Entre los Pรกjaros y el Vuelo Poemas de
Nestor Candi
Entre los Pรกjaros y el Vuelo Poemas de
Nestor Candi
Dados Internacionais de Catalogação na Publicação (CIP)
Candi, Nestor Entre los Pájaros y el Vuelo / Nestor Candi. - Porto Alegre: Ed. do Autor, 2014. 68 p. ; il. ; 17x17 cm. 1. Poesia. 2. Literatura Latinoamericana. I. Título. CDU 821.134.2(82)-1 Bibliotecária Responsável: Ana Glenyr Godoy - CRB 10/1224
Foto por Samantha Rosa Janeiro de 2011
Breve noticia biográfica Néstor Candi nació en San José de Flores (mítico barrio de Tango), en Buenos Aires, pero se crió en Villa Carlos Paz, Córdoba. Allí, a los 13 años, comenzó a tocar la bateria en orquestas de baile y a trabajar como fotógrafo de turismo. A los 16 fue cantor de Tangos en la Orquesta de Raúl Monti; a los 17 entró en “Los Timbo-Tumbá”, grupo de música tropical; y a los 18 fue baterista estable del “Pijeon Club”, sede del Jazz Club de Córdoba. Poco después viajó a La Plata, en cuya Universidad estudió Cinematografia (con Rodolfo Khun), Pintura (con César López Osórnio) y Escultura (con Rubén Elosegui). Por su alto promedio ganó una beca y estudió profundamente fotografia con Tito Guillaume (formado en la Kodak de Rochester, USA) y Anselmo Martinez (del IDEC de París). Fascinado por los profesores Angel Osvaldo Nessi y Nástor García Canclini, estudió Historia del Arte, para después ser discípulo del célebre arqueólogo Alberto Rex Gonzalez en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata. Por concurso entró muy joven como profesor (siendo discípulo y colaborador del Dr. Nessi por largos años) y en esa tarea lleva ya 40 años, en diferentes paises del mundo. Recibió el Premio Provincia de Buenos Aires por ser el único egresado con promedio de diez puntos(10) en un siglo.
Estudió detalladamente los Museos de París (Louvre, Bourdelle, Rodin, Jeu de Paume, Pompidou, Petit Palais), Italia (Galeria Ufizzi e otros de Firenze; Academia de Breda, Milano; Academia de Veneza, etc), Madrid (El Prado), y Nueva York (Metropolitan, Frick Collection, Brooklyn, Moma, Guggenheim, etc). En 1976, con la toma del poder por las juntas militares, se refugió en el Brasil. Consiguió volver algunas veces, pero debía regresar al Brasil. A fines de los 70 viajó a Europa y a comienzos de los 80 aceptó una propuesta para ser guionista y director de diversos filmes documentales. Fue Director de Programación de la FM Cultura, la rádio del estado, y poco después retornó a la enseñanza universitaria. En los años 90 tuvo la oportunidad de usar un galpón lleno de herramientas y comenzó a trabajar en escultura, con la colaboración de Edson Mohr. Realizó várias muestras en Museos de Porto Alegre, Buenos Aires y Córdoba (www.nestorcandi.com). También comenzó a escribir literatura infantil, despertando el interés de editoriales de Japón y EEUU. Parte de sus cuentos pueden encontrarse en inglés, japones, portugues y castellano.
ARPAS •
de
•
CAÑA
01
Naves
He aquí los pequeños pedazos de sanguina y pastel que me delatan; los ríos como ropas que señalan perímetros; la corteza que contiene mis huesos con su voz de crisálida. Aún cuando duermo quieto, me agito dentro de los sueños. Corro de afuera para atrás. Descubro pájaros que imaginan sus cantos en silencio. Se posan en mis manos y perciben mi pulso. Pero al fin siempre hay naves que despliegan sus velas y cruzan el espacio, impulsadas por la energía solar y el viento cósmico.
• 10 •
02
Idioma
Dinosaurios se desflecan bajo la lluvia de lava vespertina. Me acompañan tus besos de ámbar. Escuchamos balar enardecida a la oveja mayor (la plaza rebalsa de ruidosos corderos). Astilleros construyen largas cicatrices que resisten décadas de asfíxia. Pasa el estercolero leyendo a gritos el decreto-ley que acaba de impetrar para uso de los irascibles vicarios (que tropean manadas de aristas espantadas). La procesión acompaña el féretro del tipógrafo inmolado, cargado en un trineo de palomas afiladas. Es una grave ceremonia documentada por el acuarelista imperial, que mantiene comunicaciones mediúmnicas con hechiceras de un pasado de glorias y centellas. El idioma que muerden, deja marcas de sangre en sus memorias.
• 11 •
03
Misma Tierra
Las aristas me acechan. Los ángulos obtusos. Antropófagos lamen sus cadenas de sangre alrededor. Cáscaras de la lluvia van cubriendo mi rastro. Los animales se protegen mutuamente donde el campo se ahonda. Es muy nuevo este Invierno para tomarlo en serio. En alguna región la marea evidencia latidos del corazón del mar. Alegría de mis manos que surcaron tu piel, anda perdida en la tormenta de arena del olvido. Pero no me da miedo. Porque no será el viento que me lleve, sino la misma tierra.
• 12 •
04
Obras de Arte
Una fruta que aún no tiene perfume disputa su lugar al sol entre las hojas. El hombre sin remedio va a parar a un hangar abandonado donde amamantan valijas extraviadas. Actores recitan memorias del exilio (mezclando dolor con heroismo) inmersos en los burdeles de la adversidad. Todo es tan áspero que parece una roca volcánica, afilada por milenios en las hondas del mar. Por veces irreal, como escenografía que lastima. Viscoso, envuelto en papel de estaño, en cápsulas calibre 45, siempre debajo de la cama de los pandilleros. Miríadas de palabras dejaron de tener sentido. A perder su esencial significado. Corrupción, esclavitud y genocidio, forman parte de las capacidades y prácticas humanas, como hacer herramientas o crear obras de arte.
• 13 •
05
Cuento
Los codos apoyados en el alfeizar; las manos sosteniendo la máscara; los ojos fijos que no saben donde aterrizar con su mirada. Pero la mente anda en otra dimensión (lejos) y en un tiempo que no llega nunca. Que gira y busca un nudo para desmadejar el aire. Termina alzando vuelo el día y se estrella en las nubes, como si todo alrededor Fuese un acantilado, y estuviésemos sumergidos en un pozo de ideas demasiado pensadas. En el otro extremo de la sala, yo finjo leer un cuento. Entonces, sin un mínimo gesto, lágrimas comenzaron a inundar tu rostro, en todas direcciones. Tu pecho continuaba estático, pero tus ojos –que evidentemente miraban hacia adentro- desbordaban.
• 14 •
06
Hijos
Mayoría de cabellos blancos en la sala de conciertos. Aún cuando sabemos que la música se gasta, frotándose contra murallas del reino. No hay forma de detener el tiempo –salvo la fotografia–; de rehacer el pasado o generar futuros; y mucho menos de crear hechos que jamás existieron (salvo en los sueños, que no pasan de rearticulaciones de la propia memoria). El lenguaje ya nació como metáfora, en las grutas del tiempo, a la sombra del fuego primigénio. En plena oscuridad, desnudamos la luz e hicimos hijos con ella.
• 15 •
07
Pólen
Brama la tempestad de estrellas. Los jilgueros esconden la cabeza en las plumas para no enceguecer con la estridencia de la luna. En la urdimbre florecen los presagios. Rumor batido que se arropa en las hojas. Dentro de pocos días el arroyo despertará famélico, y habrá de abalanzarse sobre todo, devorando valles y seres distraídos. Luego las aguas se irán retirando a las profundidades. Y aquel duelo bermejo - donde se amasa el magma original- irá calmando su voracidad, protegiendo semillas al calor de los pájaros que llegaron con el pólen nuevo
• 16 •
08
Lejanos
Escurría la mirada. Colgaba la pequeña sombrilla del pasamano. La escalera parecía estar indecisa entre subir o bajar. El cielo de luces fluorescentes empañaba el día. Ella frotaba las rodillas (al rumor de sus medias de lycra). Quien tenía que pasar, no pasaba. Solo aparecían los inesperados. Los sombrios. Los por siempre lejanos.
• 17 •
09
Palabras Castigadas
Parecía acariciarme con sus guantes de nutria. Observar movimientos con catalejos de campaña. Su casa estaba lejos de otras casas. Su cama sobrevolaba diferentes sexos alcanzando climas discordantes. Llegaba cada tanto, saliendo de atrás de alguna circunstancia inesperada, con ropas ajenas y un “nombre fantasía” que invariablemente le quedaba mal. Ventanas prodigiosas abiertas a todas las entrañas, era lo que parecía estar bucando en sus natividades sucesivas. Arrugaba días entre los dedos y los tiraba al cesto, con los otros papeles y objetos inservibles. Y en esos trazos iban los e-mails, nombres propios y ajenos, teléfonos, bocetos, palabras castigadas por no pedir perdón. Hay personas que crean un espacio sagrado con su sola presencia (pero ella nunca estuvo en ese grupo).
