El capital y la trampa de la deuda, aprendiendo de las cooperativas en la crisis global

El capital y la trampa de la deuda

El capital y la trampa de la deuda

Aprendiendo de las cooperativas en la crisis global Claudia Sรกnchez Bajo y

Bruno Roelants

Prefacio por

Ian MacPherson

© Claudia Sánchez Bajo y Bruno Roelants 2011 Prefacio © Ian Macpherson 2011 Traducción al español por Claudia Sánchez Bajo

Tucumán Nº 1621 – Planta Baja C1050AAG – Ciudad Autónoma de Buenos Aires Tel: +54 11 4371 7572 – editorial@intercoop.coop h(p://intercoop.coop ISBN: 978-987-1596-15 Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723 No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446 Resumen: “La crisis financiera destruye riqueza pero es también una formidable oportunidad para desvelar las formas en que la deuda puede ser u'lizada para regular el sistema económico. Este libro u'liza cuatro estudios de caso de coopera'vas para brindar un profundo análisis sobre cómo ellas han enfrentado la crisis y con'nuado a generar riqueza” – Provisto por la editorial Catálogo de la Biblioteca del Congreso Sanchez Bajo, Claudia B. Capital and the debt trap: learning from coopera'ves in the global crisis/Claudia Sanchez Bajo, Bruno Roelants. p. cm.

Catálogo de la Cámara Argen'na del Libro CDD 334 - Coopera'vismo.

Diseño de tapa y diagramación: Paula Caro Impreso y encuadernado en Argen na en diciembre de 2012 por InterCoop, Editora Coopera va Limitada.

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Índice de contenidos Lista de recuadros, gráficos y cuadros Prefacio, por Ian Macpherson Agradecimientos

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Introducción

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¿La madre de todas las crisis?

Introducción Cómo empezó todo: el mercado inmobiliario de las hipotecas “sub-prime” en los EE.UU. Peligro a la vista El estallido de la burbuja global Destrucción de la riqueza Hogares y pensiones Puestos de trabajo y plantas Comercio e inversión Poniendo freno a la crisis Ayudas estatales a los bancos: solvencia y nacionalización Paquetes de estímulo El gasto y la solvencia del Estado Los gobiernos frente a la crisis de la deuda pública ¿Qué estrategias se han intentando para retomar el crecimiento?

Política tecnológica e industrial Regionalismo y desapalancamiento Invirtiendo en materias primas y PyME Regulación para contener los peores excesos de bancos y prestamistas Conclusión Causas y mecanismos: la crisis como trampa de la deuda Introducción Hipótesis relativas a las causas Las hipótesis individualistas La hipótesis monetaria Modelos empresariales problemáticos La hipótesis de reproducción sistémica Las tres trampas La trampa del consumo La trampa de la liquidez La trampa de la deuda Conclusión

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Desplazamiento del control versus la propiedad Introducción La importancia de discutir la organización de las entidades económicas Propiedad y control La evolución de los conceptos de propiedad y control Financiarización Tecnificación El control versus la propiedad en las funciones económicas fundamentales La función del inversor La función del productor La función del consumidor Conclusión Cooperativas: importancia, resiliencia y racionalidad Introducción Críticas a las cooperativas La importancia económica y social de las cooperativas en el mundo La importancia económica La importancia social y laboral Las contribuciones económicas y sociales que no pueden ser medidas con métodos convencionales La resiliencia de las cooperativas a la crisis Comprendiendo la esencia de la racionalidad cooperativa Los estándares cooperativos internacionales El primer estrato en la comprensión de la racionalidad cooperativa: la definición internacional El segundo estrato en la comprensión de la racionalidad cooperativa: los principios operativos Los valores cooperativos Mutuales, un tipo muy similar de organización económica Un enfoque de economía política aplicado a las cooperativas La cooperativa de buzos y pescadores de la Isla Natividad, México: gestionando los recursos naturales para generar riqueza Introducción La evolución de la cooperativa La organización interna, el impacto de la crisis y los partenariados Gestionando los recursos naturales Conclusión: vinculando los intereses de largo plazo del medio ambiente con los económicos y sociales

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Ceralep Société Nouvelle, Francia: David y Goliat en la economía global Introducción Evolución de Ceralep hasta 2003 Petición de quiebra De la liquidación al establecimiento de la cooperativa Movilización de la comunidad y recaudación de fondos La cooperativa Ceralep Société Nouvelle Principales enseñanzas de la experiencia de Ceralep, tal como la perciben los participantes Inversores absentistas versus productores de la economía real Cómo Ceralep fue transformada en cooperativa Sobre el modelo cooperativo Conclusión El Grupo Cooperativo Desjardins: un movimiento financiero para el desarrollo de Quebec Introducción Los primeros pasos de Desjardins La Gran Depresión: una oportunidad de crecimiento para la red de Desjardins El período de posguerra, los años 1960 y 1970: el debate sobre las pautas de consumo Las décadas de 1980 y 1990: el acuerdo de libre comercio de América del Norte y la globalización El debate interno sobre la reestructuración del grupo en la década de 1990 Entre el 2000 y la crisis global: La gran transformación de Desjardins La crisis global y el futuro Conclusión El Grupo Cooperativo Mondragón: desarrollo local con visión global Introducción La primera fase: educación e investigación, autofinanciamiento y desarrollo empresarial (de 1943 a 1979) Los primerísimos pasos Las características básicas de una cooperativa de Mondragón El nacimiento y desarrollo de las instituciones soporte del grupo Cómo el banco se involucró en la creación y el desarrollo temprano de las cooperativas La segunda fase: la crisis económica, la entrada en la UE, la globalización (de 1980 a 1991) La crisis a inicios de los años 1980 La entrada en la UE y el inicio de la reestructuración del grupo Mondragón La tercera fase: el desarrollo de la Corporación Mondragón (de 1991 a 2008) Implementando el proceso de reestructuración Expansión e internacionalización Nuevos mecanismos financieros La evolución en el sector de la distribución -VII-

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Explorando nuevas actividades: los servicios sociales Educación e investigación académica Investigación y desarrollo La cuarta fase: la gestión de la crisis (de 2008 a 2010) El impacto de la crisis sobre Mondragón Lo que hace el grupo para contrarrestar los efectos de la crisis Conclusión: las principales lecciones del grupo Mondragón El esfuerzo por crear trabajo sostenible Fuerte énfasis en la educación y la formación, conducentes a un proyecto de sociedad La solidaridad y la cooperación entre empresas, combinado con un enfoque empresarial riguroso Equilibrio y adaptación al cambio ¿Es replicable el modelo de Mondragón?

La crisis global: madre de todas las advertencias Introducción Apartándose del sendero trillado La contribución directa de las cooperativas a la economía Contribución Sistémica Incidencia en actividades económicas claves Creando riqueza compartida La contribución indirecta de las cooperativas a la economía como fuente de inspiración Podría vislumbrarse el cambio en el horizonte

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Reflexiones actualizadas Notas

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Lista de entrevistados

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Bibliografía

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Índice temático

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Lista de recuadros, gráficos y cuadros Recuadros 1.1 Obligaciones de deuda colateralizadas (CDO) 1.2 Seguros contra los impagos de deuda (CDS)

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Gráficos 6.1 Relación de control de Ceralep 8.1 Estructura básica de una cooperativa de Mondragón

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Cuadros 4.1 Volumen de negocios de las cooperativas en los países del G-10 y su participación en el PIB nominal 6.1 Comparación de las cifras anuales de la producción de Ceralep

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Prefacio Como forma de organización económica, la cooperativa ha existido por más de dos siglos. En la actualidad, ha sido ampliamente adoptada por todas las culturas principales y prácticamente por todos los países; las Naciones Unidas estiman que ayudan a aproximadamente la mitad de la población mundial a cubrir al menos una necesidad importante. Las personas involucradas con las cooperativas han participado en largas y a menudo fascinantes discusiones sobre sus contribuciones económicas potenciales, sus valores y principios subyacentes, su praxis operativa y sus cualidades distintivas. Debido a tales discusiones así como a la amplia diversidad de tipos de cooperativas y los variados contextos en los cuales existen, las cooperativas pueden parecer opacas – el gran tamaño del movimiento es un enigma – en la mente popular.

