EL «MÁS ES MÁS» DE CUSTO

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Lunes. 12 de septiembre de 2016 • LA RAZÓN

GENTE Por D. MENDOZA - Nueva York ste es nuestro desfile número 41 en la Fashion Week de Nueva York; por eso no se nos ve nerviosos», decía Custo Dalmau en el «backstage» de Studio59, en los muelles de Chelsea, donde presentó ayer su colección primavera-verano 2017. La propuesta de la marca catalana, que lleva más de veinte años desfilando en la gran manzana, apuesta por el «más es más»: más detalles bordados a mano, más brillo y color en tejidos livianos y elegantes y más presencia de lentejuelas y «patchwork». «Nunca hemos sido minimalistas y con esta colección hemos querido acentuarlo nuevamente. Es un trabajo de gran riqueza y detalle, aunque con mucho refinamiento, equilibrio y armonía. Lo esencial es saber dosificar y mezclar los ingredientes adecuados para conseguir el gusto de la fusión», explicaba Dalmau durante las últimas pruebas antes del comienzo de la pasarela, sobre la que desfiló su propia hija, Montana. El diseñador –que nunca estudió nada relacionado con moda– asegura que Nueva York es para su marca un banco de pruebas donde presentan sus propuestas más arriesgadas y experimentales. Se refiere al uso

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El diseñador presentó ayer en Nueva York su colección primavera-verano 2017, una apuesta lejos del minimal, llena de brillo y color

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de técnicas innovadoras y de materiales poco comunes. «Tratamos de crear algo muy contemporáneo. Lo más importante para nosotros son la creatividad y la innovación», decía ayer y lo ejemplificaba con una chaqueta «bomber» hecha de distintos materiales, entre ellos, papel aluminio cubierto con una blonda de hilos dorados de seda. Las «bomber», por cierto, son unas de las piezas fuertes de la colección. Hay quien decía que estaban de salida, pero en Custo las han sabido reinventar: ya no se trata de la clásica cazadora verde militar con cremalleras, sino que la han convertido en una prenda muy femenina, en colores desde el «nude» hasta el rosa realzados por bordados y «patchwork» hechos a mano en su taller de Barcelona. «No muere nada mientras seas capaz de renovarlo», aseguraba Dalmau. Compara su proceso creativo con «un trabajo de coctelería», El artista compara su proceso creativo «con el que se realiza en una coctelería» en el que se deben saber mezclar muy pequeños en esta enorme Aunque hubo más «looks» de los ingredientes de manera diindustria. Unos románticos. mujer que de hombre, en la pavertida y sofisticada. Es un proPero para nosotros lo importansarela no faltó la propuesta ceso en el que lo acompaña el te es la coherencia de las ideas, masculina, con la que, de hecho, resto de su equipo creativo, cuano la cantidad», explicaba. comenzó la marca en los ochentro personas en total. «Somos

ta. Desfilaron prendas muy desenfadadas, aunque con un toque arriesgado: brillos, bordados y texturas poco comunes en la ropa masculina. ¿Se van a vender? Dalmau cree que sí: «El mundo está evolucionando a tal velocidad que lo que cuesta es mantener lo convencional. Además, mientras la mujer se está masculinizando, el hombre se está feminizando –que no es lo mismo que afeminando– y busca un lenguaje más rico». ◗ UN CONCEPTO ANACRÓNICO

La validez de las semanas de la moda se ha puesto en duda en el último año porque son escaparates donde se presentan colecciones que sólo estarán disponibles seis meses después. Dalmau asegura que son «un concepto anacrónico, trasnochado. Creo que somos el único sector que presenta un producto hoy como lo hacía cincuenta años atrás. Pero siguen funcionado porque, de momento, no se ha inventado nada que las supla. Aparte, son una buena herramienta de comunicación social». En cuanto a presentar la ropa con medio año de adelanto, asegura que desde hace mucho su empresa ha cuestionado esa manera de operar, pero cree que tiene que ser un cambio que se haga a nivel general: «Tendría que ponerse de acuerdo todo el mundo. Aunque pienso que los que están presentando hoy otoño-invierno están haciendo lo correcto».