• 18 •
10
Siempre Trompo
Avanzamos con los talones hacia el frente. Trabajos de festín; bisagras en las articulaciones; efectos especiales. Cuero y huesos de animales muertos. Sangre fertilizante. Marionetas de cuerdas enceradas; representaciones de reflejos falsos. Ya nadie encuentra herraduras perdidas para llamar la suerte. Ecos de voces roncas; papel moneda; estáticas acciones de “la bolsa o la vida”. Hablamos con robots que nos exigen pago para entrar o salir. Espejos para ciegos; universo virtual; solo escenografía. Cargamos un frio crónico en el pecho. La muerte ya no es fin, sino principio. Vidas artificiales estallan en las fiestas; girando, siempre trompo
• 19 •
11
Mortecino
Rugosas aguas hacen temblar el día. Hinóspito cuando indaga a las nubes con sus dedos rabiosos. Agua feróz va tallando las piedras, que se aborrecen unas contra otras, como espejos suicidas. Apóstatas recostados en la gloria ajena, se derrotan en los despachos de mercaderías o puestos de la feria, donde reúnen sangre y unos cuernos quebrados. No alcanza la tierra para cubrir tantos cuerpos, capaces de cantar en rueda. Torrentes cavan laberintos donde fueron caminos de regar. Al final tan solo quedarán unos huecos velados, un puñado de dientes y un manojo de pelo mortecino.
• 20 •
12
Avatar
El cardenal amaestrado declama versículos sagrados desde su jaula egregia bajo la tempestad purpurada de rayos. ¿Cómo Dios no lo premia
con un tajo de fuego retumbante?
¿Cómo no funde su pico y su hermosura
con estaño de las constelaciones?
Estallan los vitrales que contaban el mito en espuma de sombras
apenas cuando se escucha el eco del avatar
perdido en un aullido.
• 21 •
13
Los Días
Atropellado por un milagro antiguo, pálpó la tierra arenosa con su bastón de mimbre, buscando una vertiente para amasar la arcilla. Había sido visto entre seres disecados, cuya ignorancia era vasta y profunda (plantas petrificadas como entorno). Demoró en reconocer su eterna sed, que lo educó como isla. Las horas parecían nacer del telescópio suelto en la varanda, colina abajo. Como las idas y venidas de Bobo Stenson, cuyo tren llega antes de haber partido. Los vidrios empañados; cenizas que resisten. Barro sediento que traga manantiales; polvo de huesos quemados por el tiempo, que se dejan modelar nuevamente como cuencos y vuelven a los días.
• 22 •
14
Amanece
Controlo lo que guardo en el corazón, pero descuido lo que tengo entre las manos. Extrañarte se ha convertido en un síntoma constante, que ya no me limita. Muñecos de silicones salen a recibirnos; robots nos interpelan; cámaras monitorizadas nos siguen desde lo alto. ¿Como parar entre dos vuelos que ya están atrasados? ¿En dos periplos que jamás se encuentran? Gestos que parecen de piedra, y otros de madera noble, perfumada, nos recuerdan encuentros, cada vez más lejanos. Lamparina del hotel, que parpadea sobre el empapelado de los corredores. El tedio se arracima siguiendo los pasos de la constante nulidad. Amanece, pero en lugar del sol, sale la luna, junto con bandadas de murciélagos.
• 23 •
15
Imán
Las venas arden en mi memoria. Hurgan en el recinto sagrado de mis sienes. La geografia de la noche crece en mis pasos, como una hilera de álamos regados por la acéquia. El canto de las estrellas me aturde con su resplandor helado. Salgo a la puerta pero nadie llama. Mi corazón está tan vacio como las calles. Una espiral de huesos me reclama. Ya no preciso verla. Su campo magnético me atrae, como un imán anclado en el fondo del mar.
• 24 •
16
Azul
Quizá haya un surco cavado en estas aguas. Mi corazón se para cuando escucho el claquetéo de alas. Miro al viento directo en las pupilas. Nubes de insectos evocan el pasado. Regresa la niñéz como un zarpaso. Las piedras se conmueven y demoran siglos hasta caer al río. Más luego la corriente las rueda otra vez hacia el vacío y las deja al pié de la cascada. Tal vez sea una grieta que divide las lluvias. Se balancéa el cielo como si fuera mimbre. El sol se pone azul.
• 25 •
17
Metáforas
Conozco las intenciones de todas las palabras aquí reunidas, pero no sé con que pueden salirme. Palabras tienen vida propia. Son contradictorias e intempestivas. Se apasionan y estallan. Por siempre son multívocas; nacen como metáforas. Miran al Este y al Oeste al mismo tiempo. Son peligrosas como acero afilado y dependen de quienes las empuñan. Y aún así, pueden ser tiernas como la armonía.
• 26 •
18
Pecíolos de Luz
Estambres se asoman a la vida –protegiendo su polen- sin saber siquiera cuales son las estaciones a las que pertenecen. Cuando las embarcaciones cruzan la línea del horizonte, los puntos cardinales se multiplican y el agua se hace redonda. Estaciones procuran la respiración del tiempo opuesto, balando como una piedra de sacrificio. Rien las hijas de los pescadores cuando pasan en grupo, conduciendo sus sexos como capullos encarnados. Toda la aldea se mantiene unida alrededor de esas joyas perfumadas. Las gaviotas festejan el milagro con su algarabía. Estampidas de sal nada pueden contra el tesoro que ellas guardan. Pecíolos de luz amparan esa dádiva, junto a las diosas de la fertilidad.
• 27 •
19
Grillos
El recuerdo de aquellos que nos olvidaron se agrieta en la conciencia como escamas de peces: estuco resquebrajado de sentidos muros. Clamor del cielo deshoja su rosario en pétalos de arena; tormentosas nubes de mariposas mustias cubren el cielo gris. Nada brota del hielo. Ya no cabe otra cosa que manos percudidas en el hueco que dejaron las caricias. Plantas del abandono, que brotan regadas por sus últimas lágrimas. Desmenuzo la pulpa del día y juego con semillas de la tarde. Hago líneas de puntos en las máscaras; en los rituales de los calendarios. A veces el viento deja ver sus heridas, precisamente a la hora en que duermen los grillos.
• 28 •
20
Hora del Ángelus
Las sombras eran blandas, curvándose más hacia el pasado. Separadas en gajos, parecian modelar una textura anémica. Ya no correspondían a la geometria parda de la tarde. Preanunciaban una garúa de esas que desmenuzan las más antiguas esperanzas. Las que se dibujaban con rimel en el marmol. Aquellas que ponían ramitos de oliva a los piés de los santos; o pétalos de rosas entre las páginas de los libros de versos, apergaminados de cansancio. La médula de huesos desconoce su orígen. No sabe donde está ni a quién pertenecieron. Estas sombras - como agua de la sanja, melosa y tíbia se escurren en lamentos rumbo a la huella lenta donde los párpados buscan entornarse, igual que las campanas a la hora del Ángelus.
