Rural Tourism: Geting back to basics

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TENDENCIAS | LATERCERA | Sábado 27 de diciembre de 2014

RR US Farm Stay Association, hay más de 850 granjas como esta que ofrecen opciones turísticas en todos los estados de Estados Unidos.

Turismo en la Granja: volver a lo básico En Europa y Estados Unidos crece y se sofistica cada vez más la tendencia de ir de vacaciones al campo. Los citadinos buscan reconectarse con la calma y poder enseñar a sus hijos cosas como el origen de los alimentos que consumen cada día y el contacto con los animales. Así también, los granjeros encuentran en el turismo una fuente de ingresos y una oportunidad de promover la revalorización de su actividad. POR: Daniela Ruz

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athryn Jones, una madre inglesa de cinco hijos entre 15 y 1 año, califica como “las mejores vacaciones de su vida” las que pasó junto a su familia en una carpa sin electricidad y en la que tenía que hacer fuego para poder cocinar. Kathryn decidió que a sus niños les hacía falta desconectarse de la ciudad, la televisión, el computador, y eligió llevarlos a una de las granjas seleccionadas por Feather Down, una empresa holandesa que ofrece carpas de lujo equipa-

das con camas, cocina y decoración que emula el interior de una granja de 1900, en varios países de Europa y que crece como franquicia en otros como Estados Unidos y Sudáfrica. “Cada mañana nos despertábamos con una vista al prado donde pastaba la llama Alfie, mis hijos estaban encantados”, cuenta Kathryn. Anna y Will, los dueños de la granja, les enseñaron cómo trabajaban, mostraron a los niños cómo ordeñar vacas, recoger huevos y juntos hicieron caminatas en medio de la naturaleza. Para cocinar usaban los productos de la

misma granja y alguna noche se aventuraban al pub local, donde los lugareños venían de campos vecinos a divertirse. “Mis hijos nunca extrañaron la televisión, se dedicaban a jugar a la pelota y a aprender cosas sobre las plantas y los insectos mientras exploraban. Vamos a volver de seguro”, explica Kathryn. Las granjas donde se instalan las carpas son seleccionadas cuidadosamente. “Muchas granjas postulan cada año, pero la mayoría no son elegidas. Es importante que el granjero y su familia interactúen con los visitan-

tes, que tenga un paisaje hermoso, que sean apasionados por su tierra y su actividad y que estén dispuestos a transmitirlo”, explica Stefan Thuaru, socio de la empresa. Este ejemplo de alojamiento tipo “cadena” en granjas, donde los pasajeros pueden encontrar comodidad y consistencia de un lugar a otro, es una muestra de que el turismo rural se ha ido especializando ofreciendo alternativas para los distintos tipos de viajeros.

Granjeros unidos Eurogites es el nombre de la organización que reúne a 35

asociaciones de turismo rural de 27 países de Europa. Sus cifras señalan que este sector está conformado por medio millón de microempresarios que en conjunto ofrecen unos 6 millones de camas, lo que alcanza a ser el 15% de la capacidad de turismo de toda Europa. Las asociaciones nacionales, además de promover y ayudar a los granjeros que quieren iniciar la actividad turística, también verifican que haya unos estándares de calidad en la oferta, los que son necesarios para poder recibir el sello que los acredita como miembros.

Dentro de los países socios, los más activos son aquellos que tienen tradición vitivinícola, como Francia, España e Italia, país donde se calcula que hay unas 20 mil granjas que ofrecen algún tipo de alternativa turística. En Francia, la organización alrededor del turismo rural se remonta a los años 1950, con la creación de Gites de France. Las organizaciones cuentan con apoyo estatal desde el Ministerio de Agricultura, desde donde se promueve el turismo como una alternativa eficaz para un sector que ha sido muy activo en protestar y que se considera afectado por la puesta en marcha de las políticas comunes de la Unión Europea. Esta alternativa de turismo se vuelve cada más popular en un país donde el 53,2 por ciento del suelo se utiliza para la agricultura y en el que hay un orgullo por los productos producidos localmente, como lo muestran las numerosas denominaciones de origen que existen. La Cámara de Agricultura de Francia cuenta también con un proyecto de turismo llamado “Bienvenido a la Granja”, el cual fomenta las estancias, pero también la venta de productos y las visitas por el día. Otra de las grandes asociaciones, el Accueil Paysan, publica una guía de viajes muy conocida donde los visitantes pueden encontrar a sus afiliados, y también ofrece la posibilidad a niños de entornos sociales complejos para que puedan pasar vacaciones en el campo. En Estados Unidos el agriturismo empezó a tomar fuerza después de Europa, en cuyos modelos se han ido inspirando. El censo de agricultura de ese país muestra que cada vez una menor parte del ingreso de una familia rural proviene de la actividad


