¿Quieren mis padres devorarme?

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Jueves. 2 de marzo de 2017 • LA RAZÓN

CULTURA Gonzalo Pérez

CRÍTICA DE CLÁSICA

Goerne, la tristeza del lied Obras de Schumann, Eisler y Wolf. Barítono: Matthias Goerne. Piano: Alexander Schmalcz.Teatro de la Zarzuela. Madrid, 27-II- 2017.

La «opera prima» de Athos Zontini ha sido elegida como finalista del Premio Edoardo Kihlgren de Italia

Daniella MENDOZA - Madrid

U

na niña de tres o cuatros años juega en el campo, junto a su familia, a atrapar las mariposas que revolotean a su alrededor. Su abuela se une a su pasatiempo: comienza entonces a coger las mariposas y matarlas. La niña ríe, sin entender que han muerto. Para ella no son más que objetos de colores que vuelan. La anécdota la cuenta el escritor italiano Athos Zontini, que presenta en España su primera novela, «Orfancia», sobre un niño que se niega a comer porque está convencido de que sus padres lo están cebando para devorarlo. «La niña y la mariposa son la misma cosa, no hay nada de divertido en matarlas. Sin embargo, la abuela lo hacía. Fue un momento de ausencia absoluta de responsabilidad, ejemplo de una educación pésima», dice Zontini. Es sobre la transición del niño al hombre y de la influencia de los padres que habla su novela, finalista en Italia al premio Kihlgren Opera Prima. –Usted trabaja en la radio y en la televisión. ¿Por qué contar esta historia en forma de novela? –Porque la escritura narrativa es el mundo en el que más cómodo me siento. Hace muchos años que escribo cuentos, así que la novela era una evolución natural. «Orfancia» comenzó con mi intención de hablar de la familia en un contexto muy visual. Es un tema sobre el que ya se ha indagado mucho, por eso necesitaba una perspectiva nueva. –El protagonista cree que sus padres le quieren engordar para comérselo, una metáfora de la relación entre niños y adultos... –Sí, quise crear una metáfora bastante simple para hablar de la fami-

Athos Zontini presenta su primera novela, «Orfancia», todo un fenómeno en Italia, sobre un niño que está convencido de que, si engorda, sus padres se lo comerán

¿QUIEREN MIS PADRES DEVORARME? DE LA NOVELA AL CUENTO «Estoy escribiendo una segunda novela y, aunque sé que los cuentos no se venden, tengo tantos que espero un día poder publicar una selección», dice Zontini. Sobre su nuevo proyecto asegura que: «Como en este libro, con el próximo quiero obligar al lector a reconsiderar lo que ya conoce bajo una nueva luz. Deseo que al final de la lectura éste tenga más dudas que certezas. Los libros que más me han gustado son los que han deformado mi estructura de pensamiento», afirma, y cita «Mr. Vértigo», de Paul Auster, la trilogía de Agota Kristof y varios de Saramago, «que crea un pacto con el lector que le atrapa».

lia a través de la voz de un niño. Él podía simplificar el proceso por medio del cual los adultos lo fuerzan a ser lo que ellos quieren que sea, y no lo que él es. Podía dar forma a esa idea a través del miedo que tiene a que sus padres se lo coman. Parece que ellos quieren lo mejor para él, pero, en realidad, le hacen daño. –El miedo es lo que no le permite comer. Ser violento, en cambio, le abre el apetito. ¿Cuál es la relación entre ambos? –Quería plasmar una idea fea, casi terrorífica, de lo que es convertirse en adulto: que para ser un hombre debes prevalecer sobre los demás, ser más fuerte y duro. Quería entonces explicar cómo, cuando sientes el placer de ejercer violencia sobre alguien, sientes también la necesidad de nutrirte, de comer. Desde luego es tan sólo una sola de las maneras de estar en el mundo, no la única. –Sin embargo, en su libro sí que parece la única... –Es cierto, pero a veces contamos cosas oscuras para poner en evidencia los momentos luminosos que existen fuera del texto. Si te llevo a través de la lectura hasta el

abismo de la fealdad, es inevitable que, cuando haya un atisbo de luz, de belleza, lo sientas de manera más intensa. La esperanza quizá no está presente en la novela, pero sí en el lector. Es para eso que sirven también los libros: para mostrarnos lo feo de modo que tomemos otro camino. –Cuando el niño muestra su crueldad (tortura a un animal), el lector se pregunta si es porque está creciendo o porque siempre fue malo... –Me gustaría pensar que somos un producto de nuestras experiencias. En el libro, cuando ocurre lo que dices, ya él es un niño transformado: el otro «bambino» que crece dentro suyo ya se lo ha llevado por delante. En ese momento, el niño se comporta como un adulto: sólo piensa en sí mismo, el dolor de los demás le es indiferente. –¿El título es una mezcla entre las palabras infancia y huérfano? –Sí, es un neologismo que quiere decir que se es huérfano de la propia infancia. Durante la infancia deberías crear las bases para convertirte en adulto, pero, si te privan de ella o si esas bases están podridas, serás inevitablemente un adulto dañado. El que debería ser un momento bonito se convierte a menudo en el prefacio de una edad adulta negativa. Además, tiene una razón sonora: infancia es una palabra bella, pero al unirse con huérfano se deforma, se vuelve inquietante, como el propio libro. «ORFANCIA» Athos Zontini DESTINO 272 págs. 18,00 eur.

Matthias Goerne ha participado en quince de las veintitrés ediciones del Ciclo de Lied y, no sólo nadie se cansa, sino que ya se espera su participación el próximo año. ¿Qué le hace ser tan querido? El amor es mutuo, pues el artista declaró recientemente en TVE: «Tenéis uno de los mejores públicos del mundo. En el Teatro de La Zarzuela me encuentro siempre con un público completamente concentrado, atento, interesado, extremadamente educado y muy entusiasta». Menos mal que el teléfono sólo sonó cuando estaba a punto de empezar su primera pieza. Para esta ocasión eligió un programa denso, con lieder de Schumann abriendo y cerrando bloques con otros de Wolf y el menos conocido entre nosotros Hanns Eisler, con el denominador común de la tristeza. Ella impregnaba hasta las canciones del «Hollywooder Liederbuch» de éste último, tan amigo de Brecht. Incluso cuando se habla de la esperanza es en términos de «pesada herramienta» o de algún modo inalcanzable «la tristeza vigila esa marea de oscuridad que se alza, aún claramente lejana, luminosa, mas ¡tan fría!». Todo ello creó un ambiente de profundo desasosiego y quizá por ello terminó su recital con el «Espíritu matinal» de Wolf: «Pronto tocará al fin la noche… ¡Luchemos, Señor, y alcémonos victoriosos!». Goerne se halla en plena madurez vocal y expresiva, aunque habrá quien afirme, y con razón, que engola, pero importa poco cuando se es capaz de transmitir y dar su sentido a toda la profundidad del mundo del lied. Se concentra, maneja las dinámicas y las medias voces, matiza, adelgaza la voz o cambia el color de los registros, sin importarle el uso del medio falsete, hasta a veces parecer un bajo y otras un tenor. Estas son las armas que le han llevado a ser uno de los grandes del género y la que ofreció en esta ocasión con mayor generosidad que en otras anteriores.

Gonzalo ALONSO


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