Alfonso Díaz
CAMINO AL
INTERIOR
Editorial Corazón de Hueso 2017
Editorial Corazón de Hueso Corazón de Hueso +56 9 9433 2891 corazondehueso.blogspot.cl corazondehueso@gmail.com Tipografías de la edición: Goudy Old Style, Berylium, Phylosofer y Shonar Bangla Impreso en sistema laser sobre papel ahuesado de 90 grs. 1ra edición - 50 ejemplares impresos Impreso el 16 de Septiembre del 2017 en Quillota
Y ahora me encuentro con que no es lo mismo aquí... ¿Por qué estoy tirado en el suelo? Luca Prodan (Strange Things - Cosas extrañas)
PRÓLOGO Los lugares se respiran, para sentirlos podemos respirar profundo… y recordar sintiendo su aroma, evocarlo según las emociones que ese espacio nos entregó. Así aparecen imágenes, construimos un contexto. Un pasado sin lugares es imposible, los espacios son nuestro cimiento, nuestra base, en ellos nos desarrollamos, crecemos, vivimos. Cuando dejamos un lugar, aunque sea por otro “mejor”, probablemente sentiremos nostalgia y elegiremos inconscientemente como recordarlo, si lleno de luz o en oscuridad absoluta. Alfonso Díaz escoge la segunda para describir el recuerdo de un tránsito, un viaje, de un lugar común a un destino misterioso; La salida de la ciudad a sus recónditos interiores. Es un viaje de noche constante, un atardecer y albor oscilantes. Es una visión claramente oscura, una radiografía social y urbana, un enfoque desde lo más lejano, la base de una pirámide de jerarquías absurdamente infinitas. Desposeídos, desamparados, marginales fuera de la postal. Una geografía natural que sucumbe ante el progreso que solo encontramos en relatos o fotos históricas oficiales, que al parecer ya están olvidadas, salvo para quienes desean con gran ímpetu develar nuestra identidad. Tras la ventana de un tren anacrónico, atrás queda la bulla, el vagón avanza en un periplo al silencio, un recorrido geográfico/ metafórico desde Valparaíso hasta La Calera, donde podemos presenciar la mutación de objetos inertes que arrebataron su lugar a lo orgánico, “las malezas son corbatas” en las faldas de
los cerros por donde cae esta avalancha de poesía. Mientras avanzamos, mientras nos alejamos, perdemos y ganamos algo, el mar desaparece, entre tanta imagen hay algo por descubrir. Evidente es el asedio del progreso que carcome la tradición transformándola en mito, ni siquiera en recuerdo, engañando a la memoria con una suplantación violenta que pasa piola, diluyendo la raíz cultural de generaciones como de hace 20 siglos, imponiéndonos una forma que no nos incomoda; “somos temporeros recogiendo fruta ajena, recolectores que duermen en nichos de cemento bien diseñados, en espacios que antes ocupaban prados floridos habitados por aromos y colores. Hoy pesticidas en los campos, pasta en las bocas olvidadas. Se fue el amor montado en una rata que camina sobre un palto, eso es lo más real, todo el resto es apariencia” J
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DEJE SALIR ANTES DE ENTRAR
VALPARAISO El aliento oscuro en las escaleras del universo atraviesan audaces toda la esencia porteña clavándose en la nariz antes de irme de aquí. Zarpando como marino de bares navega bajo el alcohol clandestino se refresca entre las piernas de la noche siendo un caminante más de veranos y carreteras. Cuando he ido alejándome al interior o quizás acercándome a él
es ahí donde su fragancia de mundo aparece clavándome la punta del pasado. En las quebradas escondiendo el olvido hecho desidia donde toda la desgracia se acumula incógnita y bestial en su potencial haciendo flamear su alma a la gran memoria de las industrias ofreciendo carne de los extramuros a su población cortando la distancia de mar a cielo los paseos superficiales brillan como libra inglesa dando la espalda al cerro quemado que mastican bolsillos pelaos esculpidos des-comerciantes todos callejeros. Un cincel quebrando cerros patea las llamas que cada cuanto sale de sus panales brilla gris en la bruma de los puertos la decadencia se dignifica en cada amanecer con la mano peluda de poblaciones el griterío público lleno de menjunjes que ofreces revuelve la olla cocida de todos sus habitantes matuteando la vida contra la policía Marinos con el timón quebrado salpican ceniza al hocico del cerro volantín que guía al viento porteño su hilo sobajea la locura cuchilleros traficantes trapos del suelo pillería de lanzas
desprecio de turistas consumo estudiantil exposición cultural del sabor neolatino del antiguo bar que se viste a la moda sudaca trasatlántica baila apretada sudando cecinas en los suelos jaranero inescrupuloso saca el machete botando la sobra fuera de los basureros payasos y su circo desmaquillado sacerdotes mafiosos y devotos del mar despiden la cápsula internacional contemporánea del transporte público sonando como plástico entrando a la crema haciendo el amor pa callao en los peladeros cumbres a la hora que el sol te sirve el primer trago se revuelven en platos de antepasados entre calduos y saludables En cada paso que le das a tus días aparezco en tu camino curvado llegando Wutemberg a destruir tu puerto en mi cabeza abriendo la realidad en tu infinidad de espejos el garzón lleva el compadreo de los cerros en sus faldas para recibir al resto de mercado verdulero, hombres de overol teñidos por el chucherio Sus señoras que dejan tibia las tardes bajo su ventilador prenden velas al santo que han elegido para besarlo con fuego el televisor solo sirve para dar argumento a 90 minutos tensos su pito final define gritos de los hinchas interrumpidos por el bigote del gásfiter con su coqueto marrueco abierto aprovechando la jugada para lanzar su palabrita al fémino oído manifestando soledad y humor.
VIÑA DEL MAR Una torre entera patea la bala regional viajando kilométricamente al oriente rojo utópico olvidando su alma de engranajes lamiendo sus venas de acero hundido en los restos de pueblo. El camino largo que nombraron en las antiguas crónicas rescatadas separa la herencia marina con la ideología turística expandida en cada giro de la Tierra. Cañones discutiendo con las piedras de quién llega más lejos bajo un jurado comprado de puñales
le cortan las orejas a los barcos silencian los derrames que nunca caen en Viña. Destripa la lengua del universo en rebanadas de muertos para besar su cima Tu lomo va atardeciendo como el cielo gritando perdido y herido derramando casas sin forma posible sobre tu piel una turbina de agua se esconde bajo tu manto de roca su corazón esconde al pillo que baja corriendo a la costa subiéndole la falda al cerro. Una respetable cicatriz llena de maquillaje es Viña del Mar. Enterrando su huella bajo 7 edificios Muriéndose Consumiéndose Cortejando los cerros más inmensos pasa su dedo por el estomago del país recordando que pasas hambre desayunando sopaipillas de ayer la frontera del fruto con el jugo convirtiendo el esplendor en mugre usada distraen a navegantes de su solemne verano playero azotándose en las instalaciones hospitalarias eternamente atracando en la boca comercial de sus avenidas planas escalas digitales esperan al veraneante peldaños de papel quemado aguantan las patas de los vecinos suben caminando después de dejar su huella en los sacos del estero
alto cerro de la niña Inés baila con la radio a todo volumen sus panaderias de los cielos crujen los fines de semana sacando la trenza de feria en cada salto a la cancha de Sausalito prendiendo el primer cuete color café de tu vida oculto en las caballerizas del Sporting Club sosteniendo con las manos el invierno lamiendo de pie el gran tambor oxidado de fuego humeando los huesos de equinos perdedores tragando toda la sed de su tugurio apostador dando de latigazos al mundo con los dedos Viña se reinventa entre sus mentiras y verdades Oro debajo del cielo mueve la ruleta al revés de su propio destino hundiéndose en sus arenales por megaedificios costeros que insisten en doblar a las marejadas que hacen reventar todo su capital invocando al santo de moda a la sombra de la virgen negra que da la bienvenida a los que tienen que bajar los cerros para trabajar en Reñaca trabajar cansados en la gran casa de patio verde picinas veraniegas cristalizando los ojos de quien la mira sus bosques eternos, uniformes privilegiados han sido el testigo de la dominación. Su cielo canta florido el himno de moda con la guitarra bien española aplaudiendo a la bandera conoce la oscuridad de la luz en cada fin de semana que tiene que ir hacer las camas sin poder llevarle el desayuno a sus hijos.