• 29 •
PIEDRAS •
de
•
BRISA
01
Las Casas de la Infancia
por momentos parece que fuimos enterrados / junto con los cimientos de nuestras casas de la infancia // que flotamos con el humo o la respiración de los espectros / en las habitaciones que no existen más // en el aliento oscuro de los que allí vivieron // inclusive de los que estaban de paso / y solo hicieron noche para seguir de viaje al otro día / sobre huellas antiguas / arrastrando rezos y pesares // casas que eran como un gran sombrero de paja / que nos cubría de una orilla a la otra / mientras el horizonte estaba cubierto de hematomas // por momentos parece que crecimos envueltos por una realidad que le correspondía a algunos otros // que éramos configurados por un juego que nos iba masticando de espaldas al futuro ///
• 32 •
02
Memoria Imaginada
recordamos secuencias de los hechos y de historias tantas veces contadas / y toda vez que alguien vuelve a citarlas / se muestran diferentes / crecen y asocian con otras / de índole diversa / más parecidas con la idea original / antes del viaje / más cerca de los sueños / del primer devaneo // lo que en verdad debería haber sido un profundo deseo / una expresión de anhelo / ahora se confunde con una extensa historia cargada de detalles / caracterización de personajes / diálogos necesarios / y encuentros que jamás se dieron / pero están vivos en nuestros recuerdos // las historias nos crecen // imaginamos nuestra propia memoria ///
• 33 •
03
Ya Muy Lejos
nuevos desengaños / tal vez / nuevas ruinas de la ciudad futura por el cuerpo // pilas de escombros a cada nuevo día // vapor rompiendo bocas / fuentes de agua arrastrándose / interminables chimeneas alineadas en grupos de señales indicando el cielo que nos observa con desprecio // ya no dejaban huellas tus pies sobre la hierba / sobre la arena fina // como un velo las nubes nos cubrían / las palabras / una bruma ligera / un suave desaliento // te alejabas / tal vez como llegando / pretendiendo acercarte / yendo apenas / dibujando frondosos pensamientos / viendo la geometría / el pulso que gobernaba el mundo de las cosas // escalabas lagunas transparentes / obstáculos rampantes // partías diciendo que seguías regresando / que ahora ciertamente irías a quedarte / una vez más / y escuchaba tu risa / ya muy lejos ///
• 34 •
04
Relojes Falsos
estrellas se desplazan / con el tiempo contado y el trayecto marcado / bajo la sombra de relojes falsos / que solo funcionan en otras dimensiones / sin encajarse proporcionalmente en nuestro propio tiempo // no puedo arrepentirme de estar muerto (no sé cómo volver) // poetas continúan sus días de pasión / a pesar de las lluvias torrenciales / el descongelamiento paulatino de los polos / tempestades solares / y cierta radiación momentánea / en total complicidad con las galaxias/// surcamos concreto hirviendo / buscando una máscara inocente / la mirada de paz que se mece en hondas como el trigo / demorando tanto como un fruto maduro // el poeta no sabe cuándo el dardo de luz alcanzará la médula del blanco // la última taza de té fuerte y caliente / un dolor en el pecho ///
• 35 •
05
Ser Triste
acaso por ser triste y ser de tarde / el día se refleja en el lago artificial del parque / y la lluvia –pequeña- parece salir de él / como si fuera un espejo invertido / donde nadan tortugas casi eternas // y esa pequeña lluvia / que nace a partir del hueco reluciente del agua / intenta penetrar el recuerdo (que sigo soñando aún / aunque despierto) en el cuál me sonríes desde lejos y desapareces en la infinita bruma / devorada por una luz / que continúa pareciéndome un misterio ///
• 36 •
06
Violoncelo (Arte Poética)
desechar papeles turbios / largos huecos en las cuerdas que amarran flores momentáneas / viendo como lobos ateridos se sacuden la nieve de untuosas pelambres // las cáscaras de vidas se esparcen alrededor del enterratorio abandonado (nadie sale al patio a ver el aire de vidrio oscuro) // lo más hondo posible dentro de lo que pueda parecer perceptivo / como una luz sensible que conduce el camino (ser en acto) / tenso como la cuerda de un violoncelo / el hacedor trabaja con palabras / y espera que el poema le revele su íntima verdad ///
• 37 •
07
Rostro
no lo asume / oculta la realidad el tiempo todo / disfraza circunstancias / lo acosa con misterios y secretos / y cuando el nadador salta del trampolín / lo detiene en el aire / lo congela en mitad de la acrobacia / antes que entre en el agua / le esconde los espejos / se los vela / con un grotesco tul de fechorías // se utiliza de artilugios varios / y lo convence que el mar se agita dentro de grandes caracoles // que se puede ocultar la luz del sol con una cacerola cribada de agujeros / que la nada es el todo / imita voces y recurre a las máscaras gorgónicas // y solo hacia el final (y parcialmente) / deja su verdadero rostro al descubierto ///
• 38 •
08
Piedras de Brisa
siento el rumor de pasos cautelosos (solo consigo reconstruir secuencias de la historia / a la hora de contarla) / el cadenciado desmoronarse del imperio / con todas sus patrañas // el tambor / que preserva el silencio para asumir la noche // detrás del musgo / existen días que no se encajan todavía en el tiempo / y se ocultan entre deseos apagados / como retazos de una guerra perdida // es el destartalado pájaro de la intolerancia / que a veces se siente más seguro en su jaula de espinas (donde la luz fratricida no lo alcanza) / envejezco observando como duermen estas piedras de brisa / que en sueños se estremecen ///
• 39 •
09
Pájaro
el pájaro es del aire de la más deslumbrante libertad el pájaro hace nido en pleno vuelo y empolla entre sus alas y las plumas del viento el pájaro ve todo desde el aire y cuando muere se funde con la savia para irse al cielo en la copa de un árbol
• 40 •
10
Pesadillas
las abejas se fueron con el polen los árboles se llevaron los pájaros y el aire solo la noche existe (estrellas nos vigilan) cada día demora varios días // andamos con el alba trancada en la garganta / escuchando las grabaciones de las risas (de cuando había niños) // las peores pesadillas son las que al fin se cumplen.
• 41 •
11
Deslumbrada
nada nos deja más desérticos que una brasa en la garganta / un hueco cónico en el pecho / que se profundiza a medida que preferimos la franca soledad a grises compañías / que se desgranan en los dedos // antes que los relámpagos estallen contra sombras egregias y las calles se cubran de vidrios astillados / la muchacha más honda (derramada en extenso como una ola sobre la playa inerme) / palpita deslumbrada entre lentos guijarros / y termina aplastada por la geometría de los predios / enhebrando pupilas encendidas / entendiéndose mejor con las estrellas que con abejas prodigiosas / hasta llegar a ser como el pálido aliento deslizado en el tiempo / entre labios fosforescentes de la espuma ///
• 42 •
12
Al Agua y a la Sal
soy lo que pude (cometa sobre el río, contra la tempestad) // la armonía se evidencia al trasluz / donde las teclas pulsadas se parecen / pero se altera la secuencia de acordes // los mismos perros cambian de posición / y el trineo muda su rumbo hacia otra nieve /// se alarga el cielo y el azul parece más liviano // hubiese jurado que anoche llegarías // siguen cayendo hojas ocres / que cubren laberintos del parque / y te siento morir a cada instante // la procesión sonámbula se arrastra / multiplicando peregrinos que sufren con insectos que les andan entre ropas y piel // de nada sirve consultar estrellas / si el fondo del barco esta cribado de balas y el motor padece averías crónicas // en el afán de alimentar falsos senderos que otrora nos llevaban al agua y a la sal ///
• 43 •
13
Cuerdas del Agua
el mago / con cabeza de aspas de molino / deshoja su opinión sobre los hombres (grandes olas moradas golpean su piel fina) // todavía cree en la cura del amor por la imposición de las bocas / y canta: - sería capaz de fecundar tu vida sin alterar tu cuerpo // florecerías entonces / y haría enormes ramos de ti // y tu perfume inflamaría el aire // de cierto estas escenas se deben a otro filme // hubiese querido entregarte lo mejor que había conseguido reunir después de tanto empeño / cuerdas del agua / campanas luminosas / nubes que vienen con recados de lejanas estrellas // al fin de cuentas / aprendimos en carne propia que las raíces del padecimiento se nutren en la roca viva //
• 44 •
14
Morral de Niebla
desde la grieta fina de su morral de niebla / la enarbolada destila frías gotas de metal rechinante / emitiendo un sonido ulterior / de gruyas aterradas // templos / para siempre / repartidos por la tierra estéril / cuyas cúpulas dejan de estar coronadas // navíos entran y salen de las islas / reunidas alrededor de la bahía que convoca / pero aullidos aún descargan la ira de los astros / de los dioses / de los pérfidos reyes cuyos gritos son puñales de hueso // manos frondosas de vestal / destellan su pasión hacia la vida / pisando una meseta herida donde la luz se muerde / recorriendo los párpados profundos de las videntes que el Oráculo agrupa // pero aún la sacerdotisa con cuerpo de león y alas de lejos / ve deambular las piedras / no se entrega al amor / y llora sobre el acre polvo de las tumbas ///
• 45 •
15
Boca de Carmín
detrás de piedras moras / en la cuesta que sube hasta la casa de techo apuñalado / alguien husmea en dirección a un cielo desgarbado / que huele demasiado agrio y hace desvanecer husmea por debajo de aquel cielo de campanas raquíticas / pastosamente gris / con una boca de carmín en medio sobre la mesa hay manchas de remedios / vino sucio y café derramado // de lejos se escuchan los gritos de las gaviotas / que parecen empujar unos achaparrados barcos / que al final regresan // bajan inmensas nubes y ninguna esperanza // el viento frio y la desolación van tomando cuenta del lugar / y no siempre lo que se estremece está realmente vivo // hasta piedras y hierbas despiden fuerte olor a pescado // la boca de carmín es tan solo un recuerdo / que no hace nada bien //
• 46 •
16
El Río de los Duendes
las semillas añoran el río de los duendes // hoy ha llovido (y no fui a la escuela) // sombrero de paja aún tibio / rueda sus lágrimas / (es preciso dormir / en cualquier momento vendrán a llamarnos / y habrá que reiniciar la marcha) // rocío / vibra en mis sueños / en cuanto destilamos gota a gota la inocencia / como una sonrisa bajo el agua // el ave consigue madurar entre dos vuelos (palomas desguazadas / rodean la verdad en carne viva) // entrecierro los párpados y presumo encontrar una respuesta / cavada a la medida de los dioses / vista desde la tierra que palomas escarban ///
• 47 •
17
Un Mar de Azufre
de tarde / la sangre ascendía desde las profundidades de la casa y no había quien entonase unos versos por amor del cielo (venían lluvias a lavar el aire y eran muertas apenas conseguían transponer los límites opacos) un mar de azufre rasgaba huesos de un apócrifo dios caído en la arena / entre los condenados // antigua necesidad de purgar culpas / se presenta en escena con una nueva pieza / titulada: ‘el musgo adormece a los diamantes’ // la poesía / desnuda / con piel de vidrio / se despedaza en la cruz del día // los árboles sonríen en la mañana porque son simples // como dejar al cuidado de los niños / la primera mirada ///
• 48 •
18
Pájaro Libertario
pájaro vertical / vibra la campana de tu sexo de vidrio // los anquilosados cerebros de cadenas estallarán al verte // hematológico pájaro multiforme / la cámara de odios se atasca bajo el nivel de las ciudades // ¿conseguirás volar entre abominables represores? pájaro libertario / payaso de la gran bofetada / eternamente en el albur de un solo salto / los anarcos te darán de beber (en rigor de verdad / el canto de las aves altera el aire / brindándole sentido) // antropomorfo pájaro interestelar / tatuado el rostro entre los senos de la fuente de piedra // buscando para siempre el multívoco origen / según los peces de conciencia ilusoria que siembran su verdad / a partir del fin de los poderes ///
• 49 •
19
Pasan mis Pasos, Pesan
tanto tiempo distantes / confundidos por multitudes que nos fueron empujando lejos / soportando el estruendo de los cementerios / la soledad de las ciudades talladas en todas las facetas del llanto // hombres que no sabían luchar / apenas soplar formas en vidrio y realizar ademanes dóciles / como melodías para entonar al alba // acerca de la muerte / apenas tenemos algo que decir / como para que las ideas tengan la misma fuerza del silencio // mis pasos andan lejos, unos de los otros; mi corazón se para y permanece en silencio mirando a los paseantes; la luz refleja en las hojas de papel que vuelan como alas; pasan mis pasos: pesan (se alejan redundantes); me conducen donde danza mi corazón, por siempre despertando.
