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la MÚSiCa Se aPrende Con aMor

LP Samuel Ocampo con la Orquesta de Jorge Carreño Foto. Revista Porro y Folclor

Su repertorio llega a los oídos de los jóvenes

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Con el saber y el conocimiento construidos por años en las más grandes orquestas de Medellín, de viajar por todo el departamento, las relaciones con maestros del arte musical y su formación profesional en la música, lo llevan a convertirse en un profesor para brindarle sus sabidurías y capacidades a jóvenes de Medellín e Itagüí. Vinculado a la orquesta del maestro Abraham Núñez, y haciendo reemplazos en las orquestas de Gabriel Romero y Edmundo Arias, Samuel encontró que la academia lo estaba llamando para irradiar sus conocimientos y saberes a futuros artistas; sus primeras experiencias como docente las desarrolló en el año 1993, en el municipio de Itagüí.

“…en Itagüí, estaban necesitando un profesor de música, nos presentamos para conformar la banda…”

El vasto conocimiento, el dominio en el trombón y el saber musical aprendido a lo largo de su carrera en las diferentes orquestas de Medellín, junto con una pedagogía en la enseñanza a partir de su formación en un diplomado dictado por el Ministerio de Cultura de Colombia, le dieron las bases para abordar con los jóvenes de Itagüí un proceso creativo para montar con ellos la banda del municipio y convertirse en el espacio de intercambio de saberes, creación y proyección cultural; pero sobre todo para mostrarle a los estudiantes que con la música se podía vivir, ser más humano y cambiar su vida familiar.

“…al joven hay que cautivarlo, porque si de entrada le digo: tócame esto, no lo va hacer, hay que motivarlo, pues en la formación influye mucho la motivación; si está motivado el joven aprende, tratarlo con cariño; todavía la gente me recuerda, porque yo los trataba muy bien, con cariño… saber abordarlo cuando tenga dificultad, eso es lo importante, porque cada alumno tiene una forma de aprendizaje diferente, usted puede ver estudiantes que aprenden fácil como otros no”.

La pedagogía del amor, entender al estudiante, hablar, aprender con la experiencia, darle lo que cada uno desee y conversar con cada uno, fueron las herramientas más importantes que Samuel Ocampo tuvo para enseñarles el arte de la música y sobre todo que fueran ciudadanos de bien, seres humanos éticos y moralmente capaces de ayudar a quienes tuvieran dificultades. Por su proceso formativo pasaron muchos jóvenes que dejaron huellas y grandes enseñanzas para la vida, pero lo más gratificante es haber contribuido a que esos jóvenes hoy sean personas y profesionales, con una vida organizada y con futuro.

“Lo más agradable es dejarle un mensaje, es con la única persona que ellos interactúan, porque en la casa ellos no hablan con el profesor si… yo aprendí a través del proceso de formación que uno debe formar no solo músico sino persona. Una vez me llegó una joven, que era muy linda, los jóvenes la miraban mucho por su belleza. Ella me dijo que fumaba mariguana, yo le dije eso no es problema, y que si era capaz de dejar las amistades era el primer paso y si dejaba de pasar por los sitios donde pasa, era otro paso… a los días me dijo: ‘profe ya dejé de fumar, ya estoy llegando a la casa temprano y yo tengo una buena relación con mis padres’; la seguí aconsejando, hablando con ella, luego entró a estudiar y tocaba clarinete; estaba animaba, terminó el bachillerato, al tiempo me la encontré y me dijo que estaba trabajando en un almacén, y luego se casó. Otra vez fui a Itagüí y me encontré una madre con su hija, me la presentó y era una alumna que tuve allá, que había salido del país gracias a la música. Con orquestas prestigiosas, actualmente toca violín, empezó conmigo tocando flauta dulce, me dijo: ‘le agradezco profe por su disciplina’. Hablarles a los jóvenes con cariño es lo mejor que se puede hacer, son muy agradecidos”.

La Comuna 13, un espacio por construir

Luego de desarrollar e implementar sus conocimientos con jóvenes de Itagüí y dejando huellas en sus corazones, además de sus recorridos musicales por diferentes orquestas de Medellín y el país, le permitió fundar con experiencia y sabiduría el grupo Palonegro, para proyectar los aprendizajes de los jóvenes de la escuela de música y difundir los ritmos tropicales de Colombia.

“En esa época me llamaba mucho la atención un bambuco, me dio mucha lidia para montarlo en la percusión, y se llamaba Palo Negro de Eleuterio Sánchez”.

