Aguaje - Fruto de la vida -
P resentación
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a Amazonía peruana es nuestra mejor reserva de biodiversidad y la mayor despensa ecológica, alimentaria, medicinal y científica que podamos aportar al mundo. En todos los ecosistemas interconectados e interdependientes que posee, existe una cantidad aún no determinada de especies vivas –vegetales y animales– que nos siguen sorprendiendo. En este ecosistema hídrico y forestal, con espejos de agua transformados en cochas, lagunas o pantanos, pero también en los meandros de los ríos, con agua estancada o corriente, dulce, salobre o salada, crece el aguaje, una palmera de gran tamaño que da un fruto de enormes potencialidades para la región y el país. En nuestra Amazonía existen 13 millones de hectáreas de bosques aluviales. Al menos la mitad de esta superficie es el hábitat natural del aguaje. Los mayores aguajales se encuentran en Loreto, Ucayali y Madre de Dios. Los aguajales se desarrollan en ecosistemas frágiles donde la mano del hombre debe acceder de manera racional, evitando la sobreexplotación del producto o las malas prácticas, como el talado completo de la palmera para recoger sus frutos, que felizmente se vienen superando. Si para el poblador amazónico los beneficios económicos y ambientales del aguaje son importantes, para el país lo son más. Los aguajales tienen un valor ecológico para toda la humanidad. El compromiso de los países miembros de la COP 21 fue mantener el incremento de la temperatura del planeta por debajo de los 2 °C, lo cual significaba que las naciones industrializadas debían reducir sus emisiones entre 40 y 70% al 2050 y neutralizarlas completamente al 2100. La conservación de los humedales en general y de los aguajales en particular puede ayudar a alcanzar esta meta. Por tanto, nuestro país debe tomar nota del valioso recurso que tenemos para ser considerado por los países desarrollados –que más dióxido de carbono emiten– dentro de la estrategia mundial que busca mitigar el impacto del sobrecalentamiento global. La Universidad San Ignacio de Loyola se halla muy comprometida con revalorar y conservar estos recursos naturales que, manejados racional y científicamente, se pueden transformar
en activos económicos en una zona donde la riqueza de la naturaleza no se condice con la pobreza de sus habitantes. La investigación que presentamos en este libro señala que el aguajal tiene la mayor capacidad de acumulación de carbono terrestre: “de tres a cinco veces más que cualquier otro ecosistema tropical”. Los aguajales de la Reserva Nacional Pacaya Samiria reportan unas 484 toneladas de carbono por hectárea para aguajales densos y unas 424 toneladas por hectárea para aguajales mixtos. Estas reservas naturales de nuestra Amazonía atrapan más de 600 toneladas de dióxido de carbono por hectárea y contribuyen a generar aire limpio para uso de la humanidad. Alguien debería presentar estas evidencias en las cumbres internacionales de cambio climático y promover el intercambio favorable –¿deuda externa por disminución de dióxido de carbono?– para el Perú y para la región amazónica. El aprovechamiento sostenible del aguajal es una realidad latente, un reto para expertos, científicos y medioambientalistas. La conservación de la biodiversidad es, a la vez, una posibilidad real para la creación de fuentes de empleo e ingresos, la reactivación productiva y la generación de nuevas oportunidades para el despegue económico de una región tan vasta como la Amazonía y tan generosa en sus múltiples potencialidades.
Raúl Diez Canseco Terry Fundador Presidente Universidad San Ignacio de Loyola
Aguajal en la laguna Santa Helena, comunidad de Agua Negra, cerca a Puerto Maldonado, Madre de Dios.
P rólogo
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a selva y sus comunidades nativas viven una paradoja que, hasta ahora, el Estado no ha logrado superar. Pese a habitar en uno de los entornos más ricos en términos de biodiversidad y recursos naturales, su población es mayoritariamente pobre.
La gran riqueza de la Amazonía y los innumerables productos que esta brinda representan una enorme ocasión para lograr mejores oportunidades de desarrollo en la región, por lo que la puesta en valor de dichos recursos naturales se presenta no solo como una posibilidad económica, sino como un imperativo. En dicha tarea, todos tenemos responsabilidad: el Estado, la empresa privada y la sociedad civil. La palmera del aguaje, fruto emblemático de la selva peruana, es uno de los recursos que lleva consigo un gran potencial de aprovechamiento, y es el producto nativo al cual está dedicada la presente publicación. Del aguaje se aprovecha todo, desde su raíz hasta sus hojas. El fruto sirve como alimento a los pobladores de la selva y, también, para la elaboración de sus viviendas o como recurso económico transformado en refrescante bebida. No por nada las comunidades nativas amazónicas lo consideran “El árbol de la vida”, alrededor del cual se guarecen animales menores pero importantes en la cadena alimenticia. El fruto es rico en vitaminas, minerales y fitoestrógenos. Su alto contenido de aceites naturales lo convierten en una fruta ideal para la salud y la industria cosmética. Son impresionantes los efectos positivos que tiene este aceite en la piel de los pobladores locales, evitando su resecamiento y los daños que causa la extrema exposición al sol. Asimismo, su elevada concentración de vitamina A ayuda a la formación de tejido óseo y blando, a la formación de dientes y, entre las mujeres gestantes, a la formación de sus hijos. Además, el aguaje tiene cinco veces más vitamina A que la zanahoria y la espinaca.
Los malos hábitos alimenticios, asociados a la aparición de enfermedades crónicas, abren también una inmensa gama de aplicaciones, desde el consumo de productos naturales hasta su procesamiento industrial. El aguaje tiene un poderoso efecto antioxidante, y su inclusión en la dieta diaria puede ayudar a reducir, de forma significativa, el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas. En esta oportunidad, la Universidad San Ignacio de Loyola, como una institución promotora de la vida saludable, dedica sus esfuerzos a poner en valor y dar a conocer al mundo las grandes propiedades del generoso aguaje. De manera que, la próxima vez que estemos ante el aguaje como una fruta fresca o un delicioso helado hecho con su pulpa, pensemos no solo en un producto refrescante, sino en la maravillosa unidad de vida saludable que representa cada bocado.
Luciana de la Fuente de Diez Canseco Presidenta Ejecutiva Universidad San Ignacio de Loyola
Bosques inundables en el rĂo Yanayacu, en el corazĂłn de la Reserva Nacional Pacaya-Samiria, Loreto.
Introducción
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as palmeras constituyen elementos muy importantes en los bosques tropicales, como elementos dominantes de algunas formaciones vegetales; tal es el caso de la palmera del aguaje (cuyo nombre científico es Mauritia flexuosa L. f), que forma poblaciones densas, casi monoespecíficas, llamadas “aguajales” en los bosques pantanosos de las terrazas bajas inundadas estacionalmente por las aguas de los ríos amazónicos. El suelo de los aguajales está compuesto por una acumulación de materia orgánica, ligeramente descompuesta, en aguas ácidas, aunque también pueden encontrarse en los bosques de quebradas y de terrazas altas y sobre suelos hidromórficos que están irregularmente inundados durante la estación lluviosa, según Kahn y Mejía. En la Amazonía peruana existen aproximadamente 5.64 millones de hectáreas de “aguajales”. La palmera del aguaje está estrechamente vinculada a la vida y cultura de los pueblos amazónicos, por lo que se le llama “El árbol de la vida”, tal como indicó Spruce. Asimismo, el misionero Jose Gumilla, cronista de la colonia, describió cómo los indígenas del Orinoco utilizaron en su totalidad la palma del aguaje, mientras que Uhl y Dransfield, citados por Kahn y Mejia en 1993, destacaron igualmente los múltiples usos de la planta amazónica. Los cronistas Maroni y Fritz citados por los mismos autores describían cómo los nativos del río Marañón conseguían hilos de las hojas del aguaje para elaborar sus vestimentas. Los frutos del aguaje se utilizan para el consumo humano, su pulpa tiene un contenido de vitamina A cinco veces mayor que el de la zanahoria. Igualmente, el aceite de la palma del aguaje tiene cinco veces más carotenos que el aceite de la palma aceitera. Estas características nutricionales hacen de esta planta una alternativa para la seguridad alimentaria en la región, dado que el incremento del mercado interno de los frutos y el aceite del aguaje ofrece buenas oportunidades para el desarrollo de este cultivo, tal como señala Luis Freitas. Los pecíolos del aguaje, cortados en segmentos de unos 50 a 60 cm. de largo, son utilizados para adornar las paredes y techos de los restaurantes y bares de Iquitos. Otro uso frecuente de la planta es la confección de juguetes, así como de tapones para los botellones de aguardiente, utilizando en este caso la parte mediana del pecíolo, como indica el autor Mejía. Una vez derribada la palmera, se desarrollan en el estípite larvas de coleópteros (Rhynchophorus palmarum), que se venden como delicadas golosinas en los mercados de Iquitos, con el nombre de “suri”.
Los aguajales también juegan un rol importante en la mitigación de los efectos del cambio climático al ser un importante almacén de carbono, concentrando más de 600 toneladas de carbono por hectárea, tres veces más que el carbono que almacena cualquier otro tipo de bosque de tierra fina. Los humedales constituidos por aguajales juegan un rol importante desde el punto de vista económico, social y ambiental de la amazonia. Según García y Pinto, se estima un consumo de 20 toneladas diarias en la ciudad de Iquitos que involucra a unas 5 mil personas en la cadena de valor. Esto equivale a un promedio de 200 palmeras, las que se cosechan mayormente del medio natural.
Promover el conocimiento de los diversos beneficios y el potencial impacto positivo en la comunidad que ofrecen los cultivos nativos del Perú, como el aguaje, es un valioso aporte que la Universidad San Ignacio de Loyola aporta con la presente publicación, sumando esfuerzos para la conservación, la valoración y el aprovechamiento de la gran riqueza natural con la que ha sido privilegiado el territorio peruano.
El Instituto de Investigaciones de la Amazonia Peruana (IIAP) ha venido desarrollando tecnología para el manejo y producción sostenible de la planta del aguaje. Asimismo el IIAP en asociación con INKAGRO desarrollaron una línea base del estado del conocimiento del aguaje, que está resumido en la publicación: Programa de Mejoramiento Genético del Aguaje (Periodo 2010-2020), en donde está incluido el plan de mejoramiento genético conectado para los próximos años. Es importante también destacar el trabajo sobre Descriptores para el aguaje de Luis Freitas, en el cual se enfatizan los trabajos que desarrolla el IIAP sobre el aguaje en temas de colecta, caracterización y evaluación de la planta, a fin de obtener el material genético promisorio que sirva como base para la ejecución de un programa de mejoramiento de la especie con la visión de establecer plantaciones comerciales.
