La obra neoclasica de la iglesia de alfara de torres torres (1789 1816)

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Núm. 48

BRAÇAL

2013

LA OBRA NEOCLASICA DE LA IGLESIA DE ALFARA DE TORRES TORRES (1789-1816)

JUAN CORBALÁN DE CELIS Y DURÁN

En 1535 se creaban las rectorías de moriscos, y las parroquias de Serra y Náquera, con su anejo Ria., pertenecientes hasta entonces a la rectoría de Torres Torres, se desmembraban de ésta última1. Según Sanchis Sivera los anejos de Algimia y Alfara, pertenecientes a la baronía de Torres Torres, seguirían dependiendo de su rectoría hasta el año 1574, cuando “el arreglo de parroquias” del Patriarca Rivera, pero según vemos en la documentación manejada, antes de esta última fecha ya se habían creado sus rectorías. El 14 de junio de 1564, el reverendo Jaume Arcis Cosida, rector de la iglesia de Torres Torres, encontrándose en la iglesia parroquial de Alfara, fundada bajo invocación de San Agustín, daba posesión de aquella rectoría al venerable Nadal Luis, presbítero, que había sido nombrado como tal por la Curia de Valencia unas semanas antes, el 23 de mayo, en cuyo acto se daba por fundada dicha rectoría2. Anteriores a esta fecha, al menos en los años 1554 y 1557 era rector de Alfara mosén Pere Gilabert, presbítero, que residía en Torres Torres. El 27 de octubre de 1574, debido a las instrucciones dada por el Patriarca, Jaume Arcis, que desde 1563 era rector de Torres Torres y había estado residiendo fuera de la villa, mandaba levantar acta de ”que desde dicha fecha había llegado a la villa a fin y efecto de residir en ella como rector de dicha iglesia”. Igualmente, Martín Franco, que había sido nombrado rector de Algimia y Alfara al estar vacantes las rectorías por defunción de su anterior poseedor Martí Esteve, pasaba a residir al lugar de Algimia. A su fallecimiento en

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Sanchis Sivera, José. Nomenclátor Geográfico- Eclesiástico de los pueblos de la Diócesis de Valencia. Valencia 1922 APPV. Protocolo 16424, notario Joan Jordá. Nadal Luis, alias Sanchis, era natural de Torres Torres, en cuya iglesia, por ser nacido en esa villa, tenía el beneficio de San Bartolomé. Hacía testamento en 1568, y, dos años después, estando gravemente enfermo, renunciaba a la rectoría. Fallecía en mayo de ese mismo año 1570.

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1582 le sucedía en ambas rectorías Mateu Martí, presbítero, beneficiado en la Seo de Valencia, que testaba en septiembre de 15853. Su sucesor en dichas rectorías sería el reverendo Joan Rois de Ayala, hasta entonces regente la cura de almas de la iglesia parroquial de Torres Torres, el cual, en 1592, en virtud del acuerdo que se había firmado en noviembre de 1588 entre las universidades de Torres Torres, Algimia y Alfara, sobre el reparto de lo recogido por el diezmo, reclamaba las cantidades que se le debían de las rentas que producían el arrendamiento de las tierras que habían pertenecido a las antiguas mezquitas. También obtendría de don Miguel Vallterra, “señor de la baronía de Castellmontán, ahora residente en la ciudad de Almansa reino de Castilla4” que pagase las cantidades5, que los señores acostumbraban a dar a dichas iglesias6. En 1600 se nombraba a Miguel Costa, primer cura propio de Alfara, nombramiento que llevaba aparejada la construcción de la casa Abadía7, lo que nos hace pensar que los anteriores rectores habían estado dependiendo del de Torres Torres hasta esa fecha. Este hecho se corrobora con el dato de que en ese mismo año, el 23 de marzo, se nombraba rector de Torres Torres a Gaspar Ivarra, el cual cuando tomaba posesión de su rectoría, quiso que quedase constancia de que “solamente tomaba posesión de la de Torres Torres y no de la de Alfara, la cual de tiempos inmemorial ha esta parte está anexa a la de Torres Torres ”de lo cual protestaba, pues pretendía que “dicha rectoría de Alfara no se podía desmembrar de la de la presente villa”8. A partir de la fundación de las parroquias de moriscos, suponemos que en los primeros años se debieron usar como iglesias las antiguas mezquitas que, junto con las tierras pertenecientes a las mismas, habían sido dadas a dichas parroquias, empezándose después la transformación o construcción de las nuevas iglesias. En Algimia se están haciendo obras de enlucidos de sus interiores en 15899, lo que nos indica una fecha anterior para su construcción. En Alfara se había levantado una nueva iglesia bajo la dirección del maestro Garriga, que había construido la bóveda y el tejado, seguramente obra de mala factura, debido sobre todo a la escasez de recursos con los que contaba la parroquia, así que en 1600, debido tal vez a los asientos que se habían producido en sus muros, al poco grosor de los mismos o a la defectuosa trabazón de sus esquinas, habían aparecido en muchas de sus partes unas graves grietas que amenazaban con su derrumbe, de manera que fue preciso apear la esquina derecha de la nave, levantando un estribo o contrafuerte que contrarrestarse los empujes. En la causa de estos asientos seguramente influiría el hecho de que “la acequia pequeña” pasase por debajo de dicha nave. Durante las reparaciones y reformas que se habían producido en el edificio de la 3 Corbalán de Celis Durán, Juan. “La antigua iglesia parroquial de Torres Torres y un inventario de 1563”. Braçal nº 31-32. Actes 2n Congrés sobre Patrimoni Cultural Valencià. Centre d´Estudis del Camp de Morvedre. Sagunt 2005 4 En febrero de 1591 don Miguel, al que su padre Vicente, señor de Torres Torres, le había cedido la tenencia de Castellmontán, firmaba en Almansa capitulaciones matrimoniales con doña Ana de Pina y Merino, hija del regidor de esa ciudad Alonso de Pina. En las mismas se obligaba a residir en Almansa al menos durante ocho meses al año, al lado de su suegro. ARV. Manament i Empares, año 1618, libro 4, mano 33, fol. 14. 5 En el documento se especifica que son 8 libras 15 sueldos 4 dineros, cuyas mitades correspondían a cada una de dichas parroquias. En la Visita pastoral de Algimia de 1593, se indicaba que el señor del lugar respondía a la parroquia 4 libras 7 sueldos, cantidad que prácticamente coincide con la anterior. 6 APPV Protocolo 16432, notario Joan Jordà. Quizá por ello, en 1594 el señor enviaba a la justicia de Torres Torres para que fuesen a sacarle de su casa, “pero no quiso irse y les grito que habrían de sacarlo a la fuerza, amenazándolos con excomulgarles” APPV Protocolo 16443, Notario Joan Jordà. 7 Iborra Lerma, José Manuel. Realengo y Señorío en el Camp de Morvedre, Sagunto 1981 8 APPV. Protocolo 5514, notario Joan Bonet 9 Borja Cortijo, Helios. Història d`Algimia. Ajuntament d´Algimia d´Alfara. 2001