Las cooperativas y sus movimientos, de hecho, no han comúnmente recibido el interés y el respeto que merecen. Por lo general, se les menciona poco en los discursos públicos, incluso en lugares y en relación con asuntos donde podrían ser particularmente útiles. Son casi enteramente ignoradas por la mayoría de los círculos académicos, incluyendo aquellos de países donde sus contribuciones son obviamente significativas. Suelen ser subestimadas en el desarrollo de las políticas públicas, aunque los gobiernos de diferentes épocas, lugares y situaciones las hayan hallado útiles a menudo. Han sido sujeto de críticas cuestionables y desinformadas y, lo que es más grave, marginalizadas y trivializadas por expertos y defensores de firmas capitalistas. Han sido a menudo dadas por descontado o cooptadas en algunos países donde el estado ha jugado un papel económico enérgico y dominante.

En contraste con esta situación más bien desalentadora y frustrante, este libro ofrece una consideración reflexiva y emocionante de las funciones que las cooperativas pueden desempeñar – y que se debería esperar que desempeñen – hoy en día. De entre las muchas dimensiones importantes que caracterizan el movimiento, se pueden observar cinco de particular importancia.

La primera es el contexto dentro del cual el libro está enmarcado. El libro comienza con una discusión de algunos de los principales temas de actualidad que enfrenta el mundo de hoy y no con una discusión “encerrada en sí misma” sobre las cooperativas. Brinda una discusión fuerte y estimulante sobre el colapso financiero de los años recientes. Examina lo que los autores consideran ser las “trampas” económicas claves de nuestros tiempos – en la práctica de consumo, la capacidad de liquidez y la acumulación de la deuda. Esta discusión se convierte así en el marco dentro del cual el modelo cooperativo y sus opciones van a ser considerados a continuación.

En otras palabras, el propósito fundamental de los autores es tratar – de manera realista y precisa - cómo y por qué las cooperativas deberían ser vistas como actores importantes en la eco-XI-

Prefacio

nomía internacional actual y no como meros “complementos añadidos” cuando la “empresa auténtica”, por cualquier razón, no es íntegramente eficaz. Los autores no caen en esta trampa, tan a menudo evidente entre los autores interesados en cooperativas, satisfechos con presentar declaraciones piadosas sobre el valor del cooperativismo. El libro se basa en un examen de la situación global actual bien informado y cuidadosamente argumentado; un examen que, a su vez, hace que lo que los autores tienen que decir acerca de las cooperativas resulte especialmente útil y perspicaz.

Al mismo tiempo, sin embargo, la segunda dimensión más visiblemente importante del libro es la manera en que los autores toman seriamente los valores y principios subyacentes sobre los cuales se basan el movimiento cooperativo y sus instituciones. Comprendiendo la importancia fundamental de ese ejercicio, se dan cuenta de que los valores y los principios son centrales para las cooperativas – no sólo un artilugio heredado o una búsqueda de ventajas de mercado en una época en que la empresa “social” está de moda. Al fin y al cabo, son lo que hace que el modelo cooperativo tenga particular relevancia en la era moderna.

En tercer lugar, el libro ofrece un estimulante debate sobre la importancia del control en la economía. Describe los modos en los que los sistemas financieros actuales y los beneficios de corto plazo para unos pocos han desplazado el control, incluso en firmas capitalistas y en el marco de la economía global. Muestra como tal desplazamiento ha distorsionado el “valor real” de lo que las personas producen y consumen. Esta consideración conduce invariablemente a un debate sobre la importancia del “control” dentro de las cooperativas. La misma estructura de la empresa cooperativa, la cual se esfuerza por sostener formas de democracia económica, proporciona la piedra angular para albergar el control en las manos de los actores participantes, normalmente socios consumidores o productores. Mantener y refinar dicho control, sin embargo, será siempre un desafío, incluso en una época de crecientes posibilidades de comunicación. Es un desafío que los cooperativistas y las organizaciones cooperativas tienen que abordar constantemente y más profundamente. Es también una dimensión del cooperativismo que el mundo exterior tiene que apreciar más plenamente.

En cuarto lugar, el libro proporciona estudios de casos de muy diferentes clases de organizaciones cooperativas en cuatro circunstancias diversas en México, Francia, España y Quebec.

Estos casos demuestran la variedad de la empresa cooperativa. Se muestran las diferencias en los enfoques, la importancia de las circunstancias culturales y locales y la versatilidad de la capacidad empresarial cooperativa. Son un gran aliciente para la reflexión: se trata de organizaciones que responden y hacen frente a algunos de los cambios económicos y sociales más importantes de estos tiempos. Demuestran que necesitamos mucho más estudio, más investigación en el campo de lo que podría ser denominado “Estudios Cooperativos”.

Finalmente, el libro es particularmente interesante porque aborda el entramado global. Considera las instancias superiores del cambio económico y social y no sólo los logros y victorias locales. Es una excepción refrescante, poco común, dentro de la intensa literatura sobre el mo-XII-

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vimiento cooperativo. Siempre existe el peligro en los escritos cooperativos y en el ámbito de los estudios cooperativos de quedar fascinados con los inicios de las cooperativas, con los logros de pequeños grupos de personas que enfrentan la adversidad y toman en sus manos las oportunidades que individualmente no podrían alcanzar; con lo que se podría llamar el “Romanticismo de la Cooperación”. Hay una frecuente tendencia, dentro y fuera del movimiento, a sospechar de las grandes organizaciones, con cooperativas que se tornan prominentes y se implican con energía en la economía general.

Este libro es una excepción imaginativa y cuidadosamente formulada a tales tendencias. Se atreve a postular la posible centralidad de la empresa cooperativa ahora y en el futuro. Se une a algunas otras obras de erudición recientes en la exploración rigurosa y exigente de la situación actual y sugiere por qué y cómo el modelo cooperativo es tan importante. Merece ser leído por un amplio público y discutido tanto dentro del mundo cooperativo como fuera del mismo, trascendiendo los límites que por tanto tiempo han dividido a los partidarios de las cooperativas y el público en general.

Es una importante declaración de apertura, esperando que sea la primera de varias que profundicen las celebraciones del Año de Naciones Unidas de las Cooperativas en 2012. Plantea muchos de los temas que precisan ser debatidos más plenamente y proporciona un marco particularmente útil dentro del cual dichos debates pueden tener lugar”.

IAN MACPHERSON Profesor Emérito de Historia de la Universidad de Victoria Victoria, Columbia Británica, Canadá

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Agradecimientos Nuestro primer agradecimiento está dirigido a nuestros mentores que ya nos han dejado: el Profesor Jorge Schvarzer, quien fue examinador de la tesis de Doctorado de Claudia Sánchez Bajo y apoyó su proyecto de enseñanza en la Universidad de Kassel en el marco del programa DAAD alemán; y Lu Guangmian, Que Bingguang e Yves Régis, quienes presentaron el mundo de las cooperativas a Bruno Roelants.

A continuación, deseamos agradecer a las personas cuyas aportaciones e iniciativas fueron fundamentales para animarnos a redactar este libro: en primer lugar, al Profesor George Irvin de la School of Oriental and African Studies (SOAS) de Londres; Eva Nothomb y Amad Aminian, quienes nos invitaron a dar una conferencia sobre las tendencias en el consumo en el Centro Cultural Omar Khayam de Bruselas y que sirvió como base para la sección sobre la trampa del consumo del Capitulo 2 y la sub-sección sobre la función del consumidor en el Capitulo 3; Y al ex subdirector regional para Asia y el Pacífico de la Alianza Cooperativa Internacional, Rajiv Mehta, por haber invitado dos veces a Bruno Roelants a para hacer presentaciones sobre las cooperativas y la crisis en las reuniones de 2008 y 2009 en Asia. Esto nos dio la ocasión de recibir una retroalimentación muy útil de los representantes de gobiernos y de federaciones de cooperativas de Asia. Estamos también agradecidos a tres altos directivos bancarios de bancos cooperativos franceses, Jean Claude Detilleux, Jean-Louis Bancel y Etienne Pflimlin, cuyos puntos de vista sobre la crisis fueron muy provechosos. Gracias a Imad Tabet y Marc Spiker por su valiosa información sobre las Normas Internacionales de Información Financiera y su evolución.

