Amparo de Zeledón (Patronato Nacional de la Infancia)

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Introducción: Retrospectiva histórica. Amparo López-Calleja Basulto, conocida como Amparo de Zeledón, nace en Nuevitas, provincia de Camagüey, Cuba, el 7 de agosto de 1870. Francisco, su padre, junto con su hermano Manuel, lucharon por la independencia de Cuba contra el imperio español, durante, la que se conoció como la Guerra Grande (1868-1878). Tuvo que abandonar su país natal con sus dos hermanos a los tres años de edad, ya que su vida estaba en peligro, era el inicio de la guerra de independencia en Cuba. Creció, se educó y desarrolló múltiples actividades sociales, políticas y científicas en Costa Rica. Se involucró en proyectos públicos y privados, como la creación de instituciones para proteger a los niños, los enfermos y a los ancianos.

Consejos para trabajar eficientemente: Fue reconocida nacional e internacionalmente por su interés en la historia natural y la orquideología.

Amparo de Zeledón (1870-1951)

Desilusion ada de la situación política de Costa Rica, se trasladó a Honduras, donde

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continuó sus actividades sociales. Murió en Tegucigalpa, el 20 de abril de 1951. El legado biológico y social de esta extraordinaria mujer la convierten en la primera naturalista costarricense. Fuente: Gabriel Quesada Avendaño, Sindicato UNEUNED. 31 agosto, 2016.

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DOÑA AMPARO DE

ZELEDÓN Su aporte a la infancia:

Presidió la Gota de Leche, institución creada para remediar los problemas económicos a niños pobres y la Casa del Refugio, asilo de niñas huérfanas e institución donde se enseñaba a las mujeres actividades para obtener un ingreso y hacerle frente a sus necesidades económicas. Creó la Escuela de Artes y Oficio, donde invirtió gran parte de su capital, para dar formación especializada al obrero (Coto, 1951).

Amparo López-Calleja Basulto. Archivo fotográfico de Ricardo Quesada López-Calleja

También formó parte de la Junta Directiva del Patronato Nacional de la Infancia, donde dio una fuerte batalla por los derechos y seguridad de los niños. Participó de forma conjunta con uno de sus fundadores, Luis Felipe González Flores.

Promovió dentro de la organización, la incorporación de pediatras y psiquiatras para analizar los casos de niños abandonados por sus padres. Fomentó la creación de un teatro para niños en San José. Adquirió un terreno para construirlo, obra que no pudo concluir. Participó activamente en el Reformatorio de Menores e impulsó la educación formal dentro del reformatorio para que los niños pudieran reincorporarse a la sociedad. Durante tres oportunidades propuso la creación del Hospital de Niños. La primera vez lo intentó con su esposo José, para lo que asignaron un capital y establecieron procedimientos para la administración del hospital. (1)

(1) San José,

Costa Rica. Patronato Nacional de la Infancia. Sesión N° 429, artículo 5, del 26 de noviembre de 1975.

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Tras el fallecimiento de la señora Amparo López – Calleja y Basulto, viuda de Zeledón, en 1951, varias instituciones dedicadas a la atención de personas menores de edad y adultos mayores, así como de personas enfermas, pasaron a ser parte de los beneficiaros de sus bienes, entre ellas el Patronato Nacional de la Infancia.

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Doña Amparo de Zeledón, como todos la conocían, impulsó durante gran parte de su vida, actividades a favor de sus semejantes, en especial de la mujer y de la niñez. Soto, J.L. 1976. Galería de valores femeninos costarricenses. Amparo López-Calleja Basulto de Zeledón. San José, Costa Rica.

