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G GICA GICA GICA LA PSICOTERAPIA DINÁMICA Dr. José María Hernández Mata
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l nacimiento del psicoanálisis atrajo el interés del mundo de la ciencia, aunque no inmediatamente, hubo mucha resistencia a su aceptación; pero al trascurso de los años y ante el evidente beneficio de éste, fue creciendo la atención sobre sus postulados. Luego de un siglo y cuarto después, hemos visto muchas ventajas de conocer, no solo la forma de abordar alteraciones afectivas, básicamente problemas de personalidad; sino también el saber la forma cómo el carácter de una persona se va formando en base a su dotación genética y sobre todo, a la influencia que el medio ambiente imprime en esa biología. La gran demanda que se ha venido dando para la atención de diversas afecciones mentales de origen psicológico, fueron llevando a la necesidad de generar estrategias terapéuticas para su tratamiento. En un principio las sesiones psicoanalíticas eran de cinco por semana y de una hora de duración, pero en el curso de los años se ha manifestado la necesidad de abreviar el manejo de cierto tipo de trastornos y de hacerlo más asequible a muchas personas. Eso generó muchas divergencias, entre otras cosas de tipo conceptual: ¿a qué le vamos a llamar psicoanálisis y a qué le vamos a llamar psicoterapia? Junto con estos cuestionamientos han aparecido algunos conceptos que han facilitado la tarea, uno de ellos es el concepto de “foco terapéutico”.
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No voy a extender este artículo con la historia de todos los conceptos aquí vertidos, basta con definirlos y ver cómo es que ha ayudado a precisar estrategias terapéuticas. Por otro lado, uno de los términos que han dificultado la distinción entre psicoanálisis y psicoterapias es el mismo término “psicoanálisis”. Cuando hablamos de psicoanálisis, nos referimos a tres acepciones distintas: el psicoanálisis como cuerpo teórico, como método de investigación y como procedimiento terapéutico. Quien aborde técnicas psicoterapéuticas debe tener una formación suficiente en el psicoanálisis como cuerpo teórico. Pero no debe olvidarse que la preparación para las psicoterapias, igual que para el psicoanálisis, debe incluir tres basamentos: el estudio de la teoría, la experiencia del psicoanálisis personal y la supervisión de los casos en psicoterapia. No es posible hablar de psicoterapia si el que la otorga no ha conocido con suficiente profundidad la teoría psicoanalítica, desde Freud a los contemporáneos. Tampoco es posible ejercer como psicoterapeuta si no ha estado en tratamiento psicoanalítico hasta su alta. Finalmente, la supervisión de casos en psicoterapia es elemento inevitable para la formación en esta área. Con el interés de abreviar el entrenamiento profesional, han nacido a lo largo de los años, muchas formas de supuestos tratamientos, que han sido un engaño. Puede abreviarse un tratamiento, pero no puede abreviarse un entrenamiento. Prepararse para ofrecer una ayuda profesional implica invertir años, esfuerzo y dinero. Retomando el concepto de “foco terapéutico”, diré que es el conflicto intrapsíquico que genera los síntomas que el paciente tiene. En el psicoanálisis clásico se abordan varios focos terapéuticos, es multifocal; las sesione duran de 45 a 50 minutos y se realizan de 3 a 4 sesiones por semana. El paciente se recuesta en el diván y el analista queda fuera del campo visual de paciente. La técnica es de asociación libre de ideas, el proceso incluye la resolución de la transferencia y los diferentes focos identificados. En las psicoterapias psicoanalíticas las sesiones son de 2 por semana, el paciente no va al diván, son cara a cara, las sesiones son de 45 minutos; pueden ser multifocales, hay libre asociación de ideas y se considera el alta al resolver los focos terapéuticos y la transferencia. En las psicoterapias breves las sesiones de una por semana, se aborda un solo foco terapéutico, no hay libre asociación