Agradecemos asimismo los comentarios de los revisores anónimos durante el proceso de redacción a y a la editora Taiba Batool, de Palgrave, por su fe en el proyecto.

Las personas que nos ayudaron en los estudios de casos empíricos merecen especial reconocimiento: en relación con la cooperativa de pescadores de Natividad en México, el presidente Esteban Fraire por la entrevista y toda la información que nos proporcionara. Para el caso Ceralep, Michel Rohart, agradecemos al director de la Unión Regional Ródano-Alpes de Cooperativas de Trabajo basada en Lyon, por haber organizado todas las entrevistas; a Robert Nicaise, presidente de la cooperativa, por su cálida recepción en la fábrica y por su introducción a los diversos entrevistados, primero y principal a los trabajadores; y a Dominique Artaud por su relectura precisa y su corrección del capítulo. Para el caso de Desjardins, a Ann Lavoie por presentarnos a los varios entrevistados y a especialistas; a Alban D’Amours por su paciente relectura y comentarios; y a Pierre Poulin por todo el material que nos enviara y la relectura y corrección de toda la información histórica. En el caso de Mondragón, a Mikel Lezamiz que nos ayudó a identificar a los entrevistados y organizar las entrevistas; a Adrián Zelaia por sus con-XV-

Agradecimientos

sejos y aportes; y a Javier Salaberría por releer y corregir el capítulo. Es además nuestro deseo agradecer muy afectuosamente a todas las personas entrevistadas en los cuatro casos empíricos, cuya lista se halla al final de este libro.

Varias personas nos facilitaron valiosas informaciones sobre las cooperativas. En cuestiones internacionales sectoriales, agradecemos a Rodrigo Gouveia y a Thomas Van Zwol en el sector de consumo / y de venta al por menor, a David Rodger sobre las cooperativas de vivienda y a todo el personal de CICOPA / CECOP de cooperativas industriales y de servicios, en especial por las dos encuestas mundiales sobre la capacidad de resiliencia de las cooperativas frente a la crisis. Al nivel nacional, muchas gracias a Yoshiko Yamada de Japón, Hazel Corcoran de Canadá, Tian Lihua de China, Antesh Kumar de la India, Natasha Pruttskova de Rusia, Joana Nogueira de Brasil, Mervyn Wilson del Reino Unido, Caroline Naett y Gérard Leseul de Francia, Stefania Marcone de Italia, Paul Armbruster y Klaudia Marcus de Alemania, y Carlos Lozano de España.

También queremos dar las gracias a Claire Orts por su ayuda en la corrección de las pruebas y a María López de Verolo, Odile Van der Vaeren y Albert Cartón por las estimulantes discusiones mantenidas. Estamos también agradecidos a nuestras familias y amigos que nos apoyaron fielmente en este proyecto.

Los autores y editores desean agradecer a las siguientes organizaciones por sus autorizaciones para reproducir material sujeto a derechos de autor: la Institución Brookings, el Departamento de Innovación y Capacitación del gobierno del Reino Unido, el Dow Jones, el EU Observer, el Daily Telegraph, el Banco Central Europeo, la Fundación de Contabilidad Financiera, la Fundación Nobel y la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo (CNUCED).

Se han hecho todos los esfuerzos para ubicar a los titulares de los derechos pero, si alguno hubiera sido acaso pasado por alto inadvertidamente, les rogamos contactar los autores o la editorial.

Finalmente, queremos expresar nuestro agradecimiento especial a las personas del pueblo de Corezzo en las montañas de Toscana en Italia, por su sostén en la etapa final del proceso de redacción del borrador y por su don humano para la paciencia, la resiliencia y la sabiduría.

CLAUDIA SÁNCHEZ BAJO

BRUNO ROELANTS

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Introducción

¿Qué está sucediendo a la economía global? ¿Cómo entender la crisis financiera y económica global que todavía causaba estragos en la economía real en 2011? A pesar de que probablemente continuaremos a discutirlo durante las próximas décadas, las primeras explicaciones que vienen a la mente son la crisis de las hipotecas de vivienda en los EE.UU. denominada “sub-primes” y las compañías financieras que dejaron de prestarse entre sí.

Después de la caída de Lehman Brothers, el cuarto banco de los EE.UU., en septiembre de 2008, el pánico mundial estalló, difundiendo la crisis más allá de aquel país. Para salvar el sistema en su conjunto, los gobiernos intervinieron generosamente inflando sobre la marcha los déficits estatales. Mientras el sistema financiero fue salvado, la economía real, las empresas, los hogares y las personas comenzaron a sufrir las consecuencias de la contracción del crédito. Con el tiempo, muchos estados-nación se han visto sometidos a una cura monetarista, restringiendo el gasto y los servicios públicos.

Para la mayoría de la gente, la crisis fue una sorpresa, ya que se había convertido en lugar común decir que una nueva economía estaba en ciernes. Un nuevo orden de cosas iba a relegar los ciclos económicos al pasado. Esta nueva economía, altamente financiarizada, prosperó con las reformas estructurales del Estado, caracterizadas por políticas de desregulación, privatización y liberalización, mientras el Estado hacia retroceder sus facultades regulatorias. El gobierno se redujo mientras muchas entidades económicas privadas importantes, en particular las instituciones financieras y las empresas transnacionales (ETN), se extendieron más y más. Estas políticas fueron concebidas como parte del “neoliberalismo” o del llamado “consenso de Washington”. Se produjo a continuación una globalización financiera y económica a través de la construcción de cadenas globales de finanzas, producción y distribución altamente interconectadas. Se esperaba obtener así un “lock in”, es decir un encierro ad eternum de las reformas nacionales, protegiendo a los estados de clivajes ideológicos y presiones políticas. Un “mercado libre” podría al fin evolucionar en tendencia alcista, unilineal y constante, cuyos beneficios se filtrarían con el correr del tiempo como por efecto de goteo.

En un duro contraste, en septiembre de 2008, nos enfrentamos a un colapso casi espontáneo -1-

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de toda actividad económica y financiera. Ya se habían producido otras crisis en distintos países y continentes pero, esta vez, la economía globalizada y altamente interrelacionada resultó abrumada en su totalidad.

Se desencadenaron acalorados debates sobre la responsabilidad, la culpa y el castigo. ¿Quién era el responsable de la crisis? ¿Eran los mercados insuficientemente regulados, motivados por la especulación, incluyendo las prácticas extrabursátiles llamadas “sobre el contador” (OTC en siglas en inglés) y las cuantiosas recompensas? ¿Fue a causa de individuos que se aprovecharon del crédito fácil gracias a la política laxista del gobierno? ¿Estados que permitieron una alta dispersión de los organismos reguladores hasta hacerles perder su capacidad de supervisión? ¿O quizás, habría sido consecuencia de unos pocos operadores codiciosos? ¿Cuál fue la receta para el desastre? La conclusión prevalente parece ser que los bancos deben ser refrenados mientras todos los actores deberían ser moralizados.

En este libro exploramos las causas de esta crisis global, penetrando en las capas más profundas del análisis (tres mecanismos de construcción de trampas y un cambio en los patrones de control como la causa más profunda), vinculando el nivel macro al micro, las instituciones financieras y la economía real. En segundo lugar, traemos a consideración elementos de inspiración tomados de la experiencia concreta de cooperativas y de su capacidad de resistencia durante la crisis, en la búsqueda de soluciones dirigidas tanto a la prevención de crisis futuras como a la creación de riqueza general.

A pesar de que el mundo entero ha sufrido las consecuencias de la crisis financiera y económica, este libro centra su atención en América del Norte y Europa, ya que estas dos regiones han estado en el centro de la crisis. En cuanto a los países en desarrollo y emergentes, China recibe una atención especial dada su posición clave en la economía mundial.

En primer lugar, revisaremos el desarrollo temporal de la crisis y sus consecuencias que aún perduran, el grado de destrucción de riqueza en su sentido más amplio, los principales temas abordados hasta el momento y las estrategias incipientes de recuperación (Capítulo 1).

