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El musicallegadode Primo Paternina

Por: Rubén D. Pérez

Hablar de la vida y obra del maestro Primo Alberto Paternina Olivero, es hablar de toda una vida dedicada a la composición, arreglo y difusión de la música de banda por las regiones de Córdoba, Sucre y Bolívar, departamentos del Caribe colombiano.

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Para empezar, es preciso mencionar que, según testimonio de aquellos músicos que lo acompañaban y lo conocieron, el maestro Primo Paternina, es el autor de una buena lista de porros y fandangos como María Varilla, Soy Pelayero, La Mona Carolina, El Binde, Mocarí, El Pilón, Vámonos Caminando, entre otros. Estos porros, fueron compuestos, arreglados y difundidos en la primera mitad del siglo XX. En aquel entonces, la formación musical de los músicos de banda era precaria y escasa, tanto así que fue necesario que el papá del Primo y gaitero, Leonidas Paternina Martínez y demás músicos incipientes de San Pelayo, contrataran profesores de música foráneos que, con sus conocimientos, contribuyeron a la formación, capacitación y adiestramiento de los músicos de la banda de porros de aquel entonces (La Ribana) y, de paso, contribuyeron al nacimiento de un género que lleva más de cien años difundiéndose y cultivándose en las sabanas de Córdoba, Sucre, Bolívar y norte de Antioquia.

Hoy día, después de varios estudios, análisis morfológicos y estructurales rítmicos, melódicos y armónicos, practicadas a las obras del maestro Primo Paternina, éstos dieron como resultado, un estilo musical propio, sui géneris, que el Primo le imprimió a su obra o legado musical, es decir, su impronta.

En la mayoría de sus composiciones, por no decir en todas, los instrumentos suenan una octava arriba (1/8), haciendo uso de los sonidos agudos de estos (Si bemol Mayor, Fa Mayor, Mi Mayor, La Mayor); la escritura musical con que se simbolizan los valores y sonidos del porro, está caracterizada por compases binarios en compás partido, es decir, según los elementos de agógica binaria (2/2; 2/4; 4/4).

Coplas y seguidillas

El maestro en sus composiciones, utilizó algo que en la música se conoce como las coplas y las seguidillas. ¿Qué son las coplas? Son aquellas, en las cuales un instrumento entona una melodía y los demás responden con otra parecida.

Qué son las seguidillas? Son aquellas cuando del compás ni la tonalidad y, los demás instrumentos le siguen entonando otra melodía parecida, unos instrumentos preguntan y otros responden, apareciendo así, las frases de preguntas y respuestas en todas las obras musicales.

¿Cuál es la diferencia? Estriba en que, las coplas son frases limitadas, mientras que las seguidillas no; es decir, no tienen límites sino, que se extienden hasta que el compositor diga. El compositor rara vez repite tonalidad en cada obra musical sino, que utiliza una tonalidad diferente y, por último, se destaca en la mayoría de las obras musicales, el liderazgo de la trompeta, en sus inicios el cornetín, a la hora de entonar las coplas y las melodías propuestas. Veamos algunas piezas musicales con sus análisis:

María Varilla. Es un porro arreglado en la tonalidad de Si bemol mayor. La temática de este tipo de arreglo, consiste en unas coplas entonadas por la trompeta y que son contestadas, de manera coral, por los otros instrumentos de viento; este tipo de ejecución musical también se ve en otros géneros musicales del tipo.

Acto seguido los clarinetes (o el clarinete), inician un diálogo melódico; aquí el bombo deja de sonar, dando paso al momento cumbre de la obra; de igual manera, surge la presencia rítmica de unos golpes que el ejecutante del bombo da con la punta de mazo de madera con que aporrea al bombo, sobre el aro de éste, o en una tablilla colocada a manera de cencerro, que marca el pulso del compás y brinda al igual que el redoblante, un concierto rítmico denominado “paliteo”, iniciándose así, la “gustadera” del porro o la “bozá”; mientras que los bombardinos y trombones acompañan melódica y armónicamente el momento y es allí, donde el redoblante procede a hacer alarde del paliteo del porro y los platillos con su brillante voz, complementan el estado de éxtasis de la obra musical. La percusión ejecuta el ritmo del porro durante todo su desarrollo.

La Mona Carolina. Está arreglado en la tonalidad de Si bemol Mayor en compás partido. Contiene varios temas, 9 en total, que se repiten más adelante en el desarrollo de la obra. Por la forma en que están organizados los temas, hace recordar las seguidillas, es decir, una melodía planteada por un instrumento (trompeta), mientras los otros instrumentos les responden o siguen. Todo esto organizado sobre las bases armónicas de tres acordes, como lo son: Mi Mayor, Si y La Mayor.

