Jóvenes y política: ¿Divorciados?

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LA BRÚJULA SEMANAL | 13-19 ene 2011

Jóvenes y política:

¿Divorciados?

lar! ¡Poder popular! ¡Poder p popu opula r e r! ¡P Pod ¡ ode ! r po lar u pular p ular! pop ¡P od er o d e o r ! ¡Pode p P ¡ o p ! p ular! ular er p ¡ o P d o p d o r e e r po ! ¡P Pod pu r! ¡ lar a lar u l pu ! ¡P op o p p r ode r e e d r popular! d o o P ¡ P ¡ ! r ! ula lar ¡Poder pop pu pop ular! ar! o r l e p ¡Pode u er ¡Pod r popu op od ular! lar! ¡Pod p P o p ¡ p r e er popular! ¡Poder popular! ¡Pod ar! r ! ¡Poder pul popul o ulaode r p a p r r! ¡Pod P ode er pop po ¡ lar! ¡P ular! ¡Po u re p o p r e der popular! ¡Poder popular! ¡Pod doP ¡

Este año son las elecciones presidenciales. Más de la mitad de la población es joven, pero muchos parecen no interesarse en la política. Sin embargo varios jóvenes, desde distintas áreas, trabajan en cambiar su realidad.

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Carlos M-Castro

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as evidencias son demasiado obvias. Pero, de tanto que se repite, esta frase ha perdido su verdadero sentido: Nicaragua es un país joven. Al revisar las estadísticas, de inmediato se descubre que la población joven nicaragüense tiene un gran valor estratégico. En este país centroamericano cerca del 70% de sus más de cinco millones de habitantes son menores de 30 años. Los ciudadanos jóvenes —entre 18 y 30 años de edad— suman más del 40% del padrón electoral, y junto a los adolescentes de 16 y 17 años representan cerca de la mitad de la población votante. Se trata, pues, de un sector determinante en la elección de autoridades. En el 2006 el 94 por ciento de los jóvenes confiaba poco o nada en los partidos, según el Informe Final de la Primera Encuesta Nacio-

nal de Juventud, publicado por la Secretaría de la Juventud llamado actualmente Instituto Nicaragüense de la Juventud (Injuve). Un 91.31% de los consultados en esa misma encuesta dijo que los partidos políticos no representan los intereses de la juventud. Este fenómeno, según Esler Sobalvarro, miembro de la Red de Resistencia, un grupo de jóvenes de distintas tendencias partidarias que se oponen al Gobierno y buscan incidir en las organizaciones a las que pertenecen, se explica en el desinterés de los políticos por la gente. «No ven por el bienestar del pueblo. Ahí nace la antipatía». Estudiante de Administración de Empresas en la Universidad de Ciencias Comerciales, Esler se involucró en política hace más de tres años, cuando del Movimiento Vamos con Eduardo lo buscaron para coordinar el trabajo partidario en un barrio capitalino, de cara a las últimas elecciones municipales.

Ilustración: Edwin Moreira

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Política oficial hacia la juventud

La raíz del problema, afirma este joven nacido en 1989, es que «los políticos no tienen cultura política». «El poder realmente a la juventud no se le está dando. Sólo existen espacios pequeños, para aparentar», observa por su parte Laura Lacayo, estudiante de Sociología en la Universidad Centroamericana (UCA). «La política va dirigida a intereses personales», opina Laura, quien a sus 19 años es directora de Formación de Un Techo Para Mi País, organización que construye viviendas de emergencia para algunas personas necesitadas. «Los caminos políticos que existen en la actualidad no llevarán a buen término. Son discriminatorios».

Falta de opciones XX El panorama parece desolador. ¿Qué opciones tiene la juventud, entonces? ¿Debería surgir un partido político de jóvenes en el que se sientan cómodos y compitan por espacios con las fuerzas políticas tradicionales? «Es mentira que los jóvenes van a tomar el poder. No vas a poner a un chavalo a dirigir un ministerio, sería puro bacanal», aterriza Carlos Villanueva, nacido en 1990 y estudiante de Antropología Social en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNANManagua). Él dice que para hacer ciertos cambios sociales desde los jóvenes un nuevo partido «no es la vía, por el momento. Sí un movimiento político, que sepa marcar una narrativa distinta, un actuar distinto». El nombre de Carlos me lo encontré en las páginas de este mismo periódico. Firmaba un artículo de opinión que La Brújula Semanal publicó en su edición 18 (del 5 al 11 de marzo de 2009): «Juventud: ¿Fracaso del presente?». Ahí criticaba a prácticamente todas las organizaciones juveniles que de algún modo apuntaban a conformar un movimiento opositor al gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). «Hoy en día la inmensa mayoría de la juventud es indiferente o cobarde. No pretende hacer nada por el país», decía. Con él me reuní un día cualquiera del año pasado, cerca del mediodía, en un parque de la zona central de Managua.

