Registro de los Diálogos Culturales de Invierno 2014 "Cultura y medios de comunicación social"

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Registros de los

DIÁLOGOS CULTURALES DE INVIERNO 2014

“Cultura y Medios de Comunicación Social”

Secretaría Nacional de Arte y Cultura del FMLN


REGISTROS DE LOS DIÁLOGOS CULTURALES DE INVIERNO, 2014 “Cultura y Medios de Comunicación Social” Secretaría Nacional de Arte y Cultura del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional FMLN Secretaria Nacional de Cultura del FMLN: Lorena Guadalupe Peña Mendoza Secretario Adjunto: Wilfredo Zepeda Asesora Cultural: Breni Cuenca Dirección, Producción Ejecutiva y Dirección de Arte: Dalia Rosa Investigación y Coordinación Editorial: Allan Barrera y Estanislao Enrique López Equipo Técnico y Logístico: Mariluna Valencia y Alejandra Rivera Coordinación de la publicación: Dalia Rosa Edición: David Juárez Cuidado de la Edición: Estanislao Enrique López Diseño Gráfico: Dalia Rosa Diagramación de texto: Alejandro Hernández Fotografías: Franklin Rivera Ponentes, según orden de intervención: Amparo Marroquín Parducci Beatriz Rosales Omar Rincón Alicia Miranda Duke Francisco Valencia Luis Alvarenga Francesca Gargallo Celentani Carlos Molina Velásquez Ignacio Ramonet 320.98 S446 Secretaría Nacional de Arte y Cultura del FMLN Registro de los Diálogos Culturales de Invierno 2014. Cultura y medios de comunicación social / Secretaria Nacional de Arte y Cultura del FMLN. - - 1a. ed. - - San Salvador, El Salv. : Secretaría Nacional de Arte y Cultura del FMLN, 2015. 188 p. : 23 cm. ISBN: 978-99961-932-1-7 1. Medios de comunicación de masas - El Salvador. 2. Medios de comunicación de masas- Aspectos sociales. 3. Cultura - Aspectos sociales. I. Título. ISBN 978-99961-932-1-7 Impresos Los Planes. 9a Av. Nte., entre 1a y 3a calle poniente #239. San Salvador, El Salvador, Tel: 2131-9537 Correo: im.losplanes@gmail.com Primera Edición. Junio de 2015. Tiraje de 1,000 ejemplares. Copy Left Registros de los Diálogos Culturales de Invierno 2014 “Cultura y Medios de Comunicación Social” Secretaría Nacional de Arte y Cultura del FMLN Instituto de Ciencias Políticas Farabundo Martí 73 Avenida Norte, Pasaje Itsmania, No. 319. Colonia Escalón. San Salvador, El Salvador, Centroamérica. Tel.: (503) 2556-3733. culturafmln@gmail.com . FB: CulturaFMLN.


Registros de los

DIÁLOGOS CULTURALES DE INVIERNO 2014 Tercera Temporada San Salvador, El Salvador.

“Cultura y Medios de Comunicación Social”

Beatriz Rosales Alicia Miranda Duke Luis Alvarenga Francesca Gargallo Celentani Ignacio Ramonet Amparo Marroquín Parducci Omar Rincón Francisco Valencia Carlos Molina Velásquez



ÍNDICE

La búsqueda de la ruptura del cerco mediático en la era informática ......................................................................................... Secretaría Nacional de Arte y Cultura del FMLN

El espectro mediático como vehículo de transmisión del ideario patriarcal y corporativo ................................................. Estanislao Enrique López

Panel 1 ................................................................................................. 8 de julio de 2014 Palabras de apertura .......................................................................... Lorena Guadalupe Peña Mendoza Medios de comunicación y procesos de organización social y política .................................................................................................. Beatriz Rosales El desafío es conciliar la idea de medio público deseado y la realidad ................................................................................................. Alicia Miranda Duke Participaciones y preguntas del público ...........................................


Panel 2 ................................................................................................. 15 de julio de 2014 Las políticas del pánico ....................................................................... Luis Alvarenga Estereotipos: sexos, edad, clase en el sistema racista americano ............................................................................................. Francesca Gargallo Celentani Medios públicos, guerras mediáticas y desafíos democráticos en América Latina ............................................................................... Ignacio Ramonet Participaciones y preguntas del público ...........................................

Panel 3 ................................................................................................. 22 de julio de 2014 Globalización y medios de comunicación, o las posibilidades de conspiraciones culturales .................................................................. Amparo Marroquín Parducci Los medios de comunicación y la globalización: la bastardización de las estéticas y la liberación de los entretenimientos ................................................................................. Omar Rincón Participaciones y preguntas del público .........................................

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Panel 4 ............................................................................................... 29 de julio de 2014 La cultura, la manipulación y los medios de comunicación de las deudas históricas y los nuevos retos ................................................ Francisco Valencia La construcción mediática de la vida y la humanidad ................. Carlos Molina Velásquez Participaciones y preguntas del público ........................................

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La búsqueda de la ruptura del cerco mediático en la era informática. Diálogos Culturales de Invierno 2014: “Cultura y Medios de Comunicación Social”

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a Secretaría Nacional de Arte y Cultura del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional [FMLN], por tercer año consecutivo apuntala -en la palestra política, sociocultural y simbólica del país- con la Temporada de los Diálogos Culturales de Invierno 2014. Un espacio físico y simbólico concebido para promover el debate en torno a diversos tópicos: culturales, políticos y sociales. En este convergen invitados nacionales e internacionales que exponen desde diversos puntos de vista los ejes temáticos de cada panel. Este año 2014, el eje transversal a discutir en este coloquio invernal es “Cultura y Medios de Comunicación Social” un debate mediante un análisis diacrónico y sincrónico, es decir, la historia, el despegue, y despliegue, así como el crecimiento de los medios de comunicación. La creación de nuevas plataformas de comunicación y las nuevas tecnologías, allí donde se mueve 13


el poder o el acceso del pueblo a tales medios de expresión, de participación y de transformación sociocultural. Los invitados nacionales son: Amparo Marroquín Parducci docente e investigadora de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA); filósofo, escritor y crítico literario Luis Alvarenga también docente e investigador de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA); Carlos Molina filósofo, docente e investigador de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA); Beatriz Rosales periodista y docente de la Universidad de El Salvador (UES); Alicia Miranda Duke periodista y conductora del programa de televisión nacional “Agenda Ciudadana”; Francisco Valencia director del periódico “Diario Co Latino”. Los invitados internacionales son: Francesca Gargallo Celentani escritora, filósofa, y feminista autónoma (Italia-México); Ignacio Ramonet periodista y director de Le Monde Diplomatique (España-Francia); Omar Rincón periodista, docente e investigador (Colombia). Esta publicación es editada con el afán de plasmar en el tiempo las valiosas ponencias, posturas y debates presentados en este evento, los cuales tienen como antesala un artículo del antropólogo Estanislao Enrique López, quien hace un esbozo sobre la temática global de los Diálogos en su tercera edición. Los Diálogos Culturales de Invierno 2014, se llevaron a cabo los días martes 8, martes 15, martes 22 y martes 29 de julio, en el Alma Mater de la Universidad de El Salvador (UES). En ese espacio geográfico donde cohabita la academia y la política, debatieron temas como: “Relación entre los medios de comunicación y los procesos de organización social y política”. “Opinión pública, hegemonía y construcción de estereotipos”. “Los medios

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de comunicación y la globalización”. “Cultura, medios de comunicación y poder político”. Aunado a ello, las reflexiones de la concurrencia que puntualmente asiste a la práctica ritual, en donde los ponentes debaten, proponen y argumentan desde el oficio que ejercen en diferentes contextos culturales del planeta. Es por eso que los análisis diacrónicos de los y las ponentes versa de cómo los medios tradicionales –radio, periódico, y televisión-, se convirtieron en formadores de opinión, en la creación de identidad en la población, así como en la percepción de la realidad nacional e internacional. Partiendo de su experiencia, desde lo local, hasta lo global, allende las fronteras de los medios de comunicación masivos, que se constituyeron en herramientas fundamentales del poder oligárquico. En tanto que, el estudio sincrónico que ensanchan y amplían en las ponencias trasladadas para conformar este libro, da cuenta de los procesos socioculturales, políticos, económicos y simbólicos de la sociedad contemporánea. Problematizan cómo el poder en la comunicación digital, en el contexto de una era global, las redes sociales son un vehículo de dominación, un campo en disputa. Porque como medios de comunicación, se han vuelto un poder, que se traduce en energía libidinal, es decir, no reprime ni castiga, sino que seduce a que consumamos y nos reapropiemos de su discurso mediático que luego se transforma en sentido común en la sociedad. Desde el campo político, a través de estas reflexiones, el propósito del coloquio, mediante el debate es, aportar en la búsqueda de la ruptura del cerco mediático en la era informática, aportar para coadyuvar a desmontar las estructuras del poder

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mediático de la oligarquía. Tomando en cuenta la relación intrínsecamente entre la cultura y los medios de comunicación masivos. La comunicación es poder y desde ahí se está definiendo mucho lo público, y lo privado, todo lo que está sucediendo es mediado por ese espacio de interacción cibernética. Secretaría Nacional de Arte y Cultura del FMLN

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El espectro mediático como vehículo de transmisión del ideario patriarcal y corporativo Estanislao Enrique López

“La conquista del poder cultural es previa a la del poder político y esto se logra mediante la acción concertada de los intelectuales llamados “orgánicos” infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios”. Antonio Gramsci

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esde el inicio de la historia, el ser humano se define por su condición sociocultural: animal político dotado de lenguaje. Se socializa y comunica con sus coetáneos de manera oral, por el idioma y a través de estelas, glifos, jeroglíficos, templos como símbolos del poder cívico-religioso, pinturas en grutas o cuevas. Así da a conocer las distintas manifestaciones: políticas, sociales, religiosas de su civilización. Si la creación de la escritura representa un hito insoslayable en el proceso socio-histórico de la humanidad, es porque suscita un cambio económico, social, cultural y simbólico a nivel mundial.

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De tal manera, a partir de ese momento, los cambios producidos impulsan una eclosión en el despliegue y desarrollo de los diversos medios de comunicación social, como la imprenta (siglo XV) que plasma las ideas en papel, las difunde y expande globalmente. A ello se suma la invención de la televisión —a mediados del siglo XX— la cual ejerce una mayor influencia en los ciudadanos junto a la prensa escrita. Como parte fundamental de los medios de comunicación social, la televisión desempeña un papel muy importante. No sólo proyecta imágenes y sonidos —los estereotipos masculinos y femeninos— mediante películas, noticieros, entrevistas, el mundial de fútbol, telenovelas, así como vulgares talk y reality shows, con mujeres famélicas y hombres corpulentos. Toda la programación televisiva puede catalogarse como proyectiles verbales y visuales que permean en el imaginario colectivo de la ciudadanía, la concepción de los cánones de belleza, de lo estético, de lo hermoso, de lo feo, desde el proyecto político e histórico que construye la clase dominante del país. Desde una perspectiva de género, al hombre transmite cómo mantener su dominación masculina, al igual que la relación opresor/oprimido, mediante ciertas prácticas que se conciben como “naturales” o forjadas por “Dios”. Asimismo, ese tipo de emisión televisiva posee el propósito primordial de mantener a los televidentes sumidos en una realidad ficticia, para salvaguardar el statu quo de los grupos dominantes, a la cual pertenecen los dueños de esos medios masivos. La comunicación se utiliza como medio de reproducción de la opresión y explotación, a nivel económico, político, social, cultural y simbólico. En el marco de la historiografía salvadoreña, la prensa escrita y la televisión nacional se hallan al servicio de la clase dominante política, social y económica. Por ello, durante décadas amordazan las voces de los grupos subalternos, impidiéndole el 18


acceso a la información veraz y oportuna de los principales acontecimientos. Sólo se ponen de relieve aquellos aspectos o fases de la historia que les favorecen. Como ejemplo patente de la historia reciente, más que en informar, los periódicos se regodean en difamar, invisibilizar y marginar a los diversos grupos étnicos diseminados en todo el territorio nacional. Particularmente se ensañan contra los pueblos originarios de Izalco. Así, durante el etnocidio de 1932, a los indígenas y a los campesinos los mancillan con el epíteto de ser “comunistas”, promoviendo a nivel nacional e internacional, el odio de clases, la discriminación social, étnica y de género. A la llegada del siglo XXI —por la alta incidencia que ejercen en la población salvadoreña— los medios de comunicación social conforman una sociedad semi-autómata que responde a los dictados de la “máquina” de reproducción. La televisión no sólo emboba, también embelesa y cautiva los sentidos. Bajo la égida de la oligarquía salvadoreña, los medios de comunicación social rigen los ámbitos públicos y privados, que se vuelven insensibles ante el dolor ajeno y la vorágine social, ya que sólo pregonan una cultura de muerte, de violencia, de egoísmo. Por tal razón, hay que cuestionar el mensaje que transmiten los medios de comunicación social salvadoreños y la manera en que ejercen esa influencia en la mayoría de la población. Al respecto se refiere que en el territorio nacional: “Según las Naciones Unidas, dos periódicos conservadores, La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy concentran juntos el 87 por ciento del mercado de periódicos. El resto es repartido por otros dos periódicos: Diario El Mundo y Diario Co Latino. En televisión, Telecorporación Salvadoreña (TCS) acapara el 90 por ciento de la audiencia del país. En radio, la Asociación Salvadoreña de Radiodifusores (ASDER) cuenta entre sus socias a 65 radios de un 19


total 195 que reporta el libro de estadísticas de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA)”1 Aunado a ello, la sociedad salvadoreña niega el acceso a la educación y la posibilidad del disfrute pleno de la cultura ya que, en el mensaje de los medios, la cultura se percibe como refinamiento y conocimiento exclusivo de un grupo particular. Empero, con la impronta del internet y la creación de las redes sociales, paulatinamente se rompe el cerco mediático, a través de las radios comunitarias y canales alternativos, a los cuales se unen las protestas en las calles, lugar exclusivo para la manifestación y lucha social del pueblo salvadoreño. Hay que indagar de qué manera la cultura y los medios de comunicación social interactúan, desde la perspectiva de la antropología sociocultural. Como vehículo transmisor de la cultura, la televisión ocupa un espacio físico en la esfera doméstica, no por ser un objeto de valor en sí mismo, si no porque construye imaginarios colectivos, identidades y relaciones de poder, imbricados en el sistema social, político, económico del país. Obnubilados por el conformismo, la desilusión y la desidia que fraguan los medios en su historial, se potencian las bases del mercado capitalista en la población y se crea una actitud de consumo. En gran medida, los medios determinan la identidad cultural, su diversidad y modulan la visión de los espectadores. Como medios de comunicación social, tanto el internet y las redes sociales, son un lugar de disputa de sentidos políticos y estéticos. Se trata de un espacio liminar2, porque es un vehículo de 1 Valencia, Ricardo. “El Salvador, la estrategia del cambio”. ¿Por qué nos odian tanto? (Estado y medios de comunicación en América Latina). Editor Omar Rincón. Bogotá: Centro de Competencia en Comunicación para América Latina Friedrich Ebert Stiftung, 2010, 115-122. 2 Entiendo por espacio liminar, aquello que se mueve entre lo público y lo privado, que no es necesariamente privado, pero tampoco es tan público, por lo que se encuentra entre un estado y otro estado, o entre lo uno y lo otro.

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transmisión de ideas y de pensamientos, pero tecnológica y económicamente hablando lo domina el imperio. En ese espacio liminar confluyen los discursos hegemónicos y contra hegemónicos. En la era de la globalización las redes sociales son procesos socioculturales de esta sociedad contemporánea, que conforma una comunidad asimétrica. En ese espacio simbólico convergen sujetos, que si hasta cierto punto comparten los mismos valores y normas, no necesariamente coinciden con el proyecto político, de cara al poder de los medios opresores. Institucionalmente hablando, los medios de comunicación representan una extensión del poder, es decir, “la capacidad relacional que permite a un actor social influir de forma asimétrica en las decisiones de otros actores sociales de modo que se favorezcan la voluntad, los intereses y los valores del actor que tiene el poder”3. Sus prácticas enunciativas se hallan mediadas por los intereses de la oligarquía quienes moldean las prácticas sociales de los sujetos individuales y colectivos. En un período anterior, en la relación tripartita estado, sociedad y cultura, el estado mismo crea un mecenazgo para los intelectuales y artistas. Los proyectos culturales, obedecían a los propósitos, planes y aspiraciones del gobierno en turno. En esa época, existe un indigenismo sin indígenas, los pueblos originarios no se toman en cuenta como sujetos, si no bajo la égida del abigarrado estado salvadoreño (por ejemplo, no existe una sola recopilación de textos ni una gramática náhuat-pipil desde 1880 —despegue del modernismo— a 1932, inicio del Martinato, ya que los intelectuales visualizan Europa como modelo cultural y literario. El indigenismo inventa un indígena sin lengua). Hoy en día, el papel del estado salvadoreño debe ser el instrumento de los cambios. Como fuerza 3 Castells, Manuel. “Capítulo 1. El poder en la sociedad red”. Comunicación y poder. Madrid: Alianza Editorial, 2011, 33-85.

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política tiene la oportunidad de llevar a cabo una transformación sociocultural, en la esfera pública y privada. Los Diálogos Culturales de Invierno 2014 abren un espacio político y simbólico donde se fomenta el debate académico y político. Se entiende por esfera de lo político “la acción física o simbólica que modifica, mantiene o altera las estructuras de poder”4, con el propósito de contrarrestar la influencia de los grandes medios, como el panóptico que controla y regula la vida cotidiana de los sujetos sociales. Junto a la creatividad e imaginación de la comunidad, los medios comunitarios o alternativos serán el contrapeso ideal de todo ello. A partir de su autonomía podrán aspirar a concebir y diseminar una cultura liberadora o emancipadora como proyecto político y sociocultural del pueblo salvadoreño. Debe vislumbrarse un horizonte de transformación social que rompa los esquemas y paradigmas impuestos.

4 Varela, Roberto. Cultura y poder: una visión antropológica para el análisis de la cultura política. México: Editorial Anthropos, Universidad Autónoma Metropolitana, 2005.

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Registros de los

DIÁLOGOS CULTURALES DE INVIERNO 2014 Tercera Temporada San Salvador, El Salvador.

“Cultura y Medios de Comunicación Social”

Beatriz Rosales Alicia Miranda Duke Luis Alvarenga Francesca Gargallo Celentani Ignacio Ramonet Amparo Marroquín Parducci Omar Rincón Francisco Valencia Carlos Molina Velásquez



PANEL 1 Una nueva cultura política emancipatoria Relación entre los medios de

comunicación y los procesos de organización social y política Martes 8 de julio de 2014 Auditorio 4, Facultad de Ciencias y Humanidades, Universidad de El Salvador Martes 16 de julio de 2013 Auditorio 4, Facultad de Ciencias y Humanidades, Universidad de El Salvador.



Palabras de apertura de los Diálogos Culturales de Invierno 2014 Lorena Guadalupe Peña Mendoza Secretaria Nacional de Arte y Cultura del FMLN

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olegas diputados y diputadas del FMLN que nos acompañan esta tarde, compañera Ministra de Trabajo, licenciada Sandra Guevara, Secretario de Cultura de la presidencia y próximo Ministro de Cultura, doctor Ramón Rivas, querido embajador de la República de Ecuador, Segundo Arango, amigos y amigas que nos acompaña esta tarde, señoras y señores de la prensa, sean todos y todas bienvenidos. Es una alegría y un honor para mí, y para los integrantes del equipo de la Secretaría de Arte y Cultura del FMLN, dar por iniciada la tercera temporada de Diálogos Culturales de Invierno, que son espacios de debate, de reflexión y de polémica sobre el acontecer cultural y político nacional.

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Desde que la Secretaría inició su nuevo período de trabajo hace cuatro años nos propusimos promover el debate cultural, la batalla de las ideas, la batalla de los valores, promover pensamiento y conciencia críticos, y motivar a los diferentes actores de la vida nacional a incorporarse a la creación artística, y al debate y la elaboración de propuestas culturales para la transformación social. Cuando nuestro presidente, el profesor Salvador Sánchez, publicó su libro denominado “El país que quiero”, él propuso una gran transformación cultural para alcanzar el “Buen Vivir” en nuestro país, que supone un desarrollo armónico entre el Estado, el mercado, la sociedad y la naturaleza, que supone una sociedad más justa, más libre y sin miedo para atreverse a pensar, a criticar, analizar y proponer. Esas ideas han influido en el trabajo de la Secretaría de Arte y Cultura del FMLN, y en el desarrollo de estos Diálogos Culturales. La coyuntura nacional en materia cultural es muy interesante. Estamos en una época muy importante, una época histórica en que se está gestando una gran transformación cultural en El Salvador. Recientemente la Asamblea Legislativa reconoció constitucionalmente los derechos de los pueblos originarios. Ese es un hecho político y cultural sin precedentes, que contribuirá a cambiar el imaginario, la identidad y la cultura de El Salvador. Esta reforma constitucional resucitó a los masacrados de la conquista, y resucitó a los masacrados de 1932, les reconoció sus saberes y sus derechos. En los últimos tiempos ha surgido toda una corriente de cine alternativo y comunitario que está poniendo de manifiesto realidades que, siendo dominantes, estaban soterradas y no existían en el discurso oficial. “Avenida Revolución”, como un festival juvenil nacional, central y descentralizado, ha movilizado a miles de jóvenes, a 28


distintos grupos artísticos juveniles que ponen de manifiesto sus expresiones, sus ritmos, sus lenguajes y sus demandas. Los movimientos feministas han desarrollado tremendas campañas a favor del derecho al aborto de todas las mujeres, y en particular de la joven “Beatriz”, poniendo en jaque la doble moral de los sectores conservadores o fanáticos religiosos, y más recientemente, se desarrolla la campaña por la libertad de las 17 mujeres presas injustamente por haber realizado abortos en condiciones difíciles, en condiciones límite. Un profesor humilde y su esposa, una obrera de más de 60 años, son ahora el presidente y la primera dama de la República de El Salvador. Esto es otro gran choque cultural, la burguesía y sectores de la clase media alta dicen que son feos y poco elegantes. Ustedes, ¿qué opinan? Yo opino que son una hermosa pareja de luchadores sociales que también está rompiendo esquemas y sobre todo, demostrando que se puede servir al pueblo desde la posición de la primera magistratura sin perder el piso, sin perder la realidad, sin perderse en los ridículos rituales del poder de los burgueses y de las oligarquías que terminan subyugando y sometiendo a no pocos funcionarios y políticos. La Secretaría de Arte y Cultura del FMLN ha lanzado una serie de publicaciones literarias y políticas. Hemos realizado por dos años consecutivos la muestra “Cinehistorias”, que ya se desarrolla también en algunas ciudades del interior del país. Trabajamos apoyando una importante red de Consejos de Arte y Cultura Comunitaria, y promovemos los Diálogos Culturales de Invierno. Diferentes grupos juveniles como Progre, la Oveja Negra, la Secretaría de la Juventud del FMLN, los colectivos feministas, los colectivos gay y lésbicos, también han entrado a la escena nacional con nuevos planteamientos. 29


Vemos importantes avances en la institucionalidad cultural del Estado. Ya está en debate la propuesta de Ley de Arte y Cultura que presentó el FMLN a la Asamblea Legislativa, y el gobierno ya emitió el decreto ejecutivo para la creación del Ministerio de Cultura a partir del primero de enero del año 2015. Asistimos, pues, a una época de transformaciones culturales y sociales. Los ejemplos sobran, pero esta época es de una durísima batalla y controversia entre enfoques, valores, relatos, maneras de ver la historia pasada y presente, y es una época de disputa de la hegemonía del proyecto de sociedad. La vieja oligarquía y sus instrumentos de lucha se aferran en mantener su ya carcomida hegemonía política, ideológica y cultural. Mientras que un proyecto, respaldado por una diversidad de fuerzas políticas y sociales, lucha también por abrirse paso y triunfar en el imaginario y la cultura de la sociedad salvadoreña. Es en este gran debate, en esta gran disputa, que los medios de comunicación juegan un rol determinante, ya que son canales de información, de formación de opinión, y de desinformación en muchos casos, de alcance masivo cada vez más sofisticados y cada vez más potentes. El surgimiento en el mundo de las redes sociales ha abierto otra cancha de disputa que por ratos controlan los poderosos de siempre, y por momentos los pueblos, sus organizaciones, o sus integrantes. Surgen a la palestra verdaderos ciudadanos y ciudadanas virtuales que a través de las redes sociales hacen oír su voz y sus reclamos, pero también surge la propuesta de una ciudadanía mediática, aparentemente en ejercicio de su ciudadanía plena, ejerciendo sus derechos, pero en la realidad carenciada y despojada del derecho a obtener información veraz, del derecho a conocer 30


diferentes enfoques, del derecho a protegerse de ser manipulada y convertir al ciudadano masa ciudadano oveja, víctima propiciatoria de la manipulación mediática. Y está surgiendo, pero no termina de consolidarse, una propuesta de comunicaciones revolucionaria, popular y ciudadana, que brinde herramientas a la gente para que se protege de la manipulación, para que realice sus propios análisis y adopte lo más libremente posible sus propias decisiones. En El Salvador hay una grosera concentración del poder de la información. Ya Estanislao López, en un artículo reciente, nos comentaba que según Naciones Unidas, dos periódicos conservadores, La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy, concentran juntos el 87 % del mercado de periódicos, y el otro 13 % le queda repartido a Co Latino y Diario El Mundo. En televisión, la Tele Corporación Salvadoreña acapara el 90 % de la audiencia del país. En radio, la Asociación Salvadoreña de Radiodifusores, ASDER, cuenta entre sus socios al 33 % de los medios radiales de comunicación registrados. Todas estas informaciones y reflexiones llevaron a la Secretaría de Arte y Cultura del FMLN a pensar que es muy difícil un cambio cultural para el buen vivir si no cuestionamos el rol de los medios de comunicación, y que por ello se vuelve necesario promover una lectura crítica de sus mensajes, aprender a dilucidar sus propósitos y sus métodos, y que este complejo trabajo debemos realizarlo junto a todos los movimientos, junto a las organizaciones sociales y personas que también buscan el buen vivir, con los jóvenes e intelectuales, de manera que generemos un movimiento de reflexión y conciencia crítica sobre el papel de los medios de comunicación.

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Nuestro querido y legendario Schafik Handal decía que al Diario de Hoy había que leerlo al revés, que lo que para ese periódico era malo, nosotros debíamos entender que era bueno; que lo que para ese periódico era importante, para nosotros no necesariamente debería ser importante; que lo importante para los pobres era minimizado y solo destacaban ahí lo que afectaba o importaba para las clases dominantes. Y esta era la recomendación que viernes tras viernes nos hacía Schafik en la tribuna legislativa. Mario Silva, quien hasta hace muy poco se desempeñaba como director del programa “La Hojilla”, en Venezuela, siempre iniciaba su programa de análisis de medios diciendo: “buenos días. Veamos ahora cuál es la matriz de opinión que traen los periódicos de la derecha. Analicemos qué pretenden”. De manera que él de entrada ponía el ojo crítico. Nosotros con estos Diálogos buscamos contribuir al análisis de las matrices de opinión que los medios de comunicación generan, cómo operan, qué pretenden, qué incidencia tienen, cuáles son sus contradicciones y cuáles los espacios que tenemos para avanzar en el forjamiento de una cultura solidaria, respetuosa de la diversidad, amante de la justicia, pacífica, respetuosa de nuestros ancestros, cuidadosa de nuestro medio ambiente, responsable con los cambios que el país necesita, y libre de los prejuicios y estereotipos que nos han mantenido sumisos ante los poderes fácticos. Esperamos que los debates que están propuestos logren ese objetivo. Este día nuestras ponentes son dos excelentes maestras. La maestra Alicia Miranda Duke, y la maestra Beatriz Rosales. Me ha ilusionado mucho la presencia de ellas en este encuentro, es un hecho simbólico que arranquemos la tercera temporada de Diálogos Culturales de Invierno del FMLN con esta poderosas mujeres, profesionales y atrevidas, que ya cuestionan el poder

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desde su voz, desde su cátedra, desde sus programas, desde sus escritos, y con Marlen Argueta, joven artista salvadoreña que será la moderadora de este encuentro. Quiero concluir mi intervención agradeciendo a la Comisión Política del FMLN y a nuestro secretario general, Medardo González, por todo el apoyo moral, material y político que nos brindan para que esta jornada de debate se realice con la calidad que ustedes merecen. Sin su apoyo, los Diálogos Culturales de Invierno serían imposibles. Muchas gracias a todos ustedes y todas ustedes por su presencia, tengan buenas tardes, y espero que todos los debates de la tercera temporada de los Diálogos Culturales de Invierno les sean de provecho. Muchísimas gracias.

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Medios de comunicación y procesos de organización social y política Beatriz Rosales (El Salvador) Periodista, docente e investigadora de la Universidad de El Salvador (UES). Maestra en Comunicación Social, y en Innovación Tecnológica, Investigación y Didáctica de la Educación Superior.

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ara mí y para mi casa de estudios es un honor realmente estar integrando esta mesa. Es una forma de visibilizar el trabajo que desde la academia realizamos en la formación de los jóvenes estudiantes que tienen las ansias de ocupar esos puestos en los medios de comunicación, y sobre todo transformar esa relación entre los medios de comunicación. En mi ponencia he intentado hacer un esbozo de lo que son los medio de comunicación desde mi experiencia en las aulas, en la cátedra. Visibilizar porqué los medios de comunicación son importantes, porqué hablamos de ellos. 35


Para mí es importante estar acá en este Diálogo Cultural para hablar de medios, pero desde otra perspectiva, hablarlos desde una visión en la que se genere el debate, en el que se cuestione y se propongan nuevas visiones, nuevas formas de trabajo, nuevas formas de hacer y operar en un medio de comunicación. El tema que me pidieron abordar esta tarde es esa relación entre medios de comunicación y la ciudadanía, y esos procesos sociales y políticos. Realmente no es un tema fácil de abordar porque hay muchas aristas, hay muchas formas de cómo entrar, pero yo tratando de hacerlo un poco asequible, hacerlo fácil, quizás para mí, para trabajarlo, he comenzado haciendo un esbozo, haciendo énfasis en porqué hablamos de los medios de comunicación, ¿por qué son tan importantes los medios de comunicación?