Luis Campos Baca Presidente del Instituto de Investigaciones de la Amazonia Peruana
Aguajal en la laguna Santa Helena, comunidad de Agua Negra, cerca a Puerto Maldonado, Madre de Dios.
Índice Capítulo I La biodiversidad amazónica
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Capítulo II El mundo del aguaje
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Capítulo III De la Amazonía su fruta
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Capítulo IV El aguaje vive
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Capítulo V Propuestas gastronómicas
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CapĂtulo I
La biodiversidad amazĂłnica
El bosque inundable se refleja con asombrosa nitidez en las aguas negras del caĂąo Londres en la Reserva Nacional PacayaSamiria. Loreto
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a región amazónica es una de las mayores reservas de biodiversidad del planeta. En ningún otro lugar hay tantas especies de plantas y animales. Tal ecosistema se habría originado hace 20 millones de años, según se desprende de una investigación publicada en la revista científica Science, donde se demuestra que su flora y fauna surgieron a partir del levantamiento de los Andes. Con una geografía que supera los 700 millones de hectáreas (ha), la Amazonía engloba más del 42% de los bosques tropicales del orbe y es dominada por el río Amazonas, el más largo, caudaloso, ancho y profundo de la Tierra. En el Perú, el territorio amazónico es un vasto océano verde que se extiende desde la vertiente oriental de la Cordillera de los Andes hasta las fronteras con Ecuador, Colombia, Brasil y Bolivia, con casi 68 millones de hectáreas que corresponden al 74,44% del territorio nacional. Una maravilla de la Amazonía peruana es la heterogeneidad de las formaciones vegetales, producto de la gradiente altitudinal de la cordillera, las lluvias copiosas y eternas, los caudalosos ríos, la permanente humedad y la diversidad de los suelos.
Explorando el manto amazónico En el Perú, cruzando las altas vertientes de las montañas andinas occidentales –es decir, las que miran a la costa del Pacífico–, se divisa una delgada franja a lo largo de todo el flanco oriental de la Cordillera de los Andes, desde la frontera con Ecuador hasta la frontera con Bolivia. El clima de esta selva alta, situada entre los 500 y los 3 500 metros sobre el nivel del mar (msnm), se caracteriza por una marcada variación de la temperatura. A 3 500 metros, la temperatura llega a 4 °C y, conforme se desciende, a 600 msnm, alcanza un promedio de 22 °C. A pesar de tal diferencia térmica, toda la gradiente altitudinal de la selva alta está cubierta de bosques debido a un intenso régimen de lluvias, principalmente entre diciembre y marzo. Los bosques sufren variaciones interesantes con la altitud. Los árboles van haciéndose progresivamente más altos a medida que esta disminuye. En el extremo superior –límite con las cumbres– surgen intrincados bosques enanos con árboles de apenas 15 metros, tamaño muy inferior con respecto a otras zonas de la Amazonía; y la alta humedad –gracias a las abundantes nubes bajas que cubren las laderas– favorece el crecimiento de musgos, líquenes, helechos, orquídeas y otras plantas de raíces aéreas que se enmarañan en las ramas de los árboles. Aquí habitan numerosas especies de fauna, como el mono choro de cola amarilla, el oso de anteojos, el armadillo, el guácharo y el gallito de las rocas.
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Transitar por esta región es una tarea laboriosa y muy peligrosa debido a su compleja orografía: las pendientes son extremas, el relieve es bastante accidentado, y el suelo aparece cubierto por una gruesa capa de materia orgánica. Los ríos Marañón, Mayo, Abiseo, Huallaga, Ene, Pachitea, Perené y Tambo descienden tormentosamente y se dividen en incontables riachuelos. La belleza y la espectacularidad de las cascadas y las caídas de agua son un goce para los sentidos. Esta ecorregión, denominada ceja de montaña, fue poblada desde tiempos remotos por grupos humanos que provenían de la vertiente occidental de los Andes. Ellos transformaron los bosques enanos en tierras agrícolas mediante la habilitación de andenes, tal como se puede apreciar en Machu Picchu, el Gran Pajatén y Kuélap.
Una intensa vida animal Camino al río Amazonas se encuentra la selva baja, que comprende los bosques situados por debajo de los 600 msnm. Es una región relativamente llana, caracterizada por una humedad y una temperatura ambientales constantes y altas. La temperatura promedio es de 24 a 26 °C, con valores máximos de 36 °C y mínimos de 18 °C, mientras que la humedad relativa suele situarse por encima del 75% a raíz de las intensas lluvias que caen durante todo el año. La combinación de estos factores favorece la descomposición de la materia orgánica, que es aprovechada por los organismos vivos como en ningún otro ecosistema. Aunque parezca increíble, los bosques amazónicos crecen sobre uno de los suelos más pobres del mundo. La arcilla, el material predominante, dificulta el ingreso de los nutrientes y, por añadidura, las abundantes lluvias lavan los pocos nutrientes que permanecen en el suelo. Sin embargo, la materia orgánica muerta se recicla a un ritmo vertiginoso, al punto que casi no se acumula, sino que es aprovechada a medida que se genera. De esa manera, entre los restos de hojas y troncos en descomposición, se desarrolla una intensa vida animal, constituida mayormente por un ejército de insectos, hormigas, ciempiés, caracoles y arañas, donde cada uno cumple su papel: las hormigas cortan las hojas de las plantas y árboles para enterrarlas en el suelo; los caracoles, las lombrices de tierra y los escarabajos, entre otras especies, se encargan de la descomposición de la materia orgánica. Por su parte, en la penumbra del sotobosque –entre matas y arbustos que crecen bajo los gigantescos árboles– habitan los animales más conocidos y grandes de la selva baja: el
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jaguar, el majaz, el tapir y el sajino. En los troncos hay otros que se han adaptado a vivir en estos, como el mono aullador, la ardilla, el vampiro y el pájaro carpintero. Entre los 25 y los 35 metros de alto, las copas de los árboles se entrelazan formando un tejido de hojas donde reinan guacamayos, tucanes, loros y picaflores. Y en las coronas emergentes, por encima de los 50 metros, el águila arpía y la boa buscan su alimento favorito: monos y perezosos. Con una extensión de 782 880 kilómetros cuadrados, el 61% de la Amazonía peruana aparece cubierto por esta frondosa vegetación, que convierte a dicho bosque tropical en el noveno más extenso del planeta y, después del Brasil, en el segundo más grande de Sudamérica. Esta inmensa región, conformada por los departamentos de Amazonas, Loreto, Madre de Dios, San Martín y Ucayali, alberga 31 ecosistemas y 14 712 especies de animales, tiene una población que representa el 10% de los habitantes del Perú, y goza de una riqueza cultural ancestral constituida por más de 70 etnias.
La diminuta rana dardo venenosa (Ranitomeya amazonica) habita el suelo del bosque donde se alimenta de pequeños insectos.
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Los aguajales amazĂłnicos conforman extensos bosques dominados por altas palmeras en un ambiente pantanoso, de aguas con baj0 contenido de oxĂgeno.
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El reino del aguajal Uno de los ecosistemas forestales más importantes y el menos conocido en la Amazonía peruana, que abarca 7 millones de hectáreas y que tiene capacidad de almacenar hasta 600 toneladas de dióxido de carbono por hectárea, es el aguajal, un sitio húmedo cubierto de abundante vegetación pantanosa y que cumple un papel trascendental en la mitigación del cambio climático global. Los aguajales –también denominados humedales– cubren del 8 al 10% de la superficie de la Tierra. Son espacios de grandes extensiones, con abundantes palmeras, que crecen en suelos hidromórficos, en suelos permanente o temporalmente inundados y en zonas con mal drenaje de agua estancada o corriente, dulce, salobre o salada, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no excede los 6 metros. En la Amazonía peruana hay 13 millones de hectáreas de bosques aluviales, que representan la décima parte de la superficie del Perú, donde los aguajales ocupan más de 6 millones de hectáreas, es decir, el 4,9% del total de la superficie nacional. La mayor cantidad de aguajales se concentra en Loreto, en Ucayali y en Madre de Dios, donde abarcan, respectivamente, el 16,11%, el 0,8% y el 0,35% de esos departamentos. En la extraordinaria vegetación pantanosa de los aguajales, la planta dominante es el aguaje (Mauritia flexuosa L. f), especie que se mantiene gracias al equilibrio hídrico del ecosistema. La Reserva Nacional Pacaya Samiria (RNPS), ubicada en el departamento de Loreto, tiene 2 millones 156 mil 770 hectáreas, de las cuales 598 970 hectáreas corresponden a aguajales densos y 372 145 hectáreas a aguajales mixtos (Freitas et al., 2006). Son frecuentemente clasificados como bosques monotípicos, por la densidad y la dominancia de biomasa de aguaje. Sin embargo, muchos aguajales no son así y, más bien, presentan diferentes combinaciones de vegetación. En realidad, no son bosques monotípicos, sino bosques oligárquicos típicos de la zona occidental de la Amazonía (Peters et al., 1989), donde tres o cuatro especies dominan un área del bosque y una especie es más común que las otras. Los aguajales son considerados ecosistemas frágiles que cumplen un rol importante desde el punto de vista económico, social y ambiental, porque resultan de gran utilidad para el control de la erosión y las inundaciones, la protección contra las tormentas, la estabilización del clima y la retención de nutrientes y sedimentos transportados por la escorrentía del agua de lluvia, los arroyos y los ríos. Los pobladores de las diferentes áreas rurales de la Amazonía dependen de ellos en áreas prioritarias como alimentación, salud, construcción de viviendas, elaboración de utensilios, etc. Por lo tanto, es necesario considerar su manejo sostenible, ya que en ellos hay un número elevado de nichos ecológicos que alojan un porcentaje apreciable de la diversidad biológica de la Amazonía. Aguaje Fruto de la vida
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Los guacamayos azules y amarillos (Ara ararauna) construyen sus nidos en los troncos de aguajes muertos.
El aĂąuje (Dasyprocta punctata) es un habitual consumidor de los frutos de aguaje que caen al suelo.
