UN NUEVO GREMIO SE CONSTRUYE, Y SE LO HACE DESDE ABAJO
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Durante el segundo cuatrimestre de 2010 el movimiento estudiantil y varios docentes de nuestra facultad hemos protagonizado el proceso de lucha más importante y participativo de la última década. Fuimos muchos los que tomamos en nuestras manos la resolución de los problemas que nos aquejan como miembros de la comunidad educativa de esta casa de estudios, impulsados por el trabajo de base de la Comisión de lucha por el presupuesto y por la gran pelea que los estudiantes secundarios estaban dando por sus propias condiciones de estudio. En esa oportunidad conseguimos que la gestión kirchnerista de nuestra facultad dé marcha atrás con su proyecto de edificio aislado del actual y para actividades aranceladas, y firme el compromiso de construir un edificio integrado, para actividades gratuitas, y que priorice necesidades de toda la comunidad educativa, tanto de los estudiantes como de los docentes y no docentes. Naturalmente, un compromiso no es un edificio. Sin embargo, creemos que el hecho de haber encarado el proceso del año pasado con lucha, unidad y organización nos ha dejado en las mejores condiciones para garantizar el cumplimiento de lo firmado. Hemos adoptado una estrategia de movilización y construcción basado en la práctica asamblearia y en la elección de delegados mandatados para negociar con la gestión. Este método lo hemos llevado adelante con dinámicas plurales, participativas y respetuosas de todas las posiciones que quisiesen ser expresadas. También hemos creado comisiones abiertas, de base, de la asamblea, en las que se trabaja sobre cuestiones que consideramos prioritarias, trabajo que enriquece los debates (superando el consignismo) y fortalece las luchas a dar. De este modo, muchos estudiantes se han incorporado a la actividad política de nuestra facultad. Gracias a todo lo mencionado, este año que recién comienza nos presenta el desafío de tener las condiciones para construir un centro de estudiantes más democrático y participativo,
profundizando su espíritu de lucha. Para ello debemos fortalecer las comisiones de trabajo, manteniéndolas siempre abiertas a la incorporación de nuevos integrantes, evitando el vanguardismo, entendiendo que sus lineamientos generales deben ser discutidos entre todos, democráticamente, en la asamblea general, impulsando actividades propositivas. Otros espacios de base fueron reimpulsados por el proceso del año pasado: las asambleas por carrera. Varias ya existían hacía años, pero por diferentes motivos se habían desinflado. Al calor de la lucha volvieron a proponerse como punto de referencia de las reflexiones disciplinares, las discusiones sobre política académica y las disputas en los órganos de gobierno. El desafío es masificar estos espacios y construirlos como herramienta de resistencia a los ataques del kirchnerismo contra la educación (a través de las acreditaciones de la CONEAU y otros mecanismos de mercantilización) y también como instrumento propositivo de actividades específicas de cada campo disciplinar. [Ver notas sobre las carreras en este boletín]. En fin, los desafíos de este año implican abrir la discusión acerca del modo en que tenemos que organizar el centro de estudiantes y todos sus órganos de participación y decisión, así como continuar la lucha por el nuevo edificio y contra los embates del gobierno para mercantilizar nuestra educación.
Ah… ¿y la “nueva conducción”? Por otra parte, hacia el final del año,
las elecciones otorgaron la presidencia del CEFYL a La Juntada. Este fenómeno es, en parte, resultado del descontento de sectores del movimiento estudiantil con algunas prácticas de la izquierda tradicional, en ocasiones burocratizantes y sectarias. La Juntada ha sabido capitalizar estas críticas a través de su discurso, queriendo mostrarse como una alternativa en el plano simbólico; sin embargo, desde hace tiempo que no es consecuente en sus prácticas con aquellas críticas a la izquierda tradicional. Si bien La Juntada dice impulsar un Centro participativo y busca darle otra impronta al gremio de los estudiantes, es evidente que no rompe con la lógica delegativa tradicional. Prima en ellos una perspectiva de Centro de estudiantes presidencialista, en el cual el órgano gremial de todo el movimiento estudiantil tiende a identificarse con su conducción, minimizando la importancia y la jerarquía de las instancias de participación directa o asamblearias. Por otra parte, hay en ese frente una constante apropiación de espacios y experiencias colectivas, que va de la mano de su concepción del Centro de Estudiantes y de las prácticas políticas que impulsan. Lo han hecho con espacios físicos y con simbologías, por ejemplo en su accionar autorreferenciante frente al local del patio, cambiando la cerradura para quedarse ellos solos con la llave, pintándolo de sus colores orgánicos, imponiendo su estética de agrupación en banderas y espacios físicos y subordinando el espacio a la conducción, en lugar de que sea trabajado por las comisiones de base que responden a la Asamblea. También lo hacen con iniciativas y órganos democráticos, como con la asamblea de Antropología. Si bien es valioso que todos los representantes de Juntas participen y se sometan a las asambleas de carrera, no podemos dejar de marcar la contradicción en su incorporación al espacio asambleario de
Antropología: ahora sí van a conseguir legitimidad para sus consejeros en Junta, consejeros cuya candidatura no admitieron discutir con esa misma asamblea en el momento en que ésta armaba la lista de mandatados revocables. El problema de un discurso atractivo pero con prácticas de autorreferencia y auto construcción, genera dificultades para conseguir que el movimiento estudiantil se desarrolle democrática y críticamente. En resumen, vemos una tendencia a que La Juntada, si no revisa en profundidad sus prácticas, abandone el esfuerzo real por construir una nueva cultura militante contestataria como también el impulso firme de instancias de base con capacidad de decisión y protagonismo ante la institución. Si como frente continúan sin apostar con tenacidad a las instancias de base y siguen despertando expectativas en las instituciones, van a profundizar el hiato entre parte de su perfil político y las prácticas efectivas que impulsan.