El campo-febril se oscurece entubándose su manantial de industrias químicas pintando la periferia oxidada con agua de mar saca la lengua ahí dentro entre ranchos y bodegas chatarra y patadas la elegancia a mal traer dónde El Salto cayó al suelo con sus palmares sacrificados al comercio olvidados, dándole regionalismo a sus hojas quedándose ahí tirado descubriendo charcos secos de asfalto inundan el vacío seco de Viñamarinos pudriendo el agua de su saliva en la clandestinidad del desperdicio sauces que no dejan de llorar por niños abrazando animales.
QUILPUÉ El interior tiene radiografía de hocico negro como túnel que te habla en silencio con su gran boca abierta los dientes chuecos de la pasturrienta ilusión de valles centrales que con el moño agachao asume su depresión intermedia podrida en una franja desecha sobre una aldea oscura llena de sol que no le sirvió a nadie con su aliento concentrado en el ahogo de ancianos sentados en bancas vacías llorando la jubilación fiscal.
El amanecer escupe toda su alma verde sobre cerros, charcos entregados al follaje descontrolado empeñado en buscar la humedad que entregan sus esteros Peñones en las alturas no temen rozar con los dioses ojeando la columna que articula la férrea tajada de durmientes regados en las corbatas de malezas intrépidas que conejean en el miedo de antiguos aviadores. Toda la honestidad del cerro se expresa en la desnudez de una mujer preñada cortando la sonrisa del sol con el llanto del otoño baña las patas flacas que no entienden el cruce de sus calles invertidas y desmembradas luna llena de invierno enfriando cada pasaje que desconoce su destino Las moscas de acequias se encumbran libres hacia su gran infierno de basurales como bolsas perdidas en las costillas rígidas del interior Planeando y zumbando sobre cauces con el corazón agarrotao canteras extraen la muerte explotan el abandono vacía de recurso y derecho con el león rugiendo al fondo rompe la greda de su piel Planeando y zumbando sobre la costumbre de mercado con el corazón derrotao almacenes con vitrinas llenas
mostrando silencio fracasado tiendas de control nacional con las vitrinas vacías de coraje y memoria. Cruzándose entre lo orgánico con lo artificial el gran baile del arrastre comercial peces enredados entre sus deudas salen a tomar la micro con el dedo quebrado esperando a la espera de ratas hambrientas sobre sus peceras El asfalto de la médula de Quilpué golpea con sangre y eternidad a solteros y porfiaos el sol de esquinas sentado en todos los paraderos esperando el único recorrido de la micro El ronquido del Retiro se escucha lento retumbando al valle cuando el silencio viene de vuelta desde su banca podrida en la plaza llena de sol caído hasta el usurero de aguas en la cima de Colliguay. Las palomas enfermas sólo cantan atardeceres en sus techos haciendo dormir a los gatos Los perros duermen en las tardes las mañanas las dejan pa’ compadrear la noche pasada todos ladraron sangre en sus platos la taza se llena del rocío de valle para servírsela el niño que babea sobre el pasto.
En los cinco minutos más largos de Retiro caminé bajo el silencio de los surcos cada tabla de las casas llenas o vacías de humanidad donde la eternidad de las hormigas dibujan su madriguera perdida viajando como el polvo a mis pulmones llevan en su vestido fotografías antiguas sin revelar. La decadencia del tallarín N°5 con apellido italiano de sangre despatriada nace en su fábrica convertida en sede municipal de participación impopular aparece su fachada como el grito de manadas abandonada oxidada sin domesticar se ahoga en fuego inmóvil con leña usurpada, su tentáculo industrial de trigo forzado a robar agua saluda con el estómago abierto a deudos transportistas que hacen fila saliendo de la empresa cargan la miseria a la mochila de asalariados dando apellido a la miseria del subcontinente. A la sombra del muro que abandona su estructura sacude quintales de harina despidiendo al fraude ferroviario en el punto cero del eclipse social de Quilpué junta la pintura, el teatro y la plaza
con el concho de cerro orgulloso rasca la espalda con la mugre de sus uñas sacando pedazos de historia discutiendo con el suelo zapateado de zapatillas olvidado por zapatos Sin llegar a acuerdo de quien zapatea más. Conociendo la comuna por otra esquina comunal la gran velocidad hace margen entre autos embalaos con droga y el favor de los auspicios Niños de barro alucinados por el polvo salpicado salta en cada partida susurrando entre cháchara y sorbos con cada apuesta motorizada Con apellido olímpico ordenan el patio trasero rejas dobladas por yeguas correteando vacas cagando el camino como marcando su historia envidiosas de la libertad automotora que marca la sentencia monóxida de vecinos y perros. El sudor industrial seco de pasado derrama su huella carnal de tren bajando la montaña hambriento zarpazo animal de bestia innombrable como embestida de guerrilla indígena defiende la muerte antes que la vida injusta vuelve orgulloso. Cansado del descanso pasajeros que vienen a la tierra llameante de timidez gritona esperan el turno más apropiado
VILLA ALEMANA Complejo y estupendo trazo ferroviario componen con la mano la marca de carne sobre el alma en las extensiones de Villa Alemana largo pelo trenzado de pasajes amarrados con pinos La gloria desentendida en sus calles de piel gangrenada OlĂmpico decadente, ciudades del mundo le escriben rayan amargas fisuras que botan su Ăłxido honesto la vivencia lateral Digna. Acabada Material. Elemental. Orgullo de roncar como la gran mĂĄquina de los mundos que entrega la vida frente la muerte
el infinito camino de la muerte Pandora ofreciendo su caja a ella llena de herramientas orgánicas Como rigor alcohólico en los tarros encomienda su cuerpo al diablo el alma se suspende en el polvo contundencia en el olvido verso negro iluminado de violencia cerros salpicados de puertas cerradas frente al taco automovilístico mitología llena de cartografía local chascones hacen el aguante a la pasividad de la provincia recogida en su propia historia Sus zapatillas aguantando el tiempo para gritar ronco su derrota revienta la guitarra temporadas esperan horas soplan espectaculares y Pompeya estalla en su boca de paseos matutinos con vespertinos Lenguas masticadas con el vicio de no poder más esperan la micro otra vez trashers, punkys, raperos dementes chispean las uñas contra la tierra dura desde un molino roto que regala viento miraron la gran serpiente que define su destino erguida señalando el camino de un cuerpo desconocido que perece en el alcohol ahorcado con las cuerdas de su peor tonada El resplandor industrial de piernas secas
muelas doradas con lógica geográfica se define en el recuerdo de los que van quedando. Todos los imperios limitan con ella Villa Alemana conoce su bandera de cuero mitológico hegemonía y soberbia de quienes te vieron nacer derretida en un estero rieles petrificados en los dientes estacas apretando la mano torres esperando a que volemos en su cielo ardiente las calderas muertas de hipotermia. El diablo se lava la diuca en Rumié ríe ladrando el silencio de su muerte con la patada gigante de la inmobiliaria sobre su nuca renace rojo en los oídos de la juventud oscura aburrida de peinar la paja seca y regar con piedras los callejones. Trancan la pelota a la estética refinada del pop para seguir saturando los ruidos del barro de sus suelos. El molino murió en una muda vuelta al valle bajo el cordón replicado en pasajes ¡Suben! ¡Bajan! cerros de cuarzo juegan con la gravedad con recias mujeres de piernas de roble D E C I D I D A S.