ARCHIDATA

DOÑA AMPARO DE

“Por una de esas altas disposiciones providenciales, no tuvo hijos doña Amparo. No debía su corazón darse a la obra personal de una familia, henchido como estaba del amor a la humanidad. No podía ser para el hijo, sino para los hijos; ni para el viejo, sino para los viejos. Su vida se desarrolló en plural: no dijo

ZELEDÓN El intento fracasó por egoísmo de un sector que no comprendió la trascendencia del proyecto. Sucedió lo mismo en segundo intento y en la tercera oportunidad también fracasó a pesar de haber comprado el terreno y depositar una suma considerable para su construcción. Tuvo que abandonar la empresa porque faltó la cooperación de los organismos correspondientes. Destinó todos sus esfuerzos en la creación del Sanatorio de Niños Tuberculosos, donde logró concretar la obra. Construyó una sala para las mujeres ancianas en lo que se conoció como el “Asilo de Viejos”, ya que sólo existía una sala para hombres y no para mujeres. Su generosidad también la manifestó en apoyo a El Soldati, la Maternidad Carit y a los curas de San Bosco (Coto, 1951).(2) (2)

Stanley, P. 1952. Doña Amparo López-Calleja de Zeledón. Ceiba 3 (1): 68-69.

Homenaje a una gran figura: En el mes de setiembre del año 1951, durante la Semana del Niño, las el Ministerio de Educación Pública rindió homenaje a la memoria de Doña Amparo de Zeledón, quien consagró su sabio corazón al servicio de sus semejantes, especialmente de los niños. Para ello, solicitaron la colaboración del Profesor Fausto Coto Montero, del Instituto Nacional de Seguros, a fin de que pudiese elaborar un documento detallado, con los méritos que distinguieron a Doña Amparo, para ponerlo en manos de los maestros y presentarlo, con amoroso calor, ante los niños y niñas de todas las escuelas del país. Gentilmente y con mucho cariño, Don Fausto accedió a tal propuesta y el 07 de julio de ese año, nos honró con una propuesta para exaltar el nombre de la dedicada; para su disfrute, les traemos algunos extractos del documento:

con aferramiento <<lo mío>>, que es veneno en mundo; no pensó en lo de ella, sino en lo de todos, que es el dolor; allí donde rodaba una lágrima, estaba su mano; allí donde una congoja quemaba su pecho, estaba su palabra hecha plegaria. No la atraía la fiesta: prefería el hospital: <<los que tienen salud no me necesitan>> declaraba cuando los dolores de un enfermo le daban ocasión de consolar. El gozo de su espíritu fuerte fluía de sus capacidades de servicio que nunca se agotaron…” “Los asilos de huérfanos mustios la llenaban de impaciencia y de tristeza. No soportaba niños sin alegría: <<son como plantas sin sol>> exclamaba llena de pesadumbre cuando los veía en largas filas por las calles, sin luz en las pupilas, ya viejas en plena infancia. <<El huérfano debe olvidar que es huérfano>>. Sentenciaba entonces. <<La tristeza ataja el crecimiento del cuerpo y deforma el espíritu>>.

El trabajo fue una de sus obsesiones: pudiendo vivir de su fortuna siempre: en sus empresas mientras las mantuvo; y en la empresa de servir y dar bello ejemplo a los otros, en sus años finales. Monseñor José de la Cruz Turcios con el Padre Jerónimo Gadea y Doña Amparo Zeledón, 1946.

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DOÑA AMPARO DE

ZELEDÓN

La señora Amparo de Zeledón, fue miembro de Junta Directiva del Patronato Nacional de la Infancia y a lo largo de su vida siempre mantuvo una estrecha relación con los grupos independentistas de finales del siglo XIX y fundó el Club Revolucionario Femenino Cubano en Costa Rica, organización ligada al movimiento de 1895. El legado biológico y social de esta extraordinaria mujer la convierte en la primera naturalista costarricense.