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iglesia en esos años de 1600, se llevó a cabo la cubrición de la torre del campanario. No sabemos si esa cubrición que se indica obedecía a una reparación de la existente, o se trataba de la terminación de la torre del campanario, “que está junto a la iglesia”. Este último dato es muy significativo para poder aventurar que esta iglesia o bien se derribó, o sufrió toda ella grandes reformas, pues a finales del siglo XVIII, ante de las últimas transformaciones que se van a producir en el edificio, la torre del campanario, de la que entonces llaman “iglesia vieja” estaba ya incorporada al cuerpo de la nave. En 1609 tras la expulsión de los moriscos, Alfara quedaba despoblada, siendo repoblada poco después por cristianos nuevos, que acudieron presurosos a ocupar sus productivas tierras, siendo de los primeros en llegar algunos vecinos de Torres Torres que deseando mejorar su situación económica acudieron a repoblar, no solo los lugares de Algimia y Alfara pertenecientes a la baronía, sino también el cercano lugar de Algar10. A pesar de ello, el descenso de población fue aproximadamente del 50%, y así de los 80 vecinos, unos 300 habitantes, que tenía en el momento de la expulsión, pasó a tener 40 vecinos, es decir unos 150 habitantes11, lo que traerá consigo, dentro del estancamiento general que sufrirá el antiguo reino, una disminución importante de los ingresos de las parroquias. No obstante, con la llegada de las nuevas familias, todas ellas de cristianos viejos, surgirá el interés por la creación o rehabilitación de las cofradías y fiestas de las parroquias, se aumentarán los esfuerzos por mejorar los templos, por dotarlos de las imágenes devocionales, como ocurría el 8 agosto de 1626, día en el que Cosme Maldonado, hijo del que había sido baile de la baronía, avecindado en Alfara al tiempo de la repoblación, junto con Francisco Sancho, labradores, vecinos de Alfara de Torres Torres, se habían desplazado a Valencia para acudir a casa del notario Francisco Rama con el fin de contratar con Gaspar Beltrán, pintor, una palla (palio) de una figura de un Christo de bulto, cruçificat, para la iglesia de dicho lugar de Alfara. Por el mismo habrían de pagarle 30 libras que prometían se las entregarían el día de la fiesta de San Juan, del mes de junio. En dicho acto se encontraban presentes Vicente Saura y Vicente Sanchis, también labradores y vecinos de dicho lugar de Alfara12. A finales del siglo XVII, coincidiendo con el inicio del resurgimiento económico que empieza a manifestarse en las últimas décadas de dicho siglo, una vez superado el abatimiento económico que se produjo en Valencia como consecuencia, entre otras causas, de la expulsión de los moriscos, numerosas poblaciones, que han experimentado un aumento de población y de medios como consecuencia de esa bonanza económica, guiadas también por el espíritu de la Contrarreforma, empiezan a sustituir sus viejas iglesias por otros templos, más espaciosos y luminosos, construidos con el empleo de nuevas técnicas de albañilería, siguiendo muchos de ellos en su diseño y planta las recomendaciones dadas para ello por el obispo Aliaga, imponiéndose en la concepción arquitectónica de su planta la cruz latina, abandonándose la estructura de nave simple sin crucero con que se realizaban, hasta entonces, en el espacio valenciano la mayoría de estas iglesias13. En las poblaciones del Camp de Morvedre limítrofes con Alfara, se edificarán las nuevas iglesias de Petrés, Gilet, Estivella, y la de Torres Torres, que se contratará en 1684. En estas 10 Entre los que pasaron a Alfara se encontraban Joan Ingles, Joan Carreres, Miquel Mora, Miquel Gascó, Joan Rull y Cosme Maldonado. 11 Corbalán de Celis y Durán, Juan. La repoblación en la baronía de Torres Torres. Cartas de nueva Población de Alfara y Algimia. Ajuntament d`Algimia. Valencia 1997 12 APPV. Protocolo 9097, notario Francesc Rama 13 Corbalán de Celis y Durán, Juan. “La iglesia nueva de Nuestra Señora de los Ángeles de Torres Torres de 1684 y su ampliación en 1799. Braçal nº 41, Centre d´Estudis del Camp de Morvedre. Sagunt 2010


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fechas, 1677, la iglesia de Alfara, que sepamos, al menos está acometiendo obras de ornamentación consistentes en la construcción de un retablo para su altar mayor, obra que estaba realizando el escultor Juan Sánchez14. Dos años después en 1679 Cristóbal Campos está dorando el retablo de la Virgen del Rosario15. A mediados del siglo XVIII el Reino de Valencia había entrado nuevamente en un periodo de expansión económica, que traería consigo un importante crecimiento de su población, una de cuyas consecuencias sería, en muchos casos ya en las postrimerías de dicha centuria, la necesidad por parte de las poblaciones de acometer obras de ampliación, o en algunos casos de nueva planta, de sus iglesias parroquiales. Esta necesidad de ampliación o nueva edificación no obedecería siempre a motivos de falta de espacio, sino que a veces, como vemos en la queja que en 1791 hacía obispo de Tortosa, los motivos eran otros. El obispo se lamentaba de la actitud de algunas poblaciones valencianas de su obispado que “teniendo iglesias decentes y capaces, solo porque ven a los de otro pueblo que hacen iglesia porque suelen necesitarla, ellos a su antojo, levantan planes de iglesias suntuosas, y capaces para un pueblo de tres o cuatro mil vecinos, siendo su vecindario solo de ciento, y otros pueblos hacen iglesias que parecen grandes catedrales” 16. En estos años, las comunidades locales del Camp de Morvedre, van sumándose a esta corriente edificatoria, y así vemos que en 1790 se aprobaban los planos para la construcción de la capilla de la comunión de Algimia, en Segart se iniciaba en 1796 la construcción de su nueva iglesia, Torres Torres ampliaba la suya en 179917, Petres terminaba la capilla de la comunión en 180318, Albalat empezaba su nueva iglesia en 1804, y Quartell lo hacía un par de años después, en 180619. Estas nuevas construcciones y renovaciones, seguirán los postulados clasicistas propugnados primeramente por la Academia de Santa Bárbara (1753) y posteriormente por la de Bellas Artes de San Carlos (1780), que a seguimiento de la de San Fernando de Madrid, afianzarán el cambio del barroco al neoclásico, apartándose de los supuestos excesos del barroco y retornando a la arquitectura de la antigüedad clásica. La Academia, mediante la Comisión de Arquitectura creada en 1790, será la encargada de examinar y conceder titulaciones a los arquitectos y maestros de obra20, además de supervisar y aprobar 14