Samuel Ocampo llevaba sus toques rítmicos colombianos a los barrios, con su trombón y junto con jóvenes que integraban el

grupo Palo Negro, los sonidos retumbaban en l a s calles dándole rienda suelta a su imaginación y creatividad musical. Esta labor la acompañaba con la formación musical de niños y jóvenes en los barrios. En el año 1982 construyó su vivienda en el barrio 20 de Julio de la Comuna 13, donde instaló su taller musical para formar a niños y jóvenes de lugares apartados con dificultades y carencias económicas, sociales y culturales, cuyos sueños y deseos eran aprender a tocar un instrumento y ser artistas reconocidos de Medellín.

“…con talleres he trabajado con jóvenes del barrio en mi casa, lo que sucede es que los vecinos se quejan del ruido y la bulla, y eso me limita mucho, porque con el instrumental de banda trabajo con jóvenes… Tuve un semillero de niños con guitarra, a uno le parte el alma muchos no pueden continuar por su situación familiar y económica, y sentir que se siente maniatada por no poder brindarles a los niños otras cosas mejores y diferentes; he tenido muchos procesos musicales, pero ahora en mi casa no lo puedo hacer debido al ruido que producen los instrumentos porque no he tenido lugares donde continuar el proceso, en la Comuna 13 no hay espacio donde desarrollar un proceso musical”.

Los procesos de formación en música con niños y jóvenes de la Comuna 13, implementados por Samuel, quedaron truncados a la mitad del camino, sin apoyo estatal ni comunitario, sus esfuerzos no avanzaron como él lo deseaba; sin embargo, levanta la cabeza para sostener que, gracias a esos pequeños esfuerzos, logró que muchos niños y jóvenes de la Comuna 13 tuvieran un futuro diferente y le cogieran amor a la música y al arte. Esas iniciativas individuales, con amor, paciencia y dedicación para transmitir los conocimientos, le da la calma para enseñarles a interpretar un instrumento: una guitarra, una flauta, un saxofón o el trombón; porque su casa está llena de arte, de música, donde las partituras están abiertas para quienes deseen leerlas e interpretarlas. Al preguntarle sobre su futuro, respira profundo y sostiene que está en la música, gracias a ella pudo vivir como ser humano, criar a sus hijos, conocer muchas personas, impartir conocimiento y sobre todo sentir el abrazo de sus alumnos cuando va por las calles de Medellín para agradecerle por los conocimientos humanos, creativos y artísticos que él les trasmitió. Se refugia en su casa, sigue aprendiendo, tocando y soñando con crear en la Comuna 13 la escuela de música, dirigida a niños y jóvenes de escasos recursos económicos, porque el arte es la mejor herramienta de generar paz y convivencia en los barrios.

JOSÉ ALONSO FRANCO L.

Docente investigador, director de la revista Porro y Folclor

LAS MUJERES EN LA CONSTRUCCIÓN Y RECONSTRUCCIÓN DE LA COMUNA 13 A TRAVÉS DEL ARTE

Por Alba Vergara Franco

Grupo de Teatro Sepia Foto. Revista Porro y Folclor

Muchos son los lenguajes que se hablan en la Comuna 13: el lenguaje del teatro, la poesía, la danza, el canto, la siembra, el deporte, la pintura, el hip hop y más. Pero todos ellos relatan la misma historia, la resistencia de la comuna. En la resistencia de la comuna, la mujer juega un papel de cambio importante para una cultura basada en la paz y la búsqueda de la verdad. Muchas de ellas empiezan a liderar iniciativas de emprendimiento, de gestión pública (ante administración municipal, partidos políticos y empresa privada) y de promoción artística y cultural. Esto facilitó la generación de nuevas organizaciones sociales que buscan el mejoramiento barrial, la igualdad de género y la reconstrucción social de las víctimas. La Comuna 13 cuenta hoy con aproximadamente 250 organizaciones sociales, un alto porcentaje de ellas lideradas por mujeres1 . En la Comuna 13 las mujeres trans están siendo parte activa de la transformación de la comuna para la solución de problemáticas sociales que el Estado no visibiliza. “La equidad de género es uno de los principios rectores para que los partidos y los movimientos políticos tengan estos criterios para su formulación de planchas”. (Constitución Política de Colombia de 991, Capitulo 2. De los partidos y movimientos políticos, Art. 107 y Artículo 267, Capitulo 1 de la Contraloría General de la República), es decir, que los procesos se den en igualdad de condiciones.

