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La primera fuerza musical de Sahagún

Por: Marcos Vega Seña

Sobre este lugar elegido por los judíos todos arrojan piedras sobre mi silencio me castigan más allá de la muerte no hay reposo en mi alma… (Fragmento del poema Absalón, de Gustavo Tatis Guerra, destacado escritor sahagunense)

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Entre lo apolíneo y lo dionisiaco

Sahagún, pueblo de contrastes, de abundante riqueza en sus fértiles tierras, pero de absoluta pobreza en su dimensión social; paso obligado en la vía hacia al mar Caribe, por su Troncal, que conduce a los grandes puertos de Colombia, cumple 239 años.

Escenario de las gestas teatro y danza, cuna de la cultura regional y universal, Sahagún hoy disfruta del desvelo que sufriera el inolvidable Lorenzo Quiroz Medina, quien en su humildad y sencillez, preparó al pueblo para el destino ineludible del gusto por el teatro, la buena música y la reflexión literaria. Nunca tendremos con qué pagar ni olvidar su legado. Su alma debe gravitar en el espacio glorioso de la memoria de cada sahagunense hoy y por siempre hasta la última generación de los Buendía, en esa segunda oportunidad que se merece este villorrio.

Sus áridas y polvorientas calles han sido testigo del surgimiento de grandes talentos artísticos en las letras, el periodismo, el teatro, la música, las plásticas, la cuentería. Grupos emblemáticos como Los Originales, aquel histórico conjunto de música vallenata, que hizo soñar a este pueblo con tener, en la década del 70, al primer Rey Vallenato, en las manos prodigiosas y en las notas sublimes del acordeón de Daniel Vergara Méndez, hacen parte de una historia contada parcialmente. La muerte, solaz y descarada, nos lo arrebató en septiembre de 1976, en un hecho que todavía se nos vuelve inexplicable y paradójico, como todo lo de la parca.

Ese sueño solo se materializaría en 1995, cuando Freddy Sierra, se coronara rey de la contienda en Valledupar. Eligio Vega, Ismael Zuleta, Humberto Sinning, Álvaro Prieto, Luis Hernández Uparela y el luchador de los luchadores, Pedro Elías Peña, complementan un cuadro inolvidable de artistas, a los que el pueblo está en mora de hacerles la galería del recuerdo.

La dinastía de los García, que ha dado tanto de que hablar, pues en mis recuerdos pernoctan las notas de ese porro sabrosón, inolvidable y pegajoso que se llama Mi Sahagún, de la autoría del Maestro Eliseo García, es la encargada de regar una estirpe musical que ha participado en varios proyectos artísticos de relevancia nacional.

Son Barají, representa hoy por hoy la decantación sublime de la música ancestral de gaitas y tambores, cuyos antecedentes se remontan a Son Kalamarí, de la dinastía de los Brúm, Eder y Jaime, que se pasearon por la región Caribe y el país, a punta de gaita hembra, gaita macho y alegrando el mundo con la bulla de sus tambores. Andrés David Uparela y sus muchachos, cada uno con su virtuosismo, escenifican la magia del mito hereditario entre Apolo, Dionisos, la princesa Barají y todos los caciques, desde Sajú hasta los sempiternos y gloriosos guerreros aborígenes que han hecho la historia no escrita de Colombia.

Fuerza Uno, músicos y ritmos.

De esa escuela bebió Guillermo Montes Ramos. Pero será mejor que Rafael Vergara Álvarez, conspicuo poeta de Sahagún, comente la importancia de esta propuesta musical:

“El amor, la fe y la perseverancia, son fuerzas inagotables que abren caminos, superan obstáculos, nos llevan lejos y consagran en el tiempo. Hoy a los 18 años de haber nacido FUERZA UNO, es una orquesta decantada con estilo inconfundible y con sus raíces folclóricas cimentadas en los aluviones musicales más vernáculos del folclor colombiano. El Guillo Montes, con la humildad que no le cabe en el cuerpo (fundador de Fuerza Uno), siempre se ha rodeado de músicos experimentados a los cuales sus sabias enseñanzas. Su mejor escuela ha sido la memoria musical de los grandes, como: Elíseo García, Ricardo Hernández, Julio Castillo y Fabio Santos.