IBORRA LERMA (1981) Gomis Corell, Juan Carlos. “L´obra pictòrica de Joaquim Oliet a l´església parroquial d´Alfara d´Algimia”. Braçal nº 16, Revista del Centre d´Estudis del Camp de Morvedre, Sagunt, 1997 16 Gil Saura, Yolanda. Arquitectura Barroca en Castellón. Diputación de Castellón, 2004. Esta rivalidad entre poblaciones, no parece que llegase a estos extremos en la zona del Camp de Morvedre donde, teniendo en cuenta la mentalidad de la época respecto al hecho religioso, las iglesias levantadas en ese periodo parecen todas ellas ajustadas a las poblaciones que tenían en esos momentos. La rivalidad, o quizá simplemente el intento de emular a sus vecinos, queda reflejado en la condición que los vecinos de Torres Torres imponen en 1787 al campanero para la construcción de la segunda campana de la villa, “que ha de ser mayor y más pesada que la grande que se acaba de fabricar en el lugar de Algimia” Corbalán de Celis y Durán, Juan “La actual Plaza de la Iglesia de Torres Torres” en Floresta de pequeñas historias. Ayuntamiento de Torres Torres, 2008. 17 CORBALAN DE CELIS (2010) 18 IBORRA LERMA (1981) 19 Oriola Velló, Frederic. “Arquitectes, mestres d´obra i construccions: L´impacte de la Comissió d´Arquitectura al Camp de Morvedre (1790-1846)”. Braçal nº 34. Centre d´Estudis del Camp de Morvedre, Sagunt, 2006 20 Además de estos títulos, la Academia controló también el ejercicio de la agrimensura, cuyos aspirantes debían demostrar sus conocimientos mediante un examen. Faus Prieto, Alfredo. “La Real Academia de Bellas Artes de San Carlos y el ejercicio de la Agrimensura en la Valencia del siglo XVIII”. Asclepio-Vol.53., Madrid. 2001. Uno de estos titulados fue el vecino de Torres Torres Matías Lorente, que obtenía su título en 1815. 15


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las obras públicas que se van a realizar en el antiguo reino, control que tendrá el apoyo real mediante la promulgación, ya desde los primeros años de la creación de la de San Fernando, de diferentes decretos prohibiendo la ejecución de cualquier obra pública sin contar con la aprobación de la Academia. A principios de mayo de 1799 la Junta de electos de la iglesia parroquial del lugar de Alfara, junto con los componentes de su Ayuntamiento, y algunos otros vecinos, teniendo ya aprobados por la Comisión de Arquitectura los planos para reedificar parte de la iglesia existente y acometer las obras de ampliación de la misma, se reunían con el fin de contratar la ejecución de dichas obras con el maestro Cristóbal Bueso21. Esta decisión de reparar y ampliar la iglesia, la habían tomado los vecinos hacía ya algo más de una década, pues nos consta que a finales de 1789 el arzobispado había remitido a la Academia los planos para su reforma y ampliación, que venían firmados por el arquitecto Vicente Cebrián22. Los planos que hasta la llegada de la Academia eran aprobados por la propia junta de electos, y venían respaldados por el propio autor de los mismos, contando además con la aprobación del arzobispado, en estos años seguían enviándose para su supervisión a la secretaría de dicho arzobispado, que era la encargada, una vez daba su aprobación, de remitirlos, a veces a disgusto23, a la Academia, la cual a veces informaba negativamente sobre los mismos, con lo que había que iniciar nuevamente todo el proceso. No tenemos constancia de que este fuese el problema con los planos de Cebrián, pero pudo pasarle igual que con los presentados años más tarde para hacer la capilla de la Comunión de Masamagrell, que entraban en la Academia en febrero de 1792, y se los aprobaban un año después, en abril de 1793, aunque con cierta objeciones que le obligaban a retocarlos ligeramente24, por lo que seguramente se retrasaría el inicio de la obra De este arquitecto25 conocemos un par de obras más que lleva a cabo durante estos años, el nuevo cementerio del Puig, que se le aprobaba sin pegas en octubre de 1792, y el retablo de yeso y ladrillo que se pensaba hacer para la iglesia del lugar de Gátova, el cual también se le aprobaba sin objeciones en enero de 179326. Sacada a licitación la obra, obtendría la contrata el maestro Cristóbal Bueso, hijo, quien en dicha reunión del 14 de mayo de 1799 se comprometía a realizarla en el plazo estipulado de un año, según los planos y perfiles “que obraban en poder del señor cura de esta Iglesia, aprobados por la Real Academia de San Carlos”, por el precio convenido de ORIOLA VELLÓ (2006) 21 14 mayo 1799. ARV. Protocolos 3664, notario Andrés Ferrera y Alonso. 22 Oficio de la Secretaría del Arzobispo remitiendo planos, solicitando su revisión y en su caso, visto bueno por parte de la Real Academia de los planos para la obra de la Iglesia de Alfara firmados por Vicente Cebrián. Archivo Histórico RABASC. Libro de Actas, Leg.69, doc. nº ¿ año 1789.- Fichas de los fondos de la Academia confeccionadas por los arquitectos Antonio Osorio, y Leopoldo Piles en 1982, que amablemente me han cedido. 23 En enero de 1787 había surgido una polémica entre el arzobispado y la Academia sobre las pegas puestas a ciertas trazas y diseños de unos retablos. El arzobispo se quejaba a Floridablanca y éste pedía explicaciones a la Academia de San Carlos. 24 19 de abril de 1793. Corrección de los planos de la capilla de la comunión de Masamagrell presentados el 21 de febrero de 1792 por Vicente Puchol, firmados pos Vicente Cebrián. Se aprueban con la objeción de que ha de añadir unas pilastras… Libro de Actas (1791-1800) L69, Fichas de Osorio - Piles 25 Titulado seguramente con anterioridad a 1675, pues no aparece en los libros-registros de exámenes de maestros de obra de Valencia (1675-1787). Pingarrón-Esaín Seco, Fernando. “Maestros de Obras de la ciudad de Valencia designados entre 1675 y 1787 y sus exámenes”, Ars Longa nº 13, Universitat de València, 2004 26 27 de octubre de 1792: Aprobación del nuevo cementerio del Puig, firmado por Vicente Cebrián .Se acepta sin objeciones. 30 de enero de 1793: Se aprueba en todas sus partes el retablo de yeso y ladrillo en la iglesia parroquial del lugar de Gátova firmado por Vicente Cebrián. Libro de Actas (1791-1800) Osorio-Piles


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1.125 libras. Los maestros de obras Cristóbal, y su padre, que saldría como fiador del contrato, eran vecinos de la Vall d´Uixó, emparentados seguramente con los Bueso, familia de canteros, maestros de obras y arquitectos castellonenses de los que se tienen noticia de sus trabajos en el periodo 1698- 1845. Entre 1739 y 1749 Miquel Bueso, dirigía las obras de ampliación de la iglesia de la Asunción de la Vall d´Uixó, a la que se le añadía un crucero cubierto con una cúpula y una capilla de Comunión27, ampliación similar a la que se iba a llevar a cabo en la iglesia de Alfara. La configuración que debe presentar la iglesia en esos momentos, ya casi finalizado el siglo XVIII, debe corresponderse con una, por entonces ya arcaica, sencilla planta longitudinal de nave única, con el crucero sin sobresalir del rectángulo de dicha planta, del tipo denominada de salón sin crucero, en la que como mucho se ha situado el coro a sus pies y se ha integrado la torre del campanario en el primer tramo de la bóveda central. Con las necesidades de ampliación del templo, pero seguramente condicionados por la escasez de presupuesto, se decide acometer dicha ampliación con un proyecto que, partiendo de la nave existente permitiera agrandarla y adaptarla a las tendencias arquitectónicas que hacía ya años se habían ido imponiendo en las construcciones religiosas valencianas, ejecutándose por etapas y con el menor coste de obra posible28. Esto último probablemente determinaría que no se adoptase la planta de cruz latina con crucero saliente, y se recurriese a mantener la nave única sin crucero saliente, cubriendo este último con una bóveda de tambor.

