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TENDENCIAS | LATERCERA | Sábado 18 de julio de 2015
A
l centro se ve al alemán Tony Martin, vestido con el jersey amarillo que lo identifica como líder de la competencia, terminando una nueva etapa. Sin embargo, algo no es normal. Martin lleva su brazo izquierdo recogido en el pecho y es escoltado por otros tres ciclistas que lo ayudan a recorrer el último kilómetro antes de la meta. Una procesión de respeto y dolor: Martin lleva el brazo así tras una caída que le rompió en varios fragmentos la clavícula, uno de los cuales le traspasó la piel. El Tour terminó para él, pero en medio de su sufrimiento toma su bicicleta y termina la etapa ayudado por sus compañeros que saben que hoy fue él, pero que al día siguiente pueden ser ellos. El relato trágico de Martin, ocurrido el 9 de julio, es una historia más que ayudará a agrandar el mito del Tour de France. La prestigiosa carrera que este año comenzó el 4 de julio en la ciudad holandesa de Utrecht y terminará el 26 de este mes, como siempre en París, fue creada en 1903 por el diario deportivo L’Auto como una forma de generar noticias en medio de la lenta pauta del verano. El evento siempre se pensó como una novela de heroísmo que los lectores pudieran ir siguiendo en entregas diarias. Henri Desgrange, el editor y autor de la idea, inicialmente anunció una carrera de cinco semanas por Francia, pero como sólo 16 corredores se inscribieron, hubo que reducir la distancia a la mitad y ofrecer un premio en dinero como incentivo. Y así se estrenó el primer Tour, que este julio vive su versión número 102 con 198 participantes y varios
miles de turistas que lo siguen. La carrera es dura, casi inhumana. Las lesiones, el agotamiento y las caídas hacen que muchos ni siquiera la terminen. Uno de los últimos casos se dio el lunes pasado, cuando el italiano Iván Basso se retiró tras enterarse de que padece cáncer: en la quinta etapa se golpeó los testículos durante una caída y al realizarse un examen de rutina, descubrió que tenía la enfermedad. Además de estas emergencias médicas, el Tour también ha estado rodeado de escándalos. Varios ganadores han sido despojados de su título porque se ha descubierto que hubo doping o trampa incluso con fórmulas descabelladas como hacerse autotransferencias de sangre extraída tras estar entrenando en altura, la que tiene más glóbulos rojos y por ende mayor capacidad de transportar oxígeno. El caso más bullado, aunque no el último, fue el de Lance Armstrong, el estadounidense que ganó siete veces seguidas, entre 1999 y 2005, tras superar un cáncer testicular. Su ejemplo sirvió de inspiración y se convirtió en un símbolo, pero el mito Armstrong terminó cuando tuvo que reconocer frente a la conductora de televisión Oprah Winfrey que se había dopado. Esto, luego de un fallo de la Usada, la autoridad antidopaje estadounidense que en 2012 había presentado un informe de mil páginas que no dejaba dudas de que el deportista había conseguido sus increíbles logros con ayuda médica no autorizada.
Cómo participar… como espectador La sombra del doping no ha alejado al público de la carretera. Ir a
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La tradición viaja en dos ruedas TOUR DE FRANCIA
Con más de 100 años, esta competencia, en la que los mejores ciclistas de ruta del planeta recorren Francia en tres semanas, no sólo se ha convertido en uno de los eventos deportivos más llamativos del año, sino que también en uno de los mejores espectáculos gratuitos del mundo. POR: Daniela Ruz
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El recorrido de la carrera El Tour de Francia 2015 partió el 4 de julio en Utrecht, Holanda. Es la sexta vez que la competencia se inicia en ese país y la etapa final se realizará el 26 de julio en París.
