Esquivel o el triunfo de la luz

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Martes. 10 de julio de 2018 • LA RAZÓN

Cultura EL PODER DE LA PALABRA

HOCKEY SUBACUÁTICO FERNANDO VILCHES Hace tiempo, en esta misma columna, hablé de un deporte minoritario y de unos deportistas realmente enamorados de lo que hacían, deportistas auténticos, es decir, «amateurs» en el más amplio sentido de la palabra, pues tienen que pagarse sus gastos y su material. Qué diferencia con las estrellas estrelladas de nuestra selección de fútbol. Pues bien, a unos días de que se acabe el mundial del deporte rey, el 19 de julio, comenzará el Campeonato del mundo de hockey subacuático en categorías máster y élite. España mandará hasta Quebec a nuestras selecciones masculina y femenina para que luchen por el oro tras entrenar con ilusión, y con mucho esfuerzo, durante todo el año. En total participarán 17 países de todos los continentes, que empezarán con un «Round Robin» (todos contra todos), seguido de cruces y la final el 29 de julio. Aunque España no parte como equipo favorito, nuestros chicos y nuestras chicas van con equipos renovados, con mucha ilusión y con muchas ganas. Después de un año intenso de entrenamientos solo queda demostrar el gran corazón y la pasión que ponen ellas y ellos en cada partido que juegan. Desde esta modesta columna quiero llamar la atención de los lectores de LA RAZÓN para que, en algún momento, conecten con las noticias de este campeonato. Lo mismo nos llevamos una muy grata sorpresa porque no son selecciones novatas ni pardillas, son deportistas que echan el resto por defender nuestros colores y no lo hacen nada mal. Si alguna de las dos selecciones gana el campeonato, moveré Roma con Santiago para que sean entrevistados por nuestro periódico y les hagan un hueco en Antena 3.

El Museo del Prado inauguró ayer una muestra de tres cuadros religiosos del pintor sevillano, uno de los grandes representantes del romanticismo hispalense

Esquivel o el triunfo de la luz MUSEO DEL PRADO

D. MENDOZA - MADRID

«P

equeña pero ambiciosa», así describe Andrés Úbeda, director adjunto de conservación e investigación del Museo del Prado, la exposición de tres cuadros religiosos de Antonio María Esquivel que se inauguró ayer en la sala 60 del museo. Se trata de un espacio destinado justamente a muestras rotatorias de obras del siglo XIX, que en esta ocasión se dedicará al pintor sevillano hasta enero del año que viene. La exposición es doblemente especial, por un lado, porque en El Prado existe muy poca pintura religiosa de dicho siglo y, por otro, porque los cuadros son prácticamente desconocidos.

Una obra personal La que ocupa el espacio central de la sala, «La caída de Luzbel», está además muy ligada a la historia personal del artista. Esquivel se quedó ciego en 1839 tras sufrir una larga enfermedad y, aunque más tarde recuperaría la vista, durante esa época se vio tan afectado que intentó quitarse la vida dos veces. Desde el Liceo de Madrid se recaudaron fondos para ayudarle, por lo que, cuando finalmente volvió a ver, pintó en señal de agradecimiento este cuadro, que no se exponía desde 1996. La elección del motivo bíblico es muy elocuente, ya que re-

«La caída de Luzbel» data de 1840

presenta «el triunfo del bien sobre el mal y de la luz sobre las tinieblas. A diferencia de cómo lo retrataron otros artistas, en el de Esquivel el ángel no va armado, le basta la presencia de la luz para

derrotar a demonio», como explica Javier Barón, jefe de conservación de pintura del siglo XIX. «El Salvador» se expone hoy después de un trabajo de recuperación que Úbeda calificó de «un

CRÍTICA DE CLÁSICA SAN LORENZO DE EL ESCORIAL

Una excelente «Tercera» de Mahler «Tercera sinfonía» de Mahler. María José Montiel, mezzosoprano. Orquesta Sinfónica y Coro de la RTVE. Niños Cantores de la JORCAM. Director: Miguel Angel GómezMartínez. Auditorio-Teatro de San Lorenzo de El Escorial. Madrid-VII2018. Todos los participantes venían de abordar la misma obra en Úbeda tras el breve pero intenso diluvio que obligó a suspender el concierto durante el Festival. Llegaba por tanto bien preparada y se notó. Todas las orquestas se transforman según quien tengan en el podio. Con

Gómez-Martínez, la de la RTVE da lo mejor de sí y tiene su lógica. De un lado son muchos los años de colaboración, aunque el tiempo también suele comportar roces. De otro el maestro granadino es clarísimo en sus gestos, señalando con enorme precisión. Ordena todo y se le entiende todo. No son muchos los directores con ese nivel de orden, claridad y precisión. La RTVE sonó como en sus mejores días y la larga –la de mayor duración del autor– y compleja «Tercera» malheriana tiene mucho que tocar para solistas y tuttis. Los Pequeños

Cantores de la JORCAM cantaron con el mismo entusiasmo que en el reciente «Street Scene» del Teatro Real y bien el coro femenino de la RTVE. A un director hay que pedirle adicionalmente la capacidad para crear atmósferas y Gómez-Martínez lo logró desde ese gigantesco primer movimiento en el que ya canta a la naturaleza, con muchos temas populares, pero al mismo tiempo la deja ausente de inocencia. ¿Qué pasaría por la mente de Mahler en el Attersee en el verano de 1896 al escribirlo? También nos llegó la ironía del tercer movimien-

milagro que solo instituciones como El Prado pueden conseguir». La encargada de su recuperación fue Eva Perales, que comentó que la obra «El Salvador» «estuvo depositada desde 1901 en el Museo Provincial de Palma de Mallorca, en el que nunca se expuso. De allí pasó a La Lonja, donde estuvo durante 63 años, pero en el 64 es devuelta al Museo Provincial y es aquí donde por falta de espacio debieron de enrollarla sobre sí misma o sobre un rulo de dimensiones inferiores al lienzo, lo que produjo una serie de alteraciones de la pintura». Además, los bordes del lienzo se habían desgarrado, el marco original desapareció –el museo encargó una copia–, y por un uso excesivo de secativos por parte del artista «se produjo un cuarteamiento que los italianos llaman piel de serpiente y que es irreversible», en palabras de Perales. Por último, «La Virgen María, el niño Jesús y el Espíritu Santo con ángeles en el fondo» es un ejemplo de la influencia de Murillo en la obra de Esquivel y del estilo particular del artista, que se caracterizó por la atención a la exactitud anatómica (un rasgo también evidente en «El Salvador») y la importancia de los volúmenes. En 1856, este cuadro formó parte de la Exposición Nacional de Bellas Artes junto con una selección de pinturas y retratos suyos.

to, pero la lectura alcanzó su punto fuerte, como debe ser, en el transcurso de los tres ininterrumpidos tiempos finales. María José Montiel, en plena madurez, lució su voz de color bellísimo, impresionando desde el «O Mensch» inicial, acoplándose perfectamente al tempo lento elegido por el director. Muy bien llevado, creando clímax el último y más admirable movimiento, con un final apoteósico que glorifica la humanidad. Como no podía ser de otra forma, llovieron largos aplausos y vítores en este momento cumbre de un festival en el que aún queda por presentar «La italiana en Argel» de Rossini entre otros muchos espectáculos.

Gonzalo ALONSO


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