LA DIVINA COMMEDIA

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“Por mí se va a la ciudad del llanto; por mí se va al dolor eterno; por mí se va a la condenada raza; la Justicia animó a mi Sublime Arquitecto; me levantó la Divina Potestad, la

Suprema Sabiduría y el Primer Amor. Ante mí no hubo nada creado, a excepción de lo inmortal, y yo duro eternamente. ¡Oh vosotros los que entráis, abandonad toda

esperanza!”

La Divina Comedia: Infierno. Canto II







LA DIVINA COMMEDIA I M A G I N I DI A M O S N AT T I N I

Nanda Leonardini Herane

L

a Divina Comedia , escrita entre 1308 y 1321 en lengua vulgar, en versos endecasílabos,

obra cumbre del poeta italiano Dante Alighieri (ca. 1265–1321) es, además, una de las

más importantes de la literatura universal. Se trata de un poema organizado en tres grandes cantos: Infierno, Purgatorio y Paraíso, que su autor lo calificó como comedia por la variedad de escenas y tonos empleados; de esta manera lo distinguió de la tragedia y de la elegía. El epíteto “divina ” se lo

dio Giovanni Boccaccio y quedó fijado a partir de la edición veneciana de 1555. Este tesoro poético conformado por más de 800 hojas manuscritas, está organizado en más de catorce mil versos redactados en lengua vernácula florentina donde cada cántico finaliza con la palabra “estrellas”, con la esperanza que ellas dan. Se trata de un viaje sobrenatural en el cual Dante, guiado por el poeta latino Virgilio (la Razón), haya el sendero correcto que antes había extraviado, en marcha al encuentro con Beatriz, la encarnación del Amor. En esta alegoría Dante se propone instruir a los seres humanos para la salvación de sus almas. Para lograr este objetivo el autor da a conocer el pensamiento de “regeneración moral” que deseaba para Florencia –su patria –, razón por la cual describe los daños que se habían propagado, además por toda Italia, manifestados por medio de discordias civiles, vicios y corrupción social. A lo largo


del relato repleto de simbolismos y metáforas, el poeta encubre sus ideas y sentimientos. La trama la constituye un viaje imaginario que Dante realiza a los señalados tres reinos de ultratumba.

En los dos primeros –Infierno y Purgatorio – es guiado por Virgilio; en el último –el Paraíso– por Beatrice –el gran amor de su vida–, a quien glorifica y simboliza como la Gracia –para algunos– o como la Teología –para otros–. Al inicio del relato, luego de cruzar y abandonar el bosque oscuro, Dante arriba al lugar donde “La

gloria de Aquel que todo lo mueve por el universo penetra y vuelve, en una parte más y en otra parte menos ” (Paraíso, Canto I, 1-3). A lo largo del recorrido el autor y sus acompañantes se encuentran con numerosos personajes

míticos e históricos de todas las épocas de la humanidad con quienes conversa; estas almas les narran episodios de su vida terrena y de sus culpas –por lo general relacionados con su vida política y privada, de su patria y de su época.

LA EDICIÓN Desde sus inicios, La Divina Comedia ha sido fuente de inspiración para importantes artistas a lo largo del tiempo, como Sandro Botticelli, William Blake, Gustavo Doré, Salvador Dalí y Amos Nattini, quienes pudieron expresar su compleja e interesante iconografía con infinitas variaciones estilísticas. En 1921, a raíz del 600 aniversario de la muerte de Dante, el Istituto Nazionale Dantesco determinó realizar una exquisita edición de lujo de La Divina Comedia, proyecto editorial en el cual participaron los escritores Gabriele d’Annunzio y Ugo Ojetti. Para ilustrar esta magna empresa fue elegido Amos Nattini. La obra fue editada en Milán a medida que el artista entregaba las imágenes. Esto es: el Infierno vio la luz en 1931; el Purgatorio hizo lo propio el 28 de octubre de 1936; cinco años después apareció


el Paraíso. Con respecto al diseño, cada canto fue diagramado, solo por el anverso, en dos páginas, cada una dividida en dos columnas geométricamente enmarcadas, a las que continúa la litografía correspondiente, que en total suman cien. Para lograr un exquisito acabado se imprimió sobre papel de trapo de Fabriano, con un tiraje de mil ejemplares enumerados y distribuidos por reservas. Los tres volúmenes fueron encuadernados en piel de becerro. Se trata de un verdadero libro –monumento, no solo por el tamaño y finura de los volúmenes, sino por los atriles gigantescos creados para sostenerlos, atriles confeccionados por diseñadores famosos como Gio Ponti. Más allá de la edición ilustrada, el público de la época pudo deleitarse con antelación de parte de la obra pictórica gracias a exposiciones presentadas en galerías italianas y francesas, siendo la primera de ella, en 1927, en la Casa di Dante, en Roma, a la cual asistió el rey de Italia, Vittorio Emanuelle III.