Constituciòn Política de 1991: 107 CAPITULO 2. De los partidos y de los movimientos políticos. 267 Titulo X de los organismo de Control. CAPITULO 1. Contraloria General de la República.

Las mujeres en la Comuna 13 han logrado sortear muchas situaciones complejas y han formado así una identidad propia que busca dejar de lado la victimización y la violencia, para construir desde el arte y el trabajo comunitario un empoderamiento femenino.

El canto como terapia para sanar la Comuna 13

“Yo soy del Atrato Medio un pueblo que se llama Buchadó arriba de Bojayá… pues llegué aquí buscando una mejor calidad de vida, porque la situación, usted sabe, en esas regiones, es muy difícil, entonces en tratar de vivir diferente, aquí estoy”. Doña Eugenia Viera Corrales, una mujer cantora del Pacífico que llegó a Medellín en 1982, creó en 2011 un grupo de cantoras en la Comuna 13 llamado Alegrías del Atrato. Doña Eugenia ha contribuido a la construcción de la multiculturalidad de la comuna, sembrando los cantos tradicionales afro-colombianos como los arrullos y los chigualos, en los habitantes de dicha comuna. “Nosotras despedimos a nuestros muertos, cantando. Puede ser los niños o los adultos… se despiden con los cantos alegres (a los niños con los chigualos y los adultos con los alabaos), porque uno tiene la concepción de que cantándoles cuando se mueren van derechito al cielo”. A doña Eugenia se le iluminan los ojos cuando relata cómo, a través del canto, hay una conexión más allá de lo tangible con el mundo de los muertos y de los vivos. Dice que el canto “…es una forma de solidarizarse con el doliente… cantándole… así sea con tristeza… pero uno con eso los apoya”. Aquella mujer negra, con su turbante, sus ojos brillantes y sinceros, y sus manos fuertes, ve en el canto y el baile una terapia de sanación. “Esa es una terapia para el alma, para el cuerpo… ¡Para el espíritu! Bailar, cantar… el baile es una

Sofía, mujer tran Foto, Daniel Cadavid Gárces

de las mejores terapias y el canto es un aliciente para tranquilizar también el alma y todas las amarguras que uno pueda tener”, y eso es lo que ella trajo hace 40 años cuando llegó a la Comuna 13, todas sus tradiciones afro “…ese es un legado que nos dejaron nuestros ancestros (el canto)… porque el único día que ellos (sus antepasados) tenían libre era cuando se les moría un familiar… entonces se acostumbraron a despedir a sus dolientes cantando”, y en su empatía por los habitantes de la misma, decidió crear el grupo de Alegrías del Atrato, para que sanaran a través de los arrullos, los chigualos y los alabaos.

