En mangas de camisa, Abril 2015

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manGasde camIsa

BoletĂ­n Informativo del Centro Regional del Salesiano Coadjutor


editorial P. Miguel Aguilar sdb.

¡Cristo está vivo, ha resucitado!

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manGasde camIsa Boletín Informativo del Centro Regional del Salesiano Coadjutor

Abril 2015| 004 Contáctenos: Email: crescosdb@gmail.com Tel: +502-24745961/24745953 Guatemala

Estamos llamados a hacer presente a Cristo Resucitado, Buen Pastor. Los Salesianos tenemos la hermosa y difícil misión de hacer presente en nuestras vidas, en nuestra acción educativo pastoral, con nuestros gestos, palabras, acciones, trabajos, con toda nuestra vida, a Jesús, Buen Pastor, Resucitado. Ser signos y portadores del Amor de Dios a los jóvenes, como Don Bosco, es ser sacramentos del Dios que es Amor. San Juan nos dice que a Dios nadie lo ha visto nunca, pero si nos amamos Dios permanece

en nosotros. Los jóvenes a los cuales el Señor nos envía, los jóvenes que el Señor ha puesto o pondrá en nuestro camino apostólico, no verán a Dios sino en las experiencias en que ellos se descubran amados por Él, en las experiencias de personas que de verdad los quieran bien y busquen su bien. Esta es nuestra misión, este es nuestro privilegio. Por ello debemos llenarnos del Espíritu del Resucitado, para que con su Amor podamos hacerlo presente en toda nuestra vida. ¡Felices Pascuas de Resurrección!



Misión Semana Santa 2015 Como ya es tradición, la Comunidad del Cresco junto a nuestros hermanos del teologado, tuvimos la oportunidad de realizar la Misión de Semana Santa. Esta actividad se llevó a cabo en Santa Rosa, en Petén y en Alta Verapaz desde el sábado 28 de marzo al domingo 5 de abril.

Petén Alta Verapaz

Misión Petén Un grupo de 12 hermanos, junto con los estudiantes de Teología, han ido a las comunidades de San Benito y Melchor de Mencos de la región de Petén. En cada lugar han acompañado a los feligreses y guiado las celebraciones de Semana Santa, participaron en procesiones, visitaron familias y enfermos de cada aldea, llevaron adelante encuentros con niños y jóvenes y otras actividades según la realidad de cada lugar. Misión Carchá en Alta Verapaz Cuatro hermanos fueron a San Pedro Carchá (Alta Verapaz). Allí compartieron 4 días de Jornadas de Espiritualidad Salesiana con las Hermanas de la Resurrección (pertenecientes a la Familia Salesiana) y los líderes laicos de las Parroquias y aldeas en las cuales trabajan. Además, han ayudado para la realización de encuentros juveniles en 5 sectores aglutinando a jóvenes de diferentes aldeas en donde se habla el q’eqchi. Las celebraciones eran presididas por el P. Jorge Puthénpura, sdb con ayuda de los dirigentes juveniles y las hermanas. Misión Santa Rosa El P. Eduardo Castro fue con un hermano estudiante de Teología a la comunidad de La Laguna de San José - Cuilapa, departamento de Santa Rosa, para presidir las celebraciones pascuales y ayudar en el ámbito sacramental y de acompañamiento a los fieles del lugar. Semana Santa en el Santuario de María Auxiliadora en Guatemala El hno. Gabriel Aragäo ha ayudado en la Parroquia María Auxiliadora de la zona 11-Capital, ayudando y participando en las procesiones, el Via Crucis y, por sobre todo, las Celebraciones parroquiales.

Guatemala Santa Rosa

Sin duda alguna las experiencias vividas han permitido a todos los participantes reflexionar sobre las realidades acompañadas y descubrir el significado de la experiencia desde una visión salesiana y vocacional.