Un poco de historia Desde su surgimiento los medios de comunicación han interesado y fascinado, pero sobre todo han influido en el desarrollo de la sociedad. Al revisar la historia es increíble descubrir como ciertos académicos, políticos, intelectuales y empresarios de cada época supieron ver el potencial de cada medio de comunicación emergente. Por ejemplo, como el diario a finales del siglo XIX en las ciudades industrializadas había llegado a tener una credibilidad que lo hacía compararse como un libro sagrado, casi como la Biblia, capaz de informar y orientar a la sociedad, considerado como un portador de la verdad. Igual, años después, en las primeras dos décadas del siglo XX aparece la radio. Y quizás para resumir la importancia que se le dio de los pensadores, de los tomadores de decisión de la época, de los personajes que dirigían los destinos del mundo, cito uno de 36


las frases para mí más emblemáticas que se pueden citar sobre el poder que se le vislumbró a la radio. Cito, tristemente, al jefe de la radio de la Alemania nazi, que con todo, hay que darles el mérito que si explotaron todo el potencial que podían dar los medios de comunicación. Eugene Hadamowski, quien sostenía que “adjudicamos a la radio tres signos de admiración porque poseemos con ella un poder milagroso – el arma más poderosa que se haya dado al espíritu-, que abre corazones y que no se detiene en los límites de una ciudad ni se vuelve ante las puertas cerradas; que salta sobre los ríos, montañas y mares, que es capaz de dar fuerza a los pueblos bajo el hechizo de un espíritu poderoso”. Así veía este personaje el poder que tenía la radio. Para englobar la idea de la importancia de los medios y admiración hacia los medios, cito a un clásico. Desde las aulas siempre terminamos citando a Herbert Marshal McLuhan, un clásico de las investigaciones de la comunicación, quien en su momento afirmó: “no hay lugares remotos en virtud de los medios de comunicación actuales, todo es ahora”. Hay que hacer notar que McLuhan no supo lo que eran las redes sociales y todo eso que le da todavía más actualidad. No se consideran medios de comunicación, pero que sí aportan, sí son esa fuente para aportar información o insumos, generar inquietudes en la ciudadanía. Eso lo dijo Marshall McLuhan allá por los sesenta. Claro, también hay que citar que en nuestro país se intuyó desde muy temprano la importancia de los medios. Si revisamos nuestra historia veremos como en el siglo XIX, los políticos locales, llámese conservadores o liberales, que fueron los que abanderaron la lucha política afínales del siglo XIX, después de

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conquistada la independencia de España, apostaron cada quien en su corriente por tener sus propios impresos. Ya en el siglo XX, el movimiento que abandera Agustín Farabundo Martí llegó a editar su propio medio: “Ráfaga”. También hay que citar cómo la dictadura de Maximiliano Hernández Martínez, llegó a monopolizar durante sus 14 años en el poder, la radio. Vemos con este pequeño esbozo cómo los medios sí han sido importantes, han estado presentes, sí han sido de incidencia, sí han definido ciertos momentos de la historia mundial y nacional.

Los medios vistos con microscopio Cada medio de comunicación masivo ha sido objeto de estudios y se ha desarrollado una amplia gama de teorías que explican su funcionamiento y cómo optimizar su uso para diversos fines, claro que el énfasis de las investigaciones siempre ha sido cómo tener el control e incidencia sobre la sociedad. En las primeras décadas del siglo XX se plantean las dos corrientes de pensamiento para abordar el fenómeno comunicativo: la corriente positivista y la corriente crítica. Desde estas dos vertientes se han desarrollado una amplia gama de teorías, muchas de ellas nacidas en el contexto de las 2 guerras mundiales. Y lo curioso es que han resistido los embates del tiempo, pues aún tienen vigencia, por ejemplo muchas de las funciones que los positivistas le otorgan a los medios como la supervisión del entorno, dado principalmente a través de las noticias; y la correlación, que se centra en la incidencia a través de los artículos de opinión y editoriales, así dan a la audiencia una interpretación de la realidad. 38


Por su lado los investigadores de la corriente crítica, en un primer momento, nos hicieron ver lo nefasto que podían ser los medios de comunicación, por su poder de manipulación y enajenación de la audiencia, para luego enseñarnos que no son los medios en sí los dañinos, sino el uso que se le da a ellos. Pero quizás el hallazgo más importante que aportaron fue el de señalar que la audiencia es activa, es decir que no todos sucumbimos ante el encanto hipnótico de los mensajes que se difunden indiscriminadamente en los medios de comunicación. No todos respondemos ante esos estímulos, que hay sectores de la sociedad que se resisten, que piensan, que toman decisiones, que ven la realidad al margen de lo que nos presentan las diversas agendas de los medios de comunicación. Ya lo dijo la diputada Lorena Peña en la introducción al tema: la ciudadanía está tratando, está construyendo una nueva agenda. Tenemos en ciernes una Ley de Cultura, la Secretaría de Cultura se convierte en Ministerio, el doctor Ramón Rivas será nuestro Ministro de Cultura. Se van dando pasos. Es con esa reflexión sobre la audiencia que ambas corrientes al final concluyen que los medios de comunicación no son la única fuente de la cual bebe ésta, que para informarse y formarse opinión, influyen otros factores, algunos le llaman intermediarios, y en estos figuran los líderes de opinión, la escuela, familia, iglesia, los partidos políticos, las diversas instituciones que operan en la sociedad. Es así que se establece la tesis de la interdependencia de los medios de comunicación y los sistemas sociales. Es así que se establece la tesis de la interdependencia de los medios de comunicación y los sistemas sociales. Esta tesis parte de la idea que los medios desempeñan un papel significativo en la vida de los individuos a través de las interconexiones entre

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los medios de comunicación y otros decisivos sistemas, ya sea sistema social, político, económico, educativo, familiar o religioso. Este enfoque lo dan los investigadores Sandra BallRokeach y Melvin L. Defleur, a mediados de la década de los setenta del pasado siglo XX. Este paradigma de interdependencia tiene su vigencia y parte de la afirmación que los medios masivos de comunicación son esenciales para la sociedad moderna. Una sociedad que cambia constantemente sus rasgos organizativos y su estructura social se hace cada vez más compleja. Mario Kaplún al hablar sobre la sociedad plantea que “los medios conversan con su audiencia”, porque la audiencias, dice, entre ellas la ciudadanía organizada y no organizada, social y política, comentan las noticias y los artículos, los discuten, los comparten, y así los enriquecen. En esa misma línea de pensamiento el intelectual alemán Jürgen Habermas reafirma la importancia de la información para que el ciudadano organizado pueda sostener un diálogo, pueda debatir los aspectos fundamentales en una sociedad, según Pierre Bourdieu, “instalados en la notoriedad pública”. Humberto Eco aborda el tema al afirmar que “toda información es importante si está conectada a otro”. Aquí va el tema que me trae esta tarde, cabe la pregunta: ¿en la actualidad, tienen validez esas teorías que hemos citado? ¿Esas teorías formadas afuera, no acá, tienen vigencia? ¿Son retomados estos planteamientos en la sociedad salvadoreña? ¿Funciona esa interdependencia de los medios de comunicación con los diversos sistemas que operan en la sociedad? Eso es lo que a continuación trataré de exponer, porque sí, a partir de estar leyendo esta teoría, informándome, reavivando algunos conocimientos, digo: sí.

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Esa es quizás una de las preguntas o de los ejes: ¿cómo deben funcionar los medios? Se forma una interdependencia, la sociedad no puede funcionar, aunque no queramos, sin los medios de comunicación. Pero también, los medios de comunicación no pueden subsistir, no sobreviven sin esa sociedad; ya sea vistos como clientes, vistos como generadores de opinión, vistos como motores de cambio, como generadores de hechos.

Medios y ciudadanía En El Salvador se da esa interdependencia con los grupos socialmente organizados, es decir que para el público en general se da más bien una dependencia, porque el ciudadano común recibe información, opiniones, pero no incide en ellas, no tiene voz en el establecimiento de la agenda de los medios de comunicación. En cambio, la ciudadanía organizada se espera que tenga el poder de incidir, meter en la agenda de los medios aquellos temas de los cuales tienen interés que sean expuestos, ser discutidos en la esfera pública. Si partimos de la idea que los medios tienen la facultad de suministrar, o sea, proporcionarnos los insumos de construir selectivamente el conocimiento. En las palabras de apertura, Lorena lo mencionaba, nos presenta la anécdota de Schafik, cómo leer los medios, pero para atrás, leer qué es lo que nos quieren ofrecer, qué es lo que presentan como verdad que a lo mejor es mentira, qué es lo más importante que a lo mejor no es tan importante. Si tienen esa forma de construirnos selectivamente el conocimiento. Si tienen el poder de dar un inventario de hechos, que ellos pueden situar, calificar y clasificarlos y que a partir de esos elementos nos arman un mapa de la realidad social, veremos que sí tienen la facultad de jerarquizar la realidad, es decir, 41


sobredimensionar algunos hechos y ocultar o minimizar otros. Para establecer esa agenda informativa, es decir, qué hechos se convierten en noticias y cuáles no, los medios de comunicación interactúan con los grupos sociales organizados, por esa interdependencia que les hablaba. Se puede incidir en el tema, claro que muchas veces la balanza informativa se tiende a inclinar hacia una sola dirección, enfáticamente hacia una sola dirección. Si revisamos la agenda noticiosa de los medios locales, veremos que hay una visión de la realidad salvadoreña en que puede leerse que la inseguridad ciudadana es el tema más relevante, el que más preocupa al ciudadano, casi el único, la recolección de hechos violentos o delictivos ocupan el primer lugar en la agenda, pero además con una lectura que el problema es reciente y que es incontrolable. Recientemente el Ministro de Seguridad Benito Lara informó que de los 262 municipios del país, es en 63 municipios es en donde se concentra el 80% de las muertes provocadas por la delincuencia, es decir que la violencia no está presente en cada rincón del país. Esta noticia, puedo afirmar que pasó inadvertida o con poco impacto, ya que en los noticieros televisivos por ejemplo, apareció después de dos bloques de 4 ó 5 noticias de hechos violentos. Y no ha tenido más espacio en la agenda, no se ha ampliado la información ni ha generado opinión, signos que podrían denotar la importancia del hecho. Se puede observar en las agendas de información de los medios que hay una recurrencia de temas. Es decir, que siempre vemos en los medios los mismos temas, hojeamos el periódico y vemos la economía desde los ojos de la ANEP, desde los ojos de 42


FUSADES. Vemos la política desde los ojos de ciertos grupos que llaman tanques de pensamiento de la derecha, o desde partidos políticos de derecha. Vemos los temas sociales, la inseguridad desde cierta óptica. Cuando se habla sobre cualquier ley, sobre cualquier tópico político, se recurre al mismo número de personas que, además tienen el signo de ser connotados, que son los expertos en el tema, y así nos van formando esa realidad. ¿Cuáles son esos temas recurrentes? Los relacionados al ámbito público, al económico, deportivo, especialmente lo deportivo, específicamente en este momento coyuntural con el mundial de fútbol, el ámbito judicial, policial. Eso destaca más que el trabajo que hace la ciudadanía organizada. Esa ciudadanía que desde diferentes trincheras trabaja en temas sensibles para la comunidad, llámese esta ciudadanía oenegés, asociaciones civiles, de ayuda humanitaria, institutos políticos, etc. Algunas de toda esta organización, focalizadas en sectores de la sociedad, ya sean urbanos o rurales, trabajan con mujeres, personas con discapacidad, niñez, jóvenes o adultos mayores. Y muchas de las veces, su trabajo, logros, preocupaciones no son retomados por los medios de comunicación en la construcción de su agenda informativa. La realidad salvadoreña es mucho más compleja, más diversa que lo que se nos presenta, para el caso los medios de comunicación en nuestro país siguen manteniendo una deuda hacia la juventud, ¿por qué? Porque les ofrecen muy pocas alternativas para satisfacer sus necesidades, sean éstas de información, de diversión, orientación. La imagen que nos presentan los medios de los jóvenes es poco alentadora, ya sea en los noticieros televisivos, radiales o impresos, aparecen notas sobre jóvenes bien como víctimas o victimarios. 43


El trabajo de producción cultural urbano o rural, que desarrollan los jóvenes. Para el caso, tuvimos a un excelente grupo musical que nos antecedió, tenemos a una moderadora que trabaja desde diferentes ámbitos de la cultura, que trata de visibilizar todas estas inquietudes de los jóvenes, todo eso lastimosamente no trasciende en los medios de comunicación. Ese trabajo cultural urbano o rural, las nuevas sensibilidades organizativas, ¿cómo es que se va formando una nueva forma de expresión?, eso no se visibiliza en los medios. Al contrario, aparecen en las noticias casos de jóvenes involucrados en pandillas, actos delictivos, etc. La relación medios-juventud, es que este último es causante de violencia y no un productor cultural, no un ente organizador para el bienestar de la población en general o de un sector particular. Pareciera, ante este ejemplo, que para muchos tiene validez la frase que en algún momento expresó Malcom X, al trasladarnos la visión sobre los medios masivos de comunicación, al afirmar que “con una hábil manipulación de la prensa, pueden hacer que la víctima parezca un criminal y el criminal la víctima”. Puede parecer la anterior frase cínica o apocalíptica, pero lamentablemente un amplio sector de la sociedad mantiene esa visión sobre los medios. Injusta, sesgada para otros, quienes sostienen que los medios son los garantes de la democracia, y lo pueden ser, siempre y cuando cumplan con su misión de crear una comunidad informada. Así lo plantea Joaquín Bruner al puntualizar que “la comunicación que emana de los medios cumple otras funciones, la de crear una comunidad informada; representar a dicha comunidad en la esfera pública, y contribuir a la formación de la agenda de asuntos en torno a los cuales se debe”.

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Hay que plantear que esa ciudadanía organizada también tiene el deber de buscar los mecanismos de cómo incidir en las agendas, pues ni los medios ni esa ciudadanía podrían alcanzar sus respectivos objetivos si no pueden utilizar los recursos de otros. Hace rato leí un libro, me pareció interesante la experiencia de una periodista hondureña, Thelma Mejía, escribió hace años noticias desde una sala de redacción, ella trabajó mucho en los medios más influyentes de Honduras y tuvo una relación bastante conflictiva entre los intereses políticos y económicos de su país. Me pareció justo citarla en esta ponencia porque ella al hablar sobre los medios plantea que “la ciudadanía espera que los periodistas interpreten y transmitan sus necesidades, construyendo una agenda informativa, pero vinculada con la realidad nacional, y no con la propaganda”. Obviamente es tarea de todos y todas, luchar porque estemos incluidos en esa realidad que se nos presenta. Hace algunos años, hay que hacer notar, que temas como la equidad de género no formaba parte de la agenda de los medios. Ahora no es que estén visibilizados, pero algo se aborda sobre ese tema. Tampoco temas como la vulnerabilidad ambiental, la transparencia en el ejercicio público, entre otros. Sin embargo, ha sido el trabajo constante y permanente de ciertos sectores sociales quienes han hecho posible visibilizar temas marginados por los grupos de poder político y económico, que tienen esa gran influencia sobre los medios de comunicación salvadoreños. Cito de nuevo a la diputada Peña cuando hacía ese enfoque de cómo el monopolio en este país existe, cómo está concentrada la visión de los medios a través de dos grandes impresos, llámense La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy. De cómo TCS tiene la gran parte del pastel de la audiencia en este país.

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Pero también hay que ver otras realidades, y me llamó la atención, como es de importante las nuevas tecnologías, cómo nos nutren, cómo nos acercan a otras realidades, al trabajo de otros grupos sociales organizados. Revisando unos informes sobre derechos humanos, en internet encontré un artículo muy interesante. En el año 2007, en el Fórum Universal de las Culturas, que se celebró en Monterrey, México. En este fórum se declararon los “Derechos Humanos Emergentes”. Esta declaración fue realizada por un comité de académicos, activistas, políticos y miembros de organizaciones internacionales. El fórum fue organizado por el Instituto de Derechos Humanos de Cataluña ¿y por qué traigo a colación esta declaratoria de los derechos humanos emergentes?, porque me llamó la atención el título dos sobre el derecho a la democracia plural, así lo titularon. Específicamente el título II Sobre el Derecho a la Democracia Plural, concretamente el numeral 7 plantea lo siguiente: “el derecho a la información, que tutela el derecho de toda persona y comunidad a recibir información veraz y contrastada por parte de los medios de comunicación y de las autoridades públicas”. Mientras que en el numeral 8 destaca “el derecho a la comunicación, que reconoce el derecho de toda persona y/o comunidad a comunicarse con sus semejantes por cualquier medio de su elección. A tal efecto, toda persona tiene derecho al acceso y al uso de las tecnologías de información y comunicación, en particular el internet. Si bien esta Declaración no ha sido adoptada por las Naciones Unidas ni por ninguna otra organización internacional, constituye un programa que nace de la sociedad civil dirigida a gobiernos e instituciones en este siglo XXI.

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Es interesante el planteamiento global que se hace en esta “Declaración de Derechos Humanos Emergentes”, pues incluye muchas de las necesidades sentidas que han sido excluidas o ignoradas por quienes ostentan el poder político-económico mundial. Si bien es cierto esta iniciativa aún no alcanza la legitimidad, que dan ciertos organismos u organizaciones internacionales, para validar el planteamiento, es indudable que poco a poco con el eco que se haga desde los diferentes puntos de la ciudadanía, esta iniciativa logrará la fuerza para tener ese derecho a la comunicación, ese derecho al acceso de la información como un derecho innegable. Así los medios de comunicación podrá tal vez saldar esa deuda que tienen con la sociedad, al verse por fin reflejadas sus necesidades, hacer el esfuerzo de coincidir la agenda ciudadana con la agenda de los medios de comunicación. Ese es el gran reto a superar. Por su atención, les agradezco infinitamente.

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El desafío es conciliar la idea de medio público deseado y la realidad Alicia Miranda Duke (El Salvador) Periodista y Comunicadora Social. Egresada de la Maestría en Ciencia Política de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA) Conductora de la entrevista “Agenda Ciudadana” del Canal 10.

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spero ser breve. En realidad quiero hacer una reflexión, más que una ponencia, yo lo veo como una reflexión a partir de la experiencia que tengo en nueve meses de trabajar como conductora en Agenda Ciudadana. Pero antes de comenzar la reflexión quiero saludar a las personas que nos ven a través de la Televisión de El Salvador, Canal 10, estamos transmitiendo en vivo. También soy una gran entusiasta de las redes sociales así que invito a participar al debate que se está llevando a cabo en Twitter con la etiqueta #DiálogosCulturalesDeInvierno.

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Estoy nerviosa, la verdad, y cualquiera diría: bueno, ella presenta todos los días en vivo el programa. En realidad no es lo mismo, créanme, tenerlos a ustedes enfrente es bastante abrumador, pero haré lo posible por aguantar el foco y el calor, y tratar de hacer un poco amenos los minutos que vienen. Titulé a mi reflexión: El desafío es conciliar la idea de medio público deseado y la realidad. Coordino el Programa de Gobernabilidad Democrática de la Fundación Dr. Guillermo Manuel Ungo (Fundaungo). Cuando termina la primera jornada laboral conduzco el programa Agenda Ciudadana en el Canal 10, Televisión de El Salvador. Lo más parecido a una politóloga académica y comunicadora social. De hecho, si le preguntan a mis colegas académicos, dirán que soy politóloga, y de verdad lo defienden a capa y espada. Pero si preguntás a mis colegas comunicadores, dirán que soy periodista o algo más parecido. A mí me gusta pensar que soy ambas cosas y espero no agotarme en estas definiciones. Pero hoy no quiero hablar como académica, ni politóloga, ni comunicadora social, ni servidora pública, sino como la suma de todas estas, como una persona que en noviembre de 2013 se sumó a un esfuerzo de concebir la comunicación como un servicio público. Me han pedido hablar sobre la relación de los medios de comunicación y los procesos de organización social y política. Después de pensar un poco sobre lo que iba a decir el día de hoy, llegué a la conclusión que este espacio es valioso, es una gran oportunidad para compartir con ustedes la experiencia de trabajar en un medio de comunicación que se encuentra en un proceso de transformación, y que precisamente encamina sus apuestas editoriales a la construcción de ciudadanos. Trabajo en un canal del Estado que tiene más de 50 años de existencia, imagínense cuánta agua ha visto correr. Para decirlo de 50


otra forma, ha sido testigo de grandes acontecimientos de la historia contemporánea de El Salvador, desde dictaduras hasta golpes de Estado, la guerra civil, la firma de los Acuerdos de Paz, y hoy día es parte de un proceso de democratización que se está construyendo. Desde mi punto de vista, Canal 10 de El Salvador ha sido reflejo de ello. Durante años ha bailado diferentes ritmos. En junio del año pasado, Adriana Valle, la subdirectora actual del Canal 10, me invitó a formar parte de un esfuerzo que busca posicionar la comunicación como un servicio, tal como lo mencionaba anteriormente, a través de la inclusión de todos los sectores de la sociedad. Amigos, esto que se dice en tres líneas créanme que tiene implicaciones muy profundas. Hablo de pensar y llevar a la comunicación como una herramienta de transformación social y política a través de concebirla como un derecho de los salvadoreños y las salvadoreñas. Hablo de una visión que parte de inclusión de actores y sectores que han sido excluidos. Hablo de participación ciudadana. Hablo de inclusión social. Hablo de diversidad cultural, de construcción de identidades salvadoreñas. En realidad el sombrero, amigos y amigas, es muy grande, sin embargo, la idea para mí era demasiado tentadora y no pude resistirme, así que en poco tiempo le dije: sí, a Adriana y acepté el reto. El cuatro de noviembre de 2013 inició Agenda Ciudadana en medio de una enorme presión política electoral, el típico escenario que conocemos durante las elecciones, muy polarizado cuando se elige Presidente. El programa inició con una conductora sonriente, les confieso, pero con las piernas bien temblorosas, apocada, con muchísimo miedo a las cámaras. De hecho, compartíamos antes de iniciar la jornada con la diputada Lourdes Palacios. Ella estuvo en el primer programa y 51


créanme que fue testigo de cómo estaba realmente súper apocada, miraba la cámara a la que tenía que hablar, y hablaba muy bajito, terminé, para no cansarlos, llorando en el baño del camerino de lo asustada que estaba, igual tuve que salir y asumir el reto. El director del canal, que está acá, Carlos Corado, llegó, tocó la puerta y me dijo: tranquila, tranquila, tú puedes y adelante; pues así lo hice. A veces me gusta recordar esta experiencia con un ejemplo así como que fui lanzada a los leones, con poca preparación, porque en realidad tuve que aprender frente a las cámaras, y equivocarme, y todavía lo hago. A veces, cuando me enredo mucho miro a la cámara tres y digo: discúlpenme, hoy ando un poco enredada; porque estoy aprendiendo frente al público, jamás había hecho televisión. Tenía más de 8 años de haberme alejado de los medios escritos, de lo que también les confieso, salí agotada y huyendo. Sin embargo, el deseo de ser parte de un equipo con semejante reto me devolvía al centro de la apuesta. Tengo apenas nueve meses de estar en el canal, es poco tiempo ciertamente, pero creo que me he hecho una idea más o menos sustentada de mi trabajo y de lo que veo en mi trabajo, y precisamente esta pequeña reflexión que les estoy dando es mi versión de los hechos. El canal, la verdad, no era lo que yo esperaba. Sin duda, hay una tensión muy fuerte entre lo que se dice, lo que se espera, y la realidad. Probablemente todos lo que compartimos hoy tenemos una idea más o menos similar sobre la importancia de los medios públicos para la construcción de sociedades democráticas, de medios con enfoques plurales e incluyentes. Pero fíjense, creo que lo que asumimos muchos como necesario, elemental, y hasta obvio, no es posible a corto plazo. 52


No por falta de voluntad política, aunque es tremendamente necesaria. El desafío es conciliar la idea de un medio público deseado y la realidad, lo que muchos académicos hablamos de la conciliación entre la teoría y la práctica. Muchos académicos, organizaciones de la sociedad civil y funcionarios nos sumamos al esfuerzo que se apruebe una Ley de Medios Públicos, así como una Ley de Radios Comunitarias, que actualmente está en debate en la Asamblea Legislativa. Algo que sin duda va a sustentar las bases y un punto de partida para seguir construyendo. Sin embargo, construir desde adentro del canal una cultura interna de servicio público, no se da por decreto, y ahí, creo, está el siguiente gran reto. Comencé las entrevistas de Agenda Ciudadana con ideas bastante románticas, suponiendo que todos hacían lo posible para que saliera al aire el programa, entendían que era importante sumar colaborativamente para sacar ese esfuerzo, para sacar esa opción informativa. Era lo más parecido, ustedes seguro que han escuchado la canción Domingo Rojo, de Silvio Rodríguez, que más o menos plantea al principio risas, pañuelos antes de la mañana, hay voluntad de hacer amanecer. Yo entré con esa idea bien romántica, la realidad me recibió de otra forma, me recibió con un gran balde de agua fría. Para comenzar, además de mis jefes con quienes sin duda comparto la idea de una comunicación como un servicio, también soy parte de un equipo tremendamente diverso de ideas, incluso antagónicas sobre la política, sobre la religión, sobre la cultura sobre la misma realidad salvadoreña, y adivinen qué, con ideas muchas veces diferentes sobre el tipo de televisión necesaria y posible desde Canal 10. No es cierto que todos piensan de la misma forma, y que es necesario y posible volvernos en corto plazo un medio público.

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Soy parte de un equipo que trabaja en un medio que se mueve con tiempos de una institución pública, por ejemplo, la oportunidad de establecer un cambio para mejorar un formato en un producto informativo no se da a partir de parámetros que establece, por ejemplo, la competencia de un medio comercial. A veces es posible solo si se toma en cuenta la propia naturaleza del medio, pero sobre todo, la cultura interna de este medio. Sin duda esto influye en la forma en que es posible hacer televisión en Canal 10, he tenido la oportunidad de escuchar a más de algún compañero en mi turno, yo estoy en el turno de la tarde-noche, y les confieso: no muchos se sienten parte de ese esfuerzo. Y todo esto seguramente sucede en el resto de los medios, sin embargo, cuando se trata de una institución pública en la que se quiere orientar su línea editorial en una dirección, créanme, las formas y los argumentos pueden ser a veces justos y reales, pero también pueden ser absurdos fantasmas. Con esto que les expongo quiero decir que creo que los procesos de organización social y política en las sociedades, para mí, tienen que volverse hacia dentro de las instituciones públicas. No hablo de la Asamblea Legislativa ni de los diputados, no hablo de la Corte Suprema de Justicia ni de la Sala de lo Constitucional, no hablo de la Corte de Cuentas y su titular, que ahorita lo están eligiendo, hablo particularmente de los medios de comunicación del Estado. Me pregunto, ¿en qué medida somos conscientes que, ante todo, somos servidores públicos? Esto que muchos suponemos obvio, como dije anteriormente, tiene implicaciones muy profundas en la forma en la que hacemos nuestro trabajo, pero sobre todo en el grado de compromiso que asumimos en lo que hacemos. Seguramente ese ideal de medio público que tenemos muchos en la mente, integrado por personas conscientes, obsesionados con la misión y la visión del canal, no será posible a corto plazo.

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La cultura dentro de las organizaciones, particularmente las públicas, juega un papel importante en el desarrollo de las mismas y desde sus objetivos. ¿Queremos ser una opción informativa al servicio de los ciudadanos, de los sectores excluidos, posicionando temas importantes para la construcción de la democracia? Esto lo planteo como una pregunta. Tal vez es momento de volver la mirada hacia nosotros mismos. Para lograr cambios permanentes los procesos formales son importantes, pero también los informales lo son. Estos últimos podrían tener mayor influencia en lograr un cambio de cultura y transformación profunda en la forma en que concebimos valores y conductas, adentro, pero más importante aún, la forma en la que nos presentamos como una opción, una alternativa informativa de medio público con calidad en su contenido y su formato. Hay que salir de la zona de confort. Las cosas como están, funcionan, pero podrían funcionar mejor. No tengo la menor duda que mi Canal es consciente de ser parte de un proceso clave de construcción de una sociedad más justa, incluyente de aquellos sectores que han sido excluidos de la mayoría de las agendas mediáticas, tal y como lo planteaba mi compañera Beatriz. Por otro lado, me siento profundamente afortunada de aparecer todos los días en Agenda Ciudadana. Como lo he dicho, es una realidad tan compleja como ser una organización pública con dificultades de ser un medio de comunicación con recursos limitados a veces. Los desafíos son grandes, sin embargo, si me preguntan a mí, el gran desafío, o el más grande, viene a partir de construir colectivamente la visión y la misión de ser un medio al servicio de los ciudadanos. No queremos simples televiden-

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tes, queremos ciudadanos críticos, conscientes de sus derechos, pero también de sus obligaciones. Esto pasa por asumir, en primer lugar, que estamos aquí como servidores públicos, y que lo que hacemos estará mediado por esa condición, finalmente a ello nos debemos.

Gracias.

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Participaciones y preguntas del público. Participación 1: No quiero hacer pregunta, más bien quiero hacer un comentario sobre esto que está sucediendo. Qué bueno que el tema de este año sea de la relación de la cultura con los medios de comunicación, porque ojalá que esto incida en el vacío que hay en el proyecto de ley que ahorita se estudiando en la Asamblea Legislativa. Ese vacío de ley que vengo diciendo desde hace rato en estos talleres y reuniones que hemos estado teniendo. Hay un vacío en la ley sobre los medios de comunicación, en ningún momento el proyecto de ley, y lo hemos hablado con Breni Cuenca, lo hemos hablado con Lorena (Peña), y lo hemos hablado en otros talleres, y aprovecho ahorita esta ocasión que hay masividad para que se tome en cuenta este vacío del proyecto de ley que se está estudiando ahorita, y que se incluya en la ley un capítulo sobre la relación de cultura con los medios de comunicación.

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Participación 2: Monseñor Romero todos lo conocemos, es universal, fue comunicador social ¿Qué reflexión le merece aquellas palabras que decían: “hay periodistas que tienen su palabra vendida y su pluma comprada”? Participación 3: Solo quería decirle a Beatriz Rosales que Goebbels, el jefe de propaganda nazi, también dijo que repetir una mentira mil veces se convierte en una verdad. Beatriz Rosales: Solo por aclarar. Sí, es cierto, pero insisto, por eso decía primero el impacto, primero hacer notar cómo se visualiza el poder de los medios de comunicación, pero también lo dije posteriormente que los medios en sí no son los malos, es el uso que se le da a los medios. Si yo utilizo un medio para mentir y mentir, que es lo que con frecuencia se hace, no significa que es el único uso que tienen el medio. La radio, por lo tanto, no es mala en sí, sino el uso en ese caso particular que se le dio a ese medio. Participación 4: Quisiera preguntar a Alicia Miranda, me llama mucho la atención la situación que hay en este momento, que tiene usted como comunicadora, pero como parte de la Televisión Nacional. Usted acaba de expresar que es nueva ahí, pero creo que en este momento la Televisión Nacional tiene también una gran expectativa dentro de la población por el hecho que es la televisión de un partido de izquierda. Tradicionalmente la Radio y la Televisión Nacional en la época de los partidos de derecha también reflejaron esa ideología de derecha, eran reproductores de esa ideología de derecha. Ahora estamos en un gobierno de izquierda, pero todavía no se siente realmente que la Radio y la Televisión estén en consonancia con esa visión de cambio, con esa visión de ruptura, con esa visión de transformación que es el sello de este gobierno.

