Revista Porro y Folclor Edición No. 37

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¡Su majestad El Sombrero!

Edición N° 37 / Mayo de 2023

El canal de denuncias Contacto transparente es una de las estrategias de EPM para evitar actos de corrupción. Aquí le contamos cómo ayudar a cuidar los recursos de todos.

Para Antonio Guterres, secretario general de la ONU, la corrupción “es criminal e inmoral y representa la máxima traición a la confianza pública”. Para el papa Francisco es la “gangrena de los pueblos”. Muchos intelectuales y líderes mundiales conceptúan sobre este delito y sobre los efectos que tiene en los recursos públicos y en la calidad de vida, sobre todo, de los más vulnerables.

Transparencia Internacional, organización no gubernamental con alcance global, se dedica a combatir la corrupción y la explica como “el abuso de posiciones de poder o de confianza para el beneficio particular en detrimento del interés colectivo”. También la clasifica desde 1995: en el más reciente Índice de Percepción de la Corrupción ubicó a Colombia en el puesto 91 entre 180 países, en un listado que lidera Dinamarca como el país más sólido a la hora de combatir la corrupción y que tiene a Somalia como colero del ranking.

Volvamos a EPM. Gabriel Marcelo Calderón hace parte de la Unidad de Cumplimiento, adscrita a la Vicepresidencia de Riesgos. Desde esa dependencia identifican riesgos de fraude, corrupción y soborno dentro de la compañía. Con base en esos riesgos, cada año se construye una ruta de trabajo y se trazan estrategias para proteger los recursos públicos.

Ese Plan anticorrupción y de atención al ciudadano es una obligación contemplada en el artículo 73 de la Ley 1474 de 2011, que habla sobre medidas administrativas para la lucha contra la corrupción: “Cada entidad del orden nacional, departamental y municipal, cualquiera que sea su régimen de contratación, deberá implementar Programas de Transparencia y Ética Pública con el fin de promover la cultura de la legalidad e identificar, medir, controlar y monitorear constantemente el riesgo de corrupción en el desarrollo de su misionalidad”.

En palabras de Calderón, el Plan, que nace de un ejercicio de construcción colectiva y en el que participan diversos públicos de interés dentro de la empresa “es un instrumento de tipo preventivo para el control de la gestión pública”. El de EPM este 2023 tiene seis componentes cada uno con sus actividades, productos y responsables:

1.Gestión del Riesgo de Corrupción

2. Estrategia de racionalización de trámites

3. Rendición de cuentas

4. Atención al ciudadano

5. Transparencia y acceso de la Información

6. Actividades adicionales

Aunque son decenas de actividades y tareas, algunas para destacar incluidas en el Plan tienen que ver con compartir el mapa de riesgos de la empresa, mantener la página web actualizada, hacer seguimiento a las PQRS y monitorear los

indicadores, publicar en redes sociales avances de las obras públicas y de los proyectos estratégicos, y realizar ruedas de prensa que den cuenta de los resultados de EPM.

El papel de la ciudadanía y los canales para denunciar Hasta aquí lo normativo y lo más técnico del plan, pero, ¿qué papel juega la ciudadanía en la lucha contra la corrupción?

Juan Vélez es investigador de la Corporación Región y hace parte del proyecto Hacia un ejercicio del poder más transparente y responsable, implementado por esa organización, en alianza con Transparencia por Colombia. Vélez opina que una ciudadanía activa, informada y comprometida es clave para ayudar a cuidar los recursos públicos. También que la discusión sobre el tema debe darse todo el tiempo, no solo en épocas electorales:

“El rol de la ciudadanía inicia desde el conocimiento de los programas de gobierno que presentan las diferentes candidaturas, esto permitiría un voto más informado y más cualificado. Luego se requiere conocer el Plan de Desarrollo de cada municipio para saber sobre sus programas y proyectos, y las acciones planeadas por el gobierno para así poder ejercer de manera consciente y reflexiva un control y una veeduría individual o colectiva sobre dichos proyectos”.

Para Vélez, esas estrategias deben pasar también por promover los canales de denuncias, garantizar la confidencialidad de los mismos y por instar a una ciudadanía más activa y que se rija bajo criterios de ética y de legalidad:

“La denuncia posibilita visibilizar la corrupción, podría inclusive prevenir los hechos de corrupción, evitar la pérdida de recursos y disminuir las graves consecuencias que genera. Puede impedir también que un caso de corrupción progrese, logrando que se desarrollen las respectivas investigaciones por los entes de control responsables y de esta manera hacer seguimiento y exigir que las personas implicadas sean sancionadas”.

El canal autorizado para denuncias y reportes de irregularidades en EPM es Contacto transparente, un espacio pensado para que clientes, usuarios, empleados, proveedores, contratistas y socios. A la fecha el canal funciona de dos maneras: por la línea telefónica gratuita 01 8000 522 955 (de lunes a viernes entre las 7:30 a.m. y las 5:30 p.m.) y por el correo electrónico contactotransparente@epm.com.co.

Allí, en Contacto transparente, se pueden denunciar actos indebidos de funcionarios de EPM como apropiación indebida de activos, corrupción (sobornos, posibles conflictos de intereses, tráfico de influencias), sobrevaluación de activos, financiación del terrorismo y lavado de activos e incumplimiento de normas y políticas de la empresa, entre otros.

Foto. EPM
El plan anticorrupción de EPM en 2023 y el papel de la ciudadanía para cuidar los bienes públicos

Porro y Folclor es una publicación de la Corporación Artística y Cultural Recreando Año 21/ Edición 37/ Mayo de 2023

Director

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Revista Porro y Folclor

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José Martínez

Corrección de texto

Marcos Vega Seña

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Portada

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Composición por Juan Fernando Criales

Impresión La Patria

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www.recreando.com.co

ISSN. 2248-4647

Porro y Folclor no se hace responsable de las opiniones y conceptos emititido por los autores. No compromete los criterios de los editores Todos sus artítículos pueden ser reproducido por otros medios impreso, siempre y cuando se cite su precedencia. Medellín, Colombia

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Contenido Editorial   2 lo dEl Porro Palitiao o PElaYEro 3 Era l a diosa coronada…   6 GuillErmo montEs r amos, un corralEro dEsconocido  11 El PorvEnir, cuna dE su majEstad El sombrEro vuEltiao   16 ElKin Z aPata: danZ ar Es vida Y alEGrÍa   22 un acordEón Para Galicia
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Editorial Diversidad y pluriculturalidad en Colombia: una acción diversa

La existencia de la diversidad cultural a lo largo y ancho del país lleva al reconocimiento de las prácticas de origen ancestral y patrimonial que desarrollan los pueblos en los territorios; esas manifestaciones culturales permiten el reconocimiento de los saberes y las tradicionales populares que enriquecen y construyen las identidades culturales de Colombia.

En tal sentido, desde La revista Porro y Folclor, realizamos la labor de investigación, promoción, difusión, rescate y el fomento de las prácticas pluriculturales que coexisten en los territorios de Colombia; lo que permite la permanencia en los pueblos de costumbres, creencias y prácticas de origen ancestral, que hoy sobreviven con las diversas acciones que desarrollan las comunidades.

Trabajar por visualizar las acciones que desarrollan las comunidades en los pueblos, ciudades y territorios debe ser parte fundamental del reconocimiento de los saberes y las tradiciones que, desde años, producen los colectivos, gestores, creadores, grupos y líderes, y que está arraigada a las prácticas de las comunidades.

En la edición Nº 37 se enfatiza por el rescate y el reconocimiento de las riquezas que hoy existen en los territorios de Colombia; en el diálogo y la promoción de la pluriculturalidad como elemento primordial del desarrollo de las capacidades culturales. El reto está en el fomento de las potencialidades creativas y el respeto por la existencia de otras culturas e identidades que enriquecen a las comunidades; que potencializan los tejidos sociales, la

convivencia y la construcción de una sociedad diversa.

Garantizar la pluriculturalidad, a partir del respeto, debe ser una labor educativa que parta del reconocimiento de las existencias de las prácticas culturales en los territorios, que si bien son diversas, hoy dialogan y construyen tejido social; pero, sobre todo, es necesario intercambiar y reconstruir la propia identidad junto con “el otro”, con el fin de reconocer que en el país surgen nuevas acciones culturales que necesitan ser apoyadas, difundidas y promocionadas, porque son de origen popular y hacen parte de la diversidad que conforman las culturas de Colombia.

La labor investigativa de La revista Porro y Folclor está en el fomento de entender y rescatar las acciones que emprenden los gestores, líderes, creadores, grupos, colectivos y organizaciones en los territorios con el desarrollo de actividades formativas, educativas y creativas que, apuntan a la difusión de sus saberes de origen ancestral y patrimonial.

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Lo del Porro Palitiao o Pelayero

Breve marco histórico administrativo y jurídico

San Pelayo, tierra musical del Sinú, constituyen administrativamente, una de las 30 divisiones territoriales en que se divide el departamento de Córdoba; una de las tres federaciones que territorialmente existieron en la época precolombina, del medio Sinú, y hoy contemporáneamente, una de las siete regiones fisiográficas y socioculturales del departamento. Su fundación se remonta al año 1742, por Juan de la Torrezal Díaz Pimienta, con el nombre de Cacagual, en la margen izquierda del río Sinú, terrenos supremamente cenagosos. El 6 de mayo de 1777, el teniente capitán Antonio de la Torre y Miranda, refundó o reorganizó este poblado en la margen derecha con el nombre de San Juan Pelayo; esta población, durante el siglo XVII, perteneció al partido del Sinú, en calidad de parroquia y octavo cantón de la provincia de Cartagena, erigido municipio de Bolívar, mediante Ordenanza 13 de 1931.

Pero antes de esta Ordenanza, a raíz de la Ley 63 de 1795 perteneció al distrito de Bolívar, y administrativamente se regentaba desde Santiago de Tolú y el distrito de Lorica, por Decreto 1191 de 1795, perdió la categoría de cabecera mediante la Ordenanza 14 de 1894. Con la Ley 9ª de diciembre 17 de 1951, fue segregado de Bolívar y adquirió vida autónoma y administrativa del departamento de Córdoba. En ese entonces era presidente Roberto Urdaneta Arbeláez, y

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Banda San Juan de Pelayo. Festival Nacional del Porro en San Pelayo, Córdoba. Foto. Revista Porro y Folclor

gobernador Manuel Antonio Buelvas, y fue su primer alcalde Clemente Durango, en 1952. Se define como zona urbana mediante el Acuerdo 018 de 1997, y zona rural mediante Ordenanza 43 de 1931. Su categorización, atendiendo a su población y recursos fiscales de Ley 136 de 1994, se encuentra en cuarta categoría. Actualmente su división política y administrativa, lo conforman 12 corregimientos, 92 veredas y 27 barrios.

La tradición mestiza de San Pelayo

La tradición oral del golfo de Morrosquillo establece que llegó a Tolú, procedente de Haití a principio del siglo XX, un cargamento de instrumentos y músicos. Debido a la evolución de instrumentos metálicos, nació la primera fábrica de instrumentos de vientos en Nueva Orleans, desde 1914; aquella hipótesis está más cerca de la llegada de instrumentos musicales de viento a San Pelayo, pues territorialmente se diseminaron por estar más cerca de los municipios de Coveñas, San Antero y Lorica, pero aquella hipótesis, lejos de la primera a principio del siglo XX, no se puede descartar tampoco que ante un simple trámite de importación de instrumentos de viento u otra actividad comercial, legal o ilegal, pudiesen haber llegado instrumentos musicales de viento, a cualquier punto del área de Caribe colombiano.