HOLANDA
Utrecht
Ruta
Partida
Zelande
Meta
2
Antwerp 4
Abbeville
Livarot Mur-deBretagne Plumelec Vannes
8
Cambrai
Amiens
6
Le Havre
Arras
Sevres
PARTIDA: UTRECHT
1
3
Seraing Huy
BÉLGICA
5
FIN: PARÍS
Champs-Elysees
7
Fougeres Rennes
26 de julio en París
9
FRANCIA La Toussuire Alpe d’Huez Bourg-de-Peage Valence Mende 16 Gap Rodez 15 Digneles-Bains 14
Pau Tarbes Muret 13 10 Lannemezan La PierreSaint-Martin Plateau de Beille Cauterets 11 12
Saint-Jeande-Maurienne 19
Modane 18
Pra Loup 17
km 0
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20
100
LA TERCERA
RR Un grupo de ciclistas pasa frente al santuario de Notre-Dame de Betharram, en la undécima etapa del Tour.
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tud. “¿Alcanzaste a ver la camiseta amarilla?”, es una de las típicas preguntas tras el paso del pelotón. Ver la carrera en vivo también da la posibilidad de darse cuenta de detalles que no se aprecian en la televisión, como la velocidad, lo apretado que puede ir el pelotón, y los rastros de sangre y quemaduras que a veces traen los competidores tras alguna caída. “Una de las gracias de ir a ver el Tour es que es un espectáculo en el que no dependes de una entrada, así que puedes improvisar. Todo el mundo cabe”, cuenta Marcos Ortiz, un fanático de la bicicleta que hizo coincidir un
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ver el Tour es toda una tradición en Francia y todo lo que se necesita es instalarse a la orilla del camino. Familias enteras escogen un punto del recorrido, llevan un picnic para hacer más corta la espera y a veces los niños se disfrazan y llevan carteles animando a los ciclistas. Las mejores etapas para el público son las de montaña, porque los ciclistas van más lento en las pendientes y así que se les puede ver por más tiempo. En esas pasadas se junta tanta gente que más de algún ciclista ha terminado golpeando a un espectador por obstaculizarle el paso o
haberlo hecho caer. Antes de la llegada de los corredores, y como señal de que ya se acercan, aparece la caravana publicitaria, un contigente de kilómetros de autos y carros alegóricos en los que las marcas auspiciadoras lanzan al público todo tipo de regalos. Lo mismo agarras un llavero, un gorro o una pulsera del tour, que una muestra de detergente o un salchichón, en una caza que a veces se vuelve una verdadera lucha. Tras la lluvia de regalos es el momento de los ciclistas, uno que puede durar mucho, poquito o nada, y donde los gritos de ánimo se confunden entre la multi-
RR Tony Martin es escoltado por sus compañeros de equipo tras fracturarse la clavícula.
viaje a Europa con el Tour. “Vi que había una etapa a un par de horas por tren de París, compré mi pasaje el día antes, pasé el día en el pueblo donde estaba la meta, y en la noche me devolví. Fue muy fácil”, explica. Pero hay que tener cuidado, porque quedarse a dormir en los lugares de fin de etapa es complicado si no se tiene reserva, ya que la capacidad hotelera suele estar copada por el mismo Tour que mueve cientos de personas todos los días.