Conservando la vida Asimismo, los aguajales son el hábitat de diversas especies de plantas alimenticias y medicinales, así como de grandes mamíferos terrestres (algunos en vías de extinción, entre ellos, la nutria de río, el tigrillo, el otorongo, el tocón, la sachavaca o tapir, el lobo de río, los pecaríes, el venado colorado, el oso hormiguero gigante, el ronsoco) y mamíferos arbóreos (como el mono aullador), que utilizan los aguajales para su alimentación, reproducción, crecimiento y refugio. También hay numerosas especies de murciélagos, roedores pequeños, marsupiales y aves, entre las que destacan el guacamayo azul-amarillo (Ara ararauna) y el loro. Además, la humedad del aguajal es importante para el camuflaje, descanso, alimento y reproducción de la mayoría de los anfibios, moluscos y reptiles amazónicos. Muchos de estos animales constituyen una fuente importante de proteínas para las etnias amazónicas, cuyas técnicas de caza han surgido a partir de sus conocimientos sobre la taxonomía, biología y ecología de las plantas y los animales silvestres. En los aguajales, los indígenas usan la técnica llamada “bebedores naturales”, que consiste en poner jaulas a los pies de los árboles que sirven de alimentación a muchos animales según la época de fructificación. Por ejemplo, en la base del aguaje y del aguajillo se instalan jaulas en julio y agosto para la caza del majaz (Cuniculus paca), de carne muy apreciada. La caza de mamíferos mayores también se realiza en los aguajales, y en ella predominan el sajino (Tayassu tajacu), la huangana (Tayassu pecari) y la sachavaca (Tapirus terrestris). Según la información obtenida del Plan de Manejo de Aguaje para la zona de influencia de la comunidad de Parinari (Loreto), los aguajales han incidido, directa e indirectamente, en la biomasa cazada por especie. En esa comunidad se reporta una cosecha anual de 258 kilos de carne de monte: huangana (70 kg al año), majás (13 kg al año), mono negro (23 kg al año), ronsoco (69 kg al año), mono blanco (17 kg al año), lagarto negro (46 kg al año), lagarto blanco (8 kg al año), churo (8 kg al año), taricaya (4 kg al año) (León et al., 2008). Aun cuando el aguajal es considerado el ecosistema forestal más importante de la Amazonía, está permanentemente amenazado por la tala indiscriminada debido a la expansión agrícola: 80 mil hectáreas han sido destruidas con el afán de ampliar la frontera agrícola y dedicarla al cultivo en especial del arroz. El gran valor ecológico de los aguajales reside en que es un medio natural de autodefensa contra la destrucción del bosque por el hombre. Los colonos perciben el aguajal como un medio hostil, ya que está inundado permanentemente por aguas negras y es el hábitat de numerosos insectos y reptiles venenosos, entre ellos el aguaje machaco (Bathrops bileneatus), la anaconda (Eunectos murinusi), el lagarto negro (Melanosuchus niger) y miles de sanguijuelas. Los aguajales dependen en alto grado de los niveles de agua y, en consecuencia, los cambios en las condiciones climáticas que afectan la disponibilidad de agua influyen en el carácter y la función de dichos ecosistemas, así como en las especies de flora y fauna que hay en ellos.
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La alta productividad de frutos de los aguajales congrega a numerosas especies y a sus depredadores.
Un estudio de López Parodi y Freitas (1990) se identificó 11 tipos de vegetación en la zona de Jenaro Herrera, que corresponde a un sector de la Reserva Nacional Pacaya Samiria. Otra evaluación hecha por Freitas (2002), en parcelas instaladas en las proximidades de la comunidad de Parinari (Loreto), reportó la abundancia de Mauritia flexuosa L. f con un promedio de 207 árboles por hectárea en el área de aprovechamiento fuerte y 224 en el área de aprovechamiento moderado de los frutos de la palmera.
Aliado contra el calentamiento global Las emisiones de dióxido de carbono y otros gases –monóxido de carbono (CO), óxido nitroso, metano, componentes orgánicos volátiles diferentes al metano, entre otros– son originadas por la quema de combustibles fósiles, el manejo de desechos, el aumento de la actividad industrial y agrícola; y son consideradas la causa principal del efecto invernadero, que conduce al incremento de la temperatura global de la Tierra y que para mediados de este siglo se estima entre 2.5 y 3 °C.
Diversos estudios científicos han determinado que los bosques de aguaje almacenan más carbono que cualquier otro ecosistema terrestre.
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Frente a eso, los humedales son fuentes biológicas y sumideros de gases de efecto invernadero. Por lo tanto, la importancia de su conservación debe ser tomada en cuenta en la elaboración de las estrategias de mitigación del cambio climático. Característica importante del aguajal son los servicios ambientales porque tiene la mayor capacidad de acumulación de carbono terrestre: de tres a cinco veces más que cualquier otro ecosistema tropical (almacenan
entre el 10 y el 20% del carbono mundial). Por ello, los aguajales son considerados la más eficiente reserva de carbono en el ámbito de la Reserva Nacional Pacaya Samiria, reportando, en promedio, 484.52 toneladas de carbono por hectárea para aguajales densos y 424.72 toneladas por hectárea para aguajales mixtos, lo que estaría sugiriendo un stock de aproximadamente 414 millones de toneladas de carbono para el área de aguajal de la zona (León et al., 2008). El carbono secuestrado en el árbol permanece como elemento integral de la biomasa hasta que la planta muera, se descomponga y, de esa manera, el monóxido de carbono se libere nuevamente a la atmósfera. Sin embargo, cuando los árboles son cosechados y transformados en madera, y se utilizan en construcciones y muebles –o tienen otros usos perdurables–, el monóxido de carbono permanece en la madera hasta que esta comience a descomponerse. La evaluación de la biomasa para cuantificar el carbono acumulado en un ecosistema se realiza mediante parcelas de muestreo. El tipo, tamaño y número de las parcelas que se pueden establecer se decide de acuerdo con el tamaño del área de estudio y las características de los estratos. En sistemas agroforestales, Winrock International, por ejemplo, utiliza parcelas circulares de 500 metros cuadrados. Así, ha encontrado que, en los bosques, las parcelas concéntricas más grandes permiten medir adecuadamente los árboles de mayor tamaño. La maleza, la hojarasca y el suelo se muestrean en una parcela de 1 metro cuadrado (radio de 0.56 m). Luego se miden los árboles con diámetro a la altura del pecho (DAP) entre 2 y 5 cm en una parcela de 25 metros cuadrados (radio de 2.82 m); los árboles con DAP entre 5 y 20 cm en una parcela de 500 metros cuadrados y, posteriormente, los árboles con DAP mayor a 20 cm en una parcela de, por lo menos, 14 metros de diámetro (Freitas et al., 2006). Esta metodología es la más adecuada para cuantificar el carbono tanto de la biomasa presente en la vegetación superficial y en las raíces, así como en el suelo y la necromasa. Dado el relativo mayor volumen de biomasa de los bosques tropicales, se destaca su especial aptitud como sumidero de carbono, pues los bosques amazónicos mantienen entre 155 y 187 tC/ha (tonelada de carbono equivalente por hectárea), 34 veces más, en promedio, que las tierras dedicadas a la agricultura (Brown, 1988 citado por Cairns y Meganck, 1994).
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Presas y depredarores se encuentran en los aguajales, como el ronsoco (Tayassu pecari) y el jaguar (Panthera onca).
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En la cuenca del Nanay se ha registrado que los aguajales almacenan 452,48 t/ha de carbono.
Los aguajales son frecuentemente clasificados como bosques monotípicos por la densidad y la dominancia de biomasa de Mauritia flexuosa L. f. Sin embargo, muchos aguajales no son así, y presentan diferentes combinaciones de vegetación. En realidad, no son bosques monotípicos, sino bosques oligárquicos típicos de la zona occidental de la Amazonía (Peters et al., 1989), donde tres o cuatro especies dominan un área del bosque y una especie es más común que las otras.
En un estudio de Zonificación Ecológica Económica desarrollado por el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) en el área de influencia de la carretera Iquitos-Nauta, al procesar el inventario de un aguajal se encontró que este albergaba aproximadamente 245.50 t/ha de biomasa, sobre la base de individuos con DAP mayores a 10 cm (IIAP, 2001). Asimismo, en un estudio sobre evaluación de carbono en la cuenca del río Nanay se analizó bosques sin intervenir y se reportó valores que oscilaban entre 208.32 t/ha en varillales y 452.38 t/ha en aguajales, para la biomasa sobre la superficie. Igualmente, en otro estudio sobre evaluación de carbono en la cuenca del mismo río se reportó 104.03 tC/ha en varillales y 226.19 tC/ha en aguajales (IIAP, 2002). Mientras que en la zona de Campo Verde (Pucallpa) se reportó alrededor de 300 tC/ha (Barbarán, 1998). En un trabajo sobre captura de carbono en aguajales de la Reserva Nacional Pacaya Samiria, se encontró que el contenido de carbono en la vegetación aérea y la raíz fue entre 80.99 tC/ha y 101.59 tC/ha en áreas sin manejo y entre 103.29 tC/ha y 126.42 tC/ha en áreas con manejo, entendiéndose que el manejo se refiere a la forma de aprovechamiento en la cosecha utilizando subidores, y las áreas sin manejo son las que no tienen un control sobre las prácticas de cosecha de los frutos (Guzmán, 2004). Las investigaciones en torno a los flujos y existencias de carbono son recientes en el país, por lo que es necesario hacer evaluaciones permanentes para determinar el crecimiento anual de las especies y, de esa manera, determinar la fijación neta anual de carbono en cada tipo de ecosistema. El stock de carbono en una hectárea de aguajales al interior de la RNPS es, en promedio, de 582 toneladas o 2 134 toneladas de carbono equivalente. Se conoce que en cada hectárea de aguajal hay, en promedio, 225 palmeras de aguaje, de las cuales 30 son individuos hembra; coincidentemente, son 30 los años que tarda el ecosistema para tener individuos de aguaje maduros. Si se proyectara un valor respecto a la captura anual de carbono equivalente en cada hectárea del aguajal, se tendría 71.13 toneladas, y si se consideraran los 225 árboles que tiene una hectárea de aguajal, se tendría un valor de 0.32 toneladas de carbono equivalente por palmera y por año (León et al., 2008). La RNPS –con sus 598 970 hectáreas de aguajales densos y 372 145 hectáreas de aguajales mixtos– tiene acumuladas 448 millones toneladas de carbono total; de esta cantidad, 102 millones toneladas (23%) corresponden al acumulado en la biomasa, y 346 millones toneladas (77%), al que contiene el suelo (Freitas et al., 2006).
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Los aguajales son proveedores de beneficios económicos y ambientales importantes para el poblador amazónico (Freitas et al., 2006). Asimismo, desempeñan un papel importante en la compleja cadena alimenticia del bosque tropical, dado que son hábitats clave para numerosas especies (Bodmer et al., 1997).