• 50 •
20
El Tigre de Bengala
el tigre de Bengala escapó del Circo con todos sus petates: la grabación de un solo de Eric Dolphy en el clarón; un morral con pancitos y manzanas; y un retrato de Sri Aurobindo partió al amanecer, apenas despidiéndose de cada uno, a su manera a la romántica chimpancé -que hacía un tierno número con los payasos- le dejó un apasionado beso en salva sea la parte a su amigo el elefante, con el que durante horas conversaba sobre estrellas cadentes, le dejó una palmada suave en la oreja y la fotografía de cuando se sentó encima de un turista confianzudo al cuidador que le daba agua fresca a toda hora -y de noche salía a pasear con él bajo la luna- le dejo un banderín del Bengala Futbol Club (de la tercera división de ascenso) y así por el estilo se llevó pocas cosas: un par de enfermedades mal curadas; el paladar arruinado por la carne infectada de toxinas; el recuerdo de las risas de miedo de los chicos; y la clara conciencia de que era preferible morir en el intento, que perder otra vez la libertad
• 51 •
21
Feroces Dentelladas
feroces dentelladas sobre el paisaje que solo sabe de las estaciones y no reconoce sus ríos derramados // paisaje que se pinta con lo que se encuentra al despertar / con rastros de culebra sobre la arena ardiente / enmoldurando los gritos de pensar en voz alta / contra la soledad // el armero riega sus fusiles y unas flores de sangre le brotan en el pecho / como un jardín de risas muertas// en la sala de máquinas / los dioses navegantes controlan la presión de los volcanes / que enfrentan hecatombes de un mar de voz intermitente // cae el telón ///
• 52 •
22
Como Bardo / Trovador / Menestrel
en plena antigüedad greco-latina / el poeta fue un vate esplendoroso de túnica y corola (normalmente bilingüe, ambidextro y estereotrópico) que merodeaba por salones y aposentos / con su trova encarnada // tiempo después (como bardo / trovador / menestrel) recorría palacios y plazas de los burgos / cantando en versos y coplas desmañadas / una cierta ficción que agradara a los feudos / acerca de sangrientas batallas (las que, junto con pestes y epidemias, conseguían mantener el bajo índice de crecimiento de aquellas poblaciones) / agregando a su repertorio los mitos del pasado y variadas leyendas sin datación precisa // en países coloniales (invasores / esclavistas / genocidas) los poetas eran comparados con aves exóticas de plumajes vistosos / de canto excepcional / como los ruiseñores / o apariencia aristocrática / como los cisnes // ya en la era industrial / se esperaba que el poeta oficiase como un constructor (acaso un ingeniero) de rimas y de metros // y en sociedades acometidas por revoluciones proletarias / se exigía que el poeta fuese útil y anónimo como un obrero metalúrgico//
• 53 •
hoy el poeta ejerce otras funciones y (para mantenerse próximo de la escrita) suele emplearse como gráfico / impresor / corrector / aunque también traductor / revisor y librero // pero la sociedad masificada le ofrece algunas otras oportunidades / como presentador televisivo o radialista / comentarista de variados temas / redactor de aciagas propagandas mercachifles / guionista de eventos multimedia / periodista al acaso / profesor de su lengua y tal vez de alguna otra / y enseñador de (casi) cualquier cosa / siendo que en los últimos tiempos debemos agregar / letrista migratorio e incluso especialista en dibujos animados (que en rigor de verdad / -como afirman los niños- / son los únicos que se animan a todo!) ///
• 54 •
• 55 •
ENTRE •
los
•
y el
•
PÁJAROS •
VUELO
01
Entre las Pinceladas y el Paisaje?
sobre el caldo tibio; las carabelas navegan en la sopa que el rey sorbe con ruido, sentado en su almohadón de espanto esquirlas de arco iris viajan vertiginosamente en una órbita extensa, o se arrastran por los parques tentando refugiarse del granizo ¿qué es lo que puede haber entre las pinceladas y el paisaje? el rechinar de piedras y metales aturde a las aves migratorias, que vinieron desde las antípodas a construir sus nidos en la más intrincada vorágine de torres por el cielo ¿qué hay entre las tijeras y el corte? desde tan alto los hombres se tornan insignificantes; sus tareas parecen ser confusas comparadas con juegos infantiles ¿que encontramos entre las vísceras y el hambre? tal vez una arcada de asco que nos empuja al vértice de sombras, donde acabamos siendo ejecutados por nuestros propios ángeles guardianes
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02
Entre los Pájaros y el Vuelo?
entre los pájaros y el vuelo existe algo esencial: el polen de la vida, el duro suelo de piedra clavado en la memoria, donde nacen pequeños manantiales, las calles coloridas por la vida errante; también puede haber máscaras que gesticulan con ardor, pero nadie las ve, ni siquiera a través de sus ojos pintados como sumerios aún cuando el caldo se agita y el rey se estremece y naufraga, abrazado a su almohadón de plumas entre los pájaros y el vuelo se agita el agua muerta que refleja otra vida; la historia nunca escrita lanzada al infinito olvido de los días, desde un alto farallón inexpugnable; los hechos que estallan contra su propia imagen y acaso se confundan con el mismo misterio
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03
La Gracia y el Picaflor?
realmente ¿que hay entre el relámpago y el trueno? tal vez sea la sangre de los hombres, que se escapa a raudales y termina gritando consignas, verificando duelos inclementes, alimentando fieras siempre ajenas, incendiando el mar a borbotones ¿que puede haber entre la savia y el bosque florecido? solo una linfa inquieta, que anduvo por todas las instancias en conflicto, de batalla en batalla, eternamente atrás de una guerra en la cual se pudiera inmolar fervientemente ¿qué se puede ocultar entre la gracia y el picaflor? acaso apenas una melodía (que puede ser del viento, y mañana no será más nada); o un gesto que se habrá convertido en estrella, cayendo gota a gota en mi pupila, desde el fondo del mar
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04
Entre los Astros y la Noche?
¿qué es lo que podemos encontrar entre los astros y la noche? un pecho fustigado que aun procura una raza, alguna profesión con hondas tradiciones, blasones que lo obliguen a ejecutar impiedosos rituales y le aseguren cierta identidad, junto a una desflecada historia protectora ¿qué nos puede aguardar entre la espada y la pared? los pies cansados, curtidos, destronados; las manos ásperas, mudas, agrietadas; el rostro seco, arrugado, tieso; la mirada velada, sin la luz interior que la identificaba; la imagen de un vasallo que terminó su peregrinación, y se está yendo
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05
Cielo en Harapos
los pájaros perdieron la memoria y viajan solos - aleteando en silencio por un cielo desvaído y en harapos - tan solo concentrados en los huesos del viento llegan al fin a un tejado arbitrario que parece un destino, y se adormecen alisando unas plumas que podrían ser de otros en las alas aún guardan gotas viejas de lluvia, semillas licorosas como miel, y unos pocos insectos que domesticaron también el vago canto de pichones, que se agitan con la luna llena los pájaros dejan correr su pena cuando sospechan que el alba puede no retornar, y entonces se duermen angustiados con el alma llorada de presagios cuando el sol reaparece, lo reciben con cánticos y danzas, en un antiguo ritual de bienvenida
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06
Ausencia
y entonces, después de haberte ido, de ver lágrimas agolparse en las ventanas, huesos trepando a los estantes y acomodarse para pasar la noche; cristales astillados dentro de un mar de cieno, inmensos paquebotes varados entre los pedregales - bajo una luna mojada de dolor -; retazos de armas envueltas por enredaderas, miríadas de muñecas, alas de mariposas e infinidad de pájaros quebrados entonces solo entonces conseguí pararme sobre mis cuatro patas sobre todas mis ruedas con ejes descentrados sobre mis columnatas descascadas sobre mis patines de trineo en la nieve y aullar aullar ferozmente la tarde entera y parte de la noche (y hasta los días siguientes) hasta ser del mismo material de tu estruendosa ausencia
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07
Ciudad sin Cielo
no tiene estrellas la ciudad, solo explosiones y humareda ni árboles silvestres en libertad, solo los que están presos en las plazas y ya vienen cargados con bandadas de pájaros enfermos que se alborotan detrás del alimento no tiene nubes la ciudad; casi no tiene cielo no se perciben las estrellas desde la ciudad, pero tampoco se distingue la ciudad cuando la vemos desde las estrellas
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08
Muchacha con su Capa Iluminada?