Soy Pelayero. Es un porro compuesto en Si bemol Mayor, en compás partido. Este es otro porro en el cual su introducción no es de 8 compases de danza de habanera . (Género musical originado en Cuba en la primera mitad del siglo XIX; de ritmo lento con compás binario. Puede ser instrumental o cantado.) En esta composición, nuevamente, se hace uso de la forma musical de coplas y seguidillas.

Este porro, al igual que María Varilla, inicia con la trompeta marcando el inicio de un juego de coplas y seguidillas . Del compás 1 al 29, la trompeta hace la propuesta melódica, mientras los demás instrumentos, responden a ésta. Tal juego de coplas y seguidillas, es continuado a partir del compás 30 con clarinetes arreglados a dos voces. Ese juego de coplas y seguidillas, lo ejecutan los clarinetes hasta el compás 53; a partir del compás 54, la trompeta vuelve a retomar el trabajo de proponer las melodías y, de este juego de coplas, hace una segunda ronda en esta pieza. Es a partir del compás 30, en donde la percusión hace los golpes característicos del porro Pelayero o Sinuano. Hasta el compás 53, este porro, al igual que María Varilla y La Mona Carolina, no termina en danza de habanera. Una vez, más la genialidad del maestro Paternina se ve, al hacer de éste porro, una de sus obras más representativas de vibrante alegría.

Porro Viejo Pelayero. Es un porro compuesto en la tonalidad de Si bemol Mayor, en compás par tido. Esta obra consta de siete partes, cada una con un tema melódico diferente del otro. A partir del compás 35, empieza el paloteo sobre el aro del bombo, con un diseño rítmico carac terístico del porro Pelayero. En los primeros catorce compases, el compositor desarrolla una melodía introductoria con una estructura rítmica ejecutada por la percusión propia de la haba nera. Esto hace suponer que, existió la influencia de este tipo de música en el porro colombiano.

Aracataca. Está compuesto en la tonalidad de Si bemol Mayor en compás partido. En la introduc ción de este porro que comprende los primeros 8 compases apreciamos una vez más, la per- cusión, ejecutando un esquema rítmico conocido como habanera. La estructura rítmica del porro, se inicia a partir del compás 9 donde el compositor propone varias líneas melódicas a dos clarinetes y a dos trompetas que van del compás 9 al 60. El final de la obra termina con la estructura rítmica de habanera.

El Binde. Es un porro arreglado en Si bemol Mayor, en compas partido. En esta obra musical, en la parte de introducción, inicia con una línea melódica a dos barítonos y, con el bombardino, participando en la armonía en los primeros 7 compases; a partir del compás 8, inicia con una lista de diseños melódicos, ejecutados primeramente por la trompeta y posteriormente, por 2 clarinetes a manera de coplas y seguidillas; después, los otros instrumentos responden con otra armonía armonizada; una vez más, el autor finaliza con la estructura rítmica de la habanera.

Se menciona el término habanera y las frases “esquema rítmico de la habanera” y danza de habanera o danzón. La habanera es un género musical originado en Cuba en la primera mitad del siglo XIX. De ritmo lento – a 60 pulsaciones por minuto-, con compás binario: una danza a tiempo lento cantada, con ritmo muy preciso formado en una parte, por corchea con puntillo y semicorchea, o con semicorchea, corchea, semicorchea y, en la otra, con dos corcheas. Puede ser puramente instrumental, aunque lo habitual es que sea cantada. Es un género adaptado y usado por diferentes formaciones musicales como bandas de música o de músicos, grupos corales, tunas, rondallas, etc.; este es el esquema rítmico. El danzón, término que es muy común en el gremio de los músicos de banda que ejecutan porros, para referirse a la parte introductoria de muchos de ellos, es un subgénero del ritmo de habanera. Entonces, observando la morfología musical de los porros clásicos pelayeros, vemos la influencia de estos ritmos del caribe, de Cuba y Puerto Rico, que llegaron por estas tierras del caribe colombiano, de manos de grandes músicos y maestros venidos de esa región a finales del siglo XIX y principios del XX

El Estanquillo. Es un porro arreglado en Si bemol Mayor en compás partido. En los primeros 8 compases, está incluida la estructura rítmica de la habanera cubana. En este porro, a partir del compás 9 al 33, encontramos varios diseños melódicos por la trompeta, ejecutados a manera de coplas, mientras que, el barítono y el bombardino, a dos voces, responden a estas coplas y seguidillas. A partir del compás 34, el clarinete hace su intervención mientras la percusión, hace la estructura rítmica característica del porro pelayero. Esta obra culmina con la estructura rítmica de la habanera, a partir del compás 85.