Como se describe en las capitulaciones, y en parte deducimos, se trataba de “reedificar parte de la Iglesia de dicho lugar, y su ensanche29”, alargando la nave a partir del 27

Gil Saura, Yolanda. Arquitectura Barroca en Castellón. Diputación de Castellón,2004 Por esas mismas fechas, en 1799, Torres Torres, proyectaba la ampliación su iglesia, construida de nueva planta en 1683, añadiéndole un cuerpo posterior que daba pie a un crucero sobresalido de la planta, cubierto por una gran cúpula octogonal sobre tambor, obra que no daría comienzo hasta octubre de 1828. CORBALAN DE CELIS (2010) 29 En este caso la palabra “ensanche” se refiere a un ensanche longitudinal, es decir se trata de añadir un cuerpo a continuación de la nave existente. 28


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trasagrario, con el fin de ganar amplitud en el presbiterio consiguiendo dar mayor amplitud al altar mayor y obtener dos espacios a ambos lados donde situar la capilla de comunión y la sacristía, cubriendo el espacio central con una cúpula En esta primera fase de la ampliación y rehabilitación, de las tres que se llevarían a cabo, lo primero que se señala es que la acequia, que según vimos pasaba por debajo de la iglesia, tiene que ser desviada hasta sacarla fuera de la ampliación prevista, tras la casa abadía, como hoy en día está, dejándola bien bruñida. Para adaptar la planta de salón de la vieja iglesia a las nuevas formas academicistas, ese cuerpo que se va a añadir se cubrirá centralmente con “la cúpula de la media naranja”, cubriendo mediante bóvedas tabicadas el trasagrario, sacristía, y capilla de la comunión. Todo ello se ha de construir “con el Arte que los que hoy día están construidos en la misma obra”. Esta primera fase de la obra, que se ha de ejecutar en el plazo de un año, suponemos que estaría finalizada hacia mediados de 1800. A finales de enero de 1803, deciden reanudar las obras, y el día 30 se reúnen los vecinos para contratar nuevamente con el maestro Cristóbal Bueso Meliá, los trabajos de acabados interiores, así de enlucidos de yeso, colocación de molduras, falseados de pilares y arcos, solados y carpintería, además de terminar la capilla de la comunión y otras obras de albañilería. El precio quedaba ajustado en 859 libras y el plazo de terminación en seis meses. En esta fase se terminará la capilla de comunión, doblando su bóveda, enluciéndola toda ella y adornándola con unas falsas pilastras corintias, rematándola con una cornisa o friso simple, adornado tan solo con una fila de dentellones. Se dejará hecha la mesa del altar sobre una grada, colocado el suelo, y puesta una adornada puerta en la entrada a dicha capilla. La cúpula, cuyas hojas se habían levantado sobre el tambor de base en la fase anterior, ahora se ha de terminar, enluciéndola finamente con yeso cernido por tamiz, adornándola con ocho falsas dovelas superpuestas, coincidentes con las también superpuestas columnas del tambor, que debían concurrir sobre el tondo circular, “entablado de hojas de buen gusto”, que se colocaría en el centro de la cúpula. El tambor se remataría en su parte superior con una cornisa, y los huecos abiertos en el mismo se terminarían con sus arquitrabes correspondientes, todo ello ejecutado de obra rematada con yeso.

La cúpula sobre el tambor. En las pechinas las pinturas de Oliet


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Tanto la parte correspondiente a la ampliación del crucero como el resto de la nave, se tendría que acabar de adornar, perfilando con molduras los cuatro arcos torales sobre los que se apoyaba la nueva cúpula, corriendo por toda la nave una moldura similar a la de la capilla de comunión, sustituyendo los capiteles o remates de los pilares de la vieja nave, por otros concordantes con el nuevo estilo que se estaba dando a la decoración interior, dejando pavimentada toda la nave y la ampliación, terminada la escalera que desde la sacristía subía al archivo, así como acabada la zona correspondiente al trasagrario, con los altares del presbiterio acabados, y finalmente acabada toda ella de pintura, con los colores que ya se le indicarían, de manera que quedase en condiciones de continuar celebrando los oficios divinos. Pasados casi seis años de la finalización de la que nosotros hemos denominado segunda de las fases de las obras, en noviembre de 1808, congregados ya en el trasagrario de la iglesia, donde dicen que de momento suelen reunirse para asuntos propios de la Iglesia y su Fábrica, hasta que esté finalizada la obra, contratan las nuevas obras, por un valor de 1.650 libras, con las que se han de finalizar la renovación y ampliación de la iglesia. Continúa con la contrata Cristóbal Bueso, que en esta ocasión presenta como fiadores a su padre Cristóbal y a Pascual Paulo, este ultimo también maestro albañil.

La fachada en los años 80

En esta ocasión deciden restaurar la nave principal que conservaron de la antigua iglesia, en la que han debido aparecer algunas patologías o se han acentuado las antiguas que ya padecía. Se van a realizar importantes obras de refuerzo y consolidación de los arcos de las capillas, derribando los muros en mal estado, abriendo nuevos cimientos y levantándolos de nuevo. Se construirá la sobria fachada actual, el campanario, con su


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escalera, que se rematará con “aquel remate que fuese de la elección del pueblo”30 , y un nuevo coro, que como vimos no se había reparado en 1799 al considerar que estaba en buen estado. La fachada neoclásica reproduce el esquema de un templo griego, con una sobria distribución de apilastrados lisos jónicos y vanos intermedios, que sostienen un gran entablamento que viene rematado por un frontón que oculta la cubierta. Las pilastras simuladas, al igual que las interiores del templo, se levantan sobre una basa muy simple, y vienen rematadas por unas volutas, con la forma típica de cuerno de carnero.

Estado actual

En el nuevo campanario se deberán colocar las campanas que había en el viejo, una de las cuales sería la gran, dedicada a la Mare de Deu y a San Agustín, que se había fundido en 1794 siendo cura párroco don José Pons. Toda la obra nueva se tendría que rematar por el interior de la iglesia siguiendo el mismo Orden, empleando las mismas molduras y colores, y en el enlucido exterior se pondría especial cuidado en su finalización, debiendo fratasarse con un mortero bien cargado para evitar las tan temidas humedades que de siempre padecía la iglesia. Los últimos remates consistirán en la colocación de la pila bautismal y la del agua bendita, de la gran piedra del lindar de la puerta de entrada.

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Hoy en día aparece el campanario rematado en sus esquinas por las figuras de las virtudes cardinales, obra de mediados del siglo XX realizada por el médico local Enrique Suárez Puig.