Construir la fuerza que nos permita imponer una educación realmente pública y de calidad La prioridad a los espacios delegativos ocupados por la propia corriente es una práctica lamentablemente muy arraigada en el movimiento estudiantil. Esta actitud siempre dificulta una posición de fuerza para la eficacia de las luchas. Este año nos espera una importante pelea por la defensa de nuestra educación. Debemos extraer las lecciones del conflicto de 2010, en el que fueron las prácticas asamblearias y los órganos mandatados los que nos aseguraron la victoria. [Ver notas sobre la Facultad, en este mismo boletín]. Es imprescindible la construcción de una fuerza que realmente nos permita dar la pelea por una educación no mercantilizada, fuerza que debe ser de base, amplia y participativa. Frente a esto, creemos que la apuesta es a radicalizar la conducción del cefyl a través de confluencias de hecho en espacios realmente democráticos y en actividades de lucha que no depositen expectativas en los órganos de gobierno, órganos cuya transformación es prioritaria. Consideramos que de nada sirve tener una actitud sectaria, sino que hay que seguir construyendo la unidad del movimiento estudiantil, explicitando las diferencias y dando los debates necesarios para sintetizar una política de conjunto que nos permita crecer y conseguir las victorias que necesitamos para una universidad realmente pública, gratuita, crítica, de calidad y masiva.
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Situación de la facultad. Una nueva etapa, nuevos desafíos, nuevas tareas
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La situación política de nuestra facultad registra cambios significativos respecto de años anteriores. Consideremos los elementos que configuran un escenario radicalmente distinto al que estamos acostumbrados: el proceso de lucha por el edificio, en el marco más general del estudiantazo, el triunfo que significó el acta de acuerdo y el saldo organizativo que renovó la militancia con la incorporación de nuevos activistas y de comisiones de base, la maniobras de respuesta del trincherismo, el impulso de la gestión a la LES y la acreditación por la CONEAU de los profesorados, el cambio de conducción en el centro de estudiantes, el saldo de las elecciones en junta y las actuales elecciones de director, el resurgimiento de asambleas por carreras, la aparición de fuerzas oficialistas estudiantiles y el crecimiento de las existentes; a lo que se suma en el plano nacional la nueva coyuntura política tras la recomposición de la imagen del oficialismo y la fragmentación de la oposición gorila. Inevitablemente esta combinación de factores devendrá en una transformación que alcanzará tanto a la cotidianeidad como a los elementos más estructurales de nuestra facultad y de su vida política. Sin embargo, esta nueva etapa no tiene un sentido progresivo o regresivo definido de antemano, los factores en una y otra dirección producen una ambivalencia que se resolverá sólo a partir de la capacidad de las fuerzas en pugna. Este escenario se caracterizará por un antagonismo que tendrá como uno de sus polos a la gestión trincherista, el oportunismo de las camarillas tanto radicales como K, y el proselitismo oficialista de lo instituido que llevan adelante los agrupamientos estudiantiles que responden al gobierno. Estos actores nos proponen una universidad al servicio de la las camarillas, las empresas y la mercantilización del conocimiento. En el otro polo, aun fragmentado pero de pie sobre la experiencia unitaria que llevó a las conquistas recientes, se encuentran el activismo independiente, un desarrollo del nivel de concientización estudiantil producto del conflicto del cuatrimestre pasado, así como las fuerzas y organizaciones, que en definitiva apuestan a transformar la universidad poniéndola al servicio de construir una sociedad distinta. Es por esto que resulta preciso que discutamos de conjunto, en el movimiento estudiantil y docente, para elaborar una adecuada caracterización de la etapa actual y de los desafíos que afrontamos como movimiento.
La re significación del fenómeno K puertas adentro de la universidad El cambio en la situación nacional (ver la nota en página 7) y la recomposición de la imagen del gobierno tuvieron repercusiones puertas adentro de la facultad; planteando un panorama que no se conocía desde la expulsión de la franja morada: la presencia activa de una fuerza oficialista del mismo signo que el gobierno y que la gestión. La participación de los agrupamientos K durante el conflicto del año pasado sirvió para aglutinar a los estudiantes simpatizantes del gobierno nacional, junto con el partido del orden que encolumnó a los anti toma que se dedicaron a sabotear la lucha por el edificio. Sin embargo, debemos señalar que tales agrupamientos son un actor complejo. Sabemos que tras el 2001, una de las tareas bonapartistas centrales del gobierno K fue la restitución de la confianza en las instituciones y en la política reformista del progresismo burgués. Las agrupaciones estudiantiles K, adictas y funcionales a la gestión trincherista, vienen intentando cumplir con esa tarea al interior de nuestra facultad deslegitimando en sus intervenciones a las asambleas, desconociendo los mandatos asamblearios, tratando de convertirlas en espacios no resolutivos, atacando a las comisiones de base, denostando las medidas de lucha y apelando sobre todo a recomponer la legitimidad de los espacios de representación institucional. Así como el año pasado atacaron a la asamblea general, a la toma de la facultad y a la lucha por el edificio, este año arremeten contra los saldos organizativos del proceso: las comisiones de base y las asambleas por carrera que entre otras cosas discuten mandato para los representantes en junta, reforma de planes de estudio y elecciones de Director de carrera. En definitiva, esto constituye una avanzada que impugna a los métodos anti burocráticos desarrollados por el movimiento estudiantil, el cual retomando lo mejor de la herencia del 2001 apuesta a la organización por abajo y cuestiona la legitimidad de las instancias representativas tal como las conocemos. No obstante, el embate de la juventud K tiene quien lo enfrente: la confluencia de las organizaciones
que construyó la juventud del 19 y 20 de Diciembre y del puente Pueyrredón con la juventud del estudiantazo del año pasado. La articulación de las luchas entre universitarios, terciarios y secundarios se vuelve a actualizar con las camadas de estudiantes secundarios que ahora ingresan a la universidad. Parte de las tareas del activismo es poder posicionarse frente al conjunto de los estudiantes desarrollando una alternativa de organización real y combativa para la juventud que pueda disputar a los K la vocación y fuerza transformadora de una generación.