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Mi pregunta concreta es: ¿usted siente que eso es realmente una dificultad o cómo ve esa situación? ¿Ve perspectivas que dentro de la Televisión pueda haber toda esa proyección de esa visión de cambio que hay en este momento? Participación 5: Me llama mucho la atención la posición que Alicia nos ha compartido con su ponencia, y lo que voy a preguntar directamente es, ¿a qué tú crees que se deba esa “inconformidad” que tú tienes en tu trabajo? Soy honesto, nunca he visto tu programa, pero me llama mucho la atención ese espíritu de inconformidad que tenés con tu medio, con tu canal. ¿Qué va a pasar después de esta ponencia? ¿Has hecho llegar esa inconformidad a tus jefes? Por otro lado, no sé si todavía el Canal 10 está asignado a Ágape, había un canal que se había dado. Soy honesto, no veo televisión, y esa es otra inconformidad. Muchas de las familias de El Salvador tenemos el famoso cable, entonces dejamos por un lado la televisión nacional o local, y quisiera que Beatriz nos hablara sobre eso, sobre el hecho que ya los salvadoreños no vemos televisión local o nacional. Participación 6: Quiero aprovechar que tenemos por un lado a Beatriz, desde el punto de vista científico de la comunicación, y tenemos a Alicia, que tiene la práctica. Aquí adelante, el compañero, ya un poco retomó una discusión que yo creo que en El Salvador está pendiente, y es alrededor del Canal 10 y de la Radio Nacional. Ambos son medios de comunicación públicos, eso los diferencia de los otros medios. Soy de origen europeo, he conocido esta diferencia muy marcada y yo creo que en El Salvador esa discusión no le hemos entrado todavía.

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Un punto de vista era: ya que tenemos un gobierno de izquierda, la radio y televisión nacional tiene que ser de izquierda, o tiene que ser lo más objetivo posible, pero qué es objetivo, porque siempre hay diferentes puntos de vista. Yo creo que ahí hay una disfunción que hay que llevar porque estos dos son medios que debemos defender y debemos desarrollar, porque nos pueden dar la pauta y la orientación que se requiere. Participación 7: Mi pregunta es para Alicia. Entiendo que no ha trabajado en otros medios de comunicación antes, o en televisión, pero una discusión que se da incluso llevando estudios de la carrera es el tema que según la televisión, hecha desde el punto de vista mercantil, ellos hacen televisión al gusto de la gente. Entonces cínicamente dicen: “si nosotros ponemos solo crímenes y asesinatos en la pauta, es porque eso es lo que quiere ver la gente”, se alega cínicamente. Claro que no es así, pero hay que reconocer que hay una barrera en el gusto que tiene una gran parte del público por ese tipo de comunicación, por este tipo de formatos, por ese tipo de información, entonces, ¿qué se puede hacer desde la práctica, en un medio público en este caso, o desde medios alternativos, para ir compitiendo contra ese gusto que ya está formado, por el morbo, por el amarillismo, por ese tipo de notas? Participación 8: Es pertinente traer a cuenta el tema de los medios de comunicación, a propósito del debate sobre la transformación cultural, porque los medios de comunicación surgen con la misión de imponer una cultura y esa cultura, pues obviamente, corresponde con la cultura de la clase dominante que impera en una sociedad concreta. Es por eso que los medios son los encargados de reproducir todos los estereotipos de género, de clase, y se hace a través de toda su programación, en los programas de entretenimiento, y en 60


el caso de las noticias, también filtran los temas que le interesan a la clase dominante. Por eso es que últimamente vemos solo noticias vinculadas con la inseguridad y la violencia, porque como que por ahí va la intención de desestabilización desde que llegó Funes. Lo que me llama la atención de la ponencia de Alicia, en particular, tiene que ver con la perspectiva de la comunicación como servicio. Lo estás viendo desde un medio del Estado, desde un medio público, pero creo que ha faltado la perspectiva de la comunicación como derecho humano en la mesa, y creo que por aquí ya hay diferentes iniciativas ciudadanas, porque es desde la organización ciudadana donde hay que abordar el tema también, porque hay que entender los medios también desde el punto de vista de la propiedad, por eso es que hay que entender también la democratización como ese cambio de propiedad de los medios de comunicación. La Ley de Medios Comunitarios y la Ley de Medios Públicos que ahorita están en la agenda legislativa, creo que son dos iniciativas que podrían iniciar el camino para la democratización de la comunicación en la medida en que propone un cambio en el acceso a los medios de comunicación. Yo creo que eso hay que abordarlo con interés y me gustaría hacer la pregunta, dejarla abierta a cualquiera de las ponentes, en torno a esas iniciativas y a lo que sigue en el compromiso por democratizar los medios de comunicación.

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Respuestas Alicia Miranda: Yo tengo una visión ideológica muy clara, las personas que me conocen lo tienen muy claro, me he sumado a un esfuerzo y soy parte de un proyecto. Pero más allá de mi visión ideológica, lo que está en juego es la visión de un medio público y quiero leerlo. Yo lo dije en este sentido, ¿qué estamos entendiendo por medios públicos? Lo voy a leer textual: hablo de pensar y llevar la comunicación como una herramienta de transformación social y política, a través de concebirla como un derecho a los salvadoreños. Hablo de una visión que parte de la inclusión de actores y sectores que han sido excluidos. Hablo de participación ciudadana. Hablo de inclusión social. Hablo de diversidad cultural. Hablo de construcción de identidades salvadoreñas”. Eso es lo que estamos entendiendo como medio público más allá de la ideología. En realidad lo mencioné, tengo experiencia en otros medios, no viene al caso mencionarlas aquí, pero sí tengo experiencia en medios privados, tengo experiencia en medios alternativos como El Faro, pasé siete años ahí, no soy recién llegada, en la televisión sí, ciertamente como se los compartí. Esto me da la perspectiva, y lo que estoy tratando no es de convencerlos solo dándoles una visión y una perspectiva de cómo se puede ver o entender los medios públicos. En ningún momento recuerdo haber dicho que me siente inconforme en mi canal, de hecho lo dije durante todo la ponencia, me siento parte de un esfuerzo al cual soy absolutamente consciente, lo asumí. Soy consciente de los costos si alguien lo puede decir como costos defender los principios y valores del

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canal y de la visión de verlo como un medio público. A mis 36 años soy absolutamente consciente de las decisiones que tomo, me siento muy comprometida con el esfuerzo del canal y me siento conforme, definitivamente. Beatriz Rosales: Las preguntas han sido dirigidas desde diferentes aspectos, puntualizo: la última pregunta hablaba de que no se habló de derechos humanos, y sí, yo creo de que si se habló de los derechos humanos, incluso hablé de los derechos humanos emergentes, ya se visibiliza el papel de los medios de comunicación, que es una necesidad, que es parte de la vida y el quehacer de cada sociedad. Cuando decimos: bueno, yo no consumo televisión, y es que los salvadoreños ya vemos el cable. Eso es parte de un imaginario de un sector de la sociedad, y eso es lo que a veces cuesta. A veces decimos: los medios de comunicación no hacen esto, o no hace lo otro, pero desde la ciudadanía a veces no tenemos claridad tampoco de la realidad de El Salvador, del salvadoreño en general. Para el caso, realmente cuál es el porcentaje de salvadoreños que tiene acceso al cable, es un lujo todavía que haya cable. Yo me siento de ese grupo selecto que tiene cable, pero también tengo que obligarme a asirme a la realidad, y por lo tanto, consumo los medios locales. Desde la formación, de venir de ser una joven de la guerra, me obligué a ver medios de comunicación, a consumir noticieros, es una costumbre que no la pierdo. Claro que me fascina ver programas internacionales, pero perder esa perspectiva de lo local, creo que es un lujo que no podemos darnos, sobre todo si decimos y estamos pidiendo la democratización de medios, es

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con la sinergia de toda la ciudadanía que se va a formar, no es un grupo de iluminados, no es un grupo pequeño el que va hacer el cambio. Si seguimos con el discurso que los dueños son parte de un poder hegemónico y es el que construye… precisamente, eso lo sabemos, la cuestión es como ir deconstruyendo, ir dándole la vuelta a esta realidad, tenemos una oportunidad en este momento, quiérase o no, algo se ha democratizado el dial, el espectro televisivo se ha ampliado. Yo hablaba particularmente de la deuda con los jóvenes, tenemos un canal que nace expresamente para los jóvenes, música alternativa, programas alternativos, bloque de opinión con un formato más adecuado para llamar la atención a los jóvenes. ¿Qué tanto los jóvenes consumen eso? Bueno, ese es el trabajo que hay que hacer. Obviamente hay que democratizar los medios, pero los medios no se van a democratizar solos, ese es el esfuerzo que todas y todos tenemos que hacer desde las diversas trincheras, a lo mejor mi trinchera es desde la academia, a lo mejor hay otras trincheras desde la que puedo aportar. La pregunta es: ¿En cuál de esas trincheras es que cada uno de nosotros va hacer valer ese derecho a la información?, a ser realmente informado, ser incluido en las agendas de los medios de comunicación. Lorena Peña: Creo que es bien importante esa relación entre poder económico y poder mediático, es bueno subrayarlo, el FMLN por eso apoya que se reforme, por ejemplo, la Ley General de Electricidad y Telecomunicaciones, para que puedan haber más radios alternativas, porque si las radios, el espectro, se asigna por subasta, como dice la ley, ¿qué va a competir una comunidad con los grandes dueños de las corporaciones nacionales e internacionales? 64


Entonces, la ley debe preservar, como derecho a la comunicación, espacios para grupos que no tienen un gran poder económico, pero que deben tener acceso a control de medios y acceso a la expresión. Yo creo que la información, así como la libertad de expresión, y la libertad de crítica, lo que se expresa son derechos humanos, y en esta reflexión que hacía este día, apelaba a que debemos hacer reflexiones para evitar ser los ciudadanos y ciudadanas mediatizados en nuestra visión de la realidad.



PANEL 2 Una nueva cultura política emancipatoria Opinión pública, hegemonía y

construcción de estereotipos. Martes 15 de julio de 2014 Auditorio de Derecho “Herbert Anaya Sanabria”, Universidad de El Salvador Martes 16 de julio de 2013 Auditorio 4, Facultad de Ciencias y Humanidades, Universidad de El Salvador.



Las políticas del pánico Luis Alvarenga (El Salvador) Filósofo, escritor y crítico literario. Doctor en Filosofía Iberoamericana por la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA). Docente e investigador del Departamento de Filosofía de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA).

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s importante, más que nunca, reflexionar, dialogar y hacer también desde la cultura para la transformación social que requiere nuestro país. Mi intervención en esta mesa, en la cual estoy bastante bien acompañado, gira alrededor de las políticas del pánico. En lo que llamamos política del pánico están involucrados tres elementos, que tiene que ver precisamente con el tema de esta mesa: la opinión pública, la hegemonía y la construcción de estereotipos. Estos elementos están atravesados por las dinámicas y por las relaciones de poder.

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Creo que el sentido gramsciano que tiene precisamente una de las temáticas vinculadas a esta mesa, que es el término “hegemonía”, permite ver el poder de una clase o grupo social sobre otra, desde la capacidad que tiene ese grupo social de construir un consenso alrededor de sus intereses de clase. Esos intereses, como bien saben ustedes que decía Gramsci, se convierten en el sentido común social. Nadie hace cuestión de los intereses o de la visión de mundo de la clase que ejerce la hegemonía, nadie hace cuestión de eso porque permea el sentido social y se convierte en algo natural. Lo que podríamos llamar política del pánico, ya aclararé de dónde viene este término, está vinculada a esta noción gramsciana de hegemonía, y esta políticas del pánico están construidas y robustecidas a partir de la construcción de lo que se suele llamar opinión pública, en este caso es una opinión pública mediatizada, capturada por los medios; y los estereotipos construidos y diseminados en diferentes niveles de lo popular, de diferentes niveles también, que no son necesariamente populares, pero también atraviesan este aspecto. Este término de políticas del pánico lo retomo de la expresión “pánico moral” que utilizó el sociólogo británico Stanley Cohen en su libro Demonios Sociales y Pánico Moral. El término, en el estudio de Cohen, está relacionado con los fenómenos de pánico social que se crearon mediáticamente, en buena parte con relación a determinados grupos juveniles marginales de la Gran Bretaña de los años sesenta. Este término nos resulta útil para dialogar con él en cuanto ilustra la complejidad de una situación en la cual un grupo determinado, o una práctica determinada, se van a construir desde la perspectiva hegemónica como un demonio popular.

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Dicho de otra manera, ciertos sectores de la sociedad, preferiblemente marginados o secularmente alejados del poder, del acceso a los bienes, son satanizados, se convierten en demonios para la opinión popular. Por otra parte, política del pánico, también alude a las prácticas de poder ejecutadas hacia determinados grupos sociales. En estos grupos sociales se va a encarnar la suma de todos los miedos sociales. Michel Foucault, el filósofo francés, ejemplificó esto en sus estudios sobre la locura, sobre las prisiones, y sobre las enfermedades. Estas políticas del pánico en El Salvador tienen una raíz autoritaria y su expresión en la historia reciente, en el siglo XX, está vinculada a la ideología anticomunista, aunque sus expresiones actuales son de un carácter, por así decirlo, transideológico. Si en el pasado las políticas del pánico iban enfocadas en contra de las figuras demoníacas, la figura comunista en primer lugar y la figura del delincuente terrorista después, actualmente tienen una serie de figuras bastantes diversas. Quizás la figura demoniaca más notoria es la del pandillero, pero hay otras, el homosexual, la mujer que aborta, los ateos, los que consumen drogas, los que piensan o actúan de una manera distinta a la convencional. ¿Cómo se originan las políticas del pánico? ¿Quién o quiénes definen estas políticas, las administran, las propagan, las renuevan y para qué? ¿Expresan solamente los intereses de la clase hegemónica, o estos intereses son difusos, y lo que se expresa es otra cosa todavía más compleja? ¿Hacia qué conducen efectivamente dichas políticas y hacia dónde pueden conducir a nuestra sociedad? Las políticas del pánico están ligadas a la construcción social de “lo desviado”. Esto ofrece algunas reflexiones al respecto. 71


Un sociólogo, Becker, que cita Cohen en su trabajo, afirma que los grupos sociales crean la desviación fijando las reglas cuya infracción constituye la desviación, y aplicando dichas reglas a personas particulares y nombrándolas como marginales, es decir, al crearse socialmente la pauta de la normalidad, lo que en ese sentido común social hegemónico se comprenderá como lo normal, también se está creando la pauta de la anormalidad, y por tanto de la exclusión. La anormalidad es lo patológico, lo criminoso, lo desviado, todo eso que se aleja del horizonte claro y seguro de la normalidad hegemónica. Por otra parte, y como Michel Foucault también señala, este problema de las políticas del pánico está vinculado también al poder ejercido sobre los cuerpos de las personas. Es un poder que se expresa, por ejemplo, en el hecho de nombrar a determinados grupos sociales y someterlos a diferentes estrategias de amoldamiento, tanto al sujeto normal como al anormal, pero en el caso del anormal esto es bastante potente: los enfermos, los locos, los enajenados, los criminales, los anormales, van a estar sometidos de una forma bastante fuerte a estrategias o a formas de amoldamiento del cuerpo y de sus conductas. En el caso de la sociedad salvadoreña actual, podemos ver un desplazamiento histórico de las políticas del pánico. Durante el período de autoritarismo militar, la opinión de los grupos dominantes construyó demonios populares ligados, por ejemplo, en los años treinta, al comunismo. En la época de los setenta, esta figura del demonio comunista se iba a transformar en una cosa mucho más amplia y todavía mucho más difusa, que es la subversión. En esta perspectiva de cosas, las actividades de diferentes sectores, algunos sectores efectivamente militantes, muchos otros no, pero son sectores que en común tienen ese carácter de ser sectores críticos al poder, se presentan en diferentes plataformas ideo-

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lógicas, mediáticas, y en diferentes estrategias culturales, como demonios populares. ¿Quiénes eran estos demonios populares?, los guerrilleros, los sindicalistas, las religiosas, las maestras, los familiares de presos políticos, los estudiantes organizados, todas esas eran encarnaciones del mal. Sus diferentes actividades, fueran actividades militares o actividades políticas, militantes o no, esto era lo de menos, eran representadas como amenazas, tanto a la seguridad nacional, como a la democracia y nuestros valores cristianos. Incluso eran vistas como amenazas a todo lo que se entendía como lo normal, es decir, alguien que anduviera con los subversivos, con los peludos, con los hippies, con los curas revoltosos, era un sujeto anormal, algo malo estaba en eso. Recuerdo que uno de esos columnistas de los periódicos, uno de estos personajes anticomunistas de la época, hablaba de una psicopolítica, una tesis bastante delirante donde afirmaba que los comunistas habían hecho una especie de lavado de cerebro hacia la juventud, o hacia estos sectores muy proclives a desviarse, y prácticamente el comunismo era visto como una patología inducida por esos agentes externos a las tradiciones cristianas e históricas de El Salvador. En la época actual, estos demonios populares han cambiado de rostro, como decíamos, son variados, son el pandillero, la mujer que aborta, por extensión del pandillero es también el joven o la joven de barrios populares, son los que consumen drogas, son los transexuales, incluso son las feministas. Tienen una variedad de encarnaciones, incluso con diferentes matices. En estas gradaciones, o en estos niveles, obviamente la encarnación suprema del mal es el pandillero, y no es el pandillero en concreto, un sujeto concreto, o sujetos concretos que estén

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en pandillas, no necesariamente, más bien es una presencia nebulosa, una presencia ubicua, una presencia que puede estar por cualquier lado, que se infiltra silenciosamente, que carcome las instituciones, que puede estar a la vuelta de la esquina, que profesa cultos satánicos, que aparece en cualquier parte, que aparece incluso del lado de la ley o del lado de las autoridades. Ciertamente, frente a otros demonios populares contemporáneos, esta figura tiene una presencia mayor dentro de la construcción social del pánico. Como advierte Cohen, y creo que es importante aclararlo, la construcción mediática de determinados grupos sociales como figuras demoníacas, no se basa en mentiras puras y simples. Lo señalaba Cohen y creo que en algunos casos esto es válido. Cohen señalaba, por ejemplo, para los grupos juveniles que él estudiaba, que efectivamente estos grupos participaron en hechos violentos, o en hechos delincuenciales, pero lo interesante es ver como mediáticamente y a través de diferentes mecanismos culturales, estos hechos cobran una dimensión mayor, no solamente a través de la tergiversación de las noticias, o la magnificación de las cosas, o la descontextualización de determinados hechos, sino dentro del imaginario popular. Para los grupos que estudia Cohen, y creo que esto puede ser bastante aplicado a nuestra realidad, estos grupos se veían como una amenaza latente para la gente de bien, la gente mayor, pacífica, que llegaba, digamos, a descansar a las playas y que de repente podía verse en medio de un desorden protagonizado por jóvenes motociclistas, o alguna cosa de estas. Eso producía un clima de histeria colectiva en derredor de estos grupos. En El Salvador, podríamos decir también que se respira mediáticamente la atmósfera de la delincuencia sin límites y la violencia ubicua y generalizada.

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Los Buenos Ciudadanos contra las figuras del mal. Los demonios populares se ven como los que atentan contra la paz, los valores, la familia, etc. Si partimos de la idea que cuando se tipifica una anormalidad, una desviación, estamos hablando que también está planteado un parámetro de lo que es normal, de lo que bueno, podríamos decir también que si hay demonios populares o figuras del mal, está también la contraparte, que son los buenos ciudadanos. En el contexto de la matanza anticomunista del 32, en el contexto de la guerra contrainsurgente, los buenos ciudadanos se definían por su ubicación socioeconómica e ideológica. Estos buenos ciudadanos se veían frente a diferentes posibilidades ante la figura del mal. Una, quizás la más evidente, era sentirse como víctimas reales o potenciales, potenciales sobre todo, de los demonios populares, es decir, comunistas, guerrilleros, sindicalistas, terroristas, para usar el lenguaje que todavía sigue utilizando el editorialista de El Diario de Hoy, curas de sotana roja, etcétera, y estos buenos ciudadanos, por lo tanto se veía paralizados políticamente, socialmente o intelectualmente incluso, porque el pánico lo que produce es parálisis, una parálisis de la capacidad reflexiva ante la realidad. Una segunda alternativa: estos buenos ciudadanos, en consecuencia, podían sentirse llamados a tomar literalmente la justicia en sus propias manos. Patricia Alvarenga, en su estudio sobre la violencia en el año 32, documenta la participación de civiles en la represión anticomunista. Esto también se vio en el fenómeno de los años setenta y ochenta de los grupos paramilitares. Este eslogan de los años ochenta, “haga patria, mate un cura”, es un ejemplo de esto. Es un ejemplo donde este temor 75


moviliza a ciertos sectores, a ciertos buenos ciudadanos a tomar una acción directa para exterminar a esos demonios populares. En medio de estos dos extremos, es decir, en medio de la paralización producida por el pánico, y el involucramiento directo para hacer justicia por la propia mano, habría algo que atraviesa estos dos extremos, y es la racionalización de lo que está ocurriendo. La racionalización de las muertes de determinados sujetos, la racionalización, por así decirlo, de la eliminación física de los cuerpos de los sujetos que pertenecen a esta tipificación de demonios populares. Esto se expresa popularmente a través de diferentes formas de interpretar las muertes de estos sujetos no gratos: “murió porque debía algo”; en los años ochenta: “bueno, murió porque andaba con los curas comunistas”, o porque venía a estudiar acá a la Universidad de El Salvador, o porque se juntaba con peludos que leían cosas subversivas. Bueno, apliquemos esto a la realidad actual. Esto nos lleva al tema de la hegemonía, podríamos hablar una hegemonía conservadora y fundamentalista que está alrededor de esta construcción de los demonios populares. Creo que las políticas del pánico actuales no están vinculadas a un referente ideológico, el anticomunismo, sino que más bien son políticas del pánico transideológicas, atraviesan ideologías, esto toca obviamente el problema de la hegemonía en una dimensión nueva y bastante alarmante. La falta de un abordaje que vaya más allá del temor y la represión es casi generalizada. Los abordajes unilaterales, represivos o no, muchas veces se suelen vincular al discurso moralista de la pérdida de los valores, la necesidad de la escuela, la destrucción de la familia, el alejamiento de Dios, la falta de valores cívicos, etc. Cuando quizás habría que revisar y cuestionar radicalmente si esos valores, esa escuela, esa familia, ese civismo, y esa concepción de Dios, son 76


los apropiados para una sociedad democrática, o sin son los que fortalecen las tendencias y prácticas autoritarias de distinto signo. Es el síntoma de algo más, es el síntoma de la hegemonía conservadora y fundamentalista religiosa. El sentido común se ha configurado alrededor de una presencia cada vez más intrusiva de la religión en la vida pública, no solamente del catolicismo conservador, sino también el fundamentalismo de iglesias evangélicas. Simbologías religiosas, oraciones, alusiones bíblicas, son parte cada vez mayor de los espacios públicos y los espacios oficiales, y está cada vez más instalada en el ambiente una forma de ser políticamente correcto que es de signo conservador fundamentalista. Hablar y discutir profundamente sobre las diferentes formas de violencia, que no son solamente las de las pandillas, sino que también son formas de violencia doméstica, violencia socioeconómica, estructural, violencia simbólica, hablar en este contexto de diversidad sexual, de pluralidad de visiones religiosas, hablar sobre las raíces estructurales de la violencia, es un anatema para este sentido común conservador. Eso se viene a dar precisamente en un país donde históricamente hay resistencias para hablar abiertamente de cosas incómodas, comenzando con las memoria de la guerra y los archivos de la represión ya ocultos para la eternidad. Para terminar, una reflexión sobre a qué puede conducir una sociedad estas políticas del pánico. Las políticas del pánico son meramente parasitarias, necesitan siempre la presencia de una figura, o figuras, a las cuales demonizar para canalizar a favor de los intereses hegemónicos las formas de agresividad social. El problema con estas políticas es que terminan arrastrando a la sociedad hacia la destrucción del otro, del otro anormal, 77


del otro pecador, del otro loco, del otro desviado ideológicamente, hacia su destrucción física, o cuando menos hacia su muerte civil. Pero, una vez disipada la amenaza, surge la necesidad de crear nuevos demonios sociales para canalizar los impulsos autoritarios, y mantener el equilibrio de las relaciones de dominación. La forma de enfrentar esto debe pasar por replantearnos socialmente si vale la pena volver a cumplir el mismo ciclo de creación de demonios populares, de exacerbación de los miedos y las adversidades que conducen a la búsqueda de eliminación del otro incómodo, o si damos otro giro a la cuestión, si subvertimos la cuestión, comenzando por derribar las máscaras que hemos creado, vernos cara a cara y empezar a dialogar, y ver la cosa de otro modo.

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Estereotipos: sexos, edad, clase en el sistema racista americano Francesca Gargallo Celentani (Italia-México) Escritora, filósofa, y feminista autónoma. Doctora en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Profesora e investigadora de tiempo completo de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

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omo Luis, también voy a trabajar el cuerpo del satanizado, de la satanizada, solo que lo voy a estudiar desde la perspectiva de su liberación, y de la fuerza interactiva que tiene su acción, porque quiero hablar de estereotipos, de estereotipos de sexo, de estereotipos de edad, las viejitas tenemos mucho que decir acerca de eso, los estereotipos de clase, pero todos ellos como parte integrante del sistema racista americano, es decir, de este sistema de la modernidad, el racismo nace en América, nace con la invasión y el colonialismo, y sigue siendo el instrumento de construcción de las relaciones sociales que tenemos. Para ello, les voy a contar un cuento. 79


El 11 de mayo de 2014 una mujer barbuda ganó el festival Eurovisión en Copenhague. Conchita Wurst, una mujer transgénero austriaca de 25 años que nació como Tom Neuwirt, se presentó a cantar “Rise like a Phoenix” con su bella barba negra recortada en forma de candado, sus ojos maquillados, el pelo largo y un elegante vestido largo de lentejuelas. Mujer por voluntad propia, rompió el estereotipo estético de la mujer sin pelos al lucir un rostro barbudo muy bien maquillado. Emocionada, interpretó la construcción del deber ser de una mujer frente a la espera de una noticia que la rebasa. Desafiante, no dudó en involucrar al público en su performance de género indefinido: “lo hemos hecho juntos”, le gritó antes de volver a interpretar su canción, que dedicó a la lucha contra la discriminación. El cuerpo es el medio para crear imágenes mentales; eso es, da sentido a la representación, perfomancea sexos y crea arquetipos, pues se vuelve imagen material, reconocible, que se reproduce a sí misma. Según el antropólogo alemán y profesor emérito de Ciencias del Arte Hans Belting, las imágenes mentales nos permiten reconocernos1.El peligro es que más que mirar cuerpos, si las imágenes mentales son constantemente rodeadas de prejuicios que nos vienen de la guerra, de la opresión, de la historia del arte, de la publicidad, de la industria cosmética, de la industria del vestido, en fin, si los cuerpos son productos de una historia de ignominia, se convierten en construcciones mediáticas del racismo, el clasismo y el sexismo. Los estereotipos son marcas de discriminación más que arquetipos con los que observarnos.

1 Ver: https://www.youtube.com/watch?v=j8O90TYBtDw y http://vimeo. com/22655435. Cfr: Belting,Hans “L’histoire de l’art est-elle finie?”, Editions Gallimard, pp.240, París, 2007: es necesario renunciar a las ideas universales acerca del arte y reconocer que sus imágenes son plurales, cambiantes, fragmentarias, en ocasiones contradictorias; sólo con esa apertura es posible rescatar la sensibilidad que nos es necesaria para vivir libres de discriminaciones.

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El sistema de género occidental no es uno solo, hay tantos sistemas de géneros, que son sistemas relacionales y sociales, cuantas culturas hay. Pero por lo general, en las universidades que son mestizas y blanquizadas, cuando hablamos del sistema de género, hablamos del sistema de género occidental. El sistema de género occidental, que en América es el de las personas blancas y mestizas que no se identifican ni con los aportes culturales negros ni con la política de la colectividad de los pueblos originarios, se quebró ante la estética de Conchita Wurst que confundía voluntariamente elementos del estereotipo de un sexo con el otro. De paso rompía otros estereotipos: el del activismo en la disidencia sexual, al manifestarse en un lugar de evidente frivolidad. Una activista frívola, vaya qué maravilla de estereotipo roto. El de la unidad europea, otro estereotipo que rompió Conchita, al despertar un avispero de críticas por parte de los jueces y el público de los países que siguen a Rusia en sus políticas discriminatorias contra lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros y transexuales. También rompió con el estereotipo de la formalidad de Austria, al enviar a una mujer barbuda a competir representando a su nacionalidad. Y finalmente rompió con el estereotipo de la identidad inamovible, al haber cambiado Conchita no sólo de nombre sino también de adscripción genérica sin someterse a la hormonización que le haría perder la pilosidad facial, ni haber perdido una reubicación de género, es decir, una intervención quirúrgica que la castrara, manejando una ubicuidad voluntariamente transgresora del ser mujer siendo hombre.

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La reproducción mediática, visual y rápida, descontextualizada e itinerante, de la imagen de una mujer barbuda, de un cuerpo que no se esconde en el estereotipo de la diferencia sexual absoluta entre las mujeres y los hombres, sino que lo desafía, desafía esta diferencia, que es falsa por supuesto, toca las ideologías estáticas de lo que la humanidad debe ser. Empieza a construir otras imágenes mentales, quebrando la inmovilidad del estereotipo. Esto lo intuyeron muy bien hace unos nueve años dos escritoras mexicanas, una extraordinaria, que se llama Cristina Rivera Garza, y otra bastante segundona pero inteligente que se llama Adriana González Mateos. Ellas, en junio de 2005, anunciaron “la inquietante e internacional Semana de las Mujeres Barbudas”. Yo fui una de ellas, yo era una mujer barbuda. Jugamos, representamos, escandalizamos, invadimos los espacios masculinos, analizamos lo masculino y lo femenino en una sociedad ‘’compulsivamente heterosexual’’. La barba y los bigotes son imágenes de cuerpo del hombre, un símbolo convencional de masculinidad, por ende de autoridad y de sabiduría. Por una semana, yo misma me fui a dar clases en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) portando una bellísima barba y unos bigotes de utilería teatral. Me fui a un teatro y me compré unos bigotes, valen algo así como cinco dólares, ahí está su sabiduría. Los estudiantes, sobre todo mis estudiantes más queridos, que normalmente son muy activos, se tardaron dos días, así seriecitos, nunca los había visto tan seriecitos en mi vida. Dos días se tardaron en preguntarme qué me había pasado, ¿por qué me masculinizaba?, “maestra”, ¿se siente usted bien? Sí me sentía bien.