Eliana de Leòn, directora de Cefoarte

Foto. Daniel Cadavid Garcés

La danza para vivir y soñar en la Comuna 13

“Cuando tú escuchas a un niño o a una niña que viene aquí, y te dice que viene porque es feliz… No viene a aprender la organeta, no viene a aprender el tambor, él viene a jugar, a sentir que es feliz. Por eso nuestro lema dice: Arte para vivir, para soñar, porque ellos sueñan con ser felices.” Así lo relata Eliana de León, una maestra de danza que es parte fundamental en la Corporación Canto Arena, corporación ubicada en los Alcázares. Eliana llegó hace más de 20 años a Medellín y buscó mejores oportunidades, pero no solo para ella, sino también para los niños de la Comuna 13. Con una sonrisa que puede iluminar el alma de cualquiera, Eliana relata cómo el arte transforma la vida de los niños de la comuna: “Ellos van a llorar también y se van a entristecer; y de pronto hoy acá les dicen que la felicidad sí existe y que ellos pueden ser felices, pero de pronto llegan a la casa y se dan cuenta de que hay otra historia, pero recuerdan de pronto el dibujo que pintaron, recuerdan cuando el profesor se disfrazó o brincó con ellos; o recuerdan una clase de percusión que el tambor les permitió gritar de alegría”. Como maestra de danza, Eliana considera que es importante crear espacios de transformación ciudadana para los niños de la comuna, pero que en algunas ocasiones ha sido difícil encontrar los apoyos suficientes para gestionarlos. “Lastimosamente todo se tiene que pensar en pesos para poder crear las condiciones. Porque mira, no nos digamos mentiras, ¡listo! Puede haber un grupo de danza, voy a poner el ejemplo: es un grupo de danza, bailan muy bonito, cantan muy bonito… pero si no hay la ayuda ni siquiera para que puedan transportarse… ‘Profe, no tengo para bajar’, ‘Es que yo quisiera ir, pero si voy me toca bajar caminando y me demoro una hora’ ”. Sin embargo, las lideresas han desarrollado una capacidad de gestión admirable para poder cumplir con sus proyectos y ayudar a la comunidad “…porque tú también puedes hacer trueques… entonces mira que uno también juega con eso. ‘Ah, entonces porque no hay refrigerio; entonces cada una vamos a armar el refrigerio. ¿Qué necesitamos?’, ‘Profe, así sea un pan’, ‘Bueno, listo de a 500 pesos casa una’, ‘Profe, no tengo sino 200’, ‘Deme los 200 entonces’, hasta un refrigerio condiciona.” Y en ocasiones, el mismo refrigerio puede ser la opción tentativa para que los niños asistan a los eventos y a las clases de danza y música. A pesar de todas las dificultades, Eliana siente que todo el esfuerzo que ha hecho ha valido la pena, y con esa misma sonrisa encantadora, relata uno de sus sueños: “Ay, pues mi proyecto, realmente primordial, es poder tener sede propia. Sede propia porque es que es un gota a gota, o sea es un gota a gota cada mes; entonces tienes que tener tú otro trabajo para poder mantener la sede, porque la sede no se mantiene sola… yo a mi vecina le digo ‘Oiga, véndame allá arriba’, ‘Ya me está echando’, me dice. ‘Ay, sí. Váyase, váyase’. Porque nos gustaría, ojalá, poder tener toda esta casa o donde sea, pero sí tener una sede propia que permita brindar estos espacios para todos”. Trabajar en el arte para la construcción de la comuna es un trabajo duro, que no se alcanza a visibilizar por parte de los entes gubernamentales, pero que finalmente es lo que hacen y lo hacen poniendo todo el corazón.

Parlamos del arte en la Comuna 13

“Yo nací en esta comuna, cuando tenía 8 años, iba a cumplir los 9 años, hice mi primera comunión, cuando llegamos a la primera comunión nos enteramos que a mis papás los estaban buscando para matarlos, entonces nos tuvimos que desplazar de esta comuna hacia Copacabana donde habita la familia de mi mamá”. Valeria Montoya Restrepo, una mujer de 19 años, artista, escritora y artesana que hace parte de La Parla, una escuela de Cultura Urbana y Construcción de Paz de la Comuna 13; cuenta cómo fue el desplazamiento intraurbano que sufrió de esta comuna, siendo una niña. Sin embargo, ella retornó hace alrededor de cuatro años a la Comuna 13, sola, para crear espacios seguros de inspiración. “Mateo, el fundador de La Parla, me contó que tenía un sueño muy loco, que era crear un grupo de teatro acá en la comuna; entonces yo le comenté que yo hacía teatro en Copacabana y que me gustaba mucho el arte y también escribir y entonces él me invitó a hacer parte del grupo y que va a hacer un taller de máscaras… entonces yo vengo y hago el curso de máscaras y ¡Quedé súper enamorada! Y dije ‘Si, total, en este grupo pa’ las que sea’”. Valeria ha atravesado situaciones extremadamente difíciles; a su corta edad, ha vivido momentos de abuso, de dolor, de maltrato físico y psicológico, el desplazamiento forzado y el abandono y, aun así, ella quiere luchar por la creación de espacios a través del arte para sanar sus heridas. “Nosotros comenzamos en la calle, en el Parque Biblioteca San Javier y la gente empezó por voz a voz a conocer a La Parla, como teatro callejero… en la 13 yo me sentía como Alicia en el país de las maravillas, pero urbano”, dice Valeria con una carcajada. “Yo soy una mujer enteramente artista, soy artesana, escritora ¡Me encanta crear!, entonces le digo a Mateo ‘Yo quiero ser profe de algo, póngame a enseñar algo’ y entonces él me pone de profe de escritura creativa”. Y ahí cambia la mirada de Valeria, se torna un poco más seria mientras relata: “La escritura llega a un punto de ser íntima y también el arte, uno llega a un punto en el que dice ‘Esto es mío, es algo íntimo y no estoy dispuesta a compartir’, pero en la medida en que uno les crea ese espacio seguro, en el

Grupo Alegrias del Pacífico Foto. Corporación Recreando

que ellos dicen ‘yo aquí me siento tan confiado de compartir algo que incluso es tan íntimo que me despojo del miedo, me despojo de pensamientos como que tengo problemas con mis papás o que no sé qué estudiar’ y se inspiran en letras”. Y así Valeria crea un espacio en las redes sociales para compartir los sentimientos más íntimos de sus estudiantes y de ella misma, llamado Bocetos de mi Alma, en la plataforma de Facebook. Ella usa el arte para ayudar a sanar a los demás y dice que “El arte es una excusa para enseñar y tejer amistades, porque el teatro solo se hace con amigos”.