Luchamos por el edificio y Trinchero da respuestas. Inmediatamente después del triunfo estudiantil, en la lucha por el nuevo edificio integrado, la gestión no demoró su respuesta a los 31 días de toma: tras haber intentado cambiar las formas de regularización de las materias, aumentó el cuerpo de seguridad contratada, enrejó y aisló sectores de la facultad para facilitar el control y separación del edificio. Este año continuó el ataque al movimiento estudiantil con la frustrada ocupación del cuarto del Cefyl en el primer piso que pretendía ser reasignado para oficinas administrativas, además blanqueó las carteleras y murales que se habían pintado durante la toma. Tal vez el momento hasta ahora más gravoso de esta política se haya desatado unas semanas antes del reinicio de las clases cuando el decano, luego de uniformar al cuerpo de seguridad y poner a cargo a un experimentado jefe de seguridad de boliches, les prohibió la entrada a aquellos que no fuesen estudiantes, graduados o docentes, cuando estatutariamente la facultad es un espacio público y abierto a toda la sociedad. No tardó en
ocurrir lo esperable: los patovicas de la puerta empezaron a pedir libreta a aquellos ingresantes que según su juicio no portaban la cara, vestimenta o tez adecuada a nuestra alta casa de estudios. Estos hechos no son anecdóticos sino que constituyen un accionar que busca rechazar los avances del movimiento estudiantil en el control del destino político de nuestra facultad. Sabemos cuál es la finalidad de crear un órgano con poder de policía. Los motivos ulteriores nunca son la seguridad de una comunidad sino la institución de una fuerza que a partir de su carácter represivo latente o efectivo detenta el control de un territorio y así prevenir que los conflictos futuros se desarrollen como el del 2010. Una de las lecciones que parecen haber aprendido tanto la gestión como los agrupamientos estudiantiles K es que la discusión y decisión colectiva sobre lo común constituyen un peligro para ellos, para sus camarillas y para su programa político. Ciertamente, el movimiento estudiantil durante la toma puso en acto una democratización radical al dirigirse políticamente mediante instancias asamblearias, negociando a través de una comisión mandatada por la asamblea general, organizándose en comisiones de base para enfrentar las distintas problemáticas y tareas, además de crear una sólida estructura que permitió desde habilitar y mantener las clases públicas a procurar comida, limpieza y una radio con la voz propia del movimiento. El paradigma de esta lógica de democratización por abajo fue la comisión por el presupuesto que tras dos años de trabajo pudo generar una alternativa de edificio que enfrentó al restrictivo proyecto trincherista. Es por esto que entendemos que cuando los agrupamientos K deslegitiman a las asambleas y comisiones de base mientras que el Decano intenta regimentar el espacio público, están avanzando juntos y de la mano contra el saldo político organizativo del conflicto. Esta política de reacción y recomposición que intentan tiene el objetivo de allanar el camino para el programa político que impulsan el gobierno y las camarillas universitarias: la acreditación de las licenciaturas y los profesorados a la CONEAU, la implementación de los proyectos financiados por el PROHUM (Proyecto de apoyo a las ciencias Humanas), la extensión del control de las camarillas oficialistas sobre recursos tales como cátedras, becas y financiamiento, la construcción del edificio tal como lo proyectó originalmente la propia gestión, el recorte de becas de materiales de estudio, la profundización de la generación de recursos propios en busca de un financiamiento autosuficiente, los convenios con multinacionales (como el caso de las mineras contaminantes), la restricción de la matrícula y por sobre todo el desmantelamiento de un movimiento de base que pueda oponérseles. El accionar k en las asambleas y juntas departamentales de cara a la elección de directores para las carreras, el tratamiento diletante en la cuatripartita a los acuerdos firmados el año pasado respecto al edificio, el recorte de becas en
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los materiales, el impulso de la secretaria académica Morgade a la acreditación de los profesorados en la CONEAU, la patota de inseguridad uniformada haciendo las veces de guardia personal del decano son algunas de las señales que indican fehacientemente cuál es el trayecto que pretenden recorrer el Decano acompañado por el oficialismo estudiantil.
Por un edificio seguro vamos contra la patota de la inseguridad contratada.