El porro palitiao, esencia viva

El porro palitiao constituye la esencia viva, amplia, rica, armónica, melódica, brillante y rítmica, de la música tradicional cordobesa. Enmarcada desde sus albores precolombinos, en zambo, binario, gaitero (gaita, aerófono pentafónico, precursora del porro palitiao), poco comercial, empírico, tradicional y típico, de tránsito al palitiao moderno, sinfónico (generalmente, concebido para bandas de viento, y excepcionalmente, está dado también para formato de música clásica y orquestas de música tropical -Juancho Torres-, que lo concibe y conserva bajo sus parámetros, desde su introito, desarrollo y boza, grabando unas 25

a 30 obras), con el danzón cubano adaptado a nuestras bandas desde 1930 o sin danzón (Soy Pelayero y María Varilla, entre otros), boza, cuaternario, brillante, con parámetros definidos, de alta tonalidad, al aire libre, estridente, admite por lo general parejas sueltas o agarradas; sin atriles ni partituras (para su aprendizaje, todo músico lo asimila, posteriormente se desprende de ella) y único en su género (o sea, esta pata al gato le nació en San Pelayo), donde se engendró y floreció, (gestado y desarrollado hace más de una centuria -120 años-), entre el gaitero zambo (instrumental rudimentario) y el palitiao triétnico (instrumental metálico que se enriquece armónica y melódicamente). Desde sus albores, el porro, en nuestras bandas de vientos, se construye con fraseos improvisados, dados por el instrumento jerárquico de la trompeta; en este fraseo de preguntas y respuestas a través, de seguidillas, es donde la trompeta tiende un puente, puede decirse, para permitir la entrada de clarinetes y bombardinos, y aflora posterior a ello, la llamada boza.

Históricamente se registra en San Pelayo, la creación de bandas desde 1906. La primera banda fue la Arribana, Banda Bajera en 1915; Banda Central 1926; Nuevo Oriente 1948 La A N.4 1970; la 26 de Junio 1977, María Varilla 1989, Juvenil de la Chamarra 1992, y San Juan en 1996, entre otras. La conformación y creación de

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el
Expresión folclórica de San Pelayo, Còrdoba. Festival Nacional del Porro. Foto. Revista Porro y Folclor

estas como el porro y el fandango, se atribuye a la Arribana, dirigida por Primo Alberto Paternina Olivero, con los grupos de gaitas y el pito cabeza e’cera, aerófono pentafónico, procedentes de la sabana y del Sinú. Herederos de la cultura Zenú, se convirtieron en los pilares del porro zambo del ayer, al palitiao moderno de hoy en día.

El porro palitiao

Es instrumental por excelencia, porque no admite cantarlo, que es lo que nos tiene vivos y coleando. Hay que defenderlo y divulgarlo con estos parámetros y sus objetivos, porque de lo contrario se hubiese perdido o extinguido; es la línea melódica en que se inspiraron los músicos nobles y creativos y que hoy hace parte de la tradición.

El porro tapao o sabanero, instrumental o cantao, al lado del fandango, difiere del porro del área del Caribe costero, denominado tapao o sabanero. De común gozan de semejanzas, por escribirse en cuatro (4) tiempos, y que lo han llevado a cuestas: Los hermanos Mier, Bermúdez en el Carmen de Bolívar, Galán, Pedro Laza, Crescencio Salcedo, Pedro Salcedo, Crescencio Camacho, Campo Miranda, Pello Torres, Rubén Darío Salcedo, Daniel Lemaitre, Clímaco Sarmiento, Nelson Henríquez, Adolfo Mejía, Rufo Garrido, Simón Mendoza, Billo’s Caracas, Lucho Argaín, Antonio María Peñaloza, Ángel María Camacho y Cano, entre otros; pero carecen de introito y boza.

Dentro del marco jurídico y administrativo, el porro y el Festival del Porro de San Pelayo, Córdoba, fueron amparados mediante Decreto 044 de octubre de 1975, emanado de la Alcaldía de San Pelayo, con el cual se conmemoraban sus 200 años de fundación. La Asamblea Departamental, mediante Ordenanza Nº 10 del 13 de mayo del 2005, lo declaró patrimonio cultural e inmaterial del departamento, y la Ley 2259 de julio 15 del 2022, emanada del Congreso de la República, los declaró como patrimonio cultural inmaterial de la nación, así

que nos faltaría aunar esfuerzos ante la última instancia, o sea, la Unesco, para declarar al porro como patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad.

Un análisis que se debe hacer es en relación con los ritmos que llegaron a San Pelayo, a finales del siglo XIX y principios del XX, que se tocaban y bailaban, entre ellos: la mazurca, el chotís, el vals, el pasillo, la polka y la contradanza; que fueron asimilados a través del oído biónico por nuestros músicos nobles y creativos. Con los instrumentos y los ritmos, los habitantes se deleitaban y bailaban, no solo en fiestas familiares, religiosas y culturales, sino en encuentros populares y callejeros. Cabe mencionar, dentro de la tradición musical, valses como Esther Julia, El veterano, Amaneciendo y Tristezas del alma, entre otros y foxtrot como Tus recuerdos, Los tiempos cambian, Linda muñequita, Alfonsito, Lindo despertar, etc.

Cerrando este análisis sobre la tradición musical de San Pelayo y del Caribe, tenemos que mencionar los instrumentos de viento, el acordeón u otros, que hoy hacen parte del patrimonio material e inmaterial de Colombia, que conforman los aires y ritmos musicales, que se conservan en muchas de las regiones del país y que mezclados con ritmos como el mambo, el jazz, el charlestón, el blues, el ragtime, el foxtrot y el chachachá, hacen parte del repertorio de las bandas que las interpretan en ceremonias religiosas, familiares, sociales, culturales y eventos artísticos.

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LUIS ALBERTO PERTUZ C. Docente, abogado, compositor, miembro activo de SAYCO Extractos de su obra, San Pelayo de música y músicos

Era La Diosa coronada…

Señores, voy a contarles hay nuevo encanto en la sabana señores, voy a contarles hay nuevo encanto en la sabana1

Por los días de la celebración del Festival de la Leyenda Vallenata, Valledupar es una aglomeración de artistas, oportunistas, lagartos, turistas, periodistas, investigadores y un apabullante número de personas que no caben en un pueblo grande que ostenta llamarse cuidad. Llegué allá con la misión de ambientar mis escritos sobre un libro que preparo sobre música vallenata, auspiciado por el Programa de Comunicación Social de la Facultad de Comunicación, Publicidad y Diseño de la Universidad Católica Luis Amigó. También colaboró, en esta aventura, la Revista Porro y Folclor. Previamente habíamos solicitado la acreditación de la Revista para estar en los eventos, especialmente académicos. Juan Rincón Vanegas, responsable de las acreditaciones, inexplicablemente, le negó a este medio esa posibilidad. Lo que me dijeron colegas y personajes de abolengo de Valledupar es que hay que hacerse “amigo” de él. ¿Qué significa eso? ¿Tráfico de influencia? ¿Rogarle para que deje hacer el trabajo de la prensa? ¿Censura a un medio?... En fin… A pesar de los inconvenientes, me las ingenié para hacer mi trabajo.

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1 Las estrofas que se utilizan en cada uno de los intertítulos pertenecen a la composición La diosa coronada, de autoría de Leandro Díaz. Monumento al maestro Leandro Díaz. Valledupar Foto. Marcos Fidel Vega Seña

Un poco a distancia, por las barreras que le ponen al escenario, el primer día, presencié el concierto de Ivo Luis Díaz Ramos, el hijo de Leandro, en la tarima Francisco El Hombre, de la Plaza Alfonso López. Fue la bella oportunidad de entender las declaraciones que amablemente había compartido conmigo unos días antes vía internet. Fue apoteósico verlo actuar, con la vitalidad y la fuerza celestial que, supongo, recibía de su padre, desde el más allá. Era la dinastía de los Díaz que sellaba así el compromiso ineludible de cumplir con un legado. La Plaza Alfonso López era un sauna. El calor, que había azotado el desfile de las piloneras en las horas de la tarde, no se había disipado del todo. Seguía allí para tormento de los parroquianos. En la magia de esa noche cálida comprendí o, por lo menos intuí, por qué La diosa coronada fue escogida por Gabriel García Márquez para inmortalizar el ingenio de Leandro. Era la magia de la música, de su letra, revivida por Ivo; de la narrativa única que hablaba de relatos mágicos con diosas y reyes del Magdalena y que alimentaron aún más la imaginación desbordante del nobel colombiano.

Leandro, el legado de un humanista estaba escenificado en las narrativas de esa noche macondiana.

El sentido de la superación

Que canta el pobre Leandro Díaz triste por la serranía que canta el pobre Leandro Díaz triste por la serranía

Ivo es consciente de su misión en la vida y la narra con la tranquilidad. Habla de su padre con el sentimiento de gratitud de un amigo, que lo acompañó y lo sigue acompañando, en sus noches y días de cantante. “Leandro no solo deja canciones, no solo anécdotas. Leandro deja un ejemplo muy hermoso que para mí tiene mucho más valor que su parte musical, es la parte humana.”, expresa con la autoridad que le da ese legado.

Insiste en la condición humana de su padre. “La lucha del hombre, la entrega de ese hombre, la voluntad para sobreponerse a la adversidad, porque cuando Leandro nació decían que se podía morir, porque era un niño ciego, en un territorio áspero. No tenía las condiciones para la vida y Leandro sobrevivió y, sobre todo, para lo que se le vino cuando sale de ese entorno, cuando se enfrenta a la realidad, solo, sin ayuda. Fue algo valeroso de parte de mi padre, de demostrarse a sí mismo, primero, demostrarle a su familia y luego a la humanidad, todo el talento que había en él, porque muchos talentos se han perdido en el intento, mucha gente que ha intentado en hacer sus cosas, desfallece. Mi padre fue todo lo contrario, desafió a la vida, a la muerte, a las adversidades y se convirtió en un ejemplo de lucha”, relata el cantante.

Eso que la humanidad consideró un infortunio, Leandro lo convirtió en la oportunidad de su vida. Supo leer, en su ceguera total, los augurios de la buenaventura. El lance que Leandro le hizo al destino es ejemplo para Ivo y sus descendientes, por esa “capacidad musical que tuvo en la invención de crear diferente a los demás compositores e intérpretes de su época; distinguirse en su lenguaje, en su forma de composición; transformar lo que era cotidiano y convertirlo en otra cosa; o sea, de transcender mucho más allá de la frontera de su pueblo y su región. Fue un gran visionario que tenía que romper las barreras que estaban a su lado”. Es esa capacidad -prosigue- “de mostrarle a la humanidad de que el hombre si puede, a pesar de las circunstancias”, afirma.

No era El amor en los tiempos del cólera…

Y que tiene su corona de reina lo bello aquí está, el Magdalena y que tiene su corona de reina lo bello aquí está, el Magdalena

Y esa magia fue se concreta en lo narrado por Ivo...

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En 1985 Gabriel García Márquez publicó su novela El amor en los tiempos del Cólera, su primera creación luego de ganar el Premio Nobel de Literatura, en 1982. Ivo Díaz Ramos reveló un dato sorprendente: ese no era el título escogido para la saga de Luisa Santiaga, Gabriel Eligio y sus amores contrariados, llevada a la ficción por el ingenio del escritor. La novela se iba a llamar La diosa coronada, en honor al relato de Leandro y grabada, en 1972, por Alfredo Gutiérrez Vital.

El hijo del compositor evoca el emotivo encuentro entre Leandro Díaz y Gabriel García Márquez. Con exaltación relata que fue histórico porque “Gabo había ganado el Nobel cuando se encontró con Leandro en Valledupar en el 83. Recién ganado el Nobel (1982) llega al Festival y estuvieron juntos y fueron jurados en la final del Festival. En la final de acordeoneros, que ese año ganó Julio Rojas, en una parranda de la familia Araujo, Gabo le confiesa a mi padre que estaba escribiendo algo sobre él y mi padre se emociona y le pregunta qué estaba escribiendo y le dijo vas a tener noticias, porque estoy escribiendo algo sobre La diosa coronada y cuando ya esté bien avanzado te llamo para darte la sorpresa”.