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Estando recién acabada esta última fase de las obras, a principios de octubre de 1810, el doctor Mariano Arbiol, cura párroco de Alfara, era promocionado al curato de la parroquia de San Martín de Valencia, y el 19 del mismo mes se nombraba para sustituirle al doctor don Juan Oliet, presbítero, vecino entonces de la villa de Cullera31. A la llegada del nuevo rector, después de terminada la ultima fase de la obra, se encontraría ya toda ella recién enlucida, preparada para iniciar la decoración pictórica de los interiores, y es de suponer que propondría a la junta de electos a su pariente32, el pintor Joaquín Oliet, al igual que ya había hecho a su paso por Alcoy, y que posteriormente repetiría en Algemesí, en cuyas iglesias dejó diversas pinturas. En el caso de Alfara, su trabajo abarcó la totalidad de la iglesia, “donde materializó un programa pictórico decorativo completo, unitario y de una importancia considerable33”. Hacia 1815 ya había terminado Oliet su obra, bendiciéndose la iglesia el segundo día de carnaval de 181634. El maestro Cristóbal Bueso, que había llegado a Alfara en la primavera de 1799 y había estado trabajando en la obra de la iglesia durante más de diez años, se asentó definitivamente en esta población, donde le vemos continuar ejerciendo su oficio. La última referencia suya que tenemos es de 1842, cuando el vecino Marcos Vicente, al no tener hijos de su matrimonio con Francisca Fuertes, nombraba herederos a dicho Cristóbal Bueso y a su mujer Manuela Tomás. Apéndice Documental Documento nº 1 1799, 14 de mayo. Alfara de Torres Torres ARV. Protocolos, 3664, notario Andrés Ferrara Capitulaciones firmadas entre el Ayuntamiento y vecinos de Alfara y el maestro Cristóbal Bueso para las obras de ampliación de su iglesia parroquial. En el lugar de Alfara, baronía de Torres Torres, y su Iglesia parroquial, a los catorce días del mes de mayo de mil setecientos noventa y nueve años. Ante mi el escribano de su majestad y testigos infrascritos comparecieron José Carrreres, alcalde ordinario, Vicente Torrejón, Francisco Fito y Bautista Molina, regidores, José Cortés sindico procurador general, Francisco Mestre y Vicente Carreres, diputados, Joaquín Herrera, personero, Vicente Company, Agustín Maraguat, José Llansol, Cristóbal Garriga, Francisco Herrera, Nicolás Orero y José Viruela, todos labradores a excepción de Orero que lo es cubero, vecinos de este dicho lugar, de una parte, y de la otra Cristóbal Bueso, menor, como principal de Cristóbal Bueso, mayor, como su fiador y principal obligado, vecinos ambos de los Valles de Uxó, y dijeron: Que por cuanto el común de vecinos con su Ayuntamiento y electos tienen acordado reedificar parte de la Iglesia de dicho lugar, y su ensanche, y según ello se han formado varios capítulos en que están convenidas la partes se haga dicha obra por el precio de 1.125 libras, moneda corriente de este Reino, pagadoras según va notado en los

31 Joan Baptista Oliet Adell, nacido en Morella en 1775, es uno de aquellos sacerdotes morellanos incardinados en la diócesis valenciana, que al parecer trajeron consigo el culto a la Virgen de Vallivana. Lerma Serra, Amadeo. “Picasent y su devoción a la Virgen de Vallivana”. Anales del Centro de Cultura Valenciana. nº 40, 1957. En Torres Torres existe la tradición oral de que la imagen de esta Virgen, que se venera en su iglesia,”la trajo un canónigo de Valencia que venía al pueblo a tomar las aguas”. Este canónigo probablemente sería Oliet, que al haber estado de párroco en la cercana Alfara, conocía las excelencias de sus aguas. Sería nombrado canónigo de la Seo de Valencia en 1831, donde murió en 1841. 32 Nacidos ambos en el mismo año de 1775, es probable que se tratase de un primo. 33 GOMIS CORELL (1997) 34 SANCHIS SIVERA (1922)


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capítulos infrascritos, a los que en todo se refieren, según el Plan y Perfil que obra en poder del señor cura de esta Iglesia, aprobados por la Real Academia de San Carlos. Que la mitad de la cantidad se haya de percibir en dos plazos, y son, la mitad de dicha, que es la cuarta parte, cuando se empiece dicha obra, la otra cuarta parte cuando esté para cubrir, y las otras dos cuartas partes, concluid y visurada. Que deban asistir a la obra uno de los dos maestros arriba dichos. Que esta obra se haya de cubrir dentro el preciso término de un año, empezando a trabajar el día veinte de los corrientes, entendiéndose esta obra en tres tongadas Que la obra ha de ser según el Plan y Perfil, que si le falta alguna cosa a la obra quitándole de lo que pinta el mismo Plan, los señores otorgantes no convienen que por visura se haya de rebajar de la obra aquel tanto, quedando la obra en alguna imperfección, entonces, se ha de deshacer a costas del principal y fianza, y esto se ha de entender parum pronilo, esto es, un dedo más por lo que pinte y prescribe el Plan, concediendo este exceso por el asiento, por lo que puede bajarse la obra que haga, pero hallándose algún exceso del cual resulte imperfección en la obra, se ha de deshacer a costas del principal y fianza. Los otros pactos, condiciones o capítulos se han de entenderse por la explicación y añadidura que pinta el Plan del número trece añadido, y lo que ellos no expresan, de viva voz se ha hecho presente delante de todos los señores al principal y fiador, lo que se expresará después en los mismos capítulos que se insertaron en la escritura alargada. Y presente de otra parte si recibe algún daño le haya de reparar a sus costas. En el coro que el porte del número trece que pinta el plano, no se haya de hacer nuevo por hallarse fuerte y nuevo, se rebajará del tanto por visura del perito. Si por alguna causa caso no previsto recibiere la obra alguna ruina, y éste fuese culpable el principal y fianza, el reparar dicha ruina, y material, ha de ser de obligación del principal y fianza y no de dicha población, pero si la ruina acaeciese o sucediese sin culpa, latu leve y levísima del principal, haya de repararse dicha ruina por el principal y fianza, poniendo solo la publicación material, y este se ha de entender, no dando lugar a cuestión ni pleito alguno, y en caso de seguir esta población causa alguna a la junio? ha de ser a costas de su principal y fianza, y con los pactos y condiciones siguientes: Primeramente será de cargo y obligación del maestro por quien quedase la obra, el dirigir un nuevo cauce por detrás de la iglesia nueva que se construye hoy día, hasta terminarle tras la Abadía, para mudar las aguas que van por bajo la Iglesia vieja, y formarle un contramuro a una y otra parte del cauce, y donde convenga en el mismo cauce, como detrás la Iglesia, dos varas antes, y dos después, y todo el frontis una buena lechada de buena argamasa y guijarro, y de cuenta del lugar el abrir la zanja y sacar las enrrunas y apartarlas lo que convenga, y que tenga de ancho este cauce lo mismo que el antiguo. Y que todo lo que toca a obra de hormigón y paredes, de cuenta del maestro el hacerlo, o cal y canto, solo queda obligado el pueblo a la excavación y sacar las enrrunas. Otrosí: Será de cargo y obligación del maestro el dirigir y mandar abrir los cimientos para las dos columnas y paredes para sostener la cúpula de la media naranja, y de cargo de la Administración el abrirlos y sacar las enrrunas, y profundizarlos a satisfacción del maestro, y después, de cuenta de la misma Administración el costear se llenen de buena argamasa y piedra reble hasta la superficie de la tierra. Y que deba cubrir, tras sagrario, sacristía, contra sacristía, crucero y media naranja, y una capilla (a)parte, haciendo los portes del número trece nuevos, según demuestran los Planos, y todo a la dicha altura que demuestran los mismos Planos. Que sea a cargo de la población derivar cuanto sea preciso de la Iglesia vieja, para poder formar los dos portes de la media naranja y los dos del número trece, abrir las zanjas hasta que el maestro diga ser terreno suficiente para poder cargar dicha obra, y llenarlos de cuenta del maestro, y apartar los enrrunos de cuenta de la población. Otrosí. También será de obligación del maestro el seguir la obra levantando las paredes desde la superficie de la tierra hasta dejarlas a punto de cubrir, según demuestra la planta y perfil, construyéndolas con el Arte que los que hoy día están construidos en la misma obra. Otrosí. Será obligación del maestro el cubrir toda la obra nueva hasta una capilla que está inmediata a la media naranja y nave de la Iglesia, por su mayor seguridad y firmeza. Todo esto que esté buen segurarte y según demuestra la planta y Perfil, siguiendo los cuerpos desnudos conforme siguen los comenzados en la misma obra.