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El diseñador presentó su nueva colección a bordo de un barco por el mar Báltico en la que se atreve hasta con un esmoquin con solapas blancas

ION FIZ, A VELOCIDAD DE CRUCERO DE TODO CORAZÓN Jesús MARIÑAS

uí de la quema de la consabida boda del año y escapé al Báltico. Reencuentro Estocolmo en crucero «Pullmantur» que nos llevó a 100 millas de Hamburgo, Berlín y Hamburgo. La distancia no es el olvido. Lluvia y sol enmarcaron la colección crucero de Ion Fiz. Cubierta pasarela azotada por el viento del norte. Un invento de Chanel –prólogo a la de este sábado en «Cibeles»– que hasta lanza esmoquin negro con solapas blancas. Temo lo peor. Solo aperitivo sobre un Báltico plácido y literario. A

H

nuestro entorno, 30.000 islitas habitadas. Allí encontré una segunda colección y con eso recuperé un actualizado milrayas como solía quedarme. Aunque no es Rostock, gran puerto de la Alemania oriental con iglesias del siglo XII, «es el punto preferido por cierta edad». Son los que animan el viaje con acentos murcianos de la Cartagena de Ortega y mucha «grasia» sevillana. 2.600 disfrutaron de la elegante sobriedad marinera que recupera el milrayas como chaqueta y pantalón mientras forra con red marinera un dos piezas, hallazgo multiponible. Sin embargo, sobra tema para alucine, carcajadas y hasta despropósito verbenero de la consabida boda. La revista parece rego-

cijarse ante el «show» como sus lectores ante la vulgaridad, el cancaneo y el carnaval a deshora. Nada que ver con los disparados volantes flamencos de la Jurado al unirse al campeón tan recordado ahora por cómo se le parece su hermano Antonio. Fue el padrino, supongo que pasmado. Porque antaño no hubo tal desmadre, Rocío siempre de contenedor, en «Yerbabuena» cuando a David le tocó el gordo. Una semana antes, El Alosno se volcaba en sus cruces de mayo, las vi con ellos y aseguré que «había matrimonio para rato». Se separaron a la semana. En lo de Rociíto, donde con el feo arrepollado de Alba Carrillo sobresale la elegancia de María Teresa. Después hay caos indumentario con una acertada

Una modelo, en la cubierta del barco

Chayo Mohedano. Tiene tipazo la tal Jesulina, también Mónica Martínez o Marina Osorio con apropiada gasa roja de volantes. Brilló Ana Rosa y en rosas y dorados, Marta Sánchez, como aquí la refinada María Teresa compensó desmanes; su nieta Alejandra, lindeza cuasihippy. Relumbraron sus pendientes de chatones «a la rusa» prestados a la contrayente, que no lució la

protectora cruz de brillantes de su madre, bien lo observó Claudio Mariscal, el médico de cabecera en cuya consulta se conocieron Rocío y Ortega Cano. La novia dijo adiós al pasado de emoción operística. El tierno tío Antonio emocionó por su parecido, aunque mayor y más alto, que el campeón. No soy Rappel, al que eché de menos con sus capas, que adivinaría preparados desencuentros de Sandra Barneda y Nagore. El tul de la espalda se despegaba al estar mal terminado y su botonadura torcida. Correcta la cola. Pero no es lo mejor de Hannibal Laguna. Husmeo, repaso, busco detalles o excesos como Chenoa malvestida. Más corrección en ellos que en ellas y me sorprende el cardado tupé de Fidel, ya de testa tan pilosa como Enrique Ponce. Usó chaqué de cachemir ¡a 40 grados! Quizá un implante al que no me atreví –pero llegará– de López Bran milagro en tres sesiones de Iker Casillas. Así cualquiera.


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