¡Nunc
EDITORIAL HAY HISTORIAS QUE MERECEN SER CONTADAS
E
n Cueva de Adulam han vivido cientos de mujeres, cada una con una historia triste de dolor y soledad, en ocasiones he escuchado decir a la directora “si quieres escuchar historias de terror platica con las chicas de la Cueva”, y se que al mismo tiempo que bromea, está diciendo la verdad. Muchas de estas mujeres se van sin saber quiénes son realmente y por lo tanto, sin conocer el propósito de su vida. Pero también muchas logran levantarse e iniciar una vida nueva, descubren que no están solas y que son más fuertes de lo que pensaban, consiguen lo que antes era imposible; y lo mejor, encuentran el verdadero amor. En esta edición conoceremos la vida de Rosa y Daniela, dos grandes guerreras que llegaron a la Cueva cargando su historia de terror, y que totalmente decididas a cambiar lograron transformarla en una historia de amor, de esperanza y de paz. Ellas ya no están con nosotros, su partida dejó nuestro corazón marcado, pero estamos seguros que ahora están en un lugar mejor; esperándonos por supuesto, ya que nuestra meta es la misma. Llegar a Él.
vas a lograr nada! Fueron las palabras que me creí a la edad de 12 años. Esas fueron de las palabras más hirientes y dolorosas que recibí a lo largo de mi adolescencia, pues salió de la boca de la persona que más estimaba en ese entonces.
Por Alejandra Quintero
D
esde ahí todo cambió, mi conducta era inaceptable, todo lo que hablaba lastimaba, pues dentro de mi había un terrible dolor y solo trataba de sacarlo de alguna u otra manera. Crecí creyendo de verdad que nunca lograría nada, conforme a eso desarrollé una mentalidad hostil y llegó a un punto donde esas palabras me molestaron tanto que me llené de coraje, de odio. Y yo misma decidí arrancar esas palabras de mi corazón.
ca
a
EL PODER > DE LAS PALABRAS Intenté superarme y convencerme de que esas palabras no eran para mi, pero en todos mis intentos fallé y terminaba aún más lastimada, frustrada al pensar que tal vez si tenían razón... yo no lograría nada, que siempre sería incapaz de superarme o de sobresalir en algo. Pero todo eso cambió cuando Jesús me encontró, pues fue el quien le dio un sentido a mi vida y me hizo sentir que de verdad valía la pena, que yo soy mucho más de lo que pienso, que todo lo que él tiene para mi es mejor que cualquier otra cosa y sí, creí que lo mejor sería seguirlo a él.
diría que estaría ahi, cuando maestros me dijeron que no tenía futuro hoy puedo decir que con Cristo si se puede, pues he logrado más de lo que yo pudiera imaginar. ¡No te rindas! todos fuimos creados con un propósito, y tenemos promesas de vida, vida buena en abundancia. Es cuestión de creer. A veces cuesta porque lo que creemos es la mentira de que no servimos para nada; mentira que muchas veces (y sin querer) se queda grabada en nuestro corazón por personas que amamos. Si has sido herid@ como yo déjame decirte que has sido engañad@. Tu vales mucho, cada gota de sangre de Jesús derramada en la cruz. Y que ese Jesús está vivo y quiere sanarte. Y él no está en una iglesia, está en todas partes.
{}
Hoy curso el tercer semestre de la universidad. Y quién
Buscamos plasmar lo que Dios puede lograr en las personas; porque es lo que vivimos en la Cueva de Adulam... donde las afligidas se convierten en guerreras.
R
ROSA 8/8/1970 - 22/7/2019
osa Ortega fue una mujer conocida por su espíritu de lucha, por ser una madre dedicada y por ser testimonio del amor que cambió su vida.
Tuvimos la bendición de conocerla cuando vivió en la Cueva de Adulam. Durante su estadía logró transformarse en otra persona, la mujer llena de miedo, odio, depresión y soledad se convirtió en una mujer segura, alegre, amorosa y
tranquila.
Tímida, de ojos apacibles y un sentido del humor único que mostraba para sus amigos y familiares; nuestra hermana Rosa tenía el anhelo de contar su historia a sus hijas. Fue ella quien nos entregó una carta dedicada a sus hijas y para todas las mujeres que se sientan identificadas con su testimonio.
