15 minute read

Adrián “Paico” Parada

Next Article
Ariel Latorre

Ariel Latorre

Mi nombre es Adrián Parada, pero todos me dicen “Paico”. Nací en Perito Moreno, en 1945 y tengo 71 años. Mis padres eran Robustiano Parada y Amelia Aldaz. Mi mamá se jubiló en el hospital, y antes era lavandera, para poder criarnos a nosotros cuando éramos chicos. Éramos cuatros hermanos, quedamos dos nomás porque los otros fallecieron, Jorge Aldaz y Fidel Bernardo Aldaz, que trabajaban en la Municipalidad. Quedamos yo y mi hermano, “Barrilito”.

Nosotros vivíamos en la calle Islas Malvinas, allá atrás donde están los barrios nuevos. Al lado de Doña Juana Chavarría, éramos vecinos, después Elena Pérez era vecina nuestra. Y todos nos criamos juntos… con los chicos Pesoa. Con la tía Elena igual, la mamá de los “Berritas”, los chicos Berra, porque nosotros nos criamos todos en ese núcleo, todos juntos. La tía Elena vivía acá en la calle Laprida, era tía de nosotros porque era prima hermana de la abuela, Pereyra. Y ahí ella se juntaban mi tía y mi abuela, porque los muchachos trabajaban en el campo así que compraban una potranca o algo, y carneaban en pleno invierno... Comíamos las achuras, los asados, todos los huesos de pucheros, que cosa rica! La casa nuestra era media precaria; la primera pieza era de ladrillos y adobe, que había hecho mi abuela con mi mamá, porque mi mamá se apartó de mi papá. Por ahí había para comer, por ahí no había… igual cuando uno es chico con un pedazo de pan se conforma, no hay problema… unas tortas. Nos crió mi abuela y mi mamá. Mi mamá falleció hace como 6, 7 años. Vivió muchos años pobre vieja, sufría de asma tanto lavar acá en el hospital, se enfermó.

Advertisement

Yo hice la escuela acá en Perito Moreno, en “la 12”, con Floriano Allochis, Raúl Amado, la Tesoro Amado, que falleció también, la Florinda Allochis, también falleció... ¡Uhhh ya me está dando no sé qué! Tengo miedo de que pase la parca y yo quiero vivir un poco más de años. En la escuela nos daban la merienda, mate cocido nos daban, con pan, eran lindas esas épocas. En esa época íbamos a la escuela los sábados también. Era chiquita la escuela, pero estaba la galería grande. Cuando llovía nos hacían ir a los actos patrios como ser el 25 de mayo, el día de la bandera, pero igual antes había nieve hasta septiembre. La maestra era la Elena

García, la Rosita Abadie... la señora Rosa. Jugábamos a la bolita, a la payana y un día yo digo “mañana voy a llevar una taba a la escuela”... Llevé una taba a la escuela…mmmm, me agarró el finadito Aurelio!! Pobre viejo, me llevó a la dirección, que estaba la señora del Dr. Natale y la Sra. Nora, uhhh la señora… ¡Mala era la turca! Así que me mandaron una nota a mi casa y pa´ que!!! Mi abuela que no nos perdonaba nada… me tuvo mal ¡ La abuela nos pegaba a nosotros, la mamá no, la mamá era una santa. Así salimos bastante gente sino, no sé qué habríamos salido. Pobre abuela que en paz descanse. Y así nos criamos, a los golpes, a los garrotazos… Muy sufrido, años duros ¿Y los inviernos? Me acuerdo que nevaba…Yo digo ahora si no tenemos gas, hay problemas. Antes con leña que se yo… era sufrido.

Nos vestíamos con lo que nos hacían las pobres viejas nomás. En el tiempo de Perón y Evita, mandaban ropa y eso… ahí nos acomodábamos un poco con zapatillas, unas zapatillas blancas, cuadernos, libros. Uno cuando es grande ya elige si es peronista o radical, igual que la religión, pero de chicos muchas veces hemos comido pan dulce, sidra… fue por Perón y Evita, que en paz descansen. Las cosas llegaban por correo y acá en el correo desgraciadamente en aquellos años, nos marcaban mucho el pobrerío. El correo estaba ahí donde estaba la “Tintorería”, cuando repartían la ayuda, o sea pan dulce y sidra que mandaban a fin de año. En el correo había jefes y jefes, pero no hay que ser así. Por más que estés detrás de un mostrador o de una oficina, no tenés que mirar al ser humano en menos. Ya pasó…para qué dar nombres.