A continuación, examinaremos las diversas explicaciones teóricas que se han formulado sobre la crisis. Si bien cada una de ellas ofrece una parte de la verdad, proponemos concentrarnos en tres mecanismos clave para el desarrollo de la crisis: la trampa del consumo, la trampa de la liquidez y la trampa de la deuda (Capítulo 2). Ello nos ayudará a analizar las causas profundas de la crisis. Desde diferentes puntos de vista, hemos observado un patrón de prácticas de deuda que nos ha llevado a un sistema económico y financiero insostenible. Las prácticas de deuda han vinculado la economía financiera a la economía real y son parte integral de un tipo de capitalismo financiarizado que parece poner en peligro el capital y la generación de riqueza de largo plazo por carecer de un sistema de controles y contrapesos. De las tres trampas, la trampa de la deuda se convierte así en la más fundamental.

A un nivel aún más profundo, los cambios en curso en los roles de productor, consumidor e inversor reflejan un desplazamiento en curso de los límites entre la propiedad y el control en las -2-

Introducción

entidades económicas, acompañado del fortalecimiento de las cadenas globales de producción, distribución y finanzas (Capítulo 3). El tema del control, conceptualmente distinguido de la propiedad, puede entonces ser conectado a la deuda apalancada en los hogares y las empresas, relacionando la crisis, comúnmente considerada como un problema a nivel macro, con las entidades económicas en los niveles micro y meso. Argumentamos que la complejidad actual y la interconexión de la economía global requieren de nuevos modelos organizacionales que aseguren una adecuada representación, transparencia, información oportuna y comportamiento confiable.

El riesgo sistémico no se debe sólo al hecho de que algunas entidades económicas puedan llegar a ser excesivamente grandes sino también a la dificultad de establecerles límites o a oponerles mejores prácticas, debido a que estas mismas grandes entidades participan directamente en la corregulación con los gobiernos.

El grado de implicación y responsabilidad de las grandes entidades económicas ha provocado que se exija un cambio de valores lo cual es, sin duda alguna, muy importante; sin embargo, tales llamadas necesitan ser traducidas en práctica institucionalizada ya que, de lo contrario, permanecerán evanescentes. Por consiguiente, necesitamos repensar la organización de las entidades económicas (bancos, firmas, etc.) y esta crisis global podría ser una gran oportunidad para ello. Pero, ¿dónde hallar la inspiración necesaria? Entre las muchas llamadas a reformas, se habla mucho de incentivos individuales y del debate sobre el ser “demasiado grande para quebrar” (“too big to fail”). La discusión sobre mecanismos de control con respecto a conductas desviadas tiende a centrarse en la eficiencia del control externo y en un cambio de actitud dentro de las empresas, pero ignora la cuestión clave de los mecanismos de control institucionales, con controles cruzados y contrapesos adecuados.

Entre los diversos actores involucrados en la economía, observamos que las cooperativas, que se caracterizan por un tipo específico de control con controles cruzados y equilibrios, han sido sorprendentemente resistentes a la crisis. En la segunda parte del libro, pondremos de relieve sus experiencias, elaborando primero una foto general de su presencia en la economía y la sociedad, sus reacciones y prácticas durante la crisis, su racionalidad subyacente, y su evolución desde un punto de vista de economía política (Capítulo 4). Luego, en los capítulos 5 a 8, analizaremos cuatro casos de estudio ofreciendo diversidad en términos de sectores de la economía (servicios financieros, industria, distribución y pesca); de tamaño (desde pequeñas y medianas empresas (PyME) a grandes grupos empresariales); de historia (de unos pocos años a más de un siglo) y de cobertura geográfica de los lugares del mundo que están en el centro de la crisis: Natividad en México, Ceralep en Francia, Desjardins, en Canadá y Mondragón en España. Argumentaremos que las cooperativas pueden ayudarnos a replantear la cuestión del control y mantenernos alejados de la trampa de la deuda.

Más concretamente, veremos que las cooperativas ofrecen experiencias de especial interés dado que: -3-

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• se caracterizan por prácticas específicas, incluyendo la construcción sistemática de reservas financieras; • atienden las necesidades de actores clave (stakeholders en inglés) que son importantes numéricamente (por ejemplo, productores, consumidores y usuarios de servicios tales como la banca, los servicios sociales, la vivienda y la energía), mientras son poseídas y controladas por estos mismos actores; • siempre adoptan una perspectiva de largo plazo, no se deslocalizan y tienen interés en el crecimiento económico y en la generación de riqueza; • y mantienen flujos de información entre los propietarios-controladores que tienden a ser más transparentes y oportunos que los de la empresa promedio, otorgando legitimidad a la toma de decisiones y su implementación.

En el último capítulo, el libro trata sobre las lecciones que, a partir de las cooperativas, podrían resultar de utilidad para hacer frente a la trampa de la deuda, en particular, re-equilibrando el control en las entidades económicas. Se argumenta que, aunque se llevarán a cabo muchas otras medidas, ésta es una parte clave de la solución y que crecerá en importancia a medida que pase el tiempo.

Decidimos escribir este libro juntos apoyándonos en los respectivos conocimientos y experiencia de ambos: Claudia Sánchez Bajo como investigadora de economía política y profesora sobre globalización, regionalismo, actores económicos y cadenas de producción y distribución, y cooperativas; Bruno Roelants como especialista en temas de desarrollo y comprometido con el mundo de las cooperativas a nivel europeo y mundial.

Al terminar este libro, a finales de 2010, no era claro si esta crisis global estaba en retroceso o en una fase cambiante. Los decisores de políticas de corte neoliberal, después de haber recurrido a rescates masivos e incluso a la nacionalización de muchos grandes bancos y empresas principales, han vuelto como si nada hubiera ocurrido a sus políticas previas de ajuste estructural.

Las causas de la crisis no están aún resueltas. Si seguimos cayendo en las mismas trampas, podríamos enfrentar una nueva crisis que conmocionaría el sistema económico mundial hasta lo más profundo, con graves consecuencias políticas y sociales. Sostenemos que, si queremos cambiar la trayectoria actual, tenemos que ser conscientes de la relación entre el control y la propiedad a fin de lograr la institucionalización de nuevos valores y prácticas que permitan una creación sostenible y de largo plazo de la riqueza general.

Invitamos al lector a observar que, aunque el libro fuera completado a finales de 2010, los nuevos eventos incluyendo algunos espectaculares continúan desarrollándose a lo largo de las líneas ya escritas.

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1 ¿La madre de todas las crisis?

Introducción No hay duda de que hemos estado pasando por una grave crisis económico-financiera global pero, ¿es ésta la “madre” de todas las crisis? Sin pretender abarcar todos los aspectos y dejando las explicaciones y análisis para el Capítulo 2, presentamos aquí los hechos así como también las percepciones y reacciones de algunos actores clave a lo largo de la crisis, hasta finales de 2010. No estamos, a esta altura, haciendo mucha referencia a burbujas y crisis anteriores, dejando su tratamiento para el capítulo siguiente. Se recurre a un enfoque inductivo, como un paso necesario antes de ingresar en los niveles más profundos del análisis. ¿Cuándo comenzó todo? Para el ex presidente del Banco Central Europeo (BCE) Jean-Claude Trichet, la crisis comenzó en agosto de 2007.1 Para el Banco de la Reserva Federal de St-Louis (uno de los 12 bancos del sistema de la Reserva Federal de EE.UU.),2 había comenzado el 27 de febrero de 2007 cuando Freddie Mac, en vista de cambios en las normas contables, publicó una carta anunciando que discontinuaría sus hipotecas de alto riesgo llamadas “sub-prime” a partir de agosto de 2007.3 Esta carta fue probablemente una de las “mariposas” que condujo a la tormenta financiera. En la siguiente sección analizamos cómo se inicia la crisis, para luego observar las señales problemáticas que se acumulaban entonces a nivel mundial y, por último, ver cómo estalla la burbuja global.