Aprovechamiento sostenible Existen propuestas y criterios para el aprovechamiento sostenible de los bosques en el país. Sin embargo, sobre los aguajales debería haber disposiciones particulares respecto a su aprovechamiento sostenible, ya que proveen de muchos beneficios a los pobladores de la Amazonía peruana. Un reto es lograr la adaptación de los criterios generales de sustentabilidad a las condiciones particulares de los bosques amazónicos, porque no es posible aplicar las mismas disposiciones para un bosque de coníferas y para un aguajal. En áreas como las de la Amazonía, un manejo sustentable de los ecosistemas de aguajal no solo permitiría conservar y mejorar los sumideros y almacenes de carbono, sino que tendría efectos benéficos en lo referente a la conservación de la biodiversidad, la creación de fuentes de empleo e ingreso y la reactivación productiva. No obstante, la tendencia actual de aprovechamiento del aguaje consiste en talar el árbol para aprovechar los frutos. Este hecho ocasionaría que, en el mediano y largo plazo, el carbono deje de fijarse en el ecosistema en ausencia de palmeras de aguaje, peligroso pronóstico que debe evitarse a través de prácticas sostenibles de aprovechamiento. En el primer escenario, las prácticas destructivas constituyen una “emisión incremental”; por el contrario, la permanencia del ecosistema mediante prácticas sostenibles de aprovechamiento constituye una contribución a la fijación incremental de carbono (“emisiones evitadas”) (León et al., 2008).
Los aguajales y la cosmovisión amazónica El Perú es considerado también como uno de los países que tiene la mayor diversidad de etnias, lenguas y familias lingüísticas de América. Cada una de las etnias cuenta con tradiciones, mitos, creencias, costumbres y sabidurías ancestrales que la hacen única e irreemplazable. Su conocimiento acerca del origen del mundo y sus relaciones básicas con el entorno natural pueden ser distintos. Sin embargo, todas estas cosmovisiones amazónicas consisten en no separar el universo de la Cultura de la Naturaleza. Esto supone no establecer ninguna distinción entre el hombre, los animales y las plantas, sino, por el contrario, crear un mundo continuado animado por principios unitarios y gobernado por un régimen idéntico de sociabilidad (Descola, 1998).
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Las etnias consideran que el bienestar del grupo depende de una relación armoniosa entre el mundo visible de los humanos y los mundos invisibles de las divinidades, los espíritus y las esencias primordiales. Según la cosmovisión de los yagua (Loreto), el aguajal es la madre de la floresta y representa la inmortalidad. Las hojas trazan el lugar donde todos los caminos se encuentran; las raíces penetran hasta lo más profundo del mundo inferior, habitado por los demonios, y destierran de él todos los males causados por los humanos. Mientras su corona, en señal de reverencia, se abre al cielo majestuoso, su tronco sirve de puente entre sendos mundos, manteniendo el equilibrio entre las fuerzas del bien y del mal que gobiernan el universo. Para los yagua, además, el jaguar es “el hijo del aguajal” y el guardián del mismo. La anaconda o la madre del agua simboliza el inconsciente colectivo, el saber y las técnicas de la caza; representa la sabiduría concedida por el aguaje y custodia sus secretos. La lechuza, que todo lo ve desde su morada en la corona de la palmera, es considerada el remedio para aliviar los males, debido a lo cual es honrada por los indígenas; el curandero frota la cabeza del enfermo con una pluma de lechuza, que absorbe el mal y cura al afectado. El caimán negro es otro guardián que defiende los aguajales femeninos –al ser los únicos productores de frutos– de quienes pretendan talarlos, castigándolos con la muerte y devorándolos.
Los aguajales son el hábitat de numerosas especies silvestres.
El árbol del aguaje y sus hojas en abanico, con sus raíces en el mundo infernal, pero esparcidos en el cielo, indican para los yagua el crecimiento en diversas direcciones y la manifestación del espacio. Es a través de las hojas del
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En el aguajal existen todo tipo de plantas medicinales y plantas hechiceras. Todas ellas tienen sus “madres”, con las cuales se relaciona el médico-ayahuasquero, tsumi.
aguaje hembra, llamado mama aguaje, que el alma puede remontar al cielo. Este árbol se integra en la creencia de la inmortalidad. Los kukama-kukamiria (Loreto) dicen que los aguajales son protegidos por sus “madres”. En época de producción, cuando alguien va a cortar las palmeras, los dueños del aguaje –que usan camisas rojas, pantalones negros y sombreros– llaman al viento con su poder y surge un ventarrón sin ninguna lluvia. La persona que está tumbando el árbol se desmaya con los malos olores que trae el viento, ya sea de palos podridos, algunas resinas o algún animal muerto; entonces, el hombre comienza a debilitarse por el daño que hace la “madre” del aguajal. Esta etnia, denominada antes Cocama-cocamilla, llama “árbol de pan” a la palmera del aguaje, ya que tanto la población como muchas especies de la fauna terrestre y acuática dependen de sus frutos para alimentarse. En el aguajal existen todo tipo de plantas medicinales y plantas hechiceras. Todas ellas tienen sus “madres”, con las cuales se relaciona el médico-ayahuasquero, tsumi. Los bóóraá (Loreto) aseguran que el “padre” del bosque, que tiene forma humana, con orejas y uñas largas, es Bájúne Mééi, responsable de todos los árboles medicinales y frutales. La Luna, Májchotáwa Núhba, cuida las plantas de noche y permite su mejor crecimiento, alimentándolas y protegiéndolas de todo mal. Hay seres que las cuidan de día y otros que las cuidan de noche. La boa negra, que está debajo del agua, es la responsable de todos los animales del agua y de los peces. Los bóóraá piden permiso a esta boa cuando salen a navegar, para que los proteja y les provea el alimento. Ellos no deben abusar de los peces; de lo contrario, la boa se los llevará o los matará. Todas sus actividades las realizan con el permiso de los seres de la naturaleza.
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La ciudad de Iquitos
Se sabe que Iquitos tuvo su origen alrededor del año 1757. Los territorios que hoy conforman la ciudad fueron habitados por los yameos (nativos napeanos) y los iquitos, grupo étnico que le dio su nombre a la capital de Loreto. Estas tribus selváticas se ubicaron en las márgenes de los ríos Pastaza, Arabela, Tigre, Nanay y Curayay. Luego, los iquitos ocuparon la altiplanicie rodeada por los ríos Nanay, Amazonas, Itaya y el lago Moronacocha. Cuando los españoles llegaron a la Amazonía, las etnias y otras tribus que habitaban a orillas del río Nanay hasta mediados del siglo XVII se retiraron, y algunas se asentaron en la región donde hoy queda Iquitos. Estos traslados se denominaban “reducciones”, que se llevaron a cabo a partir de 1638 por la Compañía de Jesús. En 1764, luego de un traslado definitivo a su ubicación actual, con el nombre de San Pablo de Nuevo Napeanos, los nativos napeanos fueron abandonando progresivamente el caserío hasta quedar solo nativos iquitos. Debido a eso, a fines del siglo XVIII, la población fue conocida como el “caserío de Iquitos”. En los años 1863 y 1864, el presidente Ramón Castilla envió a dicha zona los buques Pastaza, Próspero y Morona, que trasladaron las maquinarias y equipos que sirvieron para instalar la Factoría Naval (ubicada en el malecón Tarapacá). El 5 de enero de 1864 se celebra la fecha de fundación del puerto fluvial de Iquitos, que se encuentra favorablemente situado entre el río Nanay y la margen izquierda del río Amazonas, convirtiéndose en punto obligado de partida hacia otras regiones. Durante la llamada Fiebre del Caucho, entre 1885 y 1915, Iquitos tenía más relaciones comerciales con Europa que con Lima, la capital del Perú, y en la actualidad, gracias a la pujanza de sus habitantes, se ha consolidado como la ciudad de mayor importancia en la Amazonía peruana y en la sexta ciudad del Perú. Cuenta con universidades públicas y privadas, varios institutos técnicos, el moderno aeropuerto internacional Coronel FAP Francisco Secada Vignetta, puertos fluviales y una carretera que une Iquitos con la ciudad de Nauta. Además, la belleza de sus parajes naturales ha servido de locación para algunas exitosas películas, como Anaconda, dirigida por Luis Llosa y protagonizada por la famosa actriz Jennifer Lopez; Diarios de Motocicleta, que narra las peripecias del ‘Che’ Guevara en la selva amazónica; Depredador, con Arnold Schwarzenegger; Pantaleón
La casa de Hierro, en la plaza de armas, fue construida en los talleres de Gustav Eiffel, en Francia.
y las Visitadoras, basada en el libro del nobel Mario Vargas llosa, y Fitzcarraldo, en la que Mick Jagger, vocalista del grupo de rock Rolling Stones, tuvo un papel secundario. Debido a sus hermosos paisajes y a toda la biodiversidad que alberga, una experiencia turística inolvidable es la navegación por el río Amazonas, que toma su nombre de unas mujeres guerreras llamadas amazonas que, según un mito griego, tenían un grito de guerra que causaba terror entre sus adversarios. Cada 24 de junio, la Fiesta de San Juan es la ocasión perfecta para degustar la deliciosa gastronomía iquiteña, en la que destaca el juane, plato típico elaborado a base de arroz, gallina y envuelto en hojas de bijao, muy bien acompañado del aguaje, que se puede disfrutar en sus distintas presentaciones. Iquitos es, en suma, sinónimo de hospitalidad y buen vivir.
Puesto de plantas medicinales en el Pasaje Paquito, en el populoso mercado de BelĂŠn, a orillas del Amazonas.
Durante la temporada de aguas altas, el barrio BelĂŠn se inunda, y sus habitantes deben surcar las calles para acceder a sus casas.
CapĂtulo II
El mundo
del aguaje
El aguaje tiene una amplia distribuciรณn en la cuenca amazรณnica, en bosques inundables y de aguas negras.
E
l aguaje crece naturalmente a lo largo de los ríos y en zonas inundables de la Amazonía con acumulación de matería orgánica poco descompuesta, a pleno sol y en lugares parcialmente sombreados. Requiere de un clima cálido, con una temperatura media anual óptima de 22.8 a 27.1 °C (Borgtoft & Balslev, 1993), y se desarrolla en suelos ácidos e infértiles y a una altitud que va desde los 50 hasta los 850 msnm, aunque cultivado por el hombre puede llegar a altitudes mayores (Flores, 1997; Borgtoft & Balslev, 1993). Gracias a un sistema radicular con estructuras especiales, el aguaje tiene una gran capacidad de resistencia a inundaciones permanentes. Es una palmera semisumergible, característica que le permite asimilar los nutrientes en condiciones anaeróbicas, es decir, con muy poco oxígeno. De esta forma, la descomposición de la biomasa es lenta por deficiencia de oxígeno en el sustrato, y es acumulada en el sitio formando una densa capa de materia orgánica (Hiraoka, 1999). Debido a estas particularidades, las existencias de carbono en los humedales, y en particular en los aguajales, aumentan en forma continua.