El Pilón. Este porro está arreglado en Si bemol Mayor, en compás partido. En los primeros 7 compases de esta obra, vemos una vez más, la estructura rítmica de la habanera cubana. A partir del compás 8 la trompeta y el clarinete hacen su intervención, iniciando primero la trompeta para dar paso después, al clarinete, mientras los demás instrumentos, hacen el acompañamiento de fondo. A partir del compás 25, mientras los clarinetes hacen su intervención al unísono, la percusión hacen la estructura rítmica característica del porro Pelayero; a partir del compás 68 la banda concluye este porro, con la estructura rítmica de la habanera.

El Ratón. Es un porro arreglado en Si bemol Mayor y en compás partido. En esta obra, la banda no inicia con la estructura rítmica de la habanera. A partir del compás 9, se da la intervención de dos trompetas, ejecutando una melodía a manera de coplas y seguidillas, mien- tras el barítono responde a la melodía planteada por las trompetas. En este caso, los trombones y los bombardinos, hacen de instrumentos acompañantes. A partir del compás 36, los clarinetes y el barítono hacen una melodía casi que al unísono, mientras acompañan los golpes de percusión, característicos del porro Pelayero.

El Tortugo. Porro compuesto en Fa Mayor en compás partido. En esta obra se escuchan las trompetas y un barítono, haciendo su intervención sobre la estructura rítmica de la habanera en los primeros 7 compases. A partir del 8 compás, apreciamos cómo la banda hace uso de la forma musical de las seguidillas y coplas, ejecutada por la trompeta, mientras los trombones y los barítonos, responden a cada melodía propuesta; tal diálogo instrumental se interrumpe en el compás 33 cuando los clarinetes hacen su melodía a 2 voces. En el compás 4x1, vuelve y continúa el diálogo entre las trompetas, trombones y barítonos. El bombardino a lo largo de la obra, hace de instrumento acompañante; la banda una vez más, culmina esta obra, con una melodía armonizada sobre la estructura rítmica de habanera.

Vámonos Caminando. Es un fandango arreglado en Si bemol Mayor en compás de 6/8. Esta obra contiene cantidades de tresillos, figuras del pentagrama. A lo largo de esta obra, desde el inicio hasta el final, un solo instrumento, en este caso la trompeta, hace la melodía propuesta, mientras los demás instrumentos responden a varias voces, armando así, dos acordes, Mi bemol Mayor y Si bemol Mayor; una vez más, se aprecia aquí el uso de coplas y seguidillas.

Fandango Viejo Pelayero. El análisis morfológico musical de este fandango, dejó como resultado, al igual que el fandango “Vámonos caminando”, que ambos tienen la misma estructura rítmica en la parte de la percusión, es decir, en los golpes de los platillos, bombo y redoblante. El compás en el que se arregló y se transcribió, fue el de 6/8 y se utilizó la tonalidad de Sib Mayor. En el fandango “Vámonos Caminando”, los instrumentos acompañantes inician en la parte introductoria, mientras que, en el “Fandango Viejo Pelayero”, la trompeta inicia en la parte introductoria y los demás instrumentos le siguen cada vez que éste instrumento propone un tema melódico.

En el fandango “Vámonos Caminando”, sólo cuatro instrumentos hicieron su parte en el trabajo de improvisación: la trompeta, el clarinete, el barítono y el trombón o marcante, como se le conoce en algunos medios del arte musical; en el “Fandango Viejo Pelayero”, el bombardino se sumó al trabajo de improvisar.

De acuerdo con expertos en la materia, en algunos fandangos, el redoblante improvisa seguido de los demás instrumentos de percusión, tal idea hasta hoy, es objeto de debate.

El Sapo Viejo. Este porro está compuesto y arreglado en Sí bemol Mayor, en compás binario. En él se observa una introducción de ocho compases (8) en ritmo de danzón. Después se inicia con dos instrumentos haciendo líneas melódicas, mientras los trombones y el bombardino, hacen el trabajo de acompañamiento sobre los acordes de Sib mayor y La Mayor, del compás 9 hasta el 21; a partir del compás 22, los clarinetes hacen su línea melódica para dar paso en el compás 30, a la trompeta y al barítono, retomando así, la trompeta, el papel de instrumento melódico en el tema. La percusión del compás 22 hasta el 30, ejecuta el paliteo característico del porro pelayero o Sinuano.

Este análisis hecho así, a la morfología estructural de los porros clásicos y fandangos, se observa la sincronía musical mientras se ejecuta la melodía. Es algo en donde las tonadas o compases que tienen las piezas musicales, compuesta por una misma persona, se parecen entre sí, es decir, lo que se llama el estilo o la impronta del compositor, en este caso del Primo Paternina y la banda “Ribana” en donde se dio un hecho sinérgico por parte de los miembros de la Banda y su director.

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