Al inicio un desastre financiero, la crisis se convirtió en un problema económico. Muchos activos financieros fueron eliminados, pero la economía real también resultó herida. En la sección sobre “destrucción de la riqueza” intentaremos evaluar la escala de la destrucción que ha tenido lugar de varias formas, no solamente en términos financieros. El crédito al sector privado se contrajo, por lo cual este último tuvo que enfrentarse al apalancamiento de sus obligaciones de deuda, es decir, a la deuda relativa a sus bienes o ingresos, dando lugar a una drástica caída de la actividad económica. Sin duda, esta última habría sido mucho más dramática sin la interven-

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El capital y la trampa de la deuda

ción gubernamental a través de los paquetes de rescate para los bancos y de estímulo fiscal. Un estudio de modelado en profundidad realizado por el jefe economista de Moody, Mark Zandi, y Alan Blinder de la Universidad de Princeton afirmó que, en los Estados Unidos, estos paquetes estimados en un total de 1.7 trillones de dólares habían salvado 8.5 millones de empleos y evitado una caída aún mayor de un 6,5 % de la producción económica de ese país.4 Se examinan a continuación las diversas medidas llevadas a cabo para frenar la crisis y se revisan las principales estrategias de reactivación del crecimiento observadas hasta el momento.

En agosto de 2010, el secretario del Tesoro de EE.UU. Timothy Geithner, publicó “Bienvenidos a la recuperación” en el New York Times.5 Pero el dolor perdura y después de un respiro vuelven los problemas, ya que los paquetes de rescate de los gobiernos han endeudado más al sector público.

También en agosto de 2010, John Taylor de la Universidad de Stanford dudaba de una rápida recuperación, con el argumento de que el monto de la deuda era mucho más alto de lo que se pensaba y que causaría preocupación con aumentos de los impuestos.6 Bajo la influencia de una forma mentis ideológica que conduce a una aversión por el déficit, muchos estados-nación han estado recortando sus poderes y su presencia en la economía nacional, incluyendo diversos beneficios para su población como las pensiones, mientras la economía aún sufre de la caída de la actividad, del crédito, del empleo y del consumo. A finales de 2010 nadie podía afirmar que estábamos fuera de peligro, mientras los reclamos por mayores recortes del gasto público se volvían siempre más insistentes a los fines de mantener las calificaciones de crédito y un financiamiento asequible.7 En la Unión Europea (UE), esta austeridad podría costar a los europeos una segunda recesión o, por lo menos, años de estancamiento y alto desempleo. En 2010, ella ya estaba haciendo estragos sobre el crecimiento con la excepción de Alemania y de Francia,8 mientras la tímida recuperación de EE.UU. retrocedía.9 A través de un círculo vicioso, la incertidumbre hacía que las empresas se abstuvieran de invertir y contratar.

Cómo empezó todo: el mercado inmobiliario de las hipotecas “sub-prime” en los EE.UU. Las primeras piezas del dominó que cayeron fueron los precios de la vivienda en los EE.UU. En éste país, según Bosworth y Flaaen (2009), los “precios de las casas comenzaron a subir rápidamente en la década de 1990 y, para el año 2000, habían superado con creces el crecimiento tanto de los ingresos como del valor de alquiler. En su punto máximo, en 2006, los precios de las viviendas eran casi un 50% por encima de la norma, definida ésta por su relación histórica con los ingresos de los hogares”.10 En 2002, Dean Baker había confirmado la existencia de la burbuja inmobiliaria en los Estados Unidos y advertía sobre su fin, con consecuencias similares al colapso de las dos burbujas en Japón en los últimos años de la década de 1980: la de los mercados de vivienda y de las acciones. En base al índice de precios de viviendas de la Oficina Fe-6-

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deral de Supervisión de la Vivienda, los precios de éstas habían aumentado entre 1995 y 2002 en casi un 30% por encima de la tasa global de inflación.11 Sin tener en cuenta estos datos problemáticos de mercado, los bancos tomaron parte activa en prácticas que llevaban al endeudamiento de los ciudadanos más pobres,12 mientras revendían a través del mundo las deudas pendientes como activos. Esto fue aceptado como un proceso de “securitización” de las obligaciones de deuda colateralizada (CDO en inglés, véase la definición en el recuadro 1.1). Sin embargo, en retrospectiva, se trataba más bien de una casa construida sobre arenas movedizas.

Varios factores alentaban la inversión inmobiliaria. El gobierno de EE.UU. promovía la provisión de viviendas al sector de bajos ingresos de la población, que no eran blancos en su mayoría. Esto podía conferir apoyo político al gobierno, así como al ideal nacional de que cada ciudadano tenga su propia casa y propiedad privada. En pos de ello, el gobierno de EE.UU.

Recuadro 1.1 Obligaciones de deuda colateralizadas (CDO) Los CDO fueron creados en 1987 por los banqueros para remover la cartera de títulos de deuda de sus balances. Este fue el motivo principal, junto con la transferencia del riesgo y el aumento de efectivo como consideraciones secundarias, aunque fueran éstas las más publicitadas. Los CDO se convirtieron en el producto de más rápida venta ya que daban un alto rendimiento en comparación con los bonos corporativos y los bajos tipos de interés fijados por la Reserva Federal, después del estallido de la burbuja “puntocom” en el 2001, relacionada con valores del sector informático y de las nuevas tecnologías. Hay muchos tipos de CDO, por lo que la manera más fácil de comprenderlos es estudiando un balance de CDO. La deuda es removida del balance contable de los bancos mediante la venta de un CDO a un Vehículo de Propósito Especial (SPV en inglés) o Entidad de Propósito Especial (SPE en inglés), por lo general un trust off-shore, constituyendo un depósito en una cuenta de garantía en efectivo y nombrando un administrador que actúa también como administrador de la caución. La SPE emite las obligaciones (los CDO) con ayuda de aseguradores, destinados a inversores; los primeros pagan el precio inicial de compra y los inversores compran los préstamos originales. Los CDO, por lo general originados por los bancos, son por lo tanto un tipo de valores estructurados y respaldados por activos, cuyo valor y pagos se derivan de una cartera de activos subyacentes de renta fija (incluyendo bonos y préstamos hipotecarios). La cartera de CDO se divide luego en tres porciones en cascada o “tramos” (llamados senior, mezzanine y acciones), donde los pagos del principal y de los intereses se realizan por orden de antigüedad, y donde el principal está protegido por los demás.

Más aún, el tramo superior está cubierto por una permuta de cobertura en caso de incumplimiento crediticio (CDS en inglés). Los inversores pagan por el “tramo” de su preferencia, que puede variar del grado de inversión a muy especulativo, disfrutando este último de un mayor rendimiento. Posteriormente, la SPE presta a nuevos prestatarios, como por ejemplo a compradores de vivienda. A través de los CDO, los bancos de inversión conectan la economía real con los in-7-