El año de la juventud

En 2001 el Gobierno de Nicaragua creó la Política para el Desarrollo Integral de la Juventud, en donde se plantean las estrategias que por los siguientes diez años seguiría el Estado en esa materia. El documento hablaba de «un vacío institucional de acciones de política dirigidas a la población joven nicaragüense». El Gobierno reconocía explícitamente que: Laura Lacayo / Foto: Carlos Manuel Ortells

A pesar de su importancia como grupo poblacional, la juventud está fuera de los espacios de toma de decisiones y no cuenta con representación proporcional en las arenas políticas como Asamblea Nacional, Parlamento Centroamericano, Concejos Municipales y Consejos Regionales Autónomos para el caso de la Costa Caribe. Las consultas que se hacen a la juventud son mínimas [...]. La Secretaría de la Juventud, creada en 2002 y sustituida en 2007 por el Instituto Nicaragüense de la Juventud (Injuve, adscrito a la Presidencia), es la encargada de coordinar esta política estatal. Podés descargar este documento y otros afines en el sitio web del Injuve: http://www.injuve.gob.ni.

Villanueva me cuenta que se interesa en política desde que tiene 15 años, aproximadamente. «Desde que empiezo a ver noticias». En ese tiempo discutía con sus compañeros de secundaria sobre la realidad que iban descubriendo. «Solo opinábamos», agrega, dando énfasis a la frase. Porque para este joven de verbo fácil y directo opinar no es suficiente. Hay que pasar a la acción. En 2008, cuando aún se encontraba en el bachillerato, comenzó a intentar ir más allá. Hacía pintas clandestinas en los muros de la ciudad. La huelga de hambre de la ex comandante guerrillera Dora María Téllez, en junio de ese año en protesta por la cancelación de la personería jurídica de su partido, el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), lo que terminó de activar a Carlos.

«De ahí surgió una serie de iniciativas», reseña. Habla, por ejemplo, de la creación del Movimiento Puente, que proponía una participación política directa por parte de jóvenes inquietos, como él. Pero el activismo de Puente, al final, dice, se quedó en la parte educativa. «Se vaciaron», precisa este universitario a quien no parecen gustarle las medias palabras. Ese grupo no era lo que él buscaba.

Opciones efímeras XX Luego vino lo del Movimiento NO, con el cual también estuvo involucrado. «Se hizo lo del Canal 4», recuerda, refiriéndose a aquella protesta que en octubre de 2008 hizo un grupo de jóvenes frente a esa estación televisiva vinculada al FSLN. Acción que, como se sabe, fue disipada a empujones, golpes, bofetadas y fajazos.

Según él, debido a su planteamiento mismo, «al quererse alejar del esquema de los partidos», estos grupos no quieren tener un líder, lo cual considera un error. Otro de sus señalamientos es que han realizado acciones meramente coyunturales y mediáticas. Algo que él llama «activismo de reacción, no de prevención». «Son grupos que intentan salir en la tele», añade. Esos comportamientos son, al modo de ver de Carlos, una herencia. Lo más lógico, entonces, sería considerar una reeducación, un desaprendizaje de las actitudes políticas establecidas.

La Asamblea General de las Naciones Unidas, durante su sexagésimo cuarto periodo de sesiones, proclamó el 2010 como el Año Internacional de la Juventud, con el lema «Diálogo y comprensión mutua». La efeméride abarcaba específicamente un año a partir del 12 de agosto de 2010. Más info en: http://www.un.org/es/events/youth2010/

«Los partidos no van a cambiar» XX Pero «la solución no está en los partidos políticos. Si la sociedad primero no cambia, los partidos no van a cambiar», sentencia Mario Narváez, del Movimiento Juvenil Nicaragüita (MJN). Algo que, dice este comunicador social de 26 años de edad, «es un trabajo a largo plazo». La estrategia de su organización es trabajar con jóvenes, porque, explica: «Somos o vamos a ser padres y madres. Y si logramos que las personas se empoderen, van a ser capaces de educar a sus hijos de manera distinta». Esta tarde de enero, reunidos en el Centro Ecuménico Antonio Valdivieso en Managua, donde funcionan las oficinas de Nicaragüita, hablo con Mario sobre eso que se ha venido

llamando apatía política de los jóvenes. La meta del MJN, que tiene unos tres años de existencia, es crear ciudadanía entre los jóvenes, que se autorreconozcan como sujetos de derechos y deberes. «Que el chavalo que no sabe de estas cosas se interese, ese es el reto».