Los años previos a la publicación de la obra, Díaz Ramos relata que vivían con exaltación a la espera de la promesa del escritor. “Pensábamos que salía con un cuento o una crónica. Porque La diosa coronada era una canción que a Gabo le gustaba desde que salió. Varias veces estuvo buscando a mi padre hasta que lo entrevistó y escuchó la historia de la canción y, entonces, la historia lo hizo enamorar más de la obra, porque de una diosa, en esa época, era poco usual en las canciones vallenatas”.

La diosa coronada

Ese nombre de diosa es de gente que tenga su grado distinguido que viva el mismo movimiento y que tenga el mismo pensamiento que viva alegre en la sabana ya tiene su diosa coronada

La historia que narra Leandro en la canción, según su hijo, es la de una mujer que le leía libros, cuentos y poesía y trozos de canciones al compositor. Seguramente estas lecturas fortalecieron su talento innato poético y por eso la inmortalizó. Al descubrir lo que había en el trasfondo de La diosa coronada, “Gabo se dio cuenta de que Leandro era un tipo maravilloso, porque todo eso lo tenía en la cabeza; de una memoria prodigiosa y cuando estaba próximo a salir el libro, que fue lanzado en el 85 en Bogotá, nosotros estábamos convencidos de que el libro que Gabo iba a lanzar se llamaría La diosa coronada”.

Además del elemento fantástico, lo atrayente para García Márquez, colijo, es ese toque de realidad. Dice Leandro:

Cuando el rey querido llega de tarde por la serranía hay que ponerle gallina rellena que el rey es fino, madre mía

Le pones la mesa bien servida

Tú sabes que el rey es gente fina

Le pones un gran arroz volado

Que coma, el rey, considerado

Le pones un gran arroz volado

Que coma, el rey, considerado

Dicen los expertos en recetas de gastronomía guajira que el arroz volao una mezcla explosiva y afrodisiaca camarones, pescados secos y bivalvos (moluscos). Todo un cóctel de amor para la diosa que sería coronada esa noche en escenas digna de la imaginación macondiana.

Las contrariedades del destino

Será por eso que el rey se sofoca cuando oye otro hombre que la mira deseará volverse una misión y luego pasarle el corazón

¿Qué se atravesó en el destino de la canción para que La diosa coronada no fuera el título original de El amor en los tiempos del cólera?

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El relato de Ivo revela que años después García Márquez le contó a Leandro los detalles del asunto, por qué cambió el título y de ritmo de la canción dentro de la novela. “La convirtió en un vals; cambió algunos personajes y el nombre, pero lo que no dejó nunca fuera fue el epígrafe. La obra se iba a llamar La diosa coronada, pero por circunstancias de temas legales, el editor le dijo que le cambiara de nombre, porque Leandro no había autorizado ni firmado; porque Leandro luego pudiera tener sus pretensiones sobre sus derechos”, explica Diaz Ramos.

También estaban de por medio los intereses de autoría de García Márquez. Estas razones fueron suficientes para que se decidiera cambiar el título, pues “Gabo tenía sus pretensiones e intereses; porque había ganado el Nobel y sabía que el libro había cumplido el cometido y para mi papá fue maravilloso”, expresa el cantante.

La fama de Leandro Díaz como narrador y compositor se empezó a expandir por el mundo a medida que la novela de García Márquez se universalizaba. Por este motivo, cuenta Díaz Ramos, Leandro fue invitado a Suecia y Noruega por el biógrafo del escritor, al Festival de Literatura. “Había un noruego que comenzó a investigar sobre la vida de Gabo y encontró un epígrafe con el nombre de Leandro Díaz y se preguntó quién era aquel que Gabo citó en uno de sus libros. Debe ser uno de esos escritores que desconozco y el hombre comenzó a escudriñar y se encontró que Leandro Díaz era un compositor ciego, que le componía a la naturaleza, al verano, a la primavera, y otros temas”. Por cuenta del famoso epígrafe, Leandro y su familia fueron invitados también a la Feria del Libro, en Cuba en 2003.

Paso a contar lo siguiente conozco diosa y rey querido ese nombre de diosa es de gente que tenga su grado distinguido que viva el mismo movimiento y que tenga el mismo pensamiento que viva alegre en la sabana ya tiene su diosa coronada

Ivo dice que ha dedicado su vida a conservar, preservar y proyectar las obras de los juglares, especialmente la de su padre y con una atención especial en el vallenato tradicional, “que aprendí de los grandes maestros, manteniendo una línea con mucha disciplina. Comencé mi trabajo en los concursos y en los festivales; comencé a darle más valor a todo ese acervo y trabajo que hicieron nuestros mayores. Los festivales me dieron mucho bagaje y a querer más la expresión vallenata y tradicional, porque los festivales lo que tratan es hacer eso, de preservar todo estos valores y manifestaciones que se dan alrededor

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Hacía dónde va el legado de Leandro Ivo Díaz en la Plaza Alfonso López Foto. Marcos Fidel Vega Seña

de cualquier folclor y los festivales del vallenato lo que pretenden es preservar la interpretación, la composición, el verso, las costumbres, la piquería y todas esas cosas que llevan inmersa nuestra música·”

El artista habla de la importancia de la parranda. “Fue muy importante para la creación de muchos departamentos y muchas cosas que se dan, incluyendo el Festival del Vallenato, que nace de una parranda. Así nacieron nuestras expresiones porque se gestaron muchas cosas grandes y pequeñas, hasta presidencia, gobernadores, entre otras, porque nacieron en una parranda”, cuenta el juglar.

La parranda del adiós eterno

García Márquez y Leandro se volvieron a reunir 20 años después de la consagración del Nobel. Se avizoraba que sería el último encuentro de los dos personajes. “Fuimos, en el año 2013, a Cartagena y prácticamente fue la despedida porque mi padre muere a los 45 días y Gabo a los 8 meses, es decir se despiden en esa parranda”, recuerda con nostalgia.

Sobre la conversación que sostuvieron en esa ocasión, Díaz Ramos recapitula la parranda, que fue el escenario de la conversación de los dos narradores. Cuando Gabriel García Márquez apareció ante los presentes soltó un grito de admiración por reencontrarse con el compositor. “Gabo llega y saluda a las personas y de pronto se para y mira, Leandro estaba con nosotros de pie y pegó un grito, ¡Leandro!”, destaca con emoción Ivo.

La presencia de Leandro fue como un bálsamo para García Márquez. Recuperó su lucidez, perdida en los laberintos de su imaginación desbordada que ya no cabe en un cuerpo. Temían que el Nobel no fuera capaz de reconocer a su amigo del alma. El instante quedó suspendido en el recuerdo eterno del hijo de Leandro: “se abrazaron y mi papá se quedó al lado derecho

y al lado izquierdo tenía a Mercedes. Gabo agarró, con la mano derecha a mi padre y con la izquierda a Mercedes. Se quedaron así casi dos horas; se decían cosas en el oído. Gabo le expresaba su gran admiración, por visitarlo y saludarlo”.

El momento culminante de la parranda se da cuando García Márquez le solicita a Leandro que le cante La diosa coronda. “Fue un momento muy sublime para las personas que estábamos ahí en la parranda y que pensábamos que a Gabo se lo iban a llevar en media hora por su salud. Pero no. Permaneció allí por más de ocho horas y con una lucidez, pidiéndome las canciones. Me pedía de Escalona, de Emiliano y de Leandro. Me pidió que le cantara las canciones de Emiliano Tarde de verano y Mañanitas de invierno, porque era una canción que le fascinaba a Gabo, sobre todo en el paisaje cuando Emiliano invita a su novia vamos p’a dentro que nos vamos a mojá, para que estemos bien junticos y yo entregarte mi cariño y hacerte más mujer. Es cuando Gabo le dice a Emiliano repítame ese pedacito y cuando Emiliano lo repite, Gabo le dice esa es la mejor forma de decirle a una mujer vamos a echarnos un polvo”. En este punto de la narración, Ivo suelta una carcajada de picardía.

En esencia, Ivo Luis Díaz Ramos tiene dos formas de atesorar y resguardar el legado de su padre: los memorables recuerdos y en la interpretación de sus canciones. Para ello, aprovecha escenarios como el Festival de la Leyenda Vallenata. Exactamente eso hizo en la emisión 56 del máximo evento vallenato en Valledupar. Bajó de la Tarima Francisco El Hombre, en la Plaza Alfonso López con la satisfacción del deber cumplido y a sabiendas de que allí, ante la frescura de la noche valduparense, su padre había tenido otra oportunidad sobre la tierra para eternizar sus cantos.

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MARCOS FIDEL VEGA SEÑA Comunicador social, periodista y magister en educación de la Universidad de Antioquia

Guillermo Montes Ramos, un corralero desconocido

Guillermo Antonio Montes Ramos es un hombre tranquilo. Su voz es pausada, incluso, cuando expresa preocupación. Su vida implica varias páginas de la historia musical del Caribe colombiano. Es un sahagunense más reconocido por fuera que en su propio terruño. Allí libra su batalla sólo con el acompañamiento de sus amigos entrañables; de los artistas, que lo aprecian y lo respetan y de su familia, de la que ha recibido todo el apoyo del alma.

En su infancia Guillermo fue un niño feliz. La felicidad de la infancia se la debe a la música. Con la bondad del tono que lo caracteriza, evoca esos recuerdos.

“La vida musical de todo músico empieza en el barrio, en la casa, enamorándose de lo que hacen los vecinos, los hermanos. Yo tengo unos hermanos que cuando estaban pequeños armaban su grupo de “recocha” de noche. Eso me fue enamorando de la música; uno tocaba “violinas” (dulzainas), no sonaban bien, pero lo enamoraban a uno con eso nuevo que estaban haciendo, que para mí era nuevo, entonces, así se fueron creando grupos en la época de violinas, más que todo lo que se generaba en esa época”.

Guillermo vive en Sahagún, pueblo al norte de departamento de Córdoba. Ha sido cuna de artistas, educadores, gestores culturales, pero también de personajes que empañaron la tradición de pueblo tranquilo, acogedor, seguro y, especialmente, honrado y transparente. Ayer como hoy, Sahagún ha sufrido el rigor de administraciones desastrosas. Ayer como hoy, Sahagún vive a oscuras. Y eso lo recuerda Guillermo.

“Como era más normal que ahora que no hubiese luz por largo día, por una noche, lo que hacíamos era reunirnos con la gallada del barrio. Nosotros lo que hacíamos era tocar música del momento y así se fue afianzando mi amor por la música. Mi hermano, José Manuel, fue el primero que en la casa dio esas luces de ser músico”. Pero fue otro hermano quien lo inició en el “vicio” de lo musical. Se llama Medardo. “Como somos casi contemporáneos, andaba mucho con él y a los grupos que él asistía iba por pasar el rato. Me fui enamorando de la percusión, más que todo, y he ido evolucionando”, relata sentado en el comedor de su acogedora casa.

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Guillermo Montes Ramos y su hija María Laura, Voz de la Orquesta Foto. Guillermo Montes Ramos

Efectivamente, existen registros en los cuales aparece Guillermo interpretándole la guacharaca a agrupaciones famosas, en sus primeras incursiones musicales en público.

La guacharaca de don Perfecto

El artista reconoce que la música, como actividad cultural y social, evoluciona.

“La música ha ido evolucionando, los grupos han ido evolucionando y yo me enamoré mucho cuando tuve mi primera guacharaca. Fue cuando mi papá, Perfecto Montes, se dio cuenta de que yo tenía amor por la música. Me hizo una guacharaca de tubos de PVC. Con una segueta, cogía un machete, lo picaban por el lado del filo quedaban ranuritas y con eso me hizo guacharaca. Allí fue cuando yo empecé a enamorarme de la guacharaca, tanto así que era autodidacta”.

En consonancia con la tradición de la mayoría de los músicos, que en Colombia se considera, y aun quedan vestigios de eso, como un oficio marginal, Guillermo aprendió solo. Para afinar su oído, se hacía acompañar de la radio.