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versores financieros de todo el mundo. Los bancos mantienen un tramo de capital, el cual sufre los primeros impagos. En caso de incumplimiento, el crédito impago se torna un activo físico, por ejemplo: un banco se queda con la casa en el caso de una hipoteca de vivienda. Otra cuestión es si las deudas originales (los activos financieros) estaban o no altamente correlacionadas. Los CDO sintéticos no poseen activos en efectivo como bonos o préstamos; ellos funcionan sin poseer los activos a través del uso de los swaps o permutas de incumplimiento crediticio. El Abacus 2007-AC1, objeto de demanda civil por fraude, y de la querella presentada por la Comisión Nacional de Valores de EE.UU. (SEC) contra Goldman Sachs en 2010, era un CDO sintético. permitió que entidades económicas muy diversas y multifacéticas otorgaran créditos, más allá de los bancos. Según Bosworth y Flaaen, “el marketing de los préstamos de alto riesgo (‘subprime’ en inglés), los clasificados como Alt-A y los otorgados sobre el valor de una vivienda dependían de originadores de hipotecas independientes, quienes formaban parte de una red financiera que se había establecido en paralelo a las empresas patrocinadas por el gobierno (GSE sus siglas en inglés) que emitían y titulizaban las hipotecas convencionales”.13 Los préstamos ‘sub-prime’ se refieren siempre a un alto riesgo de incumplimiento, pero no hay consenso sobre la definición exacta de un préstamo hipotecario ‘sub-prime’. Este último puede referirse a las características del prestatario, del prestamista, de la tasa proyectada de morosidad de la cual el préstamo es parte, o del tipo de contrato de la hipoteca. Yuliya Demyanyk y Otto Van Hemert publicaron evidencia de que la calidad de los préstamos se había deteriorado a lo largo de los seis años previos a la crisis y de que los titulizadores sabían de ello.14 Pero, mientras todos y cada uno lo creyera, todo parecía muy prolijo y los productos “innovadores” seguían vendiéndose “como pan caliente”. En cambio, el margen de refinanciación hubiera debido ser ajustado al alza. Y los titulizadores lo sabían. La Fed-St Louis no fue la única en darse cuenta de que febrero de 2007 significaba el fin de la burbuja y el comienzo de un gran desplome. El 7 de marzo de 2007, Dan Sparks, el jefe de ventas de hipotecas de Goldman Sachs, escribió un mensaje a su novia que decía que el negocio estaba totalmente muerto y “los pobres pequeños prestatarios de alto riesgo no durarían mucho tiempo”.15 Los valores de marca privada y respaldados por hipotecas crecieron del 8% en 2001 al 20% en 2006, mientras la proporción de titulizaciones del mercado hipotecario de alto riesgo pasó del 54% en 2001 al 75% en 2006.16 En gran parte, el problema era que el sistema de crédito era utilizado no sólo por las GSE sino también por el sistema paralelo ya mencionado. De hecho, las obligaciones de deuda colateralizadas (CDO), estandarizadas y mezcladas en una masa confusa para ser luego vendidas por tramos, sustituían las garantías de las GSE. Por otra parte, los titulizadores participan en el Consejo de Normas Internacionales de Contabilidad (CNIC en castellano, IASB en inglés) y en sus grupos de trabajo, a través de los cuales establecen las normas internacionales de información financiera (NIIF), decidiendo sobre la valoración de los pasivos, sobre lo que puede estar tanto dentro como fuera del balance, y sobre la aplicación del valor razonable en lugar de la contabilidad de libro. Lógi-8-

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camente, sabían de antemano que la aplicación de las NIIF traería dificultades a todas las entidades económicas con prácticas contables a adaptar. Los tramos subordinados absorbían los valores de los impagos iniciales, mientras que a los tramos prioritarios se les asignaba a menudo la calificación “triple A”. Los valores designados “de marca privada y respaldados por hipotecas” carecían de cualquier tipo de cobertura contra el riesgo crediticio por parte de las GSE. Lo que resulta aún más llamativo es que, aunque la calidad de los préstamos se había deteriorado a lo largo de los seis años previos a la crisis, la tasa del diferencial de las hipotecas de alto riesgo, es decir aquello que indica el riesgo de incumplimiento, declinara. Por el contrario, el margen de refinanciación hubiera debido ser ajustado al alza.

Peligro a la vista A nivel global, las señales de advertencia eran claramente visibles tan temprano como en el 2006, pero nadie hizo mucho caso al respecto y, para el 2007, ya era demasiado tarde. Edwin Truman, quien fuera 20 años director de la División de Finanzas Internacionales del Sistema de la Reserva Federal, afirmó en mayo de 2007 que había entre un 10 y un 15% de probabilidades de un colapso catastrófico del sistema financiero.17 2006 fue el año en que el precio de la vivienda alcanzó su punto máximo y comenzó a caer tanto en EE.UU. como en España. Fue igualmente el año en que los impagos en el sector hipotecario para viviendas comenzaron a multiplicarse. La burbuja inmobiliaria española había empezado a desinflarse ya en 2004, pero el Banco de España confirmó la tendencia sólo en 2006.18 En los primeros meses de 2006, el aumento de fondos concedidos a los hogares seguía siendo muy alto, más del 20%, dando lugar a un alza tanto en el grado de endeudamiento como en la carga financiera, aumentando la vulnerabilidad al nuevo entorno de endurecimiento monetario.19A pesar de ello, nadie prestó mucha atención a estas noticias. Los titulizadores sabían de tales tendencias, e incluso perdieron algo de dinero en 2006.20 Como vimos anteriormente, la calidad de los préstamos hipotecarios en EE.UU. había caído constantemente desde 2001,21 a pesar de lo cual ni el diferencial ni el margen de los productos titulizados siguieron dichas tendencias a la baja, ya fuese en precio o en calidad.

En cuanto al comercio internacional, el año 2006 señaló el límite a las expectativas de una alta rentabilidad a corto plazo para las empresas de los países desarrollados. La Ronda de Doha de liberalización comercial sufrió un alto,22 mientras la competencia global conducía a un exceso de capacidad con muchos sectores enfrentando márgenes de ganancia muy reducidos. La parálisis demostró que los países desarrollados ya no podían obtener un fácil acceso a las economías en vías de desarrollo y emergentes. Las grandes empresas esperaban ansiosamente la liberalización de los servicios, entre los cuales figuraban los de finanzas, contabilidad y logística, esenciales para mantener el liderazgo en los mercados globales. Los esfuerzos posteriores realizados durante la crisis pusieron de manifiesto que, para reanimarla, era necesario dar cabida a las de-9-

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mandas de los países en desarrollo.23 Otra señal de futuros problemas era la preferencia por la acumulación de moneda por parte de los países en desarrollo y emergentes. Desde la crisis asiática de 1997, muchos países habían tenido que dejar atrás su paridad fija (pegging en inglés) con el dólar estadounidense y, al hacerlo, habían retornado a las exportaciones y el crecimiento.

A través de una serie de dolorosas crisis financieras y económicas, muchos países en desarrollo y emergentes aprendieron que era mejor evitar llamar al FMI, lo cual significaba acumular reservas de divisas a cualquier costo, siendo China el mejor ejemplo de ello. Algunos comenzaron a invertir en activos extranjeros a través de fondos bajo control gubernamental. Los fondos propios y el ahorro se pusieron de moda. Los países recurrieron a la exportación y, en la marcha, eludieron las recetas del FMI que se había demostrado, después de todo, de poca ayuda: ya fuese saldando sus deudas con el FMI o suspendiendo los pagos por completo. Efectivamente, los datos del FMI muestran que los países en desarrollo habían acrecentado sus reservas oficiales de divisas en un 400% en 10 años, mientras los países desarrollados lo habían hecho sólo en un 150%, reduciendo la participación de estos últimos de casi el 50 al 30%.24 Acelerando el ritmo a partir de la crisis asiática de 1997, los países en desarrollo habían acumulado alrededor del 70% de todas las reservas de cambio mundiales, con el dólar de EE.UU. representando el 66,5% del total, en “una asombrosa acumulación” de acuerdo con la expresión de Lawrence Summers en 2006. 25 Summers temía el cambio porque debilitaba la eficacia de los acuerdos existentes en influir tanto en los ajustes de política interna como en el suministro de flujos transfronterizos de capital, necesarios a la estabilidad global. Tales desequilibrios globales preocupaban al economista Nouriel Roubini, en cuya opinión los mercados emergentes estaban contribuyendo a las bajas tasas de interés de largo plazo en los EE.UU. al comprar la deuda de ese país. Aún así, para Roubini, esto fue solo un factor entre otros en la construcción de la burbuja y la consiguiente recesión global sincronizada.26 En 2006, Edwin Truman explicó las razones para acumular divisas:

En primer lugar, los países se aseguran contra la necesidad de tener que recurrir en emergencias a Occidente o al FMI con sus estrictas condiciones de préstamo. En segundo lugar, muchas economías emergentes utilizan el dinero para mantener su competitividad evitando la apreciación de sus monedas. Esto se aplica especialmente a China que, según se preveía, detendría 1 trillón de dólares en reservas para el final del año. ¿Y qué hicieron las autoridades competentes de los EE.UU. al respecto? De acuerdo con Edwin Truman, “nada... Cuando el dólar baja, las inversiones en los Estados Unidos, que sigue siendo el mercado más líquido y transparente del mundo, se vuelven más atractivas, la deuda de EE.UU. es más fácil de financiar y las nuevas exportaciones reducen su déficit comercial”.27 Tener plataformas de producción competitivas orientadas a la exportación, vital para las empresas transnacionales (ETN), también formaba parte de la explicación. La única vez que China -10-

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dejó revalorizar el yuan antes de la crisis financiera fue en julio de 2005, y el dólar de EE.UU. perdió terreno mientras las tasas de interés subieron.28 Pero esta vez fue diferente pues la globalización había entrelazado los ámbitos económico y financiero.

