GLOBALIZACION Y PODER MARITIMO (Globalization and Maritime Power) Editor:
TANGREDI, Sam J.
Editorial:
Institute for National Strategic Studies National Defense University, Washington, D.C.
Fecha de Impresión:
Diciembre de 2002
Número de Páginas:
614
DESCRIPCIÓN DEL LIBRO Globalización y Poder Marítimo es un compendio de 30 ensayos elaborados por importantes miembros, uniformados y no uniformados, de las Marinas de los Estados Unidos e Inglaterra. El propósito de la publicación es el de exponer los cambios que, como consecuencia de la globalización, se han generado al interior de las Marinas de Guerra y las mutaciones que han sufrido los roles que tradicionalmente desarrollaban. El libro es la respuesta a la tarea impuesta por el Presidente George W. Bush (2002-2010) a la Universidad de Defensa Nacional (Washington) consistente en determinar los posibles medios que permitieran integrar los aspectos propios de la globalización en el proceso de toma de decisiones de seguridad nacional. Los 32 capítulos del libro, exploran las nuevas amenazas globales que se ciñen sobre los propósitos e intereses de la Marina de los Estados Unidos de América. La ley Internacional del Mar, la doctrina multinacional, los nuevos conceptos de disuasión, la globalización y las operaciones submarinas, aeronavales y de superficie, la Infantería de Marina, la Guerra de Minas y las estrategias de negación de área son algunos de los temas explorados por los diferentes autores que participaron de la elaboración del libro. La lectura de este material es necesaria para todos los que quieran tomar conciencia de las nuevas amenazas y la consecuente re-configuración que debe enfrentar cualquier fuerza naval para alcanzar sus objetivos.
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Introducción Sam Tangredi
CONTENIDO
Capítulo 1 Globalización y Poder Naval: Contexto y Revisión Sam Tangredi Capítulo 2 Características y Requerimientos de un Entorno de Seguridad en Evolución Frank Hoffman y Sam Tangredi Capítulo 3 Geopolítica versus Globalización Douglas Streusand Capítulo 4 Amenazas Transnacionales y Repuestas Marítimas Kimberley Thachuk y Sam Tangredi Capítulo 5 Terrorismo Global, Estrategia y Fuerzas Navales Randall Bowdish Capítulo 6 Efectos del Mercado en la Presencia Naval: Un resúmen de la investigación Robert Looney Capítulo 7 Globalización y Comercio Marítimo: El nacimiento de los Puertos “Hub” Daniel Coulter Capítulo 8 Seguridad de Corredores Marítimos y el Comercio Marítimo de los EEUU: Puntos de Estrangulamiento y Recursos Escasos. Donna Nincic Capítulo 9 Implicaciones Económicas y Estratégicas de los Mares Árticos Libres de Hielo Jessie Carman Capítulo 10 Futuro Energético de Asia: El Vínculo entre Militares y Mercado. Thomas Barnett Capítulo 11 La Globalización del Sector Defensa? Casos de Industria Naval y Perspectivas Peter Dombrowsky 2
Capítulo 12 La Ley Internacional del Mar en un Mundo Globalizado Daniel Moran Capítulo 13 Más allá de la Integración: Globalización y Poder Marítimo desde una Perspectiva Europea James Bergeron Capítulo 14 Implicaciones para una Doctrina Naval Multinacional James Tritten Capítulo 15 Presencia Oceánica Naval en la Estrategia de Defensa de los EEUU Richard Kugler Capítulo 16 De las Operaciones basadas en Efectos a la Disuasión basada en Efectos: Planeación Militar y Desarrollo de Conceptos Edward Smith, Jr. Capítulo 17 Globalización Bajo el Mar William Holland, Jr. Capítulo 18 Globalización y Aviación Naval J. Kevin Mattonen Capítulo 19 Globalización y Guerra de Superficie Norman Friedman et al. Capítulo 20 Guerra de Minas y Globalización: Guerra de baja tecnología en un mundo de alta tecnología Thomas Bernitt y Sam Tangredi Capítulo 21 Guerra Expedicionaria y Anfibia George Galdorisi Capítulo 22 Un Cuerpo de Infantería de Marina para el Siglo Global: Brigadas de Maniobras Expedicionarias Frank Hoffman Capítulo 23 Seguridad Nacional: Implicaciones para la Guardia Costera Edward Feege y Scott Truver 3
Capítulo 24 Contribuciones Navales a la Defensa Misilística Nacional Hans Binnendijk y George Stewart Capítulo 25 La Marina en un Mundo sin Acceso Hans Binnendijk y George Stewart Capítulo 26 Globalización de Estrategias Anti-acceso? Norman Friedman Capítulo 27 El Futuro del Poder Naval Americano: Proposiciones y Recomendaciones Donald Daniel Capítulo 28 Una Arquitectura Naval Operacional para las Operaciones Tácticas Globales Noel Williams y James O’Brasky Capítulo 29 La Marina Antes y Después de Septiembre 11 Henry Gafney Capítulo 30 La Globalización hundirá la Marina? James Wirtz Conclusión Una Agenda para Investigación, un menú de Opciones Sam Tangredi