Gran desafío XX Según la citada Encuesta Nacional de Juventud, «un 74% de los jóvenes rechazan la idea de militar en partido político alguno». Roberto Javier Ruíz, de 21 años, dice que ninguno de los partidos existentes en Nicaragua logra convencerlo. Rechazo que ha manifestado en las urnas: «En las últimas elecciones

Mario Narváez / Foto: Ninoru Amisaca

municipales voté nulo». Aunque reconoce que esto no fue siempre así. «Antes simpatizaba con el MRS. Pero ¿botar tus ideales para vencer a Daniel [Ortega, actual presidente de la República]?». Este estudiante de Arquitectura del Instituto de Estudios Superiores (IES-UNI), que no posee militancia política, se refiere a los acercamientos que esa organización, catalogada como de izquierda y creada por políticos disidentes del FSLN durante los años noventa, ha tenido con los llamados partidos de derecha, y específicamente al apoyo abierto que dio al Movimiento Vamos con Eduardo en los comicios mencionados, en los cuales el MRS no pudo correr por la cancelación de su personería jurídica.

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Jóvenes en números

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Ley de Promoción del Desarrollo Integral de la Juventud, promulgada en 2001. Es la base de la política pública dirigida a los jóvenes.

Rango de edad para que una persona se considere joven en Nicaragua, de acuerdo con la Ley 392. Naciones Unidas, por su parte, define a los jóvenes como personas entre 15 y 24 años.

Porcentaje aproximado de jóvenes respecto a la población total de Nicaragua.

Porcentaje aproximado del padrón electoral nicaragüense conformado por jóvenes.

Porcentaje aproximado de personas económicamente activas en Nicaragua que son jóvenes.

Porcentaje estimado de jóvenes clasificados como no pobres.

Porcentaje estimado de jóvenes en situación de pobreza.

Porcentaje estimado de jóvenes en pobreza extrema.

Fuentes: Política para el Desarrollo Integral de la Juventud (Sejuve, 2002) y cálculos basados en el VIII Censo de Población y IV de Vivienda (INEC, 2005).

—¿Por qué la juventud se aleja de la participación política? —pregunto a Mario. —«Lo que pasa es que mayormente venimos de hogares donde los padres y las madres vivieron en la guerra. Y nos han educado de manera que no nos metamos en estos temas, por temor». Además, en el juego político «los jóvenes son usados sólo para activismo», anota Narváez. «Hay quienes creen que la ciudadanía es solo votar. Pero no es así», agrega.

Jóvenes invisibles XX Al menos nominalmente, los partidos políticos poseen estructuras internas de participación juvenil. Los grados de involucramiento y las tareas y espacios que se les asigna a los jóvenes son muy variables. Pero todos parecieran usar a sus jóvenes mayormente como activistas. En realidad, la mayoría de partidos con cuotas de poder en Nicaragua no parecieran muy interesados en involucrar a las personas jóvenes en sus proyectos. En septiembre del año pasado el diario La Prensa publicó una nota en la que decía que un concejal de la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN) en Mateare, Luis Valladares, durante un encuentro de jóvenes de distintas organizaciones políticas, pidió a los líderes partidarios que dejaran de verlos como «los especialistas en pegar papeletas y pintar postes». Demandaba que les die-

ran «los espacios de representación que merecen». Entre esas estructuras juveniles, una de las más visibles y organizadas es hoy en día la Juventud Sandinista 19 de Julio (JS), del FSLN. Wendy Madriz, quien nació en 1985 y es licenciada en Ciencias Jurídicas, residente en Managua, habla un poco acerca de lo que hace la JS, a la que ella pertenece. «Dentro de la Juventud Sandinista se ha tratado que los jóvenes entendamos cuáles son los derechos que tenemos y cuáles las obligaciones», sintetiza. Para ella, la JS «es una gran escuela, una escuela polivalente que te enseña lo bueno y lo malo de la vida». «Desde el punto de vista social [su objetivo] es ser canal de apoyo, ayudar a que los jóvenes salgan de ese vacío en que se encuentran». Esta joven, actualmente funcionaria del Ministerio del Trabajo de Nicaragua, no comulga con la idea muchas veces repetida de que sus coetáneos están totalmente desinteresados en el devenir de la cosa pública nacional.

