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Privatización de chinampas en Xochimilco: ruptura social y violencia contra mujeres
de canotaje junto con otras mujeres vio pasar una trajinera con una estética completamente distinta a la del resto. “Las personas nos empezaron a tomar fotos”, afirma, y agrega que esto las hizo sentir objetivizadas tanto a ella como a sus compañeras.
Por su parte, Ana González (quien es gestora cultural) afirma que hay diversas chinampas que se rentan para realizar grandes eventos como presentaciones de producciones de Netflix. Ante esto se preguntan quién ha autorizado estos permisos en un Área Natural Protegida y si, en algún futuro no tan lejano, facilitará la entrada de más agentes externos a Xochimilco, dañando así la distribución de los recursos e irrumpiendo en las dinámicas comunitarias.
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Tejido social está roto en Xochimilco
Desde la perspectiva de Ana y Angélica, la irrupción de este tipo de proyectos culturales pretende mostrar un Xochimilco que no es el Xochimilco de quienes habitan ahí cotidianamente. En este territorio, como sucede en diversas zonas de Tláhuac, la paulatina urbanización y la precarización de los recursos son una constante que permanece invisible a los ojos de las autoridades.
Según la Comisión Nacional del
Agua, a pesar de sus famosos canales, Xochimilco es una de las alcaldías con más problemas en abastecimiento de agua en toda la CDMX. Si bien es cierto que las y los pobladores se han unido para enfrentar este problema, hay una ruptura en el tejido social identificado por las Xochimilcas Disidentes que debilita esta unión.
Esta ruptura tiene que ver, precisamente, con la llegada de nuevos actores sociales a su esfera cultural. Dichos actores traen consigo ideas capitalistas sobre desarrollo que poco a poco se van imponiendo en las comunidades. Como consecuencia de ello, las resistencias colectivas son cada vez menores y la demanda de condiciones sociales justas también cesa. Ante este panorama, se corre el riesgo de que las autoridades encuentren las justificaciones ideales para no actuar.
Además de lo anterior, la introducción de nuevos actores sociales a Xochimilco, genera nuevas violencias contra las y los habitantes del territorio. Violencias que, por otro lado, no encuentran eco en la voz colectiva cuando ésta se encuentra dañada y separada.
Al respecto, Angélica S. mencionó como ejemplo la sustracción de agua que impide que las labores domésticas se realicen de manera cotidiana. Al ser las mujeres las principales responsables de esto, entonces el problema recae sobre ellas directamente. La angustia, la probabilidad de enfrentarse a la violencia familiar y otras situaciones estructurales recaen, así, sobre los hombros de unas cuantas.
Pero hay otras violencias que son aún más transparentes. Una de ellas es el caso de María Vergara Alba*, quien el pasado 22 de enero denunció que fue drogada en contra de su voluntad en un evento privado en Xochimilco. Dicho evento se llevó a cabo en una de esas chinampas rentadas para diferentes eventos.
La Fiscalía no llevará el caso de María; aun así, ella ha optado por alzar la voz para que nadie atraviese una situación como la de ella. Pero una de las garantías de no repetición sería, exactamente, frenar las intervenciones en territorio chinampero. Porque el que esto haya sucedido en un Área Natural Protegida (ANP) evidencia las consecuencias de estas acciones.