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CAPÍTULO 8: Carlos Casarini
CAPÍTULO 8
CARLOS CASARINI
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EN EL CAMPO Yo nací en Lago Blanco, en la Estancia “Valle Huemúles”, el 10 de diciembre de 1936. Éramos doce hermanos, ahora quedamos once. Seis nacimos en Lago Blanco y seis en Perito. Mi padre se llamaba Lucas Martín Casarini y mi madre Juana Aldauc Dolores. Mi vieja, pobre ¡Como cosía! Todo el día haciendo sábanas y déle nomás. Y meta lavar lana, escurrir lana, para hacer colchones, todo de lana, pero nunca nos faltó nada… nunca… hasta la ropa hacía. Pobres viejos, nos criaban a todos, y todos trabajábamos a la par. Que la quinta, que las vacas, el queso, la manteca, el dulce, si antes no había. El campo fue una vida muy linda, sana… La verdad es que no nos gustaba venir al pueblo, estábamos acostumbrados al campo, teníamos maestro y todo allá, Don Miguel Migone, que nos daba clase igual que en un colegio. Después fue Romero y Doña María y nos obligaron a venir al colegio. Pero ya sabíamos leer, escribir… vinimos bastante inteligentes del campo ¡No nos criamos así nomás!
EN LOS INVIERNOS DE ANTES Bravísimo, che, el invierno. Nos hacían las botas de cuero de potro... los zapatos, viste, los zapatones. No había zapatos, usábamos los botines “Patria”, esos. Todas esas cosas. Los hacía Don Máximo, pobre, un encargado que trajo del Uruguay, que era muy amigo del finadito que estuvo en Lago Blanco, estuvo muchos años. En invierno hacíamos chorizos, carneábamos dos chanchos, tres, Tino nos iba a ayudar y él se traía una partida acá al pueblo. Con canastos andábamos vendiendo, entre la nieve. Hemos pasado cada una, pero vivíamos bien, nunca nos faltó cosas en la casa, jamás. De Comodoro nos traían todo
Año apróx 1965: Adel Hamer y su Sra. Carlos y Eugenio Casarini en Mar del Plata trabajando en el hotel de Adel.
para prepararnos, yerba, azúcar… Llena la despensa, los barriles de vino. Nos criaron bien gracias a Dios, no? Tenemos una cualidad por lo menos.
EN LAS FIESTAS Antes se vivía mejor, no sé, nosotros vivíamos bien. Cuando hacíamos las fiestas en el campo, iba toda la gente del pueblo, iban allá, comían asado, bailaban, jugaban a la taba, nada que ver ahora! Venían un fin de semana.... Decían -”Vamos a hacer una fiesta”-, y ya ponían los asados, unos bailaban, otros jugaban a las cartas. Joda! Joda! Cuando fuimos creciendo veníamos a los bailes acá, la primera que trajeron fue a cargo de mi hermana mayor, la Hilda, que es la que tengo ahora, ella nos criaba. Cuando inicio “Santana”, el primer baile en “el Argentino”, no nos dejaban ir ahí… Pero una noche fuimos, nos escapamos con la Elvira y con Perico… ¡Pero qué enojados estaban los viejos porque habíamos ido donde Santana! Eran bailes muy lindos, hermosos. Tenía piso de tierra, buena orquesta: “Los Leiva”, pobres, que llegaron de Chile, tocaban el acordeón. Pero baile, baile, eh! Amanecíamos… Yo cuando quiero hago fiestas aca en nuestra casa familiar en el pueblo y vienen todos. De vez en cuando hacemos comilonas, nos juntamos todos. Antes hacíamos bailes de carnaval, con Ricardo, todo...lleno! Eran las once de la mañana y los viejos corrían carreras de a pie y los otros meta baile, así que hacíamos de todo... pero hermoso! Y todo eso se terminó yá. Viste que la amistad no es como antes, mucho egoísmo, que se yo, no es como nos criamos antes nosotros, que nos criamos de una manera sana, ahora no… es puro chupe, todo muy… no podés ir a un baile que ya… puro escándalo nomás.
Acá en nuestra casa también haciamos fiestas. Esta casa primero era de Dante Linero, era grande ya cuando papá la compró...porque la idea del otro era para poner en esos años, como una casa de estas… clandestinas. Dicen en esos años que llevaban la harina de acá a Chile y de allá traían las mujeres, las hacía trabajar acá. Sí, si, tiene su nombrada esta casa, sí… Dante Linero era pícaro. Tenía un boliche, en la parte del frente y hacían baile. Acá bailaba Don Lorenzo Allochis... bailaban tango con la finada Elvira. La hacía trabajar, la traía, la llevaba. Yo modifiqué la casa, dividí la galería y le di toda la parte del frente a Eugenio, que trabajen ahí, porque para qué semejante caserón, solo no lo iba a mantener tampoco, es mucho.