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Recuerdos de misión Pude acompañar una aldea llamada Las Viñas, en Petén. Desde el inicio la gente nos recibió muy bien, se dedicaron con esmero en todos los detalles nece sari os para reci birn os. Fue ron uno s días llen os de ben dici one s. Pud imo s visi tar muc has fam ilias , realizar actividades con niños y jóvenes. Visitamos, también, la comunidad El Zapote, donde llevamos la comunión a los enfermos. Colaboramos con todas las celebraciones de Semana Santa. Me quedó, como mayor bendición, el poder conocer a tanta gente, sus costumbres, sus realidades y su hermosa vida de fe. Le doy gracias a Dios por la vida de esas personas y pido por sus necesidades. Hno. Pablo

"En San Antonio Yaltutú, una Aldea de la ciudad de Melchor de Me nc os - Pe té n, encontré la presencia inmanente de Dios en la gente sencilla, pero de una gran fe y espiritualidad.” Hno. João

Estuve en Las Blancas Petén, no teníamos luz ni agua potable, pero, aun así, la gente es feliz con pocos recursos y con gran fe. Aprendí que no necesitamos muchas co mo did ad es pa ra se r fe lic es , so lo ba sta co n decidirse a serlo, teniendo a Dios siempre como referencia. S. Marcos

La misión siempre es una oportunidad para compartir y vivir con más fuerza el AMOR de DIOS. Junto al hermano Pablo Carrizo estuvimos en las aldeas "Las Viñas" y "Zapote" donde celebramos la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Las atenciones en las comidas, las sonrisas reflejadas en niños, jóvenes y adultos, la participación activa y gozosa en cada celebración propia de esta Semana, invitaban a dar un GRACIAS a Dios por seguir llamando a tantos a ser parte de la Iglesia. ¡Viva Jesús resucitado! S. Efrén

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"Compartir la vida con las familias de Flores de Chiquibul me ayudó a redescubrir la riqueza de lo distinto y reafirmar mi deseo de un mundo donde quepan todos los mundos” Hno. Gabriel O.

La misión fue, para mí, un tie mpo de encontrarme con Dios en su rostro más sencillo y alegre, entre la ge nte de las co mu nid ad es qeqchi. Compartir y conoce r su cultura, su profunda fe expres ada en alegres y colori das manifestaciones. Trabajar jun to a nuestras Hermanas d e la Resurrección, admirar su tra bajo en tre la ge nte hu mi lde de las aldeas. Su amor y predilecció n por los jóvenes. Llevarme el cor azón lleno de rostros y sonrisas, y la convicción de que el Espíritu ale tea por donde quiere, y hace marav illas inimaginables. Hno. Jesús

“Me ayudó a fortalecerme en mi vocación luego de haber compartido con tantos jóvenes de varias aldeas de San Pedró Carchá. Además, las jornadas con las Hermanas de la Resurrección y los líderes d e s u s co m u n i d a d e s m e permitieron profundizar en el e s p í r i t u d e l a Fa m i l i a Salesiana, conocer un nuevo contexto de trabajo pastoral y percibir con alegría un nuevo rostro de la realidad juvenil haciendo nuevos amigos. Hno. Cristóbal


TO, N A S E D A CON FAM TO A E B R E S LLEGÓ A n Carlos Echavarría Sdb por Jua

En ocasiones, escribir o hablar sobre los santos no parece una tarea que convoque a muchos. Seguramente no son los intereses de lectores ni de escritores, tal vez porque hay temas, que vistos como actuales y apasionantes, terminan ‘vendiendo más’ en una sociedad que mide la efectividad de los hechos por un medible efecto taquillero cargado de ovaciones provenidas de una cultura del espectáculo y el vacío. Lamentablemente en tal situación, de brillo para unos pocos y lúgubre oscuridad para muchos, se esconden figuras, instituciones y ‘ciudadanos de a pie’ que terminan arrinconados en una suerte de baúl de recuerdos que a nadie interesa. Sin más, son olvidados con la más despiadada amnesia incapaz de conservar y recuperar los testamentos forjados durante largos años de vida. Esta edición de En Mangas de Camisa quiere hacer un homenaje a Artémides Zatti, quien el pasado 14 de abril cumplió trece años de haber sido beatificado por manos del hoy San Juan Pablo II. Conocido en Viedma, Argentina como el pariente de los pobres, se convirtió en el primer coadjutor salesiano no mártir en ser beatificado.

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Artémides Joaquín Zatti, nació en Boretto Reggio Emilia, Italia un 12 de octubre del año 1880. Era el tercero de ocho hermanos. Hijo de Luis Zatti y Albina Vecchi quienes terminarán emigrando a la Argentina en 1897, exactamente a la ciudad de Bahía Blanca. Llegó a la que sería su segunda patria de 17 años y después de conocer a los sacerdotes salesianos animadores de su parroquia, inicia una fuerte relación con este carisma y con la figura de Don Bosco. El 19 de abril de 1900 ingresa al aspirantado salesiano de Bernal, aceptando sin complejos educarse con muchachos de 1114 años que también deseaban formar la vocación religiosa.