(...) y de pronto el cuerpo se encasquilla como una pistola defectuosa, se traba y no dispara y los controles mentales van perdiendo eficacia, y ahí salta a la vista que la máquina no responde a sus comandos naturales que perdimos capacidad de competencia, ya no jugamos más en el equipo, nos bajamos en cualquier estación y el tren siguió su viaje, ya no estamos en ningún lugar, no nos aceptan en ningún reparto, en el circo solo nos emplean para darle de comer a los leones, y cuando pasan lista no dicen nuestro nombre, y ahora me pregunto ¿quién es esta muchacha que me toma tiernamente de la mano y me cubre con su capa iluminada de distancia?
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09
Nido de Esquirlas
era un nido de esquirlas su morada no encontraba cometas para echar a rodar por los caminos y eso hacía con que su eterna herida -aquella que arrastraba desde la infancia como sombra - le gastase los dientes frotándose en las piedras la arena como duna que cubría los puertos y apagaba los oscuros vitrales lo acompañaba en las tardes de insomnio era un nido de esquirlas una casa de arcilla que crecía con mareas de un océano en tránsito que no encontraba estrellas para abrir los senderos de las pupilas nuevas, y allí estaba la clave que elucidaba el día a partir de su nido de su oculta morada pero cuando tentó cavar una nueva guarida, ya se había perdido en el hastío, declamando unos cánticos que no reconocía. No había campanas de sustentar la risa, ni siquiera torrentes que modelasen las piedras que aún le quedan el polen de la vida, que nunca se termina, estaba construyendo otra galaxia en la cual ya no estaba
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10
Entre el Piano y los Arpegios?
vociferando pasa una tropa de nubes escarlata tengo calientes los ojos, y apenas cierro los párpados, las lágrimas asoman ¿qué sentido podríamos hallar entre el piano y los arpegios? solo aquel que conoce la existencia de jornadas culpables, donde se esconden los que tienen dueño, puede dar una pista sin embargo cualquiera puede encontrar una mujer que se deje acariciar como un gato callejero, y se entregue al impulso de cargar con ella por un tiempo, disfrutando las delicias del fracaso en lo personal, ahora solamente espero revivir un tiempo que no pase raudamente como un cometa en estado de gracia, sino que algunos días azules encuentren condiciones de quedarse por un tiempo conmigo, preservando un puñado de semillas amarradas con un estrecho nudo en la garganta
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ECLIPSE •
en la
•
MIRANDA
01
zapatos andariegos
el transeúnte había perdido nuevamente la pista de sus zapatos viejos se pasaba el tiempo juntando coraje para ir a buscarlos, es decir, para lanzarse finalmente por detrás de sus pasos le hubiese encantado aventurarse por ahí, disponiendo de su propio campo magnético, y volar a la velocidad del pensamiento, aun siendo materia (la mirada perdida en los misterios) tal vez sus pasos se hubiesen ido lejos, conduciendo una vela de esas que se encienden en los templos o se llevan cantando en procesiones pero el hecho es que el viajero extravió definitivamente sus zapatos y le daba vergüenza andar en público escondiendo los pies como un animal que tiene garras o una peste cualquiera en las pezuñas tal vez aquellos zapatos andariegos regresen algún día cantando un tango antiguo y contando la historia de otro hombre que no precisaba de rumbo ni razón para irse un buen día sin permiso
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02
mirada
la mirada del protagonista se aparta de él y a veces se va lejos se hace mirada de otros (habitar pupilas diferentes le enseña a descubrir nuevos puntos de vista; analizar la incidencia de la luz o del odio sobre seres y objetos) estudiando a Cézanne aprendió a mudar de ángulo y a ver las cosas como los Cubistas, encabalgando etapas de su multivisión y creando alteraciones en función constructiva la mirada tropieza con ciertos laberintos, pierde algunas dioptrías, se cansa, pide ayuda y al fin regresa, más rica, y con la audacia de crear lo que ve
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03
el sombrero
chisporrotean los pájaros en la arboleda / y la mente divaga / arde la mirada sobre el estallido de luz / en el espejo de aguas algunas cosas íntimas se fueron a las nubes como ser el suspiro y el ansia de viajar por todas partes recorrer megalópolis o pequeñas aldeas como Tafí del Valle como San Gimignano aldeas petrificadas o cubiertas de espuma reconoce que dejó escapar una enorme cantidad de alegrías que por momentos se alejó del amor y prefirió bucear entre restos de batallas navales con ansiedad tan grande se abalanzó a la vida que la angustia de la incomprensión lo acompañó por años como un sobretodo de lana espesa con el cual le hacía frente a los peores vientos pero en las múltiples refriegas urbanas los fusilados llovían por las calles y el hombre fue extraviando cosas hasta perder finalmente su sombrero y lo que es peor, la sombra del sombrero, que le cubría la cara y hasta lo protegía de las otras tinieblas que a menudo lo acechaban en las noches de Invierno • 72 •
04
la noche
llega un momento en que la noche se inflama desde adentro y se expande como un globo aerostático parece que se agranda a nuestro alrededor o se agolpa sobre la ciudad que inclina la cabeza a la espera del día esta región pasa por indiferente, pero aún sufre la presencia ominosa del espanto, que permanece inmóvil serpenteando al calor del asfalto por momentos la brisa corre hojeando la arboleda donde almas se refugian los ancianos se estremecen en sus grutas de lana, y los pequeños lloran en sueños, andando por tortuosos parajes en los cuales se sienten indefensos todos nos acurrucamos temblando, esperando la luz llamando ángeles y santos protectores ( proyecciones de nosotros mismos) pero afuera solo está la noche que gira y gira aullando, persiguiendo su vórtice, llenando el aire con su densa presencia
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eclipse en la mirada
algunas veces salgo y mi sombra no regresa conmigo por momentos se pierde entre las luces de la ciudad, herida de rencor, se confunde con otras y al llegar a mi casa descubro que ella vino primero, por su cuenta, y ahí la encuentro sola, resentida una semana atrás me desapareció (nunca había estado afuera tanto tiempo) y al fin volvió con otras sombras (torvas, oscuras, amenazadoras) que se arrastran confusas y me acechan duermo de día en el jardín o abajo del alero, y de noche me tranco a leer con las luces prendidas y un farol siempre a mano, mientras escucho del otro lado de la puerta, como ellas se retuercen y hacen chirriar los dientes como perros difícil es cargar tinieblas propias y mucho más oscuridad ajena (los ojos restallando de luz y la visión de un ciego) tan difícil como andar con un eclipse en la mirada
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06
tener historia
el pasajero no reconoce su pasado mira las avenidas y los parques, busca los edificios que había en su paisaje y todo le parece muy cambiado no encuentra las señales, las personas son desconocidas, se pregunta si realmente fue allí mismo que alguna vez vivió los fantasmas con cara de parientes no quieren recibirlo porque lo ven extraño y forastero los amigos que tuvo ya partieron y nadie sabe de ellos, se ha perdido toda referencia y el hombre así descubre - consternado- que jamás existió que imaginó un pasado para tener historia, para no confesar que es solo una entelequia, un ser imaginado, una abstracción un ente en permanente estado de configuración, que solo será real cuando termine
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07
viento taciturno
los operarios del ferrocarril alisan las miradas que los pasajeros dejaron caer sobre el paisaje hasta las nubes acompañan una brisa que sacude los juncos e inquieta a la hojarasca desde lo alto del terraplén se puede ver el vientre herrumbrado de los barrios que pasan al ritmo machacante de los trenes siento orgullo por no haber sido esclavo ni soldado (la sangre seca protege las heridas) hay quien no escucha el temblor y piensa que su corazón yace apagado como un faro muy lejos del océano o un viento taciturno que se esparce hasta lo más profundo del silencio (la jauría se oprime entre remolinos de carbón encendido)
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la espera
arrastrando un cuerpo malherido, el súbdito se aproxima y llama a la puerta, pero el día no atiende; entonces él se sienta en el cordón de la vereda y espera que un día, el día le abra apoyado en su conciencia como un bastón de mimbre, aburrido y alerta, tira de la cuerda en cuyo lejano extremo está amarrada una campana con dragones grabados entonces las míticas figuras se estremecen, llamando allá a lo lejos, en un patio que queda entre las nubes y el pertinaz afán de ser oído, pero nadie responde visto de cierto modo se podría decir que está indignado, y golpea el llamador de hierro o bronce, aprieta el botón del timbre, de la campanilla, agita los controles del portero electrónico, pero nada acontece entonces, el resignado se sienta entre rocas del jardín budista, junto a la fuente medieval de la aldea de pastores, entre los piquillines y chañares perfumados de las agrestes sierras que lo vieron crecer entre serpientes y escorpiones ocultos debajo de las piedras preciosas, a los pies de un obelisco insomne, de un muelle interminable que penetra en el mar, y espera que alguna vez puedan recibirlo, para entrar de la mano de un guía o un Maestro sabio y comprensivo • 77 •
pero mientras espera, al acólito le parece que lo espían, que está siendo observado por los frailes del templo, acechado por los soldados del cuartel, por los gnomos del castillo en ruinas, sitiado por los títeres del guiñol pintarrajeado, por los eclécticos tripulantes del buque fantasma, por las deleznables monjas de clausura por eso permanece tanto tiempo sentado, sitiado por augures en la boca de un trueno en vías de extinción, con el alma en un hilo, casi sin respirar esperando ver salir o entrar a los peregrinos, los miembros de la logia, los comparsas de la orden con sus togas de color azafrán y sus ojos postizos (mirando siempre el tiempo que manejan) con los pocos dedos que le quedan, digita un código en el computador central de acceso, realiza unos arpegios desmañados en el piano apolillado de la sala, tamborilea en las mesas de mármol del café de la esquina, del burdel donde las muchachas se abanican y continúa esperando (pero nadie responde) se acuerda de Kafka y de Orson Welles, y piensa que a pesar de que los dos tenían conciencia del problema, tampoco ellos consiguieron penetrar por la puerta, ser atendidos por la justicia, conseguir una explicación plausible o probatoria