Clasificación taxonómica La Mauritia flexuosa L. f recibe su nombre en homenaje a Johan Mauritz van NassauSiegen, rey de los Países Bajos entre 1567-1623 (Bohórquez, 1976). Se le llama de distintas maneras según el lugar donde crezca: aguaje y achul en Perú, moriche en Venezuela, moriche y canangucho en Colombia, burití y miriti en Brasil, morete y achu en Ecuador, y palma real en Bolivia (Trujillo et al., 2011). Actualmente se reconocen 186 géneros y cerca de 2500 especies (Govaerts & Dransfield, 2005; Dransfield et al., 2008). Se caracterizan por su gigantismo, con tallos predominantemente monopódicos, solitarios y leñosos, coronados por hojas siempre verdes de gran tamaño, dispuestas helicoidalmente y con la producción periódica en el centro de la corona foliar. La hoja juvenil tipo lanza aparece enrollada sobre su propio eje durante un periodo definido de tiempo, antes de expandirse como hoja adulta, lo que constituye un mecanismo de protección contra los insectos herbívoros. Asimismo, la rigidez y dureza de las hojas de las palmeras está asociada a una mayor densidad de fibras por área, en comparación con las hojas de las dicotiledóneas (Grubb et al., 2008).
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Izquierda: aguajal en el lago Sandoval, cerca a Puerto Maldonado, en la Reserva Nacional Tambopata. Derecha: ilustración del siglo XIX de un aguajal en Brasil.
División
Fanerógamas
Clase
Monocotiledónea
Subclase
Liliopsida
Orden
Arecales
Familia
Arecaceae
Subfamilia
Calamoideae
Tribu
Lepidocaryeae
Género
Mauritia
Especie
Flexuosa
Nombre científico
Mauritia flexuosa
Tabla: Taxonomía según Navarro (2009)
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Las palmeras están distribuidas a lo largo de las regiones tropicales y subtropicales del mundo, lo cual se relaciona con el crecimiento continuo a partir del meristema apical ubicado en el extremo superior del tallo y la incompatibilidad entre el crecimiento y el alargamiento celular, cuando las temperaturas del aire disminuyen varios grados por debajo del punto de congelación del agua (Eiserhardt et al., 2011; Balslev, 2011). El género Mauritia pertenece a la gran y diversa subfamilia de palmas Calamoideae, en la que todas las especies tienen un solo tronco, carente de espinas, y frutos cubiertos de escamas imbricadas. Asimismo, poseen flores pistiladas sostenidas individualmente, o en pequeñísima ramas, y flores estaminadas en pares.
Aspectos morfológicos El aguaje es una palmera dioica. Esto significa que tiene árboles femeninos, que producen el fruto, y árboles masculinos, que son necesarios para la fertilización de los primeros, lo cual depende de la polinización cruzada que se realiza a partir del movimiento de polen entre diferentes individuos de cada población (Núñez & Carreño, 2013). La polinización es realizada principalmente por una gran variedad de insectos que acceden a las inflorescencias atraídos por una fuerte fragancia floral y en busca del abundante polen que estas producen. Es un recurso indispensable para que los insectos inicien su reproducción y, luego, completen las fases de desarrollo de los estadios inmaduros, durante su ciclo biológico
(Núñez & Carreño, 2013). Hasta el periodo de floración no se puede identificar el género de la palmera. La planta del aguaje se caracteriza por el desarrollo de raíces respiratorias de crecimiento vertical, con una parte en el agua, y raíces secundarias aéreas que le permiten respirar en condiciones hidromorfas, llamadas neumatóforos, un numeroso conjunto de raicillas con geotropismo negativo –es decir, que crecen hacia arriba– y con una alta proporción de tejido parenquimático dentro de su estructura, muy activas en el intercambio gaseoso en zonas inundadas. Esto le confiere a la planta una superioridad competitiva por espacio y aire, posibilitando el establecimiento de rodales puros en zonas desfavorables a otras especies, que pueden alejarse horizontalmente hasta 40 metros de la palmera (Granville, 1974).
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El aguaje es una especie dioica, es decir, existen individuos femeninos y masculinos. Solo los primeros producen frutos.
“El aguaje es una palmera dioica. Esto significa que tiene árboles femeninos, que producen el fruto, y árboles masculinos, que son necesarios para la fertilización de los primeros ...”
Su estípite, tronco solitario sin ramas laterales, es recto, liso y cilíndrico. En edad adulta puede llegar hasta los 40 m de altura y presentar un DAP de entre 30 y 60 cm. Su tronco es limpio y, cuando es de edad joven, tiene nudos conspicuos (Borgtoft & Balslev, 1993). Al finalizar el tronco se abre un gran penacho que contiene entre 20 y 25 enormes hojas costapalmadas dispuestas en espiral. En la parte inferior hay hojas secas y colgantes que permanecen así por un largo tiempo; las hojas centrales están erectas, y las hojas laterales, inclinadas. En conjunto, forman una copa semiesférica, de 2.5 metros de largo y 4.5 metros de ancho, con sus hojas senescentes persistentes y con una vaina que cubre parcialmente el tallo (Galeano, 1991; Henderson et al., 1995). La hoja tiene alrededor de 85 segmentos a cada lado del raquis, de hasta 1.90 m. de largo, lineales, lanceolados y unidos en los primeros 30 cm; mientras que el peciolo mide de 3 a 4 m de largo, es subcilíndrico y un poco acanalado adaxialmente. Su nervadura central es prominente, con un borde afilado en la cara superior y donde hay entre seis y ocho nervaduras secundarias. El haz es verde oscuro, y el lomo, verde claro. La inflorescencia masculina y la inflorescencia femenina son interfoliares: las flores brotan entre las hojas. El periodo de formación de una inflorescencia masculina hasta la producción de flores es de dos a tres meses, las cuales duran apenas un día. En cuanto a la inflorescencia femenina, el periodo de formación hasta la producción de flores es de aproximadamente dos meses, las cuales son sostenidas por bractéolas, y la producción de frutos hasta el desprendimiento del raquis varía de 9 a 12 meses. Las flores masculinas miden 10 x 7 mm en la yema; presentan un raquis leñoso y cilíndrico con una longitud promedio de 3.23 m, que puede ir de 2.37 a 4.79 m (Storti, 1993); con 36 ramas dísticas, raquis secundarios leñosos comprimidos de 0.8 a 1 m de largo y cubiertos de brácteas cónicas (Henderson et al., 1995). Se producen entre cuatro y siete raquis por año (Ponce, 2000; Ponce, 2002). Las flores femeninas miden 2 mm de largo y presentan entre dos y ocho raquis por palma con una longitud promedio de 2.44 m y una variación entre 1.68 y 3 m. Las raquillas puede tener entre 0.20 y 1.37 m de longitud; por cada raquilla se estiman 3 612 flores que miden 1.7 cm de ancho y 1.2 cm de largo, las cuales producen 479 frutos en promedio (Storti, 1993).
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El aguaje se desarrolla principalmente en bosques inundables. Comunidad de Puerto Prado, cerca a Nauta. Iquitos.
«El fruto del aguaje, de color rojo que tira a morado, presenta su superficie labrada en forma de enrejado, como escamas de pez»; y que «puesto en agua tibia se obtiene una sustancia, que queda entre la corteza y la pepita, de color amarillo, con la que se prepara un exquisito dulce, o se diluye en agua potable y se toma como bebida»(Raimondi, 1929).
Las flores, tanto femeninas como masculinas, son anaranjadas, con la diferencia de que las femeninas presentan cáliz campanulado, corola tripartida, gineceo súpero, ovario triloculado, óvulos ortóptropos y estigma sésil, y se tornan más brillantes y fragantes durante la etapa de reproducción; mientras que cada espigueta tipo piña contiene aproximadamente 115 flores masculinas, lo que suma hasta 45 mil flores por racimo. El aguaje florea durante un año hasta tener el fruto maduro. La producción puede variar entre 9 y 12 meses desde la floración hasta el desprendimiento de los frutos. El fruto es una drupa ovoide alargada que tiene de 5 a 7 cm de longitud y de 4 a 5 cm de diámetro, cuyo peso oscila entre 40 y 85 g. El epicarpio es escamoso, de color pardo a rojo oscuro, y cubre un mesocarpio o pulpa amarilla-anaranjada, muy carnosa, cremosa, que tiene un espesor de 4 a 6 mm y que constituye entre el 10 y el 21% del fruto. El endocarpo es una lámina delgada de color blanco. Con respecto a su desarrollo, los frutos presentan dos etapas bien diferenciadas: los primeros 150 días crecen en tamaño, y luego hay un periodo de desarrollo y maduración de 90 días. En tanto, la fructificación ocurre durante la estación lluviosa, de forma que los niveles de inundación permiten la maduración y dispersión de los frutos (Ponce, 2002). En algunos lugares, la temporada de madurez del fruto es de setiembre a enero; en otros, de abril a agosto. Tal diferencia en la fructificación de los aguajales permite tener una cosecha distribuida en casi todo el año. La semilla es elipsoidal o globosa, de color castaño, sólida y con albumen blanco. Mide 4.5 cm de largo y tiene rafe delgado, desde la base hasta el ápice; endospermo homogéneo, córneo, y embrión cónico, lateral. Comparada con el tamaño del fruto, la semilla es grande, constituye el 54% del peso de aquel. Cada fruto tiene una o dos semillas. Las semillas son dispersadas por el hombre, que se lleva los frutos para su consumo y arroja las semillas, que pueden dar origen a palmas alrededor de asentamientos poblacionales, y por diversos animales que, en su mayoría, solo consumen el mesocarpio y desechan las semillas duras, actuando como dispersores de corta distancia, en particular roedores de los géneros Myoprocta, Agouti “majaz”, Dasyprocta “añuje”, Proechymis, Oryzomis “ratón de monte”, etc. Primates, ungulados y aves (loros y guacamayos) también son dispersores de las mismas. En tanto, el agua quizás sea responsable de la dispersión a grandes distancias de Mauritia flexuosa.
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Frutos de aguaje listos para cosecharse o ser consumidos por aves y mamĂferos.
Variedades del fruto El aguaje tiene muchas variedades fenotípicamente diferentes tanto en la forma del fruto y de la planta como respecto a las características de la pulpa, todo lo cual tiene relación con su valor comercial. Los principales tipos de aguaje son: Shambo: Es una variedad que posee mesocarpio rojo y una pulpa de color rojizo-anaranjado. Debido precisamente a su coloración, tiene mayor aceptación para el consumo, que se realiza como fruta. Sin embargo, no es recomendable para preparar refrescos o helados, en vista de que el producto final toma una coloración oscura. Amarillo o posheco: Es un aguaje con pulpa amarilla. Goza de buena aceptación en el consumo directo gracias a su peculiar color y a su sabor ácido, en algunos casos. Pero es preferido en la elaboración de la “masa de aguaje” para refrescos (tal como la famosa “aguajina”), chupetes, curiches, helados, etc. El fruto tiene diferentes tamaños y formas.