La Comuna 13, evoluciona con las mujeres

La cultura y el arte no son solo producto de las mentes colectivas, sino un conjunto de accesos y símbolos que co-evolucionan, y estos accesos y símbolos se ensamblan por medio de los sujetos que llegan al arte y la cultura; como doña Eugenia, aquella mujer del Atrato Medio que canta para conectar con el dolor de la gente; como Eliana que llegó con la brisa del mar en la piel a buscar la felicidad mientras danzaba en un nuevo territorio; y como Valeria que fue arrancada de su espacio seguro, pero que retornó a él para trascender en el teatro callejero, en las letras y en la artesanía para sanar con la comunidad. Entonces, la estigmatización por parte de los medios internacionales y algunos medios nacionales sobre la construcción de la Comuna 13 se ha ido heredando, ya que no ha habido una verdadera interacción con los agentes de cambio, como lo son las mujeres de la comuna. Colombia es una cantidad de cosas maravillosas, su calidez humana, esparcimiento cultural, sus múltiples lenguas indígenas, su riqueza medio ambiental y su música variopinta y alegre. Reconocer esto también derrumba los imaginarios colectivos y nombrar las buenas acciones de las personas de a pie, de las mujeres que a través del arte han construido y reconstruyen la comuna, evita que marginen a los habitantes de La 13.

ALBA VERGARA FRANCO

Investigadora sobre procesos de las mujeres en la Comuna 13

Grupo Zimbawe, batucada Foto. Revista Porro y Folclor

COSAS DE GATOS, ¡MIAU!

Por Ofelia Peláez

El gato es un felino que a lo largo de la historia ha ocupado un lugar destacado, como en la cultura egipcia. Hay muchas razas de gatos, algunas en la actualidad con ejemplares a altísimos precios. El gato tiene la sensibilidad en sus largos bigotes, llamados vibrisas. La palabra gato tiene otras connotaciones, como un ritmo musical en Argentina y así se denomina la herramienta utilizada en la mecánica automotriz, para levantar un automóvil. Muchos refranes y dichos como eso de meter gato por liebre, ahí hay gato encerrado, las siete vidas del gato. Se dice andar a gatas y a los primeros pasos del ser humano, gatear.

En la música y la poesía el gato ha sido acogido por los autores. Existe la llamada Fuga del gato, una sonata escrita por Domenico Scarlatti, que fue músico en la corte de Madrid, hijo de Alessandro Scarlatti, también connotado músico. Se aseguró que Domenico Scarlatti se inspiró para esta sonata cuando su gato se paseó sobre las teclas del piano. Scarlatti, hijo, compuso más de mil sonatas para clave, que tienen elementos de ritmos españoles como jota, fandango, sevillanas, bulerías, boleros españoles y fados de Portugal. Chopin estaba escribiendo su Vals número 3 en fa mayor cuando su gato, atraído por la música que salía del piano, saltó sobre las teclas y correteó por encima de ellas. Esto divirtió tanto al compositor que trató de reproducir los mismos sonidos en la partitura final, componiendo lo que hoy se conoce como el Vals del gato.

Album La Gata bajo la lluvia Foto. https://soundcloud.com

Ñico Saquito y sus Guaracheros de oriente

Rossini tiene una obra titulada Dueto para dos gatos, que se puede ver en youtube interpretada por Los Niños Cantores de Viena, donde solamente dicen miau, miau, miau. Es extraordinaria su belleza. Hay un joropo venezolano titulado El gato, escrito por Alfredo Sadel y Guillermo Hernández, que dice:

