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Viernes. 4 de enero de 2019 • LA RAZÓN
Finde
Cine
D. MENDOZA - MADRID
M
artina Gusmán y Bérénice Bejo son casi idénticas. Según avanza «La quietud», el filme de Pablo Trapero que protagonizan, el espectador se siente confundido en varias ocasiones, sin saber del todo cuál mujer es cuál. En una escena en que ambas se masturban en la misma cama, es difícil discernir de quién es esa mano, esos labios, ese cuello. El director argentino admite que el parecido físico, que descubrió en 2011 –cuando Bejo presentó «El artista» en Cannes, donde Gusmán, esposa de Trapero, era entonces jurado– fue lo que le motivó inicialmente a desarrollar una historia para ellas. Por otra parte, ese juego de espejos tan presente en la película es un reflejo de los paralelismos que Trapero encuentra entre su vida y la de Bejo y su esposo, el también cineasta Michel Hazanavicius que, como Trapero, ha dirigido en varias ocasiones a su esposa ante la cámara, además de que ambas parejas tienen dos hijos, un niño y una niña, de
«LA QUIETUD»:
El lado femenino de Trapero El director argentino retoma los temas de la familia y los crímenes de la dictadura militar, que ya trató en la exitosa «El clan», en este filme protagonizado por Martina Gusmán y Bérénice Bejo en el que la dualidad y lo femenino son clave edades similares. En el filme, Mía (Gusmán) y Eugenia (Bejo) se reencuentran en La quietud, la especular finca donde se criaron, cuando la segunda debe regresar a Argentina desde Francia para acompañar a su familia, pues su padre ha sufrido un accidente cerebrovascular. La simbiosis entre las hermanas es evidente desde el primer momento, aunque la historia no tarda en demostrar que, en contra de lo que sugiere el nombre de la casa, esta familia de apa-
riencia perfecta está llena de turbulentas traiciones. «Es muy habitual que las fincas se llamen de una manera que parece una expresión de deseo: La quietud, El descanso, El remanso… por eso quise centrar el filme en este lugar abstracto y no habitado, como salido de las páginas de una revista de diseño. Los personajes también parecen salidos de Instagram: todos divinos y bien vestidos, pero, a medida que vas entrando en su intimidad y conociéndolos en profundidad,
te das cuenta de que se caen los filtros de Instagram y que la casa no está vacía sino llena de misterios y de miseria», explica Trapero. Uno de esos misterios es el pasado de los padres de las jóve-
«PENSAR EN CUESTIONES DE GÉNERO COMO TOTALIZADORAS EN LUGAR DE AYUDAR, ENTORPECE», ASEGURA EL DIRECTOR
nes, interpretados por Isidoro Tolcachir y la diva argentina Graciela Borges (famosa, entre otras, por «Crónica de una señora», de Raúl de La Torre), que ahora se enfrentan a un juicio por sus acciones corruptas durante la dictadura. Mía, que adora a su padre y tiene una relación muy complicada con su madre, irá descubriendo la verdad sobre ambos, a la vez que debe sincerarse en su trato con su hermana. «Para mí, el corazón de la película es cómo el