Aguaje de tipo shambo, con su característica pulpa anaranjado-rojizo. Es más popular en los mercados amazónicos.
Color: Es una variedad cuya pulpa muestra la coloración roja solamente en la parte superficial, mientras que el espesor restante de la pulpa tiene coloración amarilla. Se vende como fruta y, en menor proporción, para aguajina. Otras variedades de aguaje son el coto carnoso, que se caracteriza por tener una pulpa gruesa y carnosa, tamaño grande y forma redonda, y el shambo azul, cuyos frutos no están completamente maduros.
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En la comunidad Esperanza, en el río Marañón (RNPS), existe la variedad llamada sacha vaca aguaje, fruto bastante grande, comestible y de buen sabor (Rojas, 2000).
En un trabajo sobre las particularidades químicas de las variedades del aguaje, los resultados demostraron que hay diferencias significativas entre los morfotipos: en el “shambo” resaltan los altos índices de potasio y magnesio; por su parte, el “amarillo” tiene una mayor concentración de calcio. Además, los mesocarpios contienen cantidades bajas de compuestos antioxidantes, como ácido ascórbico, presente en mayor medida en el morfotipo “shambo”. En cuanto a polifenoles totales, el “color” presenta mayores concentraciones de estos, teniendo como resultado final la baja captura de radicales libres. Se tiene certeza sobre las diferencias significativas entre los morfotipos. No obstante, no se ha logrado establecer el morfotipo más sobresaliente en cuanto a propiedades químicas (Vásquez-Ocmín,et al., 2009). Estas variedades naturales de aguaje permiten a los fitomejoradores y genetistas realizar un mejoramiento genético de la especie en beneficio de la humanidad, el mismo que debe estar enfocado en el incremento de la productividad, calidad y manejo de la uniformidad de los productos agrícolas, para lo cual en una primera etapa se seleccionan los mejores atributos o características de las especies mediante herramientas genéticas y estadísticas; luego, en la segunda etapa, se aplican técnicas de recombinación y multiplicación de plantas élites o superiores para el suministro a los productores (Del Castillo et al., 2010).
Mejoramiento genético Como frutal, el aguaje tiene un alto contenido de aceite y betacarotenos, que le confieren una ventaja competitiva en la producción de alimentos funcionales orgánicos, siendo necesaria la caracterización fotoquímica de las procedencias con fines de selección y mejoramiento para desarrollar variedades de alta calidad nutracéutica. Los trabajos realizados en la caracterización fotoquímica corresponden a la de ácidos grasos, betacaroteno, tocoferol y estabilidad oxidativa de los aceites de tres tipos de aguajes mediante cromatografía de gases. El objetivo principal de la investigación fue evaluar la composición centesimal de los micro y macronutrientes, así como la estabilidad de la pro vitamina A en la pulpa madura liofilizada de tres morfotipos de aguaje (IIAP, 2010). En el mejoramiento en especies alógamas –las que se reproducen por medio de polinización cruzada–, cuanto más eficiente sea la selección de las matrices, más rápidamente se podrán fijar los caracteres fenotípicos, para contar con palmeras de baja estatura que faciliten la cosecha, de atractivo cultivo y una adecuada producción y calidad de frutos;
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El fruto del aguaje contiene una alta camtidad de vitamina A, lo que lo hace beneficioso para el consumo humano.
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El aguaje es una palmera de hojas dispuestas en abanico que crece en los lugares inundados. Este útil vegetal produce unos frutos escamosos del grosor de un huevo de gallina, los que son comestibles después de ser cocidos. Por incisión del tronco, se obtiene un líquido azucarado, que puede fermentarse y producir una bebida alcohólica. De su médula se puede preparar una especie de harina, análoga al sagú, que puede servir de alimento. (Raimondi, 1862).
que sean precoces para iniciar la producción comercial y no presenten alternancia en la producción, mas sí tolerancia o resistencia a plagas o enfermedades, si las hubiera. Otro factor determinante lo constituye la forma de reproducción de las matrices seleccionadas; es decir, cómo se van a cruzar los genotipos para generar el nuevo genotipo. Una alternativa la constituye la polinización controlada; sin embargo, no se tiene progenitores masculinos identificados que contengan el genotipo de las características que se trata de mejorar, siendo más conveniente, por el momento, dejar la polinización abierta entre los medios hermanos de las matrices que constituyen la población en evaluación. No obstante, el grado de heterosis (crianza y mejoramiento selectivo) que presenta la especie enmascara la presencia de genes desfavorables a los caracteres que tratamos de fijar. La selección del fenotipo enano se basa en el tamaño de planta de porte bajo, con escaso crecimiento del estípite, entrenudos cortos, variación de tamaño del fruto y un alto porcentaje de pulpa o mesocarpio. Sólo se ha caracterizado a la matriz o planta madre semillera puntualmente al momento de la colecta, que debe completarse con datos de las características de producción con al menos tres años para poder correlacionarlos con los que se van a obtener en su descendencia y, de esa forma, determinar la heredabilidad. La micropropagación es otra técnica de gran utilidad en programas de mejoramiento genético, cuando se replican los cromosomas y se mantiene el genotipo de la planta madre original. Los resultados de los trabajos de investigación realizados aún son incipientes y no muy claros. Solo se ha definido el protocolo de conservación de explantes en la colecta, aunque con limitaciones por la contaminación por microorganismos. El mejoramiento vegetal ha tenido un mayor desarrollo con la aplicación de técnicas de ingeniería genética, como la de los marcadores moleculares, que ha contribuido a expandir nuestras posibilidades de evaluar la biodiversidad y reconstruir relaciones filogenéticas, acortando los tiempos que conlleva el mejoramiento de las especies perennes. Las biomoléculas que pueden ser marcadores moleculares son las proteínas (antígenos e isoenzimas) y el ADN, genes conocidos o fragmentos de secuencia y función desconocida. En el año 2009 se realizaron investigaciones moleculares de los fenotipos común, dístico y enano, mediante la técnica de amplificación directa de polimorfismo de longitud (DALP), para caracterizar tres fenotipos de aguaje en base a su arquitectura de planta y determinar, en base al color de la pulpa, la relación entre la variación fenotípica y genotípica a través de marcadores moleculares.
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En los años 1999 y 2001, el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) inició un programa de mejoramiento genético mediante una colecta de germoplasma. Cuenta con 30 matrices en Maynas, Loreto, Requena y Alto Amazonas.
Disponibilidad de germoplasma Como línea de base para la investigación del estado de mejoramiento genético del aguaje, es importante conocer el germoplasma disponible en el territorio peruano. Actualmente existen en Loreto bancos de germoplasma como el de Allpahuayo, ubicado a 25.5 km de la carretera Iquitos-Nauta. Por otra parte, en los años 1999 y 2001, el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) inició un programa de mejoramiento genético mediante una colecta de germoplasma. Cuenta con 30 matrices en Maynas, Loreto, Requena y Alto Amazonas. Se instalaron 33 palmeras por cada matriz, 990 plantas en un área de tres hectáreas. Dos matrices, en 2008, y tres matrices, en 2009, han presentado diferenciación en el racimo floral y se cuenta con el registro de caracterización vegetativa de las plantas. Asimismo, el banco germoplásmico Varillal, instalado en el Centro de Investigación Jenaro Herrera (CIJH), en la provincia de Requena, contiene la parcela de progenies de medios hermanos del fenotipo enano, ecotipo varillal, que provienen del distrito de San Juan Bautista, en la provincia de Maynas. La disponibilidad de material genético de aguaje colectado en la Región Loreto es de 150 matrices, plantas madres o familias, en una muestra de 2 526 individuos, sobre una extensión de 13.25 hectáreas; 71 matrices de aguaje común, 32 matrices de aguaje enano y 47 matrices híbridas, que han sido colectadas en cuatro provincias y 50 localidades (IIAP, 2010). La evaluación de las plantas madres colectadas en el banco de germoplasma Allpahuayo evidenció la alta variabilidad genética de la especie. Además, la matriz del fenotipo enano tiene las características que van acorde con los planes de mejoramiento que buscan incrementar rendimientos, calidad, mayor eficiencia y rentabilidad del cultivo. Los avances en mejoramiento genético apuntan al desarrollo de un protocolo para la polinización controlada, ya que la baja tasa de cuajado de frutos que se obtiene es un factor limitante para la polinización controlada. En el desarrollo del fruto es donde existe una alta tasa de abortos, y no en la receptividad del estigma en la polinización, lo cual es controlado por un balance hormonal entre el ácido abscísico (ABA), producido por la planta, y los ácidos naftalenacético (ANA) e indolacético (AIA), producidos por la semilla,
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que compiten por mantener el flujo de fotosintatos. Así, se hace evidente que es necesario determinar el nivel óptimo del uso de polen. En el mediano plazo, deben ser estudiadas las parcelas de evaluación de progenies de medios hermanos y de evaluación del rendimiento, la calidad de pulpa y otras características de interés –como porcentaje de grasa y betacaroteno–, que permitirán determinar los grados de heredabilidad correspondientes. Otro avance es el mejoramiento por cruces de matrices de aguaje del fenotipo enano con polinización controlada para la obtención del fenotipo de porte bajo.
Usos del aguaje Entre todas las palmeras amazónicas, la Mauritia flexuosa L. f es una de las más útiles. En tal sentido, ha sido la especie más nombrada por naturalistas y científicos, porque casi todas sus partes tienen un uso específico: el tronco, las hojas, los peciolos, los frutos, las flores y las raíces. Richard Evan Schultes, quizás el etnobotánico más famoso que trabajó en la Amazonía a mitad del siglo XX, pensó que era la palmera sudamericana más promisoria, y Mario Hiraoka encontró al menos 18 usos actuales para el aguaje solo en el estuario, incluyendo puentes, carbohidratos, vino, repelente de insectos, trampas para peces, abanicos, cortinas, flotadores, papel higiénico, alimento humano y animal, aceite y medicina (Goulding & Smith, 2007).
En la alimentación Al margen de su importancia ecológica, el aguaje desempeña un rol primordial para las comunidades locales que viven en los bosques amazónicos, ya que es una fuente de recursos que se utilizan en la compleja cadena alimenticia; su fruto es consumido por el hombre y vital para la vida animal, que dependen de él tanto de manera directa como indirecta (Brightsmith & Bravo, 2006; Holm et al., 2008). El mesocarpio, pulpa del fruto, es el producto más importante que se extrae del aguaje, tanto para el área rural como para el área urbana, en casi toda su zona de distribución (Goulding & Smith, 2007). Una vez recolectados, los aguajes cambian de color marrón claro a color marrón oscuro entre tres y siete días más tarde. Luego son llevados a agua
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Frutos de aguaje en crecimiento. A la izquierda se observan las flores iniciando el proceso de fructificaciรณn.