“Como siempre en la casa no faltaba el radio y como había muchos programas de música de acordeón de esa época yo seguía esos grupos que sonaban”, afirma con evocación.

Vienen la percusión y el Festival Vallenato

Desde afuera, en el barrio El Carmen, se escuchaban los ruidos de motos, carros, notas lejanas de música. El flujo de la conversación con Guillermo sigue.

“Te decía que me fui enamorando porque en esa época en los barrios había siempre picó, equipos y grupos. Aunque yo de mi casa nunca salí como ahora que sale el pelado y no saben para dónde sale, yo era de mi casa, porque esa era la ley que tenías que respetar, pero el oído estaba escuchando a la distancia”

La guacharaca hace parte de la versatilidad armónica que Guillermo tiene como un don. La otra bendición de la naturaleza le llega con el manejo de los instrumentos de percusión, especialmente la tumbadora. Su ejecución

le permitió integrar una de las primeras agrupaciones que recuerda con cariño: Son Kalamary. La forma en que le llega la revelación de la tumbadora y otros instrumentos, Guillermo lo cuenta así:

“Yo tuve una particularidad. Identificaba mucho lo que hacían quienes estaban tocando los golpes que daba la tumbadora, quienes hacían la guacharaca, quienes hacían la caja… Entonces yo, de lejos, me fue gustando eso y me fui enamorando de esa música, tanto que fui autónomo… “ En el cuadro de participación con otras agrupaciones, narra que fue guacharaquero de “los grupos de ese momento. Mi primer grupo fue con Plinio Coronado (acordeonero de profesión y docente de Sahagún); después fue con Fredy Sierra” (sahagunense, Rey Vallenato en 1995). O sea, los grupos de acá que ya estaban a otro nivel se fijaron en mí. Yo en esa época, me acuerdo que en la casa yo conocía la Trejimun… ¿qué es la Trejimun? Una radio que era casete, emisora y LP. Entonces, yo apenas llegaba montaba mi casete y me ponía a practicar guacharaca. Aprendí autónomamente la guacharaca, tanto así que fui como a cuatro festivales vallenatos. El festival del 94 fue el último al que fui con Fredy Sierra; me invitó para el 95 y yo dije no porque yo estaba ya cansado de ese cuento. Él insistió en que lo acompañará porque yo tocaba guacharaca y cantaba; le dije que no. Yo estaba cansado, pero ni idea que iba a ganar, pero sí tuve la oportunidad de estar en la tarima de Francisco El Hombre”.

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Los buenos vientos en Fuerza Uno Orquesta Foto. José Martínez

Vienen las voces Como se afirmaba, Guillermo es un músico versátil. Esa cualidad le ha dado para codearse con artistas destacados de la música vallenata. Afirma que ese logro se lo debe a su insistencia de interpretar la guacharaca.

“Además, me enamoré de las voces, primera, segunda, las identificaba. Nadie me las enseñó, sino que yo las identificaba, de pronto porque Dios me dio el don de tener buen oído, entonces, yo qué hacía, imitaba las voces que escuchaba, las identificaba y las separaba en mi mente y las hacía independientes. Eso me fue enamorando de esas voces. Cuando hago eso, yo soy un guacharaquero diferente de los demás, porque, además de tocar guacharaca con Pello Elías, hacía primeras con Eliezer, segundas…, bueno con todos los de por acá, hasta con los Naranjo…”

El día que llegó a Los Corraleros de Majagual. Guillermo fue un corralero, es decir, integró la histórica agrupación Los Corraleros de Majagual, conformada por una constelación de figuras musicales de la talla de Calixto Ochoa, Alfredo Gutiérrez, Lisandro Meza, Chico Cervantes, César Castro, Eliseo Herrera, Nacho Paredes, entre otras figuras. Al retomar el hilo de sus recuerdos, rememora en qué momento se le da esa oportunidad.

“Yo había avanzado mucho y a mí me conocía Lucho Ojeda, que estaba con Calixto por allá en San Rafael, en El Prado, en Las Mercedes; vieron esa evolución que yo tenía y es en el momento en que se fue el guacharaquero de Calixto, que se llamaba Aníbal. Ellos le dijeron a Calixto que había un muchacho tal que toca la guacharaca y que también hacía voces, porque ellos querían a alguien polifuncional y yo hacía voces y tocaba la guacharaca, entonces, los artistas querían esa clase de músicos, que hicieran más de una cosa…” Como es una evocación inolvidable para la carrera artística de Guillermo, no omite detalles y los recuerda con mucha claridad.

“Voy y hago el ensayo con Calixto. Yo no soñé nunca con tocar con él porque yo solamente lo conocía en las carátulas de los discos y por la radio. Entonces, es como tú vivir un momento

mágico, o sea, encontrarme con ese personaje… Me sentí como en un sueño, diría yo, pero a la vez con responsabilidad. Yo debía demostrar que sí merecía estar ahí; que sí podía dar la talla… Yo siempre he tenido la habilidad de que con cada persona que conozco trato de como si nos hubiéramos conocido de mucho tiempo, armar una amistad, un vínculo que armonice la relación. Eso fue lo que hice con todos los músicos de Calixto. Eran músicos ya muy veteranos. Me encontré con un joven que en ese momento estaba con Calixto; se llama Rodrigo Mercado; éramos casi contemporáneos. Con él fue con quien más simpaticé….

El momento de la verdad e Los Papaupas

La dimensión de llegar a una agrupación de estrellas no amilanó el espíritu de lucha y de paciencia que caracterizan la personalidad de Guillermo. Presentía que allí empezaba una vuelta de no retorno. Así iniciaba la consumación de los sueños de un hombre que le ha entregado su vida a la música. Y por eso, lo narra, lo comparte con esa sencillez, nobleza y gallardía.

“Demostré mis dotes de guacharaquero y que hacía voces, e innové… A Calixto le llamó mucho la atención eso, entonces, hice algo nuevo en ese grupo. Se llamaba Los Papaupas, Calixto Ochoa y Los Papaupas. Allí cantaba Betty, estaban Lucho Ojeda, Rodri Mercado, Olimpo Beltrán, o sea, una cantidad de músicos que ya tenían su posición, su trayectoria, pero nunca me sentí inferior, porque ensamblé bien con ellos; empaticé bien con ellos; en lo único que no pude compaginar era que yo no tomaba, ni fumaba ni nada. Yo mismo me cree esa disciplina desde que estaba tocando con los grupos. A mí me decían evangélico, mira el músico que no toma y era la excepción, diría yo, porque nunca tomaba en parrandas, ni cuando ya pasé a Los Corraleros”

En compañía de La Dimensión Latina, del Joe Arroyo Como decíamos, a partir de ese momento, un mundo nuevo en la escena musical se le abría a Guillermo. Movimientos que se daban al interior de agrupaciones, algunos por conveniencias comerciales, otros por dineros y pagos, y unos más por egos y diferencias en el tratamiento interno entre los artistas. Así llega otro momento para Guillermo.

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“Cuando se sonó que se iban a rearmar Los Corraleros ya Calisto estaba dejando a Los Papaupas, entonces nos llevó a Betty a Lucho Ojeda y a mí para Los Corraleros. Esa experiencia con Los Corraleros fue muy buena… Estuve un año con ellos; hubo una gira que también fue inolvidable para mí y fue un momento también mágico en mi vida. Fue con La Dimensión Latina, Joe Arroyo y Los Corraleros de gira por Cartagena, La Guajira, Santa Marta; el último toque lo hicimos en un centro comercial, con zipote agrupación de ese momento, La Dimensión Latina fue una orquesta que caminó mucho también; fue un momento para mí satisfactorio como persona, como músico; compartir tarima con esos personajes le marca a uno su momento”,explica emocionado.

Calixto Ochoa y Eliseo Herrera

Fueron dos figuras descollantes en Los Corraleros de Majagual. Ochoa Campo fue un músico versátil, que se paseó por todo el pentagrama musical del Caribe y de eso da cuenta el voluminoso legado rítmico y fiestero, que suena y seguirá sonando por siempre. Por su parte, Eliseo Herrera es el padre del humor y de los trabalenguas en la música. Caso único de la época, se labró la fama a punta de subvertir el uso de la palabra y de la lengua en las letras de las canciones. ¿Cuál fue la experiencia de Guillermo con estos dos artistas?

“La experiencia con Calixto fue muy gratificante. Él logro quererme, sin que me lo dijera. Yo era una persona muy responsable y cuando uno es responsable es puntual en los ensayos, puntuales a la hora de salir… He tenido esa disciplina y por eso tengo una experiencia muy chévere con Calixto. Sentir que él dijera está persona vale la pena porque los toques eran 23, 24, 31 de diciembre. Los cuatro, cinco años en que duré con Calixto, los diciembres se perdían, ni 24 ni 31… Yo llegaba a mi casa el 2 o el 3 enero”.

Para las familias colombianas es de mucha nostalgia que los familiares no se reencuentren en esas fechas especiales. Y ese sacrificio valió la pena. Guillermo recuerda que, “para un año de esos Calixto nos dijo, tocamos el 24 en el día y el 25 los quiero aquí a las siete de la mañana; te estoy hablando del año 94,

donde las cuestiones de transporte no eran como ahora”. La gente respetaba mucho los festivos, las fechas claves…” Para esas fechas, el transporte se paraliza. Guillermo recuerda que debía estar en Sincelejo el 25 a la siete de la mañana. No pasaban vehículos, entonces para cumplir debió pagar un transporte expreso para llegar puntual. Guillermo rememoa con alegría el gesto de Calixto:

“Ese día le dijo a Carranza, que era quien manejaba el dinero de los músicos, pregúntale cuánto se gastó en el taxi. Me sentí grande, porque una persona como él, que tiene su temperamento, que te dé ese valor… Pienso que él era muy disciplinado. No le gustaba que en el ensayo se recochara mucho. Bueno, vinimos a trabajar, vamos a ponernos pilas, decía. Pero también tenía su parte jocosa, su parte de chiste su doble sentido… Esa fue una de las experiencias más cercanas y yo creo que eso fue lo que me hizo enamorar de la música corralera, de la música sabanera, que es la que manejaba él”.

Las bromas pesadas

Así como el cuento del gallo capón, revivido por García Márquez, las bromas pesadas y la mamadera de gallo, son comunes en la costa Caribe. Esa fue la experiencia que Guillermo vivió con Eliseo Herrera, Calixto Ochoa y Lisandro Meza.

“La experiencia con Elíseo fue de años que compartimos juntos. Fueron años de giras y de toques. Él era muy dicharachero muy jocoso; se hacía bromas con Calixto; estuvimos en Cali y empezaban a revivirse anécdotas cuando estaban con Lisandro; se hacían charlas pesaditas, porque se hacían juegos muy pesados, fue una experiencia muy chévere”.

La fuerza de la tradición

Esa larga trayectoria y experiencia en la música del Caribe se decanta hoy en el proyecto de Fuerza Uno Orquesta, al que Guillermo le ha dedicado más de 25 años de su vida. Es el fundador, director, manager… el hombre orquesta. Con ese proyecto viene el pero… De acuerdo con sus declaraciones, en estos momentos Fuerza Uno Orquesta, después de cumplir sus 25 años, Bodas de Plata, existe un

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poco de frustración, debido al pírrico apoyo de la gente con el proyecto. Fuerza Uno es una agrupación de 15 profesionales de la música. A pesar de que el trabajo se ha hecho en el estudio de grabación de Guillermo, producto de sus desvelos por la música, y se ha contado con la colaboración de artistas de talla nacional e internacional, la respuesta no ha sido la esperada. Es el caso del Maestro Juan Piña, quien interpreta una canción en ese trabajo, que no ha salido a la luz pública. Han colaborado otros músicos, amigos de Roberto Martínez, que han dado su apoyo para que sea un producto excelso. Trompetistas, bajistas, como el hijo de Eliseo García, compositor del porro Mi Sahagún, han intervenido en ese producto.