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Como movimiento estudiantil debemos aprender también las lecciones del conflicto pasado y apostar a los métodos que se mostraron más efectivos: el debate fraterno, las respuestas unitarias, la radicalidad en nuestra política y en los métodos; apostando siempre a la organización por abajo con vocación de masividad. Como movimiento debemos poder identificar qué es lo que está en juego durante este año político y darnos tareas que estén a la altura de las circunstancias. Nuestra posición de partida como movimiento, no es defensiva, ya que contamos con un triunfo en un proceso reciente que mostró una inusitada capacidad organizativa, además proliferó el trabajo de base, y hubo un consecuente crecimiento del activismo y del número de estudiantes que consideran necesario organizarse. Sin embargo, nuestra caracterización no puede excluir que entre el desarrollo del proceso de lucha y el momento electoral se produjo un desfasaje. Al finalizar el conflicto nadie podía esperar un triunfo electoral de los agrupamientos K, pero los resultados finales los posicionaron como tercera fuerza estudiantil en el gremio y los impusieron como primera o segunda representación en la mayoría de las juntas. De esto se desprende que hay una heterogeneidad entre las conclusiones políticas del activismo que protagonizó el proceso y las de un atendible sector de los estudiantes. Es por esto que consideramos que una de las tareas centrales que debemos afrontar es la elaboración de una interpelación que convoque a los compañeros a sumarse a la participación y organización de base por una transformación real. El Kirchnerismo, el trincherismo y el resto de las camarillas están ganando posiciones.” De aquí se derivan nuestras tareas políticas para resistir esta embestida: conseguir mediante la lucha la disolución del cuerpo de (in)seguridad, rechazar la existencia de toda fuerza con poder de policía denunciando su
función, fortalecer a las asambleas y las comisiones como espacios de organización, construcción y lucha por la democratización efectiva del gobierno de la universidad y del mismo movimiento estudiantil. Como conclusión, insistimos en que el impulso de una política de izquierda aspire a la masividad, teniendo siempre presente la convocatoria a los estudiantes independientes, así como las organizaciones debemos realizar un esfuerzo por superar la fragmentación en la que actualmente nos encontramos. Es por esto que consideramos necesario articular un arco amplio de fuerzas que, sin caer en unitarismos vacíos de principios o en el opuesto sectarismo principista, pueda resistir el embate de la gestión y sus aliados pasando nuevamente a la ofensiva en la perspectiva que como movimiento supimos trazar durante el conflicto del año pasado.
Algunos apuntes sobre coyuntura nacional Este año se cumple una década de la rebelión popular de 2001, y no creemos equivocarnos si afirmamos que la coyuntura política actual continúa expresando el proceso abierto por esa rebelión. En efecto, sostenemos que una cabal comprensión del fenómeno del kirchnerismo exige, en primer lugar, dimensionarlo a la luz del contexto histórico en el que emerge. Hace 10 años, el régimen económico de acumulación y el régimen político representativo atravesaban una crisis sin precedentes -condensada, recordémoslo, en la célebre consigna “que se vayan todos”-. Los cortes de rutas, piquetes, movilizaciones, asambleas (de trabajadores, de vecinos, de estudiantes y un largo etcétera), fábricas recuperadas y escraches que se multiplicaban por todo el país testimoniaron por esos días la crisis de legitimidad política del neoliberalismo en Argentina, al tiempo que ensayaban nuevos dispositivos que, sobre la base de la autoorganización, encarnaban lógicas anticapitalistas y radicalmente democráticas. El gobierno realiza un doble juego simbólico respecto al 20012002. Por un lado no pierde oportunidad de invisibilizar la rebelión popular, y su carácter explicativo de lo que ha sucedido en el periodo kirchnerista. Así lo hace cuando se adjudica la “repolitización” de la juventud o expropia la maternidad de las victorias que se han logrado producto de años de lucha que finalmente hacen eclosión derribando 5 presidentes, con sus reclamos masivos en torno a la necesaria transformación del statu quo, y que marcaron la agenda de los últimos 8 años (corte suprema, derechos humanos, deuda externa, privatizadas, etc.). Pero por otro lado, dicho periodo de 2001-2002, recesivo, regresivo en términos laborales y alimentarios, de crisis económica sin precedentes, no deja de ser en términos económicos y sociales su período favorito con el cual comparar sus mediciones ya de por si cuestionables, ocultando una política económica de carácter recomponedor y conservador. Creemos que este doble juego simbólico frente al desafío que representaba esa crisis de dominación político económica se explica al comprender el significado histórico del ciclo de gobiernos kirchneristas. Comprendemos lo señalado en el marco general de una política que ha encarnado el papel, ya no sólo simbólicamente, sino en sentido material puro y duro, de recomponer el poder de las clases dominantes sobre nuevas bases. Esta reconstrucción de la hegemonía estuvo sostenida, fundamentalmente, por modificaciones en la política económica que permitieron recomponer las ganancias de las distintas fracciones de la burguesía, mientras que una serie de concesiones sociales, que pueden interpretarse como fruto de la nueva relación de fuerzas creada a partir de los sucesos del 2001 y de la vitalidad de la movilización popular posterior, logró disminuir los niveles de conflictividad social y restableció cierta confianza en un modelo de acumulación que sigue sin embargo siendo fundamentalmente un modelo de despojo. Por lo tanto, si bien es cierto que existen medidas adoptadas por el kirchnerismo que pueden ser consideradas como concesiones a los sectores populares, no es
