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CONTEXTO URBANO Y SOCIAL
A mediados el siglo XIX al finalizar la Guerra Grande (1843-1851) y firmada la Paz de octubre, se pudo proyectar hacia el futuro una conciliación nacional que posibilitó la organización del Estado. La antigua fortaleza colonial, las murallas y trincheras que defendieron la colonia fueron eliminadas y nada impedía el crecimiento y expansión territorial de la ciudad de Montevideo.
La ciudad como estaba concebida hasta el momento, con una organización dispersa gracias a los sitiadores, se fue desintegrando y se centralizó toda función comercial o de vivienda en la ciudad de Montevideo. El concepto económico liberal del máximo lucro, obtenido por la libre competencia en un mercado regido por la ley de la oferta y la demanda, hizo florecer el negocio inmobiliario. Especialmente los lotes de campos contiguos al territorio ocupado por la ciudad nueva.
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De esta forma el esquema del Montevideo construido hacia finales de siglo XIX, pasó a ser una compleja y desorganizada estructura urbana que incorporó la Ciudad Vieja y la Ciudad Nueva junto a asentamientos habitacionales que surgieron por la actividad industrial. Además de las villas residenciales, localizadas en las cercanías de la ciudad.
Los terrenos, lotes que han sido objeto de oferta y demanda del negocio inmobiliario entran a constituir lo que se conoció como Ciudad Novísima. Que contuvo una sumatoria de actos privados de planeamiento territorial aumentando de ésta forma la desorganización urbanística.
Al crecimiento urbano lo acompañó un similar crecimiento demográfico de la población. Los factores que lo impulsaron fueron, la tecnificación de la explotación rural donde el flujo migratorio se establecía en el medio urbano, el intercambio comercial internacional que provocó gran actividad en el puerto, y la radicación capitalina de institutos universitarios y de formación profesional. Para poder soportar e incluso impulsar aún más un crecimiento de esta naturaleza se iba a necesitar de la instalación de servicios públicos como iluminación y energía eléctrica, la red de caños colectores de aguas residuales y luego el suministro domiciliario de agua potable.
Posteriormente el servicio telegráfico y telefónico y más tarde del servicio de transporte de tranvías. La calidad de vida comenzó a mejorar, incluyendo mejores puestos de trabajos y mayor capacidad económica y un nivel educacional más elevado.
Uno de los factores que ayudaron al desarrollo urbano fue la instalación del sistema de tranvías.
Re-encuadre de un plano de ubicación de solares sacado de uno de los afiches.
Se muestra la extensión completa de la ciudad con su sistema de tranvías. Año:1911 Pliego impreso por Talleres Gráficos Juan Fernández
Playa de los Pocitos, 1925
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Su sola existencia promovió el valor inmobiliario de las zonas colindantes, llevando al establecimiento de viviendas más alejadas del centro de la ciudad. Generando así potenciales usuarios del sistema de transporte colectivo, que es un importante progreso tecnológico.
La primera empresa de tranvías (de tracción a sangre) fue la “unión”, comenzó la implantación de sus líneas el 14 de noviembre de 1866, pero se inauguró recién el 1º de junio de 1868. Su recorrido era el eje del perímetro urbano de Montevideo. Estableciendo la estación principal en la unión sobre 8 de octubre. El punto terminal en el centro, era la Plaza independencia. Hacia finales del siglo XIX, la tracción animal se cambió por la mecánica. Las empresas que funcionaban al momento, se fusionaron, dando lugar a “sociedad comercial de Montevideo”, “la transatlántica”. Además del cambio tecnológico de su sistema de tracción, modificaron sus recorridos y aumentaron la extensión de sus rieles.
La sectorización social que se dio por el renacimiento de la vida económica de la República y un auge del ámbito cultural, impulsaron los cambios y transformaciones que se dieron en nuestra ciudad a finales del siglo.
A esto se le suma la presencia de empresarios y profesionales extranjeros que volcaron sus medios y conocimientos, apostando al desarrollo y crecimiento de la ciudad.
El negocio inmobiliario adquirió importancia hacia el último tercio del siglo XIX. El sistema de remate de tierras urbanas o posibles de ser transformadas en tales, fue el fenómeno urbanístico que creo una ciudad extendida de baja densidad habitacional.