Guillermo aspira a que salga al mercado, a pesar de que no fue en la fecha de las Bodas de Plata.

“Aspiramos a que a finales de agosto o a principio de septiembre tengamos la oportunidad de sacarlo, pues económicamente no hemos podido conseguir un “padrino”, que nos dé la mano en ese producto, que es muy costoso, por lo macro que es. Son 12 canciones. Hemos ido sacando una a una y por estos días vamos a sacar un video con mujeres de Sahagún, para lo cual se estuvieron haciendo las tomas. Vamos a ver imágenes con todo tipo de actividades que tienen las mujeres de Sahagún: las que venden verduras, las que venden pescado, la estilista, las profesoras… Es un video que creo que va ser muy aceptado…”

La canción donde aparecen ellas se llama Mujeres de Sahagún y la canta Juan Piña.

Fuerza Uno Orquesta está integrada por Héctor Jiménez, 1ª trompeta; Héctor Andrés Jiménex Jr., 2ª trompeta; Roberto Martínez, 1º trombón y director artístico; Álvaro Montes, 2º trombón; Pedro Arroyo Montes, saxofón alto; Daniel Álvarez, 2º saxo o tenor; Óscar Paternina, en el bajo; Eider Bolaños y Sebastián Jiménez, en el piano; Diego Noriega, en la batería; Fred Montes, en las congas; Álvaro Ayala, percusión menor; Beto Martínez, Yeimy Betín y María Laura Montes (hija mayor de Guillermo), en las voces; Pedro Acosta, es el utilero. El director general es Guillermo Antonio Montes Ramos.

Pero no para allí el legado de Guillermo a la música. Tiene, desde el proyecto de Fuerza Uno, una escuela de jóvenes que se forman en el fogueo de la música y a la vez, es la preparación al relevo generacional. Así participan Sebastián Narváez, voz fresca y joven para la agrupación y Santiago Andrés Jiménez Morales, en el piano.

A pesar de este tropiezo, Guillo, como le llaman sus allegados, es optimista y mira hacia el futuro. Está consciente del legado que construye y que se consolida para la historia musical de Sahagún, del Caribe y de Colombia. Fuerza Uno es la actualidad de este corralero desconocido, pero que no será olvidado por su gran aporte a la cultura del país.

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Fuerza Uno Orquesta de Sahagún Foto. José Martínez MARCOS FIDEL VEGA SEÑA Comunicador social, periodista y magister en educación de la Universidad de Antioquia

El Porvenir, cuna de su majestad el Sombrero Vueltiao

Yo soy indio de los puros del Sinú yo soy indio chato, cholo y chiquitín esta tierra, es mi tierra este cielo, es mi cielo y esta tierra, es mi tierra este cielo, es mi cielo… (David Sánchez Juliao)1

En el corazón de una naturaleza viva, con árboles de profusos follajes; con un sol que pega en la cara con la fuerza de más 36 grados; con la brisa que golpea el rostro a la velocidad del motociclista que me transporta, se llega a la vereda El Porvenir, en el municipio de Tuchín. Cinco minutos de recorrido tardan los también cinco kilómetros, desde la

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1 Las diferentes estrofas que se utilizan en los intertítulos son de autoría de David Sánchez Juliao, tomadas de su canción El indio sinuano. Festival del Sombrero Vueltiao. Tuchin Córdoba Foto. Marcos Fidel vega Seña

cabecera principal, un recorrido por trochas áridas y terregosas. Al arranque de las llantas se levanta la polvareda, que forma remolinos de arena. Luego de jamaqueos y brincoleos del vehículo, aparece la caseta comunal, aledaña a la Institución Educativa El Porvenir y ubicada al costado de una plazoleta destapada, (que sirve de cancha de fútbol) y cubierta de un pasto rasero, maltratado por el verano ardiente.

El Porvenir es la cuna del Sombrero Vueltiao, la joya artesanal más hermosa fabricada por la comunidad y con la filigrana de la etnia Zenú. Según datos estadísticos, la verada la habitan aproximadamente 6.300 indígenas, a quienes los dioses le dieron el privilegio de trenzar sus sueños, su cultura y sus enigmas en el Sombrero Vueltiao. Ese ha sido el karma de esta artesanía y sus fabricantes, pues los “blancos” se la han apropiado para explotarla a su favor.

La vereda es una “urbanización” indígena cuyas casas y cabañas están construidas en caña de flecha, materia prima del sombrero y con techos del mismo material. En su ambiente se respira paz, tranquilidad y esa armonía que se produce cuando los humanos respetamos el llamado de la naturaleza. El joven Jean Carlos, que así se llama el guía que me transportó, detuvo el vehículo al frente de una vivienda con techo de palma, con sillas y sin vallado, donde nativos libaban ñeque, el néctar de los dioses zenúes, que apacigua las penas y alebresta las alegrías.

Al frente de la mencionada vivienda está ubicada la caseta comunal, hecha en caña y de piso rústico. A lado izquierdo, permanecían, en unas enramadas, un grupo de personas, entre quienes estaba el alcalde de Tuchín, Alexis Salgado Agudelo, un hombre alto, de piel blanca. Ellos se protegían de los rigores del sol en unas ramadas improvisadas. Lucían, en sus cabezas, el Sombrero Vueltiao, con orgullo y donaire. El motivo del convite era un homenaje y reconocimiento, que en el marco de la XXV Feria Artesanal del Sombrero Vueltiao, se le hacía

a la Cooperativa de Artesanos y Productores Agrícolas Indígenas Zenú de El Porvenir, Cooarizpor. El acto inició con los protocolos rutinarios en estos eventos: palabras del alcalde, lugares comunes de los discursos; palabras que se quedan en la euforia del momento. En una improvisada rueda de prensa, Salgado Agudelo habló de la reactivación de la economía del municipio por medio del turismo.

Por lo menos reconoció, en su condición de mestizo, que Tuchín tiene la mejor artesanía de Colombia. A una pregunta de la Revista Porro y Folclor sobre qué estrategias implementa la administración en relación con los intermediarios que compran el sombrero a un precio irrisorio y luego lo revenden en dólares con ganancias triplicadas y hasta más, en mercados internacionales, el alcalde respondió que se está creando una plataforma para que sean los indígenas quienes comercialicen sus productos sin intermediarios. Prometió, como buen político colombiano, que acabarían con la intermediación. Le pregunté a algunos integrantes de la Cooperativa sobre la credibilidad de estas promesas y me contestaron, palabras más palabras menos, que ese discurso es lo correctamente político. Días después me comuniqué con Rangel Antonio Benítez Ruiz, representante legal de Cooarizpor y le pregunté qué progreso había al respecto, me dijo: Nada.

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El Porvenir. Ruta del Sombrero Foto. Marcos Fidel vega Seña

El futuro de El Porvenir

A mi casa llegó un día el español y del oro de mi padre se apropió y la tumba de mi abuelo como guaca exploró y la tumba de mi abuelo como guaca exploró…

Posterior a las palabras del mandatario local, intervino un experto en emprendimiento que indicó a los presentes en la caseta qué se debía hacer para “vender” las artesanías y estimular el turismo en beneficio de El Porvenir. “Artesanos con visión” se llamó la “charla”. En realidad, si esas estrategias de las que habló el experto: alojamiento en las casas, enseñar a tejer, el proyecto de la laguna… no tienen un plan estratégico en la práctica, se queda en eso, en palabras de un experto y pare de contar.

Frente a lo expuesto, Rangel Antonio Benítez Ruiz, que es un indígena Zenú hermoso y grande, en su espíritu de luchador y de nativo, le salió al paso al experto. Hombros fornidos, frente en alto, su piel curtida por la decencia y por la belleza de su raza, expuso punto a punto su lucha y la de su comunidad.

Rangel expresó que en El Porvenir se trabaja para que el embalse, donde se cultiva la caña de flecha, materia prima para la fabricación del sombrero, sea un espacio de aprendizaje y a la vez de fomento de la economía local. Explicó que otra de las tareas es la capacitación de guías turísticos, con el objetivo de que quienes visiten la vereda, encuentren motivos para volver e invitar a otros turistas. Habló de una estrategia para que los niños y jóvenes no olviden sus ancestros y, para ello, se proponen las casas artesanales. Servirán de centros de producción para operar las propuestas de desarrollo turístico y cultural.

La gastronomía Zenú

Muchas cosas que los blancos se creen de ellos son productos de la raza ‘e mis abuelos como el bollo, la hicotea huevo de iguana y el sombrero como el bollo, la hicotea huevo ‘e iguana y el sombrero

Corría el año 1975 y todavía en América Latina seguían, en su furor, los coletazos de la Revolución Cubana, inspiradora del pensamiento libertario para los territorios oprimidos. En ese panorama, surgieron dos figuras esenciales para la cultura cordobesa: el juglar Máximo Jiménez, que se las arreglaba para evitar la cárcel o la muerte por sus canciones contestarias y el escritor loriquero David Sánchez Juliao, famoso por experimentar crónicas en discos LP de la época, con la serie sobre la tragedia del boxeador El Flecha.

Sánchez Juliao compuso la famosa canción El indio sinuano y se la entregó a Máximo para que la interpretara. Se convirtió en un éxito y también en un dolor de cabeza para Jiménez, pues fue perseguido y se tuvo que exiliar. Lo importante de esta canción es que allí, en una de las estrofas, se confirma lo que Benítez Ruiz expuso en El Porvenir. El orgullo de la gastronomía con la babilla (carne apetecida en Europa y Asia), como plato exquisito; el mote de queso, el revoltillo de pescado, a base de huevo y pescado desmechado, y los guisos de cerdo. Para la Feria del Sombrero, la comunidad de Tuchín recibe a los visitantes con arroz blanco y cerdo en guiso, con su respectiva cuota de ñeque.

El bollo tiene diferentes preparaciones. El poloco lo hacen con maíz tierno (el chócolo), que los abuelos llaman “recién cogido”. Lleva una preparación elaborada a base de retirar los granos en las mazorcas. Los granos son llevados al molino y luego, esa masa con azúcar, va a fuego lento. Una vez compacta la masa se envuelve en las propias hojas y va a fuego en baño de maría. Es una delicia en desayunos, con chicharrón, queso y café con leche.

También está el bollo limpio, muy usado en los desayunos, sancochos y guisos. Es simple por eso lo llaman limpio, para que pueda acompañar a cualquier plato, con queso o con suero. Y hay más bollos. Por ahora dejemos así.

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A la iguana y a sus huevos, los “blancos” la convirtieron en su plato favorito, por lo que hubo necesidad de declararla como una especie en extinción. Lo mismo sucedió con la hicotea.

Programa Iraca

Y mi tierra me quitaron de las manos despojado quedé yo con mis hermanos al abrigo de los vientos relegado a los pantanos al abrigo de los vientos relegado a los pantanos

Rangel también se refirió al Programa Iraca. Es como se conoce la caña de flecha, materia prima para la fabricación del sombrero. Hizo reclamos sobre el pago injusto que hacen las familias para fabricar el producto, pues los comercializadores o terceros se aprovechan de la situación y no permiten que se tenga una economía sostenible para las comunidades Zenú. Benítez Ruiz hizo un llamado para trabajar en equipo y evitar así este tipo de injusticia.

Los diseñadores de la moda

Y mi nombre destruyeron para siempre con sus nombres bautizaron a mi gente los Chimá son los Rodríguez los Arache son los Sánchez los Chimá son los Rodríguez los Arache son los Sánchez

Para la Cooperativa de Artesanos y Productores

Agrícolas Indígenas Zenú, Cooarizpor es necesario incursionar en el marcado capitalista, que les arrebató sus apellidos y ahora sus prendas ancestrales. Para nadie es un secreto el peligro que corren nuestras historias ancestrales ante la invasión inmisericorde del capitalismo salvaje y su consumismo desaforado. Por esta razón, quienes visiten El Porvenir pueden encontrar gorras para los jóvenes; ropa (camisetas) elaborada con sus signos mandálicos; alfombras, que semejan las descritas por Gabriel García Márquez; tapetes, billeteras; argollas; los juegos de individuales

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Artesania en Tuchin, Córdoba Foto. Marcos Fidel vega Seña

para la mesa del comedor; sobres para correspondencia o regalos; brazaletes, pulseras, manillas, monederos, aretes, esterillas, carteras y un sinfín de productos que deben competir duramente con las marcas extranjeras y capitalistas, que pagan publicidad en los medios informativos.