En el bosque inundable, los frutos de aguaje caen al agua y pueden ser consumidos por peces frugĂvoros.
tibia, donde se remojan hasta que la pulpa se ablanda, las escamas se eliminan y se extrae el mesocarpio para su consumo. De la médula del estípite se obtiene harina comestible con buen porcentaje de almidón (Ruddle et al., 1978). La médula es expuesta al sol y, una vez que se ha secado, se muele; como resultado, queda una harina de la cual se prepara un pan muy sabroso, pero pesado. En el Perú, en un ensayo realizado en el caserío de Santa Cecilia, en el río Maniti, se obtuvo 7.2 kg de almidón de un estípite de 10 m de largo de una palmera femenina (Mejía, 2004). En otros estudios con la savia se produjo sacarosa cristalizada, calculando que un tronco puede rendir de 8 a 10 litros. El análisis de la savia dio las siguientes constantes químicas: sacarosa 92,7%, azúcares reductores 2,3% y cenizas 1,9%. Las bebidas de aguaje se preparan diluyendo el mesocarpio en agua con azúcar (aguajina) o sometiéndolo a fermentación. También puede deshidratarse y reconstituirse para el mismo uso. En la ciudad de Iquitos, por ejemplo, la industria del aguaje ha sido orientada a la producción de chupetes, helados y bebidas refrescantes, néctares o mermeladas. Las inflorescencias jóvenes se cortan o amarran para colectar savia dulce, que se consume directamente fermentada como bebida alcohólica (vino de palma) o se hierve y reduce para obtener azúcar. Un proceso más dramático para obtener la savia involucra la tala, deshoje y quema de la palma, lo cual estimula el flujo de los pedúnculos de la inflorescencia. La monocelulosa, que compone la semilla del aguaje, puede transformarse en azúcar fermentada a través de hidrólisis ácida o con la utilización de la enzima de diastasa, que actúa en la germinación de la semilla de la palma (Pesce, 1985). Como ya lo hemos mencionado, sólo en Iquitos se consume, en promedio, 20 toneladas de aguaje al día. Entonces, si utilizáramos la información de Pesce, se estaría desperdiciando casi 4 000 toneladas de semillas al año. La Mauritia flexuosa es, también, el alimento más importante de la sachavaca (Tapirus terrestris) –pues representa el 76% de su alimentación– y de otras especies, como el majaz (Agouti paca), el sajino (Tayassu tacaju), la huangana (Tayassu pecari) y numerosas aves y peces. Los guacamayos azul y amarillo (Ara ararauna) consumen las duras semillas del aguaje de forma habitual, al mismo tiempo que las palmeras muertas son utilizadas por estas aves para construir sus nidos (CIMA, 2012).
Construcción y uso doméstico Los recursos del aguaje son aprovechados para la construcción de viviendas. El tronco o estípite es utilizado ocasionalmente para postes (horcones) en las casas y campos de cultivo, aunque tienen poca duración. Cuando no existe otro tipo de madera disponible, es empleado como quincha para la construcción de cercos o paredes, vigas para los techos, escaleras y pisos.
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Aguaje Fruto de la vida
Las hojas enteras se usan como relleno en el tejido de los caballetes o cumbas que se colocan en la parte superior de los techos y los tabiques de las viviendas rurales (Alvarado, 1956). El pecíolo se corta en segmentos, de hasta 1 metro de largo, y se retira la pulpa, que sirve para fabricar papel, tapones o corchos de botellas. El resto es utilizado en la confección de esteras, utilizadas a modo de paredes en la división de las viviendas, jaulas y trampas. De los segmentos delgados del peciolo se confecciona una prensa cilíndrica, llamada “tipití”, que se usa en la elaboración de la “fariña” de yuca (Vela Pinedo, 2013). Las semillas del aguaje constituyen un caso especial de materia prima ideal porque de ellas se obtiene marfil vegetal para la fabricación de utensilios domésticos y artesanías en menor escala, como pipas, botones, dados, trompos, llaveros, velas y otras figuras decorativas (Ruiz, 1993; Rojas et al., 2001). De las hojas jóvenes se obtienen fibras muy resistentes para fabricar artesanías y objetos de uso doméstico: cordeles, sogas, bolsas, canastos, hamacas, sombreros, leña, escobas, juguetes, redes de pesca y atuendos ceremoniales. Además, las hojas secas son empleadas para sellar roturas en las canoas.
Una vez polinizadas, la flor del aguaje inicia su proceso de fructificación.
La vestimenta tradicional de los indígenas yagua es confeccionada con las fibras de las hojas, que son obtenidas de sus yemas. De ellas, los indios sacan unos hilos con los que tejen unas telas listadas muy curiosas, que llaman cachibanco.
Como medicina La raíz de la Mauritia flexuosa L. f es utilizada para combatir la hepatitis; el cataplasma radicular es colocado en el pecho de las mujeres para ayudar en la producción de leche; las flores son usadas contra los dolores de cabeza; y los frutos maduros, contra la malaria (Balslev, 2008). El mesocarpio del fruto contiene vitamina A en una cantidad suficiente como para eliminar la hipovitaminosis A, principal afección de los niños desnutridos.
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Los aguajales contribuyen a capturar los gases que desencadenan el calentamiento global. Se calcula que atrapan más de 600 toneladas de dióxido de carbono por hectárea y generan aire limpio para uso de la humanidad.
De otro lado, de la médula del estípite se obtiene un almidón comestible, y del tronco se extrae una sustancia azucarada con la que se elabora una miel de aguaje que es recomendada para las personas anémicas y que requieren de dietas energéticas. El aguaje también se recomienda para los casos de escorbuto y de convalecencia en procesos que desestabilizan el metabolismo orgánico, como la tuberculosis. En algunos lugares de América del Sur es utilizado como remedio contra la disentería y la diarrea (Plotkin & Balick, 1984). Incluso, algunas personas beben el jugo del palmito para combatir las mordeduras de víboras.
En la cosmética En el mundo de la cosmética, el aguaje es muy valorado por los ácidos grasos esenciales y los emolientes que contiene. El aceite cosmético se extrae por el prensado en frío de la pulpa, que es rica en ácidos grasos insaturados (palmítico, oleico), carotenoides – una de las grandes fuentes de pro vitamina A– y tocoferoles de excelentes propiedades antioxidantes. Es un aceite facial nutritivo que lubrica los tejidos, restaura la elasticidad y armoniza la piel. Sirve para atenuar arrugas, líneas finas, cicatrices o quemaduras, así como para retardar el proceso de envejecimiento. El aceite cosmético de Mauritia flexuosa L. f también protege y repara la piel de los rayos dañinos del sol gracias a su alta concentración de caroteno, que es incluso mayor que en el aceite de zanahoria. Actúa también como un excelente producto capilar: hidrata, fortalece y suaviza el cabello; lo protege del daño que pueden generar el sol y la contaminación; y unas pocas gotas aplicadas en este proporcionan un control y reducen el encrespamiento, sin el efecto de secado del alcohol que normalmente tienen los productos de peluquería.
En la industria De los frutos del aguaje se extrae un aceite que, al mezclarse con polímeros, da como resultado un plástico capaz de asimilar parte de la radiación solar, incluso los rayos ultravioletas. En ensayos de laboratorio, este nuevo material demostró que tiene también las propiedades ópticas necesarias como para su empleo en la fabricación de diodos emisores de luz (LEDs), utilizados en computadoras, celulares y semáforos, por ejemplo. El betacaroteno y el ácido oleico son los dos principales componentes responsables de estas propiedades, entre los diversos que están presentes en el aceite de aguaje (Gonzales & Torres, 2010). En cuanto a posibles usos industriales de las hojas de moriche (Mauritia flexuosa L. f), De los Heros y Bueno (1981), en su investigación Posibilidades papeleras de pulpa al sulfato de peciolos de aguaje, encuentran que pueden ser utilizadas como materia prima en la industria del papel y del cartón.
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Aguaje reciĂŠn cosechado en la comunidad de Indiana, a orillas del rĂo Amazonas.
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En ocasiones, el palmito o guía (brote de hojas tiernas) se come crudo en ensalada o cocido, porque se cocina suave, principalmente durante la fiesta de Semana Santa.
Biodiésel El biodiésel corresponde a un combustible renovable, derivado de lípidos naturales –como aceites vegetales o grasas animales–, obtenido a través de un proceso industrial relativamente simple de transesterificación del aceite vegetal o animal. Después del proceso, y a diferencia del aceite que le dio origen, el biodiésel (ester metílico) tiene una viscosidad semejante a la del diésel derivado del petróleo y puede reemplazarlo en los usos más comunes (IICA, 2010). La producción mundial de biodiésel se mantuvo relativamente estable (de 2 a 3 millones de toneladas anuales) hasta el año 2004, cuando se dispara y llega a alcanzar las 11.1 millones de toneladas en el 2008. Con ello se registra una tasa anual de crecimiento de 37% para el periodo 2004-2008. En la actualidad, la producción mundial de biodiésel se concentra en pocos países. Por ejemplo, del total durante el 2006, alrededor del 75% se produjo en Europa –donde Alemania contribuyó con el 55%– y la mayor parte del 25% restante fue producido por los Estados Unidos de América. En el año 2000 se llevaron a cabo las primeras pruebas documentadas de producción de biodiésel en el Perú, las mismas que demostraron su funcionalidad en vehículos tractores (motocultores) de la Universidad Nacional Agraria La Molina. Desde el 2003, los trabajos han sido dirigidos al estudio de dos alternativas: la elaboración artesanal y a pequeña escala de biodiésel en comunidades amazónicas aisladas a partir de aceites de especies vegetales nativas, como una posible solución al problema de acceso a la energía, y la producción de biodiésel a partir de aceites vegetales usados en zonas urbanas como aditivo del combustible diésel en vehículos de transporte terrestre, para reducir las emisiones de gases contaminantes y resolver la disposición final de los aceites usados. De acuerdo con el Sistema de Información Forestal de la Amazonía Peruana, el proceso para obtener el aceite de aguaje es sencillo: se reciben los frutos y, luego, se ponen a secar al sol los que están frescos. Después se procede a su prensado mecánico para extraer el aceite, principalmente de la pulpa, y se realiza el envasado. El rendimiento en aceite es de menos del 2% del peso total del fruto, lo que significa que se necesitan entre 56 kg y 77 kg de fruto para obtener 1 kilo de aceite. Esto se traduce en un costo promedio que fluctúa entre US$7 y US$10 por kilogramo de aceite solo en materia prima verde. En el 2004, con la participación de la Universidad Nacional de Ingeniería, se elaboró un estudio denominado “Diseño de un sistema sostenible de producción y uso de biodiésel apropiado para poblaciones aisladas de la selva amazónica”.