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La barba desmitificada, resignificaba la imagen del sexo y resquebrajaba la imagen de la relación de género, al atribuir características visuales de cuerpos sexuados que no respondían a la industria del maquillaje, la depilación forzosa de las mujeres y la identificación de la pilosidad europea colonial con la fuerza de mando y el lugar de la autoridad. Quiero hacer una referencia a algo que me enojó muchísimo en su momento y que también habla de estereotipos y los relaciona con el racismo. Cuando en 1992, Rigoberta Menchú recibió el Premio Nobel de la Paz, el racismo guatemalteco, compartido por la mayoría de los sectores medios y mestizos blanquizados de América Latina, se defendió inmediatamente de la imagen de una mujer maya quiché, no muy alta, relativamente gorda, joven y con el poder que la mirada del mundo otorga a un cuerpo que destaca de otros. Los chistes -es decir, esas ridiculizaciones de actos y personas que esconden casi siempre agresiones (veladas y no)evidenciaron la rabia y el miedo racistas de la sociedad urbana guatemalteca al proponer que la industria del juguete sexista reprodujera a Rigoberta Menchú por millares. La finalidad de ese juguete era, según la nada ingenua reconducción de la imagen de poder de Rigoberta Menchú al estereotipo de la sumisión del cuerpo de la mujer indígena, que Barbie, la muñeca hiperflaca, alta y rubia que más se ha vendido en el mundo, tuviera una sirvienta. Este chiste evidenciaba en pocas palabras el vínculo entre sexismo, racismo y clasismo y la cólera que provocaba el poder de una mujer quiché y pobre entre quienes se consideraban constructores de la imagen de poder, belleza y representatividad de un pueblo. Según Rita Laura Segato, las naciones americanas, todas, no solo Guatemala, no son mestizas sino blanquizadas, es decir, 83


asumen como identidad neutra colectiva, la que privilegia el lado europeo de su sistema de organización, convirtiendo en “otros” a los pueblos indígenas y las colectividades afrolatinoamericanas. De esta forma, las naciones americanas esconden el racismo construido por la explotación colonial que no ha terminado de destejerse porque representa los intereses de la economía capitalista y sostienen la legalidad con que el racismo y el sexismo fueron impuestos2. La imagen de sí que se construye la sociedad blanquizada es una imagen que reproduce la opresión, encarnándola. Rompe los espejos, borra la memoria, desvía la mirada, miente. No tiene vínculo con ningún mito positivo, es profundamente patriarcal en cuanto remite a la violación de los grupos de hombres invasores que se repartían los cuerpos de las mujeres de los pueblos derrotados como botín. Exactamente lo que siguen haciendo todos los militares y paramilitares hoy en América y en el mundo. Y crea una estetización del cuerpo del dominante, estetización que redunda en la creación de una idea de belleza que descansa en condiciones de opresión materiales. Quien no comparte el estereotipo del blanquizado, quien no tiene rasgos privilegiados del fenotipo del pueblo avasallador, no es ni bello, ni rico, ni respetable. Se le niegan facultades y reconocimientos, pues se le hace portador de ignorancia, desenvolvimiento, incapacidad de aprendizaje. Se le margina de la escuela y los trabajos mejor remunerados. Se le convierte en el cuerpo del paria, del delincuente, el pobre, el joven hacinado en las cárceles, el marero, el objeto de las pesquisas policiacas, de la puta, la víctima de trata, la desaparecida, los falsos positivos.

2 “Los cauces profundos de la raza latinoamericana: una relectura del mestizaje”, en Crítica y Emancipación. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, año II, núm.3, CLACSO, Buenos Aires, 1er semestre de 2010.

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En Argentina y Brasil, los policías en sus lenguajes internos usan expresiones como “color patrón” y “portación de rostro” para entenderse entre sí sobre a quién buscar. En 1944, el fisiólogo chileno Alejandro Lipschütz propuso la existencia de una “pigmentocracia” en América. Con ella intentó explicar cómo la estratificación social al interior de las colonias españolas en América estaba fundamentada principalmente en el color de la piel; eso es, en la imagen que la gradación de la oscuridad de la misma se usaba para fijar estereotipos generadores de jerarquías al interior de una estructura socio-racial y de clase. En la pigmentocracia, los rasgos fenotípicos se mostraban como la evidencia más directa del origen geográfico de las personas, lo cual al menos durante las primeras décadas de la colonia española, permitió a los conquistadores establecer un fenotipo patrón del origen español. Con el tiempo este fenotipo se convirtió en el referente clave para determinar la pertenencia legítima de los individuos a uno u otro escalón de la pirámide social3. Para las mujeres, la pigmentocracia constituyó un vínculo con estereotipos de orden sexual, que remitían a debilidades jerárquicas ante la ley: a las mujeres negras se les asignó un estereotipo hipersexuado, de manera que les resultaba difícil demostrar que eran objeto de acoso callejero, insultos y aun de violaciones. A las mujeres blancas se les estableció el estereotipo de la debilidad, que las convertía en cuerpos a tutelar, Los horrendos caballeros, que son unos señores que nunca supieron montar a caballo, creen que son muy simpáticos cuando te dan muestras de cuidar tu debilidad, abriéndote la puerta, ofreciéndote los brazos, como si realmente las mujeres a las que quieren

3 Cfr: Lipschutz, Alejandro “Indoamericanismo y el problema racial en las Américas”, Editorial Nascimiento, Santiago, 1944

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otorgar la categoría de “blancas” y respetables, fueran unas especies de papas hervidas. Pero junto con el estereotipo de la debilidad, que por supuesto no se les daba a las mujeres negras, ellas eran tratadas para venir a trabajar. También se les concedía el lugar de las patronas, es decir, de las que tenían privilegios de clase por encima de las fuertes mujeres negras cuya sexualidad debían domeñar en nombre de la moral colonial. A las mujeres indígenas, el estereotipo dominante atribuido fue el de la sometida, inhábil para levantar la voz, la violable porque era incapaz de denunciar, cuya presencia no se veía ni oía. Como dice la feminista afrobrasileña Sueli Carneiro, las diferencias entre hombres y mujeres pueden ser erotizadas también en función de la ubicación social que tienen los estereotipos de los cuerpos racializados4. Cuando el cuerpo no crea imágenes mentales, sino los parámetros racistas y autoritarios definen la imagen adecuada para que el cuerpo femenino sea aceptado, presenciamos un proceso de socialización que lleva inevitablemente al establecimiento de estereotipos. Más que autorreferente la imagen de sí se torna reflejo: espejea aptitudes aprendidas e interiorizadas. Se vuelve marca, calco de ideales de dominación. La imagen del cuerpo femenino se estereotipa con mucha más rapidez que la imagen del cuerpo masculino, porque la relación entre mujeres y hombres es desigual y el poder de imponer los propios deseos queda del lado de los hombres. Las mujeres aprenden e incorporan valores y comportamientos de la 4 Carneiro, Sueli. “Ennegrecer el feminismo. La situación de la mujer negra en América Latina desde una perspectiva de género”, en “Nouvelles Quéstions Féministes. Revue Internationale francophone”, volumen 24, n. 2, 2005. Edición especial en castellano, “Feminismos disidentes en América Latina y el Caribe”, ediciones fem-e-libros, pp. 21-22. También en: http://www.unifem.org.br/sites/800/824/00000276.pdf

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sociedad en la que crecen, viéndolos como aspectos “normales” de su deber ser. Extremadamente flacas hoy, tuvieron que ser gordas hace cuatro siglos para demostrar que provenían de un medio que no sufría hambre. La publicidad y las exigencias sociales, ahí donde la familia es rígida y existe una figura paterna autoritaria y una figura materna subvalorada, imponen perfecciones y rechazos del cuerpo real. La moda, los valores estéticos y los morales, confabulan para la interiorización de una sexualidad a disposición de los hombres. Dictadura de la imagen estereotipada de una belleza exterior que dificulta la aceptación del cuerpo negro, blanco, gordo, fuerte, de piernas cortas, encorvado, arrojado. La obligación de parecerse a la imagen de un modelo corporal no responde únicamente a un estereotipo sexista, sino también a estereotipos que suman el racismo al clasismo, reproduciendo una pigmentocracia que arrastra el colonialismo interno5 que todos los medios de reproducción de conocimientos, ideas, categorías de análisis, esparcimiento, diversión, información agrandan, adecúan, refuerzan.

5 El colonialismo interno ha sido estudiado por diversos grupos de reflexión en Nuestramérica desde mediados del siglo XX, desde los que se reúnen alrededor del politólogo mexicano Pablo González Casanova hasta el colectivo de Silvia Rivera Cusicanqui en La Paz, Bolivia. Hace una década, se ha difundido la idea de poscolonialidad y la urgencia de una acción decolonialidad derivada de las reflexiones sobre la continuidad del racismo del sociólogo peruano Aníbal Quijano. Por línea general, a sabiendas que hay muchas aristas, desviaciones, formas que toma la continuidad de opresiones nacidas junto con la modernidad en 1492 en el territorio bautizado como americano, defino al colonialismo interno como algo que evoluciona a lo largo de la historia del capitalismo y su estado-nación en el terreno de lo económico, político, social y cultural. Tiene que ver con la continuidad colonial de las estructuras sociales de los territorios que otrora fueron colonias europeas y que se mantiene, a la vez, a nivel internacional y al interior del estado nacional (sólo Belice, Bolivia y Ecuador se definen como estados plurinacionales). Muchos procesos de emancipación, aún socialistas, en América Latina una vez en el poder mantienen y renuevan las estructuras coloniales internas que prevalecían durante el periodo colonial y el burgués. González Casanova, Pablo. “Colonialismo interno. Una redefinición”, en Atilio Borón, J. Amadeo y S. Gonzáles (comp.), “La teoría marxista hoy”, CLACSO; pp. 409-410, Buenos Aires, 2006

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El colonialismo interno se ha mantenido en todos los países de América después que dieron el paso a la independencia de sus gobiernos. Tiene que ver con la estructura misma de la emancipación liberal y la idea de política representativa sobre base individual y masculina. Solo Haiti intentó una política no colonialista hacia los sectores negros y libre de la hegemonía del mercado, por lo cual fue duramente reprimida sea por el gobierno francés que intentó reconquistarla sea por las economías liberales de los países cercanos. Haití fue el país más solidario con los independentistas latinoamericanos, les dio los barcos, les dio el dinero que no tenía, ¿y saben qué hicimos?, los traicionamos. El racismo es la marca más clara del colonialismo interno y éste siempre se cruza con la opresión de las mujeres en la manutención de clases profundamente desiguales en términos económicos y de acceso a la justicia, la educación y la representación política con base en rasgos fenotípicos. En el caso de México, el país más al norte del área mesoamericana y con tres mil kilómetros de frontera con Estados Unidos, gran productor mediático de estereotipos positivos y negativos gracias al poder de sus medios masivos de comunicación, la estructura socio-racial de tipo pigmentocrático oficialmente quedó superada por el discurso del mestizaje. Todos somos café con leche. Creo que en El Salvador la masacre perpetrada en 1932 en Izalco contra los pueblos Pipiles por el dictador Maximiliano Hernández Martínez, que amontonó en tres días 30 000 cadáveres de personas que habían osado reivindicar sus tierras ancestrales a los productores de café, ha servido de pretexto para afirmar el carácter mestizo y no indígena del país. O sea que somos dos los países de café con leche. 88


Toda política de negación de la presencia indígena en América responde a una pulsión aniquiladora de la propia diferencia. Sirve para negar los aportes civilizatorios de pueblos que desde los inicios de la modernidad han sido inferiorizados, tutelados, censurados y que, en esas condiciones, han mantenido la capacidad de crear y recrear relaciones sociales, jurídicas, educativas y políticas propias. El carácter mestizo de un país es un estereotipo, ni responde a una verdad incuestionable ni confirma un arquetipo. Insisto en la idea de Rita Laura Segato que no hay cultura mestiza en ningún país de América, sino culturas blanquizadas ahí donde la historia y las formas de gobierno republicanas no retoman por partes iguales los elementos europeos y los elementos de las culturas originarias para organizar su sistema de representación y su administración. Ahora bien, desechado formalmente el racismo de las castas coloniales, por su falta de eficacia funcional en las repúblicas independientes, para retomar el concepto de pigmentocracia en los países que se reivindican mestizos como México y El Salvador hay que trasladarlo al contexto de sociedades que: a) Tienden a la pérdida de soberanía alimentaria porque sus sociedades campesinas se desmiembran en la urbanización y la migración. b) Privilegian la formación de tecnócratas universitarios. c) Dejan de actuar en la superación de las desigualdades sociales. La pigmentocracia entonces amplía su definición al implicar más elementos que el color de la piel y se resignifica “a través del análisis discursivo de lo que un medio tan importante como lo es la televisión muestra en la actualidad sobre la posición social que 89


ocupan las personas vía la representación de sus diferentes rasgos fenotípicos, de su lenguaje oral y no verbal; de sus comportamientos e incluso de su posición económica y/o de su poder político”6. La televisión mexicana es, en efecto, una de las menos representativas del mundo. Ningún personaje de sus telenovelas pertenece a uno de los 69 pueblos contemporáneos de México, no hay estampas de las formas de vida que no sean urbanas y blanquizadas, los periodistas y presentadores de noticias no tienen rasgos fenotípicos indígenas ni negros y sólo se utiliza el castellano en la totalidad de sus programas. A las periodistas se les imponen dietas y estilos, porque la edad, el peso y ciertas características físicas son también instrumentos de control social: la angustia que llega a sentir una mujer por su figura mueve una serie de fobias, entre ellas la de engordar, la de parecerse a una perdedora, la de no corresponder a un modelo racista de perfección. Un análisis crítico del discurso de las dos televisoras más importantes de México, Televisa y TV Azteca, ambas privadas y con indiscutible poder mediático, político y económico, revela el consumo de imágenes corporales cargadas de estereotipos racializados que corresponden a modelos aspiracionales de belleza, de poder y de éxito. Estos estereotipos promueven lo que el filósofo español Jimmy Alonso Sánchez Pérez llama “pigmentocracia mediatizada”7, en la que aparentemente el origen socio-racial y de clase se oculta, para paradójicamente reproducir y afianzar la exclusión de la belleza y representatividad de los estereotipos físicos que no corresponden al mecanismo de blanquización de la sociedad. El mensaje visual excluyente de la televisión en México mantiene el sustrato del discurso de la sociedad pigmentocrá6 Sánchez Pérez, Jimmy Alfonso, “Pigmentocracia y medios de comunicación en el México actual: la importancia de las representaciones socio-raciales y de clase en la televisión mexicana”, ponencia presentada en el XV Encuentro de Latinoamericanistas Españoles, Madrid, 2012, http://halshs.archives-ouvertes.fr/halshs-00877939 7 Ibídem.

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tica colonial, que descartaba a los no blancos de la importancia y la representatividad. Los estereotipos son imágenes estructuradas, juegos de representaciones, concepciones estáticas sobre algunas características generalizadas. En las sociedades blanquizadas de América, los estereotipos de sexo son muy rígidos, como si los hombres y las mujeres representaran dos tipos de humanidad ubicados en los dos extremos de la definición de qué es lo humano. Grupos que se rebelan a la jerarquía sexual y a la eliminación o relegación de lo considerado femenino a un nivel inferior de la escala social, se manifiestan desde siempre. Sin embargo, es la elaboración feminista la que desde hace cuatro décadas ha analizado, visibilizado y denunciado políticamente las discriminaciones construidas sobre los estereotipos de imagen sexuada, con sus relativas normas de comportamientos, estéticas y sexualidades. La heteronormatividad como sistema que subyace a las leyes y los prejuicios, regula los comportamientos sociales e instituciones como la familia; y castiga las desviaciones a la imposición de una sexualidad reproductora de personas y normas morales. Según la dominicana Ochy Curiel, es un régimen social, político y económico que se sostiene en un poder político e ideológico que impone la idea que la diferencia sexual es causa de la hegemonía masculina8. Desde la década de 1980, teóricas lesbianas ya habían identificado la sexualidad no como una o varias prácticas sexuales, sino como producto de una institución: el régimen heterosexual. La poeta estadounidense Adrienne Rich lo denunció por obligatorio, describiendo la opresión resultante de sus múltiples mecanismos: el matrimonio, la prostitución, los cinturones de castidad, la sepa8 Curiel Pichardo, Ochy. “Género, raza, sexualidad. Debates contemporáneos”, http://www.urosario.edu.co/urosario_files/1f/1f1d1951-0f7e-43ff-819f-dd05e5fed03c.pdf

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ración de las mujeres, la cliterectomía, la idealización del amor, la violación, el acoso, la violencia física y los feminicidios. Muchas feministas aprendieron a rebelarse a los discursos médico, religioso, artístico, educativo, jurídico que configuraban dos grandes estereotipos humanos: el de las mujeres y el de los hombres. Binarias, dicotómicas, las normas de cómo ser mujeres u hombres en las sociedades blanquizadas de América construyeron masculinidades y feminidades que se intentaron imponer de forma colonial a todos los sistemas de relación sexuada, no importa en qué sociedad, aún en aquellas que no marcan prohibiciones y obligaciones tajantemente diferentes a las mujeres y los hombres, como por ejemplo sucedía en las sociedades tupí-guaraníes que viven entre la Amazonía y la Cuenca del Plata. Los más de 70 pueblos del grupo lingüístico tupí-guaraní tenían diferentes grados de sociabilidad entre los sexos, sin prohibiciones ni obligaciones de comportamiento. La ubicación genérica no determinaba el trabajo, la importancia política, la asertividad de las palabras. El ideario de salud tupí hacía del cuerpo femenino el arquetipo de la corporalidad humana y daba a las menstruaciones la función de ritmar la buena vida para mujeres y hombres. Liberarnos de las normas sexuales es tan urgente como destrenzar las marcas racistas de nuestra sociabilidad. La voluntad política por ello es indispensable, porque el sistema jurídico ha sido diseñado desde la heteronormatividad y, por lo tanto, sus propias leyes no pueden revertirlo. Liberarnos de las normas sexuales implica historizar, desnaturalizar los estereotipos de las mujeres y los hombres, con sus respectivas imágenes del deber ser. Los modelos corporales de estos estereotipos sostienen imágenes de la vida en la democracia

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de mercado, para garantizar un progreso que se identifica con la adquisición de bienes diversos. De la gestión de la democracia de mercado son excluidos todos los pueblos y comunidades indígenas, que privilegian otras economías y una idea de preservación antes que de progreso. Si se asume que la economía ideal es la de mercado, es prácticamente imposible contrarrestar la industria de la estética de mercado, que pone en riesgo la salud de las personas, pero les ofrece la posibilidad de competir en el mercado sexo-social de la matrimonialidad, aunque ampliada al matrimonio entre personas del mismo sexo. Una cultura visual, musical, plástica que no privilegie la reproducción de modelos estéticos ni de normas heterosexuales y prácticas de exclusión racista debería ser sostenida, fomentada, acompañada por todos los medios de comunicación, educación y apoyo cultural. En un principio, algunas prácticas de discriminación positiva podrían impedir la repetición de pautas racistas en la selección de los actores y las y los periodistas de televisión. Si el censo define que hay un 12 por ciento de la población de un país que es indígena, por lo menos el 12 por ciento de las personas en todos los programas televisivos deberían ser indígenas. No se les debería jamás homogeneizar ni obligarlos a performancear su cultura en formatos de vestuario folclorizantes, sino darles la palabra y la visibilidad para que la gestionen como quieran. Los medios masivos de comunicación podrían dar un golpe de cincel a las discriminaciones legales contra segmentos fundamentales de la población al proporcionarles visibilidad. Por ejemplo, los habitantes de los pueblos negros en México son invisibles legalmente, porque el gobierno no los reconoce constitucionalmente, pese a que el país se asume pluricultural desde 1992. La denuncia de las y los investigadores del Programa Universitario México Nación Multicultural (PUMC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), podría ser sostenida para al93


canzar una solución jurídica por la presencia de un cuatro por ciento de personas negras, proporcional al número de habitantes afromexicanos, en los medios masivos de comunicación. Al verlos representados su existencia se reconocería de manera inmediata. Si la presencia de personas que portan fenotipos diversos romperá con la dominación cultural de la nación blanquizada, es una cuestión difícil de resolver con medidas de discriminación positiva. Es un hecho que la presencia de mujeres en un parlamento no garantiza políticas que favorezcan su bienestar y acceso a la justicia, porque muchas mujeres han sido educadas en la heteronormatividad y obedecen los supuestos androfílicos de la misma. No obstante, la presencia de las mujeres en puestos de representatividad ha redundado en cambios de actitud hacia los derechos de las mujeres en la vida pública. Quizá la visibilización de las intelectuales y pensadoras de los diversos pueblos indígenas opinando sobre la política nacional, provoque un cambio de opinión sobre su supuesta pasividad y sumisión. Social, cultural y clasistamente, los diversos estereotipos presentan características vinculadas a lo que es una idea común, difusa y considerada verdadera que afecta considerablemente la manera en que un grupo nacional, de edad, de nivel educativo mira y aprecia a otro. Un estereotipo puede mantener las imágenes del colonialismo interno, con sus opresiones y su sistema de explotación ligado a pautas pigmentocráticas y heteronormativas del valor del trabajo. Destejer el estereotipo podría asimismo develar la injusticia inherente a la normalización de la violencia económica, social y política hacia un grupo social por sus características fenotípicas o sexuales. ¿Son los hombres homosexuales cobardes y las mujeres lesbianas violentas? La valentía necesaria para salir del lugar de 94


humillación que la heteronormatividad impone a quien no ejerce una sexualidad reproductiva pocas personas heterosexuales tienen la oportunidad de demostrarla en su vida. ¿Son las mujeres indígenas menos conscientes de su condición de género? En todas las comunidades originarias, la individualidad no es un valor al que se educa la gente, sin importar si son mujeres u hombres. De ahí que las mujeres indígenas no sienten la opresión sexual, económica y simbólica como ciudadanas individuales, sino como miembras de un colectivo del que cada una se hace responsable. Sus lenguas tienen varias formas idiomáticas de expresar el nosotros, como bien nos recuerda la lingüista mixe Yásnaya Aguilar9. ¿Nos liberamos como yo o como nosotras? El estereotipo blanquizado de la ciudadanía individual también debe ser revertido mediante la apertura a formas culturales distintas de construir los sujetos políticos. No es fácil asimilar esto, porque implica, por ejemplo, que el voto individual de por sí no construye representatividad. Las mujeres en América trabajan colectivamente al cuestionarse la condición a la que las remite una tradición que es a todas luces de origen colonial. Si las mujeres afrodescendientes han elaborado estrategias de inserción igualitaria en su sociedad, por lo general urbana, o por lo menos no siempre de comunidad agraria autogestiva, la mayoría de las mujeres de los pueblos originarios han adoptado de su colectivo mixto, técnicas de resistencia a la inserción subordinada. Sus aportes teóricos a la teoría feminista desde ese espacio han sido elaborados a nivel asambleario, identificando categorías 9 Aguilar, Yásnaya. “Los otros nos (otros). El español, el mixe, el matlatzinca y unos mezcales”, en Este país. Tendencias y opiniones, 16 de abril de 2014, http:// estepais.com/site/?p=51316 (página en el que reúnen las colaboraciones semanales de la lingüista, consultada por última vez el 14 de mayo de 2014)

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de interpretación histórica de la sociabilidad americana moderna, como “entronque de patriarcados”, que revela la complicidad entre los patriarcados ancestrales y el de los colonizadores en la construcción histórica de las estructuras de opresión de género actual, y “cuerpo-territorio”, que sostiene una continuidad entre la defensa del territorio tierra de la explotación minera, agroindustrial, geopolítica y la defensa del territorio cuerpo de las mujeres, inviolable y con una dignidad propia10. Lo importante a subrayar es que ni los feminismos afrodescendientes ni los feminismos de pueblos originarios muy diversos apelan a ningún tipo de universalidad, como por el contrario tiende a hacer la racionalidad blanquizada hegemónica de origen europeo, formada en academias que homogeneizan la pretensión formativa individual, de tipo competitivo, y que confunden adrede su particularidad histórica con una normatividad que intentan imponer a todos y todas. Para finalizar, quiero recordar que los estereotipos son construcciones de clase que se caen cuando se accede a una representación del poder distinta. Tomemos por ejemplo las imágenes del fallecido presidente Hugo Chávez, en Venezuela, y del presidente Evo Morales, en Bolivia. Más allá de sus posiciones políticas, ambos encarnan íconos de la subversión de la pigmentocracia histórica. Sus figuras rompen con el estereotipo del hombre con poder: mestizo de afrodescendientes y pueblos originarios, al presidente Chávez la derecha lo tildaba de engreído, ignorante, autoritario, antidemocrático, subrayando una especie de esencia abusiva propia de su aspecto.

10 Cabnal, Lorena. “Feminismos diversos: el feminismo comunitario”, ACSUR, Las Segovias, 2010, en http://porunavidavivible.files.wordpress.com/2012/09/feminismos-comunitario-lorena-cabnal.pdf y la entrevista: http://www.pbi-ee.org/fileadmin/user_files/groups/spain/1305Entrevista_a_Lorena_Cabnal_completa.pdf

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En el hermoso libro de la poeta Melissa Cardoza, 13 colores de la resistencia hondureña, una de sus personajes, por treinta años empleada doméstica en el mismo lugar, escucha que los señores están alarmados porque el comunismo va a llegar al país a través de un hombre de rasgos indios y negros que grita en la televisión. Lo mira, lo ve. “¿Ese era Chávez? Ese señor negrito es igual a mi tío Ramón, pensó doña Rosa”11. La identificación entre el tío y Chávez es un asunto de imagen corporal, revierte el estereotipo del gobernante y construye una cercanía. Chávez da escuela a los pobres porque se parece a “mi tío Ramón”, reflexiona doña Rosa. Y también: si se parece a mi tío Ramón, puede darle escuela a mi nieta que es pobre. Igualmente, un Cono Sur regido por tres presidentas, Cristina Fernández, Dilma Rousseff y Michelle Bachelet, aunque ninguna de ellas sea feminista, acalla tangos y telenovelas sobre la supremacía masculina. Pasar de la imagen mental de una mujer erguida ante un pueblo, a la existencia de verdaderos agentes de liberación de los clichés no va a ser fácil. Bachelet es una represora del pueblo mapuche, Rousseff no abre boca sobre los aspectos imperialistas de la política extractiva de su país en Bolivia y Fernández ha manejado muy mal la relación con los docentes y sus reclamos, pero son también imágenes de antidictadura y apoyo a los derechos humanos. Si la publicidad consumista subraya los aspectos clasistas, sexistas y racistas de un pensamiento colectivo, la visibilidad de tres mujeres, de un hombre mulato y de otro aymara en el poder del estado mella el régimen pigmentocrático y la estricta separación de los sexos de la heteronormatividad.

11 Cardoza, Melissa. 13 colores de la Resistencia hondureña, Carmina Editores S. de R.L., s/f y s/p/i, probablemente Tegucigalpa, 2009.

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Medios públicos, guerras mediáticas y desafíos democráticos en América Latina Ignacio Ramonet (España-Francia) Director de Le Monde Diplomatique en español. Catedrático emérito de Teoría de la Comunicación en la Universidad de Paris VII. Presidente de la ONG Mémoire des luttes, París. Presidente de la ONG internacional Media Watch Global; Presidente de honor de Attac, Francia.

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uiero agradecer a los organizadores de este importante evento la gentileza al invitarme a tomar la palabra esta tarde. Quisiera hablarles a la vez de medios públicos, de guerras mediáticas, y de desafíos democráticos. En el “paisaje audiovisual”, los canales públicos de radio y televisión representan una fracción de muy variable importancia según el país y el momento. En unos pocos países, el sector público puede ocupar la totalidad del espacio. En otros, por ejemplo el caso de los Estados Unidos, este sector público tiene una presencia muy limitada, aunque su influencia en el debate de las 99


ideas, la educación y la cultura es importante. En Estados Unidos, por ejemplo, el canal PBS, o el canal Voice of America, son canales que tienen una audiencia importante, y una influencia, sobre todo PBS en el marco de la cultura. Pero evidentemente el sector público es muy limitado en un país como Estados Unidos. Podemos tomar de manera caricatural otro ejemplo, Corea del Norte, sólo hay medios públicos y no hay medios privados. Entre estos dos extremos, se puede hablar de un “ modelo europeo “ que combina un sector público fuerte, por una parte, y, por otra parte, dispositivos de regulación que se aplican a todos los servicios de comunicación audiovisual, ya sean públicos o privados. Existen reglas que se aplican tanto al sector público como el sector privado. En primer lugar, quisiera precisar algunos conceptos para saber de qué estamos hablando realmente: 1) Hay que hacer una diferencia entre medios públicos, por una parte, y medios de comunicación del Estado o del gobierno, por otra parte. Porque, además del Estado nacional y del gobierno, hay otras entidades de carácter público que tienen derecho a expresarse de forma independiente: los Parlamentos; los partidos políticos; los sindicatos; los poderes locales (estados, regiones, provincias, municipios); las comunidades y organizaciones culturales, étnicas, religiosas y lingüísticas; las universidades y los centros de investigación, etc. 2) Incluso en los sistemas sujetos a una regulación pública de todos los medios audiovisuales, el sector privado tiene el mismo objetivo principal que cualquier empresa privada, o sea obtener beneficios, ganar dinero.