Entré a trabajar de pibe, haciendo mandados, Don Eugenio Guridi, que era Juez de Paz acá, yo le atendía la quinta, el jardín, ahí la casita está ahí en el cruce de calle, entre Delia y chiche Mattar, esa casa que está como cerrada abandonada. No sé qué fallecieron los dos viejitos que vivían ahí. De ahí después entré a trabajar en lo de Ayestarán, en la panadería, cuando tenía diez, once años. Ahí te enseñaban a hacer el pan, los moldes, como hacer felipe, el pan redondo, la galleta, todo me enseñó… agarré viaje enseguida. Cobraba la plata y se la daba a mi mamá para que ella se manejara, pobre vieja tanto que había sufrido para criarnos a nosotros. Y también todos los días nos daban un pan o un felipe o dos felipes, una galleta.

Después de ahí entré al hospital, o sea la señora Elena le dice a mi mamá: -“¿Adrián está desocupado?” - No, trabaja con Joaquín - le dice -. La señora Elena me quería para que vaya de jardinero, así que como en el 70 me fui al hospital, yo tenía en ese tiempo quince, dieciséis años. Fui por una semana y me quedé para hacer los mandados al correo, a Gendarmería, como se dice de cadete, las compras. …me jubilé en el hospital. En esa época el hospital era donde está hoy el hogar de ancianos, estaba el Dr. Natale, la Dra. Inés

1956: Adrián Parada frente al edificio del Correo Argentino, en construcción

Rufá y Elena que era auxiliar de la administración. ¡Uhh con el doctor Bimbi tenemos cada historia! Invierno y verano. Teníamos que salir con la camioneta, una doble cabina una Ford, la ambulancia, íbamos a Caracoles, Lago Posada en pleno invierno, sin asfalto, no había nada. Yo aprendí a manejar en el hospital, ya fui creciendo más haciéndome hombre y todo. ”Mansillita” me enseñó mucho, él ya trabajaba ahí, porque él entraba a la colimba, al servicio militar, en Comodoro y yo quede en reemplazo de él. Antes a mí me había enseñado a manejar Luisito Ayestarán, cuando compraron un camión el 56 en el que andaba Luisito, el blanco, se lo compraron al flaco Hito… y me gustó siempre los camiones y manejar y manejar, me gusta, me encanta.

El Doctor Bimbi iba a atender, todos los fin de mes iba a Caracoles y a Posadas, invierno y verano. Yo no sé si tendré un don aparte, pero un día íbamos y había nevado mucho, nieve volada, y acá en la parte del pintura arriba, se había tapado la ruta y estaban los de vialidad haciendo una parrillada en la mañana, antes de doce, el gordito Báez, don Juan Ramos, el chilote Cesar, pobre chilote también se nos fue, muy amigo éramos con el Chilote, muy amigos… Íbamos para Caracoles por una señora de parto y el camino estaba cortado, la nieve tapó la ruta…y pasamos igual!! Con la nieve blanda, subimos, pasamos para el otro lado, la nieve “así”. Otra vuelta andaba haciendo una ronda sanitaria con el doctor Bimbi y la Doctora Elena y don Roberts, el maquinista Roberts, usted sabe que abrió la ruta “así” para pasar para Posadas, era todo un túnel de nieve!! Todo nieve, como un túnel. Y así como esas muchas más.

El doctor llevaba su termo, su mate y vamos andando nomás. Si, ni un drama. Creo en Diosito, sí. Diosito me ha ayudado mucho sobre todo en los viajes. Medio evangélico soy, en parte, por ahí voy, por ahí no voy. Pero si creo, creo. Porque yo he ido con enfermos graves, señoras de parto. En un viaje, antes de llegar al Pluma se descompone la señora de parto. Y tuvo un bebé!! Paré, la doctora la atendió todo bien, todo bien. Gracias Señor!! Porque esos años en el hospital era muy estrictos. Entre Elena y el doctor, lo llevaban muy bien. Muy bien, las cosas andaban. Pablito también muy buen enfermero, todos los chicos, éramos todos unidos. Nos ayudábamos unos a los otros. Estaba Marito y Santiago en ese tiempo, “Mansillita” ya se había jubilado. Uno con el tiempo se va haciendo… yo de primero le tenía miedo a los muertos. Al principio, yo era muchacho, habían traído un señor que habían matado por Pueyrredón, lo habían degollado, un señor que tenía un bar. La policía trajo el cadáver y lo dejaron en el depósito a donde teníamos el gasoil y el kerosene, y yo no quería entrar al depósito, le tenía miedo al muerto !!! Y el doctor Bimbi me dice, “No hay que tenerle miedo a los muertos, a los vivos hay que tenerle miedo…” Elena si que nos tenía cortitos,

