se las cambio por
hechale a b hace que c ua que rezca
pero
quiero terminar con vois y punto
suban, vamos a lo de mi viejo a fumar
dinero
mirá lo que hago con tu manzana ¡boluda eran las me jores manzanas del condado de Gojtam!
paremos un toqu e para comprar u nas sodas de cola
¡qué hacés bolú!
era lo mas hermoso que había visto
jesús
ah este boludo que no llega
manzanas
Castigo. d, el cielo se refleja en tus Creí ver ventanas tras la multitu oso movimiento de nubes pupilas y ver el gaseoso /graci mutuamente, no es un que se encuentran atrayéndose plar eternamente tras tus espectáculo que pueda contem del cielo disipando la pereza. ojos. Te lo dije, y miro a lo alto do las cebollas. Una idea, movimiento, hornean ra golpear una cacerola? ¿Quién es el más indicado pa s que nos desvían de la Hasta cuándo buscamos excusa u, justificándonos ante esencialidad de nuestro espírit nos hablamos a nosotros jueces creados, mutismo. Sólo no puede escucharte, por mismos, la mayoría de la gente rrupción en tu historia para eso no nos dejamos hablar, inte do a los cuatro vientos / enjugarme los labios exclaman premo Yo ¿Quién puede egos mi fascinación por ese Su ón? necesitar un poco de comprensi y tiempo para detenerse ¡Despierta, payaso! ¡Ya no ha do… tras que te ahora que te has auto sentencia sconocida, engordada por el sentenciaron a una muerte de que ésta aparezca detrás de imaginario deseo psicótico de abrazar el espanto y la cualquier arriesgo, para poder desesperación angustiosa y gritar con todas tus fuerzas conscientemente… como nunca antes lo hiciste ¿y qué forma de sobrevivencia es la más apta para quien no encuentra más consuelo ante la vida que negándose a sí mismo? ¿Sobrevive aquel que sin más anhelo que una mano que lo salve de la abisal caída, se aferra a la roca que lastima y flagela su torpe y fatigado cuerpo en el vaivén que debilita sus nudillos? En la calle de enfrente camina un anciano que dobla la canilla al ritmo del movimiento, como un tabaleo melódico que lo impulsa a retrotraer (se) ante las miradas nuestras que son menos murmullo que la paloma y la miga de pan, que el calor del horno en este alegre caminar, que la ornamenta puesta para aminorar el shock, que la hormiga ingresando en los ojos del cadáverico empleador al finalizar de la entrevista de la que me retiro mordiendo una roja manzana al cerrarse las puertas del ascensor.
siempre me hace lo mismo