Investigación, tecnología y transferencia en Ecología terrestre
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INCENDIOS FORESTALES Evolución del número de incendios mayores de 30 hectáreas ocurridos en Cataluña desde 1986 y del área que han quemado
EL RÉGIMEN DE INCENDIOS ESTÁ CAMBIANDO El fuego es uno de los factores que más ha modelado el paisaje mediterráneo a lo largo de la historia, pero el régimen de incendios ha cambiado en lás últimas décadas. Durante el periodo 1960-1990, tanto el número anual de incendios como la superficie anual quemada crecieron de manera alarmante. A partir de 1990, ambas variables han tendido a estabilizarse, aunque con muchos altibajos, pero lo que no ha parado de crecer es la aparición de un fenómeno relativamente reciente: el de los grandes incendios. Relación entre el número actual de incendios y el área que queman 60 Número de incendios (%) Área quemada (%)
30
0 <1
1-10
10-100
100-1.000
>1.000
Tamaño del incendio (ha)
Los grandes incendios no son comparables a los incendios habituales. Muchos acaban escapando al control de los mecanismos de extinción, dado que su velocidad de propagación, su virulencia y su capacidad de generar focos secundarios y situaciones de riesgo para la población son mucho mayores. Además, la regeneración de las zonas afectadas por estos incendios suele ser mucho más difícil.
Número de incendios
Área quemada (ha)
120.000
120
60.000
60
0
0 1986-1990
1991-1995
1996-2000
2001-2005
2006-2010
Periodo
EN EL FUTURO: MÁS CALOR, MENOS BOSQUE, Y ¿MENOS INCENDIOS? Debido al aumento de temperaturas que estamos experimentando a causa del Cambio Climático, a corto plazo se espera un aumento notable de los incendios forestales, ya que además los bosques tenderán a estar cada vez más secos. Sin embargo, a largo plazo, los bosques de las zonas más secas habrán perdido tanta biomasa por culpa del fuego y las sequías que es muy probable que el número de incendios se acabe reduciendo. En cambio, los bosques de alta montaña, actualmente más húmedos y poco habituados al paso de las llamas, serán los que con toda probabilidad se vean más afectados por esta perturbación. De cómo gestionemos unos y otros bosques dependerá que nos sigan proporcionando los bienes y servicios ecosistémicos que necesitamos para vivir.