Cuando giraba en la eternidad de un domingo más estrellas tajeaban rayos bañando la hoguera de la tierra contemplan la comuna su punto y su línea el ciclo la memoria su mecánica señala el rumbo sin salida acciones perdidas la sentencia olvidada zumbido de cada giro salpica saliva vengativa del ladrido de todos los perros botados de la perra vida de Villa Alemana Caballos sin dueños galopan sin jinete hacia un costado P E ÑAB LAN CA te recibe la esquina del carnicero de ojos afilados para anudar el más bello de los arrollados un cerdo revolcándose en el más puro ají de los campos alejado del apellido teutón como reivindicando la tierra construyéndose materializándose convirtiéndose en desmemorables clubes de fútbol pateando la botella discuten la polémica con fuego y filo hacen crecer raíces a los zapatos entre demenciales gimnasios sudando el escaso deporte
de la multitudinaria tomatera con su identidad marcada de suelo lamentando la sequía de sus plantas un sable masticado contra el pecho de la plaza encañonada madres cazadoras ofrendan la teta justa a la lactancia del amanecer La torre ferroviaria abre su chaqueta roñosa del alma para despedir al viajero vigilando su paso a casa orgullosamente solitario rodeado de alcohólicos cagado en cerros de mierda palomar sigue la esencia a las huellas su ceniza escrita guardará eternamente semillas en el interior de la semilla provincial.
LIMACHE Limache surge fértil desde su placenta colonial con venganza de peñasco universal contra la muralla amarillenta de patrones detrás de su pulmón de otoño va escribiendo sobre hojas de su avenida eterna donde el otoño se sentó a respirar parte a la mitad la vida cortando los tiempos que hizo el humano Limache se las lleva gritando solo salpicando la saliva que secó sus tierras en medio de rocas y robles de ceniza cada grieta es la protesta de Aconcaguas el levantamiento de Picunches el sacrificio de Incas la distancia de los desterrados.
Limache vuelve a surgir del suelo como fragmento de un edén inacabado te lleva de la mano con su primer amor infantil La soledad de sus ojos tenían el mundo discutiendo entre ellos decisiones medioambientales con económicas Tardes de esperanza sus árboles huérfanos almorzando carne de caballo seca convertido en granja de caminares los domingos vuelven aparecer palomas con alzhéimer brinda la sangre a cada transeúnte que sigue transpirando para acabar con la sed limachina La actualidad comunal brota de la vagina transgénica de tomates su complemento total con la oxigenación del alma dolorosa de traicioneros locales que sacudieron a las abejas a las hogueras insectos condenados como brujas polígamas Limache: hijo de santo pagano bien educado criado entre las casonas que bajo sus calzoncillos húmedos esconden castigos cacheteando su propia sombra construido con zarpazos, forados y zanjas. La avenida navega con botes mancos sobre la lluvia de álamos torcidos doblándose en cada lágrima que cae de niños castigados con su alma robada colocan los ladrillos al túnel de su juicio final La Colonia bastarda deja su aroma añejo en cada rincón
cornisas cómplices apuestan la memoria a los patrones, pero si ellos pierden entregarán su sangre convertida en divinidad por libros y analfabetos Las arañas tejen la historia muerta de la gloria limachina el genocidio al peón hablando en lengua oficial acaricia la pena con una mordaza y la yegua muere de risa mientras da latigazos a su madre. El pelo delicioso de Limache cae seco, abandonado, crujiendo fúnebre haciendo temblar el patio oculto del Cementerio Municipal que florece en el silencio de su olvido de fosa queda más al fondo de la subexistencia entregando la luz a los muertos comunes usurpados por Cristo y sus Apóstoles Alcaldes, Diputados, Abogados, Jefes policiales con todos sus primos, cuñados, nueras quien apareciera celebran la orgía del poder mojándose en sus mausoleos privados de mármol marista un gran embalse cuidado por alacranes desobedeciendo a escorpiones caen fríos sobre los zapatos de niño de escuela Tenía diez años el hogar de menores tragaba y escupía me raspaba las rodillas corría debajo de piernas de niñas jugando a ser abandonado entendiendo la terrible apuesta de la miseria
torcía los dedos con el aliento cínico de la caridad masticaban costras en las mañanas niños dejados en las manos del sobajeo religioso de monjas siguen saltando la cuerda atada a la bandera junto a la avaricia San Vicente de Paul se llama la escultura fría yeso inerte saluda a la mamá enferma maquillado con esmalte internacional ojos de cristal virgen sonríen al niño dando alma al maestro escultor la puerta vigila la entrada sin salida Huachos del interior hacen fila esperando leche algunos quebraron sus lentes amarrados con la mano del sol detrás del vidrio un ojo se llena de olvido emanando un nuevo día en ellos caminaron ciegos en colinas vecinas quemando sus casas por la política habitacional chilena Un hijo volvió con los calzoncillos cagados a la obsoleta comida familiar de domingos de patio abajo de paltos viejos llenos de ratas en paz en medio de ramas podridas rodamientos oxidados crucigramas inconclusos dan alimento de muerte al árbol Escupiendo su cuerpo en la cruz contra su libertad buscan cavar su resignación
con la pala astillada de la injusticia de la vergüenza una zanja sin apellido se queda solo tirado en el suelo La acequia y la vereda la confusión y la tristeza volvía a volver de donde vino. Limache cuelga su chaquetón tejido con la sangre caída de cada noche que deja su rocío tierno en las mañanas sobre las piezas abarrotadas de su espalda construidas sobre abandono al fondo de San Alfonso donde el pudrimiento se ejerce desde la estructura hasta la infraestructura cuando un educador llega a dictar la norma bajo su camisa apretada de dueño de bodega apaga el farol del patio trasero el castigo oculto tras la neblina de olvido ensalada de niños robados aliñados al mejor postor de la familia chilena pagados por lo peor del ser humano festejando en la fiesta que mas te gusta el guante bordado con los códigos civil, penal, constitucional zurcen el camino tramado de su destino inexacto t i t u beante la carne bota su jugo nacional entre sus dientes alimentando a los perros del campo
