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Editorial
from Revista Aqua 242
Llega diciembre y la industria acuícola y pesquera chilena dice adiós a un período que nadie olvidará. Es 2020, el año en que una pandemia mundial vino a remecer los cimientos de nuestra sociedad y de los diversos sectores productivos que la componen. Sin embargo, a pesar de las adversidades, hay importantes lecciones que se han aprendido. Primero, la industria acuícola y pesquera aprendieron que el ser humano y los sistemas laborales son capaces de adaptarse con rapidez a nuevos escenarios. Si bien al inicio de la pandemia hubo complicaciones logísticas, a poco andar estas se fueron solucionando y estos sectores lograron mantener la cadena de producción bajo nuevos protocolos que ya se han convertido en parte de la cultura organizacional. Segundo, se reafirmó el concepto de que el trabajo público-privado es fundamental. Y es que, cuando el país ya cumple casi un año bajo “Estado de Catástrofe” y se decretan con frecuencias nuevas normativas que impactan el desarrollo de las actividades económicas, el diálogo con las autoridades se ha vuelto vital. Bien lo saben los salmonicultores y mitilicultores, quienes han debido mantener conversaciones frecuentes con alcaldes, intendentes y diversas seremías. Tercero, se comprendió que los mercados, aunque estén consolidados, no están comprados. Es más, aún son vulnerables a que cualquier hecho insospechado, incluso basados en mera especulación, puedan tener graves efectos. Un ejemplo es China, destino hacia el cual los envíos de salmón chileno cayeron drásticamente este año debido al temor de los consumidores a que los productos del mar importados puedan representar un riesgo de contagio de coronavirus. Ello sin que existan evidencias científicas que sugieran esta posibilidad. Esta situación ha impulsado campañas de promoción en China y que los productores miren con más fuerza nuevos nichos.
Un año sin igual
REVISTA AQUA 32 Cuarto, tanto la pandemia como el estallido social generado en Chile desde fines de 2019, dejaron una importante lección en términos de que las industrias pongan en el centro, siempre, a la persona. La industria del salmón tomó tempranamente el guante y, luego de octubre del año pasado, varias compañías iniciaron conversaciones con el fin de atender de mejor forma las inquietudes de sus colaboradores. Además, gremios como SalmonChile han comenzado a trabajar con fuerza en el concepto de derechos humanos en la actividad empresarial. Quinto, ha quedado de manifiesto la necesidad de que, con o sin pandemia, la industria debe trabajar incansablemente en busca de una operación más sustentable y que combata con fuerza el cambio climático global. Con todos estos sucesos, la industria también comprendió y asumió una cuestión clave, que tiene que ver con el importante rol que cumple la acuicultura en términos de contribuir a una alimentación sostenible para el mundo. Ello representa una gran oportunidad para el sector, pero también una enorme responsabilidad en el sentido de ejercer la actividad bajo los altos estándares que las sociedades hoy imponen. Por último, no podemos dejar de mencionar que este año 2020 termina de manera muy especial para nuestro Grupo Editec, pues hace pocos días falleció –luego de una larga enfermedad– quien fuera el presidente de la compañía, Ricardo Cortés. Como empresa, lo recordaremos permanentemente como un gran pionero del periodismo técnico e industrial en Chile, como un innovador innato y como un líder gentil y amable con todos quienes tuvimos la suerte de compartir con él (ver artículo relacionado en esta misma edición).