Por disposición de sus superiores y gracias a su vista madurez, se le encomendó cuidar a un enfermo de tuberculosis, donde contrajo la misma enfermedad. Por ese motivo es enviado a la comunidad salesiana de Viedma en 1902, para ser atendido por el "Padre Doctor" Evasio Garrone. Zatti, con apenas 22 años, rogaba a María Auxiliadora para curar su mal. Una efermedad terminal por aquellos días. Sin embargo obtiene la gracia de la sanación total, tras la promesa de dedicar toda su vida al cuidado de los enfermos. Y Don Zatti, cumple con creces su promesa a la Virgen a lo largo de su vida. Por 50 años en Viedma, fue farmacéutico, enfermero, administrador y director del único centro asistencial existente en la Comarca ViedmaPatagones, el hospital San José, que había sido levantado por Monseñor Cagliero en el predio donde ahora se encuentra el edificio del Obispado. Desde entonces, los diversos aspectos de su original personalidad, permanente serenidad y buen humor, y sus competencias profesionales, crecerán cada vez más, bajo el impulso interior del propósito de ser fiel a la gracia de Dios y de hacerse lo más útil posible a la misión, a la que Zatti se adapta con espíritu de servicio y de sacrificio. Con la conocida frase “Yo no pido a Dios que me dé dinero, sino que me indique dónde está”, fue fraguando una indiscutible fama del santo de virtudes heróicas al servicio de los más pobres y con dificultades. Un gigante de la caridad que al estilo salesiano supo ser buen samaritano que sanaba, consolaba y daba esperanzas a adultos y jóvenes.

Falleció el 15 de marzo de 1951 y fue sepultado en una grandiosa manifestación popular de fe y de gratitud. E n p a l a b r a s d e D o n Ve c c h i , Artémides Zatti nos recuerda, con sentido de lo concreto, el sentido profundo de nuestra misión, totalmente centrada en el amor de Dios: amor que nos mueve interiormente y que nosotros queremos volcar sobre aquellos a los que hemos sido enviados. Sin duda, el testimonio de su vida nos revela la pretensión apasionada de una síntesis, entre búsqueda de auténtica profesionalidad y crecimiento en autenticidad espiritual. El testimonio de este Enfermero santo, recuerda a todos los coadjutores del mundo los grandes logros que se pueden alcanzar, toda vez que se viva una laicidad consagrada a plenitud, orientada a atender niños, jóvenes y adultos en condición de pobreza y situación de urgencia; sensibles y competentes en el mundo del trabajo; insertos en el contexto social y popular con el compromiso de asumir una verdadera actitud misionera.


ÉL VIVE

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enRED

Cresco sdb

No se enciende una luz para no dejarla brillar, Ni se emprende un camino que luego no has de seguir. No se escucha del cielo un mensaje para callar Ni se puede ser libre si piensas que has de morir. No se puede creer en Cristo, sólo por lo que oyes o has visto. Tú debes creer porque Él se entregó, con todo su ser, por ti por amor. Él vive en ti y en mí, Y en aquel que cree en su nombre Y practica el bien, sabe esperar, Aún sin ver pone su confianza en Dios. Él vive, Él no está allí, Mira bien, la tumba vacía nos dejó, El amor venció al final, Y en la cruz selló su victoria. Él vive... Puede caerse el cielo o cubrirnos la tempestad, Y hasta puede que miedo llegue a nuestro corazón. Pero ten la certeza que no existe oscuridad, Que haga cesar el fuego que alumbra la salvación. No existe sombra ni penumbra que empañe su amor que deslumbra De Él es el poder, la gloria y la verdad el que crea en Él, nunca morirá. AUTOR: M. Duarte ÁLBUM: Reflejo de amor