Otra señal de peligro a la vista provino de la globalización del mercado bursátil. Un sistema en flujo continuo y cambio automático estaba siendo probado a través de los continentes. En junio de 2006, el proceso de globalización condujo a la creación de la primera bolsa de valores transatlántica; cuando instituciones de los EE.UU. compraron a las europeas, con el New York Stock Exchange (NYSE) liderando el Euronext basado en París. La Bolsa de Nueva York controla ahora varias otras bolsas, tales como las de París, Bruselas, Amsterdam y Lisboa, así como también la de futuros de Londres y el mercado de opciones Liffe; poco después, también adquirieron la Bolsa italiana de Milán.29 En la lista de compras figuraban la Bolsa de Valores de Tokio en Japón (su director general y su presidente estaban a favor) y los mercados europeos de derivados, ya que Euronext poseía la plataforma Liffe.30 NYSE Euronext es una sociedad “holding” estadounidense con sede en Nueva York, dirigida por John Thain, con once directores por el lado del NYSE y nueve de Euronext. Tal vez sólo Thain podía lograr un tal objetivo. En enero de 2004, Thain había retomado una Bolsa de Nueva York paralizada por escándalos corporativos.

Fuertemente vinculado a Europa31, negoció el acuerdo con François Bujon de l’Estang, Embajador francés y presidente de Citigroup France, el cual lo presentó de manera entusiasta como un “puente transatlántico”.32 Sólo la Bolsa de Londres (LSE sus siglas en inglés) continuaba en solitario, a pesar de que en junio de 2006 las familias del Golfo se habían convertido en importantes inversores: Borse Dubai con el 20,56%, mientras el NASDAQ obtenía una participación del 25,1%.33 La directora ejecutiva del LSE, Clara Furse, intentaba conectarse con Euronext y Deutsche Börse, la bolsa alemana, cuando el NASDAQ adquirió su parte.34 A inicios de 2009, el ex ejecutivo de Lehman Brothers Xavier Rolet remplazó a Clara Furse.35 Deutsche Börse debía cambiar de modelo organizacional para unirse al LSE, pero ello era difícil ya que las operaciones bursátiles y de liquidación se hallaban verticalmente integradas. Por otra parte, los obstáculos reglamentarios no lo habrían quizás permitido ya que Deutsche Börse y Euronext controlaban las dos principales plataformas europeas de intercambio de derivados.36 Detrás de la globalización de las bolsas de valores estaba el acuerdo de Partenariado Transatlántico.37 De hecho, Europa y los Estados Unidos estaban acercándose mucho en términos económicos y financieros, proporcionando cada uno entre el 60 y el 75% de la inversión extranjera, tanto económica como financiera, en el mercado del otro.38 En consecuencia, identificaron a los escándalos corporativos de contabilidad tales como los de Enron y Parmalat, es decir, la fijación errónea de precios y la valoración inadecuada, como una debilidad estratégica. Para afrontarla, las políticas de contabilidad, auditoría y gobernanza tenían que ser armonizadas; sin ello, el objetivo de un mercado integrado de acciones, productos derivados y adquisiciones de empresas quedaría amenazado.

En retrospectiva, tenían razón, pero sólo en parte.

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Como su objetivo principal era el de promover adquisiciones extranjeras, nunca consideraron las prácticas de deuda como una debilidad. Para acompañar el impulso de la globalización de las bolsas de valores, se llevó a cabo un cambio radical en la esfera de la contabilidad y de la información financiera. Al final de la década de 1990, los EE.UU. tomaron el liderazgo en la transformación de las normas internacionales de contabilidad – NIC - para transformarlas en normas internacionales de información financiera – NIIF - (en inglés “international financial reporting standards”, en siglas IFRS, donde la palabra “estándares” deja en claro que su origen es privado), remplazando la contabilidad con informes destinados a intereses financieros por medio del organismo ya mencionado, basado en Londres y denominado Consejo de Normas Internacionales de Contabilidad, cuyo trabajo tomó ritmo a partir de 2001. Sin embargo, como será discutido en la próxima sección, los EE.UU. decidieron aplicar las NIIF sólo en 2007, siendo ello la principal razón por la cual Freddie Mac dejó de garantizar los préstamos hipotecarios de alto riesgo “sub-prime”. Como se puede observar, justo antes del estallido de la crisis, una serie de señales al nivel global estaban advirtiendo sobre una situación frágil, en vertiginoso cambio y carente de estructura.

Justo antes de la crisis financiera, se habían hecho grandes avances hacia un mercado único global de valores. El proyecto de regulación “transatlántico” entre los EE.UU. y la UE comenzó a aplicarse a principios de 2006. La primera regulación global estaba transformando la antigua contabilidad que se centraba en la economía real en otra orientada hacia la información y las necesidades del sector financiero. Por primera vez, el mundo se estaba realmente convirtiendo en un sistema circular cerrado que internaliza la transmisión mundial de la información y de los precios, permanentemente interconectado día y noche, todo el año. Ahora, cualquier cosa que hagamos puede regresar por la puerta trasera en un círculo sin fin, lo que puede dar lugar a consecuencias inesperadas. Así, el riesgo aumenta: un sistema cerrado puede sufrir una implosión.

Al mismo tiempo, todas estas señales de peligro, bullendo y apuntando a una crisis, eran acompañadas de creencias tradicionales basadas en supuestos arcaicos, algunos con 300 años de antigüedad. Parecían muy racionales, tanto como la fe en la estabilidad que semejaba a una eterna evolución alcista, similar a la idea decimonónica de “progreso”. Pero, ¿cómo podía la gente creer en un constante rendimiento financiero del 15% anual en base a economías creciendo, en términos del PIB, un 5% o menos? Cándido de Voltaire, personaje literario para quien todo iba siempre para mejor, nos viene a la mente.39 De acuerdo con esta forma de pensar, la venta de deuda como capital con el fin de obtener siempre más liquidez (sin mantener los datos en los informes financieros) era muy gratificante. Cuanto más opaco el sistema, a través de los sitios offshore, los fondos de cobertura y los “vehículos financieros”, mejor era. Como resultado, pocos sabían cuál era la verdad exactamente. En el caso de un choque, un congelamiento en el mercado interbancario solo podía resultar natural. Las señales crecientes de un sistema inestable en rápida reestructuración, que llevaba a un tipo de integración circular sin interrupciones, fueron desatendidas. Algunas de ellas fueron reconocidas, pero las creencias habituales eran más fuertes, -12-

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marginando las voces disidentes de la agenda pública. Estas voces resultaron incapaces de articular sus advertencias en una agenda política. E incluso aquellos preocupados con los desequilibrios mundiales como Nouriel Roubini no supieron prever ni las “mariposas” ni el desencadenante final bajo la forma de los CDO “improductivos” en los balances de los principales bancos occidentales y de sus fondos de cobertura.