E L A R T I S TA Amos Nattini (Génova, 1892–Parma, 1985) se hizo célebre por haber ilustrado La Divina Comedia . Luego de iniciarse en su natal Génova, pasa a Milán, importante centro cultural de permanente movimiento artístico promovido, en cierto sentido, gracias a los encargos oficiales, las galerías y un conglomerado de artista. Las enseñanzas recibidas durante sus estudios en la Academia de Bellas Artes, motivaron en el joven artista el análisis detenido de la obra de Miguel Ángel. Su labor como ilustrador la inicia a los 19 años –1911 – cuando colabora con D’Annunzio en uno de sus textos con ilustraciones Art Nouveaux , estilo que por aquellos años estaba en boga. La amistad entre ambos queda registrada en una dedicatoria del escritor: “A Amos Nattini que sabe cómo el arte moderno exige un alma heroica. Ofrezco estos gritos a los héroes (París, mayo de 1914). ” En 1915, Nattini había comenzado a elaborar las acuarelas para La Divina Comedia, pero el encargo oficial llegó recién en 1921, momento a partir del cual absorbió casi por completo su tarea artística


durante veinte años. Para ejecutar cada lámina se inspiró en el arte clásico, dejando a un costado las corrientes estilísticas de la época con la idea de recuperar, en cierto sentido, la tradición antigua. Del total de las cien láminas, el artista elaboró 99 en la técnica de la acuarela; solo el canto I del Purgatorio está al óleo. Las imágenes fueron pasadas a la litografía a color para poder ser editadas. En este proyecto Nattini se tardó veinte años durante los cuales realizó pinturas minuciosas y delicadas. El primer volumen, dedicado al Infierno, se terminó de imprimir en 1931; el segundo –Purgatorio– en 1936; el tercero –Paraíso–, en 1941, cuando la Segunda Guerra Mundial había comenzado; sin embargo, a pesar del difícil momento por el cual atravesaba el mundo, lo plasma con la confianza que en el ser humano existe la posibilidad de responder con la obra de arte ante el horror. A lo largo del relato, tres son los actores principales: Dante, Virgilio y Beatriz. Nattini entrega una

imagen de Dante veraz y realista, con rostro factible de encontrarlo hoy en día; vestido de rojo, es extremadamente reconocible. Con respecto a Virgilio, acompañante del protagonista durante el recorrido del Infierno y Purgatorio , está encarnado de manera fantasmal, cubierto por un largo paño blanco, blancura reflejada en la cara, manos y pies; se trata de un alma verdadera, elaborada tridimensionalmente, de mirada firme e impasible, carente de emoción, cuidando a su “hijo ” para que no sea lastimado. En lo referente a Beatriz, ataviada con elegancia, de gran belleza e idealizada como el Amor, es la protectora de Dante y su guía en el Paraíso. Nattini no descuidó a los actores secundarios, esto es las almas en sí; el artista se centra en la representación de la figura humana más que en los castigos de los condenados o en la gloria alcanzada por los elegidos, hecho factible de percibir a través de cuerpos musculosos, escorzos, mujeres sensuales, monstruos, remolinos de color, barridos de luz, planos sesgados. Detalles en los detalles. Por su lado, en los seres celestiales como los ángeles, el portento estilístico no tiene nada que envidiar de los demás. Y ni qué decir en los monstruos ejecutados con gran capacidad creatividad, donde hasta lo monstruoso es sublime. Con respecto a las locaciones, es el Infierno el lugar más descrito por los estudiosos que se