“Mi matrimonio”
C
uando era jovencita yo tenía novio, pero el se fue a Estados Unidos, yo me juntaba en la calle 13 donde vivía mi amiga. Ahí conoci a José Luis, él era un muchacho vivido, vicioso y alcohólico, y pues yo era una muchacha inocente; nunca me imaginé que el se fijaría en mi. Un día me habló me pidió que fuera su novia, y yo aun sabiendo que él era de lo peor lo acepté pues yo pensaba que nadie se fijaría en mi, yo estaba sola. Al tiempo las cosas cambiaron, mi novio cada vez me presionaba más para que estuviera con él, pero a mi me daba miedo. En veces iban por él a mi casa sus amigos, mujeres y el se iba de fiesta mientras yo me quedaba llorando, en varias ocasiones quería terminarlo, dejarlo; pero no podía, yo nunca sacaba mi coraje me daba vergüenza hablar nunca decía lo que sentía y segui con él, me aferré a pesar de que sabía que no me quería. Pero no hice nada, al tiempo me fui a vivir con él a casa de su mamá, yo pensé que todo iba ser felicidad pero no ahí empezó lo peor, cuando me embarazó de mi primera hija él se iba según a dormir a un lote que supuestamente iba a comprar pero se iba con otras mujeres, me humillaba me decía cosas horribles y el día que pedí ayuda para llevarme mis cosas e irme, mi suegra no me dejó ir, yo ya no era feliz pero por vergüenza
4
de quedarme sola y con mi hija seguí aguantando todo. Nunca le dije nada a mi mamá hasta que tenía ya avanzado mi embarazo, mi hermana Martha me prestó su mica y me fui para Yuma para que mi hija naciera allá yo pensaba nunca volver con él. Cuando regresé con mis padres yo no quería que él supiera que ya había vuelto, pero mi papa lo mandó a buscar y cuando lo miré no le pude decir nada. Era tan tonta y él solo me dijo que nos quedáramos en mi casa porque su mamá trabajaba y la bebé la molestaría cuando durmiera, y yo accedí. El me engañaba con la vecina y yo lo sabía, y después de dos años tuvimos a mi segunda niña. Yo tenía principio de aborto pero él nunca cuidó de mi, en una ocasión trajo un taxi pero no me acompañó al médico, fue mi mamá conmigo y él se fue a una fiesta, no le importó si perdia la criatura. Un día me dijo que a él le gustaba mi hermana siempre me dañaba con sus co-
mentarios, pasó el tiempo y yo me puse a trabajar. Al fin un día le dije tranquilamente que ya no lo quería ya no sentía nada por él, al prinicipio no me creyó pero después cuando vio que era en serio se enojó y me empujó; me maltrataba hasta que un día nos peleamos en la calle, alguien llamó a la patrulla y se lo llevaron. El día que fui a declarar solo dije que ya no quería verlo, no quería pensión ni nada de él. Me sentía devastada por todo ya no sentía nada. José Luis duro un año rogándome, pero ya no me convenció, ahí acabó todo. Ahora yo les digo que no sirve aferrarse a una persona que tu sientas que no te ama porque es sufrimiento seguro, él nunca me dijo “te amo” solo que me quería, cuando todo se había acabado ya demasiado tarde para querer y no amar. No te aferres a ser amada.
Para Dios de Rosa Dios, antes yo en el mundo no sabía nada de ti, yo creía porque mi mamá hablaba de ti. Pero tu me rescataste del mundo cuando yo más necesitaba de tu ayuda, y te doy gracias por todo lo que has hecho por mi. Ahora soy otra persona, con sentido de vida y yo se que tienes un propósito para mi, yo quiero ser lo que tu dispongas en mi vida, pues ahora te pertenezco, me pongo en tus manos y a tus pies. Gracias por tu amor y Espíritu Santo.