una aventura más del lunes con los viernes bajo la saliva enrejada de penurias duermen protegidos por la constelación libertaria en medio de su decadencia encerrada suelos marginales de una opción quedan botados debajo de la alfombra de Limache abrazado al país Punto aparte es esta nueva historia Inconclusa Deshonesta Dolorosa Frágil como ojos pariendo cristales Historia corrupta de los costados limachinos funcionarios eructan el aliento azul almas desclasadas apellido rubio un sobrenombre alentador. Camino que te hace escuchar el olvido rural de San Francisco con sus viejas botas han caminado siglo a siglo pateando un camote al fondo de su patio de barro al cielo quebrándolo en mil estrellas trizando la nube que baja por su limón meándose las patas pa fertilizar la fractura de niños diagnosticados en la consulta eterna El camino te lee un cuento colonial de cristianismo añejo patrullas desplegadas en sus hojas de historia sin palabras su portal abre los ojos al olvido la farmacia de turno se esconde bajo una marca arreglada programas radiales dando las mismas horas de todos los días
anticipan el decaimiento de la esperanza cayéndose los pelos de la cabeza bajo el techo azul de su estructura Tras el cerco inimaginable de su sentencia la alimentación se raciona a la misma hora colaciones frías, secas, duras, secas, frías con suerte, vencidas Una Campanazo al tímpano de Chile con el oído sangrando enmudecido en su silencio castiga la tristeza del pobre premia la burla del rico anida autoridad a un huevo cuoteado al club inmoral con su bandera desteñida quebrándose sobre la nuca de niños polvo niños cayendo junto a niñas reventándose la cara a cada sueño que inventan con pastillas caen ahí sobre una retroexcavadora comiéndose su barro que los arroja por montones al peladero más cercano a la piscina municipal de muertos los espera más impacientes toda el alma mal criada se desparrama entre partículas orgánicas. Todo el dolor de los presos expresado en 81 cuerpos de brasa estalla en la tristeza de la sequía del sistema de protección inundando alucinaciones del condenado traga con jugo en polvo la ilusa sonrisa de su guardia de turno escupiendo dientes abandonados que sabían que hasta las ratas olvidarían sus huesos caídos la mancha roja bajo la huella de los 18 años escurre bajo el espejo quebrado de su suerte cada esquirla busca pareja la ortiga solitaria de una pandereta
se bate dificultosa entre la maleza y piedras resistiendo junto al pendejo que no tubo la culpa de nacer ahí lo mira como madre en los largos día de espera como la abuela de los clanes que fuera semilla de cenizas caída en acequia capitalina navegando hacia el parto de la condena marcada a fuego Cada diente de un niño custodiado por Limache deletrea la injusticia de la vida en cada pieza El universo canta su pena más desafinada sobre el epicentro verdadero de los terremotos días ignorados sin movimiento esperan amaneciendo la historia hecha miga seca sin palomas rondando hambrientos pilares levantados con aserrín usado explota la cicatriz fresca soltando su materia inerte sobre la piedra de metal vivo. Túneles indios de la hacienda no han llegado a sus piezas de cementerio inca conectan el tránsito con el negocio local se pudren en respuestas estatales de quien se hace llamar autoridad Cada minuto el cuerpo humano infinito recuerda el pasado más recientemente combinando el humo con cerveza lubricado con papas fritas olvidando el presente una vez más
Un rincón perdido de la ciudad esconde diablos hambrientos arrastrándose al vertedero fiscal mal construido y concesionado Planea desde las torres el desamor a la inocencia falsificando la identidad con el desacato de sus miradas oculta la tímida inocencia que guardan los choros. La voz se pierde bajo el catre abrigadas de óxido sangrando frío capean con la mentira del daddy cabrón filosofía imperial de campeones saliva y torbellino de la anglopasta. La periferia sella con fuego su columna traidora con cara de pueblo tranquilo vertebras estiran el dedo rayando la línea de tren en la sonrisa de cada guacho triste iluso infeliz Muralla vestida de humedad toma las joyas que lo condenaron abraza sin avisar a la carne tomándola por el cuello disfrutándola desde la cintura soluble al abandono abre paso esparciéndose sobre el lomo dejando el recuerdo o lo que queda de él cada uno de ellos busca su propia esquina construyendo soles escriben el poema que esconde su verdad alimentan la próxima mano de obra alcohólica por decreto centros, edificios, autopistas Pollos mueren sin ver la luz
nunca han dado un paso electrochocando con el agua convirtiéndose en parte del engranaje social de los procesos nacionales. Alimentados con el resto del país quemado escupidas por quienes botan la comida. El orden mundial saca la billetera egresa con nota alta de derecho y corren a buscar el sobre sacando aplauso cerrado cumpliendo con la disposición zanjada La información calculada da el veredicto ríen sin temor como ladrando por la espalda de nosotros la gran codicia humana cuenta el mal chiste que siempre le funciona y ríe quien puede entender La mecánica de profesionales tradición de apellidos tierras, raza, religión por primera vez el derecho dio el derecho de conocer la herida de San Alfonso bajo los sobacos citadinos de Limache La libertad ofrece el ritmo del celular aparato móvil que en noche de fiesta hace sonar los instrumentos al alma buscando algo sin saber Amanecen charchazos egoísmo olvido un riel robado cae en los ojos del ladrón aturdiendo su existencia por la de otro que nunca lo será
La espalda del pueblo no toma vino bebe la sumisiรณn de la oferta de nueve noventa dibujan el colmillo sobre el muro que divide la herencia del poder y la derrota masticando la crema paranoica de sus hijos. Limache esconde condenas bajo su pรกrpado colonizado llora el dolor con el pichi del castigo de otra fiesta mentirosa.