detienen en esta obra universal. Planteado con una perspectiva descendente, en él, la oscuridad de las almas es una característica constante; las pocas luces tenues que a veces aparecen en las láminas, por lo general corresponden al horizonte, punto inaccesible para los castigados; en este ambiente de penumbras el artista muestra a una multitud difusa, de rostros dramáticos, miradas desesperadas y escultóricos cuerpos contorsionados que chocan entre sí, a veces boca abajo, despojados totalmente de humanidad, aunque no de sensualismo. Cuando la luz se prende, es solo para iluminar con las llamas los cuerpos atormentados. El Paraíso es exactamente lo contrario. La espectacular perspectiva ascendente está trabajada en una gran espiral donde es factible percibir seres espirituales envueltos en un gran resplandor. Si bien el Purgatorio también está planteado de manera ascendente a través de escaleras custodiadas por gentiles ángeles, los castigos que sufren las almas no resultan tormentosos para ellas, pues la esperanza está reflejada en sus rostros esperando su salida. Nombrado miembro de la Academia de Bellas Artes de Parma en 1937, al año siguiente, como Académico de Mérito, Nattini ingresó a la Academia Lingüística de Bellas Artes de Génova. Finalizada La Divina Comedia , el gran proyecto de su vida, Nattini se retira a la ermita benedictina de Oppiano di Gaitano (Parma) hasta sus últimos días, lugar en el cual produjo una pintura íntima que relata la vida campesina de los Apeninos; se trata de un retorno deliberado a lo clásico destinado a relatar una historia milenaria que, en cierto sentido continuaba vigente. Esto lo pudo realizar

gracias a un importante empresario que le encargó cuadros de gran formato, de carácter alegórico– mitológico o históricos. UNA MUESTRA GIGANTE PARA EL PÚBLICO PERUANO Este tesoro artístico–bibliográfico, ilustrado por el citado Amos Nattini, hoy día es expuesto por primera vez en Lima en el Museo del Grabado del Instituto Cultural Peruano Norteamericano –localizado en la sede de Javier Prado–, gracias a la generosidad y gentileza de la Asociación Educacional Antonio Raimondi, una de las pocas del mundo que tiene la fortuna de poseer un ejemplar de esta extraordinaria obra. Se trata de un proyecto curatorial que, además de la difundir


la litografía a color como una de las importantes técnicas de grabado, tiene como objetivo recordar y reconocer la majestuosa obra de Dante Alighieri a los 701 años de su muerte, coyuntura que

coincide con los 101 años del proyecto para reeditar La Divina Comedia iluminada por Nattini, considerado como uno de los mejores ilustradores dantescos del siglo XX. Esta exposición permite a los visitantes ingresar, a través de las exquisitas litografías de extraordinaria belleza elaboradas por Amos Nattini, en el espectacular viaje de La Divina Comedia , reinterpretado seiscientos años después de la muerte de Dante por un artista cuyo imaginario no solo observa a los grandes maestros, sino que, además, se inspira en el simbolismo. En la actualidad esta edición es considerada y reconocida como la más hermosa y rara de La Divina Comedia publicada en el siglo XX.





IN f I E r N O


E

l Infierno, primera estación de su itinerario, está relatado

en 34 cantos.

Dividido en nueve círculos en forma de un embudo gigantesco y profundo, para narrar este espacio de horror, donde la ilusión no existe, Dante se inspira en la clasificación de los vicios expuestos por Aristóteles en la Ética; allí, las dolientes almas condenadas claman desesperadas por una segunda muerte. Es por ello que los viajeros, al cruzar el umbral, penetran en un paraje eternamente oscuro, carentes de estrellas. En él resuenan quejas, insultos, improperios, gritos de dolor, voces iracundas de los espíritus desnudos de aquellos condenados a vagar eternamente, que vivieron sin alabanzas, que no merecieron el Cielo y de quienes el mundo no conserva recuerdo.



Canto I A la mitad de su vida Dante logra salir de un enmarañado bosque en el cual se había extraviado; atemorizado su ánimo por seres feroces, se le aparece el poeta latino Virgilio quien, además de infundirle aliento, promete sacarlo de allí.



Canto III Luego de leer la terrible inscripción que existe sobre la puerta del Infierno, en el vestíbulo observan el castigo que se les da a los negligentes. Allí está el barquero pasando las almas de los condenados.



Canto VIII En el quinto círculo Dante y Virgilio cruzan la laguna Estigia en cuya superficie se golpean las almas de los coléricos, aguas agitadas por los suspiros de los melancólicos que penan en el fondo, Al fondo se percibe la entrada a la ciudad.



Canto XII Los viajeros llegan a un valle, desde el cual ven un lago de sangre hirviendo donde purgan los violentos que han atentado contra la vida e intereses de sus semejantes, observados por centauros. Virgilio convence a uno de los centauros para que lo pase a la otra orilla.



Canto XIV En el tercer recinto, del séptimo círculo es un llano de arena hirviente sobre el que copos de fuego. Allí, residen los violentos contra Dios, la naturaleza, el arte y la sociedad.



