Elecciones en Estados Unidos Perspectivas y potenciales implicaciones en los mercados ■ Encuestas, modelos de predicción, y mercados de apuestas apuntan hacia una victoria de Joe Biden. Los diferentes indicadores favorecen al candidato demócrata en las elecciones presidenciales, y señalan una probabilidad importante de observar también un Congreso mayoritariamente demócrata. No obstante, proyecciones muy similares se dieron en el 2016 y el resultado final fue el opuesto.
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■ La composición del Congreso y el estímulo fiscal es clave. El control del Senado y la Cámara de Representantes tiene una relevancia mucho mayor y podría derivar en una situación económica más expansiva, de estancamiento, o deflacionaria, así como tener un impacto relativo mayor en algunos sectores. El mercado ve con cierto nivel de positivismo un Congreso y una Presidencia Demócrata. ■ Incremento en volatilidad de los mercados en el corto plazo; efectos más modestos en el mediano plazo. Los mercados tienden a reaccionar negativamente ante una mayor incertidumbre, incrementándose la volatilidad en los precios de los activos. Esto podría derivar en oportunidades tácticas y puntuales de inversión, sin embargo, no se recomienda modificar significativamente la estrategia de largo plazo de los portafolios. Más allá de las elecciones per se, lo relevante es la continuidad del estímulo fiscal y el desarrollo exitoso de una vacuna contra el COVID-19. F1. Encuestas, modelos de predicción, y mercados de apuesta Pronósticos para elecciones en Estados Unidos, 2020 P1. Presidencia
87% 64¢
50,8%
42¢
42,8% 12%
Biden
Trump
PredictIt Mercado de apuestas
Biden
Trump
RealClearPolitics Encuesta
P2. Senado
Rep.
PredictIt Mercado de apuestas
Dem.
FiveThirtyEight Modelos de predicción
96%
83¢
45¢ 27%
Dem.
Trump
P3. Cámara de Representantes
73% 55¢
Biden
Rep.
FiveThirtyEight Modelos de predicción
17¢ Dem.
Rep.
PredictIt Mercado de apuestas
4% Dem.
Rep.
FiveThirtyEight Modelos de predicción
Fuente: Bloomberg, PredictIt, RealClear Politics, FiveThirtyEight. Datos al 25 de octubre, 2020.
octubre de 2020
Las diferentes encuestas, modelos de predicción, y mercados de apuestas señalan una victoria de Joe Biden, no solo en la Presidencia, sino también en el Congreso. ¿Se podría esperar alguna sorpresa? Las elecciones en Estados Unidos ya iniciaron, y los votantes irán ejerciendo su derecho de votar hasta el 3 de noviembre, cuando probablemente se conocerán los resultados. Al igual que todos los años electorales, estas votaciones se realizan el martes que sigue al primer lunes del mes de noviembre, y cada cuatro años se elige al presidente, vicepresidente, miembros de la Cámara de Representantes, y una tercera parte del Senado. Este evento es relevante para el resto del mundo, y en especial para los mercados financieros, dada la relevancia del mercado bursátil estadounidense. Como en toda elección presidencial, existen diversas encuestas, modelos de predicción, e incluso sitios de apuestas, que buscan pronosticar los resultados de la elección. Para esta en particular, los datos apuntan consistentemente hacia una victoria del candidato del Partido Demócrata, Joe Biden, en detrimento del Partido Republicano, liderado por el actual Presidente Donald Trump. Incluso estos datos prevén un Gobierno totalmente “azul”, i.e. Presidencia, Senado, y Cámara con mayoría Demócrata. A pesar de estas proyecciones, la historia ha demostrado que el resultado final puede ser realmente impredecible, o puede variar significativamente en los últimos días. Esto sucedió en la elección del 2016, cuando la candidata por el Partido Demócrata, Hillary Clinton era favorita y perdió las elecciones. ¿Podría suceder algo similar en esta ocasión? En realidad, no se puede descartar. Por ello, es importante entender el sistema de votación en Estados Unidos, y la relevancia de los llamados swing states o “estados péndulo”. Voto popular versus voto electoral. Es importante recordar que el sistema de voto en Estados Unidos es algo diferente al método que tradicionalmente se emplea en otros países, y se basa en un sistema de escuela electoral. Realmente, las personas de todos los estados no votan directamente por el presidente, sino que lo hacen ciertos individuos en específico, llamados electores. En términos generales, cuando las personas dan su voto por uno de los candidatos, es decir, el voto popular, en realidad están votando por estos representantes o electores del partido respectivo. Posteriormente, los electores del partido político ganador en cada estado ejercen su voto (voto electoral), para finalmente elegir al presidente. Estos electores usualmente respetan la decisión del voto popular. En total, existen 538 votos electorales, de los cuales un candidato requiere al menos 270 votos para ser nombrado presidente. Sumado a lo anterior, prácticamente en todos los estados se sigue un sistema donde el ganador lo toma todo, y todos los votos electorales que tiene asignados un estado, se dan por completo al partido ganador por el voto popular. Por ejemplo, un estado como Florida tiene asignado 29 votos electorales. Si el Partido Republicano gana el voto popular por cualquier margen, aunque sea mínimo (e.g. 51% vs. 49%), Trump se llevaría los 29 votos electorales completos de Florida. Todo este sistema, hace que ganar ciertos estados sea clave para los candidatos, en especial aquellos conocidos como swing
states.