SAN PEDRO El camino que bordea la antigua ruta de estĂłmago cervecero tiene las encĂas secas se estrujan entre sus silos las patillas encaminan con un palo a los animales que llegan a respirar sobre la colina que despierta atardeceres San Pedro y San Francisco tomados de la mano corren por la red de aguas bendecidos por Aconcagua que echa su llanto sobre sus hijos. El transporte es un mal intento de la democracia ansioso de los cielos le falta el respeto a toda la huella
el acero carnuo vive entre siglos con un viajero que no vio otra que seguir así esperando la emoción del chofer soltero para llegar a lo más profundo de sí golpeando la nariz contra el volante derramando pesticida en cada hombre periférico reventando la flor de los durmientes salpicados con la miel agria que zumba por sus orillas El costado del camino hace sonar la distancia de tus tiempos quedando escrito sobre la gran maleza que ha crecido con la historia de su larga transformación social pueblos recolectores abatidos por la iglesia imperial que da paso a la república militar de Chile gritando la orden de los años que han fundado su paso oscuro el alma de los transportes de San Pedro toca la tonada diabla de sus borracherías botando a huasos sobre los caballos que saben donde llegar sujetan con abandono la caña del ebrio afirmado al paradero la ilusión decadente que quedó marcada en su inmensa estación punto clave de la nostalgia y los poemas. Mis ojos dulces han pasado su lengua amarga en la oscura mortalidad de San Pedro sobre su regazo arrepentido de los cultivos en medio de la conciencia rural de todos sus cuerpos muertos y vivos al interior de la negación de la nociudad en la costumbre de las calles de todos los días coquetean con bicicletas en agonía que escupen a furgones verdes cogoteando la arrogancia de los 4x4
con mordiscos a los patones Cuna de la desidia juvenil duerme en la vagancia de vagones vagos. Su costumbre oxidada respira el cotidiano de las plantaciones en sus vagones la masturbación del grafitero que vierte su verdad sobre la forma infinita del transporte universal que recorre la herida generosa que hace brotar nuevos lugares dándole autenticidad a los viajes en las miradas de sus viajeros viviendo la muerte día a día Fracasando. Derrotándose a cada vuelta. Cargando la carga alimentaria del mundo de un universo a otro Jóvenes esconden el romance oscuro bajo la sombra de un silo con los ojos vendados el punto central de los cruces atlánticos juntando la ruralidad con el asfalto y las caleteras mojando la frontera del adobe con el barro desatando las riendas de un caballo con odio al humano que corre gritando toda la mitología que fraguó el tiempo botando fuego desde las patas que hacen hervir a las hormigas construyendo el rumbo de los miles de años campo adentro. Despertando a las botellas secas que se emborrachan después de trabajar duros como camión cargado de vacas llenando almacenes públicos dónde aún te prestan el teléfono roncan en la muerte de gallos negros de cresta de fuego que fueron sacrificados por el gran grito de las madrugadas Lenguaje de hierro salvaje herido por liebres de fuego
progreso clavado que necesita ese pueblo con caminos concrecionados al bolsillo del que sale a tomar aire dentro del mismo bar que los vio nacer y caer el resto de paradero los abraza cรกlido como un gran cรณndor que rompe el escudo a picotazos bajo la hemorragia que baja por las narices de beatas sobre las infinitas noches de San Pedro y los amaneceres de Quillota...
QUILLOTA ...A ella..., reconozco que no acabaré de escribirla Q U I LL O T A ... lo reconozco, Si Quillota me olvida un día será porque nunca podré terminar de escribirlo. Su palabra infinita de 300 años toma la historia de libros añejos galopa sobre leyendas eterna combinando el borracherío con la religiosidad parrones, avenidas y cuadras componen la oración de cada mañana
apretándose contra la tos de los cerros que lanzan la fertilidad a su pueblo de la Aconcagua perdida en el mundo que sólo se ve de lejos con el largo cuello de su rasgo dedo grueso de hueso andino desmembrado en lavadero de oro la gran cima del Mayaca encumbrada sobre un anillo de sombras escupiéndole la cara a la Virgen bendiciendo el destino y sus piernas fracturadas que gritan con voz de colegiala el encuentro de piedras húmedas bajo los rieles Las carnicerías cierran su ojo pícaro al que viene corriendo cerro abajo comiendo con su cuchillo en la Gotera peluquerías queman sus cejas en el despertar la ceniza llora apagada por las chimeneas que estiran el cogote para ver el mercado que fue cumbre de las transas con frutas vestidas de carne de equino pescados llenos de cicatrices en las pescaderías que se sumergen como salvación de pueblo seco escritos sobre papeles encuadernados con restos de tela de oriente que puso apellido al gran tubo comunal dándole urbanidad a su historia Su tierra quiso encerrar al bastardo de Portales para recordarlo entre oficinas fiscales Las telas de arañas cosechan caballos con la artillería gastada del regimiento La espuela militar clavó su nacionalismo en la costilla desilusionada del caballo podrido se fue a encumbrar
en la batalla del deporte olímpico cayendo a pedazos todo cagado por el suelo escondiendo la tradición quillotana de la fiesta bajo un suelo lleno de nitrógeno inyectado de monocultivo. Corcho de barro doblado a cadenazos sobre el muro de la antigua parada trenes llegaban en el aplauso de palmeras bajando bestias ignoradas soplando poderosas rompiendo cruces creciendo con restos carne/sangre/fuego cuesco del centro del universo verdenegro estacas se levantan en tu composición encañonando las grietas mitología apuñalando a la lógica dibujada toda invertebrada con la pintura ferroviaria de su única bienvenida. El ombligo suda aceite muerto desgastándose kilométricamente curtido de masacres y funerales entremedio de largas calles de polvo dejaron de hablar del silencio para transformarlas a lectura de bandas magnéticas convirtiendo el polvo de sus bolsillos en propiedades de los dueños. Quillota levanta con el hombro domado troncos de metal que usó la concesionaria
por mientras... Atlas se ríe misteriosamente debajo del Mundo sosteniendo columnas aún más abajo sosteniendo el trabajo se ven niños comiendo con la mano la derrota del equipo que los representa. El compañero de turno cambia el sentido destino desconocido el tren toma la dirección sin vuelta su orgullo derramando brazos forzudos entregando a palazo la victoria de los caminos bajo los muslos sin lavar de sol. Con cuarenta metros de pasajeros tajeando la mejilla de un pedazo de cerro no se desangra bota sus pezuñas a cultivos de provincia ricos en tiempo infinito. Sus columnas dedos cortados de dioses soportando un saco lleno de oscura traición cayendo como mosca agónica en plato ajeno al ojo policial que nunca nos pilló en nuestras andanzas calurosas cervezas heladas dictando el cometido espumando carcajadas escolares sin sentido con los dientes quebrados manchados con la resina de la sobra culebreando humo negro de razonamientos yerbateros
debajo de un tren que corre armado cabinas que dejaron de comunicarse. Sembrando dimensiones paralelas cosechan la mas perversa realidad en el abismo del canal intoxicado el ruido erótico de casetes atravesados de lápices desnudos gimen en su espera angustiosa a la médula del “Personal Estereo” saca la lengua ruidosa despreciando el bullicio a parlantes abandonados de radios familiares. Arrancado por la melena negra teñida de crema verde flotan agonizante al borde del río vampiros de cuchillos hambrientos saltando desde el cogote de ladrillos fiscales otros babean parados en la demencia silenciosa de las animitas con su estampa petrificada lucen suplementos vencidos diarios muertos en su noticia que mi abuela solo los enterraba libros de estudiantes castigados de escuelas que nadie quiere entrar. Se repiten con fervorosa devoción entre el pelaje de aquellos pasajes Bajío tomando sol al lado de su Aconcagua Sur emprenden cada domingo el viaje al trampeo mercantil o cada día que alguien tenga que tranzar
tiran el paño al suelo donde todas las puertas se abren para recibir al que puede encontrar la solución de su semana.
