cracken Fanzine de poesía desde el Caribe
#3 Cancún, Quintana Roo
CRACKEN 1
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#3 Cancún, Quintana Roo
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INTROITO7 ACERVO PIRATA
EL ARTE DE GRAZNAR (FRAGMENTO) ROLANDO SÁNCHEZ MEJÍA 8
CRACKEN DAVID ANUAR
MI MADRE TIENE LOS CLAVOS MÁS HERMOSOS DEL MUNDO 18 SAPUERTO 19 MUSEO DE HISTORIA NATURAL 20
CARLA ALONZO
DIOS DEBE SER UN AGUJERO 21 MIRÁBAMOS REUNIDAS EN UN SOLO YO OMNIPRESENTE 22 PIENSO EN EL RASTRO QUE DESAPARECE EN LAS TINIEBLAS 23
ALESS SEGOVIA HAAS
MIRAR LAS GRANDES MANDÍBULAS QUE VOMITARON A JONÁS DESDE LOS ESCOLLOS LEJANOS DEL ABISMO 24 4.1 FORMAS DE VIDA 25 HALLÉ EL PAN DESPEDAZADO 26
ZONATANIA ABISAL SOLÍS 27 CARIBBEAN ANTS ROLY ÁVALOS DÍAZ 33 SALA DE EXTRANJERÍA 34 LAS SÍLABAS DEL VIENTO
NICOLE CECILIA DELGADO
35 SIN MIEDO 37 HACK
PEDRO MARQUÉS DE ARMAS 38 LAVAPIÉS 39 DAS CAPITAL
TURISTAS EN ALTAMAR DRAUPADÍ DE MORA
41 * 42 CARTA A P.P.
PILAR SANJURJO MURUJOSA 44 ANATOMÍA DE RECUERDOS
FABRICIO GUTIÉRREZ
46 LENGUA 47 LA HISTORIA DEL HOMBRE 47 ORACIÓN
PUNTO CARDINAL DANIEL MEDINA
49 ME ACUERDO DE LAS LITERATURAS LOCALES
SARA HERNÁNDEZ
52 MÁS TIEMPO QUE VIDA: EL REINO DE LO NO LINEAL
ALEJANDRO ACEVEDO
54 RETRATO DE UN SUICIDIO AUTOBIOGRÁFICO. ACERCA DE ANTES QUE ANOCHEZCA DE REINALDO ARENAS
EPÍLOGO LINH DINH
59 BALACERA CONSTANTE SOBRE TIERRA APLANADA
cracken Fanzine de poesía desde el Caribe
Club editorial: Luis Alberto G. Sánchez Aldo Revfaulknest José Antonio Íñiguez Consejo: Draupadí de Mora Alejandro Acevedo Daniel Medina David Anuar Natalia Gómez “Copyright © Todos los Derechos Reservados”. Marzo, 2021 Diseño Editorial: AR Ilustración/portada: Frederic Ruysch
introito 1. Principio de realidad: el poema es la red y la nada es el pescado.
2. No busques aquí un lingote de autenticidad: las epopeyas las escriben los falsificadores del yo.
3. Ten cuidado con lo que ignoras cotidianamente: en donde veas una puerta desvencijada, ve también un navío a medio usar.
4. Odiseo consumido. Los antihéroes no escriben poemas, sino engañosos epitafios.
5. Principio de realidad: la sal y la belleza transforman/ emborronan/resignifican todo.
Acervo Pirata
El
arte degr az nar Rolando Sánchez Mejía
10 ACERVO PIRATA
(Fragmento)
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En 1957 el poeta y crítico cubano Cintio Vitier escribió un grueso libro: Lo Cubano en la poesía. El libro había nacido de una vehemencia moral: era un estudio acerca de las relaciones entre poesía y patria. La tesis del autor, según sus propias palabras, puede resumirse así: 1. La poesía va iluminando al país; 2. lo cubano se revela, por ella, en grados cada vez más distintos y luminosos;
3. primero fue la peculiaridad de la naturaleza de la isla; 4. muy pronto, junto con la naturaleza, aparece el carácter: el sabor de lo vernáculo, las costumbres...; 5. luego empiezan a oírse las voces del alma; 6. y finalmente, y sólo en momentos excepcionales, se llega a vislumbrar el reino del espíritu: del espíritu como sacrificio y creación. El libro acomete su larga empresa de crear el Canon Poeticus Cubensis. Y lo logra. Casi lo logra, entre otros argumentos, ejerciendo la exclusión. En la décimo cuarta lección, al referirse a uno de los poetas estudiados, dice que éste no había sabido captar “el gnomon o número invisible de la forma”; que sólo había sabido captar “Las destrucciones”; y que había convertido a Cuba en “una caótica, telúrica y atroz Antilla cualquiera para festín de existencialistas”. Se refería a Virgilio Piñera.
3 No hay mejor enemigo para un poeta que sus propios poetas contemporáneos. Tal vez “la angustia de las influencias “no se viva de forma tan angustiosa en relación con el pasado que con el presente. Se puede soportar con ganancia estoica una influencia que se sostenga en el tiempo. Se dirá que es en nombre de la Literatura o de cualquier otro ardid platónico. Pero el peso de un contemporáneo se lleva con ingratitud masoquista. Y este tipo de influencias tiene más la impronta de una batalla que se celebra
en el caótico paréntesis de la vida que en los majestuosos órdenes de la Cultura. Lezama y Virgilio. El Gordo y el Flaco. El escritor y el anti-escritor. El hombre de letras y el bufón de barrio. El primero: un tonel jadeante que gozaba con el viaje de la sala a la cocina. El segundo: un aguilucho feo que picoteaba lo que se encontraba a su paso. Lezama amaba citar a los griegos. Virgilio hacía el elogio de los tuertos. Lezama escribió una novela enorme, barroca, descomunal en sus propósitos. Virgilio cuentos muy breves, casi sin énfasis literario (entre ellos dos o tres de los mejores cuentos cortos que se han escrito en América). Se odiaron en público y en silencio. Fueron grandes amigos. Y cada uno se dejó influir ladina, secretamente por el otro. No creo que Lezama, al final de su vida, hubiera podido escribir estos versos sin Virgilio: Cuando el negro come melocotón tiene los ojos azules. Y Virgilio rozó el “gnomon” lezamiano en fragmentos así: vi a Casal arañar un cuerpo liso, bruñido. ACERVO PIRATA 11
Arañándolo con tal vehemencia que sus uñas se rompían, y a mi pregunta ansiosa respondió que adentro estaba el poema. Cuando Lezama murió, Piñera quedó sin su Enemigo. Entonces escribió: Por un plazo que no puedo señalar me llevas la ventaja de tu muerte: lo mismo que en la vida, fue tu suerte llegar primero. Yo, en segundo lugar.