menos cierto que lo son precisamente en tanto que conquistas populares que se asientan en una historia de luchas impulsadas por los trabajadores y sectores subalternos de la sociedad, a las cuales el gobierno integra y coopta. El que las políticas llevadas adelante tengan por objeto por un lado la recomposición de hegemonía, por la recomposición simbólica y la contención social, y por el otro el asegurar un modelo de acumulación que presenta fundamentales continuidades con los de periodos anteriores, nos ayuda a entender el porqué de las aparentes paradojas de su estrategia y las limitaciones estructurales que el gobierno presenta en las políticas que suelen comprenderse como “progresivas”. Bajo esta lente podemos comprender, por ejemplo, la política de derechos humanos del gobierno, donde por un lado se ha podido juzgar a un porcentaje menor de militares por violaciones a los derechos humanos, a la vez que no se juzga a la mayoría de los torturadores y represores, se criminaliza la protesta social con sus más de 6000 procesados por reclamos sociales (según CORREPI), seguimos sumando desaparecidos en democracia y una escalada represiva que ha dejado compañeros en el camino (Mariano, Indoamericano, Qom, etc.). O las retenciones, que tienen por objeto central el pago de la deuda y el subsidio a grupos económicos amigos, en lugar de que constituyan una quita de la renta para una política redistributiva o que enfrente la crisis del sistema de salud, por ejemplo. O la Asignación Universal por Hijo, medida que, si bien progresiva, posee serias y esperables limitaciones para contener la marginación y el despojo que produce el propio modelo económico impulsado. Ahora bien, un balance de los límites y alcances de esta estrategia -que nos conduce a interpretar las distintas medidas de contención social en el marco de una política cuyo sentido último tiene efectos “restauradores” y normalizadores- puede realizarse a la luz 7 de su comparación con lo que podemos denominar neoliberalismo “puro y duro”. Si queremos desnudar el íntimo significado histórico del kirchnerismo, es insoslayable el análisis de las rupturas y continuidades en relación al neoliberalismo de períodos anteriores. En este sentido, no podemos desconocer que las políticas económicas del kirchnerismo presentan diferencias y novedades con respecto a las que las antecedieron. De todos modos, vale aclararlo, que el neoliberalismo de los ´90 tenga marcadas diferencias con el proceso de acumulación actual, no niega la existencia del suelo común sobre el que ambos se asientan.
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En efecto, si bien durante los gobiernos kirchneristas mejoran distintos indicadores macroeconómicos, a la hora de dimensionar la magnitud de estas mejoras, no sólo hay que tener en cuenta como ya señalamos el punto excepcional con el que suelen hacerse las comparaciones (el desplome del 2001-2002) sino también que estas mejoras en muchos casos pueden leerse como una estabilización de indicadores sociales regresivos (muchos indicadores son muy similares o, incluso inferiores, al promedio que tuvieron en los noventa). Por ejemplo, si bien los índices de pobreza y desempleo disminuyeron en comparación con la crisis, luego de años de crecimiento a “tasas chinas” del PBI, los elevados índices de precarización laboral y desigualdad no parecen haberse enterado de la existencia de ese “crecimiento”. Así, si bien el crecimiento económico representó un avance para la situación económica de las clase trabajadora y las clases subalternas en relación al periodo recesivo 1998-2002 , no es menos cierto que esas medidas representan la prolongación de tendencias regresivas fundamentales inauguradas por el periodo neoliberal (concentración y centralización del capital, extranjerización de la economía, desigualdad en la distribución del ingreso, extracción depredadora de recursos naturales). El “suelo común” al que hacíamos referencia, compartido por este gobierno y los que lo antecedieron, comprende no solo los aspectos económicos, sino también los principales pilares políticos sobre los que se asienta el proyecto kirchnerista. A la par de cierta repolitización producida en la sociedad a partir de los sucesos del 2001-2002, fogoneada regresivamente con vistas a su apropiación kirchnerista con el objeto de apuntalar su recomposición simbólica, el gobierno promovió la reconstrucción -reforma política mediante- del tradicional sistema político representativo de cuño bipartidista. En el mismo sentido debemos leer el rol que hoy juega la burocracia sindical. En efecto, admitida por el kirchnerismo como su “columna vertebral”, el rearmado del poder de esta burocracia cumple la función de neutralizar las demandas de los trabajadores que desbordan el control oficial. El asesinato de Mariano Ferreyra a manos de la burocracia sindical, a la vez que contribuyó a visibilizar el problema de la tercerización (uno de los tantos rostros que asume la precarización laboral) puso al desnudo el protagonismo y el amparo que tienen las cúpulas de la burocracia sindical al interior del proyecto kirchnerista. Luchando contra la tercerización laboral, Mariano es asesinado por una represión que es ella misma “tercerizada”. A eso sumémosle el accionar de la federal en los asesinatos del Indoamericano, de los Qom por la gobernación K, etc., que hacen responsable a un gobierno que dice levantar la bandera de no reprimir las movilizaciones sociales. Decíamos que la comprensión del kirchnerismo exigía, en primer lugar, prestar atención a su contex-
tualización histórica. Creemos que no es menos importante comprender, a la par de su significado histórico, su sentido global como un fenómeno que representa, con todos los matices que pueda tener, una totalidad. Esta advertencia cobra sentido a la hora de pensar los efectos sobre el “sentido común” que estos años de kirchnerismo supieron construir. Es innegable que el gobierno posee una alta imagen positiva entre distintas franjas de la población, pero creemos que este apoyo no debe traducirse en la adopción de una política ni de subordinación ni de negación autista del sentido común filo-kirchnerista. Así, el diálogo con aquellas y aquellos que honestamente depositan sus expectativas en el gobierno no puede traducirse en caracterizaciones simplistas como tampoco en adaptaciones acríticas al sentido común que ha ido construyendo el kirchnerismo. La radicalización del sentido común y la pretensión de disputarlo desde la izquierda, debe partir, por un lado, por reconocer que una parte no menor de la sociedad ve con simpatía ciertas medidas que ha tomado el kirchnerismo (y por lo tanto, exige hacer el esfuerzo de caracterizar sin simplismos esas medidas, identificando su sentido histórico y estratégico), así como también debe partir