@SDBCentroAmer

Salesianos Cresco

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bicicleteando con Don Zatti

Vivir de fiesta lo cotidiano

Cuando elegimos un fragmento de la Evangelii Gaudium que guíe nuestras reflexiones en torno a la semana santa, buscamos el N° 24 por su contenido significativo, por sus palabras que alientan al encuentro. El título que lleva dicho párrafo dice: primerear, involucrarse, acompañar, fructificar y festejar. ¿Qué tendrá que ver con la resurrección?, veremos si algo nos puede decir. Una escena conocida luego de la muerte de Jesús, es el encuentro que Él mantiene con los “discípulos de Emaús” (Lc. 24, 13-25 ¡es un buen tiempo para leerlo!). Estos, aterrados por el asesinato injusto de Jesús, escapan huyendo de Jerusalén. En el camino, Jesús los ve y los primerea, se acerca, toma parte en el sufrimiento de ellos, se preocupa, les consulta sobre sus preocupaciones, en definitiva, se involucra y les explica las escrituras. Sale al encuentro y no se preocupa por el tiempo, por sus obligaciones, entre otras cosas, sino que se dispone a hacerse compañero de camino, acompaña este momento de dolor. Pero su caminar con ellos no es estéril, tarde o temprano produce frutos. Bastó sentarse a partir y compartir el pan, para que los ojos de los discípulos se transformen, para que el corazón se ablande y pudieran reconocer a Jesús. Su estar con ellos dio frutos. Imaginemos la reacción de ellos, seguramente fundidos en un abrazo, exaltados ante semejante gozo al experimentar la presencia del Señor, que ellos mismos lloraron y dieron por muerto. Sus vidas se hacen fiesta (¿¡no ardía acaso nuestro corazón!?), y festejar, de ahora en más, es salir corriendo a anunciar, volver a Jerusalén, contarles a todos que Jesús está vivo, que el Reino de Dios no está en ruinas. La muerte de Jesús, por más romántica y espiritual que la pintemos, fue una muerte horrible, la peor de todas, la más dolorosa y deshumanizante. Pero no muere solo Él en la cruz, los clavos que le imponen y la corona de espina, matan también su mensaje, sus acciones, sus curaciones, sus gestos de amor, su opción por los más pobres, por las prostitutas, por los últimos. ¿Puede dejar Dios que todo esto muera? Por cómo se dieron los hechos, la respuesta es no. Si la muerte hubiese tenido la última palabra, quien sabe de qué estaríamos hablando hoy, si la muerte hubiese vencido a la vida, nadie hablaría hoy del Dios de la Vida. Dios hace que la Vida tenga la última palabra, que venza a la muerte, y confirma su predilección por todos los crucificados de la historia al resucitar a Jesús, al darle una vida nueva, la plenitud de la vida.

Jesús resucitó, murió por defender con coherencia su mensaje y resucitó para que el mismo sea coherente hasta el final; sus promesas de un nuevo Reino de amor, justicia y esperanza para los últimos son ciertas, están aquí. Es Pascua, Jesús resucitó, su mensaje es cierto. ¿Cuántas veces también nosotros sentimos que ante el “fracaso”, muere nuestro mensaje, nuestro apostolado, nuestras ideas, nuestra fe, nuestros sueños y proyectos? ¿Podemos salir corriendo y olvidarnos de todo así nomás? Corramos si queremos y huyamos, pero que ese lugar de fuga sea Emaús, lugar de consuelo, ánimo, esperanza y misión renovada. Hoy, debemos nosotros también asumir este acontecimiento pascual de salvación, hacer nuestro el compromiso de salir al encuentro de los crucificados de hoy, para bajarlos de la cruz, para que puedan encontrarse con la Vida. Basta pensar en las cruces impuestas a los jóvenes de hoy: la droga, el analfabetismo, leyes para privarlos de la libertad, falta de oportunidades, poco trabajo, incomprensión de los adultos, hambre, entre otras. Al igual que Jesús con los discípulos de Emaús, la Pascua debe empujarnos a hacernos conscientes de lo que implica este misterio de la resurrección que confirma la necesidad de imitar y vivir los gestos concretos de amor que el Señor tuvo con su gente. ¡Gracias Dios de la Vida por hacerte solidario con todos los crucificados de la historia! ¡Gracias Dios de la Vida por ser coherente hasta el final! ¡Gracias Dios de la Vida por mostrarnos que a la cruz y al dolor, le sobreviene la Vida y la resurrección! ¡Gracias Dios de la Vida por mostrar que la última palabra no la tiene la muerte! ¡Feliz Pascua de Resurrección! Fuente: www.culturadebarro.blogspot.com.ar

Emiliano Fallilone, religioso salesiano de Argentina. Actualmente reside en la provincia de Córdoba donde está realizando la etapa del posnoviciado.

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Brilla, brilla sereno, para todos los hombres...

¥Él vive!


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