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Si un prosista escribe poemas siempre se sospecha de él. La sospecha tiene su fundamento: que la prosa no es poesía. Y este fundamento -por otra parte banal-, es precisamente lo que hace que un prosista escriba poesía en vez de prosa. (Decía Valéry que el poeta es aquel que multiplica todo lo que separa al verso de la prosa. Pero el movimiento contrario – simplificar las diferencias – no carece de misterio.) Y que la escriba bien, tan bien como la prosa, como es el caso de Lezama, Goethe y Jorge 12 ACERVO PIRATA
Luis Borges. Pero de los tres mencionados pudiera decirse lo mismo: que poseían, en general, una mente poética. Una mente que se servía del lenguaje, en cualquier caso, para propósitos sublimes. Que tras el mundo más o menos organizado de su prosa se alzaba una abstracción mayor. Piñera carecía de sublimación lírica. Por eso no podía ver “el gnomon”, el “número invisible de la forma”. Tampoco poseía ese oído especial con el que se han escrito los mejores (y los peores) versos en español. Un feo aguilucho desafinaría horriblemente en medio de la magnificencia del idioma español. En cualquier caso graznaría, graznaría como un cuervo. Y eso fue lo que hizo el aguilucho: graznar.
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Cuando en 1961 en un salón de la Biblioteca Nacional de Cuba un Comandante le dijo a la intelligentsia cubana lo que podía o no escribir se hizo silencio. Alguien se levantó y dijo que tenía miedo. No era un intelectual. Nunca le había interesado ser un intelectual. Si hubiera sido un intelectual hubiera tenido palabras para erigir su miedo en nombre de alguna redención. Dijo. O graznó: -—Tengo miedo. Y sí que tenía miedo. ¡Cómo temblaba el pájaro de cuentas! Y cuando dijo que tenía miedo, él, tan poquita
cosa para aquellos nuevos tiempos, se fue derrumbando, despacio, muy despacito, y no volvió a abrir el pico en lo que le quedó de vida.
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Lo que veía y oía era materia directa para su carne. Pero no era un escritor “realista” (en el sentido más estrecho del término). Su cuento “En el insomnio” aparenta haber sido escrito desde alguna “voluntad de realidad”: El hombre se acuesta temprano. No puede conciliar el sueño. Da vueltas, como es lógico, en la cama. Se enreda entre las sábanas. Enciende un cigarro. Lee un poco. Vuelve a apagar la luz. Pero no puede dormir. A las tres de la madrugada se levanta. Despierta al amigo de al lado y le confía que no puede dormir. Le pide consejo. El amigo le aconseja que haga un pequeño paseo a fin de cansarse un poco. Que en seguida tome una taza de tilo y que apague la luz. Hace todo esto pero no logra dormir. Se vuelve a levantar. Esta vez acude al médico. Como siempre sucede, el
médico habla mucho pero el hombre no se duerme. A las seis de la mañana carga un revolver y se levanta la tapa de los sesos. El hombre está muerto pero no ha podido quedarse dormido. El insomnio es una cosa muy persistente. Un escritor “realista” hubiera podido escribir todo el cuento excepto las últimas dos líneas. Líneas que, por otra parte, no asegurarían la inclusión de Virgilio bajo las nominaciones del “absurdo” o de “lo fantástico”, como han hecho en general los críticos al referirse a su obra. No creo, tampoco, que esas dos últimas líneas sean producto de alguna “voluntad de estilo”: Piñera no era precisamente un estilista en el sentido burgués del término. Si Piñera hubiera sido un escritor “realista” la “escuela realista cubana” lo hubiera utilizado sin dilación. Pero los narradores “realistas” cubanos de estos últimos treinta años nunca han dicho estar influidos por Piñera. Y cuando lo han dicho, ha sido para confundirse todavía más a ACERVO PIRATA 13
tos por todos. Son los versos más democráticos del mundo. Parecen los versos de un niño. Pero de un niño malvado. Pero de un niño esencialmente malvado.
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sí mismos. Los escritores “realistas” cubanos introdujeron en su estilo mecánico la realidad investida de Historia que se celebraba afuera: suponían que empleando las frases cortas de Hemingway, o dilapidando a los rudos cosacos de Babel en sus murumacas narrativas, la historia les daría el espaldarazo redentor. Y este fue su error: hacer de la realidad una extensión de la Historia. En manos de un escritor “realista”, a un cojo o a un manco de Piñera no creo que le falte la misma pierna o la misma mano. Respecto a la poesía, cualquier ingenuo pudiera pensar que eso se logra cortando la prosa como si fueran versos. Los versos de Piñera dan la idea de que pueden ser escri14 ACERVO PIRATA
Un miércoles de 1954 Witold Gombrowicz anota en su Diario: «Virgilio Piñera (escritor cubano): –¡Vosotros los europeos no nos tenéis ninguna consideración! No habéis creído jamás, ni por un momento, que aquí pueda nacer una literatura. ¡Vuestro escepticismo en relación con América es absoluto e ilimitado! ¡Inamovible! Está oculto tras la máscara de la hipocresía, que es una clase de desprecio aún más mortífera. En este desprecio hay algo despiadado. ¡Desgraciadamente nosotros no sabemos responder con el mismo desprecio!» Sigue observando Gombrowicz: «Un arrebato de ingenuidad americana; los tienen las mejores mentes de este continente. En cada americano, aunque haya tragado todas las sabidurías y haya conocido todas las vanidades del mundo, siempre queda oculto el espíritu provinciano que en cualquier momento puede estallar en una queja infantil».Y le recrimina a Virgilio: «–Virgilio, no sea usted niño. Pero si estas divisiones en continentes y nacionalidades no son más que un desafortunado esquema impuesto al arte. Pero si todo lo que usted escribe indica que desconoce la palabra «nosotros» y que sólo la palabra «yo» le es conocida. ¿De dónde le viene entonces esta división entre «nosotros, los americanos», y «vosotros, los europeos»?»
En esos años Gombrowicz se halla embarcado en una lucha difícil: por un lado, recrimina a los escritores argentinos que escriben como «buenos alumnos». Se burla de Borges y de Sur en general: les adjudica la condición de «hombres de letras», rebajando la condición a la categoría de amanuenses aristocráticos. Asegura que Borges pudo haber nacido en cualquier parte del mundo. No advierte que Borges, en realidad, nació en cualquier parte del mundo. Si la literatura es la verdadera Patria del escritor, veremos que Borges creó una Patria donde se podía mover libremente. Inventó una escritura «clásica» que era como un pasaporte en regla para moverse libremente por la República Internacional de las Letras. Que lo enterraran en Suiza corrobora la intención de su programa. Programa que hoy prosigue la Kodama divulgando con ejemplar pathos y dedicación la obra y personalidad de Borges.
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Virgilio Piñera murió en 1979. Murió pobre. Se lo merecía. Había nacido y había vivido en la pobreza y nada hace suponer que la pobreza no fuera su hábitat. Apenas se le volvió a publicar mientras vivió. Su miedo le permitió seguir escribiendo pues aseguran que dejó unas veinte cajas de manuscritos. Apenas modificó su estilo. Un estilo menor, irregular, inconfundible. Algo así como un estilo patriótico si la patria nunca hubiera tenido nombre. ****
Rolando Sánchez Mejías (Holguín, Cuba, 18
de junio de 1959) Poeta cubano. Reside en Barcelona desde 1997. Premio Nacional de la Crítica de Cuba 1993 y 1994. Vive en Barcelona desde 1997. Ha publicado varios libros de narrativa y poesía. Asimismo ha publicado críticas, artículos y ensayos en revistas como Lateral, Diario de Poesía y otras, y dirigido la mítica revista literaria Diásporas. Es uno de los poetas cubanos más destacados de la actualidad.