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Otrosí. Será también de cargo y obligación del maestro, el levantar las paredes de la media naranja, y el cubrirla según Arte y conforme demuestran la planta y perfil, entendiéndose esto formada ella, fuera el lucimiento. Otrosí. Que todo lo hasta aquí dicho se entienda de manos, por dicho precio de 1.125 libras moneda de Valencia, dando fiadores a satisfacción del Ayuntamiento, y debiendo renovarlas, requerido, dentro de un mes, quedando de cargo de la Administración toda la madera para andamios y sindrias, el torno, carruchas, barriles, capacitos y capazos para conducir materiales en la misma obra, legonas, cuerdas de tralla, trencillas para ataviar las cimbras, y las pasteras necesarias, y también todos los materiales puestos dentro de la Iglesia de cargo de la Administración. Otrosí. Que perteneciente a las visuras deban de ser dos, la una a los arcos y hechos y bóvedas, y la otra estando cubierta, y después siempre y cuando quiera la población, con el bien entendido que si la obra se hallase según Plan y capítulos, será todo el coste de la visura de parte de la población, y si se hallase defecto en ella, será todo del coste de la visura del maestro, como también deshacer todo lo defectuoso y rehacerlo, hacer a sus costas. Otrosí. Queda obligado el maestro en hacer en la cúpula o media naranja contra bóveda, Queda de cuenta del maestro el pagar la dirección seis oficiales y peones. Otrosí. Que la primera mezcla de argamasa haya de ser de cuenta de la población y la segunda y demás trabajo de parte del maestro. Con cuyos pactos y condiciones prometen los referidos vecinos de este lugar será cierto y seguro este contrato, y los referidos Cristóbal Bueso, mayor y menos, bien enterados de todo, prometen cumplirles bajo expresa obligación de todos sus bienes y derechos respectivamente habidos y por haber, llanamente y sin pleito alguno, con las costas de la cobranza cuya ejecución difieren y relevan de otra prueba aunque de derecho se requiera. Y ambas partes dan poder a los jueces y justicias de su majestad..... Fecha en dicho lugar de Alfara los referidos día, mes y año, siendo presentes por testigos Mariano Orero, cubero, y León Aranda , tejedor de lino, vecinos del mismo lugar . Y de los otorgantes a quienes yo el escribano doy fe conozco, firmaron los Buesos y no los demás porque dijeron no saber escribir, lo que hizo a sus ruegos uno de los testigos. Doy fe= Cristóbal Bueso, menor= Cristóbal Bueso= Mariano Orero= Ante mi =Andrés Ferrara y Alonso=

Documento nº 2 1803, 30 de enero. Alfara de Torres Torres ARV. Protocolos, 3666, notario Andrés Ferrara Capitulaciones firmadas entre el Ayuntamiento y vecinos de Alfara, y el maestro Cristóbal Bueso para las obras de acabados y enlucido de yeso de su iglesia parroquial. En el lugar de Alfara, baronía de Torres Torres, a los treinta días del mes de enero de 1803, ante mi el escribano de SM, y testigos infrascritos, comparecieron Francisco Mestre, José Viruela, Domingo Monsonis, Jose Maraguat y Vives,y José Llansol, todos labradores y vecinos de este mismo lugar, de una parte, y de la otra Cristóbal Buesso y Meliá, maestro de obras, vecino de la Valle de Uxo, y dijeron que por cuanto el Común de vecinos con su Ayuntamiento y electos tenían acordado el lucimiento de la Iglesia del propio lugar y según ello, se habían formado varios capítulos, en que estaban convenidas ambas partes, por precio de 859 libras moneda corriente de este reino, pagadoras según va notado en los capítulos infrascritos que en todo se refieren, debiendo trabajar dicho maestro Buesso, siendo avisado quince días antes, y de dicha cantidad hayan de quedar muertas 150 libras para cuando concluya la obra, y deberán pagarse dentro el término de seis meses, concluida que sea dicha obra, y con los pactos y condiciones siguientes: Primeramente. Será de la obligación del maestro encargado en el lucimiento, el formar los andamios de toda la obra, a sus expensas. Otrosí. Declara el mismo maestro dar señaladas todas la plantillas o terrajas que se necesiten para correr todo el molduraje que sean necesarios hasta dejar concluido dicho enlucimiento, arreglados en todas ellas a los perfiles y orden según va demostrado en los planos aprobados, egutade (ejecutados?) de buen gusto y según arte.