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que dé sentido a la vida y a la muerte, a la existencia atroz del universo, pero igual no pierde la esperanza
se extiende calmamente - cubierto por su manta - y duerme como un pájaro, mientras la nieve lo cubre poco a poco, y luego el polvo fino que vuela del volcán, y después la arena del desierto que devora los campos, y más tarde las lunas giratorias y el océano rampante
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compañía
muda la situación del día en curso; parpadea la luz, pero llega la lluvia a rescatarla con sus labios de plata la calle abre sus brazos mortecinos como esponjas los árboles se hinchan para colmarse de agua y dormitar, con los párpados apenas apoyados en el sueño, que modula la mañana redonda pequeñas velas arden, repetidas en los altos vitrales y en las cúpulas que reflejan el eterno resplandor del cielo todo parece un arco de nostalgias o la visión de un nido de cristales mustios que protege la historia, apenas recortada entre nubes ligeras todo parece acurrucarse, procurando tibieza en la memoria, en la que aún danzan fragmentos de la vida que supimos rescatar de los escombros que nos contamos en un largo susurro, imprescindible como la compañía en el viaje de regreso a casa
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fotografías antiguas
hay un momento en que las fotografías de los muertos comienzan a parecerse con los que aún están vivos en que el dolor gastado construyendo puentes sobre abismos de barajas marcadas rueda en sentido inverso y la piedra de Sísifo se hace cotidiana, convocándonos al salto entre las dimensiones llega al final el día que no termina nunca que no precisa explicación y canta con las voces de estrellas en cenizas abriéndonos un espacio iluminado tan solo para seguir girando en la elipsis del tiempo, pero sin las cadenas
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pañuelos agitados
- Nadie que agite suavemente su pañuelo en el aire podrá sentirse realmente solo! dijo una muchacha absolutamente sola, mientras danzaba en la plaza vacía las personas pasaban y observaban, algunos con sorpresa y otros con envidia, porque al fin y al cabo la muchacha había encontrado un camino y festejaba por eso a cada tanto, unos pocos se unían a ella y también bailoteaban sonrientes y agitaban sus pañuelos en silencio pasaban otros y observaban así mismo la acción algunos con curiosidad y otros con admiración, porque los agitadores de pañuelos finalmente tenían un objetivo en común y parecían felices al respecto no faltaban los que -por falta de otros planes- terminaban integrándose a la congregación con entusiasmo fueron llegando reporteros de radios y periódicos, fotógrafos y camionetas de la televisión, y pronto multitudes convergían sobre la plaza, atestada de gente la mayoría seguía el ritmo y agitaba suavemente pañuelos en el aire seguramente ahora nadie se sentía realmente solo, y todos sonreían, alcanzados por una vibrante corriente de fraternidad, festejando por eso
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más por allí pasó un satélite lejano o un avión invisible un artefacto espía que alertó al imperio con imágenes de la plaza en cuestión y los todopoderosos observaron la escena con detalles, considerando que las personas estaban pecando de soberbia, protagonizando un conato de insubordinación al régimen mundial instituido pensaron inclusive que sus acciones terrenales podían tener otro objetivo que no fuera el de glorificar el sacro nombre del sistema instaurado y sus brillantes númenes apostólicos por lo que enviaron un sorpresivo e inmenso rayo bíblico que se abatió sobre las mansas esperanzas de aquellos parroquianos, fulminando hasta el último pañuelo, y festejaron bastante también por eso mismo
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luminoso de neón de un cine-teatro
para el protagonista fue una sorpresa verificar que, después de haber perdido la vida, aún continuaba existiendo; se quedó quietecito, acurrucado, pero inmediatamente percibió que su antiguo cuerpo estaba mudando velozmente de composición, sufriendo una acelerada metamorfosis; no podría seguir ocupándolo porque era evidente que otros habitantes se estaban apropiando de él, entonces se asomó al exterior de lo que hasta hace pocos instantes había sido él mismo, y espió para afuera; comenzó a dejar esa carcaza, lentamente - no sin esfuerzo, puesto que no le resultaba nada fácil abandonar la caparazón que había ocupado durante casi un siglo - y fue saliendo con sigilo; continuó sorprendido al ver que no estaba oscuro, pero no hubiese podido determinar de donde venía el resplandor; conseguía moverse y ejercer otras actividades sin el cuerpo de antes, que ahora le parecía muy pesado comparado con el que disfrutaba ahora; en efecto, se sentía más leve y luminoso, en su conformación sutil e fluctuante;
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por otra parte sus recuerdos ahora se le confundían con los sueños, y ya no sabía que imágenes pertenecían a su historia verdadera o habían sido simplemente expresiones de deseo, devaneos estimulados por intensos sentimientos, emociones que le parecían absolutamente innecesarias en el presente, sin asidero real alguno; así, de sorpresa en sorpresa, pasito a paso - aunque más que caminando parecía estar nadando entre vapores -, se fue alejando rumbo a la luz mayor que lo atraía como un pequeño sol, o mejor, como el enorme cartel luminoso de neón de un cine-teatro.
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cometas prodigiosos
cada día notábamos que había una mayor distancia entre Invierno y Verano, entre las leyes y la justicia, entre la madre y el hijo que ella había traicionado además de joyas y monedas de oro, los cambistas comenzaron a trocar órganos de niños y espacios de tiempo deflagrado un miedo sucio crecía lentamente alrededor de todo, como un charco de sangre o un río abierto que brotaba de la propia tierra, llegando mansamente al caserío de los arrabales deslizándose luego hasta el valle, cubriendo la ciudad con un agónico murmullo cada día notábamos que había una mayor distancia entre la Luna y las mareas; entre el Sol y los planetas que él mismo alimentaba entre los fósiles y los cometas prodigiosos comenzamos a notar que los escalones del templo estaban a distancias diferentes, así como las luces que oscilaban entre la armonía y la noche violenta entre la verdad del trabajo esclavo y la parodia de la prosperidad entre auténticos fraudes y la falsa hegemonía redentora; entre el simulacro de la vida y la imposición arcaica de la muerte
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trapecista
hay momentos en los que el valeroso suelta las dos manos y se larga al espacio, girando en una arriesgada pirueta, como un avezado trapecista algunas veces cae en la red protectora y otras se arruina contra el suelo pero lo mĂĄs interesante es cuando permanece en el aire, en medio del salto, estĂĄtico, vibrante, plasmando la acrobacia como un cometa embalsamado en pleno vuelo
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se protege
suenan los ríos, crepitan las estrellas el valle se abre hasta alcanzar los cerros en un murmullo sordo y sostenido, donde el misterio ocupa el lugar dejado por guijarros que rodaron colina abajo, hacia la hueca garganta del silencio la estruendosa presencia del dolor consigue matar el sentimiento y el amor ahora yace como un pájaro herido por el mismo huracán que lo llevaba en brazos haciéndolo girar en sus pupilas de lagrimales viejos el agua busca las piedras que reflejan el cielo (las aves tienen miedo que al fin el viento les devore el vuelo) pero todo se oculta y busca un nido los elementos se agitan en el aire y terminan cavando una guarida entre las nubes por más feroz y diáfano que sea lo que digo se protege también entre palabras
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CAMPANAS •
de la
•
LLUVIA
01
ojos apagados
1 solo el viaje, como una agüita sucia, más hacia la frontera de la náusea que en dirección a los reflejos claros pernoctando en un hotel sin ventanas, con los pisos cubiertos de alfombras encrespadas, con gatos en los muebles (custodiando fantasmas) y el estruendo venido desde lo alto, del tejado grisáceo, o tal vez de la casa de Dios y su orquesta de viejas 2 veíamos bultos que parecían focas, en lo que simulaba ser la costa, frente a un remedo de laguna muerta; en un hemisferio impostado; los puntos de coincidencia eran muy pocos, no obstante parecían suficientes para encarar una primera acción (aunque, después de entrar, fue evidente que en el lugar común, no había salida) 3 la bruma apelmazada del amanecer de duelo duró años y masticó la vida de los más frágiles (que fueron amasados con pasta de cartón y • 92 •
diarios viejos) de los que venían de atrás tratando de encontrar las palas del molino, los ejes de las ruedas hundidas en la greda, cada vez más inerte; aquellos que eran fruto de una fantasía y ardieron facilmente en otra 4 las calles todavía ostentaban una especie de sangre astillas de cristal y pupilas que no creían lo que estaban viendo cuerpos deshechos se reunían a la intemperie con restos del martirio agrupados en vertientes de ceniza insomne sin destino preciso y el mismo remitente 5 los que generaron el colapso no siempre fueron los mismos que después cayeron (despojos suelen confundirse de nombres) siempre hay quien lucha con la espada ajena; escuchabamos explosiones que acaso nos llegaban desde otra pesadilla, de un incendio lejano, detrás del griterío metálico de las gaviotas, • 93 •
cuando las barcas subían a la arena con su carga de ojos apagados 6 buche de fuego – bosque de estrellas mustias alguien refregó el suelo del convés antes de viajar inmensamente; y la sombra fue pasando de mano en mano (ojo por ojo, diente por diente), estremecida en la venganza de la luz, entre montañas de chatarra, con filosas esquirlas que protegían la huída; constelada visión!!!
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02
piedra amordazada
la piel fina del verano translucía el paisaje tembloroso encendía la mañana como un candelabro, vela por vela, y el horizonte se mostraba de a poco, tal vez regresando de un eclipse nubes eran cardúmenes de bruma desplazándose en varias direcciones enredando el vuelo de los pájaros que destellaban en el contraluz nunca hubiera sido capáz de abandonarte pero, con el esfuerzo de los años, conseguí apagar tu recuerdo desde adentro del sueño sentia el aroma de lluvia que se aproximaba la tormenta que erizaba el plumaje y gruñidos cayendo desde un cielo de piedra amordazada
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03
blusón rojo
pero hay algo misterioso que va desde el ocaso a la frágil madera con sus manos reunidas en señal de clemencia perfumada por aquellos despertares en los que todavía no entendemos donde estamos a que puerto arribamos, o si aún no salimos de la celda profunda hay una sensación de existir afuera de lo que está pasando ajeno al sueño en el que los demás aún persisten como encarnando una existencia paralela en otro hemisferio giratorio en una rueda de causalidades que se desplaza de manera incierta masticando el aliento de estrellas diferentes respirando otros días más cortos en su eco transversal con menos horas que las necesarias no solo amaba tu figura de luminosa arcilla sino también los días en que fue inaugurada tu sonrisa detrás de un blusón rojo
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04
el camino
los plátanos siguen mis pasos y en una curva del sendero aparece la rústica capilla en la que el propio centinela reconstruye máscaras y barcas o acaso solo sea la versión de un acorde indefectible repetido en arpegios como hondas que el mar todavía arrastra (iluminado) en cuanto los amantes se funden en una mirada legendaria entre caricias que los mantiene vibrantes bajo el sudor del cielo acumulando heridas, tentando escapar al aluvión de arena soñé un verso que dice: - el camino se inunda con el tiempo
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05
para no despedirse
El siglo perverso dio más creaciones que la historia anterior. Y las cubrió con miríadas de cadáveres escuálidos, despedazados, como animales devorados por hienas. En la paz de la tarde escucho el agrio gemido del molino de campo que rechina con el lento giro de sus haspas. Murallas de cuerpos rasgados; miriadas de seres sacrificados como insectos. En la calma de la naturaleza, junto a un simple artefacto del ingenio humano, se impone esta atroz constatación apretada en las manos para no despedirse.
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06
nos parecemos
nos parecemos con las festividades en las cuales la orquesta está formada por parientes y todos se sienten obligados a danzar y ser felices con los entierros en los que los deudos se muestran agitados mientras esconden el cadaver debajo de la tierra para que empiece a pudrirse aceleradamente y ellos puedan volver a sus negocios con las guerras que amontonan cuerpos que ya se sabían muertos de injusticia y miseria antes de comenzar el exterminio patrocinado por el gran imperio nos parecemos con un desfile de disfraces y carros alegóricos repleto de payasos escuálidos y atroces saltimbanquis acróbatas reumáticos y malabaristas que arrastran sus cadenas tras una domadora embalzamada
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07
el canto de pájaros
acaso las deudas no se cubran no puedan cancelarse no haya ninguna forma de compensar el daño proferido la ceguera que nos ataca en un balcón de piedra que se abre hacia un abismo arrasado por los huracanes solo el peso de tanta soledad puede dar la medida del dolor que causamos y que ahora revierte en un volcán inexorable como un castigo bíblico o una condena que no parece justificar el trago de abandono que nos aprieta el pecho en agonía la jaula del jardín debe estar siempre abierta ocupada solo por el canto de pájaros que ya se fueron y todavía se hamacan desde el aire
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08
tu puñal
Una dinastía cava los cimientos de la próxima. Andamos tras las huellas de los dinosaurios. Cuando dibujabas a mi lado, ya estabas ensayando el abandono. Una guerra entierra explosivos, que estallarán en el siglo que viene. Cuando mordias mis labios, tu puñal ya buscaba mi espalada.
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09
en su clave
por momentos no es más que una conflagración en medio de robustos muros y degradante hedor a peste grietas de sed corren a los lados de la boca y al fin el personaje enferma misteriosamente (como Khlebnikov) y es sepultado junto a su própio corazón - todavía en llamas las notas cambian de lugar como aves migratorias, pero la conciencia del poema está siempre en su clave.
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10
solo rumor
la que se aleja cava tormentas y las planta en su lugar vacío en los cráteres volcánicos que su ausencia ha tallado prehistóricos truenos se arrojan del pedregal del cielo cargando lágrimas que asustan en su vuelo el eco de los rayos gime en la cúpula coronando una tarde enrarecida donde animales rondan su identidad con colmillos alertas; banderas yacen en barricadas incendiadas en cuanto puertas arrancadas se baten con el áspero viento de todos modos son garras de las sombras que nos cubren desde ángulos diversos del tiempo que se escurre en soledad como las vibraciones del campanario temblando entre raíces, parpadeando de luz contra el arcaico muro cuando la lluvia se desploma al fin y todo es un solo rumor que reverdece el cielo
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luna
es tanto el rencor acumulado el veneno que la ciudad exala sobre párpados tiesos (un vapor tejido como redes de acero, maraña de suplicios que brama con los toros, a la hora en que todos huelen a carcazas en vastas pesadillas, mientras el sembrador se pierde en las olas de greda) siento la pulpa de la fruta que crece hacia adentro y envuelve al carozo como un cerebro ardiente a veces tenemos que escarbar en huesos del pasado para encontrar apenas un puñado de luna
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barquero en sombras
islero solitario cruza el cielo o el río (de pié, agazapado) al vaiven de los remos; pájaros o peces lo ven pasar (las nubes o las ondas) y lo aceptan como un hecho natural, sea una planta o el color animal que viaja alrededor las estaciones solo avanzan por el agua o el aire cuando son transportadas por el barquero en contraluz cuyo reflejo es apenas un eco
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horas
el día (ciego) no sabe adonde va pero se mueve, gira sobre sí mismo, suelta el canto de pájaros ilustres que controlan las horas y observan la batalla desde lejos
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la senda de mi casa
ya no caen estallidos en la ciudad estéril la muerte se esconde en los escaparates adornados y devora todo lo que puede hacerme compañía en cuanto las palomas se expulgan preparándose para dormir acurrucadas temiendo los rayos que arrasan sus guaridas mientras tus lágrimas procuran por mi pecho (y cuando lo encuentran, no consiguen abrirlo) por eso tu obra es un desierto desde que pusiste fuego en tus ojos de ternura para que olvidaran la senda de mi casa
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Tezcatlipocas
parecía azul el viento profundo que atravesaba lentos ventanales y esa respiración se escurría lánguida en la casa silenciosa preferentemente en este cuarto soleado donde un día nos amamos y algunas flores aún parecían sufrir con el recuerdo en el parque habíamos sentido la presencia de un largo resplandor de trigo que crujia como manos secas pero no conseguímos descubrir como llegaba hasta nosotros la claridad que repetía el ritmo de las huellas el extenso tiempo que pasó, exalado en pinceladas cortas, no dejó que las imágenes perdieran el color y la furia: aún así ninguno de los cuatro Tezcatlipocas dejará de sostener el cielo
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escarbando el futuro
Hay niños cantando en las embarcaciones. Luego van por colinas entre flores de acanto y al fin se alejan escarbando el futuro. Los huecos envolventes del alma todavía se agitan. Tañe el ocaso como bronce trabajado por Herón de Alejandría y un trirreme surca el tumulto de agua desgarrando el tiempo. Dinastias sucesivas hurgan con uñas nuevas las piedras de pesadas ruinas debajo de la angustia. Con el cristal del miedo observamos retazos de paisajes y hemos verificado que muy poco es lo nuevo florecido.
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17
campanas de la pólvora
Vivimos en un cuerpo con muy pocas ventanas. Las personas envian mensajes a las ruinas futuras. No obstante el escriba continúa gravando sus tabletas de arcilla y el predistigitador digita con presteza. ¿En que cabeza cabe? La bala no se guarda, y apenas entra procura escapar con sus nuevos recuerdos. Aunque el viento que inclina los árboles se enrede en los molinos. Aunque cubra los techos con cenizas del tiempo (un silencio de huesos transcurridos). Para atravesar las puertas del cielo basta tañir campanas de la pólvora.
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paraguas rojo
Del discurso del asno consigo entender solo palabras sueltas. Sobre sosobra nadie explica nada. Bajo un sol que raja, el hombre se pasea con un paraguas rojo. En su jardín las flores abren siempre hacia adentro. Todas las puertas de esos sueños permanecen llaveadas. Policias femeninas custodian los sanitarios de su baño sagrado. Confunde felicidad con placer (que acaso sea un instante). Dice que el dolor es una larga cadena de suplicios como esencia de vida. Cree que producimos una energía amarga que alimenta a los dioses.
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cangrejos
Adiestrados en los pasos perdidos de las mansas estrellas (que aullan lejos, al fondo de la noche apenas invitada) los cangrejos escalan desde el agua y se hechan a los pies de las luciérnagas. Como sábanas turbias, palabras demolidas te llaman, esperando que vuelvas por el aire para caer en el hueco de mis manos como lluvia (que apenas es un ruego o acaso una caricia). Las sombras retroceden como crustáceos asustados más dejan restos que glorifican a los que tallan las esencias con sus dientes de puro sentimiento.
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zarpazo
Siguiendo la línea de puntos, niños rien en sus juegos. Con pequeños brazos nadan en la nada. Frutales rondan la ira (tierra de nadie donde nace el zarpazo). Buenas y santas! dijo el diablo al entrar: Que se haga la injusticia!!!
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impresión digital
Alcancías inútiles. Ya no hay agua en los cántaros. Rejas cercan extensas geografias y el chasquido del látigo rampante acompaña al hielo que no ceja. Que solo extinto riega primaveras. Alguien baja la ladera con un collar de estrellas mustias. Haciendo alarde de su astucia, abandona a los cómplices. Dios deja su impresión digital sobre la sangre.
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lobo de la noche
Manojos de hierros ilusorios buscan nido en tu pecho, aparentemente rodeados por geranios que hacia el atardecer se duermen (luminosos). Las aguas permanecen lejanas rodeando acúmulos de rocas (ásperas, aún sin ser hostiles). A menudo los caminos son obstruidos por sus propios creadores. El admirable lobo de la noche modela un hogar de arena turbia como refugio para estrellas del mar que llegan con la espuma. No hay nuevas guerras, sino la misma que estalla desde siempre. No obstante, las palomas aún bajan a comer en mi balcón (y escucho su rumor en cuanto duermo).
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ritmo
era la cuerda de un reloj de pared un metrónomo ciego que marcaba el compás el traquetéo del tren sobre las vias el émbolo gigante de una locomotora en llamaradas -cuando el cielo ya no era más azul, sino rojo y violentoel péndulo de los místicos y de los alquimistas un ahorcado balanceando en su cuerda una niña que se hamaca en el parque (el mismo ritmo puede fundar múltiples territorios)
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“figueiras”
Cabellos de angel en la sopa; naranjas de paseo; el pararayos gime en su amargo tejado, cerca del faro que procura un amigo lejano. Los niños son amenazados; los bosques incendiados. Raíces deberían hundirse en el pecho del tiempo a fin de florecer sobre el mantel tendido por la historia. No parece haber viento hoy. Tal vez serpientes se extiendan al sol, mientras caminas por la arena mojada –lejos, muy lejos-, entre “figueiras” centenarias, con la mirada hueca y el vientre fustigado. Pensé que cubriéndote de amor y enseñanzas podría preservarte, pero alcones devoraron tus ojos y te arrastró la inercia (con su código Morse de avisos apenas digitados y un tsunamy de soledad que se baba la ropa, sucia de tinta xilográfica). Devorada por la pavorosa indiferencia astral, que no regala jamás una respuesta, ruedas por la sagacidad de torpes artificios.
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diosa madre
Los semáforos están siempre en rojo; las iglesias trancadas. El cielo parece plomo líquido. Metrópolis cubierta de basura. Un minuto más. Siempre tenemos que aguantar un minuto más. Un paso más y todo pasa. Todo termina -al fin- en un instante más. Pero tenemos la gloria de que en el vientre de las mujeres nacen los seres, el mar y las estrellas. Es el nido de lo fértil-felíz. Esas piernas sostienen la existencia, como los cuatro Tezcatlipocas. Como la tortuga gigante que atraviesa nadando el universo, cargando con el mundo en su caparazón arredondada de gliptodonte. Algunos nacen con los ojos abiertos hacia las formas coloridas; otros de espaldas a todo lo que fluye. No obstante contamos con la Diosa Madre que genera, debatiéndose entre miriadas de dioses estériles, que solo mastican huesos y raíces de guerra.
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lobos
Mis pájaros hacen girar las llaves en las puertas. No hay candados que tranquen mis sueños. Ando con ojos amarillos y veo de la misma forma que los lobos. Si te acercas, el clima se ilumina, refulgente (si no estás, todo vira cenizas y desaparece en el astuto viento). El paradero del pastor es un misterio. La hierba revolotea cuando el tren pasa volando. Aullan los peces al nacer el agua. Las olas llegan con la espuma en los brazos. Gastamos siglos por seguir siendo esclavos. El relámpago cruel que parte el alma, aún nos amenaza. No encontré sonrisas en los alrededores (todos parecían desconocer la Primavera). Este cuerpo está conmigo desde siempre. Quiero creer que nunca tuve otro, pero observo que él envejece cada día más rápido, y yo sigo lleno de preguntas. Un gesto errado, y luego el precipicio.
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miedo
Arde la música en sus ropas viejas. Relojes se acurrucan en el frio de las sombras, a fin de proteger el tiempo. Los carpinteros trabajan a lo lejos (desde aquí escucho sus martillos por debajo del cielo). ¿Donde está el pintor de la corte que retrata eunucos de la ciudad sagrada? No arrancaré del malezal las flores que flotan en silencio. El jardinero hace lo que puede, pero puede muy poco entre las hojas secas. La sangre sigue huellas de la historia gravadas en los huesos con el filo del miedo. Corro para atrapar al río. Por mirarme a los ojos y exigir respuestas convincentes, de alimentar los niños.
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28
blanco desierto
Con dificultad las barcas se mantienen a flote, pero no consiguen navegar en el charco de piedras. Los caballos rupestres yacen sepultados bajo guijarros arredondados aún por el exilio. Esta sensación de estar exhausto, de cargar una esfinge sobre los hombros para plantarla entre nubes de avispas, nos empuja hacia un punto que está en un valle oculto, adentro y no en el horizonte. La adversidad sigue inmersa en la fuente de arena, donde huesos de pájaros bajan a beber, y se bañan con las alas dispersas. Nos envuelve la luz, como un rayo constante, que grava nuestras huellas en el blanco desierto. Ya no tengo más aves que morir, ni siquiera una espuma de cuarzo por llorar.
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29
cetáceo
En sueños me refugio en mi otra madre, que es un cetáceo pré-histórico, y a la vez una estrella nacida de huevos luminosos. También sabe parir relámpagos de polen y algunos frutos con semillas en forma de cometa. Ella nunca renegó de mi y consigue mirarme a los ojos, dentro y fuera del agua. Con todos los climas pernoctamos en murallas de sal, pero también en vitrales de limo y cánticos de lluvias. En su casa siempre hacía menos frio que en tu ausencia. La escarcha rompía olas en mi almohada, pero todos jugábamos a desgarrar el agua y arrugar puñados de la brisa.
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atando cabos
Líneas recién nacidas aún son amamantadas por nodrizas con sus pechos de cúpulas. Junto con la leche matricial aparece la luz que nos dibuja. En la conflagración de las estaciones, cosechamos una energia envolvente que conforma nuestras camadas superpuestas, como bulbos del monte. A ciertas horas las lágrimas se agitan. Con su dolor estremecen el follaje, que poco a poco cubre altares de piedra tallada, con dioses ameríndios de mirada estoica. Llevo esos ojos ocultos en la sombra de mis propios sueños. Manos que buscan liberarse, recorren plantas de piel verde y violenta. Al fin, atando cabos, descubro donde estoy amarrado.
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gatillo
la mano derecha golpea sobre la mesa la izquierda prende los botones la derecha dá la conducción síncopada en el platillo la izquierda sostiene con fuerza la horqueta de la honda la derecha empuña firmemente el paraguas la izquierda sostiene el tenedor con elegancia la derecha brinda mientras la izquierda se despide saludando pero las dos son igualmente eficientes a la hora de apretar el gatillo
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corteza de los días
No escuchaba lo que estabas diciendo. Los brazos subian para alcanzar un vuelo. Continuaba esperando que golpearan la puerta, que las campanas llamaran a los astros. Algunos olvidos me sostienen por los párpados. Abren las estaciones y permiten que penetren lejanas voces dentelladas que se decían perdidas en la furia. Si pudiese reconstruir el tiempo como cicatriza la piel, reparar la corteza de los días, componer la tormenta y regresar la lluvia. Reunir los dedos en harapos para que vuelvan otra vez las caricias y la luz de la tarde ya no se acabe nunca…
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entre astilleros y destilerias
El viento no obedece. A veces retrocede. Hurgando en las heridas se pueden encontrar algunos minerales que proliferan en planetas lejanos. Estrellas se deshacen; viejos se desmenuzan. La mesa está tendida bajo la noche. No siempre regresar a casa es más fácil que partir rumbo a un nuevo destino. Especialmente cuando esa casa no existió jamás y hay que hacerla de nuevo, entre astilleros y destilerías. Sin embargo, la poesía es la manera más generosa de ofrendarse a los otros.
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