Guardia Indígena

Indio cholo, pelo largo, gran comedor de babilla cogedores de cangrejo, fabricador de esterillas con su nariz achatada, con sus pómulos salidos con su porte medio metro, con sus tobillos torcidos

De regreso a Tuchín, y al visitar la Feria, la Guardia Indígena estaba apostada a la entrada de la galería, donde la etnia Zenú y los comerciantes del sombrero y de artesanías realizan la exhibición. La Guardia permite el paso y recibe a los visitantes. Sus integrantes están ataviados con su bastón de mando y con sus indumentarias ancestrales. Antes de ingresar a la Feria, abordé a unos integrantes. Me respondió: –“Mi nombre es Cirilo Peña, de la comunidad de Villanueva y semos (sic) de la etnia Zenú; pertenecemos al resguardo de Córdoba y Sucre, y somos la seguridad del pueblo. Nosotros prestamos un servicio: la seguridad”.

Preguntado sobre la importancia de la Feria para Tuchín y para la comunidad, no tuvo duda en responder que “se sube el sobrero por un momento. Sale para otros países. Sale valorado, en lo que nosotros hacemos, artesanal”. Subir el sombrero es comercializarlo. Sobre los beneficios que recibe la comunidad por las ventas internacionales del sombrero, respondió: –“Es que cada quien se mantiene de lo que poco hace y sale a venderlo al comercio, al mercado y allí lleva la comidita para la casa”. Peña pertenece al resguardo de San Andrés de Sotavento, un pueblo cercano a Tuchín, en el departamento de Córdoba.

Los sombreros en el reino de los tejidos

Y mi historia la contaron al revés me dejaron pocas cosas de servir y lo único que quedó de mi raza la usaron fue para burlarse de mí

Por su parte, Aldair Suárez Montalvo hace parte de la misma cooperativa de Rangel. Es un indio que más bien se asemeja a un efebo griego. Ratifica que El Porvenir es una vereda netamente indígena, que pertenece a la etnia Zenú. Es un indígena que habla con soltura, con propiedad, con orgullo de su trabajo. Apropiado de su papel, suelta su discurso: –“Nosotros, como familia, dentro de la comunidad, nos reunimos 22 familias y logramos asociarnos y de allí, de esa asociación, nació una cooperativa. Se llama Cooarizpor. Con esta cooperativa queremos mostrarle a los clientes o las personas que vengan de afuera, es decir, de la ciudad, de otras regiones, mostrarle toda la elaboración del Sombrero Vueltiao. También queremos mostrarles los tipos de tejidos que nosotros manejamos y lo que hacemos dentro de la Cooperativa y la comunidad”.

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La Artesanía del Sombrero Vueltiao. Tuchin, Córdoba Foto. Marcos Fidel vega Seña

Emocionado, Suárez Montalvo sigue su relato: –“Lo que nosotros queremos es mostrar la diversidad de tejidos que hacemos, la cantidad de productos y lo que nosotros hacemos con la fibra, con la caña de flecha, que es la palma. Tenemos sombreros ribete, sombrero quinciano, sombrero 19, sombrero 21, 23, 27 y tenemos el 29. Son sombreros de alta calidad”.

En su sabiduría ancestral, establece las diferencias entre estos sombreros. Y él mismo se adelanta a la pregunta, ¿en qué se diferencian estos sombreros de los demás? El sombrero ribete lleva un tipo de tejido de siete palmas, siete fibras de la palma flecha, hasta once palmas. “De allí viene el tejido quinciano. Es aquel que lleva 15 palmas. De allí viene el 19. Lleva 19 fibras en el tejido. De allí avanzamos al 21, que también lleva 21 fibras y así pasamos al 23, 23 fibras, 23 palmas, con las cuales nosotros vamos tejiendo, hasta llegar al 27 y al 29”. Para que los lectores se formen una idea gráfica, los números pertenecen a las figuras negras que tiene el sombrero que, de acuerdo con ese número, son las vueltas que se encuentran en la copa.

Con orgullo afirma que las familias se reúnen a trenzar, a hacer los diferentes tipos de tejidos. Aldair invitó para que visiten El Porvenir, a cinco minutos de Tuchín, vía Los Vidales. Habló de la ruta etnoturística, donde –“nosotros le mostramos a los visitantes todo el proceso de la caña flecha; desde que está la palma en la mata, desde que se hace la escogencia de la palma, hasta la confección del sombrero. Nosotros les mostramos toda la ruta, pasando por los diferentes procesos, desde la escogencia, raspado, tinturado, tejido, la confección y la venta”, remata con el donaire de nuestros ancestros.

La Feria…

Oigan, blancos, les advierto; ¡sí, señor! Que mi raza volverá a estar como el sol a pintarse los cachetes de color a infundirles a ustedes miedo y temor

Ingresé a la Feria. Es un playón extenso e improvisado para el evento. A lo largo de su recorrido se escuchaban los atronadores sonidos de los famosos picós (bafles). El volumen que les ponen no tiene piedad con nuestros oídos. Una tarima indica que allí habrá artistas que no son indígenas, pero ellos ayudarán al espectáculo con el concurso de los mejores tejedores y las mejores tejedoras del Sombrero Vueltiao. El sol se regodeaba en su furor y los turistas, rubicundos, sufrían su rigor, que se notaba en sus rostros enrojecidos por la insania del calor. Para los zenúes de El Porvenir, una vez terminada la Feria…

Este cielo es mi cielo esta tierra es mi tierra esta tierra es mi tierra este cielo es mi cielo… Por los siglos de los siglos…

MARCOS FIDEL VEGA SEÑA

Comunicador social, periodista y magister en educación de la Universidad de Antioquia

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Rangel Antonio Benítez Ruíz. Representante legal de Cooarizpor Foto. Marcos Fidel vega Seña

Elkin Zapata: danzar es vida y alegría

Elkin Darío Zapata1 es un danzarín que desde muy pequeño tuvo la oportunidad de acercarse al mundo de la danza folclórica de Medellín, con la insistencia de su madre María Teresa Ruiz, que lo llevaba obligado a bailar en los grupos de la tercera edad del barrio Enciso, parte alta de la Comuna 8, donde ensayaban en la parroquia Niño Jesús de Praga.

El acto de obligarlo a bailar con los adultos mayores del barrio se convertía en un tormento y sufrimiento, entonces, su forma de expresar la inconformidad era llorar, porque no le gustaba la danza. Con los años y la insistencia de su madre le fue cogiendo amor y aprecio al baile folclórico.

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1 Franco, José Alonso. Entrevista realizada a Elkin Darío Zapata. 1 de marzo de 2023 José Alonso Franco L. Elkin Zapata Carnaval de la Comuna 13. 2016 Foto. Revista Porro y Folclor

Elkin Zapata hoy es un referente coreográfico y creativo de muchos grupos de danzas de adultos mayores de Medellín, que lo aprecian y le dan abrazos de agradecimiento por la paciencia y el amor que les tiene.

Un llanto convertido en arte Elkin Zapata nació en un barrio popular de Medellín, donde las comunidades se unen para desarrollar el actividades artísticas, religiosas, sociales, ambientales y recreativas para mejorar las condiciones de vida y recuperar los espacios para el disfrute de sus comunidades. Fue en ese entorno comunitario y gracias, a su madre María Teresa, que se acercó al mundo de la danza folclórica que realizaban semanalmente con las mujeres en la Iglesia Niños Jesús de Praga en Enciso.

“Cuando estaba de niño mi madre me llevó a un grupo de danza, obligado a verla bailar y estar con ella; yo lloraba porque no me gustaba bailar […] el padre tenía un grupo de danza y nos presentábamos en el salón parroquial, nos presentábamos en los barrios, en algunos municipios, pero todo era gratis, por diversión”.

La insistencia de una madre para que él aprendiera el arte de las danzas, dio sus frutos porque al final Elkin Zapata la acogió como parte de su vida y comenzó a formarse en el mundo del baile folclórico de la ciudad. El enamorarse de las danzas de Colombia, le permitió ingresar al mundo de la academia y a diferentes grupos representativos de Medellín

“Yo inicié en la Escuela Popular de Arte (EPA), me llevó el profesor Alberto Ríos, y me dio una beca en la EPA, hice 7 semestre […] luego ingresé a la Normal con el profesor Arturo García, y con el profesor Alberto Londoño que me integró al ballet de Pedro Betancur, llamada Danza Latina y estuve de director de danza del Tránsito, de Edatel y EPM”.

Con el conocimiento y las capacidades personales, creativas y formativas, realizó un recorrido por las danzas de Colombia, para aprender más, pero sobre todo aportarle al

desarrollo del arte folclórico en los barrios y en las Instituciones educativas; para Elkin era importante que los niños y jóvenes aprendieran a danzar, a través del movimiento corporal y el ritmo los utilizaba como herramientas para generar en ellos un trabajo de liderazgo y un canal para vincularlos al mundo del baile y el folclor de Colombia.

A danzar por Medellín

Con la experiencia y la sabiduría, el saber popular adquirido en los grupos de base de danza que integró y los aprendizajes obtenidos de los maestros de la EPA, comenzó el periplo por los barrios y los colegios de Medellín. Viajaba por las Comuna 5, 7, 8, 9 y 13, con un tambor en la mano y una mochila donde guarda los CD de la música de las diferentes regiones de Colombia. A ritmo de cumbia, gaitas, porro, vals, bambucos, pasillos… todo un repertorio de los cantos de las comunidades ancestrales de las regiones del país, integra a niños, jóvenes y adultos mayores hacia el aprendizaje de los pasos de las danzas tradicionales. Así hace un recorrido musical y dancístico mediante montajes creativos que construye con las comunidades y los grupos donde les dicta clases de danzas.

El objetivo de Elkin Zapata era convertir la danza en un espacio de recreación, formación, integración y aprendizaje de las personas que recibieran sus conocimientos; así que como homenaje a su madre se dedica a la enseñanza en los grupos de adultos mayores, además, porque ve en ellos un potencial, el deseo, el conocimiento y el saber acumulado que sirve de difusión y rescate de la memoria y la tradición la cultura folclórica del país.

Con la paciencia que lo caracteriza, el amor por su saber y el cariño de las personas adultas mayores, les enseña las danzas folclóricas de las regiones andina, pacífica, atlántica y llaneras; un recorrido coreo-musical de la riqueza cultural de Colombia.

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Al preguntarle al Elkin Zapata por qué le dedica tiempo a la enseñanza de las danzas en los adultos mayores, le sale una sonrisa y se le viene a la memoria el rostro de su madre para enfatizar que ellos son personas importantes para la ciudad, porque gracias a los adultos mayores los barrios se desarrollaron, le aportaron mucho a la cultura de Medellín y al desarrollo económico, social y religioso del país.

“Eso fue un reto, porque mi madre era una mujer adulta mayor, vivió hasta los 100 años, entonces se me convirtió en un reto, como un homenaje a mi madre. He estudiado sobre el manejo de los adultos mayores en gerontología, cursos y programas con el Inder, Codanza y talleres de formación de danza con el municipio de Medellín; me ha servido para seguir adelante […] les enseño danzas que les ayude a integrarse, que no se sienten desplazados ni discriminados, danzas de coordinación para que no se sientan tan perdidas, que sea una danza medicinal, que les ayude a mejorar en lo físico, les ayude a mejorar su situación emocional y sobre todo a recuperarse en el tema de salud”.