Canto XV Dante distingue entre las almas a su maestro en retórica, Brunetto Latini, escritor y político, por quien se detiene para conversar.



Canto XXIII En el sexto foso están los hipócritas vestidos de mantos de plomo dorados. Sobre la tierra, Caifás crucificado.



Canto XVIII El octavo círculo, llamado Malebolge, es el de los fraudulentos y está dividido en diez fosas. En cada una sufren diversas torturas: rufianes y seductores; aduladores y cortesano; adivinos; traficantes de justicia; hipócritas; ladrones; malos consejeros; autores de escándalo, cismas y falsas religiones. Charlatanes y falsarios divididos en tres grupos: usurpadores de personalidad ajena, monederos falsos y calumniadores. En esta imagen Nattini representa a los rufianes perseguidos a latigazos por los demonios.



Canto XX En el cuarto foso se hallan los que profesaron el arte adivinatorio quienes tienen sus cabezas vueltas hacia sus espaldas.



Canto XXIV Al llegar al séptimo foso, Dante y Virgilio ven, entre serpientes, a los ladrones mordidos y envueltos por ellas.



Canto XXVI En el octavo foso, en medio de resplandecientes llamas, cada alma padece su condena como consecuencia a hacer incurrir a otros en fraudes.



Canto XXXIV Lucifer, figura descomunal y monstruosa, está sumergido hasta la mitad de su pecho en el agua helada; con tres caras, entre sus labios se agitan las piernas de Judas, cogido de la cabeza por los dientes de Satanás. Este cuarto recinto correspondería, además, a todos los traidores a sus bienhechores.




Pu r G A T O r I O


E

n el Purgatorio, organizado en 33 cantos, las almas sufren en medio de las llamas, pero con alegría pues, atentas,

esperan el momento de abandonar ese escenario para ser guiadas al Paraíso.



Canto I Al amanecer Dante escucha atento a Catón de Utica, custodio del Purgatorio.



Canto IX En un descanso de la montaña, un ángel flanquea el acceso a los visitantes al Purgatorio.



Canto XI Por indicaciones de una de las almas, los poetas se dirigen hacia la mano derecha para recorrer el primer círculo. A la entrada, Dante reconoce a Humberto Aldobrandeschi, hijo de los condes de Santaflor.



Canto XII Un ángel sale al encuentro de los poetas para conducirlos a la escalera hacia la segunda meseta.



Canto XXVI Considerado como “el canto de Ulises”, aquellas almas embrutecidas por la liviandad, divididos en grupos, purgan sus apetitos caminando entre las llamas del monte.



Canto XXVII El ángel que guarda el paso les advierte a los poetas que para ascender deben atravesar las llamas; Dante titubea, pero decide continuar alentado por Virgilio.



Canto XXXIII Beatriz ordena a Matilde que bañe a Dante y Stacio en las aguas del Eunoé; una vez regenerados pueden iniciar el viaje al Cielo.




PA r A í S O


E

n el Paraíso, Dante despliega la concepción tolomeica del universo creado; el relato transcurre a lo largo de 33 cantos

en los cuales los protagonistas ataviados elegantemente, flotan

hacia arriba dentro de una espiral que los lleva a esferas celestiales.



Canto I Dante desde el Paraíso terrestre, acompañado de Beatriz, se remonta al primer cielo.



Canto III En la Luna están las almas de aquellos que faltaron al voto religioso. Allí Dante encuentra a la emperatriz Constanza.



Canto VII Luego de la explicación de Justiniano, Dante duda si fue justa la crucifixión de Cristo. Beatriz le aclara y le muestra el motivo de la inmortalidad del alma y la resurrección final.



Canto VIII El poeta asciende a Venus, ubicada en el tercer cielo. Allí, Carlos Martel le explica el porqué los hijos abandonan las virtudes de los padres.



Canto XIII Santo Tomás de Aquino resuelve otra duda del poeta, advirtiéndole del peligro de los juicios precipitados.



Canto XXXII San Bernardo continúa mostrando a Dante el orden que ocupan los bienaventurados en el Paraíso.



Canto XXXIII Con gran fervor san Bernardo ruega a la Virgen que ayude a Dante. En el triple círculo, la Trinidad. Acá concluye la visión del poeta.






INGRESO LIBRE de martes a sábado 10:00 a. m. – 6:00 p. m. Av. Javier Prado Este 4625 Haz tu reserva de visita aquí http://mgicpna.pe/nosotros/registra-tu-visita


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