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El nutritivo suri
Tras hacerse un inventario de 24 especies vegetales oleaginosas de la selva con potencial teórico para la producción de biodiésel, se realizaron pruebas exitosas en el laboratorio a partir del aceite de palma aceitera, girasol, soya, piñón, castaña, sacha inchi, aguaje, umarí y ungurahui. La evaluación de la caracterización físico-química del biodiésel producido (densidad, viscosidad, poder calorífico, índice de cetano, punto de inflamación, contenido de agua y sedimentos) permitió comprobar el cumplimiento de las especificaciones técnicas del diésel convencional. En los años 2006 y 2007 se desarrolló una nueva investigación a pequeña escala para la producción de biodiésel en poblaciones aisladas de la selva amazónica, donde el problema se agudiza debido a las dificultades que presenta el transporte, lo que limita aún más que muchos centros poblados tengan acceso a la energía eléctrica. Este panorama obliga a utilizar leña o generadores eléctricos que funcionan con diésel, lo cual no solo eleva los costos, sino que se convierte en una peligrosa fuente de contaminación de los ríos.
Dentro del estípite de las palmeras caídas o tumbadas y en pudrición crecen las larva del coleóptero Rhynchophorus palmarum, denominado “suri”, que pueden llegar a un número de 500 (Borgtoft Pedersen & Balslev, 1990). Son muy apreciadas por el poblador amazónico porque constituyen un alimento de alta calidad gracias a su contenido proteico y energético debido a la acumulación de grasa. Se venden como delicadas golosinas en los mercados de Iquitos, donde se les atribuye ciertas propiedades afrodisiacas. El poblador las diferencia por su tamaño; llama “datush” a las larvas pequeñas y “dukush” a las grandes. Las consume crudas o preferentemente asadas, fritas o hervidas. Los suris son una golosina para los niños y un excelente complemento alimenticio.
De acuerdo con el Consejo Nacional del Medio Ambiente, Lima es una de las ciudades más contaminadas. Además, el Perú es un creciente importador de diésel. Se estima que en el 2017 se importaban alrededor de 180 mil barriles por día. De esta manera, la iniciativa de proponer nuevos mecanismos para el desarrollo de combustibles alternativos que sean menos dañinos para el ecosistema es una necesidad. Así, la producción de biodiésel se convierte en una alternativa para reducir la contaminación generada por la quema de diésel, lo cual permitirá no solo el desarrollo en la Amazonía a partir de la producción de su propio combustible, sino que también constituirá una palanca para la activación de la agricultura a través de las empresas agroindustriales (IICA, 2010).
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El aguaje en el laboratorio: El carbón activado a partir de su semilla En el manto verde, las aguas de los diferentes ríos son la razón de las maravillas amazónicas. Sin embargo, estas fuentes de vida se encuentran, en muchos casos, contaminadas con sustancias orgánicas y con metales pesados altamente tóxicos, que afectan tanto el ecosistema como la salud de los pobladores que viven en las riberas de los cursos de agua. Los metales pesados con mayor toxicidad son, entre otros, el plomo, el cadmio y el cromo. Algunos de los procesos aplicados al tratamiento del agua son la precipitación, la ósmosis reversa, las reacciones de oxidación avanzada, el intercambio iónico y la adsorción. Este último es el más recomendado por su versatilidad y bajo costo. El carbón activado (CA) es el adsorbente más usado en la industria. Tradicionalmente, se obtiene a partir del carbón mineral, que es un recurso no renovable, lo cual lleva, además, a que se incremente el precio. El CA es un producto de gran demanda en el Perú, demostrado por la cantidad y valor importados: entre 2003 y 2007, la industria nacional importó más de 5 540 toneladas por un valor cercano a los US$9 millones y con una tendencia de crecimiento anual de importación del 41%. La producción nacional de carbón activado es muy pequeña, representada por una empresa local (AGROFOR), con una producción que no supera los 500 kilos al año. Los materiales lignocelulósicos (residuos agrícolas) son una fuente renovable, abundante y económica para la preparación de carbón activado. Ante la gran demanda insatisfecha de este, el uso de los residuos de frutos de palmeras es una oportunidad de negocio interesante debido a la simplicidad de su producción. Tal como se ha visto, el aguaje es una especie cuyo fruto es muy utilizado en la región Loreto; se estima que mensualmente se consumen más de 150 toneladas métricas de aquel, de las cuales la mitad se destina para heladerías –y similares– y la otra parte se consume directamente o en refresco, quedando algunas toneladas de semillas como residuo (Rojas et al., 2001). Al respecto, en la Universidad Nacional Agraria La Molina se efectuó una investigación para la obtención de carbón activado a partir de las semillas de aguaje y shapaja, utilizando el método químico con ácido fosfórico al 85% de concentración, así como los efectos de tres variables: Especie (Attalea phalerata y Mauritiajlexuosa), Granulometría (+16, -16/+100, -100) y Tiempo de Activación (90 y 120 min.). Los resultados de la evaluación demostraron que el carbón activado de mejor calidad era de la especie aguaje, según los siguientes
indicadores: Granulometría (+16), Tiempo de Activación (120 min.). De las variables empleadas, las que más influyeron en los resultados obtenidos fueron el Tiempo de Activación y la Especie. Aunque de las semillas de ambos productos se puede obtener carbón activado de buena calidad, el aguaje tiene una ventaja adicional: su capacidad de adsorción excepcional al azul de metileno (Zamora, 2010). En 2014, un equipo de investigadores liderado por Sun-Kuo utilizó la semilla de aguaje como material del CA, empleando ácido fosfórico como agente activante en dos concentraciones diferentes: 0,75 y 1,0 g/g. Los carbones activados se utilizaron en la adsorción de tres metales pesados: plomo, cadmio y cromo. La máxima capacidad de adsorción se logró utilizando el carbón activado AG0,75_600 con soluciones con un pH mayor a 4. Los valores obtenidos estaban en el siguiente orden: plomo (74,8 mg g-1), cadmio (26,5 mg g-1), cromo (18,8 mg g-1). Los factores más importantes que influyeron en el proceso de adsorción fueron el pH de la solución, la estructura porosa y la acidez superficial del carbón activado (Sun-Kou et al., 2014).
CapĂtulo V
P ropuestas
gastronĂłmicas
Ensalada de paiche y aguaje
PREPARACIÓN
INGREDIENTES Paiche: Filete de paiche Aceite de oliva Sal Pimienta Ensalada: Lechuga morada Lechuga frisee Espinaca Pimiento verde Pimiento rojo Champiñones
4 porciones
600 g 5 ml 5g 1g 70 g 70 g 50 g 100 g 100 g 100 g
Cushuro encurtido: Cushuro Vinagre de manzana Azúcar Sal de maras
200 g 100 ml 50 g 5g
Bellaco crujiente: Plátano bellaco verde Aceite de oliva
250 g 10 ml
Vinagreta de aguaje: Extracto de aguaje Vinagre blanco Mostaza Dijon Aceite de oliva Sacha culantro picado Aceite de aguaje Sal Pimienta
50 ml 10 ml 5g 10 ml 5g 5 ml 5g 1g
Para la ensalada: • Lavar, secar y trozar las lechugas y la espinaca a tamaño de bocado. • Cortar los pimientos en cubos pequeños y reservar. • Pelar y cortar los champiñones en láminas finas. Para el cushuro encurtido: • Lavar el cushuro y escurrir. • Mezclar el vinagre de manzana, el azúcar y la sal de maras. • Sumergir el cushuro y dejar reposar en refrigeración durante 24 horas. Para el bellaco crujiente: • Pelar y cortar el plátano bellaco en tres partes. • Blanquear el bellaco en agua hirviendo por 5 minutos. • Cortar el bellaco en cubos de 1 cm x 1 cm. • Pincelarlos con aceite de oliva y sal. • Llevar al horno a 120 °C por 1 hora. Para la vinagreta de aguaje: • Colocar los ingredientes en un bol y batir enérgicamente hasta emulsionar. Para la presentación: • En un plato hondo, servir las hojas verdes. Colocar el cushuro y el plátano bellaco alrededor, y rociar con la vinagreta de aguaje.
*Valor nutritivo por ración
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Aguaje Fruto de la vida
Energía (kcal)
Proteínas (g)
Grasa total (g)
Carbohidratos (g)
Fibra dietaria (g)
512
48
12
62
4
Aguaje Fruto de la vida
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C rema de aguajina y cocona
PREPARACIÓN
INGREDIENTES Para la crema: Cocona Extracto de aguaje Cebolla blanca Ajo pelado Mishkina Crema de leche Sal Aceite de oliva Para la cecina crujiente: Cecina Aceite de oliva Para el aceite de sacha culantro: Sacha culantro Aceite de oliva Ajo pelado Para el sachatomate confitado: Sachatomate Orégano seco Tomillo Ajo pelado Azúcar Aceite de oliva Sal Pimienta
4 porciones
250 g 180 g 100 g 20 g 15 g 50 ml 2g 3 ml 100 g 5 ml
40 g 10 ml 4g
200 g 5g 5g 10 g 10 g 4 ml 2g 1g
Para la crema: • Cocer la cocona en agua por 20 minutos. Pelar y retirar la pulpa. • Picar finamente y sudar la cebolla y el ajo junto con la mishkina por 15 minutos a fuego bajo. • Licuar la pulpa de cocona junto con el extracto de aguaje y la base de cebolla y ajo. • Colocar la mezcla en una cacerola, y terminar con la crema y la tapioca. Sazonar. Para la cecina crujiente: • Cortar la cecina en cubos de medio cm y rociar con aceite de oliva. • Introducir al horno a 125 °C, por 45 minutos, hasta que esté crujiente. Para el aceite de sacha culantro: • Blanquear el sacha culantro en agua hirviendo por 30 segundos. Enfriar y reservar. • En una licuadora, introducir el sacha culantro y el ajo. Licuar agregando el aceite de oliva poco a poco hasta que tome color verde. Para el sachatomate confitado: • Blanquear el sachatomate por 1 minuto. Pelar y cortar en pétalos. • Retirar las pepas y colocar sobre una placa. • Rociar aceite de oliva, azúcar, sal, el ajo picado y las hierbas. • Llevar al horno a 100 °C, por 1 hora, hasta que esté tierno y confitado. Para la presentación: • Servir la crema caliente de aguaje en plato hondo y decorar con sachatomate, cecina y sachatomate confitado.
*Valor nutritivo por ración
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Aguaje Fruto de la vida
Energía (kcal)
Proteínas (g)
Grasa total (g)
Carbohidratos (g)
Fibra dietaria (g)
418
7
33
28
1
Aguaje Fruto de la vida
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