Toda la semana recorre la ciudad dictando clases a grupos de adultos mayores de los barrios de las Comunas 6, 10, 12 y 13, donde les explica con paciencia, calma y cariño los ritmos de las danzas tradicionales de las diferentes regiones del país; las asesora en el vestuario, en el maquillaje y los accesorios que hacen parte de los montajes de las danzas. Ensayo tras ensayo, a buen paso y repitiendo tantas veces sean necesarias, las mujeres de los grupos aprenden los pasos y el ritmo de cada coreografía, al final un abrazo, los aplausos o un acaricia es el pago para agradecerle por brindarles sus conocimientos.

La experiencia no se improvisa

Por más de 40 años de enseñar, bailar y aprender la danza folclórica de Colombia, Elkin enseña con el mismo entusiasmo como cuando lo hizo por primera vez; para él la danza es su vida y le ha “servido para su salud personal; porque cada día me siento más alegre”. Por ello no deja de viajar por las diferentes laderas de la ciudad, así llueve o haga mucho calor los adultos

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Elkin Danza Folclórica Adulto mayor Comuna 13. 2013 Foto. Revista Porro y Folclor

mayores de los grupos Santa Laura, Santa Lucía, Las Chamacas, Santa Ana, El Socorro… y muchas más lo esperan con los brazos abiertos y dispuestas a bailar. Al preguntarle hasta cuándo va a bailar y enseñar danza, no duda un momento para enfatizar: “hasta que Dios me lo permita”, porque los adultos mayores o quizás un niño o joven están a la espera de sus conocimientos y saberes. Donde lo inviten a bailar o a presentarse, en un barrio, en un pueblo, en el Carnaval de Barranquilla, de Pasto, de Riosucio o festivales de la ciudad, se vestirá de colores, para danzar y bailar hasta que el cuerpo le diga no más.

Elkin Zapata seguirá recorriendo los barrios de Medellín abriendo caminos para ofrecer sus servicios de profesor y cultivar el arte de la danza folclórica de las regiones de Colombia, porque para él es el mejor homenaje que le puede hacer a su madre y a su familia.

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JOSÉ ALONSO FRANCO LONDOÑO Director de la Revista Porro y Folclor, gestor cultural y docente investigador Elkin Zapata Foto. Revista Porro y Folclor

Un acordeón para Galicia

Galicia tiene 11 años. Galicia es una niña prodigio. Galicia tiene nombre inolvidable. Galicia posee un don angelical. Galicia lleva alegría al mundo. Galicia vibra con el acordeón, pero Galicia no tiene acordeón.

Confiesa que desde los ocho años interpretaba este instrumento y que ese don le viene de herencia genética, pues algunos de sus familiares también son músicos. Ella vive en Cerro San Antonio, un pueblo a orillas del gran Magdalena, a 210 kilómetros de Santa Marta, capital del departamento. Son pueblos olvidados, perdidos en nuestra geografía. Pero una niña maravilla lo rescata de ese ninguneo cultural del que hablaba Eduardo Galeano.

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Acordeones Foto. Juan Criales

A pesar de ese abandono, Cerro San Antonio, nombre hermoso y sonoro, se redime porque tiene casa de la cultura. Y aún es más meritorio que lleve el nombre de Juancho Polo Valencia, el juglar inmortal, que en una canción narró su tragedia y la de su amada, Alicia Adorada.

Casa de la Cultura Juancho Polo Valencia

La coordinadora de Cultura de Cerro San Antonio es Ana Paola De la Hoz. Es una mujer comprometida con su pueblo, abierta al diálogo y preocupada positivamente por los aportes de que le haga a su comunidad. Declara que Galicia

“es una niña muy inteligente. Hizo parte de nuestra Escuela de Formación Musical Juancho Polo Valencia; es una niña muy aplomada, con mucho talento. Siempre se lo he dicho a ella y a su padre: Galicia tiene mucho futuro y sé que va a llegar muy lejos y que puede contar con todo mi apoyo para lo que ella necesite”

Sobre las estrategias de ayudas para Galicia por parte de la Casa de la Cultura y conseguir un acordeón, De la Hoz explicó: “hay un proyecto en marcha, que podría ser de beneficio para Galicia y para muchos niños acá en Cerro San Antonio. Estamos en espera de ese proyecto que se dé, porque sé que lo que viene para este año son cosas buenas con la ayuda de Dios”.

La coordinadora De la Hoz está esperanzada en los proyectos del misterio de Cultura con la música vallenata.

“Tú sabes que la música vallenata es uno de los pilares y, bueno, vemos que, con la ayuda de Dios, muchas cosas que tenemos en proyecto quedarán en Cerro San Antonio”, destaca de manera contundente.

Galicia necesita un acordeón

Miguel Camacho Salazar es un hombre preocupado por el futuro de su hija. Tiene la certeza de que ella es una artista y debe trabajar pare que Galicia encuentre los escenarios

adecuados y así brillar desde su propia luz artística. Habla con soltura del proceso de la niña.

“Primero, ante todo le enseñamos a ella que hay que tener constancia, hay que tener disciplina, porque con eso se logra el éxito. Eso es lo primordial, que le enseñamos a ella; queremos que ella siga así, que muy pronto vendrán los frutos”.

Realmente la llegada de Galicia a la Casa de la Cultura se debe su mamá, Leonilde Gómez Villar. Miguel afirma:

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Galicia y su alegría Foto. Miguel Camacho Salazar

“la mamá iba a inscribirla en una escuela de danza, pero vio a unos niños jugando y tocando acordeón y le empezó a ella a gustar. A los cinco días que entró ya prácticamente se sabía una canción, y entonces uno queda como hipnotizado”.

El prodigio de Galicia se ha extendido por el territorio cercano a Cerro San Antonio.

“Es espectacular. Uno no entiende, pero es un orgullo. Cada rato vienen a tomarse fotos con ella, la quieren conocer; viene gente de muchas partes a conocerla y eso es para uno… eso uno ni se lo cree”. Y en ese punto, Camacho Salazar hace un llamado desesperado: “la niña no cuenta con un acordeón. Tiene un acordeón prestado de la Casa de la Cultura y queremos un apoyo para ella”. Lo sucedido en esta historia no es diferente a lo que consuetudinariamente acontece con el arte en Colombia. Para que Galicia despliegue todo su potencial creativo, Camacho Salazar declara que “nos ha tocado hacer rifas”, pues el precio de un acordeón oscila entre cuatro y seis millones de pesos y, “como le digo, nosotros somos muy humildes, no contamos con esa plata”, declara el padre de Galicia, en tono de desesperanza.

Doña Leonilde, la precursora

La responsable de que Galicia esté en el aprendizaje del acordeón es su mamá. Leonilde Gómez Villar es una mujer que habla con soltura del papel en la vida artística de su niña.

“El proceso con Galicia ha sido muy progresivo en tan poco tiempo. Es una niña inquieta y a la vez juiciosa; es una niña muy responsable de todo lo que hace, tanto en el ámbito escolar como en el ámbito de la música, porque es lo que le gusta a ella. Nosotros tratamos, en todo lo posible, de apoyarla siempre e irle mostrando, a lo largo de este proceso, para que la gente la conozca y pues, ¡miren! -que es lo que ella quiere también. También en su vida, que sea reconocida artísticamente. Ahí vamos, paso a paso, pero firmes”.

Doña Leonilde admira la destreza de su hija para interpretar las canciones de artistas como Farid

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Galicia Foto. Miguel Camacho Salazar

Ortiz, Diomedes Díaz, Binomio de Oro y otros tantos. Elle dice que le gusta la forma en que Galicia interpreta las canciones vallenatas,

“porque nosotros como costeños, la verdad, nos gusta mucho el vallenato, admiramos todos los aires, entonces, todo lo que ella hace es de admirar. Ya se puede imaginar uno mamá -jajaja- no puede decir esa no me gusta porque todo, porque todo, lo que ella hace y toca en su acordeón, me encanta…”

La admiración de Foncho Castellar

Foncho Castellar es un músico, cantante y autor colombiano de fama internacional. Experto en el manejo de acordeón, piano, guitarra, bajo e instrumentos de percusión. Tiene una agrupación que se llama Halley de Colombia. Es exclusiva de las Naciones Unidas, The Lincoln Center, The Calling You Hall, The America Misión, Natural History Museum; del Borning to Manhattan Distance. Hace charlas sobre el acordeón y escribe libros sobre la temática. Dice que conoció a Galicia por medio de una entrevista y se dio cuenta que cuando ella interpreta el acordeón.

“se convierte, le quita el puesto al artista que está cantando y queda en el centro de atención; es una cosa impresionante, porque todo el mundo toca acordeón, pero no tienen el sabor que esta niña tiene. En realidad, la admiro mucho, la quiero mucho, trato de ayudarla en lo que más pueda”

Sobre la forma cómo Galicia suena el acordeón, Castellar afirma que “es poner a bailar y a gozar a la gente como lo hace ella. Mire, es una estrella”. Luego hace referencia a que cuando ella se presenta con un artista famoso, “sabe que le están pagando por lo que ella está haciendo, ¡bueno!! ¡que colaboren con ella! Eso es lo que le digo yo… La felicito y la voy a apoyar hasta donde yo más pueda”.

Castellar, a la vez que habla de él como artista, intercala expresiones de admiración por Galicia. “Cuando ella toca el acordeón, la gente brinca, la gente goza y ella goza también y los músicos

gozan también. Eso no lo hace ninguno. Yo no he visto ninguna muchacha tocando el acordeón en que los músicos se alegren con ella, y es que la rodean y quieren estar cantando con ella. Ella les da más vida a los músicos: Galicia es la enemiga número uno de la tristeza, esa chiquitica – ¡ja! ¡ja! ¡Yo, la adoro – ¡ja! ¡ja! ¡ja…”

Galicia es Galicia

Galicia recibe las clases impartidas por sus maestros, Guillermo Lara Arrieta y Pedro (Pello) Payares. Allí, en la Casa de la Cultura Juancho Polo Valencia, le prestan el acordeón para que perfeccione las notas que salen de los botones impulsados por las manos creativas y mágicas de esta niña genio. Dos y más horas practica el instrumento. Luego se va cumplir los deberes escolares de su séptimo grado. Las indicaciones de los maestros Lara Arrieta y Payares le han valido para obtener la suficiente seguridad y acompañar a los artistas tradicionales del vallenato.

En las redes sociales circulan varios videos de sus actuaciones. Por esa vía me di cuenta del ingenio de esta niña. En cada una de esas intervenciones, como lo decía Castellar, Galicia opaca al cantante. Siempre luce sonriente, con su cuerpo de niña, que sostiene un acordeón Hohner Corona de 7.5 kilos. Ella dice que no le pesa; que está acostumbrada.

Para acceder a los escenarios de los cantantes, hay que hablar con “alguien de arriba”: Galicia cuenta que “primero tenemos que estar al pendiente de cuántas canciones llevo tocando y así y también hablar con alguien de arriba o alguien, relacionado con Farid y el manager u otros. Le avisamos y le dicen a Farid y Farid dice -de acuerdo- a cuántas canciones que quiere cantar él y después vengo yo”.

Lo llamativo de Galicia es que interpreta melodías de los vallenatos de la década los setenta y parte de los ochenta. Dice que lo hace porque eso “me llama la atención”. Es decir, a pesar de la inundación, de la invasión agresiva de otros ritmos por parte de los medios

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informativos, gran parte de la población de la costa Caribe permanece fiel a sus canciones.

Galicia tiene canciones favoritas. Los caminos de la vida, de Los Diablitos, es una de esas, “porque me encanta su letra… lo que transmite y dice toda la realidad de la vida y eso ¡me gusta”.

Brindo con el alma y La plata, canciones de Diomedes Díaz; Luna sanjuanera, de los Hermanos Zuleta y dice que son muchas más. Escuchar y aprender de quienes interpretan el acordeón en esas melodías le ha valido la oportunidad de estar en escenarios impensados.

