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VACACIONES EN GUÍA
Cuando visite el casco de Guía le bastarán sólo unos minutos en darse cuenta de la riqueza arquitectónica que posee, pero es durante una ruta completa por todo el municipio donde uno descubre todos los valores patrimoniales y paisajísticos que Santa María de Guía tiene para ofrecer: desde pasear por calles cargadas de historia y con mucho encanto, observar valiosas obras de arte, descubrir artesanías centenarias, deleitarse con el sabor de la joya gastronómica de Canarias, el Queso de Flor, y descubrir los secretos de su elaboración en la Casa del Queso; transitar por lo que fue la gran despensa de grano de nuestros aborígenes, el Cenobio de Valerón; y disfrutar de hermosos paisajes de calmada belleza y zonas costeras con encanto.
Santa María de Guía, un entorno para disfrutar
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El lugar ideal para empezar una ruta por Santa María de Guía es el Cenobio de Valerón. Este yacimiento arqueológico, compuesto por casi 300 cuevas labradas en la toba volcánica y situado en la Cuesta de Silva (GC291), es el granero prehispánico más espectacular y de mayores dimensiones de Canarias. Durante la visita al mismo, además de aprender sobre la relevancia de la agricultura en el modelo productivo de los antiguos canarios como pilar fundamental de su sustento y en su organización sociopolítica, se
hace alusión a la flora y la fauna de la zona, a la geología volcánica del lugar y, por supuesto, a todos los aspectos arqueológicos del yacimiento.
Después del Cenobio de Valerón, la visita al Casco Histórico (declarado Monumento HistóricoArtístico) es obligada. Un recorrido por sus calles permite advertir la belleza de sus edificaciones y nos transporta al esplendor de antaño. Entre sus construcciones destacan la Iglesia Parroquial (construida entre los siglos XVII y XIX), con su fachada barroca flanqueada por dos torres neoclásicas y en cuyo interior se conservan importantes obras de arte, entre las que destacan imágenes y retablos del imaginero más importante de Canarias, el insigne escultor guiense José Luján Pérez; la Casa de los Quintana (edificación señorial del s.XVI); la casa natal de Néstor Álamo (siglo XVII) y la Ermita de San Roque (siglo XVI, restaurada en el XIX en estilo ecléctico). Otros lugares de interés dentro del Casco son la Panificadora donde se elaboran de la manera tradicional los dulces típicos de Guía; los talleres de artesanía donde comprobar el proceso de elaboración de cuchillos canarios (elaborados su mango con cuerno de cabra) y la talla de
madera y los establecimientos donde degustar el Queso de Guía, único queso con Denominación de Origen Protegida de Gran Canaria, en sus tres variedades Queso de Flor de Guía, Queso de Media Flor de Guía y Queso de Guía. Durante el recorrido se observan también numerosos y espléndidos ejemplos de la variada arquitectura que reside en la ciudad, donde destacan el frontis grancanario y la arquitectura neoclásica, que tienen en este espacio una de la mejores manifestaciones del archipiélago.
Uno de esos edificios singulares es el conocido como La Bodega, que está en la entrada del casco histórico y que acoge a la oficina de información turística. Pero lo que realmente hace especial a este edificio, además de su arquitectura propia de principios del siglo XX, es que en él se pueden degustar y adquirir quesos de la comarca,
vinos de la isla y otros productos tradicionales.
También en el Casco Histórico se encuentra el Museo Néstor Álamo, en la casa donde naciera en 1906 este ilustre guiense, musicólogo e historiador. La visita ofrece la posibilidad de entender y disfrutar de la evolución de la música en Canarias, desde aquellos sonidos que crearan los indígenas hace unos dos mil años hasta la que ahora se escucha por todos los rincones del archipiélago, deteniéndonos en todas aquellos influencias que conformaron nuestra música y cultura. Este discurso se desarrolla por las diferentes salas de un inmueble señorial del S.XVII y como no, teniendo como hilo conductor la figura y obra del
polifacético Néstor Álamo, que además dedicó gran parte de su vida a la investigación, la recuperación de tradiciones, y en definitiva a divulgar la Historia y la cultura de Gran Canaria.
Una vez visitado el Museo se puede hacer una parada para comer en cualquiera de los restaurantes, bares y cafeterías de la ciudad donde se ofertan platos de comida tradicional o dirigirse directamente al pago de Montaña Alta, donde se encuentra la Casa del Queso y donde también se encuentran varios restaurantes, también especializados en comida tradicional y casera y en los que los típicos potajes aparecen en la carta de cada día.
Pero antes de la comida hay
que hacer un hueco para visitar la Casa del Queso, donde se puede disfrutar de una experiencia quesera completa. Situada en un entorno rural desde donde se divisan las zonas de pasto y en las faldas de El Pico de Montaña Alta, en cuya cima se encuentra un mirador con vistas en 360º a los cuatro puntos cardinales, la visita le ofrece impregnarse de, además de los aromas y sabores a queso, de la historia y tradición de este producto único con denominación protegida y sus características, así como todo el componente etnográfico que gira en torno a su producción.
La ruta no estaría completa si no se transita por las zonas altas del municipio donde, además de poder obsevar rebaños de ovejas pastando, uno se puede deleitar de un paisaje maravilloso, de calmada belleza y de contrastes: de suaves lomas y profundos barrancos, de vegetación abundante y pinar y de verdes pastos, de paisajes de naturaleza volcánica y de vistas espectaculares. Y para terminarla no hay mejor forma que disfrutar de la tarde en la costa, dándose un baño en las cristalinas aguas de las piscinas naturales de Roque Prieto o surfeando las magníficas olas de la Playa de San Felipe.