Los swing states, son los Estados donde tradicionalmente no se ha visto una preferencia tan marcada hacia un partido político en específico, o ha mostrado cambios relevantes en votaciones previas. Dentro de los swing states más importantes destacan Florida, Arizona, Carolina del Norte, Pensilvania, Wisconsin, y Michigan, que en conjunto representan más de 100 votos electorales, y cuyo resultado podría terminar inclinando la balanza significativamente. Estos son los estados más disputados y en los que usualmente los candidatos dedican casi toda su campaña política. Este proceso hace que los resultados puedan variar considerablemente en el último momento, y derivar en situaciones donde la suma de los votos electorales difiere del total de votos populares. Esto de cierta forma incrementa aún más el margen de error de las proyecciones, por lo que no se puede desestimar otra sorpresa, en este caso, a favor de los Republicanos. El resultado final, estará por verse. ¿Por qué la composición del Congreso y el estímulo fiscal es clave? Principales similitudes y diferencias en las políticas de los dos candidatos y posibles escenarios Para comenzar, ambos tienen como objetivo mantener la reactivación de la economía estadounidense, donde el estímulo fiscal es clave. Sin embargo, hay una gran diferencia en la manera en que los candidatos pretenden hacerlo. En el caso de Biden, se espera un mayor paquete de inversión en infraestructura, que inicialmente sería financiado a través de mayores impuestos, especialmente a corporaciones (tasa de 21% a 28%) y a los ingresos más elevados, deshaciendo lo implementado por la administración actual. Por el lado de Trump, se plantea también mayor gasto, pero promueve una mayor reducción en impuestos. Es probable que ambos requieran de un mayor déficit fiscal. En otros aspectos más específicos, por ejemplo, en política comercial, ambos buscarían reducir el déficit y probablemente utilizar tarifas, con la diferencia de que Biden tendría un perfil más moderado, y buscaría mejorar las relaciones con los aliados. Por otra parte, Trump intentaría implementar acuerdos más agresivos, mayor confrontación con China, y la salida de la Organización Mundial del Comercio. En cuanto a temas de regulaciones, Trump desea continuar desregulando, mientras que Biden desea reversar las medidas que ha tomado Trump. Un tema donde difieren de manera importante es sobre el medio ambiente y políticas para el sector energético. Biden propone descarbonizar el sistema de generación de energía del país en los siguientes 15 años, incrementar considerablemente el gasto en energías renovables, transporte eléctrico, e investigación de nuevas tecnologías más amigables con el ambiente, apuntando a ser carbono neutral para el 2050 y ser parte nuevamente del Acuerdo de París. Trump se inclina más por las energías fósiles. Estos aspectos son clave, ya que Trump lo utiliza frecuentemente para buscar votos a su favor en aquellos estados cuya economía se basa primordialmente en la industria petrolera. Otra diferencia está en la política de salud en donde Trump busca terminar la ley de cuidado de salud conocida como Obamacare, mientras que Biden desea expandir la cobertura no solo en salud, sino en beneficios sociales, así como exigir mayor cobertura a las aseguradoras en el contexto actual de la pandemia, y promover más regulaciones. Biden se enfocaría más en un manejo de la pandemia “basado en ciencia” y en caso de ser necesario, buscaría cerrar nuevamente la economía, mientras que el discurso de Trump es mucho más laxo y en favor de la reapertura.