por interpretar e interpelar los cambios que en él se van produciendo. Parece insuficiente identificar sin más al kirchnerismo con otras variantes del neoliberalismo, sin contemplar las especificidades y matices que lo caracterizan. Pero, por otro lado, esta radicalización también debe partir por oponer, frente a aquellas posiciones que sostienen que hay que “apoyar lo bueno y criticar lo malo” del gobierno, un análisis de conjunto que lo contemple como una totalidad, donde las cosas “buenas” están en función de un proyecto global. No puede considerarse de manera desagregada las distintas medidas, perdiendo de vista que todas ellas están en función del objetivo de garantizar la paz social y contener a los sectores populares en una dialéctica de concesión e integración propia de un gobierno que tuvo el mandato histórico de poner fin a la crisis de hegemonía de 2001 y que mantiene el compromiso estratégico con la conservación de un modelo de exclusión social, precarización laboral y desigualdad en la distribución del ingreso. Frente a las distintas fracciones de la burguesía y sus expresiones políticas, los sectores populares debemos mantener la independencia y defender nuestras reivindicaciones. Sin embargo, no basta con sostener la bandera de la autonomía y desarrollar una estrategia de resistencias diseminadas. Por el contrario, debemos avanzar en la construcción de una alternativa política de la clase trabajadora y los sectores subalternos, en el marco del desarrollo de una fuerza social emancipatoria. Esta tarea implica avanzar desde experiencias locales de autogestión y autoorganización hacia la construcción un vasto movimiento social y político que permita pensar y ensayar formas de organización que comiencen a prefigurar la sociedad que queremos construir, en la perspectiva de una alternativa política anticapitalista y radicalmente democrática. Esta es la tarea pendiente que nos legó la rebelión de 2001 y que constituye el desafio central de nuestro tiempo.
Conocer para transformar: sobre la especificidad universitaria y la construcción de un conocimiento crítico. Si bien entendemos a la Universidad en general como un ámbito donde se produce y reproduce la hegemonía política de las clases dominantes también consideramos que en ella existe la posibilidad de contrarrestar esta hegemonía, prefigurando así nuevas formas de conocimiento que impugnen y develen los mecanismos de la sociedad de clases. La concepción tradicional en el movimiento estudiantil de considerar a la Universidad como un mero instrumento de dominación nos lleva a actuar subestimando el potencial de la disputa por la conformación de un pensamiento crítico a través de un permanente cuestionamiento de nuestros planes de estudio, estructuras de cátedra, políticas de concursos y de la relación de la formación universitaria con el movimiento real de la clase trabajadora y sectores populares. Mientras la política tradicional de la izquierda en la Universidad suele reducirse a las reivindicaciones gremiales y presupuestarias, concibiendo las transformaciones en el contenido de la Universidad como algo no más que provisorio y sin mucha importancia; nosotros/as pensamos nuestro ámbito de intervención política como una “trinchera”, donde podemos ganar posiciones, desde una perspectiva emancipatoria, en la lucha contra la forma hegemónica de la producción de conocimiento, problematizando el rol socialmente asignado a las profesiones. Por estas razones es que impulsamos varias intervenciones sobre lo específico de la universidad, es decir, directamente sobre la circulación y producción de conocimiento. Este año estamos impulsando un grupo de lectura y estudio abierto (que esperamos sea aprobado como Proyecto de Reconocimiento Institucional, PRI) que titulamos “Ontología y política en la filosofía de la inmanencia (Deleuze, Foucault, posoperaismo italiano) Una aproximación crítica”, como un intento de hacer un análisis crítico de un conjunto de autores que, durante la última década, se han vuelto referencia obligada del debate político y de buena parte de los nuevos movimientos sociales. También estamos impulsando, con un conjunto de organizaciones sociales y políticas, un proyecto interdisciplinario de co-producción sobre la formación política en los movimientos sociales. Vale aclarar que entendemos la co-producción
como una forma alternativa, frente a la institucional “extensión universitaria”, de articular la producción de conocimiento elaborada en la Universidad con los saberes y conocimientos de las clases subalternas, sin reproducir las típicas jerarquías con la que la Universidad se acerca a la sociedad. También en conjunto con otras organizaciones sociales y políticas estamos impulsando para este año una jornada sobre educación popular, a realizarse en varias sedes, y que esperamos que se convierta en una instancia de referencia para el debate político sobre esta cuestión, que tiene mucha actualidad a partir del fenómeno de los bachilleratos populares, en el que participamos. Tenemos también en preparación un grupo permanente inter-disciplinario que pretende impulsar jornadas y talleres de debate en la Facultad sobre diferentes temáticas que disputen lo específico de un modo directamente interdisciplinario. Si te interesa participar de alguna de estas actividades, podés acercarte a nuestra mesa o escribirnos a cxa. filo@gmail.com
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Las carreras... Filosofía Desde principios del 2007, los 400 Golpes -hoy en el Cielo por Asalto- venimos interviniendo en la carrera de Filosofía, cuestionando el modo de producción filosófica impuesto por el academicismo imperante. Vemos que la construcción de una filosofía fragmentada, ultraespecializada, tecnificada y abstraída de la vida social no es ajena a la dinámica de la hegemonía capitalista, que cuantifica y mercantiliza el saber para profundizar las relaciones de dominación, que captura las anormalidades aisladas para adaptarlas dócilmente a una lógica institucional que se mantiene siempre impensada, siempre fuera de cuestión. Una filosofía viva debe poder plantearse en relación con la integralidad de la vida social y política, y a la vez debe ser capaz de resistir los dispositivos hegemónicos de organización y circulación de la producción de conocimiento que se le imponen, sus formas jerárquicas inertes, sus mecanismos de exclusión.