Para el 2015, FUERZA UNO, es una organización musical orgullo de Sahagún y de Caribe colombiano, porque con su pentagrama tejido de porros, merengues, salsas, soccas, fandangos y boleros, han recorrido exigentes escenarios, contribuyendo a hacer trascendente el acervo folclórico y musical de nuestra patria, Colombia”.

Los recuerdos que tengo de Guillermo Montes Ramos se remontan los años 90, cuando al lado de Jaime Brún y Luis Eduardo Hernández Uparela, llegaron a Medellín a presentar su propuesta de gaitas Son Kalamarí. Su proverbial silencio, producto de su natural timidez, se traducía en el escenario, en el sonido volcánico y trasgresor de la percusión, pues los tambores han sido su pasión musical.

Dice una nota de Sahagún Noticias que Son Kalamary es (era) un grupo de gaita que nace en la década de los ochenta precisamente para unos carnavales que se realizaron en la ciudad cultural. En estos días, después de muchos años, el señor Jaime Brum se encuentra con el docente Luis Hernández Uparela y acordaron n grabar dos canciones para estas mismas festividades que se realizarán del 8 al 12 de febrero del presente año (1987). Este grupo siempre ha estado (estuvo) encabezado por Eden Brum, Jaime Brum, Guillermo Montes, Juancho Nieves y Luis Hernández Uparela”

En 2013, según nota del consagrado periodista sahagunense Julio Flórez Pacheco, en el diario Universal de Cartagena, Montes Ramos fue objeto de homenaje por parte de la Alcaldía de Sahagún, en el marco del Festival de Acor deones, Princesa Barají, que se realiza en el pueblo cordobés.

Del Kalamary a la fuerza

A raíz de ese homenaje, el portal Sahagún Noticias, en mayo 24 de 2013, publicó una reseña, escrita por Anderson Velásquez, donde afirma que Guillermo Antonio Montes Ramos, nació el 3 de febrero de 1963, en Sahagún.

“Terminó sus estudios secundarios en el Instituto Invasa de Sahagún; es egresado de la Escuela de Bellas Artes como Técnico en Artes Musicales y docente de la misma. Incursionó en el mundo artístico a los 18 años al lado de grupos musicales como Fredy Sierra y Pedro Mendoza; luego pasó a hacer parte de la agrupación Los Papaupas del maestro Calixto Ochoa, quien lo llevó a Los Corraleros de Majagual, donde trabajó con ellos durante un año.

Ha hecho parte de grandes agrupaciones de la Costa, entre ellas están: Casino Tropical, Hermanos Naranjo, Fredy Sierra y Eduardo Cardeña, Orquesta Son de Mar de Magangué.

Ha fundado grupos como: Juventud Caribe, Rebelión Orquesta y actualmente fundador y director de Fuerza Uno Orquesta.

Su primera canción fue grabada en el año 1989, por la agrupación musical de Álvaro Aldana y Albeiro Ramírez, titulada Aquí Estoy Yo. De allí en adelante comenzó a ser reconocido como compositor, porque ya era catalogado como un gran guacharaquero y estuvo en más de una ocasión en el Festival de La Leyenda Vallenata, acompañando a Fredy Sierra.

En el año 1992, ingresó como socio a la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia (Sayco) y actualmente tiene más de 30 canciones grabadas. Es, además, autor de la letra del Himno del municipio de Sahagún. Ha tenido reconocimientos por parte de la Gobernación de Córdoba y la Institución Educativa San José debido al aporte al desarrollo musical en Córdoba.

Fue Rey de la Canción Inédita en Chinú Córdoba en el año 1991; tercer puesto en el Festival de la Canción Inédita De Chinú, en el año 1993, tercer puesto en el Festival de la Canción Inédita en la Apartada (Ayapel), Córdoba en el año 1996; segundo puesto en el Festival de la Canción Inédita De Chinú en el año 2002 y primer puesto en el Festival de la Canción Inédita de Sahagún, en el año 2005”

De manera que FUERZA UNO, desde 1997, se convierte en el epítome de las bandas pelayeras y los conjuntos de gaitas ancestrales, pero también del recorrido musical de este consagrado artista sahaginense.

Fuerza Uno representa a las nuevas generaciones musicales que hacen posible que el ancestro y la música vernácula pervivan per sécula seculurum.

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