El camino al interior de Quillota respira concentrado con infinita eternidad el pulmón del Diablo que fue planificado por un ladrón de espíritu libre que se dio forma en una gran Campana que castiga con su sombra de continente a los que quisieron perder la vida caminando rompiéndose las piernas recompuestas por el componedor que mira como un dios de hueso vivo el contorno del núcleo mimetizado en su ojo al interior quillotano ese que nadie puede ver la médula que muchos hablan de él sólo puede oler solo bajo la cima de su cabeza. El pueblo humano todo capitalizado administrado por sus deudas se bate en el ring de la plaza de armas sus armas ya no son más que la sumisión de cada mes avanza desde su manzana divina-española al centro de la comuna recogiendo lo que necesitan cada día hábil el hijo o el paquete de apio cortado los trámites o sentarse en la plaza
todo el aparato central se concentra en Quillota dictando el que hacer de sus habitantes el papeleo salpica desde la cornisa de los correos la esquina del mundo cruzaban buenos cucarros negros pa llá y pa cá coqueteando con la prensa local difamando el amarilleo dejando a la esperanza en manos del destino. Un árbol se queda solo peinándose en una rotonda mostrando toda su honestidad solitaria barriendo los pétalos en el funeral de las derrotas acompañado por la sombra de la rama. Círculo que transforma invirtiendo la singular dimensión inexacta de la ciudad-campo. Bajo el cruce, la noche no llega porque siempre durmió ahí al centro calcetines salpicados sangrando olores Escapando del rondín nos sentábamos en el ángulo cruzado subiendo la mecha ojeando a la noche bajo el puente la boca agraria sabe más agria desfertilizándose cada madrugada a esa hora caminaba sudando calibre comiéndose las uñas. El camino se maquilló
con una mano de distancia señalando su leva arribista el ticket de color luminoso la barrera aleteando pasa su jeep a 180 km/h con grandes lentes finos cortando viento La gallina espantada de la cazuela cacarea desde una pieza con camarote comparten el cancherío de San Luis de Quillota criándose en Dinamos, Peumos y Manuelas donde la pillería se corre por las bandas sobre el asfalto sedoso recarpeteado la concesión la tiene alguien no lo conocemos tampoco lo queremos conocer el cuñado jugando Poker Una flecha cae sobre un plato vacío botaron la comida sobre la mitología de equinos cruzados con humanos bodegas concentrando los sabores Kilómetros de rieles lejos del corazón apretando la rabia con toros excitados contra perros celosos respiraban fuego las razas. Cajón Saco Cuero Zapato Sombrero BOTELLA Una lluvia de disidentes de Ariztía de su terreno caen los cuerpos esparcidos mojados de agua bendita
Para cortar la huincha de la nueva Avenida zurcieron el hilo gris sobre el lomo de la ciudad usando las venas de hilo sangrando hacia el río contaminándose de demoliciones para construcciones desidia mal conocida atravesado por ciclos de color Y te vas enredando entre letras fluorescentes las rejas de las esquinas bien crujientes de pasada, la humillación propone su concepto entre las ruinas obsoletas cortadas por un carro de churros Ninguna flor ha querido salir a mirar Al final la cabeza se te cae chuteándose hacia el olvido mirando el piso que no responde eterno polvo de concreto respira dentro de mi ladrillos El escupo que te cae en la cara al despedirse sin recibir una mirada de vuelta o como se da la naturaleza de estos días sonriendo, pagando y vuelve a sonreír mejor tienes que encender tus ojos sobre la pantalla calumnia entre transportistas ferroviarios con micreros imanes forzados de polos, norte con norte repite su codificación entre negocios de la educación complejos habitacionales cubren lo que fue tierra.
A cada segundo lamentas la historia de Quillota donde bocones se llenan la boca sus inflados colmillos que lucen inflando la paloma de su camiseta fuente de recursos agros y estatales el patronazgo saca su látigo de gran culebra latina como la tula saltando sobre la taza deletrea en la sacudida el idioma de generaciones castigadas que trasladaron rieles al olvido de periferias dándole categoría mediática a la industria del mega-comercio-importado. Pisoteados como boletos olvidados en micros fuera de circulación De Carolina a Limequi. El Alfa las vio pasar en la localía de sus frutos de tierra y cielo pudriéndose la punta de sus marginales dedos sucios. El interior quillotano se cae desde los ojos perdidos del triste hombre abandonado en el centro de la ciudad que se derrama de sí mismo sobre sus zapatos amarrados con la cuerda que ahorcó a su madre su sombra lo abraza la oscuridad de su abandono combatiendo nubes con el humo pateado de su pulmón. La micro hundió sus orejas ocultando su antiguo rumbo escrito por un apellido común
de una comuna más del centro luciendo su nueva chaqueta sintética dominada ilusamente por corporaciones de control social. El cohete de largo alcance Retail. Cayó Enterró toda su uña maquillada de injusticia colmillo de oro usurpado a la pasada llena de aprovechamiento lubricado de oportunidad con el falso empleo comunal. Dentro en el orificio empedrado de Quillota viaja la sangre de sus árboles haciendo llorar a su sombrero de polvo sobre cimientos eclipse de trenes paseaban gustosos entre la fruta abrazada a la verdura granos amenazando a los cueros rasguñando con su pala mecánica llena de contratistas encima a los restos de historia del suelo los pies enterrados lejos con una casa de los locos cayéndose de rodillas dentro de otra farmacia. Quillota me tiene que olvidar un día saber que no existo cerrar sus ojos de 300 años conquistados dejar a la Muerte que rompa con su picota gastada
la cima del cementerio crujiente el espejo del universo Que salte el muro ajeno que me toca el pelo abra la compuerta de sus acequias tome de la mano a toda la comuna sacándola a pasear dentro de su vida. Quemar una trenza de ajos hacer volar a las cebollas darle palmadas a las tunas para que el humo mezclado con espinas achaque el conocimiento extracarnal de tu laberinto histórico lo hunda en el barro de un pensamiento de cualquier niño de las escuelas públicas. Quillota se despide de si misma mirándose en el espejo que le salió chamullento voz trizada corrupta saca su dedo para escribir en el vapor con la firma del alcalde designado limitando con una idea más de democracia entrando lleno de tierra dándose frontera a su andar -deformándose el deseo del médico con la sangre.
LA CRUZ
Todas las manos ilusionadas del ingenuo futuro ciego que florece como maravilla dibujando murallas por cada semilla botada una casa de huérfanos junto a la caricia cínica un neo-residente levantando paneles blancos activando alarmas la patria de la especulación dominios y condominios sobre La Cruz dando condena a sus suelos que explicaban la vida en el torrente de hojas rompiéndose en las patas de los árboles donde la maleza es el trapero de botas
escuchan gritos en las bodegas dan la bienvenida al trayecto corrompido camino. El invisible paso reverso de una hormiga coja son kilómetros de este pueblo que quiso ser comuna municipalizando las venas de su cuerpo rural convirtiendo distancias floridas en pequeñas esquinas esquinadas de cercas amarillas hacinadas por el letrero habitacional de la galantería de los estafadores. Ay ay ay... La Cruz dejas la huella del martirio para deletrear tu nombre cargas una sentencia que nunca distinguimos en el cuadro colonial una figura cruzada escupe su signo en cada local tus letras gritan su propio silencio tal cual suenan: angustia de peladeros laterales ardiendo maliciosamente adelantándose al verano el choque fortuito de hojas secas con vidrios rotos de los paltos y rondines hacen llorar vino dulce a las grietas de sus adobes. Bajo la sombra de la maleza se sacude la locomoción que miran con indiferencia el progreso sobre la decadencia. El inmaculado paso L A R G O de tu calle larga
me hace resumir tu columna crujiente que se emperifolla en su condición de patíbulo poniéndose la corbata con la profanación del campo pintándose las mejillas de rubor rubio mentiroso en la burla del amarillo al verde. Aceptando el colegio designado escribiendo abajo de la cama se lamenta con la garganta ebria el escritor joven surgiendo de la pilastra dentro de una caja de perro regresa brincando entre parrones sueños de noche infinita en el tugurio que da lugar a la subexistencia.