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Esto había sido formulado cínicamente por el presidente del principal canal de televisión privado francés, TFI, en un libro publicado en 2004. Según él, el trabajo de un canal privado consistía en vender a los anunciantes “tiempo de cerebro humano disponible”. 3) Sin embargo, con la creciente concentración del sector de la comunicación, del cual las emisoras privadas de radio y televisión son sólo un componente, el sistema mediático no obedece únicamente a una lógica de rentabilidad. También es un poderoso vector mundial de la ideología neoliberal que califica todas las medidas de regulación pública en favor del pluralismo y de los bienes comunes de la sociedad de “ataque a la libertad de información”, o de “ataque a los derechos humanos”, etc. En cuanto en un país un gobierno trata de ampliar mediante la regulación el sector público mediático, el sector privado protesta diciendo que es un ataque contra la libertad de información, un ataque contra los derechos humanos, un ataque en favor de la censura, etc., porque se niega a que el pastel mediático sea distribuido o repartido de otra manera más favorablemente al sector público. En América Latina, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) es una caricatura de esta postura ideológica. Más que en otros continentes, el sistema mediático se ha convertido en un actor político de choque contra los gobiernos progresistas. En Venezuela, por ejemplo, participó abiertamente en el golpe de Estado del 11 de abril de 2002 contra el presidente Hugo Chávez. En otros países, como Argentina, Bolivia y Ecuador, está realizando campañas de desestabilización contra los respectivos gobiernos en su intento por impedir toda democratización de la legislación del sector de la comunicación. En estos países, la inmensa mayoría de los medios privados se comportan como fuerzas políticas de oposición y, en ocasiones, como fuerzas golpistas. 101


Estados Unidos es otro ejemplo del papel anti-democrático del sistema mediático. Allí, la vida política está secuestrada por las grandes corporaciones que gastan miles de millones de dólares para comprar espacio o tiempo de publicidad en los medios a fin de derrotar a los candidatos al Congreso hostiles a sus intereses, y elegir a otros que serán entonces meras marionetas en sus manos. La sentencia de la Corte Suprema del 21 de enero de 2010 que permite a las empresas de financiar sin limitaciones las campañas electorales le da carácter oficial al concepto de “un dólar, un voto”. Hasta el punto que el presidente Barack Obama, a pesar de haber sido el beneficiario de este sistema, pues recogió más aportaciones financieras que su competidor, calificó la sentencia de la Corte de “gran victoria para las multinacionales petroleras, los bancos de Wall Street, las compañías de seguros y otros grupos de interés quienes, cada día, movilizan fuerzas en Washington para ahogar la voz del pueblo estadounidense”. A cambio de un diluvio de dólares, ciertos medios de comunicación se abstienen de toda crítica de los candidatos beneficiarios de esta compra de votos. En cada elección, estamos frente a un golpe de Estado electoral organizado por lo que podría llamarse el “complejo mediático-financiero”, no ajeno al “complejo militar o industrial” denunciado por Eisenhower en 1959 al final de su mandato. La ausencia de regulación de la financiación de las campañas electorales y la debilidad de los medios públicos en Estados Unidos impiden cualquier contrapeso al poder del dinero. Todos sabemos que las elecciones en Estados Unidos, y nuestro amigo Noam Chomsky lo ha demostrado ampliamente, son montajes espectaculares, dirigidos por la poderosa industria de las relaciones públicas que floreció hace un siglo en países como Inglaterra y Estados Unidos, donde las luchas populares 102


habían ganado la suficiente libertad para que el público ya no fuera tan fácilmente controlado por la fuerza. Entonces, surgieron los ingenieros de las políticas públicas que se dieron cuenta de que iba a ser necesario controlar las actitudes, los sentimientos y las opiniones. Uno de los elementos de esa tarea era controlar las elecciones. No nos olvidemos que la propaganda es una herramienta de persuasión, y que consiste en convencer a la gente, pero también en reforzar opiniones y prejuicios existentes. La propaganda más eficaz y penetrante es insidiosa, silenciosa y normalmente no la reconocemos. La propaganda eficaz está disfrazada y responde a la expresión que hoy llamamos: relaciones públicas, término inventado por Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud, a principios del siglo XX. La propaganda que parece propaganda es mala propaganda. Si la reconocemos como propaganda, es fallida. El mayor efecto persuasivo lo tiene el mensaje subliminal, el que nos pasa desapercibido; ese es el que debe hacer saltar nuestras alarmas. A efectos electorales, Estados Unidos no es una “democracia guiada” como por ejemplo Irán, donde los candidatos requieren la aprobación de los clérigos imperantes. En sociedades libres, como Estados Unidos, son los grupos financieros los que seleccionan –de manera invisible- a los candidatos y, entre los candidatos que consiguen pasar el filtro, los resultados terminan casi siempre determinados por los gastos de campaña. Tanto gastas, tantas posibilidades tienes de ser elegido, cuanto más gastas, más posibilidades tienes de ser elegido. La situación es más sofisticada en Europa. Por un lado, la financiación de las campañas electorales generalmente está establecida por la ley; por otro lado, no existe el concepto de ca103


nal de radio o televisión “opositor“. Debido a los dispositivos de regulación, los partidos políticos de la oposición, sea cual sea el gobierno, tienen cierto acceso a los canales públicos y privados. Pero sería un gran error centrarse sólo en este derecho de acceso. El formataje de las mentes se hace de manera mucho menos visible a través de la estructura y del contenido de los noticieros: sensacionalismo (crímenes, accidentes, catástrofes); reducción de la política a polémicas superficiales; cobertura de los problemas económicos y de las luchas sociales a través del único prisma neoliberal. O sea, el prisma del pensamiento único. Por ejemplo, el tratamiento de los movimientos sociales obedece a cinco objetivos que el colectivo de comunicación de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC), de La Vía Campesina, ha identificado. Se publicó en la edición de enero de 2013 dedicada a la comunicación de la revista América Latina en Movimiento, editada por la Agencia Latinoamericana de Información (Aladi) cuya lectura recomiendo. Y define de esta manera. Estos son los objetivos: 1. Cooptar mediante el personalismo. Es decir, personalizar las luchas destacando a los dirigentes escogidos, no por los trabajadores, no por la base, sino por los medios de comunicación. En general, los más moderados, los más conciliadores. 2. Dividir a los que protestan. 3. Criminalizar las luchas sociales. 4. Imponer agendas que no son las agendas propias del movimiento social.

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5. Invisibilizar las luchas. Cuando ya no se puede, desviar la claridad en los términos de los combates sociales. En ese caso, no se habla de esa lucha y desaparece de la agenda mediática.

Todos estos objetivos los vemos en particular aplicados por los medios dominantes en América Latina, cuyos dueños, cuando se organizan en el seno de la SIP, de la que hablé antes, defienden duramente sus privilegios y se oponen con todas sus fuerzas a las reformas mediáticas que tratan de imponer los gobiernos progresistas en América Latina. No quieren ningún tipo de reforma mediática y de la misma manera que durante mucho tiempo los latifundistas se opusieron a las reformas agrarias, hoy en América Latina, los latifundistas mediáticos, los que poseen casi todos los medios, se oponen a cualquier reforma mediática que les reste poder. Estos métodos, evidentemente, no son exclusivos de América Latina. En América Latina es donde más histerizados están, donde más crispación existe en torno a estos medios, pero no son exclusivos, también existen otros lugares y también existen en particular en Europa. Donde los mismos dispositivos utilizados para conquistar mercados, y se adaptan al objetivo de socavar la democracia, creando votantes desinformados que tomarán decisiones irracionales a partir de una limitada serie de opciones compatibles con los intereses de los partidos, y que en realidad son reducidos por los medios de comunicación a facciones competidoras de un solo y único partido que tiene la simpatía de los medios dominantes, y que es lo que podríamos llamar el partido empresarial.

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Las cuestiones de control o la falta de control de la información en la radio y la televisión, y el contenido de los programas de noticias son sólo parte del problema. Para evaluar el impacto político e ideológico global de las empresas de medios audiovisuales, es también necesario, y quizás más importante, tener en cuenta los programas de entretenimiento, por el número de horas que representan. En términos de audiencia, por ejemplo, en Francia, las personas mayores de 4 años pasan un promedio de casi 4 horas por día delante de las pantallas de televisión. Las personas mayores de 13 años escuchan la radio una media de 3 horas por día. Y eso sin contar el tiempo que pasan ahora, gracias a Internet, ante las pantallas del ordenador, de las tabletas y de los teléfonos inteligentes (“smartphones”), fenómeno del que hablaré en un momento. Una pequeña fracción del tiempo es la que se dedica a la información, y por otra parte a la información política en el sentido estricto del término. Aún menos tiempo. Todo lo demás es tiempo que se consagra al entretenimiento. Luego, la ideologización, la persuasión, la convicción ideológica esencialmente nos llega a través del entretenimiento, sin olvidar los deportes. Ese es el que de manera mucho más subliminal, mucho más sutil, penetra nuestro espíritu para convencernos de los grandes arquetipos que quiere el sistema, y que el sistema va a consolidar en nuestras propias mentes. Este es uno de los principales retos de los radiodifusores públicos para cumplir con su misión de difusión de la cultura, de promoción de la identidad, de integración, de defensa de las lenguas nacionales. En realidad siempre se hace con un prisma,

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el domesticar a la población. El objetivo principal de los medios de comunicación es de domesticar a la sociedad. De antemano, recuerdo lo que dije al principio de esta presentación sobre la necesaria distinción entre canal público de radio y televisión y canal de radio o televisión de Estado o de Gobierno. Nadie en Europa, por ejemplo, defiende un monopolio estatal, en Francia se abolió en 1982. Hasta entonces, solo el Estado tenía la facultad de emitir en radio y televisión, los canales privados estaban prohibidos. Pero desde 1982, el sector está abierto. Nadie en Europa tampoco defiende la idea de que un canal público debe estar al servicio del gobierno. Dicho esto, se entiende que cuando, por ejemplo en América Latina, cuando estalla una “guerra mediática” y cuando los medios privados se convierten en violentamente hostiles y agresivos, y hasta golpistas, entonces es natural, por lo menos considero yo, la tentación de convertir los medios de comunicación públicos en herramientas de promoción y de defensa en favor de un gobierno progresista. Pero hay que tener en cuenta, sin embargo, que esta opción puede ser contraproductiva, y puede tener un efecto boomerang. Porque si hay un cambio de gobierno después, por ejemplo, de una derrota electoral, la oposición conservadora, en este caso, controlaría tanto los medios de comunicación privados, porque pertenecen a la oligarquía, como los medios públicos, y la oposición progresista, la nueva oposición progresista, se encontraría desprovista de canales de expresión. Por consiguiente, la batalla hay que darla para que la democratización de los sectores se realice tanto en el sector público como privado, en defensa del pluralismo interno, en ambos. Esta batalla también se da en Europa, aunque con formas menos espectaculares que en América Latina. Sin lugar a dudas, 107


en sus estatutos, el sector público no es la correa de transmisión del poder político en Europa, pero en casi todos los países europeos está sometido a las presiones y a las intervenciones gubernamentales. Y las polémicas son múltiples, podríamos citar muchos ejemplos, especialmente en España, Italia y Francia. En nuestros dos continentes, por no hablar de los demás, el deseo en favor de la democracia y de la libre expresión de las diferencias son componente de toda identidad política nacional. Por eso no debemos temer que esta aspiración se convierta en un requisito para el sector público. En cualquier caso, con la explosión del número de canales a través de la digitalización, y la convergencia de las comunicaciones audiovisuales y de las comunicaciones electrónicas, el sector público tiene ahora que competir con la proliferación del sector privado y no tiene a priori una audiencia garantizada. El sector público debe conquistar y retener esta audiencia, debe ganar audiencia, el objetivo del sector público en televisión es de ser el canal con mayor audiencia. Es inútil producir programas que nadie o muy pocas personas van a ver o a escuchar. La situación se complica aún más con la nueva tendencia de los jóvenes que se apartan de la televisión en favor de Internet. Un estudio realizado en Francia en enero de 2013, mostró que semanalmente los jóvenes de entre 13 y 17 años, pasan por semana, 13 horas consultando la Web, contra 11 horas viendo la televisión. Pasan mucho más tiempo en internet que frente a la televisión, y esta brecha se está ensanchando. Con su computadora, los jóvenes componen ahora sus propios menús a partir de los sitios de replay, o de los canales de televisión donde se puedan volver a ver los programas, y sobre todo de las plataformas de intercambio de videos como YouTube. 108


Esta migración de los jóvenes de la televisión a la computadora y también a las tabletas y teléfonos inteligentes, y por lo tanto, la migración de programas sin ningún tipo de limitaciones físicas o de tiempo, ya no hay parrilla, no puede ser ignorada. Los canales de televisión –tanto públicos como privados- están adaptándose a esta nueva situación, aún no saben muy bien cómo adaptarse, pero tienen una responsabilidad especial, porque tienen que anticipar este fenómeno si no quieren desaparecer. La cuestión del control político de la información producida por el sector audiovisual público tiende con demasiada frecuencia a eclipsar el contenido de sus programas. Sin embargo, repito, son ellos, los programas, los programas de entretenimiento, mucho más que los noticieros, los que contribuyen al formateo de las mentes. Desde este punto de vista, no vemos diferencias fundamentales entre los canales públicos y los canales privados. Se nota en particular que las series estadounidenses están omnipresentes en los canales privados de máxima audiencia, y tienen también en muchos canales públicos un espacio muy importante, en detrimento de la producción nacional, a veces. Esto también es cierto en otros países, por ejemplo, el ex Primer Ministro de Italia, y ex presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, dijo lo siguiente ante el Parlamento Europeo el 13 de abril de 1999: “La fuerza de la cultura estadounidense en un sentido amplio, tal como se expresa simbólicamente por la vía de los medios de comunicación, es vista por algunos como si pudiera constituir una referencia unitaria para una Europa en busca de su alma. Esta suposición no es escandalosa”. ¿Qué quería decir Prodi?, quería decir que lo único en común que ven los 500 millones de europeos, son las series estadounidenses y, por consiguiente, en realidad el propio Prodi estaba

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ya convencido de que, en definitiva, el inglés tendría que ser la lengua de Europa y las teleseries la cultura producida por Europa. Por eso nosotros pensamos que el gran desafío de los canales públicos europeos y de América Latina, es la producción de programas locales. La producción de canales que, lleven la identidad nacional inscrita en su estructura, que respeten la letra y el espíritu de su misión, que sean a la vez, populares y de alta calidad, con el fin de atraer a una gran audiencia, un canal público, repito. No debe contentarse con ser el canal de algunas minorías, debe aspirar a ser el canal de mayor audiencia. Es una cuestión de creatividad, de libertad, de expresión cultural identitaria, pero también una cuestión de financiación y aquí se plantea la cuestión de cómo deshacerse de la dictadura de la publicidad. En todo caso, hay que resistir a la tentación de limitar las producciones del sector público a unas audiencias minoritarias, repito, eso sería abandonar y desertar el campo de la batalla cultural, y la batalla cultural es la batalla que las televisiones públicas deben ganar.

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Participaciones y preguntas del público. Participación 1: Mi pregunta es para Francesca. Hay dos categorías: orientación sexual e identidad de género, es la OMS quien ha dicho que solamente hay tres orientaciones sexuales, bisexual, heterosexual, homosexual. Personas de la diversidad sexual somos el 12 % de la población salvadoreña y es en el año 1973 que la Organización Americana de Psicología saca del listado de patologías a la homosexualidad. Usted utiliza la palabra disidencia sexual en base a que una mujer lesbiana no prefiere ser lesbiana hoy y dejar de serlo en navidad de 2018, entonces cuando usted dice disidencia es como que todos y todas quienes somos de la diversidad sexual antes fuimos heterosexuales y hoy dejamos de ser heterosexuales y ahora somos disidentes de la heterosexualidad. Me parece seguir reforzando la heterosexualidad, si bien es cierto es el 88 %, pero habemos un 12 % que también somos un número significativo. Participación 2: La pregunta que quiero elaborar en estos momentos es con respecto a los estereotipos que se han planteado, quisiera que nos diera su opinión, la compañera Francesca, por ejemplo, o los demás con respecto a que la religión toma como 111


base que los homosexuales no entrarán al reino de los cielos. Si esa es una base que se está tomando, ¿cómo conciliar entonces el hecho de que el homosexualismo debe estar tan erradicado o estar en contra de él?, ¿cómo conciliar, cómo hablar, cuál sería el planteamiento que usted nos haría sobre ese punto? Participación 3: Esta pregunta va para el maestro Ramonet, él habla de unas características que debería cumplir la televisión pública. ¿Cómo lograr desestructurar a toda la audiencia si tal como lo planteaba, desde nuestra niñez venimos con la televisión comercial?, ¿cómo realmente lograr que la televisión pública logre espacios dentro de la audiencia y que sea visualizada por la audiencia, si ya traemos toda una vida de visualizar la televisión comercial?, ¿cómo lograr que realmente la televisión pública sea una competencia de la televisión comercial? Participación 4: Es una pregunta a Luis Alvarenga, él cuando ponía ejemplos de los demonios populares, además de los pandilleros señalaba a las mujeres que abortan. En este país es uno de los demonios que desde el fundamentalismo están divulgando más los medios de comunicación. En este momento hay una solicitud de indulto por 17 mujeres acusadas inicialmente de aborto y condenado después por homicidio agravado a penas de 30 y 40 años. Estamos viendo la dificultad de que este indulto se concrete, pero mientras hemos visto como el gerente de una gran empresa que asesinó a su mujer por problemas de procedimiento legal, está libre y estamos viendo como un diputado que golpeó a su mujer, ejerció violencia de género y su mujer lo denunció, no solamente está libre, sino que lo van a indemnizar con 100 mil dólares por no haber podido estar asistiendo a la asamblea. Lo que le pediría a Luis, si puede profundizar el porqué se hace este estereotipo de la mujer que aborta como uno de los demonios populares. 112


Participación 5: Para los tres panelistas. Realmente los tres hablaron muy bien del tema y me interesaría precisamente este título de hegemonía que los tres en alguna medida tocaron. Se ha vulgarizado este término y sabemos que quien lo adscribió es el politólogo italiano Antonio Gramsci, referente, como ya bien lo señaló Luis, al momento político en que dos clases se unen. Este momento político en que dos clases se unen, representa por un lado, la que detenta el poder político, y por el otro la que detenta el poder económico. Sin ninguna duda, no hay pierde en entender a Gramsci. Lo que sí dificultaría el caso de la izquierda populista en América Latina sería ese doble rol que tiene por un lado, decirse representantes de las demandas populares y sociales, y por el otro cogobernar con los sectores pudientes, hegemónicos y oligárquicos de la región. La pregunta en concreto sería, bueno, si nosotros partimos de que la hegemonía es un concepto que sirve para categorizar una alianza de dos clases, una que tiene el poder político, que son los partidos de izquierda, y otra que tiene el poder económico, ¿qué esperanzas habría para los oprimidos, para los pobres, para la gente de menos oportunidades, para los migrantes, de poder aspirar, tener algo, una idea, una ideología aspiracional, a tener un cambio de su situación, una reducción de esa brecha, un achicamiento de esa pobreza, si precisamente quien los representa, esta clase contestataria, como muy bien señaló Francesca, se estaría hablando de una diferencia inexistente, una diferencia nula? Me gustaría una reflexión de los tres panelistas a este contexto latinoamericano, utilizando el problema de la hegemonía de clase.

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Respuestas Francesca Gargallo: El término disidencia sexual no es ningún término institucional, es el término que utilizamos las personas que estamos en contra del sistema de heterosexualidad compulsiva, que permítame redundar, es compulsivamente obligatorio. La disidencia sexual es no afirmar una identidad fija. Puedo tener prácticas homosexuales, puedo tener prácticas de abstinencia sexual, puedo tener prácticas masturbatorias, puedo tener prácticas heterosexuales, con lo que yo soy disidente es con el sistema de obligatoriedad de la heterosexualidad. En cuanto a que las y los homosexuales no entrarán en el reino de los cielos, ¿quién lo dice? Por favor revisemos a nuestros padres homosexuales, a nuestros hermanos homosexuales, al amigo de infancia que está en el closet y que toda la vida ha sido una extraordinaria persona, buenísimo, solidario, generoso, y pensemos en cuantos genocidas compulsivamente heterosexuales hay, a ver quién caramba entra en el reino de los cielos. Ignacio Ramonet: La pregunta era sobre cómo estimular la televisión pública. Primero, en algunos países prácticamente no hay televisión pública, en varios países de América Latina no hay aún televisión pública, o la televisión pública que existe es un poco semejante a la de Estados Unidos, prácticamente de tipo testimonial. Para un gobierno que trata de crear una pluralidad mediática, hay que estimular y fomentar la televisión pública, ya sea creándola a partir de una ley de medios que modifique el sistema existente, ya sea si existe una televisión pública fomentándola y

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estimulándola aumentando su presupuesto, y aumentando los canales de televisión pública. En Argentina, por ejemplo, donde existe una televisión pública desde hace mucho tiempo, pero los gobiernos Kirchner, Néstor Kirchner y Cristina Fernández, han creado nuevos canales. Canal para niños, canal educacional, canal deportivo, canal informativo, canal documental, etc. La televisión pública ha multiplicado los canales y por consiguiente también multiplica la audiencia. Por otra parte, otra manera de estimular la televisión pública es dotándola de presupuesto, pero algunos gobiernos no disponen de tantos recursos para la televisión pública, que además he dicho antes, debe plantearse un problema ético con respecto a la publicidad. Una televisión pública que vive de la publicidad, depende demasiado de los anunciantes, depende demasiado de las empresas privadas que pueden ejercer un chantaje sobre el canal público si este aborda temas que desagradan a la empresa privada y pueden retirarle la publicidad, en todo caso chantajear a la televisión pública. La televisión pública debe plantearse la cuestión de publicidad, ¿qué porcentaje de publicidad en su presupuesto?, ¿cuánto debe representar la publicidad en el presupuesto de una televisión pública? ¿100 %, 50 %, 20 %, 10 %?, y el resto puede salir del presupuesto público, pero evidentemente una parte de la oposición, una parte del electorado va a protestar. Lo mejor, como se hace en Europa, es crear una tasa general sobre la televisión. Cada vez que se compra un televisor, por ejemplo, se inscribe a la persona que adquiere un televisor en una lista que son las personas que deben de pagar una tasa anual, por simplemente poder disponer de los programas públicos de la televisión, y he dicho que programas públicos, no son programas 115


gubernamentales, programas gratuitos a la disposición del público, y evidentemente igual que se paga por tener un cable, o que se paga por tener un conjunto de canales privados, en este caso la televisión pública es gratuita, pero contra una tasa y esa tasa a nivel nacional constituye un presupuesto considerable que le da la posibilidad a los equipos de la televisión pública de realizar de manera autónoma unos programas de calidad, programas tanto de información como programas de ocio, de diversión, que como he dicho antes son los programas de diversión los que pueden tener a veces más influencia en las mentalidades de una sociedad, que los propios programas de información. Estas son algunas pistas que permitan muy rápidamente, muy fácilmente, desarrollar una televisión pública que haga contrapeso a la influencia en general poco positiva del sector privado y del sector mediático empresarial. No hay fórmulas para crear calidad, no hay fórmulas que permitan garantizar la calidad, pero sí hay métodos, consisten primero en desarrollar la creatividad, facilitando a todos los niveles que los profesionales de la creación televisual se sientan libres de proponer programas que obtengan una audiencia más importante. Repito, no hay fórmulas, pero las fórmulas que existen pasan siempre primero por la autonomización de los equipos de creadores que proponen ellos mismos sus programas, y que no puede ser una dirigencia política, unos responsables, etc. los que digan lo que hay que hacer en general, el resultado es malo. Vale más que artistas, creadores a nivel de guión, a nivel de realización, a nivel de interpretación, a nivel de concepción, propongan lo que, según su propia visión de artista necesita como relato de entretenimiento la sociedad en este momento.

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Esta libertad asociada a la creatividad, en general da buenos resultados, y en muchos países donde hay una creatividad televisual fuerte, pienso en Brasil, pienso en Argentina, etc. en realidad esto pasa por esta iniciativa basada en la creatividad. De igual manera en la información, el gran éxito en información en América Latina es TeleSur, que ha sido algo tan innovador porque ha venido a romper el monopolio estadounidense en materia de información latinoamericana, y evidentemente esto es la asociación de varios países, pero también la asociación de muchos talentos de muchos países, que se han asociado en una concepción muy original de la información, no solo de información, de un canal de televisión que le da importancia a la cultura, que le da importancia a todos los aspectos de la producción cultural endógena latinoamericana en su diversidad, y esto ha permitido esta creación en el marco de una gran libertad de creación. Creo que con los límites que esto supone, porque evidentemente los genios no nacen todos los días, pero sin llegar a genialidades sí se puede hacer una televisión, en particular si hablamos de televisión, de mayor calidad que la que hacen las televisiones privadas, cuando se libera la creatividad que existe entre los medios productores de creación, tanto cinematográfica como televisual en la mayoría de los países, es la única vía que veo. Luis Alvarenga: Acerca de esa afirmación mía, las mujeres que abortan como ejemplo de estos demonios populares. Creo que esto tiene bastantes aspectos, en toda esa construcción ideológica porque un asunto que es de competencia de la mujer que aborta, de su decisión o de las circunstancias que enfrenta, de sus opciones, de su cuerpo, pasa a convertirse en un asunto que tiene diferentes aspectos, aspectos médicos, aspecto judiciales, aspectos éticos, aspectos religiosos.

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Una mujer que aborta, en cualquier circunstancia que lo haga, pasa a convertirse en una peligrosa agente de fuerzas demoníacas que atentan contra los valores cristianos, contra la familia, contra la vida. Toda esta serie de discursos alrededor de la mujer que aborta. Esto también se expresa, por ejemplo, en construcciones paranoicas, si ven las páginas de cierto matutino en particular, se hablará por ejemplo cuando se tocan temas de salud reproductiva, cuando se tocan temas de sexualidad, se habla de lobby homosexual que está presente en Naciones Unidas y que está socavando los cimiento de la cultura cristiana occidental, está socavando nuestros valores. Entonces estamos ante un peligro de dimensiones insospechadas, por lo tanto, la figura de la mujer que aborta pasa ser este demonio popular, esta encarnación del mal que socava nuestros valores. Eso por una parte, por la otra, el amigo ponía el contraste y me parece interesante también para ilustrar el asunto. El contraste entre el caso de las 17 mujeres procesadas judicialmente, hay una campaña nacional para presionar por su indulto, porque han abortado, y el caso de un feminicidio que es completamente impune. Esto pasa también por una construcción de la persona, del sujeto de acuerdo a su sexo biológico, que está vinculada, digamos, a una concepción esencialista de la persona, según su sexo biológico. Si se nace biológicamente hombre o mujer le corresponde una serie de características que por naturaleza, así es. Entonces, si tenemos ya una naturaleza predefinida, aquello que va en contra de esa naturaleza, la expresión “contranatura” tiene una carga muy fuerte, tiene unas consecuencias incluso de carácter teológico, el que atenta contra el orden natural, atenta contra el 118


orden divino, son las fuerzas del caos, las fuerzas demoníacas que atentan contra el orden universal, el orden eterno que Dios ha decidido. Esto esconde un montón de aplicaciones de carácter ideológicas muy fuertes, y en este caso yo creo que ocurre, salvando las distancias, ocurre algo semejante a lo que Ignacio señaló en su intervención con respecto a cómo los medios manipulan a los movimientos sociales contestatarios, mencionaba que estos medios hegemónicos en algún momento van a criminalizar la protesta social, y cuando esto falla los movimientos sociales son invisibilizados. Aquí vemos una estrategia de poder semejante, hay una criminalización de todo aquello que se ve como contrario a esa naturaleza, o a esa esencia eterna. Luego pasa a ser invisibilizado o a ser negado socialmente. El hecho que estas mujeres hayan abortado, y tenga consecuencias judiciales, es parte de esta cuestión. Evidentemente es una agenda política de carácter conservador y que habla del problema de la hegemonía, es tan fuerte, por eso decía que este problema es transideológico, porque hablar de sexualidad, hablar de aborto, hablar de matrimonio igualitario en muchas de nuestras sociedades es una cosa que tiene costo político para quien la defienda, y esto es válido incluso para partidos o gobiernos progresistas. Hablar de defender la diversidad sexual, o hablar de legalizar el aborto, ir en contra de todas estas concepciones es una cosa que tiene costos políticos. A veces los movimientos sociales o políticos progresista prefiere hacerse a un lado, esto habla de un problema de hegemonía bastante fuerte, que creo importante dimensionarlo en la gravedad que tiene.   119



PANEL 3 Una nueva cultura

Los medios de comunicación política emancipatoria y la globalización Martes 22 de julio de 2014 Auditorio 4, Facultad de Ciencias y Humanidades, Universidad de El Salvador

Martes 16 de julio de 2013 Auditorio 4, Facultad de Ciencias y Humanidades, Universidad de El Salvador.



Globalización y medios de comunicación, o las posibilidades de conspiraciones culturales colectivas Amparo Marroquín Parducci (El Salvador) Periodista y Comunicadora Social. Maestra en Comunicación. Especialidad en Difusión de la Ciencia y la Cultura. Doctora en Filosofía Iberoamericana. Docente e investigadora de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA).

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uiero empezar con un agradecimiento a los organizadores, a la Secretaría de Cultura del FMLN, al equipo de colegas a cargo de este evento, por invitarme a conversar con ustedes sobre las preocupaciones que tenemos en torno a los medios de comunicación, la globalización y la cultura. Quiero además decir que para mí es un gusto estar aquí con el querido Omar Rincón, y continuar con él una discusión que

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nos ha ocupado desde hace ya varios años, sobre la urgencia que tenemos de pensar los medios de comunicación y la globalización más allá de los lugares comunes. Porque al juntar estos temas es muy fácil caer, en esa tentación del lugar común. El sociólogo inglés, Zygmunt Bauman, lo dijo, antes de su fama sobre lo líquido de nuestros tiempos, en un libro que escribió hace 16 años: “La globalización está en boca de todos; la palabra de moda se transforma rápidamente en un fetiche, un conjuro mágico, una llave destinada a abrir las puertas a todos los misterios presentes y futuros. Algunos consideran que la globalización es indispensable para la felicidad; otros, que es la causa de la infelicidad. Todos entienden que es el destino ineluctable del mundo, un proceso irreversible que afecta de la misma manera y en idéntica medida a la totalidad de las personas. Nos están globalizando a todos; y ser globalizado significa más o menos lo mismo para los que están sometidos a ese proceso” (2001, 7). La globalización se ha convertido, pues, en uno de esos grandes fantasmas que recorren occidente. Con los grandes medios masivos y las corporaciones de la mano, recorre el mundo construyendo esos procesos que discutíamos en el panel anterior con Francesca Gargallo, Ignacio Ramonet y Luis Alvarenga. Son en buena medida esos medios de comunicación y esa globalización quienes legitiman, difunden y anclan en la opinión pública estereotipos que resultan convenientes a los distintos poderes desde los que habitamos. Las palabras de moda (como globalización, medios de comunicación y ahora hasta la cultura), suelen tener una suerte muy parecida, en la medida que son repetidas pierden su transparencia y su posibilidad de crítica, se vuelven cada vez más opacas, más difusas, menos asibles, más etéreas, se refieren a todo y a

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nada, que es lo que sucede con los dos vocablos con los que este día nos hemos convocado: globalización y medios. ¿Qué implica la globalización más allá de hacer referencia a procesos económicos, políticos, culturales que abarcan el mundo entero o buena parte del moderno mundo que habitamos? ¿Es posible que un mismo término sea capaz de abarcar las protestas de los nuevos movimientos de jóvenes como el “Yo Soy 132” de México, los “Occuppy Wall Street” de Nueva York o el Movimiento “15 M” en España, con los nuevos mercados ilícitos de piratas y traficantes de mercaderías de muchos estilos, hasta los estados que negocian tratados de libre comercio con cláusulas de copyright y protección de sus industrias culturales? Por el momento parece que sí, cuando hablamos de globalización podemos hablar de todo eso. También pasa lo mismo con los medios, y eso lo decía alguien en el Facebook de la Secretaría de Cultura cuando anunciaban este tema. Decía, bueno, pero de qué están hablando ustedes cuando están hablando de medios de comunicación. ¿Están hablando de radios comunitarias, de periódicos de circulación nacional, de CNN, de panfletos? ¿De qué se está hablando, del imperio Murdoch, de Google, de qué estamos hablando cuando hablamos de medios de comunicación?, y bueno, por el momento estas palabra parecen evitadas por la ubicuidad, por la ambigüedad y podríamos pasar horas discutiendo esto. Hacer una extensa bibliografía, añadir análisis, digamos que como estamos acá en la Universidad, nosotros podríamos hasta proponer algo así como un doctorado en medios de comunicación, globalización y cultura. Pero si nos ponemos light, como nos decía ayer Omar Rincón en el Canal 10, a lo mejor podríamos hacer un “reality show” sobre la globalización y los medios, y poner en una isla a todos los magnates de los medios de comunicación.