El estallido de la burbuja global A principios de 2007 se produjo la primera corrida bancaria en 150 años en el Reino Unido: era el banco Northern Rock, que en su encarnación anterior había sido una sociedad de crédito hipotecario muy segura, es decir, un banco basado en sus socios y similar a una cooperativa. Convertido por Margaret Thatcher en una empresa con fines de lucro, fue irónico ver que la nacionalización costaba al país 60 mil millones de libras esterlinas en préstamos y garantías para sus depositantes. Luego llegó el turno del banco francés Société Générale puesto de rodillas por el operador Jérôme Kerviel al perder 7 mil millones de dólares.40 Robin Blackburn cuenta el inicio de la crisis de forma clara y concisa. El estallido de la gran burbuja estuvo vinculado a los valores utilizados en relación con el mercado de la vivienda en EE.UU. Dichos títulos constituían una “parte importante de la base de activos” de los grandes bancos que, después de retener el efectivo, fueron salvados gracias al apoyo de la Reserva Federal de EE.UU. o de los fondos soberanos de países en desarrollo. Cantidades increíbles parecían desaparecer a través de un agujero negro: 175 mil millones de dólares de capital entre julio de 2007 y marzo de 2008. Los bancos recibieron 75 mil millones dólares de capital fresco en enero de 2008 sin que tuviera ningún efecto.41 Van Denbergh y Harmelink observaron que:

[e]l fiasco del mercado de créditos “sub-prime” produjo una casi completa parálisis del ciclo económico de negocios norteamericano cuyo valor era de 28 trillones en agosto de 2007. Los principales actores financieros, incluyendo a Bear Stearns, Fannie Mae y Freddie Mac, Lehman Brothers y AIG [fueron] víctimas de la propagación de la crisis financiera. Solo la intervención sin precedente de la Reserva Federal y del Departamento del Tesoro... salvaron a los mercados crediticios de una completa congelación y mantuvieron a otras instituciones financieras importantes con vida.42 El relato del bloqueo repentino del mercado se refiere exactamente a un año antes de la caída de Lehman Brothers!

En agosto de 2007, un analista de Merrill Lynch declaró abiertamente que la mayor empresa de hipotecas de EE.UU., Countrywide Financial, afrontaba la opción de declararse en quiebra, dado el deterioro de las condiciones de mercado relativas a los valores hipotecarios. El pánico -13-

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fue sorteado cuando el Bank of América acordó adquirir Countrywide. Sin embargo, el director ejecutivo de esta última empresa había asegurado en 2006 que los préstamos “sub-prime” eran tóxicos. La agencia de calificación Moody esperó un año para tomar nota de ello y degradarle la calificación.43 Durante el resto de 2007 y el primer semestre de 2008, las condiciones en el mercado financiero fueron solo de peor en peor. En marzo de 2008, Bear Stearns evitó un probable colapso tan sólo gracias a la Reserva Federal, la cual patrocinó su absorción por parte de JP Morgan Chase.44 El más alto directivo de Bear Stearns, James E. Cayne, recibió cientos de millones de dólares en concepto de indemnización, mientras la empresa se declaró en quiebra, apalancada 40 veces a 1. En mayo de 2010, Cayne declaró a la Comisión de Investigación en relación a la crisis financiera en los EE.UU.: “Ese era el negocio. Eso era, en realidad, la práctica en la industria. En retrospectiva, yo diría que el apalancamiento era demasiado elevado”.45 La Reserva Federal garantizó 30 mil millones de dólares en crédito para asegurarse de que el rescate se realizara antes que los mercados financieros abrieran el lunes 17 de Marzo de 2008.

Antes de la adquisición de Bear Stearns, la Reserva Federal de EE.UU. había anunciado un programa por 200 mil millones de dólares que permitiría a las instituciones financieras utilizar valores respaldados por hipotecas como garantía para obtener los fondos gubernamentales. Mientras tanto, Bank of América adquirió Merrill Lynch: en marzo de 2008, tres de los cinco grandes bancos de inversión de EE.UU. habían perdido su independencia, cayendo bajo el control de bancos comerciales. En 2008, un analista de Meeschaert Nueva York anunció que el modelo de banco de inversión se había quebrado y se esperaba que incluso Goldman Sachs se adaptase.

Ken Lewis del Bank of América explicó que sabía ésto desde hacía siete años! Los bancos comerciales terminarían siendo dueños de los bancos de inversión por razones de liquidez. La crisis trajo consigo la consolidación para ser más grandes y en menor número.46 Tanto el Citigroup como el Bank of América fueron salvados por el gobierno federal de los EE.UU., el cual garantizó todas sus deudas.

El marcado deterioro de los mercados financieros de mediados de 2008 no podía haber sido peor. El domingo 8 de agosto de 2008, el gobierno de EE.UU. tomó el control de Fannie Mae y Freddie Mac, ambos con un papel clave como proveedores de servicios públicos, aunque su propiedad seguía estando en manos de accionistas privados. El secretario del Tesoro, Henry Paulson, explicó que, a partir de entonces, dichas empresas ya no serían gestionadas para maximizar dividendos, afirmando que dicha estrategia había dado lugar a riesgos sistémicos para el sector financiero. En caso de liquidación, el Tesoro tendría la prioridad sobre sus activos. Sus directivos fueron reemplazados por otros designados por las autoridades públicas. El FMI elogió la acción.47 El resto del mundo se sorprendió con la actitud intervencionista de los EE.UU. que tanto había declamado contra cualquier papel gubernamental en la economía.

El gran desastre tuvo lugar en septiembre de 2008, cuando la liquidez financiera llegó a ser nula y se congeló la circulación del crédito. Entre el 12 y el 15 de septiembre, el gobierno de EE.UU. dejó que Lehman Brothers quebrara, provocando un efecto dominó que, por sobre todo, -14-

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expandió la crisis al resto del mundo. Sólo entonces los poderes públicos y los medios se despertaron.

Lehman Brothers se declaró en quiebra el 15 de septiembre de 2008, el día después de haber fracasado un acuerdo negociado durante el fin de semana para salvar a la empresa. Con más de 600 mil millones de dólares de deuda, era la mayor quiebra de la historia de los EE.UU. Con la intermediación del gobierno de EE.UU., hubo negociaciones para tratar de asegurar la adquisición de Lehman por Barclays del Reino Unido. Sin embargo, el gobierno de EE.UU. se negó a garantizar sus activos tóxicos. Ni el canciller del Reino Unido ni la Autoridad de Servicios Financieros del Reino Unido podían aprobar un acuerdo sin dicha garantía. Además, la Autoridad de Servicios Financieros no podía permitir el acuerdo sin la aprobación de los accionistas ya existentes de Barclays. Barclays se hizo a un lado. Henry Paulson, el entonces secretario del Tesoro de EE.UU., se puso tan furioso que insultó públicamente a los británicos y sólo en 2010 se disculpó por su rabia. Los ciudadanos británicos fueron, por su parte, felices de escapar a la deuda de Lehman y a la probable crisis política si hubiere habido tal acuerdo.

Por otra parte, la caída de Lehman Brothers tenía una segunda conexión con el Reino Unido.

Un examinador fue designado para informar sobre el caso a un Tribunal de EE.UU. Según la ley de este país, ello se puede hacer si la Corte halla que las deudas de la compañía superan los 5 millones de dólares. El informe de 2.200 páginas sobre la deuda de Lehman Brothers y su proceso de quiebra se hizo público el 11 de marzo de 2010.48 El informe comisionado por el Tribunal de EE.UU. demostró que Londres había tenido un papel clave en el caso de Lehman. Linklaters, una firma de abogados de la City, era la empresa que aprobaba los “Repo 105” de Lehman49 ya que ninguna firma de EE.UU. quería hacerlo.50 Antes de hacer su informe financiero cada trimestre, Lehman Brothers utilizaba mecanismos para quitar información de su hoja de balance a fin de reducir lo reportado sobre su apalancamiento neto en relación a su deuda, y ésto sin ningún tipo de sustancia económica.

Informaban transacciones como ventas cuando en realidad servían únicamente para atribuirse información financiera: con transacciones que alcanzaban los 50 millones de dólares. Lehman Brothers tenía la obligación de recomprarlas poco después. En su testimonio público frente a la Comisión Investigadora sobre la Crisis Financiera, Alan Greenspan expresó que, en su opinión, la recompra era la parte problemática.51 El examinador nombrado por la Corte explicó que la Reserva Federal de Nueva York había ayudado durante algún tiempo a esconder la insolvencia de Lehman, aceptando los Repos como garantía colateral para préstamos a corto plazo, lo que no era, aparentemente, legal. Cuando el gobierno de los EE.UU., contra todas las expectativas de los mercados, no salvó Lehman Brothers a tiempo, los acreedores se preocuparon repentinamente por la solvencia de los bancos a los que habían prestado su dinero. Aunque estaba claro que los bancos habían incurrido en pérdidas significativas, nadie conocía el monto de los activos tóxicos en los balances de cada banco individual. La imposibilidad de poner precio a los activos llevó al mercado interbancario a congelarse durante la noche.

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