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r c e c a k n
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Mi madre tiene los clavos más hermosos del mundo David Anuar
los he visto azules en las radiografías como espíritus que han decidido aparecer entre sus vértebras quisiera saber la tibieza de su metal fantasma acariciar con mis dedos la columna y recuperar mi fe en los rayos X y los médicos en la espectrografía los clavos ya son parte de su alma la sostienen la fijan a su sitio le devuelven el equilibrio entre lo óseo la carne y mis nervios
Del libro inédito Alguien hunde mi cabeza, Premio Nacional de Literatura Joven Salvador Gallardo Dávalos 2020.
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Sapuerto a mi costado el polvo las risas del patio y no sé más de mí tengo el ojo lleno de sangre al cabo de los días regreso a la escuela con gravilla en mis zapatos un mar de cuchicheos embravece el horizonte me desplomo sin caer: hola tuerto me dicen sapo-tuerto me llaman Sapuerto canturrean el colegio entero croa me diluvia y yo salto en el recreo de gota en gota mi nuevo nombre me recroa en lo viscoso de las ancas
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Museo de Historia Natural ¿qué buscará Julián entre las rocas? ¿hallará por fin la clavícula coincidencia de un triceratops o un brontosaurio? extiende las hélices de su brazo rampante sobrevuela los alegres confines del receso sueña el circo donde vio por primera vez un dinosaurio pero ese Julián ya no existe ni su indagación en la roca algebraica sólo esa infancia que se aovilla en la prehistoria
David Anuar (Cancún 1989)
Historiador y poeta. Becario de la Fundación para las Letras Mexicanas. Premio Francisco Javier Clavijero 2019. Editor de Contramarea. Breve antología de poesía joven de Quintana Roo (2017) y de la obra completa de Adriana Cupul Itzá, Y mi cuerpo no ha muerto. Poesía recuperada (1993-2002) (2019).
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Dios debe ser un agujero Carla Alonzo
Desde mi despertar me han narrado desapariciones, intermitencias. Mi fe ha sido provocada por ausentes orígenes que aman el silencio. Todo vacío debe ser imaginado para poder nutrirse.
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Mirábamos reunidas en un solo yo omnipresente Antes del cuerpo, hemos sido la fuerza para romper una membrana. Lo que se abre a la atmósfera tiene el permiso de oscurecerse. De responder al ruido. De abandonar la voz de los sitios que sólo conocen nuestra risa. Yo era una perla antes de que me hallaran, era algo listo para ser desprendido de su luz. No elegimos quién va a contemplarnos, de qué forma seremos libres.
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Pienso en el rastro que desaparece en las tinieblas en el espejo y su estampida de sangre, en esta inmutable visión negando los hechos. Ritual del vacío agua derramando sus fantasmas la oquedad que sigue al deshielo : un murciélago atreviéndose a beber la luz.
Carla Alonzo (Mérida, 1996).
Estudia la licenciatura en Psicología en la Universidad Autónoma de Yucatán. Poemas suyos han sido publicados en la revista Prepa Uno y en la revista Islario. Ha colaborado en eventos organizados por el Club de Lectura UADY. Asimismo, fue becaria del Festival Cultural Interfaz Issste-Cultura 2018 y ese mismo año recibió el Premio Peninsular de Poesía “José Díaz Bolio”.
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Mirar las grandes mandíbulas que vomitaron a Jonás desde los escollos lejanos del abismo Aless Segovia Haas
Las lentes de los peces óseos son esféricas, a veces, ligeramente aplanadas. Tienen un poder refractivo elevado porque la córnea está en contacto directo con el agua. Esto les permite admirar a las ballenas varadas en el cristal oceánico. El iris no puede contraerse, por eso, ante el contorno de las olas, el sufrimiento de los encallados mamíferos acuáticos apenas puede avistarse en el horizonte
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4.1 Formas de vida A primera vista, la vida de un pez nos puede parecer insulsa, aburrida. Pero, lo cierto es que pasan sus días huyendo de peces más grandes o, en su caso, persiguiendo a sus enemigos. En los océanos deambulan seres perversos deseando acabar con los cardos comunes que se exilian en corales ajenos. Esta constante vulnerabilidad a la que están sometidos y esa lucha por sobrevivir les ha permitido evolucionar habilidades cognitivas que los convierten en una especie muy inteligente. Han aprendido a roer los músculos de sus depredadores e interpretar el rugido de sus branquias. En ocasiones, destierran a peces más pequeños hacia las sombras de las lanchas y sus aterradores ruidos. El motor suele verter sus espinas en las escamas de sus adversarios. Estudios han demostrado que, ante la aparición de otro pez, una simple mirada les alcanza para reconocer patrones de color que los diferencia de los otros. Históricamente, el color negro ha significado el exterminio de cardúmenes enteros, tan solo en Ruanda el 75% de los escualos de la raza Tutsi fueron eliminados en 1994 por éste motivo. Pero es el color rojo el que ha teñido todas las costas del mundo: la superficie del mar que para los tiburones es la boca del vasto infierno.
Fragmento de La importancia de las colas de los peces en las ondulaciones del mar, aún inédito.
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Hallé el pan despedazado envuelta entre sales balanceándose en el mar mi lengua fue triturada por la tormenta era mi nombre un cuerpo huyendo de la noche las cenizas se adherían a las cortinas de las casa reflejaban mi sombra mi piel iba cargada del incendio de otros que atraviesan las calles y llegan a los semáforos se detienen y observan la secuencia de los ríos para luego desaparecer entre sus aguas de repente tristes
De Los desórdenes de la memoria, a publicarse próximamente en la editorial uno4cinco
Aless Segovia Haas (Campeche)
Licenciado en Literatura por la Universidad Autónoma de Campeche. Co-autor del libro de cuentos Voces de la Ceiba y del compilado sobre la narrativa de Julio Cortázar Queremos tanto a Julio. Participante en la primera novela colectiva de la Península con la obra Ahí donde se quiebran las piedras. Antologado en el mapa poético nacional Parkour pop.etico de la Secretaría de Educación Pública. Ha sido publicado en revistas y blogs como Carruaje de Pájaros, Literalia, PEN Piensa México y la Academia Mexicana de la Lengua, Bistró, entre otros. Ganador del concurso de poesía joven del estado de Campeche en 2019 con el cual mereció ser incluido en la antología Todo lo que el silencio habita. Ese mismo año gana el concurso de poesía latinoamericana convocado por la editorial Lumpérica Cartonera en Lima, Perú con el poemario La importancia de las colas de los peces en las ondulaciones del mar.