¿Anhelos? XX «No es que sean apáticos, sino que hoy en día la juventud tiene temor. Es temor por cómo presentan la realidad los medios de comunicación. Temor a lo que ellos visualizan, a lo que ellos escuchan. Hay demasiada distorsión», asegura. Según ella lo ha vivido dentro de su partido, «la mayoría se organiza por curiosidad

... «nosotros somos una generación nueva. No tenemos que estar rezando el rosario ni con la estampita de Eduardo Montealegre ni de [Arnoldo] Alemán». Gunier González

o por inducción de la familia, por herencia». Pero, «una vez integrados, cuando ven las convicciones del FSLN, descubren una verdad: todos somos del pueblo». «El punto principal es organizarte. Una golondrina no hace verano», sugiere. Organizarse. Una condición necesaria para quienes aspiren a incidir en su entorno. Pero «la juventud se encuentra disgregada», a juicio de Gunier González Gutiérrez, miembro del Partido Socialista Centroamericano, antes Partido Revolucionario de los Trabajadores. Una premisa de este joven abogado nicaragüense, nacido en 1982, es que «la formación política se obtiene en el día a día, analizando los acontecimientos, no leyendo libros de historia». Y según la Primera Encuesta Nacional de Juventud, sólo el 8% de los jóvenes siente mantenerse bien informado del acontecer político. Sin embargo, a pesar de la desarticulación y la desinformación, González admite que aproximadamente en el último año y medio «se han armado una serie de grupos de jóvenes. Pero no sé por qué se arriman a las vacas

sagradas», dice cuestionándose. «Por ejemplo, el año pasado fui a una reunión de uno de esos grupos en la UCA y quien estaba hablando era Víctor Tirado —ex comandante guerrillero y miembro en los años ochenta de la Dirección Nacional del FSLN; actual disidente de ese partido—», comenta. Porque para González lo que se necesita entre la juventud son «organizaciones políticas independientes. No ser vagones de nadie». Según él, «nosotros somos una generación nueva. No tenemos que estar rezando el rosario ni con la estampita de Eduardo Montealegre ni de [Arnoldo] Alemán». Desde su partido, integrado —dice— en su mayoría por jóvenes, Gunier se opone en muchos sentidos al Gobierno actual. «En este momento crítico, en que el régimen se endurece, compartimos principios con otras organizaciones, como la necesidad de democratizar», indica. Pero, observa, «muy a pesar de que todos coinciden en la necesidad de combatir el régimen, no estamos en Mayo del 68 [se refiere a los acontecimientos de mayo y junio de 1968 en Francia, originados por protestas estudiantiles y extendidos rápidamente a otros sectores de la sociedad, que obligaron al gobierno de Charles de Gaulle a adelantar las elecciones legislativas y finalmente a la dimisión de este]. Todos piden democracia, pero nadie la exige. Tenemos que hacer nuestras experiencias políticas», dice a los jóvenes. «La juventud, sea de derecha o de izquierda, debería tener anhelos. Pero no esperar que caiga el maná del cielo», insiste. 

Jóvenes al poder Todos los jóvenes nicaragüenses, y aun los adolescentes de 16 y 17 años, en su calidad de ciudadanos, tienen el derecho constitucional de dar su voto a quien consideren necesario en una elección (artículos 47 y 51 de la Constitución). Sin embargo, no todos están habilitados para optar a determinados cargos públicos. La Constitución Política de Nicaragua establece que ninguna persona menor de 25 años puede ocupar ese puesto o el de viceministro. Ni ser embajador. Tampoco presidente o vicepresidente de la República, ni Primer Comisionado de la Policía Nacional o General de Ejército. Para ser diputado ante la Asamblea Nacional sólo basta haber cumplido 21 años. La misma edad mínima de los alcaldes. Pero ningún joven podría llegar a los poderes Judicial ni Electoral. En este los magistrados deben ser mayores de 30 años; mientras que en el primero la edad mínima es de 35.


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