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INTRODUCCIÓN Sam Tangredi La Globalización ha alterado las dinámicas...Debemos responder a eso. George Bush, Enero 16 de 2001 Antes del 11 de Septiembre de 2001, la mayoría de los americanos veían la globalización primariamente - tal vez exclusivamente - como un fenómeno económico. La evidencia económica - rápidos cambios en el flujo de capitales mundiales, expansión de mercados transcontinentales e inversiones, las conexiones del comercio electrónico (e-commerce) y el Internet, por ejemplo - se hacían evidentes con rapidez, aún a pesar de que algunos críticos consideraban la globalización como un término mal definido. Sin embargo, ya sea bien definido o no, el concepto de globalización ha alcanzado una considerable estatura, generando ansiedad en las juntas directivas y accionistas por presuntos mercados internacionales en crecimiento, disputas entre los apasionados del Internet por el dominio de comunidades transnacionales y marchas y disturbios públicos de protestantes contra la globalización desde Seattle hasta Washington. A pesar que gran cantidad de estudios sugieren que la globalización contiene profundas implicaciones de seguridad nacional, esas implicaciones se han mantenido confinadas en los debates que deben ser considerados esotéricos
para aquellos ajenos a la comunidad
académica de la defensa. La cita del Presidente Bush al inicio hace referencia al cuestionamiento sobre cómo incorporar los asuntos de la globalización económica en el proceso de toma de decisiones de seguridad y defensa, cuya respuesta no parecía ser un tema generador de presión al comienzo de 2001. Publicistas de la globalización, como el columnista Thomas Friedman, le apuntaban al “puñetazo oculto” del poder militar de los EEUU al ser crítico en el suministro de la seguridad global necesaria para la democracia y los mercados libres. Sin embargo, sus comentarios preventivos parecieron ahogarse frente a los anuncios exuberantes de un mundo en el que la geo-economía había reemplazado la geopolítica. Friedman propulsó la “Teoría de Prevención de Conflictos de los Arcos Dorados”, argumentando que la globalización económica había hecho de la guerra entre estados algo casi imposible, o como él mismo lo describe, “No hay dos países que teniendo McDonald’s hayan peleado una guerra entre ellos desde que cada uno tuvo su McDonald’s” 5
Friedman tendría que modificar su teoría frente a los bombardeos de la OTAN sobre Serbia, en apoyo de la autonomía de Kosovo. Sin embargo, la idea de que la globalización, la interdependencia económica y el desarrollo, la proliferación del modelo democrático de gobierno y el potencial desarrollo de una cultura global y cosmopolita podían combinarse para crear un mundo más pacífico son conceptos que han logrado expandirse por el mundo. Voces disidentes como la de Benjamin Barber y Samuel Huntington advierten sobre el advenimiento de un “choque de civilizaciones” cuando los efectos de la globalización comiencen a enfrentar la resistencia de defensores de culturas más tradicionales. Pero el sentimiento prevaleciente -alimentado de los boyantes mercados financieros y la tremenda valorización de nuevas compañías de alta tecnología en todo el mundo- se ha mantenido relativamente optimista en su presunción de que la prosperidad económica, aunque desigual, terminará precluyendo la violencia interestatal que ha caracterizó el siglo XX. Sin embargo, con el pasar de los días, la diferencia entre lo esperado y la realidad se han ido distanciando profundamente. Los ataques terroristas del 11 de Septiembre y el subsecuente terror por el anthrax alcanzaron el éxito en lo que ni la más revoltosa manifestación antiglobalización pudo conseguir: hacer evidente el peligroso “lado oscuro” de la globalización a los americanos y, de hecho, al mundo entero. En contraste, la equidad y los asuntos ecológicos de las organizaciones de protesta contra la globalización parecen ser casi insignificantes. Aquí quedó expuesto claramente el peligro presente e inmediato de la globalización: terroristas originarios de Asia del Sur, viviendo y entrenado en Europa Oriental y Norte América usaron las herramientas no-militares de la comunicación global, el eficiente transporte aéreo, las transacciones financieras trans-fronterizas y los derechos y libertades de movimiento asumidas por los gobiernos democráticos para matar milles de personas y golpear el corazón simbólico del comercio y la defensa americana y global. Todos los anteriores, han sido identificados como los atributos de la globalización manifiesta en los siglos XX y XXI. En otras palabras, los mismos elementos que se esperaba que construyeran una era más global y pacífica, fueron usados como armas de disrupción masiva. Tal como lo mencionaba recientemente un Oficial del Departamento de Estado de los EEUU, “aún las evidencias más benigna de la globalización -el celular- empezaron a verse de manera siniestra.” 6