Se puede llorar con los piqueros de la Poza Cristalina salpicando desde las ramas lloviendo Sauces -Tírate! Tírate! Y ahí te sacabai la cobardía o el carnet de acero caliente que hacía arder el muslo en miedo Se mantenía un gran charco corriendo seguramente por la pelusa que botó en el Aconcagua que iba concentrado por un costado en su maratón de dioses. Botellas vacías iban a suicidarse
ahorcándose bajo el gran árbol de la nada sus riveras llenas de cumbia enterradas en el barro seco para morir aún respirando el hedor del olvido profundo de la Cruz agrietándose en cada corte de huincha tricolor Su presencia se mantiene infinita desde ahora Por ahí y más allá estaban los potreros cabalgando sobre un partido de fútbol de los repuestos de autos. Fuimos con mi papá, éramos entero malos pero me reía igual porqué con él en toda mi edad sólo una vez me dio el pase no sé, me parecía extraño la camisa deportiva apretada la fineza de la pluma de un oriental sus ojos Había alguien llamado igual que él eran tocayos era canchero gordo chico diente brillante insolando al sol esplendido tono veloz de inspectores de la locomoción indicando con su colmillo cálido, la partida del amarillo zángano de panales haciendo carrera de arriba pa abajo.
Rompimos la red con la cerveza que nos abrazó desnuda y chistosa sudando su frescor al final del partido dando humor a las lesiones en el esplendor de los curtíos albañiles brindaron el vínculo comunal como hermanos peleados pidiéndose perdón. El puente cuelga en las barbas de las almas enlazadoras que vuelan por esa gran esquina hombres y mujeres se encuentran en el lugar de los lugares caminan, pedalean sobre su lomo lo hacen sobre el viento crespo del colgante. La Bolonia, Charravata, Pocochay tierra inconclusa callada por el tiempo ciega de la memoria castigada con el progreso del dormitorio Distinguidas tribus hombres solos sacudieron sus sábanas muriendo ahogados bajo el manto gentrificado del siglo de hoy Pocochay grita desde siglos bíblicos con perfume de religiosidad llena de carne cocida en el cuello dónde la virgen se le apareció a las vacas
apretándole las tetas para alimentar las crías que brotaban en cada lugar del lugar alimentar a cada pasajero que lo pide. Vertientes dan esencia a la tierra fértil celebraban con todo el pueblo entre tocados, chimbas, flautas y garrafas riendo por los patios que hacen de mundo donde el polvo salpica su historia sobre las zarzamoras la telaraña se enreda en sus espinas dejando herida a la muerte que viene ebria para quedar botada con la bicicleta al costado del camino abrazándose solo porque la bicicleta lo abandonó pa irse a pinchar con un triciclo. Por ahí anduve pariendo el amor a orilla de canal escondiendo la sombra tras los matorrales golpeando la carne humana contra el sol morboso miraba atento las piernas frescas surgiendo como alas de mariposas convictas fugándose hacia mundos terribles de la humanidad capullos neonatos infinitos peñascos de piedras. Arturo Prat saltó y cayó ebrio en el club social que lleva su nombre miró como ahí se movían calurosos los muertos en el baile
la humanidad que resistía la tremenda paciencia que lleva La Cruz cargándose cada vez que se levanta El barbón pelao caminó de ahí maldiciendo su andar frío llevaba la derrota gritando en cada hilacha de su chaqueta los botones cayéndose en cada paradero medallas naufragaban aún perdidas en la historia escrita por militares que nos cuentan en las escuelas Cayendo a la posada dónde pasaría su luna de miel amarga saludando cada mañana a putas crucinas que van a comprar el pan con chancho a sus hijos en el ojo infartante de su ombligo a mitad de camino medio cunetiao. El viento ya se aburre de caminar lento susurrándole a las casas de adobe la historia de su muerte en el tono más lamentable su salón de pool oculto en un pasillo eterno y oscuro transformado en la sonrisa transable del físico romano cocinería infinita de mariscos huachos el hotel convertido en salón de baile rematado al mejor postor angustiosamente se convierte en un velorio de los asalariados tristes conformes con lo que les tocó supermercadiando espíritus ciegos urbanizando sueños con portones eléctricos sin alma
poniendo sobre los ojos guardias de seguridad tras las rejas. La Cruz empieza a quemarse con el concreto raspándose la rodilla de niño que no cicatriza le hace cosquillas a su entrepierna derritiendo la palta con su par de brazos tatuados enormes chimeneas que escupen guerra a las nubes. Lo poco que le va quedando a la nueva comuna son restos escondidos tras muros de hueso bajo truenos eléctricos blindados con títulos de altura Algún documento inacabado de un antes de hoy convencerá a cada habitante de lo que fue La Cruz Su tierra incinerada se crucifica con el cemento vecino enterrándose para voltear el universo desde abajo Frontera deportiva una cruel broma canchas que alimentaban el recorrido diario su paisaje de camisetas al viento dándose la mano todos los equipos afirmándose del rugido de sus acoples el pasto de alto impacto convertido en un amplio conjunto cambiando la caseta radial por la de seguridad Cavó su propio cementerio con muertos sin identificación entregan el rut al turno que se presente. El camino va tirando al suelo botas perforadas con la gran broca del conglomerado botadas en el recuerdo insaciable de pies desnudos a los calcetines
LA CALERA Zapatos estiran la lengua sobre el sol sintiendo el rocío de pecadores bajo sus labios que sonreían en el gran blanco de su silencio orgullo de estar ahí, como un lugar más que se pierde escrito en el suelo con el dedo quebrado sobre la cal mezclada de resentimiento Antena disfrazada con la humillación de encararte con tu árbol convertido en plástico y transistor enfermando por la comunicación Mis pretensiones nocturnas tienen los zapatos amarrados con agua desbordándose en los brazos de la ciudad
La duda de amanecer sobre su carne dejó la memoria en la periferia agonizante rincón de peladero cansado la identidad enterrada pasa sus días contando el pozo latifundista podrido de la historia secaron las industrias al destino sangrando en bordes de río la agonía de la noche frente al amanecer. Sacudir el espíritu de juventud marchitándose a la salida del bar tejida con la rama de la higuera negra que respira en el patio de la abuela siendo de todos su gran verso negro que respiraba deja hoy la oscuridad de mi desconocimiento El fruto se ahorcó con el mismo árbol que lo parió cayendo en el barro lleno de canas su poncho de huacho lo sacude una vez más hecho con la mano de los años bajo la cama de solteros escondiendo toda la derrota de sus apellidos haciéndole cosquillas en las patas Hojas abandonadas que vuelven a reír bajo el árbol más grande que hace perderme contigo y conmigo en el secreto de los poemas que son los sueños que no puedes contar tampoco oír su gran imagen deja mudo tu impacto soplando la frazada de invierno del diablo
dejando ciego al día de mañana Saciando escopetas llenas de sed esperan su turno apestadas del tiempo transpira su gatillo alimenta la mentira sacando combos y patadas Palabras de fin de año describen el sin sentido de los días uno más semanas encontrando los mismos números minutos y años sacan cuenta de los días que le quedan nubes no giran más en mi cabeza el algodón dulce absorbe mi sangre tiñendo la boca de niños llenos de challa en sus cabezas la vida camina con una pata inconsciente perdiendo su lado bailando con la sincronía de los relojes convirtiendo el ritmo en engranajes infinitos de loros cantantes Me quedaré dormido cuando le de gracias a la vida la muerte sirve la mesa llena de tentación dejando oculta las toallas para limpiar su boca mientras... las horas siguen dibujando su mordaza sobre el papel pidiéndole que regrese.