En el Patronato Nacional de la Infancia… Los hombres que abandonan a sus hijos, llevan consigo el más execrable de los delitos; a qué no exponen esos hombres a los pobres niños?... Ese problema la llevó al Patronato Nacional de la Infancia. Lo había visto tanto en sus actividades de la Gota de Leche y tenía tan lleno el corazón de la angustia de las madres solas… En el Patronato acaso estuviera una solución de repercusiones definitivas, y le dio su entusiasmo y peleó por su engrandecimiento. Concibió un Patronato Nacional de la Infancia para la batalla por la seguridad del niño como conquista esencial de la sociedad. Los derechos del niño como centro de toda la organización social. Corregir leyes imperfectas y crear las que fuesen necesarias para la dignificación de la familia.

Fue en eso una aliada y una admiradora del Profesor Luis Felipe González Flores a quien se complacía en citar como ejemplo una y otra vez. Quería también médicos dentro de la organización del Patronato: Pediatras y Psiquiatras que ayudaran con razones científicas a descifrar las razones del abandono de los padres: <<Muchas veces los hombres no comprenden sus deberes, porque están enfermos de la mente. El delito es, en la mayoría de los casos, un capítulo de patología. Creo por eso no debieran existir cárceles sin médicos psiquiatras en su Dirección. Esa es una de las batallas que debe dar el Patronato>> <<El Patronato de la Infancia debe sanear el ambiente de los niños; hay que luchar porque los niños vivan con decencia, porque no vean malas escenas, porque no oigan maldicientes>>

<<El amor tiene una responsabilidad que no termina ni con la muerte.

El padre no pueda alegar con justicia, causa alguna, para el abandono de sus hijos>> Su Patronato de la Infancia era, pues, un campo de batalla por el cumplimiento del más alto deber de los padres; el respaldar a sus hijos. No lo concebía para dar leche o sopa. Para esto, otras instituciones de orden material inmediato. <<La primera defensa contra el hambre y la desnutrición de los niños está en la responsabilidad de los padres>>.

El teatro inmoral le torturaba el espíritu por el daño que lo veía produciendo en la juventud. Soñó la construcción de un teatro para niños y hasta adquirió un terreno para levantarlo. No le alcanzó la vida para esa realización magnífica. (3) (3)

Fuente: San José, Costa Rica. Escuela de Historia y Geografía de la Universidad de Costa Rica. “El Patronato Nacional de la Infancia: creación y evolución, 1930-1980. Marta Brenes y Efraín Mejía. Tesis para optar por el grado de licenciatura en Historia

Su legado al PANI: El hecho de que el Patronato Nacional de la Infancia sea accionista del Grupo Nación, obedece a que se recibió un legado otorgado por la señora Amparo Zeledón Calleja y Basutto, viuda de Zeledón, quien luchó en diversas actividades de carácter nacional a favor de la mujer y la niñez. Por este motivo la Junta Directiva de la institución le sugirió al Ministerio de Educación Pública, que se le dedicara la Semana del Niño en nuestro país, en 1951.

Tras su muerte en 1951, dejó como beneficiario al PANI de un grupo de acciones del mencionado periódico. Al respecto, en su testamento se cita: “a- Tres centésimas, al Patronato Nacional de la Infancia, con el encargo de usarlas en una campaña vigorosa contra el teatro inmoral que tanto daño le está haciendo al país, especialmente el mal cinematográfico”

El legado recibido por el PANI se tradujo en doce mil quinientos colones, en Bonos de Refundición de la Deuda Interna y cinco mil colones en dos acciones del periódico La Nación. Con respecto a los recursos recibidos, la Junta Directiva del PANI tomó la resolución de firmar un convenio en

1949 con la Asociación Conservatorio Castella, adquiriendo un cinematógrafo educativo que se dio en arrendamiento a centro educativo. (4)

(4) Fuente: San José, Costa Rica. Escuela de Historia y Geografía de la Universidad de Costa Rica. “El Patronato Nacional de la Infancia: creación y evolución, 1930-1980. Marta Brenes y Efraín Mejía. Tesis para optar por el grado de licenciatura en Historia.

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