Celia “Chelita” Reig Me llamo Celia Elsa Reig, más conocida como Chelita y nací en el Departamento de San José, en la República Oriental del Uruguay, en 1944. En mi adolescencia ya viví en Posadas (Misiones). En esa época terminábamos quinto año ya recibidas de docentes. Llegué a Perito Moreno en 1967a visitar a una compañera, Dora Bonasegla de Quevedo. Vine en febrero y para abril me llamaron de la Escuela 12 porque había una suplencia de un mes de la señorita Juanita Juanola. Trabajé un mes, pagaban muy bien y también daban un pasaje por año a cada docente, a cualquier lugar del país. Cuando empezaron las clases en septiembre, no había vacante así que me quedé en Misiones. Y, a fines de diciembre, me ofrecieron un cargo y acepté, por eso volví en enero del 68 y ahí ya me quedé. Cuando llegué mis compañeras en la escuela eran Carmen Jalaff, Negra García, Vilma Ramos, Olga Bimbi,... la Directora era la señora de Natale y luego la señora Nora Mattar. Después vino otra camada más joven, Susy (Pessolano), Margarita (De la Torre), Cuca Mani (Treffinger), Cristina de Hita... El trato con las compañeras era bueno, teníamos una sala de maestros para tomar un café, pero íbamos en las horas libres y a corregir cuadernos. La escuela me pareció hermosa y ahora ha cambiado mucho. En aquella época no teníamos gimnasio, eso era patio, después estaba el patio interno, el comedor también existía, porque recuerdo a la señora Nora que iba a ayudar a hacer el dulce y a cocinar con doña Blanca, que era la cocinera. Los baños, estaban retirados de la escuela y al lado vivía Aurelio (Pessolano), el portero. Detrás de los baños, había una casa para las maestras, en donde vivió muchos años Carmen Jalaff, aparte de las casas que daban a la avenida principal, vivían las chicas (docentes) solteras, las hermanas Bratsche, por ejemplo. Yo viví con la familia Quevedo. La calefacción era a leña… pobre Aurelio (Pessolano), acarreaba leña, prendía las estufas a la mañana, y al medio día llevaba más leña, para que quede calentito para el turno tarde. Pero a mí, no me alcanzaba, me moría de frío, así que todos los días llevaba una red de compras con leña y yo le iba poniendo. Él estaba en todo, no se le escapaba nada, tenía su ritmo, pero él veía si faltaba esto o aquello y siempre dispuesto para dar una mano, con “Pitin” Maldonado, la señora de Chávez, “Chavecito”, Vicenta Chicahuala, Manuel Cayún y Fabián Arbe. También estaba María Ruíz, con la copa de leche, hacía dulce porque servían a los niños pan con dulce... Fue fundamental la contribución de Pitin Maldonado a la escuela, que con los años se preparó, estudió y pasó a ser secretario (administrativo) de la escuela y más adelante secretario del señor Serafín Acevedo (Supervisor Pedagógico) que cubría el cargo de supervisor, 41