Un poco más de emoción Si ver pasar a los corredores no es suficiente, existen agencias que ofrecen viajes para los ciclistas aficionados en los que casi- es posible correr el Tour. El paquete ofrece bicicletas y equipamiento profesional para poder hacer una etapa determinada, como las de montaña, antes de la partida del pelotón. Tras eso la carrera se ve desde plazas privilegiadas, ya sea en tribunas o en espacios que han sido reservados por personal de la agencia que empieza a acampar en ellos con días de anticipación. Algunos organizadores están directamente autorizados por el Tour de France, como Trek Travel y Thomson Bike Tours, y ofrecen oportunidades de ver la acción tras bambalinas de los equipos profesionales. El 2014 un francés anónimo, que ganó 65 millones de euros en la lotería, declaró que iba a cumplir su sueño de seguir el Tour con su familia a bordo de una caravana. Curiosamente, esta alternativa se ha convertido en una de las más populares porque tiene un costo más bajo que manejar y
quedarse en hoteles. Hay varias agencias que arriendan las caravanas y dado que la ruta del Tour de cada año se anuncia con varios meses de anticipación, se puede planificar con calma qué etapas se van a seguir. Es posible quedarse en campings o áreas reservadas a medio camino de la ruta del día para evitar los atochamientos de la llegada, la cual se puede ver cómodamente en la televisión tomando algo en un bar de un pueblo o en el televisor de la misma caravana. Las características del Tour varían año a año e, incluso, en las versiones más recientes se ha apostado por la internacionalización realizando las primeras etapas en el extranjero, pero la gran final siempre es en el mismo lugar: los Campos Elíseos en París. Los últimos kilómetros consisten en varias vueltas entre el Arco del Triunfo y el Louvre, en una transmisión deportiva que es seguida por millones de espectadores en el mundo. Junto con la montaña, la etapa de París es la que más gente reúne a las orillas y, nuevamente, el acceso es libre para cualquiera que tenga paciencia y quiera esperar por horas guardando un buen puesto. Pero la espera paga, porque es el único punto de todo el Tour en el que se verá varias veces pasar el pelotón desde el mismo sitio. Para los competidores que logran terminar, las tres semanas concluyen a los pies del Arco del Triunfo, con la ceremonia de premiación, donde un ciclista de camiseta amarilla celebra haber entrado a la historia y se convierte en lo más cercano a un superhéroe que tenemos en la actualidad.T
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Para verlo por televisión cámaras con fastuosas iglesias, palacios y puentes. Especialmente espectacular resulta la meta en París, en la que la carrera para muchos se convierte en sólo el pretexto para poder ver desde el aire monumentos como la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo, el Grand Palais y el Jardín de
las Tullerías. La carrera se puede seguir por ESPN3, con el excelente relato en español de Georgina Ruiz Sandoval (@bicigoga), quien se preocupa de seguir especialmente a los ciclistas latinoamericanos. También se puede ver con relato en francés en TV5 Monde.
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La transmisión del Tour de France es bella. No importa si a uno no le interesa el ciclismo o no entiende nada. Junto con la batalla épica de los ciclistas los helicópteros van mostrando los principales atractivos de la región, y se mezclan campos especialmente adornados para las
Breve manual de instrucciones
RR Fans alientan a los corredores en la décima etapa entre Tarbes y La Pierre-Saint-Martin.
Este año, las tres semanas que dura la prueba se dividen en 21 etapas: 9 de llano, 3 de media montaña, 7 de montaña -incluyendo 5 con la meta en altura-, además de una contrarreloj individual y una por equipo, con un total de 3,360 kilómetros. Los participantes, que acceden por invitación o clasificación, se dividen en equipos de nueve ciclistas cada uno. Sin embargo, el ganador del tour es individual: el corredor que logra completar todas las etapas en el menor tiempo acumulado. Pero no es el único que “gana”. Varias competencias se corren al mismo tiempo, para las que hay distintas camisetas. El jersey amarillo identifica al que va liderando en tiempo acumulado la carrera, y esa es la camiseta que todos sueñan tener aunque sea un día. Además, está la camiseta blanca con puntos rojos, un atentado a la moda que identifica al mejor en la montaña, y que este año por primera vez fue vestida por un africano: el eritreo Daniel Teklehaimanot, del primer equipo del continente negro que participa en el Tour. La camiseta verde es para el mejor por puntos, es decir el que ha llegado en mejores puestos en las diferentes etapas, y que suelen portar los llamados “sprinter”, y por último la camiseta blanca, que se le da al mejor ciclista menor de 25 años. También se premia al equipo que acumula menor tiempo, y un jurado elige al corredor “más combativo” tras cada etapa. No todos los participantes corren para ganar la carrera. Cada competidor y equipo tiene diferentes objetivos. Algunos que están ahí para ganar el Tour, y otros tienen metas más modestas: ganar una etapa o conquistar una de las otras camisetas en juego. En cada equipo suele haber un líder que es el que tiene el objetivo más ambicioso. Sus compañeros de grupo lo ayudarán a conseguir ese logro y, por ejemplo, en una etapa con viento al lado del mar, se colocarán de manera de bloquearle la corriente o le irán abriendo el paso cuando el pelotón va muy cerrado para que no pierda tiempo y energía.