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ZONA ABISAL
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sido partípor parte de la UNAM. Hatale nciada en Artes Visuales pintura, s como: y jo dibu ía, graf (Estado de México). Lice foto de as 2° iones colectiv r local – Galería Frissac (2019),stas cipe en diferentes exposic ura SantaMa (2017), El colo 0), así también en diversas revi Muñeca rota - Casa de cult (202 ECA EXD de al virtu ría Edición de EXDECA - Galearia (2020) y Fósforo, literatura en breve (2020). como Sierpe revista liter
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ZONA ABISAL
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ZONA ABISAL
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ZONA ABISAL
Sala de extranjería Roly Ávalos Díaz
De no lugar en no lugar paso la vida de las horas muertas rompo mi pacto con la memoria del polvo balbuceo el futuro callo sangre duermo bocabajo eructo parábolas escribo manchas en el espejo me convierto en mi jefe y me despido. Levanto mi casa en una sala de espera (cada semana regreso al andén). Debería callar durante siglos no lamentar bajo la lluvia un roce. Pero es casi imposible, soy un pez de paso una pedrada, una hebra de tu cabello un salto mortal del estómago. Puedo morir de respirar tu nombre envejecer de golpe ante tu risa volverme estepa en alguna montaña de las que se devoran de un bocado. Me sumerjo en tu boca por ejemplo pero salgo a flote. Hay tantos modos de desmoronarse como extranjeros en mi soledad. CARIBBEAN ANTS 35
Las sílabas del viento Mi patria: el desarraigo el salitre que viaja de ciclón en ciclón los segundos de arena debajo de tus ojos el andén el café ciertos carruajes ciertos periódicos e imprentas de humo la abuela eternidad del algodón el rictus de la abuela siempreviva las siete décadas de voz oscura de mi tío el tío que se bebe a sí mismo de un sorbo la escena de la tía cuando ha vuelto cuando huye a donde nunca a donde siempre, hacia jamás, ahora. Mi patria: tus lunares tus medusas tus cuencas tus láminas de odio tus relieves tus cúpulas el mapa contorneado por tus poros mi boleto de vidrio una estación y la maleta un paisaje que con embargo se mueve madres y padres en la pista de baile de una foto hojarascas en verano cartománticas guerreros gallos que insisten en romper el alba barcos anclados en cada gaviota en cada extremo de la expatria mía. Ciudadano del cielo la expatria me permuta y el viento me divide en sílabas. Roly Ávalos Díaz (La Habana, 1988).
Licenciado en Comunicación Social. Fundador y egresado de la Cátedra Honorífica de Poesía Improvisada (Universidad de las Artes). Ha publicado Mundo pañuelo (Guantanamera, 2016), traducido al inglés bajo el título de Small World (Guantanamera, 2018); los plaquettes Voces en off (Grupo Ala Décima, 2019), El mar es el bar de un par (Ediciones Luminaria, 2019) y Boca de lobo (Ediciones Montecallado; Premio de Décima Escrita Francisco Riverón Hernández 2018).
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Sin miedo Nicole Cecilia Delgado
Recuerdo que antes fui una mujer sin miedo. Una mujer joven viajando sola por México y Centroamérica. Y nunca tuve miedo. No era posible pensar en morir camino a la tortillería una mañana en un pueblo desconocido de Chiapas o Tamaulipas ni traduciendo poemas en un internet café. Ni siquiera en un hotel desvencijado en Amecameca después de consumir grandes cantidades de éxtasis con mis amigas. Tampoco sentí miedo en aquel autobús dañado a mitad de la autopista México-Veracruz donde hace unas semanas secuestraron un camión lleno de niños y mujeres migrantes. Ni en los arrecifes llenos de tiburones de Belice, ni derretida en el paisaje demasiado húmedo de Livingston, ni contaminada de cándida en Isla de Flores en medio del lago de Petén, ni perdida en Michoacán después de tantos días acampando en la playa. Una siempre piensa que la Historia solo se mueve hacia el futuro, que no hay otra dirección posible. CARIBBEAN ANTS 37
Pero llegan noticias escalofriantes. Hace poco supe de una mujer molida en las máquinas de una carnicería en el Estado de México y de la amiga de un amigo asesinada cerca del paraíso en Costa Rica, su cadáver besado por el mar. Reconozco que ahora a veces siento miedo. No tan lejos de mi casa siento miedo cuando las ametralladoras parten la noche de Santurce en pedacitos o si diariamente hay hombres que matan a sus novias "por amor". Ya no se siente seguro siquiera sacar a pasear a los perros o llegar tarde a casa cualquier noche después de tomar unas cervezas. He visto la amenaza cercar nuestras vidas y cada vez hay menos espacios seguros. Yo no sé si antes me salvó la ingenuidad o un hada madrina sobre mi hombro izquierdo. Tuve la fortuna de ser una mujer libre viajando sola sin temer la muerte. Qué horror sentir que la excepción fui yo.
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Hack No tengo prisa por escribir más poemas. Ya no tengo prisa por casi nada. Me instalo en la lentitud como una forma de hacerle trampa a lo que la vida espera de mí, por ejemplo si me levanto temprano tardo dos horas en tomar café. Siempre hay tiempo para fumar un poco más e ir identificando las capas de sonido que cohabitan en mi ambiente, el largo, ancho, la profundidad de mi campo visual, o meditar sobre lo complejas que son todas nuestras relaciones. Hacer el silencio como hago la nada. No tengo prisa. (De Periodo especial)
Nicole Cecilia Delgado. 1980, Puerto Rico.
Poeta, traductora, artista de libros. Formó parte del colectivo de escritoras Las Poetas del Megáfono en la CdMx (2008-2009). En 2009 creó junto a Xavier Valcárcel la guerrilla editorial Atarraya Cartonera y desde 2012 organiza la Feria de Libros Independientes y Alternativos (FLIA) en Puerto Rico. Actualmente dirige y desarrolla el proyecto La Impresora junto a la poeta Amanda Hernández, un taller de experimentación editorial y gráfica especializado en la publicación de poesía y la impresión en risografía. Ha publicado casi una veintena de libros de poesía y ha participado como artista invitada en diversos foros internacionales. Periodo especial (2019) es su poemario más reciente.
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Lavapiés Pedro Marqués de Armas
si buscas a la salida del metro rostros ramas negras apretujadas encuentras pétalos pero según esta ecuación nos alejamos el pie doliente dice más el pie por ejemplo de Grunewald impresentable cogido en el andén en curva en estos lares Madrid Barcelona si uno busca a la salida rostros
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sin duda encuentra como en esta pensión barata (Zorilla) regentada creo por una actriz de Murnau por su filón puede uno ver abajo en boca de metro flujo vario (pinto) un click otro click otro lo que nos llevamos ahora que salen del refugio también la primavera despunta
Das Kapital
Sanguineti, pescado chico, el 18 del Gruppo 63 (según la foto) el que escribía como conversaba poniéndolo todo entre paréntesis (familia, historia, el puntilloso mundillo intelectual, el nervio mismo de la poesía —nada, si se mira, en comparación con la punta del cigarrillo) mordió el anzuelo y murió alla fine boqueando —me cuentan— el pasado 18 en Ospedale di Villa Scassi di Sampierdaren “¿no ven qué es un aneurisma?” –sin cabal asistencia (inexistido) este sí grande de la Utopía pescado al sol
Pedro Marqués de Armas (La Habana, 1965).
Poeta, ensayista, novelista y psiquiatra. Fue miembro del grupo Diáspora(s), que revolucionó el campo cultural cubano en los años noventa, y editor de la revista homónima. Entre sus poemarios destacan Los altos manicomios (1993), Cabezas (Premio Julián del Casal 2001; Ediciones Unión, 2002) y Óbitos (Bokeh, 2015), que reúne y organiza toda su poesía desde principios de los dos mil. En su ensayística, que se ocupa tanto de la tradición literaria cubana como de las relaciones entre ciencia y poder, destacan los volúmenes Fascículos sobre Lezama (Editorial Letras Cubanas, 1994; Premio de la Crítica Literaria cubana 1995), Ciencia y poder en Cuba. Racismo, homofobia, nación (1790-1970) (Editorial Verbum, 2014) y Prosa de la nación. Ensayos de literatura cubana (Editorial Casa Vacía, 2019). Aduana Vieja publicó en 2016 su primera novela La vida trunca del Coronel Felino. Reside en Barcelona donde administra el blog sobre historia y cultura cubanas Hotel Telégrafo.