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La pregunta ahí sería ¿por quién votaríamos para que sea el primero en salir en una isla en donde tenemos por una semana a Emilio Azcárraga de Televisa, José Bonifácio de Oliveira de Rede Globo, Rupert Murdoch de News Corporation, Bill Gates de Microsoft y Mark Zuckerberg, del omnipresente Facebook? No me digan por quién votan, pero quiero dejar anunciado algo que Omar seguro lo podrá elaborar mejor, a veces, el problema no es el formato, podemos enganchar un “reality” que construya un pensamiento-otro, más crítico, más propositivo, más informativo y podemos incluso divertirnos en el intento, algo que a veces parecemos olvidar. Pero mientras llega el “reality”, al reflexionar sobre los medios, la globalización, y la cultura, no me queda más que asumir esta ubicuidad y sacarle cierta ventaja. Si continúo pensando sobre el tema, sobre nuestra relación con la globalización desde América Latina, desde Centroamérica y desde El Salvador, quizá deberíamos leerla más bien en la clave que nos enseñó el maestro Jesús Martín Barbero, y leerla como un melodrama, o mejor aún, como una telenovela. Y entonces tendríamos que contar esa historia de amor y desamor que ha sido en muchos momentos, entre las masas que somos y los medios, y que incluye capítulos tenebrosos con la firma de terribles tratados comerciales y grupos transnacionales avasalladores que nos enamoran una y otra vez, aunque sepamos que se irán con otras, o con otros. Como mi trabajo es contar, desde mi doble ejercicio de profesora y comunicadora, utilizaré cuatro historias que me permitan situar con ustedes algunas reflexiones con la esperanza de provocar un diálogo y con la certeza que Omar añadirá provocaciones y piezas de este desdibujado rompecabezas, del que buscamos extraer, como en una fábula, algunas enseñanzas. 126


No me ocuparé de la globalización económica o política, sino de la globalización cultural, esa que ha conseguido un impulso grande desde los medios y que nos retan a asomarnos a la cultura y a los procesos de comunicación y simbolización con ojos nuevos. Estas historias me permiten imaginar algunas conspiraciones que podríamos hacer de forma colectiva y que me parece que pueden ser retos que asumimos: 1. La primera historia tiene que ver con dos acontecimientos, ambos simultáneos que muchos hemos leído, visto, escuchado y, en alguna manera, vivido. Es el contrapunto de dos eventos mediáticos y globales, por un lado, el mundial de fútbol, llevó a muchos a lo largo y ancho del planeta por el otro, la operación que inició el ejército israelí contra Palestina y que ha producido un número cada vez mayor de víctimas y heridos. Si me permiten algunas cifras: con el mundial, Alemania ha recibido $35 millones de dólares, como premio por ganar el Mundial. Mucha gente se emocionó sin necesidad de recibir este dinero. El mundial tuvo un nuevo record de comunicación: 35.600.000 fue el número de tuits enviados durante el partido Alemania-Brasil (7-1) de semifinales, la mayor cantidad de mensajes publicados nunca por un acontecimiento deportivo, (ya discutíamos por ahí que no es lo mismo perder 10 a 1 en una época en que no existían Facebook y Twitter que perder ahora 7 a 1). Por otro lado la cantidad total invertida por Brasil en organizar el Mundial fue de $11.000.000.000 dólares, el más caro de la historia. Y la pasión se apoderó de muchos… en los cinco continentes. No tenía que ver con los millones que se movían, como dijo Galeano la pasión era popular y el fútbol ha sido del pueblo, y de América Latina, de una Costa Rica que con sus victorias nos 127


hizo sentir más centroamericanos de lo que habrían conseguido diez campañas culturales del SICA. Y mientras todo esto sucedía, descubrimos que un nuevo operativo había sido iniciado desde Israel. Este acontecimiento local se volvió también una discusión global, pero la discusión no se dio solo a través de los grandes medios o las grandes cadenas. La mejor información se ha difundido por las redes sociales, a través de la reflexión local de muchas y muchos. Vanesa Pocasangre, por ejemplo, una querida salvadoreña que vivió tres años en la Franja de Gaza nos ha informado de algunos hechos: en 13 días van ya 550 muertos (58 han sido niñas y niños), más de 3,300 heridos, 1780 viviendas destruidas, 72,000 desplazados. En diez días Israel asesinó 10 veces más palestinos que israelíes muertos por cohetes de Hamás en los últimos diez años. Pero aquí viene la posibilidad y el reto que es evidente, pero al que todavía no le sacamos todo el partido posible. Las mejores discusiones, los datos más importantes no le piden permiso a los grandes medios para circular, pero cuando circulan, muchas veces, los grandes medios no tienen más remedio que retomar esa información y volverla pública. Los mejores debates ya no se dan necesariamente entre analistas políticos de los que salen cada día en la televisión hablando de infinidad de temas, sino en espacios globales y locales a un tiempo. Desde los medios y desde la cultura debemos saber escuchar esas nuevas voces y esas agendas que exigen y señalan, que construyen bloqueos creativos para reclamar la paz, bloqueos que van desde Chile, Sudáfrica, Ecuador o Egipto que han retirado a sus embajadores de Israel, hasta un académico como Noam Chomsky que desde el MIT en Cambridge se une a muchos otros académicos y universidades en el mundo, desde la UNAM hasta la Universidad de Barcelona para pedir que cese tanta violencia injustificada (ojalá 128


acá el gobierno y las instituciones educativas se sumen a estos gestos y a estas presiones en favor de una urgente paz). No existe una única manera, los boicots económicos, académicos, culturales, deportivos, políticos siguen haciendo escuchar su voz y desde ahí se juega la frontera entre un mundo excluyente o uno más inclusivo, entre la intolerancia o la fraternidad; y hay una globalización-otra que se vuelve un reto para El Salvador, ¿cuál es la voz que queremos que se escuche? ¿Queremos en verdad hacer nuestra la propuesta que Ramonet volvía a colocar de luchar por unos medios que sean de verdad públicos y den paso a la pluralidad de voces? Mientras no hay medios públicos nos dice la colombiana Ana María Miralles parece que muchos ciudadanos y muchos colectivos no tienen más alternativa para hacer oír su voz que pagar campos pagados en los medios de comunicación. Un estudio muy interesante que nos debemos las y los salvadoreños sería un estudio en el que agarráramos los últimos 30 años de nuestra historia y revisemos quiénes son los actores que están haciendo campos pagados en los medios de comunicación, y que están diciendo, porque son actores que quieren decir cosas y que los medios de comunicación no los cubren. No hay más remedio que pagar un campo, y ese es un dinero que se está invirtiendo en eso porque nosotros creemos que es válido, que es importante decirlo, y que necesitamos visibilizarlo. Esa discusión de los medios públicos la iniciamos hace ya varios años y todavía tiene mucho por caminar. 2. La segunda historia es un recuerdo breve, sobre un funcionario con el que charlé hace poco. Después de discutir sobre los posibles caminos y apuestas de la cultura que me señaló que uno de los grandes potenciales que tenemos hoy día es la cooperación. 129


Esto también podría ser parte de la telenovela, el extranjero que llega y nos salva. Ciertamente tenemos aquí a muchas y muchos colegas que generosamente nos comparten su tiempo y sus recursos. Pero si estamos descubriendo que las agendas más importantes son las locales y que es este el mejor camino para enfrentarnos con la globalización y sacarle provecho me parece que debemos conspirar para conseguir nuestros propios recursos, nuestras propias agendas, nuestros propios temas y problemas de investigación. Nuestras propias historias. Ya Omar, ayer en la noche, lo señalaba en el Canal 10 y se lo robo porque ha sido parte de nuestras conversas. Ya muchas cosas se han contado, lo que menos se ha contado es la vida cotidiana, la cultura popular, la vida de la gente que en nuestro país, si aparece en la televisión, aparece casi siempre como víctima de la violencia o de la migración, no cuenta sus alegrías, sus sueños, sus esperanzas (protagonistas de la nota roja o de anuncios de campañas políticas, ¿cuáles son sus voces, sus gustos, sus estéticas, sus sueños, sus temores?) En migración, que es uno de los temas que más he trabajado lo aprendimos muy rápido, las explicaciones teóricas que vienen desde el Norte ven a la migración como un problema, porque se trata de países receptores, y entonces tenemos que construir nuestra propia teoría, nuestras propias explicaciones y nuestras propias historias como nos han enseñado personas tan distintas y distantes en el tiempo como Segundo Montes y Marcela Zamora. 3. La tercera historia fue en México. En una reunión sobre la Encuesta Iberoamericana de Juventud que se prepara para el año que viene, una funcionaria de la cooperación pidió que en la encuesta se incluyeran preguntas para saber por qué los jóvenes ya no participan y ya no se interesan en política.

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Quizá para muchos esta afirmación parece evidente, como muchas otras que se escuchan por ahí, los jóvenes leen menos, los jóvenes son apáticos, los jóvenes son consumistas. Sin embargo las mismas encuestas nos muestran que los jóvenes están interesados en lo que sucede en el mundo. Sin embargo, las mismas encuestas, los mismos estudios nos muestran que son los jóvenes los que han creado estos movimientos globales de protesta, como el “132”, como los “Occupy”, y como los “15 M”. Muchos jóvenes salvadoreños son parte de esos “DREAMERS” que se movilizan para luchar por una reforma migratoria más justa para todos y todas. Hoy los jóvenes leen más (aunque no lo que queremos que lean), se interesan por hacer política pero muchas veces por fuera de los partidos políticos ¿No será más bien que seguimos esperando que los jóvenes sean reproductores de lo que hemos pensado que debe ser el bueno y verdadero orden social? ¿No será que queremos que se dediquen a ser guardianes de la memoria y no a inventar un futuro en el que cometan sus propios errores? Cuando en una desafortunada decisión se cerró el año pasado el archivo de Tutela Legal del Arzobispado fueron los jóvenes de distintos movimientos los que organizaron las protestas sociales. Fueron también un año antes los jóvenes quienes llegaron a la fachada de catedral a pedir que ese espacio de todos tuviera de nuevo los colores de Fernando Llort. Fueron los jóvenes (unidos globalmente con muchas y muchos profesores como Noam Chomsky que de nuevo se unió a las protestas) quienes firmaron largas listas pidiendo de nuevo acceso a esos archivos que contenían miles de testimonios y de memorias a las que teníamos derecho.

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Entonces, esta globalización la están entendiendo los jóvenes que se conectan por videojuego con otros jóvenes en distinto continente, que nos enseñan nuevos disfrutes colectivos, que están cada vez más conectados y no solo en los espacios urbanos. La última encuesta de juventudes en El Salvador dirigida por FLACSO en 2011 tres de cada diez jóvenes del área rural decían que encontraban a sus parejas a través del internet. Vamos a una sociedad donde al estar conectados o desconectados se juega algo más que un consumo “light”, se juegan las posibilidades de reconocimiento y de construcción de comunidad. Y en el centro de esta disputa se encuentran los medios de comunicación en un país como el nuestro, que desde hace ya varios años tiene registrados más celulares que personas. Ustedes saben que nosotros tenemos 122 celulares registrados por 100 personas. 4. La última es una historia global, en su libro “Cultura Mainstream”, uno de los nuevos textos obligados para entender la relación que se mueve entre los medios y la cultura, el francés Frédéric Martel cuenta de las muchas entrevistas que hizo para poder escribir el libro. Y cuando nos cuenta habla del soft power, que es esa posibilidad de utilizar más la persuasión que la fuerza, eso que Gramsci llamó hace mucho tiempo la hegemonía. Martel nos documenta sus entrevistas “en Asia, América Latina, Oriente Medio y África, el crecimiento progresivo de potentes industrias de la producción audiovisual y de la información, plantea nuevos interrogantes que desbordan los esquemas antiguos”. Pensar con nuestras categorías y tratar de ajustar la globalización a ellas parece ser una gran tentación. ¿Dónde está lo bueno y lo malo? ¿Qué debemos propiciar y qué debemos combatir? Martel señala que esos grupos de comunicación mundial son “a menudo dirigidos por nuevas generaciones de gestores y de artistas, desconcertantemente jóvenes” (2011, 17) 132


y nos traza los nuevos mapas de interdependencia cultural, así: “aparecen muchas desigualdades entre países dominantes y países dominados: algunos emergen como productores de contenidos, otros se ven sumergidos en flujos culturales mundiales” (2011, 17). Y he aquí la última conspiración colectiva que me parece que sigue siendo un reto. Para emerger como potencia productora de contenidos no necesitamos tener demasiados recursos naturales, ya sabemos que no tenemos minas de sal, ni diamantes, ni petróleo, ni grandes bosques madereros. Tenemos gente y lo que necesitamos para emerger como potencia en el tema de medios de comunicación y globalización, es justamente la creatividad de las y los salvadoreños. Pero para conseguir esa imaginación y esa creatividad, tenemos un reto muy importante, que deberíamos, me parece a mí, pedir, exigir, y demandar a nuestros dirigentes, una educación de alto nivel, una educación de mucha calidad. Una educación que no nos enseñe a repetir y a memorizar sino a inventar, a crear. Me parece que cada vez que un estudiante se sienta a responder un examen, ya sea en la escuela o en la universidad, piensa que hay una única respuesta correcta y la busca, o se pregunta cuál es la respuesta que este profesor Omar Rincón quiere que yo le ponga. Ahí se está muriendo la creatividad de un joven. Un poquito de la creatividad de este país se muere. No deberíamos buscar que nos den respuestas correctas, no deberíamos buscar que nos den respuestas de memoria. Cada vez que pensamos que la cultura y el arte no son importantes, que pueden esperar, que eso vendrá después, que hay otras urgencias, perdemos la posibilidad de ser pioneros en cine, en teatro, en literatura, pero también en videojuegos, en telenovelas o en nuevas aplicaciones y en redes que nos conecten con un futuro más justo, más querido, más nuestro. 133


Cuatro conspiraciones: pensar los medios públicos que recojan la diversidad de nuestras voces. Construir nuestra propia agenda o como nos dijo Jesús Martín Barbero, pensar con la propia cabeza. Recuperar la dignidad de las y los jóvenes. Apostarle a la creatividad. Pero si este camino lo hacemos colectivo, estoy segura que ustedes tendrán ya otras, distintas y mucho más luminosas conspiraciones que podemos empezar a construir en comunidad, porque al final, para ponernos globales y universales, ya nos dijo Antonio Machado que “todo lo que sabemos lo sabemos entre todos…”. Al final todos somos más parecidos de lo que pensamos, como dijo Roque Dalton, para ponerme local, que es lo más global que tenemos: “yo como tú amo el amor, la vida, el dulce encanto de las cosas, el paisaje celeste de los días de enero. También mi sangre bulle y río por los ojos que han conocido el brote de las lágrimas…” Gracias. Citas: Bauman, Z. (2001). La globalización, consecuencias humanas. México D.F: Fondo de Cultura Económica. Martel, F. (2011). Cultura mainstream. Cómo nacen los fenómenos de masas. Madrid: Taurus.

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Los medios de comunicación y la globalización: la bastardización de las estéticas y la liberación de los entretenimientos Omar Rincón (Colombia) Ensayista, periodista, crítico de televisión y autor audiovisual. Investigador y profesor de Comunicación y Periodismo de la Universidad de los Andes.

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ieron a Amparo, una profesora que sabe leer bien, argumentar bien, a me toca la parte “light”, ella es la profunda y yo soy el “light”. Lo primero que quiero decir, así radicalmente rápido, es que felicito al FMLN que se ha metido con el tema de la cultura, a mí me parece que eso es fundamental, el tema de la cultura es absolutamente prioritario y resulta que el tema la cultura se ha de-

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jado en la política como abandonado. Ahí que lo hagan los artistas que son todos creativos, que lo haga la gente que son cineastas. Me parece que esto es un asunto súper importante de la política, me parece que lo que ha hecho el FMLN es interesante, lo ha asumido como asunto de la política, lo ha asumido como movimiento que busca reivindicar que la cultura, la dignidad de los pueblos que es lo que nos permite sobrevivir en todo lo que nos ha pasado, y también pensarlo como política cultural, me parece que es fundamental y de verdad me agrada que la cultura deje de ser marginal y entre a la agenda de la construcción de una nueva sociedad, de un nuevo país, de una nueva manera de entender la sociedad. Los felicito por eso y creo que desde ahí me voy a ubicar para poder hablar de lo que tengo que hablar. El tema es la globalización y medios de comunicación. Lo primero que tengo que decir es realmente que la juntura está muy afortunada, cuando se habla de globalización, lo presentó Amparo, se está hablando de globalización de la cultura, lo que se globaliza más es la cultura. Hoy somos todos, lo dice Martel también, somos todos hijos de dos culturas, la cultura global que es hecha en Estados Unidos, y la cultura local que es lo que nos pertenece. Somos ciudadanos de dos culturas, somos hijos de dos culturas y no podemos hacer mucho para cambiar eso, porque es lo que nos tocó en esencia. Voy a contar dos anécdotas para mirar lo que quiero decir del primer argumento. El primer argumento es que podemos vivir globalizados, tranquilo, súper bien, podemos vivir con Brad Pitt, con Angelina Jolie, bailando como Shakira, pero para tener sentido tenemos que habitar lo local. Sin lo local, la globalización no tiene ningún sentido. Es más, la globalización tiene sentido siempre desde donde yo esté. El centro de la globalización está donde cada uno está, en su esquina, en su casa, donde cada uno se localiza. 136


Hoy pasó un hecho para los colombianos muy importante, James Rodríguez fue vendido al Real Madrid. Para los colombianos eso es de primera página: “ya llegamos al Real Madrid”. Si el jugador que llegara el Real Madrid fuera otro, a nosotros nos importaría absolutamente nada, ahí la localidad es la que da sentido para eso. Otra anécdota que me acuerdo mucho. Hay dos mafias en el mundo, culturales, divinas, las amamos, una es la iglesia, la otra es la FIFA. Están por encima de los Estados esas dos mafias mundiales, no aceptan la intromisión de lo local, pero son culturales, y una de ellas tiene ahora un Papa que es un comunicador globalizado excelente. El Papa Francisco recibe una iglesia que era pedófila y ladrona, y la convirtió a la semana en pobre y alegre. Es una maravilla de transformación de sentidos culturales. Pues una vez estaba el Papa Francisco allá en el Vaticano diciendo alguna cosa de esas que dice, muy importantes. Él tiene una silla, simbólicamente la silla es muy importante, y un niño fue y se sentó en la silla, y todo el mundo: “¿qué irá a decir el Papa? Lo va a bajar de la silla. Le va hablar de la silla”. Pero como este es un comunicador se sentó al lado, le habló, lo consintió. La noticia en Colombia fue: el niño es colombiano. No importaba absolutamente nada, tenemos que buscar lo local para eso, pero nadie se preguntó que el niño había sido adoptado, había sido expulsado de nuestro territorio, y esto no le importó a nadie porque el niño era colombiano. Ahora, en este punto de que lo local es lo que le da sentido a lo global. Hay una cosa de los salvadoreños que no entiendo, y es el clásico Real Madrid – Barcelona. Estamos hablando de un espectáculo globalizado, está bien, pero que la fiesta máxima del fútbol, de la celebración salvadoreña sea ver un partido de fútbol entre el Real y el Barça, ¿dónde está lo local? Ahí me perdí. Que 137


eso abarque primera página de los periódicos, primer lugar de la televisión, me parece que ahí hay un problema complicado de qué reivindicamos como local para hablar de globalización. ¿Desde dónde le hablamos de lo local al globalizador? Y está muy bien, yo soy hincha del Real Madrid, me encanta, debería no gustarme, debería preferir al Barcelona, pero bueno, me gusta el Real Madrid, pero digo, es un fenómeno que pasa en toda Centroamérica, no pasa solo aquí, pasa en Costa Rica, pasa en Nicaragua, que cuando juega el Real y Barça se vuelve un concepto local. Puede ser que la pregunta sea que tenemos muchos migrantes, o puede ser que la pregunta esté por otro lado. Dicha esta introducción, arranco con un primer punto. Si asumo como argumento general que es lo local lo que da sentido a la globalización, la pregunta es, ¿De qué está hecho lo local? Lo local está hecho de historias, de relatos. Esa es la gran diferencia. Lo globalizado está vendido más como conceptos, mientras lo local está vendido más como historias que convierten experiencias en relatos, y ahí es donde está la fuerza de lo que tenemos que contar, y ahí es donde está la fuerza de la cultura, y ahí es donde está la fuerza de la comunicación. La tercera conspiración de Amparo invitaba a narrarnos desde lo que somos, y ahí es donde comenzamos a ser importantes nosotros de lo que queramos ser. Ahí es que construimos el relato de lo nuestro frente a los relatos globalizados. Me acuerdo de una historia que hizo Paul Auster en Estados Unidos. Paul Auster es un escritor más o menos bueno, aunque no le gusta a Vargas Llosa. A ese muchacho en la radio pública de Estados Unidos lo invitaron a leer un cuento, y lo leyó tan bien que le dijeron: “oiga, don Paul, ¿por qué no tiene un programita una vez al mes para leer un cuento de usted”. Les dijo que iba leer un cuento cada mes, y llegó donde su mujer, y le dijo que le 138


propusieron leer un cuento cada mes por radio pública, y la mujer le dijo, “¿pero cómo se va a comprometer? Tiene que escribir un cuento cada mes, eso es terrible, no haga eso”, y le dijo, “entonces, ¿qué hago?, ya dije que sí”. “Haga una cosa mejor, diga que va a invitar a todos los oyentes de la radio pública a que le manden un cuento de máximo 30 o 40 líneas. Usted lo lee y convierte a todo Estados Unidos en corresponsal de la radio pública con cuentos”. A partir de esa idea él construyó el Museo de las Historia Orales de Estados Unidos. Recibió cuatro mil historias y las comenzó a leer durante un año, una por una, y después escogió 100 y las publicó en un libro. Convirtió el relato local en el lugar de enunciación pública a través de su figura cultural, legitimó lo local para narrar lo global Dicho esto, que era como la entrada para poder funcionar, paso a afirmar lo que quiero contar. Me quiero concentrar en una cosa que es, ¿dónde se articula lo global con lo local? ya dije que en las historias, y dije que las historias tienen que ver con experiencias y ahí quiero reivindicar para este concepto del que estamos hablando, de medios de comunicación y de cultura, lo que me parece a mí que es lo más problemático hoy, en la sociedad contemporánea del siglo XXI, y es lo popular. Yo creo que donde se encuentran estas cosas es en lo popular, pero, ¿qué es lo popular? Es lo más reivindicado en el mundo entero. En una definición de Pablo Alabarces, argentino, vea lo que dice que es popular: la música y el baile, la sexualidad, la cotidianidad, la espacialidad, el trabajo, la fiesta, la ceremonia, la religiosidad, la creencia, la política, la creatividad, la magia, el conservadurismo, el mundo urbano, el rural, la violencia, la migración, la cultura de masas. O sea, todo. Pero todos hablamos de lo popular, ¿de qué estamos hablando? Bajtín ya nos enseñó una cosa divina, nos dijo que lo 139


popular es un segundo mundo, una segunda vida, una segunda experiencia para la gente del común, porque la primera experiencia es sobrevivir. Lo popular es donde podemos imaginar, desde ahí podemos empezar a mirarlo. ¿Y por qué elaboró lo popular aquí? Cuando comenzó Wilfrido, cuando habla Ramonet, todos hablan de que los medios masivos y la cultura global explotan como mercancía lo popular y la información, y es cierto, pero por lo menos ellos se toman en serio lo popular, por eso tienen éxito. Ellos recuperan lo popular para hacer negocio, pero la gente que nos creemos inteligente, ni siquiera recuperamos lo popular para comunicar. Nosotros lo negamos, decimos “necesitamos educar al popular”, necesitamos educarlo porque no sabemos de qué está hecho. El primer llamado que quiero hacerles es, si queremos transformar desde la cultura y la comunicación, la manera de hacer política, de hacer identidad y de hacer sociedad, tenemos que recuperar lo popular en toda su magnitud, para desde ahí construir nuevos discursos y poder ser los que queremos ser. ¿Cómo podemos hacer eso?, y aquí viene mi aporte del día de hoy, lo popular no nos gusta porque es bastardo. Las culturas bastardas no nos gustan porque tienen muchas cosas, están hechas de muchas cosas y no nos gustan, y terminan sabiéndonos como feo, aunque nos parezcan ricas. Es como una pupusa, entre más popular, más rica, pero uno queda untado en toda la mano, se le unta aquí, se le unta por lados, es deliciosa, pero nos da pena porque es comer con la mano. Nos encantaría tener pupusa “light”, pupusa gourmet. No sabría a nada, la pupusa buena es la que hace la mamá de uno, que es la que mejor hace las pupusas. Si queremos asumir el popular bastardo como cultura inspiradora, tenemos que entender que el popular está hecho de muchas cosas, y es lo que voy a intentar hacer porque es en lo que yo más creo.

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El gobierno de Chávez menciona lo popular, el gobierno argentino menciona lo popular, todo el mundo habla de lo popular y de qué es eso. Pregunté en Argentina por el curso de comunicación popular, le pregunté a un formador en comunicación popular qué era la comunicación popular y me dijo: comunicación popular es todo lo que no pasa por los medios masivos. Error, hoy los medios masivos hacen parte de la cultura popular, hace parte de eso. Entonces, mi teoría bastarda, les voy a hablar de las ocho formas de lo popular. Ocho formas de lo popular para ver de dónde somos hijos y como nos construimos desde esa bastardía para poder imaginar lo que queremos imaginarnos aquí que son las nuevas conspiraciones que queremos construir. Los ocho populares son las siguientes para poder decirlo muy rápidamente. Popular número uno, el popular auténtico es del pueblo, el del gusto del pueblo, el que está hecho de costumbres, de rituales, de formas de ser, el que habitamos en el día a día, en el que todos somos de América Latina, un continente que viene de lo popular y que como toda telenovela, aspira a subir. Ese popular auténtico nos gusta de vez en cuando, pero en general nos molesta. Ese popular sirve para hacer política, pero generalmente cuando hacemos televisión o medios, nos toca educarlo no nos gusta como tal, pero es un popular que existe, popular folklórico auténtico del gusto. Existe el popular académico, el bonito, que es el popular poscolonialista, el subalterno, el dominado, el excluido, el colonizado, el popular nombra a esa manera de lo no visible, lo no decible, lo no enunciable, y en la facultad de estudios culturales y poscoloniales se la pasan hablando del popular excluido, y hablan profundamente de él, pero, pregunten en el pueblo, qué popular se siente excluido, no enunciado, no decible, no subalterno. ¿Dónde?

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Es muy bonito ser rebelde en el aula de clase hablando “es que yo soy muy fuerte porque defiendo al no decible”, pero el no decible quiere decirse, póngale una cámara de televisión a ver si no quiere decirse ahí. Es la categoría académica, que está bien, todo bien, pero no podemos quedarnos en eso, porque eso nos impide construir nada porque todo el tiempo seríamos colonialistas. Todo lo que hagamos sería colonialista de alguna forma es problemático solamente asumir ese popular. Está el popular de los diferentes, que llamamos el popular “los otros”, esos otros es el modo de intervenir lo festivo, lo indígena, lo afro, las nuevas sexualidades, las nuevas medioambientalidades, todo eso tipo del otro popular también hace parte de eso, y también eso nos parece bueno, está bonito. Lo indígena es todo divino, todo perfecto, todo maravilloso, ellos no son machistas, ellos no se emborrachan, cuando se emborrachan están en ritual mágico, es un respeto por el otro, ¿desde cuándo acá no se emborrachan y son machistas también? En cambio los afros no piensan, los afros para ser cultural tienen que bailar, o sexuar, ¿de dónde estamos construyendo ese popular diferente? Otro popular, es el popular politizado, el que conocemos de todos los populismos; “porque mi pueblo es grande, porque el pueblo me inspira para construir esta utopía, porque qué sabe el Fondo Monetario Internacional que no sepa mi pueblo”. El pueblo es brillante. Y si es peor, en la fórmula de Ortega es perfecto, la fórmula de Ortega es “el pueblo es Dios. Dios es la democracia, yo soy el pueblo”. Esa vaina es complicada, pero también es bueno, ¿cuál es el gran valor de ese populismo? Que metió al pueblo en el poder, eso es una maravilla, por primera vez el pueblo subió y juega al poder, y juega como juega.

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En Nicaragua es espectacular, la revolución era socialista y ahora ya va una revolución casi evangélica, cristiana, solidaria y socialista. El socialismo está saliendo por allá, es fucsia, ya no es roja, es “hippie”, ya no es profunda. Pero está bien, es la mezcla del nuevo popular, está retomando toda la bastardía, eso es bastardo, evangélico, hippie, socialista y sandinista, esa vaina es absolutamente maravillosa como construcción del populismo. Está el popular artístico, el todo “play”, el todo elegante, el que retoma la virgen de Guadalupe para reinventar en una deconstrucción de un subalterno distinto en una versión de lo indígena reconstruida como una metáfora sobre el poscoloniaslista que nos habita. Ponen, en lugar de la virgen ardiendo en llamas, la cara de Madonna, intervenida por Frida Kahlo, y huy, qué obra, Dios mío. Lo que tiene en el bus, que tiene una virgen María que prende y apaga las luces, en la casa del pobre es mal gusto, en la casa del rico es “qué detalle”. El popular artístico también existe. Existe un sexto popular que es el que odio, los otros cinco populares los quiero, pero el sexto lo odio. Lo llamo el porno popular, o la pornografía popular, que es el personaje ilustrado que se exhibe mostrando lo bizarro, lo “freak” de lo popular. Es el que se va con la cámara a tomar fotos a las maras, a los tatuajes para decir “cómo soy de rebelde, fui a las maras y tome estas fotos”, hago el bizarro centroamericano, hago el bizarro de acá. El séptimo popular estamos hablando de globalización y comunicación, y estos dos son los que importan. El primero, que ya mencionó muy bien Amparo, es el popular digital. Tenemos que volver a pensar, hoy hay un nuevo popular, el que pasa por las redes sociales, hay ahí una construcción de lo popular distinta a todo, pero no entendemos.

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Es un universo que pasa por los memes, que pasa por los tuiters, que pasa por el YouTube, que nosotros entendemos. Uno de adulto ve: hola, soy Germán, y cómo pueden ver a ese tipo 20 millones de persona, no puede ser, pero ahí están pasando unas cosas que son otra manera de construcción el sentido de narrar y este tipo de cosas, y tenemos que comenzar a asumirlo en serio, porque ese popular nos está llamando a ser distintos, pero es importante. Como dicen los teóricos de las nuevas tecnologías, que también detesto un poco, no es porque sean interactivos, hiperactivos, fluidos navegantes, no, en el fondo todos hacemos lo mismo: reír en las redes, chismosear en las redes, pero es un nuevo popular que se construye universalmente para eso. Y por último, llego al popular mediático, que es el que nos molesta a todos. El mediático sí es importante porque como diría nuestro amigo Martel, es el popular “mainstream”, es el que habla de entretenimiento y espectáculos. El que piensa que el entretenimiento no es pecado, el que defiende que en la vida hay que divertirse, porque la vida también es de diversión y emocionalidades, el que dice que también hay cultura en los matrimonios, el que dice que también hay cultura en la vida social, el que dice que la comida es la materia cultural más importante del momento, porque la comida es donde se piensa la sociedad del mundo contemporáneo, que lo que no hacía el arte lo está haciendo la comida hoy, sea el lugar donde estamos transformando la sociedad es desde la comida, por eso la comida se volvió muy importante en el mundo de las páginas culturales de los periódicos. Hoy hay más crítica de cocina que crítica de arte en los periódicos, y por eso el crítico cultural hoy no es un “gatekeeper”, que decide que esto es bueno o malo, sino que es un “test

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maker”, que degusta cultura. Vi esta película y sabía como rico, tenía una moda como interesante, un “test maker”, es el crítico cultural en el mundo actual. Dicho esto, no me voy a demorar en seguir hablando de estos mucho más tiempo. De estos ocho padres con una sola madre sale la bastardía cultural. Tenemos ocho padres, y una sola madre y la madre es salvadoreña, o nicaragüense, o colombiana, es localizada. Los padres pueden ser, como en toda telenovela, unos perversos idiotas por el mundo, pero las madres son una sola y la cultura que nosotros practicamos es desde ahí. Aquí viene mi propuesta, ¿cómo hacemos con estos ocho padres para reinventar eso? y entonces van a ser tres propuestas y cuatro finales y termino. La primera propuesta es que de esto tenemos que poder hacer como la cocina. ¿Cuál es el plato típico de aquí que lleva mezclado todo junto? En el Caribe es el sancocho, el sancocho que es todo lo que hay en la nevera. El plato típico de Brasil es la moqueca, se mezcla todo lo que sobraba de la mesa de los patrones. El plato típico de Argentina es el puchero, se mezcla todo lo que estaba por ahí. Cojamos todo esto, pero por favor quitémonos el cura que llevamos dentro, y no signemos que esta cultura es buena y esta cultura es mala, mezclemos y en esa mezcla seamos capaces de construir desde allí relatos que interpelen a todo, todo junto revuelto y sabroso. Simultaneidad de catarsis, simultaneidad de sometimiento, pero también simultaneidad de resistencia y reinvenciones. Seamos capaces de mezclar, ese es nuestro gran valor, la gente no es pura una cultura o la otra, somos hijos de las ocho culturas, y las ocho culturas populares nos mezclan para producir algo y por eso es el éxito de la industria cultural, aprendamos un poco de ellos.