Por supuesto, los terroristas del 11 de Septiembre también violaron principios que han sido entendidos como principios universales. Más allá de su status como combatientes legales, ellos incumplieron el elemento más crítico de la ley internacional de la guerra al atacar deliberadamente a civiles - civiles de todas las clases y nacionalidades, algunos tal vez afines a las causas que motivaron sus actos. Sus supuestas causas son antiglobalistas en naturaleza, basadas en una interpretación radical y aislada del Islam - una interpretación considerada extrema por los musulmanes desde en el siglo XIX. Aquí se da una extraña y confusa combinación de lo destructivo y constructivo de la globalización: terroristas violando normas globalizadas en el afán de luchar por causas antiglobalización, usando las herramientas de la globalización con el propósito de alcanzar las aspiraciones globales de una religión. Claramente, este lado oscuro de la globalización es una amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos de América. Los EEUU respondió al 11 de Septiembre lanzando una guerra total y global contra el terrorismo (GWOT) utilizando todas sus herramientas de seguridad nacional: diplomacia internacional, implementación de la ley, poder económico, agencias de inteligencia y fuerzas militares conjuntas. Aunque el terrorismo es solo una de las amenazas que emergen de los efectos de la globalización. Otros peligros pueden no ser tan evidentes pero si pueden tener significantes impactos sobre la seguridad americana. Del mismo modo, las operaciones en contra del terrorismo global son tan solo una de tantas misiones militares necesarias para proteger los Estados Unidos y suministrar el apoyo a los aspectos constructivos y beneficiosos de la globalización. Qué es Globalización? La inevitable pregunta al inicio del presente trabajo es ¿qué es exactamente lo que se quiere decir con el término globalización? Algunos pueden verla como un término mal definido con una gran cantidad de acepciones potencialmente conflictivas. Es, en todo caso, imposible escuchar las noticias sin escuchar la palabra al menos una vez.
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Para los propósitos del presente libro, la globalización se define de dos maneras complementarias. Como un fenómeno, la globalización se define como una expansión sustancial de flujos y redes transfronterizas. Tales flujos pueden incluir la creación de mercados financieros globales, expansión de gobiernos democráticos o el incremento de la ubicuidad del Internet y otras formas de comunicación vía modernas tecnologías de información. Ellen Frost describe la globalización como procesos de largo alcance orientado hacia la “globalidad” - un mundo más interconectado en el cual las redes interdependientes y flujos sobrepasan los límites tradicionales (o los hace irrelevantes). Jan Art Scholte usa el término “superterritorialidad” para describir el mismo concepto. Pero tanto Scholte como Frost, como buenos académicos que son, rápidamente señalan que la globalización es un término subjetivo refiriéndose a la relativa desterritorialización. Scholte admite que “...el territorio todavía importa en el mundo globalizado contemporáneo....globalización puede ser relacionado con procesos de reterritorialización en la forma de localización y regionalización. El concepto de la relativa naturaleza de la globalización se refleja profundamente en la simple definición que proponen John Baylis y Steven Smith: “Por globalización, simplemente queremos significar el proceso de incrementar la interconectividad entre las sociedades, de modo que eventos en una parte del mundo, cada vez más tienen efectos sobre personas y sociedades lejanas”. A pesar que el Departamento de Defensa (DoD) aún no formulado una definición oficial para globalización, la Junta de Ciencia de Defensa suministran una muy parecida a la de Baylis y Smith: “la integración de actividades políticas, económicas y culturales de personas separadas geográfica o nacionalmente”. Aunque muchos académicos estudian eras previas a la globalización (principalmente durante los años de la WWII), consideran las tendencias modernas como únicas debido a la revolución en las tecnologías de la información acompañada de la popularización de los computadores personales y la disponibilidad instantánea de la información. Esta revolución de tecnologías de información tiene una contra-parte muy discutida: la revolución de asuntos militares. A pesar que la globalización contemporánea representa un estado sin precedentes de los asuntos mundiales, debe admitirse que conduce a un escenario fundamentalmente 8