CARIBBEAN ANTS 41
TuristasenAltamar
* Draupadí de Mora
mi muerte jamás será heroica ni bella ni buena kalós thánatos no es para mí era la onda de héctor de aquiles de patroclo y esa gente yo soy odisea aunque sin puerto ni penélopes ni pretendientes ni ardides y sin todo eso asalta la duda quizá en realidad no soy odisea sino circe pero sin su amor por odiseo lo que hace saltar la liebre [nuevamente quizá no soy odisea ni circe sino los barcos o quizá no los barcos sino los remos o tal vez no soy barcos ni remos ni circe ni odisea sino los mástiles mares y grutas
los cerdos en disputa el dolor del cíclope no obstante puede ocurrir que tampoco [sea grutas ni mares ni cerdos ni dolores y a estas alturas mucho menos sirenas ni cantos de sirenas ni conocimientos de sirenas plantas o brujas nada de eso quizá sea solamente e s t a escritura
TURISTAS EN ALTAMAR 43
carta a p.p. querido paul dos puntos estamos en cuarentena el terror se apodera de nosotros los cuerpos son conducidos al extrañamiento los mercados se desploman las monedas se evaporan en el aire nuestras fantasías apocalípticas resultaron sórdidos encierros pirámides de papel de baño ataúdes de cartón. nada nos excita no sé cómo pagaré la renta la gente no se soporta en las casas 4 por 4 que siguen pagando mes con mes no sabemos mirar hablar / usar el cuerpo es tan raro no somos fantásticas potencias radicales no tenemos orgasmos astronómicos ni fuerza para pintar la casa no nos conectamos con nuestro yo forcluido ni leemos las mismas estupideces en tres idiomas por las noches nos asaltan pesadillas la comida sabe mal nos incitan a volver al trabajo a tomar el metro y tocarlo todo.
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el futuro se enrosca en el lavamanos y lo dejamos correr neza, tultitlán, la colonia obrera se declaran unilateralmente libres de covit. se termina el alcohol en casa en las maquiladoras no hay huelgas sino motines lo real nos tomó por sorpresa pero lo volvemos a imaginar tullido y lo llevamos atado al cuello como una soga blanda. posdata soñé que eras mi tía
Draupadí de Mora (Ciudad de México, 1984)
Ha publicado El jardín de los violadores amables/Yoya en colaboración con Martín Cinzano (Santiago, G0 Ediciones, 2016) y Lo merecemos todo (Ciudad de México, Mantra Edixxxiones, 2017). En 2020 le fue concedida la Beca Montserrat-Roig/UNESCO para residencias de escritura en Barcelona. A la par de su trabajo poético, se desempeña como traductora de portugués y es co-editora de la revista cartonera PUF! en colaboración con Martín Cinzano.
TURISTAS EN ALTAMAR 45
Anatomía de recuerdos Pilar Sanjurjo Murujosa
No puedo fijar mis partes. Los contornos escapan, no quieren que los vea de cerca. Una vez leí todo arte es una imitación no estoy de acuerdo con Séneca, Pero igual no puedo retratarme volverme una fotocopia a media tinta Quiero una vivisección, abrirme con la moderada tensión con la que se pasa un cutter por el camino de cinta scotch que une y separa las alas de una caja de cartón. Quiero hurgar con las manos mi interior. Oler los pulmones bañados en alquitrán como los de mamá y que me quemen los ácidos del estómago descascarado. Voy a alumbrar con una linterna la garganta y ver los restos de guaymallén de fruta en las paredes. Llegaré a los ojos, un par de miopes gelatinosos veré a través los negativos velados en sol todas las cosas que amé los juegos de mesa, las sábanas suaves y las temporadas de tormentas Olvide un peluche en vacaciones
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y me di cuenta cuando ya estaba muy lejos. Vomité un grito impulsado desde el centro del estómago, viajaba en un auto demasiado rápido, me impedía aferrarme a cualquier cosa conocida. Como un regurgitar, la CULPA hizo un clavado desde mi boca hasta el estómago, salpicó mis órganos. Ahora también estoy hecha de CULPA. Olvidé mi peluche en vacaciones y ni percibí la ausencia. Siento un desinterés lúgubre, casi asesino casi una decisión. Algo en mí Quiso decir perdón, no soy muy presente. mi atención estalla como burbujas efervescentes No quiero cuidar de nada
Pilar Sanjurjo Murujosa (Burzaco, Bs. As., Argentina, 1997)
Estudiante de Sociología, trabajadora de la educación y poeta urbana. Sube material a: https://www.instagram.com/pecesoxidados/
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Lengua Fabricio Gutiérrez
1 Lengua. Lo mismo para nombrar al oso y al conejo. Lo mismo para nombrar la bala que ha de cruzar la cabeza del oso y nombrar el cepo donde el conejo habrá de quedar atrapado. 2 Lengua de los ahogados, pez ágil que no se deja atrapar. La heredé de mis antepasados que no lograron [cruzar el río. Lengua que se quedó flotando hacia la orilla de palabras que faltan por decirse. Lengua que vino hacía mí en un salto. Lengua que salta otra vez al agua para hacerla más clara y filtrarla tiernamente y los niños puedan beberla.
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La historia del hombre Como limpiar un pescado, así debe escribirse de la historia del hombre. Con un buen cuchillo y una gran cantidad de agua [al alcance. Descamar nunca ha sido fácil. Es necesario ensuciarse las manos. Quedar empapados de olores que tardan en disiparse. Sentir un poco de asco. Todo mejorará cuando el sartén esté caliente. Sabemos que hay quien prefiere su parte cocida al vapor, en tiritas. Pero si se trata de buscar algo de verdad en todo esto es requisito servirlo un poco crudo.
Oración Una oración a Dios es una caña de pescar. Seguro atrapará algo grande que hará volcar el bote.
Fabricio Gutiérrez, CDMX, México.
Autor de los poemarios Escuela de Levitación" y Pasear al Perro Envuelto en Llamas.