5
DANIELA 18/10/1978 - 15/5/2019
E
Por Omar Casas
scribir acerca de Daniela es escribir de voluntad, de Fe, de esperanza, de amor, de lucha, de como Dios nuestro Señor nos puede demostrar que en él podemos confiar. Tenía 18 y yo 20 años cuando la conocí, Daniela era una persona que podía hacer amistad hasta caminando por la calle, era una persona muy sincera que tenía ese don de hacer amistad rápidamente. Originaria de Sonoyta, Sonora, tenía esa alegría, esa forma de contagiar a la gente con sus ocurrencias y esa sonrisa tan característica en ella que no te quedaba más opción que querer conocerla. Desde muy joven se caracterizó por ser una persona muy trabajadora, se inició en el área de aplicación de uñas acrilicas, empezando a trabajar a los 15 años en este rubro, logró emprender su propio negocio, yo le decía que era una artista pues lograba hacer unas verdaderas obras de arte en cada uña que decoraba. Dios nos bendijo con dos hermosos hijos, Daniela Fernanda hoy
6
de 17 y Julio Andrés de 8 años, fueron para ella siempre su mayor motivo de fortaleza para seguir adelante, orgullosa de ellos, supo darles esa enseñanza y manera de ser que hoy los caracteriza -quienes los conocen lo sabrán-. Desde hace algunos años atrás Daniela empezó a tener algunos cambios en su vida, cambios que se tornaron más fuertes que su voluntad, problemas de depresión y con el alcohol, que empezaron a afectar su comportamiento en nuestro entorno familiar, eran tiempos difíciles en donde ella necesitaba un cambio total, pues eso la estaba atormentado y definitivamente llevando a una vida que no era agradable a Dios nuestro Señor. Siempre recibiendo la ayuda de parte de toda la familia, se logró atender por varios medios, métodos y tratamientos médicos esta-
blecidos los cuales aparentemente ayudaban a salir adelante con el problema, sin dar los resultados que tanto esperábamos. Tiempos difíciles para Daniela y nuestros hijos mas que nadie, tiempos en que no comprendíamos y sentíamos que no eran escuchadas nuestras oraciones, en ese tiempo cuando sentía que ya no había nada que hacer, una persona con la cual siempre voy a estar agradecido me habló de la casa de restauración “Cueva de Adulam”, me explicó en que consistía a grandes rasgos y dije: “no pierdo nada con buscar ayuda en ese lugar”; hablé con Daniela y aceptó la propuesta. Recuerdo muy bien el día que llegamos, le dije a la persona que nos recibió que era lo último que yo hacía por Daniela y me respondió angustiada que no dijera eso que ahí ella iba a estar bien, que con la ayuda de Dios primeramente y de todas las personas ahí en la Cueva ella iba a salir adelante.
Mientras transcurrían los días el cambio que fue presentándose en ella fue totalmente radical, me decía que se sentía muy bien y que le gustaba estar escuchando la palabra de Dios. Aunque no había pasado totalmente lo difícil de su situación pues un día me contó que se salió de la casa con la intención de no regresar, caminó apenas una cuadra y sintió que algo le decía que no lo hiciera, que regresara, dijo: “Di media vuelta y caminé hacia la Cueva otra vez”. El Señor la estaba restaurando, pues la veíamos contenta y me platicaba de las actividades y las encomiendas que tenía que hacer. Fue un 10 de mayo que se sintió prepararada para estar en casa de vuelta, todo empezó a
cambiar para bien, su mirada era diferente, denotaba paz, cambiaron sus facciones, esas facciones duras que tenía habían terminado, su cambio para bien fue muy notable, hablaba de lo que aprendía de la palabra de Dios y se gozaba verdaderamente cuando lo hacía. SU ENFERMEDAD En diciembre del 2018 inició un proceso de salud muy importante, presentó una complicación en su intestino delgado, por lo que tuvo que ser intervenida quirúrgicamente en múltiples ocasiones, siempre llena de fe, fortaleza, esperanza, nunca se dio por vencida,
cuando entraba a quirófano siempre oraba y en camilla siempre iba sonriendo confiando siempre en el Señor, con esa fe y esa fuerza característica de ella, y para sorpresa de muchos doctores que estaban a cargo de su salud ella se iba recuperando favorablemente, incluso sorprendido me tocó escuchar a un doctor cuando platicando con Daniela dijo “existen cosas que como doctores no nos podemos explicar y definitivamente esto es obra de Dios”. Y así es como se puede definir. Por voluntad de Dios nuestro señor Daniela fue llamada ante su presencia cumpliendo asi su paso por la vida terrenal dejando una gran enseñanza y sembrada la semilla de fe en Dios de que Él existe y que en realidad puede transformarnos, sólo hay que buscalo y aceptar su voluntad, ella la encontró en la Cueva, ¡ con el Pueblo de Díos! Gracias a todos por su invaluable apoyo en su transformación. Dios los bendiga.
