Década de 1960 Rudy Veloso Yo cursé la escuela primaria entre 1967 y 1973. De mi paso por la escuela guardo muchas imágenes y muchos aromas. El olor a la leña de molle, porque cada aula tenía una estufa octogonal de hierro. El olor de la cascarilla, en el recreo de la leche o del mate cocido. El aroma de las lilas del patio interno que perfumaban el ambiente en los recreos. El sonido de la campana de bronce cuando nos llamaba a formar fila… y el piano. Escuchar un piano es algo que me traslada de vuelta a las galerías de la escuela. Yo pertenezco a una generación que se crió con las historietas y el cine. Así es que, si los fines de semana veíamos una película, inmediatamente los lunes estábamos trasladando esas películas a nuestros juegos del recreo. Los western italianos, películas de fantasía heroica…y con esas imágenes los varones nos hacíamos los héroes. Nos dejaban hacer caballos con ramas, en el patio de atrás, en una cancha que había donde ahora está el gimnasio. Recuerdo con mucho cariño a cinco maestras de la primaria: Dora Prieto, Isabel Henríquez, la “Negra” García y “Lulú” Pérez, aunque debo confesar que guardo en un rinconcito especial de mi corazón a mi primera maestra, Vilma Ramos, de 1°C. En otro lugarcito aparte tengo a mi profesora de Música, Micaela Diez, que me “abrió la cabeza” no solo en relación a la música sino también en el arte. Como olvidar al portero don Aurelio, doña Maruca, a la Directora Nora Mattar de Hamer, una mujer muy trabajadora y a la Vice Directora Rosa Giamberardino de Abadie…toda gente que guardo con cariño en mis recuerdos. A comienzos de los `70, cuando yo cursaba 7º grado, hicimos un viaje escolar a Córdoba, y creo que esa experiencia da cuenta del lugar que ocupábamos (ya por aquella época) los patagónicos con respecto al resto del país. Disfrutábamos de un hermoso viaje educativo pagado por el Estado Nacional donde confluíamos alumnos de entre 12 y 15 años, de todos los puntos del país y de diversas escuelas primarias. Una de actividades más emocionantes para los varones fue la organización de un campeonato de fútbol interescolar donde fuimos tratados, desde el inicio, como la cenicienta del torneo. Perito Moreno llevaba –entre sus alumnos- algunos integrantes del equipo ganador del campeonato Evita: Huracán. Y lo mechamos y reforzamos con compañeros de Caleta Olivia, ya que éramos las únicas localidades de la Patagonia toda. Por ser quizás un niño muy observador de los entornos, percibí enseguida como, 90