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La segunda regla que propongo es la ciudadanía “celebrities”, ¿qué significa eso? Lo popular nos invita a que convirtamos a cada ciudadano en una estrella de los medios públicos. ¿De dónde a acá nosotros nos abrogamos el derecho de llenar las pantallas de los medios públicos cuando decimos que este es el gobierno de la gente? Metamos a la gente a las pantallas. El papel fundamental de la comunicación es celebrar el ego, es lo más importante que pasa en televisión, el que salen en televisión se siente muy importante, celebremos el ego a la gente, aumentemos la autoestima, convirtamos a los ciudadanos en las “celebrities” televisivas. Esto se logra hablando desde donde la gente es competente, no ir donde el pueblo y decirle: señora que hace pupusa, ¿qué piensa de la democracia? Ella piensa muy poco de la democracia, pero si en cambio se le pide que cuente una historia de una pupusa democrática, y de pronto la cuenta, entonces es donde la gente es útil. Si a mí me preguntan algo en economía, yo soy un bruto, pero si me preguntan de dónde sé, parezco inteligente, o puedo parecer. Entonces, el tema es que la gente le pregunten de donde quiere ser estrella, ¿usted cómo quiere ser estrella en su vida? Quiero cantar. Pues cante. Yo quiero contar la historia de mi hija de quince años. Cuéntela. Yo quiero mostrar la foto de mi nieta. Muéstrela. Cuenten historias de donde usted es grande y convirtamos a los ciudadanos en la revolución de los “celebrities” celebremos el ego, que para lo otro hay una cantidad de cosas para poder trabajar. Y tercero, obviamente no negar que somos habitantes de todas las culturas, no solamente de la popular, también las cultas. ¿Por qué las cultas son importantes? Porque son una minoría hoy, la cultura culta de la élite cada vez es la más minoritaria de la artes. Pero las culturas mediáticas también existen y no son pecaminosas, y también existen las culturas de conexión de in146


ternet, y también las culturas progresivas de derechos humanos y sensibilidades. Mezclemos todo y así podemos llegar a mirar lo que tenemos que hacer. Simplemente voy a terminar con todo lo que ya les he dicho, pero con una idea súper simple, citando a lo que citamos todos los colombianos, a Gabriel García Márquez. A Gabriel García Márquez le decían, ¿por qué usted es exitoso? Y él decía, soy exitoso porque toda mi formación es a base de la cultura popular, lo que a mí realmente me ha sustentado, me conmueve, y me motiva, es la cultura popular. Es cuestión no de estudiarla, sino de vivirla. Yo siempre estoy dándome cuenta de cómo van las cosas por ahí en la cultura popular. No las estudio, las vivencio. Los invito a vivir la cultura popular.

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Participaciones y preguntas del público Participación 1: A propósito de estar citando a la FIFA, al mundial de fútbol que acabamos de vivir, salió una noticia en la cual el jugador James Rodríguez, junto con Cuadrado y los demás jugadores de la selección Colombia, cuando hacían un gol hacían un baile, entonces, por este baile la FIFA se pronunció en que estaban estudiando la posibilidad de prohibirlo, yendo con la doble moral que llamaba a lo erótico, cosa que sabemos que cuando la FIFA se trata de vender marcas no le importa tomar en cuenta eso. Entonces, en Colombia no sé si se vivió o hubo alguna molestia con respecto a esto de que la FIFA quiso prohibir algo local, y que la intención, me imagino, de los jugadores colombianos también era dar conocer lo que se produce en Colombia. Participación 2: Gracias a los ponentes por designorarme de muchos conceptos sobre lo que es la globalización, lo popular, es un descubrimiento para mí en este momento. Muchas gracias a los expositores. Realmente en nuestro país es urgente darle el rumbo como lo expone Amparo, como lo expone Omar, al uso de lo popular de la forma conveniente, porque lamentablemente el

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sistema en nuestro país nos tiene con una conciencia completamente dominada, y muchos estamos queriendo salir de esa etapa y estamos en ese proceso. Por eso me encuentro acá. Pero, ¿de qué manera pudiéramos nosotros llegar a nuestros pueblos y tratar de contrarrestar un tanto la difusión mediática que realizan constantemente los medios de una manera destructiva, explotadora, hacia nuestro pueblo? Participación 3: Omar, siempre me hago una pregunta en términos comunicativos, muchas veces se bombardea, y disculpen el concepto, basura en términos de comunicación, de programas caseros, es decir, programas que se fabrican, que se hacen en el momento. La pregunta es, y tenemos unos medios que tienen que vender, por lo tanto, para sobrevivir tienen que llevar a la población lo que esta quiere escuchar o quiere ver. Ahora bien, ¿cómo ir saliendo de este sistema sin que puedan las radios o la televisión dejar de subsistir, pero aplicando un periodismo ético? Participación 4: Una pregunta a la compañera Amparo, sobre los resultados que trae sobre mundial. Hace unos días vi un programa de televisión donde estaba Dagoberto Rodríguez1 y otros diputados, eran cuatro, hablando sobre eso antes de que se realizara el mundial. Hablaron del mundial anterior, a usted quizás se le olvidó traer los datos, o no los ha tomado en cuenta cuánto se llevó la FIFA por ese mundial, y cuánto cobró por los derechos de transmisión y por los anuncios, porque en esa ocasión los cuatro diputados que estaban ahí, estaban dialogando sobre los beneficios y las pérdidas que obtienen los países que son eliminados y que son sometidos a unos grandes gastos, y que después del mundial quedan con los estadios perdidos. 1 N. del E. Es de suponer que la persona que participa se refiere a Dagoberto Gutiérrez, analista político e invitado frecuente a los programas televisivos de entrevistas y opinión.

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Participación 5: Nos hablaste de nuestros ocho padres sobre lo popular, y tengo una pregunta en concreto sobre los medios masivos que retoman básicamente lo popular, lo retoman como una porno miseria, que es un concepto que también he advertido en algunas entrevistas, y la pregunta en concreto es, ¿cómo romper con esa solemnidad, con esa porno miseria que hacen los medios masivos y cómo desde lo local podemos hacer esa transformación, y como además podemos reconocer esas minorías tanto lingüísticas, esas minorías raciales, esas minorías en diversidad?

Respuestas Omar Rincón: Lo de la FIFA y el baile de los colombianos, es verdad que la FIFA quiso prohibirlo, pero no fue porque fuera erótico, sino porque le iban a cobrar derechos de autor por la canción que bailaban. Para que vea usted el problema de la globalización y el mercantilismo. Les iban a cobrar a la FIFA porque no tienen los derechos de esa canción. ¿Qué pasó con esa canción? Voy a contar dos anécdotas sobre eso. Pueden buscar en YouTube “franceses tratan de bailar a lo colombiano”. La selección francesa cuando metió un gol intentaron bailar igual que los colombianos, les salió fatal. Ahí sí recuperó una frase que es de lo popular y es de la América Latina: pobre es el que no sabe bailar. Desde ahí hay una riqueza cultural que quien baila es un rico. El que no sabe bailar pasa toda la noche sentado viendo la riqueza que expresan todos los demás en cuerpo, sensualidad, baile. Entonces tienen un poco de razón. Sobre el uso de lo popular por la dictadura mediática, tiene toda la razón, y te lo pongo más concreto, que creo era un poquito lo que tú estabas diciendo, en doble sentido. Uno de los criterios de lo popular es que en muchos casos, lo popular es premoderno, está basado en valores como familia, 150


tradición, propiedad, religión. Básicamente, la política de ARENA es basada en miedos porque conoce lo popular. Nosotros intentamos llevarlos a reflexionar desde argumentos que sabemos que tenemos la razón, pero esta gente te responde con los miedos y casi nos gana las elecciones, porque conocen de que esta hecho popular. Y la pregunta tuya es cómo hacemos para revertir eso, creo que la única forma no por favor, no educando, es lo que todo el mundo quiere hacer, eduquemos al pueblo, no por favor, no más. Todo consiste en cambiar el concepto de quien tiene la cámara, démosle la cámara al pueblo, que el tiempo que gasta viendo televisión, lo gaste haciendo televisión, que el tiempo que gasta consumiendo medios, lo gaste haciendo medios, es la única forma. Es lo que le molesta a Vargas Llosa, que ahora dice que nadie lee, no es que nadie lee, es que todos escribimos, es que cambió el lugar de enunciación. Eso es lo que está cambiando, eso es lo que tenemos que revolucionar. Tercero, televisión basura, de acuerdo, hay mucha televisión basura, pero la pregunta que uno debe hacerse como analista no es la pregunta del cura moral: pecado… basura. Pregúntese porqué a la gente le produce placer eso y si usted descubre porqué a la gente le produce placer, trate de producir los mismos placeres, para que la gente vaya a mis placeres y no a los del otro, pero no podemos negándole sus placeres, permitiendo que no vea basura y entonces: “bienvenidos a su programa democracia al día. El día de hoy aprenderemos…” Si le gusta el sexo vea lo que hace la serie Roma, la serie no es sobre Roma, es sobre sexo gringo a la romana, a través de eso meten a Julio César, meten a los otros manes. La cosa siempre es dejar el moralismo y comprender porqué pasa lo que pasa, es la pregunta que tenemos que llegar a hacernos nosotros.

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Lo de la mafia FIFA, sí, tiene toda la razón, pero qué nos importa si el fútbol es tan divino. No importa que sea de mafiosos, pero la matriz cultural del fútbol es tan fuerte que mire todo el mundo durante un mes se leyó, leyó su realidad a través de fútbol. Colombia, por el caso nuestro, denigramos contra una pobre holandesa mamacita divina que le dio por hacer un meme donde Falcao y James Rodríguez consumía droga en el campo de fútbol. En Colombia todos los medios: “porquería”, “¿por qué nos tratan así?”, “nosotros queremos la buena imagen, nuestra selección baila, juega”. Perdemos contra Brasil y echamos la culpa al árbitro, malos perdedores, echamos la culpa al árbitro y los memes en Colombia salía Pablo Escobar: “¿a quién hay que matar?”. Y después decimos “¿por qué quieren vernos como coca?”. ¿Qué exportamos? “Sin tetas no hay paraíso”, “El patrón del mal”. “El cartel de los sapos, “La muñeca de la mafia”, ¿entonces qué somos?, a ver, pongámonos de acuerdo. De alguna forma tenemos que buscar que el fútbol, como la telenovela, son productos culturales que nos permite leer culturas. Yo por ejemplo no entiendo esto de que ustedes iban por Costa Rica, yo lo que quiero es que pierdan rápido, todos. Por último, la pregunta del compañero de la comunidad indígena que habló en ese idioma, me parece súper espectacular que haya hecho esto, porque llevó a que yo reconozca que hay otras culturas que tienen otros sujetos y que tienen otras dignidades. ¿Cómo hacer para lo que usted dice? Me parece que hay dos respuestas concretas. Yo creo que la porno miseria existe eternamente y no hay forma de acabarla directamente. Si salimos de aquí y hay un accidente de tránsito, todo mundo quiere pararse a ver qué pasó con el sujeto que está ahí. Pero lo que tenemos que hacer es comenzar a contarla desde nuestros

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códigos, yo creo que los indígenas han dado pruebas fehacientes espectaculares en América Latina. Hay una comunidad en el Cauca, Colombia, ellos dicen que lo que necesitan para ganar la batalla política es un palo, que van por el mundo con un palo y un celular con cámara. Yo le digo, pero muestren los vídeos, hacen unos videos horribles y les digo que los hagan más bonitos, y dicen: “no los hacemos porque este video no es estético, es parte de la lucha política”. Ahí es donde comienza a cambiar el discurso, convertir una cámara, un celular, en parte del proyecto político de la comunidad, y eso es lo que nos ha enseñado la sociedad. El día que lleguemos a una comunidad y les digamos que la emisora comunitaria la pueden hacer entre todos, esa persona va a romper contra el sensacionalismo, va a romper contra eso. Y por último lo que tú dices, ¿cómo hacemos para reinventar las minorías? Opino que las minorías tienen un problema complicado, lo digo con cariño con el mundo indígena, y es que no quieren negociar con nosotros, y nosotros también somos un “otro”. De alguna forma no pueden seguir insistiendo en que tenemos que reconocerlos solo como ellos son, sino que si quieren hablar con nosotros también tienen que entrar en nuestra estética, es que no es que la estética nuestra es mala y la de los otros es buena. Los otros tienen que negociar con nosotros. Si sigo insistiendo en solamente ser yo y mi identidad pues no me voy a negociar, es lo que está pasando con las músicas que están desapareciendo, las que no negocian desaparecen, las que negocian se transforman y se convierten en otra cosa, lo importante es que está ahí. Usaste una palabra que me parece clave, lo que lo popular invita es a acabar con la solemnidad, somos demasiados solemnes 153


para todo, la vida cotidiana, la vida popular, exactamente su virtud es que no es solemne. La vida popular exactamente es el rompimiento con la solemnidad. La solemnidad es pecado, la solemnidad nos mata porque nos tomamos demasiado en serio y la comunicación parte de no tomarse demasiado en serio. Termino con una cosa, cuando hablo de ciudadanía “celebrities”, hablo de que todos tengamos derecho a la pantalla. ¿Qué paso en el mundial de fútbol cuando alguien salía en televisión? Hay placeres elementales, como salir en televisión. Amparo Marroquín: Solamente voy a señalar algunos ejemplos que me parece que pueden anclar esto de lo que estábamos hablando. A mí me parece que tenemos mucho que aprender de la manera como narra la publicidad argentina, que normalmente retoma mucho el humor. A veces en algunas campañas acá lo hemos aprendido. Creo que muchos recordamos el momento en que aparece aquella valla que decía: “vota con sabiduría, no votes por el policía” y que le daba vuelta al asunto, pero con humor, creo que ese elemento del humor como un elemento de lo popular que nosotros podemos aprender, es una estrategia clave y que nos devuelve a esto que estamos tratando de aprender y que podemos situar. Otro tema que podemos aprender es que se puede trabajar desde este tipo de formatos temas como la memoria, que son temas muy dolorosos. Estoy pensando por ejemplo en una telenovela como “Montecristo”, que toma su nombre de El Conde de Montecristo, pero lo que hace es situar el tema de los desaparecidos durante la dictadura argentina, y que fue una de las telenovelas con mayor rating en Argentina.

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Aquí nos falta todavía contar una telenovela, no sé voy a decir una burrada: él era del batallón Atlacatl, ella era de las FPL, y se amaban. Y así vamos contando procesos históricos que permitan a las nuevas generaciones aprender muchas cosas que no sabían, entender qué fue lo que se vivió, y de dónde venimos, y contarlo desde estos formatos que no estamos explotando y que podríamos explotar como lo han hecho en otros países. Y finalmente, pensaba en una estrategia muy simple, que cuando uno va a Bogotá lo mira, yo lo vi en Felafacs (Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social), en Bogotá tienen pequeñas cabinas, es un programa de televisión que dura media hora, donde cada 30 segundos habla alguien y las cabinas, que están en toda la ciudad, usted se mete a la cabina y lo van a grabar durante 30 segundos y lo van a transmitir. Entonces, viene alguien y lee la carta para el novio, o viene otro y dice “yo quiere llamar al pueblo porque está pasando esto y organicémonos”, viene otro y enseña una foto del abuelito. Este elemento del reconocimiento por el que Omar estaba insistiendo, yo creo que no es tan complicado, hay maneras muy simples de darle la vuelta al asunto y de situarlo.

Segunda ronda de participaciones y preguntas Participación 6: Antes que nada disculparme, vine un poco tarde y no escuché si hubo alguna plática acerca de los medios masivos en cuanto a la organización de los jóvenes. Con eso me refiero con referente a lo que pasó Egipto, donde el Twitter fue como una parte esencial de ese movimiento social que lo llevó al derrocamiento del gobierno de ese entonces. No sé si ustedes me pueden decir cómo se pueden usar los medios masivos para or-

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ganizar a los jóvenes de hoy en día, que como dice el compañero Omar, escriben más de lo que leen.

Respuestas Omar Rincón: Les voy a decir una cosita y nada más. Yo creo que la clave del éxito son dos o tres cosas, en el caso de los movimientos sociales por internet y por redes sociales. Uno, reconocer que los jóvenes tienen un capital cultural muy grande, pero es un capital cultural pobre. No les pidamos a los jóvenes que salgan con un discurso de izquierda profundo, o de derecha. Ellos son expertos en Michael Jackson, en Madonna, en Brad Pitt, y desde ahí es que intervienen el mundo, y eso no tiene nada de malo es su cultura. Cuando los jóvenes chilenos se manifiestan frente a La Moneda por la ley de educación, lo que hacen es bailar a Michael Jackson como una forma de protesta. Lo que hay que reivindicar es el capital pop de cultura que tienen los jóvenes. Lo segundo es que sí, en todos los ejemplos que existen tiene que venir un doble componente, toca desde las redes hacerlo tan bien, tan provocativamente, tan humorísticamente y tan pasionalmente que obligue a los medios masivos a retomarlo, porque si los medios masivos no retoman el impacto se baja. Hay dos formas para hacer que las redes funcionen, o con activismo de calle, dejando el computador en la casa e irse a la calle, a tuitear desde la calle conjuntamente; o provocando mensajes que generen que los medios masivos los retomen. Eso es clave en la mirada de los políticos como tal.

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Amparo Marroquín: Creo que es eso, el tema es que la protesta social lo que consigue es iniciar un proceso, como prender la mecha, y lo que se tiene que conseguir es el después, la calle o el medio de comunicación masivo que se ve obligado a cubrir esto, que era un poco lo que decíamos, y que lo que muchas veces está pasando, y eso molesta mucho al medio, pero no tiene más remedio que cubrir eso, que ponerlo en agenda, que discutirlo. A veces funciona muy bien, funciona bastante bien como sucedió en “la primavera árabe”, pero a veces se diluye, que es la discusión que teníamos hace unos días con Omar, con el 132, hasta dónde realmente, justamente al ser cooptado políticamente, perdió esa expresividad y esa espontaneidad, que estará muy dirigida hacia Televisa, al ser asumida desde un discurso político mucho más tradicional y mucho más moderno, pierde esa parte de la fuerza y termina como diluido. ¿Dónde está el 132 ahora, y cuál es la agenda del 132 que estuvo muy clara en su momento y que ahora está mucho más diluida?

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PANEL 4 Una nueva cultura política emancipatoria Cultura, medios de comunicación

y poder político

Martes 29 de julio de 2014 Auditorio de Derecho “Herbert Anaya Sanabria”, Universidad de El Salvador Martes 16 de julio de 2013 Auditorio 4, Facultad de Ciencias y Humanidades, Universidad de El Salvador.



La cultura, la manipulación y los medios de comunicación de las deudas históricas y los nuevos retos Francisco Valencia (El Salvador) Periodista. Maestro en Comunicación Social por la Universidad Autónoma de Barcelona, España. Director del periódico “Diario Co Latino”.

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l título de mi ponencia es la cultura, la manipulación y los medios de comunicación de las deudas históricas y los nuevos retos. Ni el título ni el contenido de esta ponencia recogen elementos nuevos que abonen o amplíen académicamente hablando conceptos como cultura, manipulación y medios de comunicación que puedan provocar el interés de los y las asistentes, o de quienes puedan leer estas líneas, pues no es ese el propósito. Más bien, en la falta de esas novedades o ausencia de esas nuevas categorías de análisis estriba el interés de este abordaje, y no porque no haya nuevas categorías teóricas para profundizar 161


en la esencia de dichos conceptos, sino porque sencillamente no hemos superado las preocupaciones teóricas y prácticas de antaño, lo que el titular recoge como las deudas históricas, que es lo que me propongo demostrar, y con lo que espero además provocar un debate con la seriedad de antaño y las necesidades del presente justos para llegar a una conclusión general que bien podría ser una propuesta. ¿Por qué afirmo que no hemos superado esas preocupaciones teóricas, técnicas y prácticas de antaño? Sencillo, porque la cultura y la comunicación son parte de conglomerados sociales y por lo tanto no pueden desligarse del interés de todo tipo, por ejemplo, los políticos, ideológicos, económicos, es decir, no pueden separarse de los intereses de clase, y eso parece que lo hemos olvidado en la actualidad. Y hasta hoy han sido los representantes de una clase, los que Antonio Gramsci denominaba la clase hegemónica, o el bloque hegemónico, que es la que ha dominado y sigue dominando, no solo en los medios de producción, sino en un vasto aparato ideológico del que forman parte, principalmente, los medios de comunicación masiva y por ende sus contenidos. En la declaración sobre políticas culturales celebrada en México el 6 de agosto de 1983, la Unesco expresó: “la educación y la cultura, cuyo significado y alcance se han ampliado considerablemente, son esenciales para un verdadero desarrollo del individuo y la sociedad”. En nuestros días la comunidad de naciones confronta también serias dificultades económicas, la desigualdad entre las naciones es creciente, múltiples conflictos y graves tensiones y amenaza a la paz y a la seguridad, como lo pueden ver en estos momentos en Palestina, tanto interna como externamente.

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Por tal razón, añade, “más que nunca es urgente erigir en la mente de cada ciudadano, esos baluartes de paz, que como afirma la constitución de la Unesco, 16 de noviembre de 1945, pueden construirse principalmente a través de la educación, la ciencia y la cultura”, en donde los medios masivos, en teoría, ejercen un rol determinante. La Unesco define cultura “como el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales, materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”. Sin puntualizarlo, pero está implícito nuevamente el papel de los medios de comunicación social. De acuerdo con la Unesco, la cultura da al hombre capacidad de reflexionar sobre sí mismo, es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones, a través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones y crea obras que la trascienden. Los medios de comunicación, como ya lo hemos sugerido, desempeñan un papel fundamental en la educación y la cultura, sobre todo en la actualidad con la incorporación de la internet, que si bien no sustituyen al aparato estatal, y nunca lo podrá sustituir, o mejor dicho, procuremos que nunca lo sustituyan; al final son los que imponen las líneas más generales del ámbito educativo y cultural del niño y la niña, del joven y el adulto, entre otras razones, por la accesibilidad, por la facilidad de transmisión y repetición, y porque en su estructura los mensajes se pueden dirigir bien a grupos específicos sociales, o bien a grupos en general.

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Y es que, en el caso de la televisión, por ejemplo, lo que hace la diferencia para delimitar un mensaje para un grupo de edad diferente de otro es una simple advertencia, que de seguro pasa inadvertida o ignorada por las audiencias. En internet, el acceso es más libre, tal vez demasiado libre, lo que indiscutiblemente debe constituirse en un serio debate. Y esa facilidad, o libertad, muchas veces justificada en la sacrosanta libertad de expresión, la usan unos pocos, los que tienen el poder fáctico, económico, político, para imponerse a los intereses de las grandes mayorías: el grupo hegemónico. A propósito de la libertad correctamente aplicada, Marc Plana escribe en la Agenda Latinoamericana 2014 (Diario Co Latino, 3 de julio) que “la defensa de la libertad tiene un valor irrefutable cuando se propone como arma ante la tiranía. Ante el riesgo de convertirnos en objetos a manos de intereses ajenos, la defensa de la libertad es la garantía de poder perseguir la idea de bien que cada uno sienta como más necesaria para sí, y no la que unos pocos decidan que es la mejor para todos”. A menudo se oye decir que vivimos en una sociedad sin valores, o que la escuela ya no enseña valores. Claro que enseña valores, lo que sucede es que los medios en general, y la televisión en particular, enseñan sus propios valores: el consumismo, el individualismo, el oportunismo, la violencia, la intolerancia, la mentira, etc. Estos son los valores de la clase dominante, o clase hegemónica. Resulta entonces en el niño y la niña en particular, y la sociedad en general, están expuestos a esos valores, o como los académicos prefieren llamarlos: los antivalores. Por cierto, un estudio de la Universidad Tecnológica de El Salvador difundido en junio de 2012 (Diario Co Latino, 5 de junio) revela que lo que ven los niños y niñas en la franja infantil de la televisión son pro-

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gramas en cuyos contenidos sobresalen los gritos, las peleas, las humillaciones, los homicidios, los insultos y el uso de las armas. Según las investigadoras Camila Calles Minero, Morena Azucena Mayorga y Tania Pineda, “entre las acciones de violencia se encontró que los golpes se presentaron con mayor frecuencia en un total de 431, equivalente a un 23% del total de la violencia física, y en segundo lugar el lanzamiento de objetos, un 20%, o sea 391 frecuencias o veces, mientras que la violencia verbal ocupó el 25%”. Otro tipo de violencia está relacionado con el daño de la autoestima, en algunos programas se escuchan las risas de otros luego de cualquier humillación. El estudio abarcó 593 programas, equivalente a 2,914 horas observadas en 16 canales de televisión, incluidos nacionales y cable. La primera conclusión que asoma hasta lo ahora expuesto, es que los medios de comunicación tienen una enorme deuda con la cultura de paz, con la educación de los niños y las niñas, lo que va en contra de un verdadero desarrollo del individuo y de la sociedad, en tanto que son agente de difusión y proliferación de la violencia y la intolerancia. Y en tanto que los niños y niñas son lo mayormente expuestos a un tipo de programas con esta abundancia de antivalores, se está gestando una generación donde la violencia, por ejemplo, se les hace tan natural en la televisión como en la vida real, y que no hay diferencia entre una y otra, y esta confusión entre la realidad real y la mediática contribuye a la creación de patrones de conducta negativos en las sociedades, la conducta que le conviene al bloque hegemónico. Otro ejemplo, el tema de la seguridad o inseguridad. Si nos atenemos a las noticias pronto caeremos en la cuenta que El Salvador es un país extremadamente violento, que no hay un 165


tan solo centímetro de su territorio que no esté manchado por la sangre de un ciudadano, por los homicidios o por las extorsiones. No obstante, el Ministro de Justicia y Seguridad, Benito Lara, al explicar sobre el diagnóstico de país reveló recientemente que no es cierto que todo El Salvador sea violento, como lo presentan los medios. “Cuando uno comienza a revisar municipio por municipio, encuentra datos muy interesantes, por ejemplo, en 79 municipios de este país entre el uno de enero y el 31 de mayo se han cometido cero homicidios, destacó el ministro” (Diario Co Latino, 25 de junio). También dijo que en 43 municipios se han cometido únicamente un homicidio, y dos en 31 municipios, mientras que en otros 46 se cometieron entre tres y seis homicidios. El funcionario agregó que los homicidios están focalizados en cerca de 63 municipios, de estos, 23 municipios son los más violentos en el país. Entonces, ¿qué ha ocurrido? ¿Por qué se ha generalizado la percepción que el país todo es violento? Por el trabajo de los medios de comunicación, por la manipulación de la información, por la manipulación de las noticias, porque el tema de la inseguridad se aborda desde un interés de clase, desde un interés de una clase. José Martínez de Sousa, en el Diccionario General de Periodismo, define manipulación como: “intervención en el texto de la información o de la noticia para adecuarla a los intereses de una persona, grupo o institución”. Yo le agrego: para adecuarla a los intereses de una clase, la clase hegemónica. Y es que el tema de la violencia o la inseguridad, que es un problema serio en El Salvador, en cuanto al tratamiento periodístico en los medios de comunicación es a todas luces manipulado, es decir, noticias adecuadas para favorecer a unos y desfavorecer a otros. 166


Recién en el país han transcurrido unas reñidas elecciones y el tema de la delincuencia fue retomado por los medios y el principal partido político de derecha como parte de la campaña electoral para desfavorecer al partido del gobierno. Obviamente, el tratamiento del tema de la violencia en los medios fue altamente irresponsable, pues entre otras cosas fue presentado sin contexto, sin diferenciaciones, sin profundizar en las causas, sin pensar en la salud mental de las audiencias, ¿porque fue así?, porque fue un tema que tenía que ser aprovechado con toda una intencionalidad política en menoscabo del profesionalismo incluso, porque estos temas se abordaron desde un interés de clase. El articulista Guillermo Martel, citando a Emir Olivares Alonso en La “ghettización” de las zonas marginales (Diario Co Latino, 2 de julio), expresa: “las urbes son espacios propicios para la violencia por su crecimiento horizontal, la segregación por clases sociales, los fraccionamientos amurallados, los numerosos terrenos baldíos, la insuficiencia de espacios públicos y la creciente desubicación de servicios sociales, invocan a la violencia” (…) “policías y gobiernos locales persiguen y discriminan a muchos jóvenes por ser pobres, o por pertenecer a grupos específicos. La educación, por su poca pertinencia con la realidad en que viven los jóvenes, contribuye a exacerbar la violencia, el aburrimiento y la frustración”. Espero no estarlos aburriendo, por cierto, “y los nuevos desarrollos inmobiliarios alejados de las ciudades con miles de viviendas mínimas y de mala calidad, incrementan el estrés, el enojo y la frustración de los habitantes”. Hoy les pregunto: ¿se preocupan los medios de comunicación de intentar retomar este enfoque sociológico de la violencia social cuando tratan el tema de las noticias o en los programas de entretenimiento? No, por supuesto, porque no es este el interés de los medios, sino otro, que lo encubre con el re167


cuento diario de los homicidios, con los programas de violencia, de intolerancia, del consumismo. Y no solo porque esto genera la venta del periódico, el espacio televisivo o radial, sino porque con ello se crean percepciones diferentes de la realidad en el imaginario colectivo, y ello provoca miedo, y el miedo provoca reacciones no muy pensadas de la ciudadanía, y en ese sentido, las audiencias pueden ser manipuladas. Esos contenidos, aparentemente inocuos, sirven para la manipulación. Y esa manipulación responde a la estrategia de dominación de un grupo de poder: el bloque hegemónico, y en tanto estrategia, es lucha ideológica y por ende, parte de la lucha de clases. ¿Y se puede hacer algo? Sí, revelándonos de los contenidos dominantes y manipuladores de los grandes transnacionales de la información, la cultura y la comunicación, y crear unos diferentes que permitan responder ideológicamente desde los de abajo o desde la horizontalidad, es decir, desde nuestros propios intereses de clase. Y si no llegamos tan lejos, por lo menos alcanzar lo que establece la Declaración de Políticas Culturales, celebrada en México, “una circulación libre, y una difusión más amplia y mejor equilibrada de la información, de las ideas y los conocimientos, que contribuyan a algunos de los principios de un nuevo orden mundial de información y de la comunicación, lo que supone el derecho de todas la naciones no solo a recibir, sino a transmitir contenidos culturales, educativos, científicos y tecnológicos”. En América Latina ya se han dado pasos gracias al comandante Hugo Chávez Frías, y otros líderes de izquierda de la región, con la creación de TeleSur, una cadena alternativa que nos permite, desde su creación el 3 de marzo de 2005, ver el otro rostro de América Latina y el mundo, y no desde los ojos del imperio, sino desde los pueblos que enarbolan las banderas de la soberanía, y desde los intereses de los pueblos, que son como los definió Fidel Castro en La historia me absolverá, y los enumera de la 168


siguiente manera: a los que están sin trabajo intentando ganarse el pan honradamente, los obreros del campo que habitan en los bohíos de la miseria, los agricultores pequeños que viven y mueren trabajando en la tierra que no es suya, los maestros y profesores tan abnegados, sacrificados y necesarios para el destino mejor de las futuras generaciones, y finalmente, los pequeños comerciantes abrumados de deudas y arruinados por la crisis”. (Diario Co Latino, 22 de julio de 2014). Pero no es suficiente, hay que ampliar el espectro. En El Salvador, como parte de política de gobierno, se deben fortalecer los espacios alternativos que ya tenemos, al igual que los medios públicos o gubernamentales. ¿Y por qué? Porque los medios de comunicación privados, que son la mayoría, más del 90%, sirven a los grupos de poder, a una clase hegemónica, y por tanto deben tener un contrapeso, además de ofrecerle otra oferta informativa y comunicativa diferente a la sociedad salvadoreña. Los medios de comunicación alternativos deben acompañar los esfuerzos para formular un nuevo orden económico, que sea un verdadero contrapeso al poder económico hegemónico neoliberal. La recién finalizada reunión de Brasilia del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), puede ser el germen de ese nuevo orden, que inicia con la creación de un Banco de Desarrollo y de un Fondo de Reserva que nace con un capital inicial de 50 mil millones de dólares. El surgimiento de estas entidades, ha sido calificado por expertos como “el nuevo orden mundial financiero”. Fidel Castro afirma que Rusia y China son “los dos países llamados a encabezar un nuevo mundo, que permitirá la supervivencia humana, si el imperialismo no desata antes una criminal y exterminadora guerra”. (Reflexiones. Fidel Castro. Tomado de Cuba debate) 169