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punto cardinal
Me Acuerdo De Las
Literaturas Locales Daniel Medina
M
e acuerdo de abandonar una preparatoria para ingresar a otra y estudiar música. Me acuerdo del solfeo, la armonía y el contrapunto. Me acuerdo de no seguirle el ritmo a la mayoría de aspirantes a la especialidad. Me acuerdo de mi primera lectura: un ejemplar polvoso de Como la noche incierta de Aramís Quintero y Luis Lorente. El libro estaba en una pequeña gaveta bajo llave en el segundo piso de la casa. Qué raro es decir “literatura cubana” y no pensar en Lezama o Carpentier. Me acuerdo de elegir, a último momento, la especialidad de Literatura. Me acuerdo de los exámenes de etimologías y el reto de un profesor que insistía en mi incapacidad para todo: me desafió a dominar el alfabeto griego en veinticuatro horas. Todavía presumo que lo sé. Me acuerdo de una clase de creación literaria donde el profesor escribió en la pizarra: amor taja dos
después dijo “¿qué es esto?”, a lo que respondimos “¿un poema?”, y corrigió “una genialidad”. Me acuerdo de escribir en un ejercicio para esa clase “el niño estaba alado”. Quise decir que el niño estaba “al lado”, pero me di cuenta tiempo después. Desde eso repudio las imágenes con pájaros. Me acuerdo de un concurso de poesía en el que obtuve el primer sitio. Me acuerdo de abrir mi primera cuenta bancaria para cobrar mi premio. Me costó un par de horas replicar mi firma en todos los documentos con exactitud. Me acuerdo del año siguiente en que un amigo que comparte mi nombre de pila obtuvo el mismo premio por un cuento. Me acuerdo de un ejercicio escolar que consistía en imitar poetas simbolistas. Tomé a Rimbaud y lo reescribí atrozmente. Me acuerdo de ganar un premio nacional de poesía joven con esa reescritura atroz. Me acuerdo de nunca ir por la placa de ese premio, porque mi interés estaba en el metálico. PUNTO CARDINAL 51
Me acuerdo de sentirme invencible por obtener los dos premios en los que concursé. Me acuerdo de los cuatro meses que demoraron en pagar los 10,000 pesos del premio nacional de poesía joven. Me acuerdo de la carta que realizó un poeta chiapaneco, ganador de un segundo lugar en otra categoría, publicada en varios diarios nacionales. En ella evidenciaba el pésimo trato de los organizadores del premio. Recibimos el pago 24 horas después. Me acuerdo de que uno de los jurados del premio de poesía joven me invitó a participar en un encuentro de escritores. Me acuerdo de solicitar el apoyo de la secretaría de cultura del estado para pagar los viáticos. Me acuerdo que el profesor de etimologías, que al mismo tiempo trabajaba en esa dependencia, me llamó para negarme el apoyo. Me acuerdo de que la carta del poeta chiapaneco provocó que sucediera lo contrario. Viajé entonces con dos cuentistas locales. Me acuerdo de haber llamado a uno “usted”, y él decirme “háblame de tú”. Me acuerdo de asombrarme por la novela que leía en la sala de abordaje. Me acuerdo de viajar en avión por vez primera, y pedir un jugo a la azafata preguntando “¿cuánto es?” mientras oía de fondo la risa de los pasajeros. Me acuerdo de llegar a Chiapas. Me acuerdo de un escritor que me decía “morro” durante todo el viaje. Lo vi un par de años después en una feria del libro donde me llamaba igual. Me acuerdo de escribir unos poemas amorosos que comparten título con una serie de Netflix. Mis poemas salieron antes. Me acuerdo de obtener una mención en un premio internacional de poesía. Por eso viajé con mi madre a una isla del caribe con todos los gastos paga52 PUNTO CARDINAL
dos. Mi madre miró al ganador del primer sitio: “¿el ganador es ése? Qué traje tan ridículo”. Me acuerdo del traje del ganador: un esmoquin color aguas del caribe con lentejuelas y espejos. A partir de eso no soporto los poemas que le cantan al mar. Me acuerdo de lo bien que se sintió regalarle a mi madre unas pequeñas vacaciones en la isla. Apunto de volver a casa me miré al espejo y dije en voz alta: pero qué cerca estuvimos de los 3,000 dólares. Lo siento mucho. Me acuerdo de volver a la realidad y sentirme triste. Me acuerdo de cuánto defendía el papel de las redes sociales en la promoción literaria. Ahora lo detesto. Me acuerdo de perder ocho premios consecutivamente. Me acuerdo de sentir que mi tiempo había terminado. Me acuerdo de “aprovecha que eres joven, van a leerte con entusiasmo hagas lo que hagas. Luego serás parte del montón”. Me acuerdo de sentir asco por los desayunos de escritores que se realizan en la ciudad. Año con año recibo una invitación que no declino pero tampoco acepto. Me acuerdo de recibir un premio como uno de los más destacados escritores del año y no entender nada. Sé lo que escribo, y ese premio es síntoma de la falta de criterio de las secretarías. Me acuerdo de no haber ido a recibir el premio. Un amigo-periodista me dijo: “estaban muy molestos, escuché tu nombre con una voz profunda un par de veces”. Me acuerdo de una nota de prensa que decía que estuve ahí y sonreí para la foto. Me acuerdo de un escritor malísimo que tiene una beca. Me acuerdo de quienes también piensan que es malísimo pero aprovechan
toda oportunidad para estrechar su mano y compartir sus reflectores. Me acuerdo de decir: qué raro es que te reconozcan por un libro que no existe. Me acuerdo de un desayuno con dos poetas que me reprocharon por una crítica que alguien escribió sobre mis primeros cuadernos de poemas. “Debe darte vergüenza que esa persona escriba sobre ti”. Me acuerdo de regresar del desayuno y encontrar una poeta que aprovechó la oportunidad para decirme: “supe que un jurado de tu premio de poesía joven es… Qué cosa tan horrible y qué vergüenza”. Tiempo después esa poeta recibió un premio donde el jurado era casi el mismo. Y está orgullosa. Me acuerdo de leer Mis premios, de Thomas Bernhard. Me acuerdo de los poemas que obtienen premios a menudo. Me acuerdo de Jaime Luis Huenún: No le pidan más dinero a la poesía, no más viajes y subsidios, no más luces; ya la pobre se ha quedado en bancarrota, ni una papa encontrarán en su alacena. Déjenla que se vaya por el mundo, toda coja, toda enclenque, toda seca, vieja, sola y afirmada en su bastón. Se acabó la bonanza, proxenetas, oh, malditos desleales, azulosos y barbudos palabreros del montón. Me acuerdo de los poetas que dicen: “no te ciñas a las modas” pero visten un traje Yves Saint Laurent de la colección Grandes Clásicos de la Poesía Mexicana. Me acuerdo del crítico de teatro que piensa lo peor de mí porque se lo dijo el gremio escrituril del pueblo. Dice que ruego a poetas importantes por un prólogo. Me acuerdo de mis libritos y ninguno tiene prólogo.
Me acuerdo de un prólogo escrito por un poeta maravilloso de Guadalajara donde dice, en resumen: “el autor al que prologo me exigió esto con tanta insistencia que aquí estoy”, y remata diciendo: “sus poemas se parecen a los míos, sus poemas claramente se parecen a los míos”. Me acuerdo de omitir algunos nombres. Me acuerdo de la importancia de los nombres para ejercer la crítica. Pero todo eso dejó de interesarme. DANIEL MEDINA
nació en Mérida, Yucatán, México, en 1996. Es autor de los libros El sonido de los cascos al chocarse, El dolor es un ensayo de la muerte (Fósforo, 2020) Médium (Sangre, 2018) y Una extraña música (Ofi Press, 2017; Sombrario, 2018). Forma parte del Centro de Experimentación, y algunos de sus textos pueden leerse en elegoistadm.blogspot.com.
