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Los dilemas de la región que continúan

Nelson Illescas, director Fundación INAI (Instituto para las Negociaciones Agrícolas Internacionales) -en la fotonos ofrece un panorama con distintos puntos de vista sobre la situación del Mercosur y la región en general, sobre los conflictos en la toma de decisiones y si estamos preparados para avanzar más en la integración o si es necesario buscar, además, otras opciones en un contexto global de incertidumbre constante.

Megatrade: ¿Qué balance se puede hacer de la situación de la región en el último año?

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Nelson Illescas: No ha sido un año sencillo para el Mercosur, debido a diversos factores. Sus países miembros no han logrado consensos respecto de cuestiones trascendentales, que afectan a la esencia misma del bloque, tales como la efectividad de su arancel externo común, y la posibilidad de que países miembros individuales puedan concluir acuerdos preferenciales bilaterales con terceros países.

En relación a lo primero, Brasil se encontró inmerso en un proceso electoral, por lo que no necesariamente priorizó al bloque. De esta manera llevo adelante políticas como la rebaja unilateral del AEC, forzando una aceptación ex post, por parte del resto de los países miembros. Y por el lado de Uruguay, que ostentó la presidencia pro tempore del bloque en la segunda mitad del año, se ha venido motorizando la idea de avanzar en acuerdos de libre comercio de manera bilateral. Así, a la intención de concretar un acuerdo con China le ha sumado la voluntad de ingresar al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP). A esto debe sumársele el escaso avance en materia de negociación de acuerdos, más allá del cierre del acuerdo con Singapur, cuyo texto y alcances aún se desconocen.

M: ¿Qué cambia con la asunción del nuevo gobierno en Brasil?

NI: Se espera que Lula da Silva pueda imprimirle una nueva dinámica al bloque. Desde Uruguay se señala que la asunción de Lula, podría aumentar la presión de los socios sobre dicho país. Esto en base a que Bolsonaro, a lo largo de su mandato, se había manifestado a favor de una mayor integración latinoamericana, declarando que el multilateralismo era un factor decisivo en la política de su gobierno. Dado que Brasil no comparte la hoja de ruta trazada por el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, se espera que se esfuerce en contener a Uruguay, al tiempo que elabora una propuesta de actualización institucional del Mercosur para evitar los conflictos internos. Otro factor importante es que con las presidencias de Argentina en la primera parte del año y la de Brasil en la segunda, podrían sentarse las bases para dicha discusión, aunque las elecciones en Argentina también son un elemento para tener en cuenta.

M: Teniendo en cuenta la intención de Uruguay de suscribir al acuerdo transpacífico ¿Es hora de rever las políticas comerciales del Mercosur?.

NI: José María Arbilla señalaba a principios de 2022, en un documento del CARI, que el bloque se enfrentaba a problemas de implementación de una agenda con intereses cruzados, una creciente divergencia de intereses entre los socios y una descoordinación entre la agenda interna y externa con la pérdida de un modelo común de desarrollo económico. Allí se centraba en dos alternativas: la consolidación de una verdadera unión aduanera o una redefinición del bloque hacia un área de libre comercio. No necesariamente va a ser algo que se defina a lo largo de 2023, pero es momento en que los líderes del bloque lo discutan y busquen consensos que permitan salir del letargo que afecta al Mercosur. Y más allá de la definición, que es muy importante, el actuar en consecuencia y el cumplimiento de lo acordado va a ser fundamental. Debemos tener presente que la región y, más aún, cada uno de los países tomados individualmente, es de poco peso a nivel global y por lo tanto débil en términos de su capacidad para negociar acuerdos comerciales internacionales. Ahí radica una de las razones de porque el Mercosur es relevante.

M:¿Qué nivel de vigencia tiene el acuerdo con la UE?. ¿Se puede avanzar en su definitiva aprobación o las políticas proteccionistas lo dificul- tan?.

NI: Durante muchos años de estancamiento negociador, en el periodo 2015-2019 el bloque retomó la dinámica de negociación de acuerdos comerciales. Así, se alcanzaron principios de Acuerdo con la UE y con EFTA, y se iniciaron negociaciones con Canadá, Corea del Sur y Singapur. El acuerdo se encontró durante estos años con resistencias de parte de la Unión Europea principalmente, al señalar la falta de garantías respecto del MERCOSUR en materia de deforestación (señalando el caso de Brasil y el Amazonas principalmente). Ahora, resta ver si el anuncio de Lula acerca de la “deforestación cero” acabaría con dicho freno aplicado por Francia a la cabeza.

Se ha señalado en muchas ocasiones los beneficios de un acuerdo de estas características para la región. Mas allá de las potenciales ganancias en comercio e inversiones, el acuerdo con la UE sienta las bases para avanzar luego en negociaciones con otros países y dota de mayor institucionalidad a la región. Lula reconoce esta situación y es proclive a apoyar este acuerdo.

M: ¿Qué relaciones pueden haber a nivel regional teniendo en cuenta la similitud de las posiciones políticas de cada país? Por ejemplo, reeditar una suerte de UNASUR, tiene cierta tendencia a generar acuerdos más políticos que comerciales.

NI: Felix Peña ha señalado que el regionalismo es visualizado en el plano comercial y del desarrollo económico como un complemento del multilateralismo en el comercial global, y también como resultado de esfuerzos entre países de una región para adelantar procesos que sean convergentes con el fenómeno global.

En momentos geopolíticos tan complejos y con el ámbito multilateral en jaque, el ámbito regional puede ser un refugio normativo relevante. Así lo organismos de alcance regional existentes, tales como, la ALADI, el SELA y la CELAC son importantes.

Más allá de la integración de carácter política, es necesario recordar que el Mercosur fue creado como un instrumento central para la proyección comercial de la región al mundo. Y esto requiere de negociaciones y acuerdos comerciales con terceros países, con el fin último de facilitar e impulsar las exportaciones de los cuatro países. Una agenda negociadora del bloque debería priorizar la ratificación de acuerdos ya negociados, e incluir negociaciones con los principales socios comerciales de los países de la región y del mundo.

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