1965: Casa familiar de Audolia Pereyra

1965: Casa familiar en Perito Moreno. Adrián Parada junto a su abuela Audolia Pereyra

a mí y a Mansilla. Pero siempre los voy a ver, les debo mucho. Muchos me dicen: “¿Paiquito siempre le vas a estar debiendo la vida al Viejo Bimbi?” yo le digo “No, no!! Antes de hablar de Bimbi hermano, yo no te lo permito”, porque yo al doctor Bimbi lo respeto mucho y lo quiero, para mí fue un padre. Cuando me jubilé igual seguí trabajando un año más o dos, porque faltaban choferes. Ya después no, está bien ser bueno, pero no tanto. Me buscaban porque me tenían mucha confianza, para hacer viajes, del Hotel Belgrano, la señora de Munir, le hago viajes, me ocupa para que la lleve a Comodoro la traiga, siempre, siempre... Y ahora estoy haciendo viajes al correo, que mi hijo es mi patrón!!! jaja que va´ ser.

Fue media dura mi vida, media desorejada. Yo fui alcohólico, desgraciadamente. Pero salí de “ahí” y esa se la debo al doctor Bimbi, y a la señora Elena…mis compañeros de trabajo me ayudaron mucho. Yo después del trabajo me juntaba con… uno tiene sus amistades sus rebusques, que vamos para acá que vamos para allá! Las fiestas de aquella época se hacían en lo de Santana, en lo de Patico, Juventud Unida, 4 de junio y después parientes, los Berritas. Desgraciadamente todos tomaban, “Que tomá, que no te va a hacer nada…” O sea ya de mucha yo me crié en ese ambiente medio… y una vez que probás … y después no queres dejar … “Ya es tarde, no ves que ya es invierno… y ya es tarde si”. Don Jalil siempre me aconsejaba, a mí siempre me dijo: “Paiquito como va a estar tomando, un chico tan bueno como vos”. Yo le decía: don Jalil no, si ya voy a dejar. La primera vez que vi televisión fue ahí en la casa de don Jalil Hamer, ahí nomás en lo de Jalil que había puesto una antena, no sé qué macaneaba el turco, porque era más empeñoso el turquito, buena gente también, no sé si con todos, porque uno no puede ser monedita de oro pa´ caerle bien a todos…pero el turco conmigo era buena persona… Don Adolfo Abadie igual, el papá de Fitoto, después don Fuat, la señora Rosa, siempre me aconsejaban. También Luisito Ayestarán siempre me aconsejó mucho. Joaquín no, Joaquín ya era más milico. Y bueno con el doctor Bimbi, pobre viejo, me ayudó con un tratamiento, pobre doctor ese me ha aguantado cada cosa! Él habló con mi mamá, y nunca más, hasta el día de hoy, hace unos 35 años. El Dr. Bimbi estaba haciendo una autopsia, había unos testigo y todo. Y el Dr. me dice: “Vení vení... Mirá, mirá mirá bien lo que te voy a mostrar. Si vos seguís chupando, mirá como se te va a quedar el hígado…” Estaba haciendo la autopsia a un alcohólico. Me muestra el hígado, una piedra, quemado con alcohol… Y con esos y unas pastillas que me dió, nunca más.

He tratado de ayudar a personas alcohólicas, pero no me dan pelota. Acá se había armado un grupo muy lindo, muy lindo. Estaba Anita, Mirta Tejedor y otra chica, Isolina Godoy. Teníamos como 25 monos, andábamos bien,

1959: Patio de la Parroquia local. Fredy Bustos, Rafael Ramírez, Delfín Tejedor, Adrián Parada

trabajábamos bien, muy bien trabajábamos. Contábamos toda nuestra experiencia, como empezaste, como dejaste, como fuiste, como aceptaste, todo… Ahí me di cuenta que lo mío no era nada a la par de otras personas... todo tipo de gente… señores médicos, abogados, chicas abogadas, que habían perdido la familia por el alcohol, que es tan traicionero, que uno no se da cuenta, “Todo el campo es de orégano”. Yo quería dejar de tomar, cuando estaba con los cinco sentidos, quería dejar y no podía, pero no podía. Me pedía, el cuerpo me pedía, me pedía alcohol… en los bailes sentía que tenía que tomar algo o estar medio chusco pa´ salir a bailar, sino no podía salir a bailar. Yo le tomaba hasta el vinagre a mi pobre abuela. Pá componer el cuerpo al otro día, un poco de vinagre con azúcar y agua… En el momento cuando está con eso, uno no se da cuenta. Pierde todo. Yo lo único que siento es que hice sufrir a mi mamá y a mi abuelita. Después vienen los arrepentimientos, pero que tarde que han venido. Fue duro, muy duro, tenés que tener mucha fuerza de voluntad. Yo ahora veo una persona tomada y quedo mal. Me trae muchos recuerdos míos, pensar que yo estaba así. Duele, yo me quedo mal, veo chicos jóvenes que están así. Porque el alcohol, te hace olvidar lo malo, te olvidas todo mientras que te dura el efecto del alcohol, pero después…a sufrir de vuelta. No se lo deseo ni al peor… enemigo.