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Más tiempo que vida: El reino de lo no lineal Sara Hernández
N
o se puede entrevistar a los muertos pero sí a los que lo estuvieron. Romper el silencio de la muerte no debe ser fácil. Resistir su gravedad de cuerpo oscuro, a su sentencia de piedra. Pero hay quien lo logra, quien se resiste a la armonía de las líneas rectas y logra mantener en la pantalla del pulsómetro esa danza errática
de zig zagz. Este es el tema que aborda El reino de lo no lineal (2020), el cual le valió a Eliza Díaz nada menos que el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2020. Los textos evidencian una resistencia constante a conformarse con esa estética ceremoniosa que muchos poetas usan para hablar de los temas que ella toca, y que tanto gustan a los jueces de certámenes. A esta resistencia me gusta decirle "la poética de lo casiperono". Estuve cinco minutos, estuve sin estar, a contraflujo, desistiendo del todo de mí misma. Ahí: donde ahí es cuando, donde es nunca. (p.9) 54 PUNTO CARDINAL
la segunda muda de dientes intacta dentro de mis encías, filosa y esperando, el número de mi primera casa, los nombres de las constelaciones, de mis hijos, el mundo a punto de empezar y de anularse. (p.10) Al igual que su anterior libro, Principia, el cual ganó el XV Premio Nacional de Poesía Alonso Vidal, este se caracteriza por una fluidez destacable. Sin embargo -y paradojicamente- parece que la autora se aleja de aquella heterogeneidad en la forma de los textos que caracterizó su primer libro, en el que se difuminaba la línea entre poesía, bitácora, diario y receta otorgándole un ritmo fresco a su lectura. El reino de lo no lineal en términos de forma, parece bastante lineal. No obstante, es evidente la maestría con la que aborda su temática, inclinándose mayormente por la poesía narrativa y el uso de distintas voces líricas. A través de éstas, Eliza busca bocetar un retrato de la muerte (¿o de la vida? ¿es posible hablar de una sin que esté implícita la otra?) Dentro del poemario hay una tesis quecasiperono se prueba. Una verdad que se anula conforme se va diciendo:
Morir es hacer tripas del corazón, es taparse el dedo con un sol. Quiero decir que sé lo que es la muerte. Pero miento. Me trajo de vuelta p.18
¿Y es esto válido? Es decir ¿no es un faul en el terreno poético?. No lo sé, pero pienso un poco en las palabras de Wislawa Szymborska, “el poeta, si es un verdadero poeta, tiene que repetirse perpetuamente «no sé». Con cada verso intenta responder, pero en el momento en que pone el punto final, le asaltan las dudas y empieza a advertir que su respuesta es temporal y en ningún caso satisfactoria”. A mi parecer, el mayor acierto de este libro es el desarrollo y la materialización de un rostro que se borra en el momento que termina de dibujarse sus últimas facciones. Y parece decir esto: no nos quedamos en la vida ni en la muerte el tiempo suficiente para empezar a entenderlas. algo que empieza y que termina: este estado intermedio: sueños son: en fin: al buen entendedor: pocas palabras: ver muerte: SARA HERNÁNDEZ
(Toluca, Edo. México, 1999) Radica en Cancún desde el 2009, estudió el bachillerato en el Centro de Educación Artística Ermilo Abreu Gómez y formó parte de los cursos del Centro de Experimentación Literaria en el 2019. Ha publicado en espacios como Tierra Adentro, Tropo a la uña, Revista Pliego16, y Cracken. Actualmente estudia la Licenciatura en Comunicación en la Universidad Anáhuac Cancún.
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Retr un Auto
ato de Suicidio biográfico. Acerca de Antes que anochezca de Reinaldo Arenas Alejandro Acevedo
El momento autobiográfico tiene lugar como una alineación entre dos sujetos implicados en el proceso de lectura, en el cual se determinan mutuamente por una sustitución reflexiva mutua. Paul de Man (…) las retóricas de la memoria se ocupan de transformar la vida en relato, de proponer para cada hecho considerado una representación que le fije límites y permita ordenarlo dentro de una historia con sentido Alberto Giordano
H
ace 30 años, un 7 de diciembre de 1990, Reinaldo Arenas lega eternamente su literatura al mundo Me gustaría pensar, y compartir con ustedes, algo relacionado con la autobiografía de Reinaldo Arenas (1943-1990). Alguna vez, en uno de esos canales de películas de arte, que en la medianoche se arriesgaban con algo semi pornográfico, un puberto de 14 años ve a un Johnny Depp travestido. Era el año 2000. Era Antes que anochezca: la versión cinematográfica de la obra final del cubano Reinaldo Arenas. Un retrato de su vida y una explicación de su suicido. Han transcurrido 30 años desde entonces, pero la figura, vida y obra del autor de cuando menos 14 obras narrativas, ensayos, teatro y antologías poéticas continúa siendo igual o más compleja a medida que avanza el tiempo. Quizá también no haya sido examinado últimamente en México bajo nuevas miradas atentas o críticas1. Su obra poética y narrativa ha entrado en los círculos académicos, es verdad, pero también ha incidido en el interés del lector no especializado, o al menos eso creo. Es un escritor para la imaginación, el pudor y la resistencia. Es un escritor del que se han dicho y se seguirán diciendo tantas cosas. Pero es un escritor que me supuso, en lo personal, el encuentro crítico con la teoría autobiográfica. A partir de la lectura de la autobiografía de Arenas, empecé a 1 Remito a los últimos trabajos publicados sobre el escritor cubano: “Los zapatos vacíos de Reinaldo Arenas”, de Héctor Febles y “Néstor Díaz de Villegas: ‘Viví en la Era Arenas y le conozco las entrañas’”, de Enrique del Risco, que es una entrevista a alguien cercano al círculo de Arenas ya en el exilio; ambos son de mayo y junio de 2020, respectivamente. Ambos textos arrojan luz sobre la figura, vida y obra de Reinaldo Arenas. Pueden consultarse en RIALTA (Alianza Iberoamericana para la Literatura, las Artes y el Pensamiento, A. C.) en la siguiente dirección web: https://rialta.org/ los-zapatos-vacios-de-reinaldo-arenas/ y https://rialta. org/nddv-era-arenas/
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pensar en el territorio casi insondable de este tipo de literatura. Y me amarré a ella como hasta hoy, que disfruto leer memorias, diarios, epístolas o relatos autobiográficos. Aclaremos un poco el panorama de la obra y la teoría autobiográfica que la acompaña y explica así parte de su concepción. Permítanme transcribir el siguiente fragmento con que inicia la autobiografía de Reinaldo Arenas: “Yo pensaba morirme en el invierno de 1987. Desde hacía meses tenía unas fiebres terribles. Consulté a un médico y el diagnóstico fue SIDA. Como cada día me sentía peor, compré un pasaje para Miami y decidí morir cerca del mar. No en Miami específicamente, sino en la playa. Pero todo lo que uno desea, parece que por un burocratismo diabólico, se demora, aún la muerte”2 El breve párrafo inicia con el pronombre personal yo. Éste proviene del latín eo, de ego, y según el diccionario de la Real Academia Española, designa la realidad personal de quien habla o escribe. Lo interesante es que no todas las autobiografías inician con la palabra yo, y ésta no sólo lo hace sino que abusa, en la medida de lo posible, de las figuras lingüísticas que refieren a la realidad personal de quien dice yo en un texto: este sujeto que soy yo que no es otro. El autobiógrafo no sólo utiliza este pronombre personal para iniciar su obra, sino que lo hace en un contexto bastante inquietante: el del suicidio. Se entiende que, si bien el autor no tiene control sobre su propia muerte, sí lo tendrá sobre su propia escritura. El autobiógrafo cubano tematiza la idea del suicidio a lo largo de su autobiografía, y esto no hace más que tensar su narrativa de una forma unívoca. 2 1992: 9.