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Otrosí. Será del cargo del expresado maestro el enlucir toda la cúpula formando unas costillas correspondientes a la pilastras inferiores del cuerpo de luces, cuyas costillas deberán ser de relieve las que deberán concurrir en el punto céntrico superior o medio de la dicha cúpula, en donde se formará un florón circular de tres palmos de diámetro, entablado de hojas de buen gusto. Igualmente correr de yeso cernido la cornisa y arquitrabes de las ventanas sacando aristas en todos los ángulos entrantes y salientes, hasta dejar perfectamente enlucido y concluido el cuerpo de luces, arreglándose en todo el plano aprobado, como queda dicho. Otrosí. Tendrá igualmente obligación de sacar todas las aristas de los arcos torales, pilastras, arcos de capillas, parastradas, impostras, y enlucir las naves o brazos del crucero o presbiterio, como correr todas las molduras de la Iglesia alisas y solo con dentillones, hasta dejarla enlucida y en estado de poder celebrar la porción que en el día se halla hecha, con la prevención de según el Orden de Arquitectura que demuestran los diseños, el cual es Junico. Y en lugar de los capiteles del Orden, se deberán transformar en que sean los de Junico compuesto, hechos por el buen gusto. Y a más tendrá que formar en las pechinas o carcañoles, unos tabiques separándolos del hueso de la obra cuanto permita el sitio, a fin de precaver por este medio las humedades, etc. Otrosí. Deberá formar el adorno de las puertas de Sacristía y Capilla de Comunión, tanto lasque salen al crucero como al presbiterio, corriendo las molduras de arquitrabes y capirotes. Otrosí. Será de cargo del referido maestro la formación de todas las basas y zócalos, mesa de Altar y gradas de Presbiterio, solando toda la iglesia, como también el dicho presbiterio, dejándolas habilitadas para poder celebrar. Otrosí. Será de cuenta de dicho maestro concluir la sacristía con el mayor aseo, haciendo la bóveda y escalera para subir al Archivo, enluciendo éste también, según Arte, cuya escalera deberá dejar concluida colocando sus peldaños y salándola, y formar su barandilla, todo según buen Arte. Se colocarán también las puertas necesarias de Capilla de Comunión y sacristía, solando ésta también. Otrosí. También será de su cargo el enlucir la bóveda y paredes del tras sagrario, corriendo todas las molduras del dicho tras sagrario, dejándolo solado y enteramente concluido, según demuestran los planos del proyecto aprobado. Otrosí. En el cargo tendrá también la obligación de concluir la Capilla de Comunión, formando nueva bóveda, ala altura del orden que se ha de colocar, la cual deberá ser adornada de pilastras corintias, arreglándose el orden y entablamento, según permita el sitio, siendo su cornisa con solo de antellones, enluciendo su bóveda y paredes, todo según Arte, formando al mismo tiempo la mesa de Altar, tarima y una grada para que se pueda colocar la balaustrada, con la prevención de dejar dicha Capilla solada y perfectamente concluida. Otrosí. Será de la obligación del referido encargado, dar a toda la obra los tinttes siguientes: a todo relieve de mal durare, color marrón o de mármol, el campo y fondo, de los colores que más bien les acomode a los señores Administradores de la obra de la Fábrica. Otrosí. Finalmente sufrirá el encargado todas las visuras que los señores Administradores quisieren, a fin de ver si la obra va arreglada a los diseños, capítulos o contrata, y en caso de hallarse defecto alguno, deberá deshacerse y volverse a construir de nuevo a costas del encargado, y a más tendrá que pagar los materiales que se malversase e todo lo defectuoso, y costas de estas visuras, no hallándose conforme, y sin embargo tendrá que sufrir a más de las consabidas visuras, dos, que la una será a mediados de la obra y la última cuando se haya verificado la conclusión de dicha obra que en estos capítulos queda expresado, cuyas dos visuras últimas deberán pagarse entre el encargado y los señores Administradores de obra. Otro si. Que también será obligación del encargado el correr una moldurita al canto de todos los calados de las pilastras del cuerpo de luces de dicha Iglesia, tras sagrario, capilla de comunión y arcos torales y demás de la nave, fingiendo otro arco sobre la pilastra del presbiterio. Otrosí. Y últimamente será obligación de dichos vecinos de este lugar el aprontar a dicho encargado todos los materiales al pie de la obra de dicha Iglesia, siendo sólo de cuenta del referido encargado el pagar a los operarios de dicha obra, y señalar todas las suertes de plantillas o terrajas, siendo de cuenta de los referidos Administradores el pagar al carpintero las hechuras y herraje de dichas plantiíllas. Con cuyos pactos, capítulos y condiciones, modo y forma arriba dichos, prometen y se obligan los referidos vecinos de este lugar, será cierto y seguro este contrato, y el expresado


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Cristóbal Hueso(sic), bien enterado de todo, promete cumplirlo bajo expresa obligación que hacen de todos sus bienes y derechos respectivamente habidos y por haber, llanamente y sin pleito alguno, con las costas de la cobranza cuya ejecución dijeren con solo esta escritura y el juramento de quien fuere parte, y relevan de otra prueba aunque de derecho se requiera. Y ambas partes dan poder a los jueces y justicias de su Majestad que de sus causas puedan y deban conocer para que a ello les apremien, como por sentencia pasada, en autoridad de cosa juzgada y por dichas partes consentida. Y los mismos vecinos de este lugar renuncian a las leyes de la mancomunidad y fianza. Y el Bueso renuncia a su propio fuero, jurisdicción y domicilio, y otro que de nuevo ganare... Y otorgan la presente Fecha en dicho lugar de Alfara los referidos día, mes y año, siendo presentes por testigos Francisco Garriga y Ramón Torrejón, labradores y vecinos de dicho lugar. Y de los otorgantes y testigos, a quienes yo el escribano doy fe conozco, sólo firmó Bueso y no los demás porque dijeron todos no saber. Doy fe = Cristóbal Bueso y Milia= Ante mi = Andrés Ferrara y Alonso=

Documento nº 3 1808, 28 de noviembre. Alfara de Torres Torres ARV. Protocolos, 3669, notario Andrés Ferrara Capitulaciones firmadas entre el Ayuntamiento y vecinos de Alfara, y el maestro Cristóbal Bueso para la conclusión de las obras de su iglesia parroquial. En el lugar de Alfara, baronía de Torres Torres a los 28 días del mes de noviembre de 1808 ante mi el escribano de SM y testigos infrascritos comparecieron en la iglesia de dicho lugar Cristóbal Rocafort, alcalde ordinario, Antonio Osia, regidor, José Maraguat y Gómez, también regidor, y José Bonell, síndico procurador general, Peregrin Pavía, y Ramón Viruela, diputados, Ambrosio Torrejón, personero, y Agustín Molina electo, mayor parte de los que componen el Ayuntamiento de este lugar, juntos y congregados en dicha Iglesia y pieza del tras sagrari, donde suelen juntarse a conferir y resolver lo perteneciente a la misma Iglesia y su Fábrica hasta completar la obra, por sí, los ausentes y venideros para quienes prestan voz y causión de razón en forma, y que tendrán por firme y valedero lo contenido en esta escritura, bajo expresa obligación que hacen de todos los bienes y derechos de la Fábrica de dicha Iglesia, habidos y por haber, de una parte, y de la otra Cristóbal Bueso como principal, Francisco Bueso y Pascual Paulo, todos albañiles, vecinos de la Valle de Uxó, como los fiadores y principales obligados, juntos de mancomún, con renuncia de las leyes de la mancomunidad y fianza, y dijeron: Que por cuanto el Común de vecinos con su Ayuntamiento y Electos tenían acordado el concluir la obra que falta para la conservación de dicha Iglesia, y según de ello le habían formado varios capítulos, en que estaban convenidas ambas partes, por precio de 1650 libras, moneda corriente de este Reino, pagaderas según va notado en los capítulos infra escritos, a que en todo se refieren, que según la nota entregada al efecto es del tenor siguiente. Primeramente. Será de la obligación del maestro por quien quedase la obra, el levantar dos porciones de pared para afianzar los machones, que sirban de contrarestro a los arcos de las capillas, que son las primeras al crucero, pues ha de ser para la mayor seguridad, y han de subirse las dichas paredes hasta que quede el arco y claro del viejo, todo cegado, y que se construyan éstas de material de yeso y piedra reble. Otrosí. También será obligación del maestro el señalar por donde haya de seguir los cimientos, quedando a cargo de la Administración el derribar todo lo viejo, sacar todos los enrunos superfluos que sirvan de estorvo para el buen manejo, y asiento del replanteo de la obra. Otrosí. Será obligación del maestro a construir los cimientos de piedra reble y argamasa blanca con el mayor cuidado para que el pie derecho que ha de seguirse en la obra pueda quedar con la mayor seguridad y firmeza. Otro si. Será obligación del maestro, llenos que estén los cimientos, el tomar nuevo replanteo para la construcción de su obra, trabajándole con el cuidado que pide el Arte, y para que la obra quede más segura, será bueno que esta pare un mes después de llenar los cimientos, y si la obra es en tiempo de verano, el bañar las paredes dos veces cada día, y esto ha de ser a cargo de la Administración, para que no se seque.