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Nuestra manera de pensar la filosofía es indisoluble de las formas organizativas que nos damos para impulsar la transformación de sus instituciones, así como para las nuevas instituciones que de a poco colaboramos a construir en su lugar. Desde la marcada asimetría docente-alumno que suele caracterizar las relaciones político-pedagógicas en el aula, en clases y evaluaciones, o la estructura de los órganos de co-gobierno de nuestra facultad, hasta la gestión de las materias según la forma cátedra, un orden meritocrático impregna hasta todas los resquicios más ordinarios de la vida académica. Por el contrario, nosotros buscamos crear espacios de formación y producción filosófica horizontales, desde grupos de investigación y discusión (ver nuestro proyecto de este año sobre ontología y política en las filosofías de la inmanencia en el apartado “Conocer para transformar...”), hasta materias y seminarios colectivos en los que buscamos reinventar la práctica docente y la relación docente-estudiante, poniendo énfasis en el ensayo de relaciones de poder fluyentes en las que tanto la planificación de la cursada, como sus enfoques, su contenido y su dictado sean el fruto de un trabajo colectivo y no dependan del arbitrio de algún preclaro especialista acreditado. A la vez, apoyamos la construcción de espacios asamblearios donde discutir y decidir junto con la diversidad de actores de la comunidad académica en pie de igualdad acerca de todos los asuntos y problemas que atraviesan nuestra carrera, tales como el plan de estudios, su perfil de graduado, la necesidad de incorporar contenidos vedados, las políticas de concursos, la necesidad de prácticos en horarios vespertinos para todas las materias, y de adecuación renta-cargo para los cargos docentes, etc. El año pasado la política en la carrera estuvo signada por dos acontecimientos: por una parte, la consolidación de un nuevo sector hegemónico de poder en la Junta Departamental que opera en forma estrecha con la gestión de la Facultad, siguiendo una lógica camarillesca de intereses corporativos, y que ha logrado invertir la correlación de fuerzas respecto de la camarilla tradicional a su favor. De modo que en la actual composición de la JD hay, por un lado, un bloque alineado en la antigua estructura de la Franja Morada, conformado por el consejero por la minoría de graduados (Síntesis) y los tres consejeros por la mayoría de profesores (Perspectivas); y por otro, en la órbita trincherista-kirchne-
rista están los dos consejeros por la mayoría estudiantil (El Pliegue), los dos por la mayoría de graduados (Genealogía) y uno por la minoría de profesores (Alternativas). Ambas camarillas responden a intereses contrapuestos, pero separados del conjunto de la comunidad de la carrera, privilegiando su lugar de poder y decisión en la JD y negándose a abrir instancias más amplias y democráticas para abordar los distintos problemas que tenemos al interior de la carrera. En este sentido, en virtud de los vínculos de la nueva camarilla con la gestión de la Facultad, un problema legítimo como la necesidad de incorporar docentes idóneos al equipo de una cátedra con un programa distinto de los tradicionales en la carrera, como es el caso de Cragnolini en Metafísica, ante los conocidos obstáculos puestos por la vieja camarilla morada a todo campo de investigación que se aparte de sus dominios, fue tramitado con una lógica punteril y arbitraria de designación a dedo por el propio decano Trinchero de los ayudantes, obviamente provenientes del sector de la profesora a cargo. A su vez, en sintonía con la actitud corporativa de fortalecerse obstaculizando el desarrollo del sector enemigo, se encuentra como ejemplo la posición de Genealogía respecto de la apertura de designaciones de ayudantes para Lógica, una de las materias con mayor impronta de la camarilla morada, donde los graduados se opusieron insistentemente a la apertura de nuevos cargos docentes. Pero también el año pasado, junto con el nuevo impulso de organización estudiantil, retomamos la actividad asamblearia en la carrera, en la que participan tanto estudiantes independientes o no agrupados como un arco que incluye a todas las agrupaciones de izquierda, y presentamos esta vez la lista Filosofía en Asamblea que obtuvo la minoría por el claustro estudiantil en las elecciones de JD. Nuestro consejero está sujeto a rotación y revocabilidad y se limita a expresar como un delegado el mandato democráticamente decidido en el espacio asambleario, como una forma de comenzar a tensionar la lógica de la representación y decisión ponderada. Nos planteamos como una alternativa a la lógica camarillesca del departamento, y te invitamos a construir y llenar de contenido este espacio con nosotros y el resto de los compañeros, para luchar por una filosofía sin punteros.
Y en educación qué está pasando Desde el año pasado Educación viene organizándose en asamblea de manera permanente y con una participación en alza. Desde allí se han impulsado diferentes proyectos como una cartilla que contiene los derechos de los estudiantes para que se publicara en los programas de las materias, la organización de veedores/as para los finales, se ha avanzado al punto de establecer un cronograma de asambleas ordinarias mensuales para el 1º cuatrimestre de 2011 que es el siguiente:
Conocé para transformar, transformá para conocer Sumate a la “Escuela” de Formación Política en Movimientos Sociales: “Aprendo para el cambio social”
Desde CxA pensamos que la Universidad no debe ser un espacio aislado de las problemáticas de los trabajadores/as y el pueblo. Tampoco creemos que la manera de ligarse con la clase trabajadora de la que formamos parte, sea sólo a través del (necesario pero insuficiente) fondo de • Lunes 4/4; huelga ante un conflicto, o bien, como se propone de la ins• Martes 3/5; titución, vía la extensión universitaria. El desafío está, se• Miércoles 8/6; gún creemos, en retener lo específico de la Universidad, • Jueves 7/7 es decir, la producción y circulación de conocimiento, Dentro de ese proceso de discusión y resolución ponerlo en nuestras manos y ligarlo con los problemas, asambleario se ha discutido la elección del/a director/a temas e iniciativas que las organizaciones de los trabajade la carrera. Allí se ha cuestionado no sólo el modo in- dores/as van teniendo.