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Año apróx 1971: Jorge Casarini, abuela Juana, César Casarini, Zulema Valenzuela, Oscar Casarini, Élida Casarini con su hija Mima Allochis, Hilda Casarini, Esther Valenzuela, Martina , Julio Valenzuela y Chiche Allochis.
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Año 1970: Nelly, César , Vilma e Irene Granillo (hijas de Nelly). Frente a casa de Nelly (Avenida Sán Martín).
EN EL PUEBLO Tendría mis 16 años cuando nos trajeron al pueblo a los seis mayores, las chicas eran grandes. Cuando llegamos nosotros, llegamos a vivir derecho al Juzgado… los seis. Mi viejo era Juez, después también fue Intendente, cuando la Municipalidad era Comisión de Fomento. Él fue muy bueno... pobre. Sacaba su plata del bolsillo, compraba el combustible, compraba el Kerosene, todo, para darle a la gente que necesitaba, fue muy bueno, una persona buenísima... pobre. Él nunca se fijó para darle a cualquiera. Lo querían mucho. Llegamos acá en el año 39 y acá no había nada, todo casa de tierras, las calles, las veredas, no había nada. Era pobre, pobre, puro médano nomás. Y en esos años había veces que el Río Fénix venía crecido y lo cruzábamos todo a bueyes, con los carros, no se podía cruzar con vehículo, o no sé podía venir por la nieve tampoco. Teníamos que venir con los bueyes, llevar las cosas en el carro, ir, volver, y así. Aparte que era muy llovedor, muy nevador antes. La poca gente que había en Perito se dedicaba mucho al trabajo, a fuerza de pulmones. Valía mucho la plata, los comercios igual trabajaban mucho, por eso decían, “en Lago Buenos Aires corre plata”. Sí, y era la verdad, trabajaba bien el pueblo. No había medios para traer el combustible, tenías que equiparte bien para el invierno, a nosotros nunca nos faltó porque llevábamos tambores. Estaba don Verdugo que toda la vida explotó leña. El de la casa grande, allá, que está frente de Pessolano, en una esquina, la casa larga, esa es de Don Verdugo. En esa época ya estaban las familias de los Allochis, los Roberts, Don Luis García, los Pérez, los Coya…pobres. Los Coya y nosotros íbamos, salíamos del colegio y nos íbamos a la chacra de los Coya; eran… mirá, todavía siguen, gente buena, trabajadores. Mc Pherson… era muy amigo de mi viejo, íbamos al campo de él, a la estancia. Mc Pherson, el padre de la Rosa Faedo, todos nos criamos juntos. Y acá en el pueblo antes nunca compramos la verdura, siempre la tuvimos en casa, tanto acá en la quinta como en el campo. La mayoría de la gente, tenía su quinta. Los canales pasaban por todos lados, acá en la calle San Martín y todos, teníamos el canal ahí en la San Martín, regábamos con los canales, después ya se taparon. Todo cambió. Habían pocos autos, dos o tres, estaban las primeras chatas, la Chevrolet que trajo mi viejo, la del Dr. Natale que todavía tiene Hassan una, la roja. Tres chatas, las tres vinieron juntas, una trajo mi finadito, otra trajo Natale y otra Jalil de Comodoro ¡¡Una novedad, cuando veían las chatas nuevas,
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Año 1950 aprox.: Don Lucas con su camioneta Chevrolet rodeado de su familia y amigos . “Los Manantiales”
porque acá era puro bueye, caballo y dale nomás!! Nosotros íbamos a pie al campo, yo me iba con dos damajuanas de vino y así, otros con bolsos. La primer Librería era la de Don Pedro Hernández, traía revistas de todo, cuadernos, de todo. Quedaba ahí donde está la vieja Lazcano. De la casa de Abadie, adonde vive la Pelusa Méndez, bueno, al lado. Al lado estaba la librería de Don Pedro, tenía de todo, el viejo.
EN LOS CAMBIOS Cuando ya empezaron con la ruta, con el asfalto, que ahí empezó el movimiento. Ya con ese furor, hasta ahora, ya se vino el gas, se vino el teléfono, ya empezaron a venir empresas. ¡No! Cambió mucho! Es otra vida… ya nada es como antes. Antes era más, no sé, me parece que se vivía mejor, vos ibas a comprar a un negocio, comprabas, pero con poco o mucho, pero traías al rolete. Si comparo las dos vidas juntas, la de antes y la de ahora yo preferiría la vida de antes. Me parece que la vida de antes hacíamos mucho más, teníamos más, si querías hacer una cosa la hacías. Y ahora ya no alcanza, no podes hacer ningún adelanto, está bien que tengamos comodidad pero todo lo otro se va perdiendo. Antes no, antes hacías una cosa y se cumplía y salías adelante nomás. Ahora querés hacer algo y tenés que dejarlo por la mitad, por eso para mí la vida de antes era mejor.