Revista Porro y Folclor No. 33

Page 8

Por el rescate de la Cultura y el Folclor de Colombia

intercambio de saberes, creación y proyección cultural; pero sobre todo para mostrarle a los estudiantes que con la música se podía vivir, ser más humano y cambiar su vida familiar.

LP Samuel Ocampo con la Orquesta de Jorge Carreño Foto. Revista Porro y Folclor

Su repertorio llega a los oídos de los jóvenes

Con el saber y el conocimiento construidos por años en las más grandes orquestas de Medellín, de viajar por todo el departamento, las relaciones con maestros del arte musical y su formación profesional en la música, lo llevan a convertirse en un profesor para brindarle sus sabidurías y capacidades a jóvenes de Medellín e Itagüí. Vinculado a la orquesta del maestro Abraham Núñez, y haciendo reemplazos en las orquestas de Gabriel Romero y Edmundo Arias, Samuel encontró que la academia lo estaba llamando para irradiar sus conocimientos y saberes a futuros artistas; sus primeras experiencias como docente las desarrolló en el año 1993, en el municipio de Itagüí. “…en Itagüí, estaban necesitando un profesor de música, nos presentamos para conformar la banda…”

El vasto conocimiento, el dominio en el trombón y el saber musical aprendido a lo largo de su carrera en las diferentes orquestas de Medellín, junto con una pedagogía en la enseñanza a partir de su formación en un diplomado dictado por el Ministerio de Cultura de Colombia, le dieron las bases para abordar con los jóvenes de Itagüí un proceso creativo para montar con ellos la banda del municipio y convertirse en el espacio de

12

“…al joven hay que cautivarlo, porque si de entrada le digo: tócame esto, no lo va hacer, hay que motivarlo, pues en la formación influye mucho la motivación; si está motivado el joven aprende, tratarlo con cariño; todavía la gente me recuerda, porque yo los trataba muy bien, con cariño… saber abordarlo cuando tenga dificultad, eso es lo importante, porque cada alumno tiene una forma de aprendizaje diferente, usted puede ver estudiantes que aprenden fácil como otros no”.

La pedagogía del amor, entender al estudiante, hablar, aprender con la experiencia, darle lo que cada uno desee y conversar con cada uno, fueron las herramientas más importantes que Samuel Ocampo tuvo para enseñarles el arte de la música y sobre todo que fueran ciudadanos de bien, seres humanos éticos y moralmente capaces de ayudar a quienes tuvieran dificultades. Por su proceso formativo pasaron muchos jóvenes que dejaron huellas y grandes enseñanzas para la vida, pero lo más gratificante es haber contribuido a que esos jóvenes hoy sean personas y profesionales, con una vida organizada y con futuro. “Lo más agradable es dejarle un mensaje, es con la única persona que ellos interactúan, porque en la casa ellos no hablan con el profesor si… yo aprendí a través del proceso de formación que uno debe formar no solo músico sino persona. Una vez me llegó una joven, que era muy linda, los jóvenes la miraban mucho por su belleza. Ella me dijo que fumaba mariguana, yo le dije eso no es problema, y que si era capaz de dejar las amistades era el primer paso y si dejaba de pasar por los sitios donde pasa, era otro paso… a los días me dijo: ‘profe ya dejé de fumar, ya estoy llegando a la casa temprano y yo tengo una buena relación con mis padres’; la seguí aconsejando, hablando con ella, luego entró a estudiar y tocaba clarinete; estaba animaba, terminó el bachillerato, al tiempo me la encontré

y me dijo que estaba trabajando en un almacén, y luego se casó. Otra vez fui a Itagüí y me encontré una madre con su hija, me la presentó y era una alumna que tuve allá, que había salido del país gracias a la música. Con orquestas prestigiosas, actualmente toca violín, empezó conmigo tocando flauta dulce, me dijo: ‘le agradezco profe por su disciplina’. Hablarles a los jóvenes con cariño es lo mejor que se puede hacer, son muy agradecidos”. La Comuna 13, un espacio por construir

Luego de desarrollar e implementar sus conocimientos con jóvenes de Itagüí y dejando huellas en sus corazones, además de sus recorridos musicales por diferentes orquestas de Medellín y el país, le permitió fundar con experiencia y sabiduría el grupo Palonegro, para proyectar los aprendizajes de los jóvenes de la escuela de música y difundir los ritmos tropicales de Colombia. “En esa época me llamaba mucho la atención un bambuco, me dio mucha lidia para montarlo en la percusión, y se llamaba Palo Negro de Eleuterio Sánchez”.

Samuel Ocampo llevaba sus toques rítmicos colombianos a los barrios, con su trombón y junto con jóvenes que integraban el grupo Palo Negro, los sonidos retumbaban en l a s calles dándole rienda suelta a su imaginación y creatividad musical. Esta labor la acompañaba con la formación musical de niños y jóvenes en los barrios. En el año 1982 construyó su vivienda en el barrio 20 de Julio de la Comuna 13, donde instaló su taller musical para formar a niños y jóvenes de lugares apartados con dificultades y carencias económicas, sociales y culturales, cuyos sueños y deseos eran aprender a tocar un instrumento y ser artistas reconocidos de Medellín. “…con talleres he trabajado con jóvenes del barrio en mi casa, lo que sucede es que los vecinos se quejan del ruido y la bulla, y eso me limita mucho, porque con el instrumental de banda trabajo con jóvenes… Tuve un semillero de niños con guitarra, a uno le parte el alma muchos no pueden

continuar por su situación familiar y económica, y sentir que se siente maniatada por no poder brindarles a los niños otras cosas mejores y diferentes; he tenido muchos procesos musicales, pero ahora en mi casa no lo puedo hacer debido al ruido que producen los instrumentos porque no he tenido lugares donde continuar el proceso, en la Comuna 13 no hay espacio donde desarrollar un proceso musical”.

Los procesos de formación en música con niños y jóvenes de la Comuna 13, implementados por Samuel, quedaron truncados a la mitad del camino, sin apoyo estatal ni comunitario, sus esfuerzos no avanzaron como él lo deseaba; sin embargo, levanta la cabeza para sostener que, gracias a esos pequeños esfuerzos, logró que muchos niños y jóvenes de la Comuna 13 tuvieran un futuro diferente y le cogieran amor a la música y al arte. Esas iniciativas individuales, con amor, paciencia y dedicación para transmitir los conocimientos, le da la calma para enseñarles a interpretar un instrumento: una guitarra, una flauta, un saxofón o el trombón; porque su casa está llena de arte, de música, donde las partituras están abiertas para quienes deseen leerlas e interpretarlas. Al preguntarle sobre su futuro, respira profundo y sostiene que está en la música, gracias a ella pudo vivir como ser humano, criar a sus hijos, conocer muchas personas, impartir conocimiento y sobre todo sentir el abrazo de sus alumnos cuando va por las calles de Medellín para agradecerle por los conocimientos humanos, creativos y artísticos que él les trasmitió. Se refugia en su casa, sigue aprendiendo, tocando y soñando con crear en la Comuna 13 la escuela de música, dirigida a niños y jóvenes de escasos recursos económicos, porque el arte es la mejor herramienta de generar paz y convivencia en los barrios. JOSÉ ALONSO FRANCO L. Docente investigador, director de la revista Porro y Folclor

13


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.