El imaginario y la ideología colectiva manejaban la idea de que acceder a tener algo propio era ascender de posición social. Frente a este panorama el especulador inmobiliario puso énfasis en el sector popular como potencial clientela para el fraccionamiento de las tierras. Por lo que se creó el sistema de venta de solares en base a cuotas de monto accesible a la clase media, generando deudas a largos plazos.
Radicar a la población en zonas del área exterior fue gracias a los alcances de las empresas de transporte, que permitieron que compañías inmobiliarias fraccionaran quintas y chacras con algunos programas habitacionales para formar nuevos barrios destinados a viviendas familiares, departamentos y conventillos.
Vías de tranvía Enrique Massini y Chucarro 2012.
Los barrios de Montevideo, con sus células sociales menores, adquieren forma. Evolucionaron según el sistema económico liberal. La unidad urbana de la ciudad se desintegró. Francisco Piria, es el personaje que representa la idea de Montevideo desintegrado, loteado, subdividido, comerciable.
Las medidas legislativas fueron casi inexistentes en este periodo, limitándose a aspectos relativos a clasificación de terrenos, y la insalubridad o peligrosidad de determinadas actividades industriales. Por lo que la sociedad liberar tenía vía libre para rematar los terrenos de acuerdo a sus medios. La multiplicidad de compañías inmobiliarias que manejaban los terrenos, manejaban la idea de que había suficiente capital para acceder a la propiedad, lo que provocó una intensa actividad especulativa en el orden territorial que propulsó el desarrollo expansivo hacia las zonas periféricas de Montevideo.
A fines de siglo XIX y comienzos del siglo XX los organismos comunales elaboran normas relativas a la creación de vías y masa edificada de Montevideo, para regular la cantidad de territorio urbano y edificado, fijar normas del entramado vial urbano y relación de altura de edificación y anchos de vías de transito correspondiente. Esto fue propuesto con la intención de limitar el excesivo afán de lucro que el sistema económico había transmitido al negocio inmobiliario, para evitar la densificación de las zonas cercanas a los centros económicos, comerciales y administrativos de la ciudad.
A pesar de que el sistema de transporte de tranvías aún no llegaba a algunos barrios más alejados del centro, el prestigio de ser propietario de un terreno era más importante a veces que el equipamiento de sistema de transporte. Pero pronto estas zonas se extenderían por demanda popular, siendo el sistema vial urbano una de las mayores preocupaciones del poder político en materia de equipamiento urbano.
La expansión urbana luego de la segunda mitad del s. XIX está asociada a sus formas de publicidad. El sueño del país propio y de la casa propia hacía de los deseos de las clases medias, como también ante la posibilidad de la clase popular, de jornaleros y de obreros.
Los afiches estudiados en este trabajo dan cuenta de ésta expansión territorial que vivió la ciudad de Montevideo en el período de 1890 a 1935.Son un registro del equipamiento urbano y el entramado de calles y avenidas que con el tiempo han ido modificándose y cambiando de nombres. Si caminamos por algunas calles del Montevideo actual podemos encontrar las vías de tranvías que perduran
Playa de los Pocitos, 2012
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desde aquel entonces, y es en los afiches que están registradas con planos y esquemas.
La promoción publicitaria se basaba en la distribución de afiches callejeros o anuncios publicados en la prensa y el gran show el día del remate en el lugar. Como método de persuasión para vender los solares, utilizaban las vías del tranvía, edificios, plazas y otros puntos de referencia, así como también un ícono de la cultura nacional, la Rambla.
La construcción de la Rambla que contorneé la costa montevideana se ve reiteradamente desde finales de siglo XIX. Fue recién en el año 1925 que se aprueba el trazado definitivo de la Rambla Sur propuesta por el Ingeniero Fabini en 1922. La propuesta arquitectónica fue modificada posteriormente por el Ing. Luis Giorgi, con la intención de aprovechar los muros de contención existentes y evitar demoler algunos edificios, como el antiguo Hotel Nacional, la Intendencia General del Ejército y la Armada y el Templo Inglés (demolido en 1934, en 1936 se erigió una réplica en otra ubicación).
Si ordenamos los afiches en un orden cronológico son visibles los movimientos de expansión, la ocupación progresiva del territorio provocada por la radicación de habitantes mediante la compra de propiedades.