Un Siglo de Quito a través de los prebendados de su Iglesia Monografías. 3
El canónigo Gómez de Tapia Juan Corbalán de Celis y Durán
El canónigo Tapia había nacido hacia 15111 en el lugar de Noharre, población perteneciente a la jurisdicción de la villa de Arévalo, hijo de Alonso de Tapia y de doña Juana de Tapia, consortes, “hijodalgo notorio y de solar conocido”. Su padre Alonso había servido al rey como hombre de armas, participando en las guerras de Italia, en Nápoles, y en las del reino de Navarra, donde murió en la ciudad de Pamplona, estando al servicio del rey. Era nieto de Hernando de Tapia, natural del lugar de Palacios, hijodalgo y cristiano viejo. Doña Juana, su madre, era natural de Arévalo, hija de Pedro de Tapia, regidor de dicha villa2. Debió pasar al Perú en los primeros años de la conquista de este reino, pues según él mismo relataba, en 1570 hacía más de 40 años que estaba en las Indias. Llegó a Quito desde la ciudad de los Reyes en 1541, provincia que ya no abandonaría, y en la que desarrollaría todo su magisterio; los años de juventud en las doctrinas de indios, y ya en la 1 2
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madurez en la propia ciudad, en su iglesia catedral. El 24 de febrero de 1560, tras haber sido presentado Tapia por el virrey para una canonjía en la iglesia de San Francisco del Quito , el obispo García Díaz Arias, después de haberlo examinado, lo aprobaba, y dos días después, el 26, tenía lugar la ceremonia de toma de posesión, en la que se encontraron presentes los tres beneficiados que en ese momento residían en dicha iglesia, el arcediano don Pedro Rodríguez de Aguayo, el chantre Diego de Salas y el canónigo Juan de Ocaña, pues los demás prebendados habían ido abandonando la ciudad debido a la poca renta que les proporcionaba el cargo. El deán Pedro de Adrada hacía más de cuatro años había salido de la ciudad; el tesorero Leonardo de Valderrama, que había estado un tiempo en su cargo, hacía ya unos seis años que también se había marchado; el maestreescuela Alonso López Hidalgo, que también se encontraba presente en la toma
de posesión, dejaba la iglesia al mes siguiente. Todos ellos se habían ido y dejado desamparada la iglesia, “por razón que esta tierra está pobre y lo de arriba, que es desde la ciudad de los Reyes en adelante, es tierra más rica y de más provecho”.
tirano Gonzalo Pizarro”, y hospedó en su casa a los soldados del virrey dándoles comida y todo lo necesario. Cuando Blasco Núñez regresaba a Quito a darles batalla, se les unió Tapia, pero a tres leguas de Quito fue cogido prisionero por los soldados de Pizarro, los cuales le robaron todo lo que tenía, así el oro y plata como los caballos, esclavos y ropa que traía.
Al mes siguiente, el 26 de marzo, Tapia solicitaba al obispo que ratificase cierta relación de sus méritos y servicios que había presentado ante la Audiencia. Díaz Arias, uno de los que testificaban, decía que haría unos diez años que él había llegado a esta ciudad, y se había informado que Tapia hacía unos nueve años que ya estaba en esa provincia de Quito, y que había servido como cura en la iglesia de esta ciudad durante unos años, pasando luego a la gobernación de Pasto, donde fue cura durante cinco años, y que también sabía que en algún otro tiempo se había ocupado en la doctrina de los naturales.
Después de esta jornada, pasó a las doctrinas de Chambo y Luisa, donde estuvo adoctrinando a los naturales de dicho repartimiento y a los indios puruaes, y después de unos años, Baltasar de Loaysa, provisor y vicario general del obispo Díaz Arias, primer obispo de Quito y administrador general de las provincias de Cali y Popayán, le nombraba el 1 de noviembre de 1547 cura de la doctrina del asiento de las minas del río de Santa Bárbara, cargo que debía empezar a ejercer a primeros del año venidero de 1548.
Efectivamente, el primero de marzo de 1541, estando en Quito, fray Gaspar de Carvajal, Visitador general en todo el obispado del Perú por el obispo don Vicente de Valverde, primer obispo del Cuzco y de estas provincias, nombraba al padre Gómez Tapia vicario y cura de las animas de la iglesia mayor de la recién poblada villa de Villaviciosa de la Concepción de Pasto, y de toda su jurisdicción.
Pasó diez años en estas doctrinas hasta que en 1558 se le nombraba cura de la iglesia catedral de Quito. Dos años después se le concedía una de las canonjías de la iglesia catedral. A la muerte del chantre Diego de Salas quedó vacante su prebenda, a la que según nos relataba el tesorero Leonardo de Valderrama se habían presentado “muchos confesos y personas de mal vivir”. En la relación que daba de todos estos, no aparece el canónigo Tapia, que fue a quien finalmente se le concedió, pero no llegó a tomar
Según relataba el propio Tapia, estando en Pasto, pasó por dicha villa el virrey Blasco Núñez de Vela, “que venía retirándose desde Quito camino de Popayán, acosado por los hombres del
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posesión de dicho cargo pues falleció en septiembre de 1580, siendo enterrado en la catedral. La nueva vacante la solicitaba el beneficiado Juan Antonio de Rueda3.
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Juan Antonio de Rueda había nacido en la ciudad de Quito en 1554. En 1574 era sacristán de la Catedral, en 1598 vicario de Cumbayá, año en el que el obispo fray Luis López de Solís decía de él que hacía muchos años que servía beneficios con mucha aprobación, era hijo de esa tierra, buena lengua y predicador, y merecía más premio, información que ratificaba en 1600 siendo beneficiado de la parroquia de San Blas de Quito. En 1603 era cura beneficiado del pueblo de Panampiro. AGI. Quito 82, N.29.
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