Los medios alternativos, además, deben responder a los intereses de la clase marginada y excluida, de los que no gozan ni de su propia cultura, mucho menos de las riquezas que produce su fuerza de trabajo. Deben responder a los intereses de pueblo, ese pueblo descrito por Fidel. Este es el reto de los medios con una visión de clase diferente a los hegemónicos, pero para cumplir ese reto requiere que estemos unidos, y sobre todo articulados con el pueblo. Si ellos, los poderosos, lo hacen, ¿por qué no nosotros? TeleSur es el ejemplo vivo, y no exageraríamos si afirmamos que se ha convertido en el faro de luz que ilumina la cultura y la comunicación en América Latina. Para que este faro de luz ilumine más, hay que hacer realidad lo del Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación, (NOMIC). El NOMIC es una gran idea que está engavetada, por lo que pido primero que la desengavetemos y la desempolvemos, y luego estudiarlo para retomar lo que haya que retomar y adecuarlo a nuestras necesidades y realidades. Crear el nuevo orden informativo fue la principal conclusión, y propuesta a la vez, contenida en un documento denominado: Un solo mundo, voces múltiples, comunicación e información en nuestro tiempo, ese informe, o ese libro, mejor conocido como el Informe de la Comisión McBride. No sé si todos y todas las presentes conocen de este informe, o de la comisión, pero igual les haré alguna referencia histórica con el propósito de interesarlos, pero sobre todo para que lo analicemos. En primer lugar, debo decirles que la Comisión McBride fue conformada por encargo de la Unesco en el año de 1977, y fue integrada por conocidos comunicadores y cientistas sociales, y fue presidida por el irlandés Sean McBride, premio Nobel de la Paz, y premio Lenin, de ahí el nombre de la comisión internacional, que te170


nía como misión el estudio de los problemas de la comisión denunciados en 1973 en Argel, por el Movimiento de Países No Alineados. Además de McBride, formaron parte de la comisión, Elie Abel, de Estados Unidos, Hubert Beuve-Méry, de Francia, Gabriel García Márquez, de Colombia, etc., fueron 16 en total. Entre las preocupaciones que aborda el informe están “la tendencia hacia la concentración”, (página 101) que en uno de sus párrafos advierte “las estructuras de la propiedad y control de los medios masivos han experimentado considerables transformaciones desde la Segunda Guerra Mundial, gracias a los avances tecnológicos, la concentración de la producción y la comercialización, y la apertura de los mercados mundiales”. Más adelante agrega “la concentración de la prensa ha causado una alarma creciente, ya que puede ser una amenaza grave para la existencia de una prensa libre y plural. El crecimiento numérico de diarios produce la oportunidad de lector para contar con una diversidad de opinión y un debate amplio”. A medida que la industria de la comunicación se vuelve más integrada, la prensa, la radio, la televisión y la informática pueden convertirse en unidades de una sola máquina gigantesca. Hay indicios de funcionamiento de mecanismos monopólicos difíciles de descubrir bajo las leyes antimonopólicas existentes, dijo la comisión en 1979, solo revisen lo que estamos viviendo hoy. Otra de las preocupaciones de la comisión fue el fenómeno de la transnacionalización, (página 106), que la explica de la siguiente manera: “el fenómeno de la concentración se ha visto acompañado en muchos casos por la transnacionalización”, y agrega “las corporaciones transnacionales tienen una responsabilidad especial porque, aunque proveen información al resto del mundo, ayudan a crear modelos económicos y so-

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ciales uniformes del comportamiento de los consumidores, para convertirlos en sociedades consumistas” Tras el análisis de las preocupaciones, que solo he citado algunas, la comisión saca algunas conclusiones, son 82 recomendaciones, y entre las recomendaciones voy a leer cuatro nada más. Primera, “la comunicación ya no debe considerarse solo como un servicio incidental, y su desarrollo no debe dejarse al azar”. Y es que las comunicaciones deben verse en términos estratégicos, este es un llamado para el FMLN que está hoy en el gobierno de forma pura. Es por ello que la comisión subraya, “la comunicación puede ser un instrumento de poder, un arma revolucionaria, un producto comercial, o un medio de educación. Puede servir para la liberación, o para la opresión, para el crecimiento de la personalidad individual, o para la uniformación de los seres humanos”. Segunda, “los países en desarrollo deberán tomar medidas específicas para establecer o desarrollar elementos esenciales de su sistema de comunicación, medios impresos, radiodifusión, telecomunicaciones, junto con las instalaciones relacionadas y adiestramiento y producción”, y es que los medios alternativos solos no pueden hacerlo, ahí Gentevé y Diario Co Latino pueden contar porqué. Número tres, “se requiere una capacidad nacional para la producción de materiales de radiodifusión para eliminar la dependencia de la fuentes externas, fuera de los programas de intercambio convenientes. Esta capacidad deberá incluir los centros de producción de películas y documentales como una red de distribución básica” Y cuatro, “el uso informativo y educativo de la comunicación debe recibir la misma preferencia que el entretenimiento. Al mismo tiempo, los sistemas educativos deben preparar a los 172


jóvenes para las actividades de comunicación. La introducción de los estudiantes del nivel primario y secundario a las formas y los usos de los medios de comunicación: cómo leer periódicos, cómo evaluar programas de radio y televisión, usar técnicas y aparatos audiovisuales elementales, es fundamental. Ello permitirá que los jóvenes entiendan mejor la realidad y aumenten sus conocimientos de asuntos y problemas de actualidad esenciales”. El reto está hecho, solo es cuestión que nos sentemos a trabajar, lo que no será fácil por supuesto, porque la Unesco no pudo echar a andar el nuevo orden informativo, no solo porque tuvo muchos detractores, sino fundamentalmente porque tuvo el retiro físico y económico de Estados Unidos, el Reino Unido y Singapur. Los dos primeros eran fundamentales en la parte económica para la Unesco, y lo siguen siendo. Esto quizá ya lo presentía la comisión cuando escribió: “este informe puede considerarse como una primera etapa del esfuerzo que deberá realizar la comunidad internacional en conjunto para considerar, en términos prácticos, los desafíos que debemos afrontar y los procedimientos que podríamos utilizar para actuar unidos en su resolución, de acuerdo con los principios establecidos en la declaración sobre los medios informativos adoptada unánimemente por la Conferencia General de 1978”. Este es el reto, compañeros y compañeras, trabajar por ese nuevo orden informativo de comunicación, que está engavetado, pero que podemos desempolvarlo. Muchas gracias, ¡viva Palestina!

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La construcción mediática de la vida y la humanidad Carlos Molina Velásquez (El Salvador) Doctor en Filosofía Iberoamericana por la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA). Docente e investigador del Departamento de Filosofía en las áreas de ética, pensamiento crítico y cultura contemporánea en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA).

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uenas tardes, un saludo a todas las personas que se encuentran en este auditorio, y mi agradecimiento a la Secretaría Nacional de Arte y Cultura del FMLN por invitarme a participar en los Diálogos Culturales de Invierno 2014. Es importante hacer una investigación sobre las palabras y las imágenes que nutren nuestro lenguaje y nuestras “visiones”. Analizar los documentales, películas y series de televisión debería ser algo serio, tanto como escudriñar los periódicos y los noticiarios. Las creencias que calan más hondo en la mente de las personas se generan en sitios inesperados, incluidas las “creencias 175


políticas”. Efectivamente, la política no se realiza, elige o rechaza en el vacío, sino sobre una base de consideraciones sobre “lo importante” y lo que no lo es; sobre lo posible y lo imposible, sobre lo deseable, lo preferible. Esto es el ethos, la “cultura”. Esta son las preguntas que me han traído hasta acá: ¿cuál es el papel que juegan los programas “no noticiosos” pero “serios”, los que “enseñan y entretienen”, los más populares “programas científicos”, realitys incluidos, así como también algunas cintas de ciencia ficción y series televisivas, en la construcción de nuestras ideas sobre la vida y la humanidad? ¿Qué rol desempeñan en la manera como estructuramos nuestro marco general de valoración de la vida y lo humano? Algo que deberíamos exigir a la televisión es que proponga preguntas y esboce respuestas relevantes sobre problemas cruciales y sensibles para todos. Aunque no pienso abandonar mi ideal de una televisión que sirva para resolver cosas y no solo explotar el morbo, tampoco pretendo pontificar sobre cuáles deben ser nuestros problemas “cruciales y sensibles”. No obstante, alguna propuesta debo hacer y, sin pretender ser exhaustivo, me apegaré a unas ideas esbozadas por el filósofo Franz Hinkelammert, quien viene insistiendo desde hace tiempo en la necesidad de que reconozcamos las tres crisis de nuestro tiempo: la debacle ecológica, la horrorosa exclusión y el socavamiento de las relaciones sociales. ¿Cómo son abordadas estas crisis en los programas de divulgación científica, documentales o series televisivas que vemos los salvadoreños? ¿Se las toma en cuenta siquiera? Más todavía, ¿de qué manera aparecen en dicho tratamiento concepciones específicas sobre la vida y la humanidad? ¿Con qué se relacionan dichas concepciones y qué clase de creencias sobre ellas contribuyen a generar?

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En lo que sigue no me quiero referir a la manera como se abordan en sí las crisis señaladas, sino a la forma como se genera una constelación de imágenes y conceptos que funcionan como marco categorial, como un organizador de las experiencias y como criterio con el que se evalúa “lo que puede hacerse”, lo que “debemos emprender” frente a dicha crisis… y lo que ni siquiera merece la pena intentar. “Salvar la Tierra” podría ser una buena frase que motive al ecologismo activo o a la toma de conciencia sobre el problema ambiental. Ahora bien, ¿qué Tierra debemos salvar? A mí no me cabe duda de que se trata de nuestro planeta, el que nos sirve de hogar a nosotros los humanos. Pero no siempre es esta imagen la que nos regala la televisión. Pienso que es cada vez más frecuente que nos encontremos con La Tierra sin humanos, como en la serie de The History Channel. No nos equivoquemos con esta imagen: ese planeta no es ya el nuestro, sino aquel del que “hemos desaparecido”, aunque aún conserve nuestras obras, ingenios y desperdicios. Yo veo una coincidencia interesante e inquietante entre las imágenes que abundan en esta serie y una noción de vida sin humanidad que no es del todo ajena a cierto ambientalismo contemporáneo, por ejemplo, el que gusta de denunciar al “antropocentrismo” como el problema más importante “para la Tierra”. Sin duda, si por “antropocéntrico” estamos entendiendo que lo que prima en nuestra preocupación por el planeta es que podamos mantener nuestra forma capitalista de vida y su “sustentabilidad”, que no es otra cosa que la dichosa rentabilidad, pues debemos usar el término correcto: más que antropocentrismo estamos hablando de mercadocentrismo, así es. Ahora bien, no pretendo especular sobre la intención de los creadores de la serie, sino llamar la atención sobre un detalle crucial: La Tierra sin humanos es un retrato de nuestro mundo ac177


tual, pero sin nosotros, es decir, nuestra historia llega hasta nuestra actualidad, que no es otra cosa que el capitalismo tardío consumista y ubicuo. No es difícil ver el mensaje: un “mundo postcapitalista” solo puede ser posible si desaparecemos los humanos. Parafraseando las (supuestas) palabras del filósofo Slavoj Žižek: parece que nos resulta más fácil pensar en el fin del mundo que en el fin del capitalismo. ¿No es esta forma de pensar una reedición del “fin de la historia” de Francis Fukuyama, en una variante apocalíptica todavía más insidiosa y perniciosa? Es posible encontrar algo de esto en algunos sueños ecologistas, como sucede con las “utopías” que mezclan desarrollo tecnológico y discursos cosmocéntricos, y no encuentran ninguna dificultad en concebir el futuro como un “futuro sin humanidad”. Se trata de un futuro como el pintado en Inteligencia Artificial, de Steven Spielberg: en la cinta, nuestros “sucesores alienígenas”, muy parecidos a máquinas súper avanzadas, viven a gusto en una tierra despoblada de humanos, mientras nuestro único recuerdo se encuentra dentro de la memoria de un niño robot. En este futuro, los humanos solo viviremos en los sueños de las máquinas. Pero, ¿cómo puede haber un futuro sin humanidad? No sé ustedes, pero el cartel que anuncia uno de los capítulos de La Tierra sin humanos, “Cadáveres de la humanidad”, reafirma en mí la idea de que, según estos relatos, la auténtica amenaza “para la Tierra” es realmente la misma humanidad. Quizás lo que sucede es que, así como en El día que la tierra se detuvo, se nos está sugiriendo que debemos desaparecer para que “la vida” pueda seguir adelante. En esta película, una miríada de animales de todo tipo son acarreados dentro de varias arcas salvíficas, mientras los seres humanos deben resignarse a ser aniquilados. Afortunadamente, la humanidad recién adquirida por un hierático alienígena termina por “salvarnos” de morir nanofagocitados. Pero la turbia sensación no desaparece fácilmente: ¡vinieron hasta 178


acá para salvar a todos los animales y para matarnos a nosotros! Los aliens tenían claro que un trabajo bien hecho no admitiría dejar a la plaga humana vagando por allí. Sin embargo, aun aceptando que como especie somos depredadores despreciables, hay algo en esta manera de valorar la vida que no marcha bien: es una “vida” a la que le falta humanidad. Podemos analizar esto último echando un vistazo a otro “lugar cinematográfico”. En la cinta Matrix, la trama vuelve una y otra vez sobre la posibilidad de elegir entre dos caminos: dentro del primero, podemos “aceptar la realidad” y preservar la especie humana a costa de dar por perdida para siempre su humanidad, si las máquinas siguen gobernando, los humanos seguirán conectados a la “matrix”, viviendo dentro de un sueño no exento de placeres y satisfacciones; por el contrario, el segundo camino nos exigirá luchar para que la subjetividad humana prevalezca sobre la pasividad de los homúnculos a los que las máquinas les extraen su energía. Elegir la segunda vía significa que vemos lo humano como algo más que un mero organismo que está allí para alimentar un mecanismo tiránico, llámese este “matrix,” Mercado o Estado. Pero en Matrix también se nos propone algo más: la salvación de nuestro planeta está subordinada a la salvación de nuestra humanidad. Sin humanos, no hay Tierra. Ahora bien, las “amenazas mediáticas” no solo apuntan al calentamiento global, la destrucción de los bosques o la cada vez más escasa agua potable, también señalan con el dedo acusador a esa forma de vida hostil y tenebrosa que consideramos extraña, sucia y peligrosa: los pobres, los desahuciados, los marginales. ¿Cómo son algunos excluidos, según los programas de televisión? Echemos un vistazo a Restauradores, un “reality” acerca de dos tipos que compran casas embargadas, para remodelarlas y revenderlas. En el programa no solo vemos destrucción de paredes y labores de carpintería, sino también el trato miserable que reciben 179


los “antiguos propietarios”, los que perdieron su casa porque el banco se las quitó. Incluso cuando los “héroes de la serie” se ponen generosos, es evidente su desprecio hacia los que fueron “echados de su casa”. Estos últimos son presentados como flojos, irresponsables y violentos, por eso los “restauradores” parecen matones más que albañiles. Claro, según el show, quitarle su casa a alguien no es violencia, pero venir reclamando por ello sí que lo es. De ahí que en esta foto estén armados con un bate de béisbol y no con un martillo, quizás porque están más preocupados en “defenderse” que en reparar la casa, aunque, viéndolo bien, el martillo también puede servir para partir cabezas. Una versión más bizarra y extrema es Operación rescate, donde ya no se trata de reparar casas sino de embargar carros. Una familia se gana la vida ejecutando embargos y utilizando la intimidación, el lenguaje grosero, amenazas e incluso golpes. Como en el ejemplo anterior, parece que un requisito para dedicarse a ese trabajo es tener experiencia de gánster y pinta de matón. Dos rasgos quiero destacar. En primer lugar, la deshumanización de las personas que sufren los embargos mediante su transformación en quebrantadores de la ley y criminales en potencia. Cada encuentro con los “antiguos dueños” es una bien estudiada justificación del uso de la violencia contra quien no paga las cuentas, el cual no solo carga con toda la culpa, sino que invariablemente reacciona de forma violenta. La otra cuestión es la nula o insignificante referencia a bancos, agencias financieras, inmobiliarias o automovilísticas. Siempre se trata de un “ente” al que se menciona vagamente, pero que no tiene rostro y parece que tampoco ninguna responsabilidad de lo ocurrido. No hay narración que nos explique cómo o por qué se llegó al embargo, aunque se insinúa que se debe a una acción o actitud incorrecta del deudor hipotecario. Siempre 180


se da por supuesto que los agentes financieros y vendedores son inocentes, que no vale la pena indagar en ello o que a ninguno de los implicados le interesa. ¿Cuánto influyen estas imágenes en nuestras creencias sobre la justicia de estas acciones, los derechos humanos de los embargados o nuestra solidaridad con ellos? Pienso que lo más grave tiene que ver con su humanidad perdida a causa de no haber cancelado sus deudas y nuestra aceptación de que es justo proceder contra ellos porque han quebrantado la ley. Inspirándose en San Pablo y en Karl Marx, Franz Hinkelammert ha reflexionado ampliamente sobre esto y pienso que es muy propicio señalar la enorme influencia que esta manera de pensar tiene en nuestras sociedades: en principio, a todos nos parece lógico y justo que quien no cumpla la ley tenga que pagar. De tal manera, no extraña demasiado que seamos capaces de justificar incluso las atrocidades que se cometen contra los deudores, pues confundimos la lucha por la justicia con el pago de una deuda y el imperio de la ley. ¿Pero qué sucede si la deuda es impagable? ¿Cómo procedemos si el pago de la deuda violenta los derechos de los deudores, mientras que su no pago apenas perjudica a los acreedores? ¿Son iguales todos los derechos, al punto de decir que un banco debe recuperar su dinero aun a costa de que una familia pierda su casa? Más allá, o más acá, de estas discusiones, deberíamos preocuparnos por el poder que tienen las imágenes para orientar nuestro juicio según la lógica de la ley del valor mercantil, la ley auténtica, haciéndonos dudar del reconocimiento subjetivo de los demás y de la equidad como base de la justicia. A Hinkelammert le gusta recordar una frase del filósofo Emmanuel Lévinas, yo soy si tú eres, para destacar que la solidaridad será siempre limitada si se basa en el cumplimiento de la ley o en la lógica de nuestras limitadas instituciones, y no en el reconocimiento de nuestra humanidad compartida. 181


Pero compartir la vida con otros se ha vuelto cada vez más difícil, esencialmente porque cada día tenemos más razones para desconfiar. Alguno dirá que “así son las cosas” y que solo basta ver las noticias para constatarlo, pero me pregunto si los noticiarios no se estarían inspirando en patrones que poseen un fuerte componente ficcional e ideológico. No puedo dejar de pensar en esto, sobre todo después de ver cualquier episodio de Maldad en el pueblo, Vecino asesino o Conocido desconocido, del canal Investigation Discovery. ¿Son estos programas el reflejo de lo que sucede en realidad o, más bien, funcionan como relatos que construyen nuestra creencia de la imposibilidad de las relaciones sociales? El cine estadounidense tiene una larga experiencia en la creación de imaginarios de la sociedad imposible. Recientemente, se han puesto de moda las películas y series de televisión sobre vecinos, novias y abuelos que se convierten en monstruos asesinos. Es una monstruosidad muy peculiar, que se origina dentro de un escenario apocalíptico, se adquiere luego de ser asesinado y adopta la figura del que no puede morir. ¿Ya adivinaron? Sí, son los zombis, como en The Walking Dead; no los “muertos vivientes”, sino los no muertos: su carácter de monstruos radica, fundamentalmente, en que son vida no humana que no puede morir. En eso consiste su carácter monstruoso. Y es una precisión importante que nos permite aclarar cuál es el auténtico suspense de la historia, que no es la lucha contra los zombis, sino la otra lucha que puede garantizar el triunfo sobre ellos: la resolución exitosa de los conflictos que surgen dentro de la sociedad de humanos. Los zombis “no son ni buenos ni malos”, eso le queda claro hasta al más despistado: bondad y maldad solo existen si hay humanidad. La bondad y la maldad de los personajes, la posibilidad y la imposibilidad de la historia, es decir, el verdadero thriller, es el que se construye como metáfora de la sociedad posible o imposible.

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La versión “documental” o “reality” de las historias de zombis la encontramos en Preppers, el programa de National Geographic Channel. En síntesis, lo que podemos ver en sus episodios son varias historias de hombres solitarios, grupos familiares o pandillas de amigos que se organizan para sobrevivir al fin del mundo. Dicha “organización” mantiene las relaciones sociales al “mínimo necesario”, para la supervivencia, se entiende, y se concentra en lo que puede proporcionar verdadera seguridad: la búsqueda y almacenamiento de tecnología, herramientas, víveres y armas, muchísimas armas. Pero algo nos dice que aquellas máscaras son para algo más que para los gases tóxicos. El verdadero enemigo de los preppers es la sociedad, los otros, los demás, la humanidad. Para salvarse es preciso alejarse de las personas. Se puede confiar en los alimentos enlatados o en que no fallará tu fusil, pero es imposible confiar en quien comparte tu mesa. Cualquiera que insistiera en llamar “utopía” a las madrigueras preppers tendrá que especificar que no está refiriéndose a nada semejante a la humanidad. Ninguna organización de vivientes humanos basada en el miedo y la desconfianza radical puede ser una utopía de convivencia. Por el contrario, estamos hablando de gente que ha decidido “salvar la vida” renunciando a su humanidad. “El que quiera salvar su vida, la perderá” (Mt 16, 25; Lc 9, 24). Más que una advertencia, la frase de los Evangelios bien podría entenderse como una invitación. No es de ninguna manera un llamado al sacrificio, sino una reivindicación de la importancia de reconocer que políticamente vale la pena apostar por la vida de la humanidad, sin concesiones a nada que implique formas de deshumanización, por muy disfrazadas que se hallen. Una frase de la Revolución Bolivariana que me gustó mucho y me sigue gustando es “para vivir viviendo”, una invitación a recuperar aquel humanismo del que nos hablaba Jean-Paul 183


Sartre: el filósofo francés señalaba que era preciso interpretar la emancipación como el paso “de la infrahumanidad a la humanidad”, el cual solo se consigue en la medida en que podemos dejar de ser “para nosotros” y nos convertimos en seres para los demás, conformando un nuevo y ampliado “cuerpo social”. No se trata de algo simple, sino de un esforzado compromiso con valores solidarios y la escucha atenta del grito del sujeto que clama por justicia. ¿No es precisamente de esta difícil escucha que trata la reciente película Noé? El patriarca de la cinta se nos antoja muy atractivo dado su perfil trágico, talante que le persigue desde el principio hasta el final. Cual héroe griego, Noé se enfrenta a diversas encrucijadas, de las que me gustaría destacar tres: la elección entre salvar la creación de Dios o salvar a una humanidad corrompida y amenazante; el difícil dilema entre proteger a su familia o salvarle la vida a una extraña -la muchacha de la que se había enamorado uno de sus hijos-; y el conflicto entre su idea del cumplimiento del deber -agobiado por la culpabilidad, piensa que solo el exterminio de la humanidad garantizará que la Tierra siga existiendo-, idea que le lleva a que desconfíe de los suyos y busque poner fin a su propia descendencia, y, por otra parte, los llamados de su propio corazón que quiere impedir que asesine a sus inocentes nietos. Tal vez lo más notable en esta historia sea el momento en que, en línea con un análisis desarrollado anteriormente por Franz Hinkelammert, este Noé deja de presentarse como una nueva edición de Agamenón, el Rey que no dudó en sacrificar a su hija para salir a conquistar Troya, y se convierte en aquel otro patriarca bíblico, Abraham, quien reconoció la auténtica voz de Dios al negarse a matar a su hijo. Noé, así como el padre de Isaac, descubrió con ese gesto que lo imposible es la condición de toda vida humana posible. ¿No es, en cierta manera, la actitud que hoy llamaríamos “utópica”, colmada de ilusiones, idealista? 184


Sin embargo, esta es la visión de la vida y la humanidad que nos hace falta, una forma de vernos en el mundo que reconozca bien dónde estamos situados, pero sin que nos conformemos con lo dado, con lo ya establecido. Este humanismo es condición necesaria para una política emancipadora, pero no puede ser construido si no tomamos conciencia de las formas que adoptan nuestras “creencias asumidas” sobre la vida y la humanidad. En buena medida, estos paradigmas están siendo constantemente configurados por el cine, las series televisivas, los realitys, los programas de divulgación científica, etc. Solo reconociendo los “viejos modelos” podremos definir las nuevas visiones y las formas novedosas que la vida con los otros puede asumir. Y, sin ninguna duda, deberemos echar mano de los medios de comunicación. Una vez desarmado el enemigo, tendremos que resistir a la tentación de refugiarnos en un elitismo intelectualista que se resista a la tarea de construir nuevas imágenes y nuevos discursos, y que eluda la enorme responsabilidad de proponer y fomentar creencias y paradigmas verdaderamente nuevos.

Muchas gracias.

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Participaciones y preguntas del público Participación 1: Nací en Italia antes de la Segunda Guerra Mundial, vivía todavía en Italia, ahora son 30 años que vivo en América Central, ya son algunos meses que me volví salvadoreño, me dieron el dui. Tenemos que hacer mucho más para detener este genocidio. Aquí se vende producto israelita en “La despensa de don Juan”, en “Súper Selectos”, bueno, ya nadie tiene que comprar producto israelita. En El Salvador resulta, lo leí en un artículo bien documentado, que hay 60 mil ciudadanos salvadoreños de origen palestino, ¿y dónde están? Tenemos que hacer un llamado a la Asociación Salvadoreña Palestina para que movilice a su gente. Hay palestinos poderosos, yo recuerdo, detrás de lo que antes se llamaba “Kismet”, hay una iglesia en la Escalón, bajando hacia la zona rosa, que hace años para una de la numerosa agresión sionista al pueblo palestino, se movilizaron todos los salvadoreños ricachones, la iglesia estaba circundada de grandes carros, con guardaespaldas, todos los salvadoreños de origen palestino, estaba llena aquella iglesia. ¿Ahora dónde están? Tenemos que

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hacer un llamado para movilizar la gente, hasta los trabajadores en las fábricas. Gracias. Participación 2: El licenciado Francisco Valencia leía en las recomendaciones “preparar a los mejores para los niveles de comunicación”. Tomando en cuenta el rescate cultural que el nuevo gobierno está realizando, yo le pediría a usted que de acuerdo a su experiencia, o desde su punto de vista, ¿qué temas recomendaría a los nuevos periodistas que deben enfocarse para investigarlos? Participación 3: Creo que los niños, en las escuelas, desde primaria, deben saber analizar lo que están viendo, desde lo simple a lo complejo, para que se vayan formando criterio sobre lo que ven en los medios, escritos, televisivos, o cine. Una propuesta así, ¿cómo podría calar en el Ministerio de Educación?

Respuestas Francisco Valencia: De hecho las recomendaciones de las que hablaba la Comisión McBride, cuando se refería a ese punto lo hacía pensando fundamentalmente en el papel que debe desarrollar el gobierno a través del Ministerio de Educación, es decir, que para enseñarle a un niño, o una niña a ver un programa de televisión, a leer periódicos, a ver las películas y documentales que nos ha mencionado Carlos, obviamente, debe ser un trabajo desde la educación. Cuando hacía referencia, por ejemplo, que hay un señalamiento del Ministerio de Gobernación que dice: el siguiente programa tiene un clasificación B, C, D, etc., eso no sirve para nada, es de otra forma, es el Estado, por ejemplo el gobierno, el que debe

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impedir, o debe vigilar, que se cumplan los horarios, que donde haya programa para niños deben ser para niños, por un lado. Por el otro lado, en la escuela, desde la primera entrevista hasta la universidad deben enseñarle a cómo analizar, cómo ver los medios, y tener criterios para que no se crean todo lo que ahí dicen, o para que se lo crean cuando deban creérselo. Lo otro, sobre la pregunta que hace la compañera, aquí estuvo en este auditorio Ramonet, y hablaba de la calidad, yo creo que el principal consejo que nos dejó Ramonet a todos los jóvenes periodistas, o los que quieren hacer comunicaciones, y los que ya somos viejos, estamos en las comunicaciones pero lo estamos haciendo mal: comencemos a hacer periodismo de calidad, la calidad la hemos olvidado, seguramente por el formato de las estructuras periodísticas que nos enseñan en la Universidad, porque nos estamos creyendo que la gente lo que quiere es una información rapidita, aunque sea falsa, como el Twitter, por ejemplo, vean cómo Twitter tiene tanta incidencia que hasta se ha convertido ante la Asamblea Legislativa como instrumento parar decir que un diputado no cometió una difamación. Hay que retomar eso, Omar Rincón creo que también lo decía, hay que pensar en una nueva modalidad de presentar las noticias, eso significa pensar primero en la calidad.

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