Arenas es su yo textualizado en Antes que anochezca, y el lector es el lector de ese yo textual que hace todo lo posible, pese a su enfermedad, para vivir en el universo de la escritura, y para no temer a la muerte en el universo de lo real. La constante referencia y resonancia lingüística del suicidio permea toda la autobiografía. Esto, como es de suponer, tiene sus matices. Uno de ellos, quizá, nos lleve a preguntarnos acerca del porqué alguien –un escritor en este caso– decide terminar con su vida, independientemente de la forma ritual que entrañe cada suicidio. El sida afecta el sistema nervioso de quien lo contrae y éste tiene que soportar, periódicamente, dolores que varían de lugar e intensidad. En la obra de Arenas hay mucho dolor, pero se trata de un dolor textualizado a través de una agonía física. El primer apartado lleva por título (bastante paradójico) Introducción/El fin. En éste describe los últimos sucesos de su vida. La negligencia médica, por ejemplo, que sufre en un hospital de Miami (no cuenta con seguro médico); los tubos que le salen por diversas partes del cuerpo como nariz, boca y brazos. Una hospitalización cruel y deshumanizada (¿cuándo?). Todo esto, y mucho más por supuesto, desarrolla un estado de perpetua agonía textual. Pero dentro de lo que groseramente expongo pueden hallarse ciertas claves que expliquen el porqué una persona decide ponerle fin a su existencia material. Y, en este caso, por qué un escritor no sólo lo decide así, sino que utiliza la palabra como último instrumento para eternizar su presencia de forma textualmente agónica. Pero decir esto nada dice en realidad. José Ismael Gutiérrez explica este último presente escritural del siguien-
te modo: “la terca oposición que sostuvo Arenas ante un régimen que no le permitió escribir con la libertad que precisaba, sus encarnizados enfrentamientos con el peso de unas tradiciones retrógradas (…), su lucha con un sistema que lo encarceló por lo que entonces se catalogó como «diversionismo ideológico» y que finalmente lo hizo partir hacia el helado invierno de un país extranjero (…) conformaron la fisonomía literaria, vital y ética del escritor”. 3 El mapamundi de un alma frenética que no se detuvo ante los embates de su propia circunstancia. Pero esta fisonomía literaria, vital y ética constituye, en la autobiografía, una zona de múltiples tensiones narrativas. Nudos, coyunturas, centros de tensión. Su agonía en Estados Unidos es resultado de un panorama amplio en el que un joven escritor homosexual se enfrenta con el poder establecido, sortea su suerte y sólo halla el fracaso, es decir, el exilio. Cabe recordar ahora que su vida estuvo marcada por la marginación producto de sus preferencias sexuales. Su abierta o no bien disimulada homosexualidad le granjeó el odio (¿será mucho utilizar esta palabra?) de los lectores adscritos a la ideología de la Revolución Cubana. Y claro que esta homosexualidad se transfiguraba desde sus primeras obras. A manera de epílogo, el escritor denuncia y culpa de todos sus males al Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz: “Los sufrimientos del exilio, las penas del destierro, la soledad y las enfermedades que haya podido contraer en el destierro seguramente no las hubiera sufrido de haber vivido libre en mi país”.4 Desahuciado y amenazado por 3 2007:13 4 1992: 342. No debe olvidarse la carta final incluida en la autobiografía en la que Arenas culpa de todos sus
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constantes sueños agoreros, lo encuentran sin vida en su departamento neoyorkino el 7 de diciembre de 1990. Han transcurrido 30 años desde entonces. La autobiografía de Reinaldo Arenas, por medio de sus propias tensiones, nos muestra cómo una vida se puede hacerse tenso relato. Y cómo el relato funciona de acuerdo a sus propias condiciones de existencia lingüística, mismas que, también en la autobiografía, operan bajo sus propias tensiones. El yo supone sus propios centros de tensión y la escritura sobre el yo supone también los suyos. En la escritura autobiográfica habitan siempre dos sujetos: uno, el que escribe en el momento presente de la escritura, y otro, del que se escribe en el presente de dicha escritura. Ambos forman parte de la misma entidad, pero hablan desde una zona irrecuperable. El yo marginal y enfermo de Reinaldo Arenas es el que escribe sobre ese yo que vislumbra un eterno mensaje en las cosas de la naturaleza; sobre ese yo que goza con fantasiosa adicción los recovecos sinuosos del sexo y la materia; sobre ese yo que trepa a los árboles y come gusanos de la tierra; y sobre ese yo que finalmente se entrega de voluntad propia a las fauces de Saturno devorando a su hijo. Un yo permea sobre el otro. ¿No será lícito pensar que la autobiografía de Reinaldo Arenas se escribe desde la tensión propia que genera haber tomado una decisión, la del suicidio, antes de la escritura propiamente dicha de la obra autobiográfica? En otras palabras, si Antes que anochezca es una obra que impacta por su desnudez y su impúdica intimidad expuesta es porque fue infortunios a Fidel Castro.
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escrita al calor de una decisión tomada previamente. La cena estaba servida. El banquete esperaba. Velas aromáticas con olor a incienso se sitúan a los costados del lecho sacrificial. ¿El suicidio es un sacrificio voluntario? Ambos yos se dan de encontronazos en el topus uranus de la mente del escritor. Pero ambos libran su batalla en la mente del lector. La autobiografía de Reinaldo Arenas es un cocktail explosivo que conjuga suicidio, exilio y homosexualidad. Y por supuesto: literatura. Y configura de este modo su propio destino: encontrar asilo en el corazón de los libros autobiográficos más leídos de la narrativa hispanoamericana del siglo XX. BIBLIOGRAFÍA
Arenas, Reinaldo, Antes que anochezca, Tusquets Editores (Colección Fábula), (1992), 2004. Giordano, Alberto, Una posibilidad de vida. Escrituras íntimas, Beatriz Viterbo Editora, 2006. Gutiérrez, José Ismael, Reinaldo Arenas: entre el placer y el infierno, Editorial Cursack Books, 2007. Man, Paul de, La autobiografía como desfiguración, Suplemento Anthropos, La autobiografía y sus problemas teóricos. Estudios e investigación documental, 29, 1991, p. 113-118. William Foster, David, Ensayos sobre culturas homoeróticas latinoamericanas, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, 2009.
ALEJANDRO ACEVEDO
Doctor en Literatura Hispánica por El Colegio de San Luis, Maestro en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Guanajuato y Licenciado en Letras Hispánicas por la Universidad Modelo en Mérida. En los tres grados ha presentado tesis de investigación literaria sobre literatura hispanoamericana, con énfasis en la literatura autobiográfica en sus distintos géneros y expresiones. Ha realizado estancias de investigación literaria en Rosario, Argentina (2012), y en París, Francia (2018). Ha sido profesor de distintas asignaturas relacionadas con la lectura y la escritura. Ha participado en proyectos conjuntos sobre la práctica del diario personal. Ha publicado artículos de investigación, reportajes, relatos, cuentos, entrevistas y poemas en diversos medios impresos y electrónicos.
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Balacera constante sobre tierra aplanada Linh Dinh
Como mensajeros horizontales de un destino vertical, como tropas que rotan en una estación de servicio, como clases de inglés en Guantánamo, como tapar con toallas un busto de bronce, como rociar amor sobre la arena. Cuando me fui era uno y al volver era dos. Cuando me fui era uno y al volver era cero. Trad. Ezequiel Zaidenwerg
cracken Fanzine de poesía desde el Caribe
Cracken se imprimió en la ciudad de Cancún, Quintana Roo el día 21 del mes de marzo de 2021. El tiraje consta de 100 ejemplares. La edición estuvo a cargo del club editorial.
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