Farid Ortiz

Ortiz es uno de los cantantes reconocidos en el ámbito de la música vallenata. Inició su carrera al lado de Emilio Oviedo, un veterano acordeonero que se dio a la tarea de descubrir talentos como Jorge Oñate, Rafael Orozco y Eduard Morelos, entre tantos. Él llevó a Farid a la fama.

En realidad, el mérito de Galicia está en las notas que sigue fielmente y de manera melódica de los acordeoneros en cada canción que interpreta. En uno de los videos que circula en las redes ella le hace el acordeón a Farid en Aunque mal pague ellas. No hay registros previos de diálogo entre el cantante y la niña, para alguna instrucción especial. Pero una vez que Ortiz anima al público presente, Galicia arranca y el escenario es de ella. Las notas suenan fieles a los “transportes” rítmicos que hace Emilio Oviedo en el tema original. Galicia se acerca al público, se mueve con el acordeón en su regazo; provoca la locura del público; el público se enardece. Al final, grandes aplausos, Farid posa con ella. A pesar de esa alegría, Galicia no tiene acordeón.

Omar Geles

Galicia había dicho que uno de sus sueños era conocer a Omar Geles, el acordeonero de Los Diablitos. En su página oficial de YouTube aparece “colgado” un video de ese encuentro

con del título Sueño cumplido, conociendo al maestro Omar Geles. La escena es un poco dramática, pues la niña se emociona de conocer, por fin, a su ídolo. Geles le da consejos y la anima.

“Tú vas a ser una acordeonera famosa y vas a cantar, porque vas a ser cantante colombiana y vas a ser compositora… Usted va ser una mujer famosa en la música. Apasiónese… Póngale pasión a su música, a su carrera. Usted es lo que Usted quiera ser…” le dice.

Hay una parte curiosa del registro donde Geles pregunta el nombre y le dicen Galicia Camacho, con G. A continuación, la niña se cuelga el acordeón e interpreta Cómo le pago a mi Dios, en una intervención improvisada. Como siempre, Galicia hizo lo suyo con el acordeón. Pero, Galicia no tiene acordeón.

Igual que aquella noche

En 1977 Jorge Oñate y Nicolás “Colacho” Mendoza grabaron el álbum Únicos. Allí está incluido el tema Igual de aquella noche, composición de Emiro Zuleta. Colacho Mendoza era el músico preferido de la élite valduparense. Se coronó Rey Vallenato en 1969 y en 1987 fue Rey de Reyes, en una famosa contienda donde Alejandro Durán Díaz, lejos el favorito para ese título, se autoeliminó.

Lo anterior indica que Colacho tiene la finura de un rey. Su elaboración en las notas de este instrumento se acerca a la magia. Pues bien, Galicia aparece sola con el acordeón. Con su pelo recogido y su bella sonrisa, que transmite alegría, con la destreza de una maestra, paso a paso siguió la esencia de la canción, que tiene quiebres, caídas, para darle ritmo y movimiento inolvidables a este paseo clásico. Ella aparece sola con el acordeón. Pero no es de ella. Galicia no tiene acordeón.

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Beto Zabaleta

La unión entre Beto Zabaleta y Beto Villa, Los Betos, cosechó innumerables triunfos y éxitos inolvidables en la música vallenata. Villa con su acordeón escribió páginas de alegría. Fue Rey Vallenato en 1996 y, y como es de esperarse, elaboró su estilo musical. En 1997, en el disco larga duración Enamorándote, Los Betos, incluyeron la canción La gemela, del compositor Franklin Moya.

En una llamativa noticia publicada en Impacto News, fechada el 26 de enero de 2023, firmada por Xilena Robles, aparece una fotografía de Galicia, en plano medio con su acordeón en el pecho. Luce hermosa, tranquila, limpia de conciencia, como son los niños del arte. En un recuadro aparece con Zabaleta. El titular lo dice todo. “Galicia Camacho: la niña genio del acordeón que esperó hasta las 3:00 a.m. para tocar con Beto Zabaleta”. La entradilla es mucho más diciente.

“Hace un año nos contactamos con un corista del maestro para que ella tocara con él, pero no se dio”. La periodista no nos da luces quién declara. También circula un video, con un enfoque romántico, habla de “el acto de humildad de Beto Zabaleta con una niña que sorprendió a todos los asistentes”.

Cuando por fin Galicia sube al escenario, Zabaleta la presenta y dice que le entreguen un acordeón. Ella aparece en plano americano y en su cara refleja la dignidad y altivez de quien la naturaleza ha dotado del don para hacer feliz a los demás. En un fragmento de la presentación, el cantante dice “oye Beto (¿Villa?), acabo de descubrir una artista”. A renglón seguido, la abraza y así termina la película. Galicia siguió la plana del acordeón de Beto Villa. Hizo vibrar a los asistentes y puso a bailar a más de uno. Ella les llevó alegría con un acordeón prestada. Y Galicia no tiene acordeón.

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Galicia y el acordeón Foto. Miguel Camacho Salazar

Marily y la fiesta privada

Calixto Ochoa Campo está considerado uno de los exponentes del acordeón más versátiles de la escena musical vallenata y del Caribe. Eso lo demuestran sus diversas propuestas musicales, desde el vallenato clásico, la música corralera, pues fue pilar en la consolidación de Los Corraleros de Majagual, hasta temas como El Africano. La mayoría de su producción musical se consolida entre las décadas del sesenta y del ochenta. En ese lapso grabó Ay Marily. En otra de las actuaciones de Galicia, se hace acompañar de Farid Leonardo, el hijo de Farid Ortiz, con este tema, en una “fiesta privada, matrimonio del Boty”, dice al pie del video.

Galicia aparece en primer plano, al fondo, Farid Leonardo y el resto de la orquesta. Galicia no mira al cantante. El cantante la busca a ella. Se dan algunas instrucciones de sonido. Con los ajustes, Galicia inicia con alegría y el despliegue de su sonrisa, al sentir los acordes. El gesto que demuestra que entra en trance es su mirar al cielo. Siempre lo hace. De espaldas al cantante, ella le imprime magia a ese merengue, que tiene acordes de fiesta y nombre de mujer. La niña conoce el ritmo y el estilo de Calixto y de una posterior versión que aparece en las redes de Ciro Meza y Farid Ortiz. Ella desgrana, con su tierno encanto, las notas y, en crescendo, provoca el estallido de emoción multitudinaria de quienes estaban allí, tanto que la actuación finaliza con gritería de los asistentes y abrazos para ella.

Otra vez Galicia se lució con un acordeón. Produjo alegría, paz, felicidad. Y con todo, Galicia no tiene acordeón.

¿Será que entre todos estos personajes a quienes Galicia le ha demostrado su talento, su valía, su gallardía con el acordeón, no reúnen lo suficiente para comprarle un acordeón? Así llegará, sin duda alguna, a ser una artista única. Pero para ello, Galicia necesita un acordeón.

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MARCOS FIDEL VEGA SEÑA Comunicador social, periodista y magister en educación de la Universidad de Antioquia Foto Galicia Foto. Miguel Camacho Salazar

Historia de cómo la capacidad de concertar de una comunidad del barrio El Salvador, de la comuna 9 de Medellín, se convirtió en un proyecto piloto de energía solar que es pionero en América Latina.

Mucho antes de que los equipos de prensa llegaran con cámaras de televisión, micrófonos y drones para registrar el inicio de operación de la primera comunidad solar de Colombia, quien abrió esa posibilidad fue Rodrigo García, un vecino de toda la vida del sector La Estrecha, en la comuna 9 de Medellín,

Así lo cuenta su propio protagonista, que lleva más de 50 años habitando ese rincón del oriente de la ciudad y que, sin saberlo, empezó a edificar ese proyecto comunitario cuando a finales de 2020 aceptó una invitación de la Escuela de Ingeniería de Antioquia para instalar un panel solar en el techo de su casa.

“Hace cerca de tres años, la universidad nos hizo una oferta de colocar unos paneles solares. Que eso era un experimento para ver cómo se producía la energía solar y no tenía ningún costo. Nosotros accedimos a ese primer beneficio y desde entonces pasamos de pagar $80 mil a pagar $10 mil al mes o, a veces, absolutamente nada. Por los buenos resultados nos contactaron tiempo después para el proyecto del plan piloto de energía solar comunitaria y nos pidieron el favor de que les colaboráramos con los vecinos. Aunque hubo algunas dudas en un comienzo, lo pudimos sacar adelante porque la cuadra es muy unida y fuimos perseverantes”, cuenta Rodrigo García.

Esa logística de reunir vecinos para contarles del proyecto, conjurar los mitos y convencerlos de los beneficios de la energía producida con paneles solares tardó meses y fueron algunos de los retos que durante 2022 lideró Rodrigo García con el apoyo de las empresas que lideraron el proyecto: EPM, la Universidad EIA, ERCO y NEU. También, fue el momento para concertar decisiones difíciles como dónde irían ubicados los paneles y cómo se distribuirían las ganancias de lo que allí se generara.

Al final, 24 familias de la cuadra se unieron al plan piloto y recibirán los beneficios derivados de los 43 paneles solares instalados en los techos de tres viviendas.

Eugenia Duque Mejía, de la gerencia de Nuevas Soluciones de EPM, explicó que el proyecto inaugurado a finales de abril en el barrio El Salvador es muy importante porque la comunidad es protagonista y porque implica una nueva forma, más incluyente, de prestación del servicio:

“Es muy relevante porque los usuarios tienen acceso al uso de la energía solar sin necesariamente tener los paneles en su propio techo. No importa que no tengan la capacidad adquisitiva y

financiera cada uno de forma individual, pero el kilovatio hora generado con esos paneles comunitarios sale más barato que si se genera en cada vivienda por individual. Elegimos la generación distribuida y no la autogeneración y la energía que se genera se le vende a la red”, dice Duque.

La funcionaria detalló además que en este plan piloto los cerca de 3.000 kWh/mes que se generan en la Estrecha se venden al sistema nacional por lo que se convierten en una especie de saldo a favor. Luego, por medio de una plataforma digital, se convierten en puntos que benefician a todos los miembros de la comunidad con una reducción en su factura de servicios. Aunque las familias aún no lo ven reflejado porque apenas lleva días en operación, las estimaciones indican que la reducción podría ser del 15 o el 20 % de lo que pagan actualmente.

¿Por qué es un proyecto sui generis?

José Manuel Restrepo, rector de la Universidad EIA, explicó que parte de la clave del proyecto implica la construcción y el aprovechamiento del tejido social en el barrio y de una cultura ciudadana que apueste por la transición energética: “Este es un proyecto que hace historia y si somos capaces de replicarlo en otros barrios y lugares del país puede ser un hito grande. Esto demuestra que hay que bajar ese concepto de transición energética que muchas veces lo ubicamos por allá en la estratosfera y mostrar cómo beneficia al ciudadano de a pie”.

Maria Elena Rave, otras de las vecinas beneficiadas con el proyecto, contó que además de la reducción de tarifas que ayuda a la economía de los hogares, en el barrio están orgullosos por haber llegado a un acuerdo entre todos para que los recursos generados con los paneles se redistribuyan por partes iguales.

Además, valoró que las capacitaciones fueron muy claras y que es muy valioso que cada vivienda tenga un medidor inteligente que les permita ver en tiempo real el consumo de los hogares para entender cómo ser más racionales en el gasto y ser más conscientes con el cuidado de ese recurso.

Más allá de las empresas vinculadas, el piloto de la comunidad solar contó con financiación internacional a través de la UCL (University College London) y de la Real Academia de Ingeniería del Reino Unido. Esto permitió la viabilidad técnica y tecnológica y que las 24 familias que integran la comunidad solar no tuvieran que invertir dinero para participar del proyecto.

La primera comunidad solar del país se cultivó en la terraza de don Rodrigo
Un sistema con 43 paneles fue instalado en tres viviendas para este proyecto de comunidad solar Foto. EPM

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