7
Muerte
en vida y mi sed de 8
revivir
[Carta de una cueviana]
E
n un momento de mi vida yo sentía que todo era perfecto, a pesar de que me había alejado de Dios trataba de cuidar mi corazón y me justificaba diciendo que él estaba en todas partes. Y así comenzó mi historia
que pensar, no podía creer lo que escuchaba, sentí que algo dentro de mi murió, me estaba volviendo loca, todo lo que había logrado se desmoronaba frente a mis hijos. Sentí que
Me junté a los quince años con un hombre diez años mayor que yo, era bueno, con defectos; pero siempre creí que si me portaba bien y era paciente algún día él iba a valorar mi amor. Tuvimos 6 hermosos hijos y nuestra relación duró 16 años, siempre esperé un cambio el cual nunca llegó y hasta ahora me doy cuenta que tampoco hice nada para ayudarlo a cambiar. Siempre fui esa mujer necia e imprudente, no la mujer sabia y prudente que edificaba su hogar. Sabía de Dios y un poco de su palabra pero nunca me acerqué lo suficiente como para clamar por ayuda, pero a pesar de todo yo sentía que tenía el control de mi familia, trabajaba, tenía mi casa, una camioneta del año, le daba todo a mis hijos; lujos, vacaciones, amor… todo lo que yo nunca tuve: un padre, un hogar, una familia (ya para eso yo había tomado el lugar de papá y mamá), mi pareja se había convertido en la niñera y ama de casa. Seguí teniendo problemas con la adicción pero yo me aferraba a creer que mi esposo un día iba a cambiar y seguí mintiéndome a mi misma creyendo que todo estaba bien. Hasta que un día me enteré que el padre de mis hijos, el hombre que yo amaba abusaba de mi hija. No sabía
me moría en vida, ya nada tenía sentido para mí, mi mente no podía digerir lo que estaba pasando en ese momento de mi vida. Y fue ahí donde le reclamé a Dios, y pensando que Dios ya me había dado la espalda decidí yo darle la espalda a Dios. Ya muerta en vida empecé a seguir sin rumbo, sin dirección arrastrando conmigo lo que yo más amaba mis hijos, y ahí empezó todo mi sufrimiento, fui perdiendo todo poco a poco, mi trabajo, estabilidad, mi casa… incluso a mis propios hijos.
Cuando me quedé sola me fui a Tijuana, me sumergí en el mundo del alcohol, drogas y todo eso que solo te mata lenta mente el cual me arrastró tres años de mi vida, cuando ese tiempo pasó no sentía nada no tenía esperanzas. Traté de quitarme la vida varias veces pero no lograba matarme. Ya en mi soledad empecé a pedirle a Dios por mis hijos ya que mi vida no me importaba, pero mi amor por ellos siempre estuvo en mi ser. Entonces comenzó un anhelo en mi, el de cambiar, el de dejar de consumir y trabajar. Recuperé a dos de mis hijos y me impulsó a echarle más ganas, me dedicaba a ellos pero recaía en el vicio, algo me faltaba, y era Dios.
Cuando llegué a la Cueva de Adulam me aceptaron con mis dos hijos, y fue ahí cuando todo (de verdad puedo sentirlo), todo comenzó a cambiar. En esta casa yo encontré esperanza, amor, una familia. Aquí en la Cueva Dios me dio vida otra vez, me volví a sentir viva, sigo luchando y orando para seguir adelante, y hoy sé que tengo un padre maravilloso que me ama y sé que va a restaurar mi familia y todos juntos le vamos a servir yo lo se, lo creo.
9
REENCUENTRO CON MI PADRE GRACIAS!