Cabros como cáscaras añoran hojas secas de los inviernos que humedecen sus grietas quemando palos incombustibles lluvias grises de plomo inundan la aburrida melancolía generosa en la esquina de la calle con la avenida la resurrección del espíritu navegante de su río contaminado sacude calzoncillos de niños que no conocen el mar. Todos ellos con todos improvisan puentes Puertas que nadie tocó! Manillas que nadie abrió! aún así comadrean las esquinas con las vecinas grandes generaciones femeninas poniendo la primera ficha al equipo del 54
Perros que van quedando perras que sobreviven vienen de lo desconocido en la oscuridad de océanos de oceanías universales corren sin zapatos sobre las inundaciones de las sequías desnudando al sol sin las manos olfateando a la inversa el sudor de la pena humana naciendo en la cama húmeda el niño arrancado de su mata
por el guante fiscal de sus secuaces bordeando el resentir del estar ahí descascarado espera el momento espantando el amanecer con delirio Ella mira sobre su cama un río descuartizado salpicando los gusanos que comían sus piernas deltas tejiendo los brazos riegan la carne muerta del Aconcagua podrida en el Pacífico. La comuna eje se rodea de sí misma vértice del norte todos los punzasos perforan sus calderas dejando el recurso represivo de inquisiciones, inquilinos, industrias, dictaduras, democracias y asma sus calles son la costilla muerta que sale arrancando de perros cojos hoguera infinita se alsa sobre huesos incinerados en hornos antiguos de cal Los Santos cuelgan la polera en la cancha abandonada avenidas cruzándose temibles en la punta de su sacra esquina con las vértebras de tranques. El nuevo orden derramó impune compuesto de la química de mercados probado en los niños del rincón abren grandes ojos que te cuentan secretos bailándole somnoliento al plástico cielos secos que endeuden el alma buscar la oportunidad de cortar
sobra de carroña de paloma miran el péndulo del show títeres sobrepagados desodorante ambiental a volumen industrial el gran Retail precisa su medida de pueblo húmedo a ciudad seca Pueden vivir en el grito del amanecer de un Apocalipsis escrito entre boletas y créditos sin saber que surfean la cresta de una ola con cuerpo decepcionado sobre mares de apellido humano. Vacas enclenques se toma una plaza cualquiera Orugas Huevo Frito Sicem Punta de Diamante la Ferro cualquiera no les importa el uso ni tradición arrancan chépica extienden su tiempo al sol entregándose al deleite dominguero que pocos vieron pensando en su jubilación de mosca al quinto día entregada al sistema de pensión pa la bolsa de te. La concepción de la luz tiene los labios oscuros están con el color iluso infinito de la tierra.
Caballos envidiosos castigados por carreteros de mercancías pillos contando la plata paseando de negro en la bodega de patrones que llegan riendo maestranzas y terminales descansan el matute para ir a morir al comercio menor raspar el hígado al olvido aisladas por la peste del oxido relinchan odio de dormir cada grito de su perdición relinchan odio como los violadores a la vida. Atados en algún poste o palo parao agüante la venganza la herradura contra la espuela Sus costillas traspasan el horizonte donde el sapeo de la propiedad se dilata en un veranito incendiado escribiendo la acabada historia de patas y patadas la cola machetiada lleva al cautiverio el trabajo en el suelo su gran intuición espiritual llora con sangre la culpa de ser obra barata invención de nuevos capitales extranjeros en el bloque del negociado en cadenas En trabajos de temporadas bajan viejas sonriendo de la mentira del cultivo saludan en fábricas de ajo falsificado
medio tiempo tiempo completo siguen ahí ellas humedeciendo y secando su vida fétido combustible rancio pesticida la ardiente cadena perpetua de la jornada le calienta la débil libertad. Entre ellas inolvidable delirio cándido sueño del interior con toda su noche mirándote. Descienden en buses con aliento de tractor ebrio y embarrao cruzando el puente con su orgullo comunal de un lao pa otro enfrente del elefante de metal los fierros se toman la mano sobre los hombros de concreto huesos de piedra del río usurpado corre con tristeza militar una batalla de banderas negras. Vienen de distintas chacras viveros y fundos con apellidos sin deletrear. Siempre fueron los mismos desde las siete de la mañana hace veinte años cuando esperaba la micro letrero de oriente tomando a cada cuerpo con la cara partida
la misma fila que se colaba en tu azúcar sobre la comida del perro. La ruta es corta seca tímida cortándose con frío las venas inundada con baba de cal calles titulados milico y geográfico escritos con la derrota indígena Toquis Caciques se tejen sobre el delantal de la niña amable en su escuela que suspende en un cabello de sueños aliento tímido y feliz tiene un ruido en su cabeza un nuevo motor japonés suena a kilómetros su voz simple como eco del viento en silencio susurrando su minúsculo verbo sobre el universo destruye los mitos de la sabiduría la mirada sinuosa de su ternura limita con la calidez de la casa chica el espinazo amurallado columpios se rejuvenecen desfigurando la sonrisa de la pasta al hedor de las fábricas La soberbia de la noche en Calera cae arrogante el amor sobre el odio te quedas rosando el filo del frío bajo el hastío de muros quemados o el pudrimiento de su historia
locura de ratas caminando sobre paltos o mechero ninja haciendo justicia de negro rieles inútiles trazando caminos vacíos o cortándose sus brazos degradación de la cal sobre los árboles o el abismo de la pérdida Soñando el primer mundo de cartón... solo soñando soñando soñando y soñando anclado en la tibia imagen de su apariencia brillantes repujados de piel colmillos sobre el níspero antes de morir se hunden en la especulación de sus almas entristecen el corazón con la actitud del desclasado.
ยกTODOS LOS PASAJEROS DEBEN DESCENDER! ...fin...
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