Por último, los dos candidatos coinciden en imponer mayores regulaciones y limitar el poder de mercado de las grandes empresas tecnológicas. El alcance de sus intenciones se desconoce por ahora, sin embargo, se espera cierta presión sobre este sector. Dadas estas propuestas, su implementación y hasta dónde logren llegar, dependerá de manera importante de la composición final del Congreso, debido a que la mayoría de las iniciativas de cada candidato requieren de su aprobación. De esto dependerán los escenarios y los efectos que se pueden dar en los mercados. En el contexto actual, lo que es más relevante es alcanzar un Gobierno unificado, que permita continuar con el estímulo fiscal e impulsar las medidas que requiere la economía estadounidense para acelerar su recuperación. Hoy en día, los mercados esperan e incluso ven con positivismo el control completo de los demócratas, es decir, una presidencia de Joe Biden, una Cámara de Representantes que se mantiene Demócrata, y un Senado que pierde el control Republicano. Esto porque, a pesar de los mayores impuestos y regulaciones que buscan, existe un fuerte incentivo político de incrementar el estímulo fiscal y generar empleos en el corto plazo, posponiendo algunos de los temas que generan más controversia, con el objetivo de mantener apoyo político para seguir controlando el Senado en las siguientes votaciones dentro de dos años. En este contexto, o incluso en un muy improbable escenario donde el Gobierno sea completamente Republicano, se podría esperar un mercado mucho más alcista, donde se puede comenzar a ver una subida moderada en las tasas del Tesoro a largo plazo ante mayores expectativas de inflación y déficit. En este caso, aquellos activos y sectores más cíclicos, con exposición positiva a un incremento en inflación, podrían resultar más beneficiados. Por el contrario, los escenarios en donde el Senado y la Presidencia difieren son los más complejos, ya que se podrían dificultar las negociaciones políticas, limitando los estímulos y derivando en un contexto deflacionario o de estancamiento. Esto podría llevar a los inversionistas a refugiarse en activos más seguros, beneficiando a los bonos corporativos de alta calidad, bonos del Tesoro, y sectores más seguros, probablemente en un entorno de bajos rendimientos y mayor volatilidad. Mayor volatilidad de los mercados en el corto plazo; efectos más modestos en el mediano plazo. No se sugieren cambios significativos en estrategia de portafolios. Si bien, se prevé mayor volatilidad en el corto plazo, y algunos efectos diferenciados sobre sectores como energía, tecnología, defensa, y farmacéutico, en el mediano plazo, se puede esperar que el mercado tienda a estabilizarse como ha pasado históricamente. Diversos analistas coinciden que, si bien las elecciones juegan un papel importante en el comportamiento del mercado, los factores que realmente deberían importarle a los inversionistas son la continuidad del estímulo fiscal y el desarrollo e implementación exitosa de una vacuna contra el COVID-19. El surgimiento de mayores preocupaciones en cuanto a estos temas, sí podría generar impactos más severos sobre el desempeño y aspectos fundamentales del mercado.
Finalmente, existen dos situaciones extremas que no pueden desestimarse, y que podrían generar un grado de incertidumbre mucho mayor, al menos en el corto plazo. Por un lado, está un evento de empate en votos electorales, y por el otro lado, que alguno de los candidatos rechace los resultados. Esta última situación ha venido siendo un tema sensible, a raíz de múltiples comentarios por parte del Partido Republicano. En cualquiera de estos dos escenarios, no se conocería al ganador de inmediato, y definitivamente los meses de noviembre y diciembre verían una alta volatilidad en los diferentes mercados. Ante un empate, la Cámara de Representantes es responsable de votar y elegir al nuevo presidente, donde cada estado (y no cada asiento) representa un voto, mientras que el Senado elige al vicepresidente. Esto se daría hasta enero del 2021. Algo similar sucede si se impugnan los resultados de la elección, y en caso de no llegar a un acuerdo antes del 20 de enero, la líder de la Cámara de Representantes se declara presidente. Independientemente de si estos escenarios se materializan, es claro que las elecciones en Estados Unidos traen consigo riesgos importantes en el corto plazo y mucho movimiento en los mercados. Esto podría derivar en oportunidades tácticas para algunos inversionistas que quisieran aprovechar dicha volatilidad, sin embargo, como siempre hacemos énfasis, es importante no dejar de lado la estrategia de inversión de largo plazo de los portafolios.
Fuentes: Bloomberg, Bank of America, Morgan Stanley, Barclays, Greytown Advisors.
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