M
e encontraba luchando contra los demonios que mis mentiras y adicciones habían creado para matarme, robar el corazón de mis hijas y destruir mi hogar. Estaba tan ocupada escuchando, temiendo y buscando ayuda en lugares equivocados que cada día me alejaba más de lo que en realidad anhelaba. Luchaba por la paz pero hacía la guerra contra mi misma y por ende contra todos, porque cuando uno no se ama a si mismo no puede amar a los demás. Cada día me alimentaba de humo y confusión, una falsa inteligencia me susurra-
10
ba al oído que me encontraba cerca de descubrir la conspiración más grande en la historia de la ciudad, y que yo podía desenmascarar al enemigo. Había matado la confianza de mi familia y la esperanza para aquellos que me conocían, era otra bala perdida, una mujer calculadora que había traicionado a su corazón por seguir la ambición de la adicción, cuya misión diaria era escapar sin importar cuantos corazones pisaría en el camino. Estaba harta de tener el peso del mundo en mis manos, solo quería aventarlo todo y dejar de existir, me sentía sola y culpable teniendo como cobro de mis actos mi vida.
Volvía a casa con el triunfo de la sustancia en mi organismo, pero la derrota en el alma; esa voz interna en mi gritaba desesperadamente por ayuda, pero era como lanzar mensajes de auxilio en una botella al mar. Nadie escuchaba. Así pasaron varias noches, muchas descritas en pergaminos a manera de desahogo y como tratando de dejar una evidencia de lo que vivía; algo dentro de mi me decía que aun no era el fin. Sin embargo todo indicaba que si. Escribía mi carta postuma convencida de que no hallaría la respuesta de nada y que moriría como otro “egoísta demente y cobarde” drogadicto que se dio por vencido.
Todo yo era un caos, si hubiera podido proyectar el contenido de mi mente se asemejaría a una batalla medieval entre dos reinos; lloraba destrozada pero no podía detener lo que estaba pasando, había olvidado todo y en medio de esa batalla de repente, el estruendo de una voz hizo que todo se detuviera, nunca la había escuchado pero logró que por un momento dejara de luchar y saliera del caparazón violento en el que me refugiaba.
* Cinthia Jazz Estaba tan ocupada escuchando, temiendo y buscando ayuda en lugares equivocados que cada día me alejaba más de lo que en realidad anhelaba. Luchaba por la paz pero hacía la guerra contra mi misma...
esa voz tuvo el poder y la autoridad de detener la maldad que consumía mi ser y mi mundo. En ese momento solo éramos él y yo, él en mis pensamientos hablándome con amor, tranquilizando mis dudas, terminando con la agonía.
Me tomó gran parte de mi vida reencontrarme con él pero al fin lo encontré, y llenó ese hueco que con nada se llenaba y que por años me torturaba en ansiedad y locura...
Demonios, ángeles, bestias todos se detuvieron y soltaron sus armas para voltear hacia el cielo y escuchar lo que la voz decía. Parecía que estaba en un sueño, era mi padre, pero no era su voz, lo identifiqué porque podía sentir el amor con el que me hablaba; como cuando era niña, y confié en ese amor porque a manera que mis pensamientos fluían él me iba contestando, sin necesidad de hablar, él respondía a todo lo que yo estaba pensando.
Entonces comencé a sentir paz,
Podía parecer que había arruinado todo y que ya no merecía vivir, pero para él solo fue como tomar otra hoja de papel y crayolas mientras me decía “vuelve a intentarlo, solo que ahora yo te diré como”.
A veces tenemos la idea de un Dios ocupado, distante sentado en un trono, enojado con la humanidad juzgando y castigando. Pero no es así. Me tomó gran parte de mi vida reencontrarme con él pero al fin lo encontré, y llenó ese hueco que con nada se llenaba y que por años me torturaba en ansiedad y locura, ese amor que no pude encontrar en ninguna parte fue encontrado, todo encaja ahora. El es real. El es amor. El es vida.
Cueva de Adulam es una casa de restauración que por más de 10 años se ha dedicado a mejorar la calidad de vida de mujeres y niños. Estamos ubicados en Av. Libertad y calle 45.
“El que es
generoso prospera; el que reanima será reanimado.” Proverbios 11:25