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Otrosí. Será obligación del maestro el continuar la obra hasta dejarla a punto de cubrirla, construyendo el frontis y campanario, según demuestra el Plan y Perfil, y que quede la obra en este estado, será muy útil, por algún tiempo, y de este modo se asegurará mejor la obra. Otrosí. Será obligación del maestro el cubrir la obra, según termina la porción construida, y según lo pide el buen orden y la mayor solidez del Arte, quedando obligado a seguir el campanario dándole la altura hasta la cornisa que termina el cuerpo de campana, cuatro cuerpos o anchos de su misma base, con la obligación de colocar aquel remate que fuese de la elección del pueblo, no excediendo los límites que pueda sufrir el centro de gravedad. Otrosí. Será obligación del maestro el lucimiento de toda la obra por lo exterior, y tapar todos los agujeros de toda la obra, y por lo interior lo que sea, conforme va la obra, dándole el mismo baño que lleva, y por fuera, que es lo exterior, dándole un baño con mucha cal y arena estemplada, fuera el frontis y campanario que se debe dar de tarea, y sobre ésta darles aquellos colores o tintes, a disposición de la Administración, haciendo y rematando la escalera a derecha, según fueses gusto de la Administración, y que deba hacer dos agujeros para bajar las cuerdas de las campanas a la iglesia, para poderlas tocar, que deba quitar las campanas del campanario viejo y colocarlas en el nuevo con asistencia del Pueblo, que deba colocar la pila bautismal y las puertas, tanto principales como todas las que sean necesarias. Otrosí. Será obligación del maestro el sentar el piso de la Iglesia, quedando a cargo de la administración todos los materiales conducentes a la obra, y también para manipularlos, como las maderas, trerillos, capazos, ligonas, cuerdas para torno y carruchas, amasaderas para el yeso, como regles para la dicha construcción. Otrosí. Será obligación del maestre el hacer la talla como lo que está y a construirlo en la obra nueva, y el frontis de la Iglesia deba ser según el Plan, fuera los retablos y altares, que es otra obra, y que todos los materiales deba la Administración ponerlos al pie de la obra. Otrosí. Así mismo será obligación del maestro hacer el coro y escalera, como darle también el baño, y será a cargo del maestro la dirección o plantillas del corte de las atovas de las cornisas y frontis de la Iglesia, quedando a cargo de la Administración de dar lo que necesite para las plantillas. Otrosí. Será obligación del maestro, que por la parte exterior, después de concluirla, el dar una piñorada de buena argamasa a la cara de la tierra, para que no transmine el agua dentro de la iglesia, y también será obligación del maestro colocar el aguamanil y dar salida a las aguas de la pila bautismal y aguamanil, es decir sumidero, y que la agua que se necesite para arroyar los materiales para la obra, si biene en la acequia, deba traerla el maestro y si no viniese, deba traerla la Administración. Otrosí. Que el maestro deba sufrir visura siempre que la Administración lo pida, con el bien entendido que dos visuras, la una deba pagarla el maestro y la otra la Administración, y las demás que se pidan deba pagarlas la Administración, esto es encontrando la obra buena, y (si) se encuentra con algún daño, todos los daños y perjuicios sean de cuenta del maestro, como desacer lo mal hecho y volverlo ha hacer, todo de su cuenta. Otrosí. Que los plazos han de ser seis: el primero al principiar la obra, el segundo al nacimiento de las capillas, tercero al cubrir, cuarto al lucimiento de la obra, quinto al dar de tintas, y el sexto concluida y visurada la obra, y que deban ser los seis plazos iguales. Otrosí. Que el maestro deba dar fianzas a contentamiento de la Administración. Otrosí. Que el maestro esté obligado a colocar las campanas, entejar y hacer nuevo el campanario y quitarlas del campanario viejo. Que deba ser el recorte de las atovas de cuenta del maestro, y el tejero deba de dar la tierra bien trabajada. Que la piedra de los capiteles del frontis deba ser de cuenta del maestro el arrancarla y trabajarla, según el Plan. Que en los dos postes últimos deban ponerse dos hiladas de piedras sillares, trabajadas a punta de pico, de la misma imitación o naturaleza que los otros postes, quedando la misma figura del poste, y que el lindar de la puerta principal de la Iglesia deba ser el arrancarla y trabajarla de cuenta del maestro. Con cuyos pactos, capítulos y condiciones, modo y forma arriba dichos prometen y se obligan dicho otorgantes respectivamente será cierto y seguro este contrato, bajo expresa obligación que hacen de sus bienes y rentas en los nombres que intervienen, habidos y por haber, llanamente y sin pleito alguno, con las costas de la cobranza, cuya ejecución difieren con solo esta escritura y el


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juramento de quien fuera parte y relevan de otra prueba, aunque de derecho se requiera, y ambas partes dan poder a los jueces y justicias de su majestad... Y otorgan la presente fecha en dicho lugar de Alfara los referidos días, mes y año, siendo presente por testigos Bruno Herrera y Francisco Fito, labradores y vecinos del mismo lugar. Y de los otorgantes, a quienes yo el escribano doy fe conozco, firmaron los cinco que saben y no los demás ni los testigos que dijeron no saben escribir doy fe= Peregrin Pabia= Francisco Buesso= Ambrosi Torrejon= Pasqual Paulo= Cristobal Buesso= Ante mi =Andrés Ferrara y Alonso=

Documento nº 4 1810, 30 de octubre. Alfara de Torres Torres ARV. Protocolos, 3670, notario Andrés Ferrara Toma de posesión del curato de Alfara por doctor don Juan Oliet. El 30 de octubre de 1810, ante el escribano Ferrara compareció el doctor don Juan Oliet, presbítero, vecino de la villa de Cullera y dijo que por cuanto en el día 19 de los corrientes el ilustrísimo don fray Joaquín Company, arzobispo de Valencia se había dignado proveer en dicho don Juan Oliet el curato de este lugar, que se hallaba vacante por promoción del doctor Mariano Arbiol al curato de la parroquia de San Martín, de la ciudad de Valencia, su último e inmediato poseedor, según lo hacía constar por las letras que exhibía expedida por don Joaquín Asensi, presbítero, Provisor Oficial y Vicario general de este arzobispado, en la que mandaba que se le diese provisión de dicho curato, en cuya virtud el doctor don José Boira, cura de la parroquial de Serra, en fuerza de dichas letras, le tomó de la mano y entró en dicha iglesia parroquial bajo invocación de San Agustín, y habiendo entrado en ella, abrió los cajones donde se hallaban los ornamentos para la celebración del Santo Sacrificio de la misa, y demás actos sacerdotales, subió al Altar mayor... Acto seguido subieron al ermitorio de Nª Sª de los Afligidos, sito en el Collado llamado vulgarmente de Saura, donde también lo introdujo hacia el Altar mayor... Acto continuo pasó al cementerio. Y pasó a la casa Abadía que se halla junto a dicha iglesia parroquial… Cuya posesión se efectuó sin contradicción de persona alguna, con aplauso y regocijo del pueblo… …acompañado de Bautista Pavía, regidor decano, Cristóbal Garriga, síndico procurador general, Vicente Torrejón, regidor tercero. Testigos Bautista Fito vecino de este lugar, y Ramón Sendere, ambos maestros de primeras letras. =don José Boyra=don Juan Oliet=


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