EE. UU. Desde muy joven recibe numerosos premios, entre otros el National Book Award en el año 1974, que aunque rechazado a nivel individual, fue aceptado conjuntamente con Alice Walker y Audre Lorde en nombre de las mujeres, así como por la lucha y las desigualdades de éstas durante la historia. También rechazó Adrienne Rich en 1997 la National Medal for the Arts, y en este caso fue la imposibilidad, en sus palabras, de aceptar el premio de manos de un gobierno (el de Bill Clinton) que permitía y era parte de tantas injusticias y desigualdades en EE. UU. Su obra, especialmente su poesía, se considera pionera al introducir un tipo de lenguaje que Adrienne Rich se preocupa por cuidar literaria e ideológicamente, dándole una forma y un sentido particulares que nunca ocurren al azar y siempre contiene, tras él, un meditado y elaborado mensaje.

Nació en Baltimore, Maryland, en una familia tradicional, hija de un médico y una pianista. Desde pequeña sintió pasión por la escritura y, muy animada por su padre, empezó a escribir poemas al estilo de sus poetas favoritos. Se graduó de la Universidad de Radcliffe en 1951, con una licenciatura en Estudios ingleses. Rich se casó y tuvo tres hijos. En sus primeros años de casada ya siente la carga que supone vivir dentro de las convenciones del ser madre y esposa, así como vivir en el continuo dilema entre la vida que lleva y la libertad que desea. Todos estos temas se verán reflejados en su obra, donde se examinan y desafían las normas sociales y las diferencias de poder entre hombres y mujeres, así como la denuncia de otras injusticias sociales y políticas. Diecisiete años después de casarse, abandonará a su marido, que se suicidaría un año después. Seis años más tarde, Rich se uniría sentimentalmente con su editora, declarándose lesbiana.

Dentro de la carrera literaria de Rich, se puede hablar de tres frases fácilmente diferenciables:

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