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RR La Leaping Lamb Farm en el estado de Oregon, en Estados Unidos. agrícola, y como tal, el turismo se ha ido convirtiendo en una opción factible para poder continuar viviendo del campo. Cuando para la gran mayoría de los norteamericanos ya no es posible volver a “la granja de los abuelos”, las vacaciones en la granja dan la oportunidad de reconectarse con un espacio que se empieza a revalorar por los habitantes de las grandes ciudades a través de la comida. Además, al menos dos universidades, UC Davis y University of Colorado, tienen programas de apoyo y estudio al agriturismo. Una de las asociaciones más grandes que agrupa a estos granjeros es US Farm Stay Association, en cuyo sitio web (farmstayus.com) se pueden explorar las más de 850 granjas con opciones turísticas en todos los estados del país. Usan el término “farm stay” para diferenciarse de los Bed and Breakfast rurales, ya que estas granjas ofrecen interacción con el trabajo productivo diario. Además de ser una fuente de información para los viajeros, la asociación busca educar a los granjeros sobre la diversificación que ofrece el mercado de la hostelería. “Estamos viendo un creciente interés en los norteamericanos en experimentar el mundo rural y observar la producción local de alimentos –además de comerlos-, así que esperamos estar sólo en el comienzo de una tendencia de viaje mucho más grande que va a educar al viajero y ofrecer ingresos a los granjeros al mismo tiempo”, explica Scottie Jones, directora ejecutiva de la US Farm Association y dueña ella misma de una granja, la Leaping Lamb Farm en el estado de Oregon. Otra de las opciones relacionadas con este tipo de

oferta que es popular en Estados Unidos es casarse en una granja, un evento que garantiza increíbles fotografías y que hace retornar a una estética nostálgica alejada del cemento.

Voluntario, no visitante Sin embargo, existe otra opción para aquellos que quieran pasar sus vacaciones a cambio de trabajo, una oportunidad de aprender y conocer a los granjeros. Ese el objetivo que busca el programa World Wide Opportunities on Organic Farmers (WWOOF), que reúne a voluntarios que quieran trabajar gratuitamente en una granja orgánica en 50 países a cambio de comida y estadía, y granjeros que deseen recibir a voluntarios para trabajar en sus campos. La idea surgió en Inglaterra en 1971, cuando Sue Coppard, una secretaria que vivía y trabajaba en Londres, reconoció la necesidad de personas sin medios económicos, como ella, para poder acceder al campo. Así se inició el “Working Weekends on Organic Farms” –fines de semana de trabajo en granjas orgánicas- que pronto se convirtió en un éxito sumando voluntarios y granjeros. Hoy, el espíritu de la organización es internacional, buscando un intercambio cultural entre los participantes. Se espera que el voluntario trabaje de unas cuatro a seis horas diarias como justa retribución por el alojamiento y comida que le ofrecen sus anfitriones. Las tareas pueden ser variadas, como sembrar, cortar hierba, abonar, alimentar a los animales, construir cercas o hacer queso, conforme a las necesidades que haya en la granja. Las condiciones y duración de la estadía son negociadas directamente entre el volun-

tario y el granjero, quienes pueden poner condiciones sobre esto. En promedio las estadías más comunes duran entre una o dos semanas. Tanto el alojamiento como las comidas suelen ser compartidas entre los voluntarios y la familia anfitriona, como una manera de que sea una real experiencia de intercambio. Al ser granjas orgánicas se busca que los voluntarios aprendan sobre este tipo de prácticas y así hacer más conocida este tipo de agricultura. ¿Es posible hacerlo en Chile? La WWOOF tiene una asociación en Chile, la que se encarga de inscribir a las granjas que quieran participar y dirigir a los voluntarios que quieran ir al país. Sin embargo, la asociación incentiva a que la gente sea voluntaria en granjas fuera de su país de origen, por lo que no suelen promover que los chilenos participen en granjas chilenas. “Si algún compatriota quiere visitar alguna granja chilena le buscamos alguna, pero siempre insistiendo que vaya más lejos. Es que el espíritu de esta red es más que solo colaborar, es lograr un intercambio cultural que no se logra con un connancional”, explica Gastón Fernández, encargado de WWOOF en Chile, grupo que existe desde 2008. El voluntario debe pagar una pequeña cuota para recibir el listado de granjas participantes y luego ponerse en contacto directamente con ellas para negociar los términos de su estadía. Las organizaciones nacionales de WWOOF más grandes son Australia, con 2.287 granjas, seguida por Estados Unidos (1.421) y Nueva Zelanda (1.289). En América Latina la delantera la lleva Chile, con más de 120 granjas participantes.T


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