Yo quisiera ser un gato / desconfiado y cariñoso / que deambula por tu techo / aventurero y mañoso / para pisar por tus sueños / hurgando en tu corazón / y recostar mis anhelos / en el calor de tu amor. / Un gato quisiera ser / que tus manos acaricien / que tus pasos acompañen / y te espere al regresar. / Que me regañes de día / pero en las noches bellas / me extrañes cuando me escape / a maullarle a tus estrellas. / Un gato quisiera ser / pa reinar en tu tejado / pa dormirme ronroneando / muy calientico a tu lado… Muchas canciones populares han sido dedicadas a este bello animal, como Adiós compay gato, del cubano Ñico Saquito; Bigote e’gato, del también cubano Jesús Guerra; la zarzuela El gato montés, de Manuel Penella; Un gato en la oscuridad, de Getano –Toto– Savio éxito de Roberto Carlos y muchas más. Como dato curioso, el gato no figura en la Biblia. Rocío Dúrcal cantó La gata bajo la lluvia, y Neruda escribió Oda al gato. Y en Cali hay una escultura a un gato, obra de Hernando Tejada. El escritor antioqueño Juan José Botero, nacido en Rionegro, escribió una novela muy recordada con el título Lejos del nido, y algunos versos simpáticos, uno es A un tamal y el otro es Señor, vuélveme gato, que describe cómo es la vida de este animal y termina:

¿Y habrá quién goce como los gatos? / ¿Y habrá quién viva tan descarado? / ¿Y habrá quién coma tan sin trabajo? / ¿Y habrá quién duerma tan sin cuidados? / Si ésta no es vida, / mejor no la hallo. / ¡Oh, Dios del cielo! / Dios bueno y santo / si acaso piensas / servirme de algo / si aliviar quieres / a este pobre Juancho / ahora mismo: / ¡Vuélveme gato!

En la literatura se recuerda El gato con botas, cuento llevado al cine con algo muy especial, fue que la voz del gato la puso Antonio Banderas, hablando en un español perfecto con acento andaluz. También vale la pena recordar una de las más bellas películas protagonizada por Elizabeth Taylor y Paul Newman, La gata sobre el tejado de zinc caliente, basada en un cuento de Tennessee Williams. Y en la obra de Truman Capote llevada al cine con Audrey Hepburn, Desayuno en Tiffany, ella tiene un gato que se llama Gato. De Capote también es el relato Una luz en la ventana, que habla de gatos congelados. El sabio Nikola Tesla tenía un gato llamado Macak y al experimentar con su mascota la energía estática dijo: “¿Será la naturaleza un gato gigante? Y de ser así, ¿quién acaricia su espalda?”. Albert Schweitzer dijo: “Hay dos cosas de refugiarse de las miserias de la vida: la música y los gatos”. En Londres tienen un gato llamado Larry que lleva 10 años (2021) al servicio del Reino Unido, ya que es el jefe oficial del Gabinete del primer ministro, y vive en la residencia de este personaje. En Colombia se tiene el pasillo titulado La gata golosa, de Fulgencio García. Existía un famoso piqueteadero en las afueras de Bogotá llamado La gaité gauloise, que en francés quiere decir “la alegría gala”; el público, ante la dificultad de pronunciar bien, empezó a llamarlo La gata golosa. Carlos Castro Saavedra escribió Jugando con el gato y el sanjuanero Matrimonio de gatos. En las tiras cómicas y caricaturas ha sido famoso Tom, el compañero del ratón Jerry, y Silvestre, de quien Piolín dice: “Me pareció ver un lindo gatito”. Se recuerda de la narración de Lope de Vega en una reunión de ratones, “¿Quién le pone el cascabel al gato?”. Hay una palabra un tanto desconocida: ailurofilia, que es el amor a los gatos. Hay un animal familiar del gato, llamado civeta, al que alimentan con granos de café y de sus excrementos se elabora el que hoy en día es el café más caro del mundo, hasta 40 dólares por una taza. Esta costumbre empezó en Sumatra, Java, Filipinas y otros lugares y se extendió por otros países; se le denomina “Café de caca de gato”. Con este costoso café, del que se dice que es exquisito, ¿podrá decirse también eso de que tomémonos un tinto, seamos amigos?

Ñico Saquito. Compay Gato Foto. https://m.media-amazon.com/images/I/71l3rN3cHHL._SS500_.jpg

OFELIA PELÁEZ.

Conferencista sobre bolero y música popular, jurado en varios festivales nacionales, escritora de varios libros entre los que se destaca:

Alfredo Sadel, cuenta mi alma. Su historia, sus anécdotas, su discografía y fotografías inéditas, Invitada al programa El rinconcito de los recuerdos, de Radio Reloj – Q’hubo Radio, Caracol Medellín

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