En el 86 me casé, casi me deja el tren, el último vagón agarré, tenía cuarenta. Tengo dos hijos, Jorge y Alberto. Armé mi familia porque ya la veía venir, por ahí se me va la viejita, quedo solo y no sé qué va a ser de mí. Mi mamá estaba siempre, iba a verla a ella o ella venía acá. No… yo la pensé: se me va a morir la vieja y yo voy a quedar dando vueltas como tonto que perdió el vuelto. Cuando yo me junté con mi señora, un día me dice “Adrián vamos a la iglesia”, estaba el pastor Castro acá. Y bueno fui, y vamos a ser francos, a la iglesia católica vamos, pero vamos por alguna obligación o a veces ni nos acordamos que tenemos iglesia. Es así, así que a la iglesia católica poco iba, pero soy cristiano. Fui católico pero ahora soy evangélico, por ahí vi cosas que no me gustaron y no fui más. Y mi señora no me dice nada porque no voy, ella si va.

Yo tengo todas mis raíces acá. Tengo acá mis amigos íntimos mi señora, y mis hijos. Y amigo, muy amigo el doctor Bimbi y Elena. Y después “Mansillita”, “Mansillita” Alberto. Muy amigo, y compañero. “Mansillita” muy bueno, siempre lo dije y lo voy a decir mientras viva. Me enseñó muchas cosas que yo no sabía. Y muchos amigo que ya fallecieron: El “Nene” Pidio, el “Chilo” también, pobre “Chilo” que en paz descanse. Después el gordito Puricelli, Raúl muy amigos. De acá de la barra, que estamos quedando pocos, ojo al Cristo, que es de madera. Estamos quedando pocos. El el otro día me estaba hablando mi hijo : “Papi el día que tenga unos pesos más nos vamos

1970: Carrera de sortija en bicicleta, en festejos del 8 de Diciembre, frente a la Parroquia. Adrián Parada, Atilio González, Jorge González

1963: Baile en el Hotel y Bar “de Patico” . Santa Cruz y Argentino Pesoa, Adrián Parada

1991: Erupcion del volcan Hudson, antigua ambulancia en el patio del hospital. Víctor Barrientos, Adrián Parada

1969: Equipo de fútbol del hospital local. Dr. Duronto, Dr. Bimbi, Carlos Aldauc, Alberto Mansilla, Sr. Mercado, Adrián Parada, Dr. Bianchi

Doctor Reynaldo Bimbi y Elena García, camino a Lago Posadas

a cambiar de acá, vamos a otro lado”. Yo le digo:- “A donde vamos a ir hijo si, a esta altura del partido…”- En otro lado tenés que empezar de vuelta, hacer ambiente. Acá mal que mal, a uno y a los chicos los conocen todos… acá te dicen: “Paiquito llévalo después me los pagas”, pero en otro lado hermano… “Vaca que cambia de querencia se atrasa en las pariciones”, si sacas un animal de un lado y lo llevas a otro…y muere el hijo.

Igual el pueblo también va cambiando. El pueblo ha cambiado mucho, mucho, mucho. Yo quiero que se venga lo mejor pa´ Perito, pa´ los hijos, pa´ los nietos que vengan. Antes era más sufrido, que se yo, antes faltaba de todo. Ahora no. Un día fui al banco, eran como siete ocho, que estaban haciendo cola, digo: “Buen día” y ni pelota. Me dió una bronca y me fui… maleducados de mierda, yo no sé si en otro lado no hay escuelas, o no les enseñan a decir buen día, buenas tardes… me fui. Igual pienso que hay que ser egoísta, si todos tenemos derecho a vivir y a buscar un futuro mejor. Esa pobre gente que se vienen, no sé de donde, a trabajar acá a la minera. Yo pienso así porque yo con el asunto del chupe la sociedad me rechazó mucho a mi acá… Lo tengo tan grabado, eso sí que no me olvido y yo los veo ahora a todos hoy…

This article is from: