Encontrarnos con el Dios vivo del Evangelio es una experiencia de gran libertad, fruto de saber que Él nos ama. Esto nos impulsa a querer ser transformados por ese amor para vivir cada día más cerca de Dios.
También, en el camino de la fe nos encontramos con nuestras debilidades y pecados. Nos reconocemos irascibles, envidiosos e impacientes, juzgamos y criticamos a los demás o estamos apegados a las cosas que tenemos.
¿Cómo se pueden vencer los rasgos del pecado que desfiguran nuestra vida cristiana? A través de estas páginas, la Madre Basilea propone dejar de lado la actitud pasiva ante nuestras debilidades para conquistar, con valentía y determinación, la vida del discípulo de Jesús. Con la gracia victoriosa de Dios y la disposición de nuestro corazón, experimentaremos una sincera transformación y descubriremos el rostro del Padre, que es misericordioso con sus hijos.
Basilea Schlink nació y murió en Darmstadt, Alemania (1904-2001). Durante la Segunda Guerra Mundial fue arrestada por la Gestapo en dos op