directo y el momento del año en que se produce sino también la falta de presentación de un programa de trabajo con anterioridad, la composición de la junta, etc. Los/as representantes por la mayoría llevando el mandato de la asamblea se abstuvieron en la votación que proponía a Daniel Suárez (personaje nefasto de la carrera que durante la toma equiparó la medida con los gobiernos de facto de la última dictadura, entre otros comentarios) Además y en su lugar elevaron el programa de trabajo elaborado por la asamblea para la dirección de la junta, demarcando claramente las diferencias políticas respecto de Suárez. Candidato que contó con el apoyo de las mayorías de profesores/as y graduados/as (listas oficialistas) y de las minorías de profesores/as y graduados/as (radicales), es decir 7 votos a favor y 3 abstenciones de parte de la mayoría y minoría estudiantil. Respecto de la minoría estudiantil quisiéramos señalar que representan el brazo de la gestión dentro del claustro y que si bien se han abstenido en esta oportunidad porque Suárez no precisaba su voto para alcanzar la dirección, no dudarán en apoyar cualquiera de las iniciativas. Estos compañeros/as son los/as que hoy están participando de la asamblea de la carrera deslegitimándola al proclamar que ellos/as no se someterán a su mandato y al mismo tiempo intentando participar de la discusión.
La lógica de la extensión universitaria, se basa en que unos (los que provenimos de la Universidad) tenemos el saber y, por tanto, debemos hacerlo llegar (extenderlo) a los que no lo tienen (los trabajadores, el pueblo). Ante esta escisión y separación, decidimos proponer una alternativa: la co-producción de conocimiento. ¿Qué significa esto? Básicamente, es la idea de producir conocimiento junto (y no para o sobre) las organizaciones de nuestra clase, reconociendo las desigualdades y diferencias de saberes, a la vez que construyendo un vínculo pedagógico democrático. De esta manera, promovemos, a través de trabajar sobre alguna temática (como, por ejemplo, la educación), a la organización, al tiempo que cuestionamos la lógica habitual de producción de conocimiento académico: aislado, jerárquico, individual, burocrático… en muchos casos sin más sentido que llenar papeles.
Bajando la propuesta a tierra… “Escuela” de Formación Política en Movimientos Sociales Este año desde CxA te proponemos participar en la Escuela de Formación Política, “Aprendo para el cambio social”, del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL). La idea es poder aportar, desde nuestro lugar como estudiantes, graduados y docentes, al desarrollo de esta escuela que se desarrollará durante todo el año en Capital Federal y Gran Bs. As. Desde hace años, los movimientos sociales en nuestro país vienen luchando y organizándose, construyendo sus propios espacios educativos con lógicas y mecanismos alejados de lo habitual. La Escuela de Formación política busca ayudar al desarrollo de la conciencia y la conformación de nuevas prácticas en las organizaciones de los trabajadores para caminar bajo el horizonte del cambio social. Como te imaginarás, los desafíos son varias en este proyecto. Por ello, para no abrumarte y, si te interesa la propuesta, escribinos un e mail a cxa.filo@gmail.com o vení a la reunión del proyecto: Nos encontramos los lunes (cada 15 días) a las 21 hs en el bar de la Facu.
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Comisiones, en el local del patio:
>Comisión contra la mercantilización del conocimiento: Jueves, 20 hs. >Comisión de lucha por el presupuesto: Martes, 20 hs., http://filoluchaporelpresupuesto.wordpress.com/ comisionporelpresupuesto@gmail.com
>Comisión antirrepresiva: Lunes, 18 hs. >Comisión por la democratización: Miércoles 13/4, 19 hs., actividad sobre Juntas Departamentales comisionxlademocratizacion@yahoo.com.ar
>Comisión de autogestión del conocimiento: http://comisionautogestionfilo.wordpress.com/comisionautogestion@gmail.com
>Comisión de audiovisuales: Viernes, 19 hs., filo.audiovisual@gmail.com
>Comisión de “El Umbral”: Lunes, 21 hs., en El Umbral, http://cc-elumbraldefilo.blogspot.com/ ccelumbraldefilo@gmail.com
>Reunión intercomisiones: Martes 19/4, 19 hs., local del patio, comisionesfilo@gmail.com Asambleas de carreras:
>Filosofía: Jueves 14/4, 19 hs., pasillo “Darío y Maxi”, subsuelo. Suscribirse al grupo de mails: filosofiaenpuan-subscribe@gruposyahoo.com.ar
>Educación: Martes 3/5, miércoles 8/6, jueves 7/7. Todas 18 hs., hall 3º piso >Antropología: Asamblea, lunes 18/4, 19hs. Comisión Plan de Estudio, 11/4, 19 hs. >Letras: Miércoles 13/4, 19 hs. >Historia: Martes 19/4, 19 hs. >Bibliotecología: Viernes 15/4, 19 hs. >Espacio intercarreras: a confirmar. >Asamblea general • 13/04 • 19 hs.