diferente al sistema internacional que existió o precedió inmediatamente después de la Guerra Fría. Esto conduce a la segunda definición complementaria: la globalización como el elemento dominante del entorno de seguridad actual. La globalización puede ser vista como el aspecto que define el sistema internacional posterior a la Guerra Fría y, en consecuencia, un apropiado título para este. Los atributos de este sistema actual, tales como la construcci´n de coaliciones para la lucha contra el terrorismo o el efecto cascada de las crisis económicas regionales como en Asia o cualquier otro sitio, son claramente derivados del fenómeno de la globalización. Globalización, tanto como proceso o sistema, implica significantes cambios en curso, en el entorno global de seguridad y sugiere la necesidad de nuevas respuestas frente a tales cambios. Efectos de la Globalización sobre las Fuerzas Navales Los cambios en las seguridad internacional deben ser más evidentes en los efectos directos e indirectos de la globalización en el entorno marítimo y en las fuerzas militares que operan en y desde un ambiente marítimo. Tales cambios se tornan evidentes de forma expedita debido a la naturaleza del mundo marítimo: a través de la evolución histórica de la ley internacional, los océanos han sido globalizados hace más de un siglo - es decir, su uso desde lo que Alfred T. Mahan llamaría el “gran común” ha estado abierto a todas las naciones con el deseo, acceso y recursos para emplearlo. El mundo marítimo puede ser visto como la fuente primaria - la raíz causal en términos modernos- de la globalización porque es el medio por el cual el 90% del comercio mundial es transportado. Sin el recurso del comercio oceánico, las barreras para el intercambio global serían insuperables y la historia del mundo sería radicalmente diferente. El Internet y el comercio electrónico pueden ser los símbolos de la versión más moderna de la globalización, pero históricamente los símbolos han sido el permanente aumento en tamaño y velocidad de los buques y la reducción de los costes del transporte comercial. En últimas, el océano abierto es aún el primer método y símbolo de la globalización, pues los “pensamientos” 9
transmitidos por Internet deben ser convertidos en productos que a su vez deben ser transportados a mercados lejanos. La naturaleza del entorno marítimo como el “gran común” permite evidenciar grandes similitudes con la naturaleza de la economía moderna, particularmente en lo que respecta a los factores generadores de descontento. Los participantes con acceso y recursos son los que más se benefician, aún a pesar que todas las naciones obtienen algún grado de beneficio. Los países de economías desarrolladas se han beneficiado más de la globalización que aquellas que más atrasadas, lo que conduce a los cuestionamientos sobre inequidad. En el mismo sentido, aquellas naciones consideradas potencias navales, que han mantenido las marinas más poderosas o os sistemas navieros más eficientes son las que más se han beneficiado de los común de los océanos. Los efectos sobre el entorno marítimo tienen unas consecuencias muy prácticas, aunque regularmente ignoradas, con respecto a la seguridad nacional de los EEU y el bienestar económico: El que más del 90% del comercio internacional es un hecho que se da por sentado. La dependencia de la economía global en el transporte marítimo es raramente citada pues, como el oxígeno, su existencia se hace primariamente evidente solo en los casos de su ausencia. Esta es una realidad que se reafirma desde la perspectiva de seguridad nacional. En primera instancia, aparece la paradoja de que, a pesar de contar con la marina más poderosa del mundo, las fronteras marítimas de los EEUU se han vuelto más porosas en la era de la globalización moderna. Los EEUU se han convertido en el poder dominante en un continente en paz, rodeado de los dos océanos más grandes. Durante los últimos 100 años, los potenciales oponentes no han podido destacar sus fuerzas a los EEUU continental; aún modestas porciones del poder naval americano, al ser combinadas con las grandes distancias transoceánicas, han sido suficientes desde 1812 para mantener las grandes potencias del mundo en sus bahías. Aunque vulnerables a potenciales ataques de misiles balísticos, el vasto territorio de los EEUU y su distancia a las fuentes del ataque, han permitido a las fuerzas americanas orientarse sus esfuerzos a proyectar el poder bastante más allá de los confines norteamericanos. Desde el fin de la Guerra Fría y el colapso de las pretensiones navales soviéticas, el dominio global de los EEUU ha alcanzado sus más 10
grandes proporciones. Al mismo tiempo, el poder naval y militar de los EEUU es tal que no hay otro Estado –exceptuando el poder nuclear en declive de los rusos- que pueda conducir un ataque militar significativo en los EEUU continental. El resultado es tal que –hasta hace poco- existía muy poco interés en incrementar la seguridad portuaria y costera más allá de un Guardacostas sin recursos suficientes para el cumplimiento de su misión, el cual, en compañía de la Patrulla Fronteriza, los Servicios Aduaneros y el Servicio de Inmigración y Naturalización venían adelantando inspecciones a porciones del tráfico marítimo que ingresa al país y en consecuencia, disuadiendo potenciales ataques contra los EEUU. Solo las más pequeñas fuerzas hostiles tienen alguna posibilidad de penetrar las fronteras marítimas. Tales fuerzas no representan una amenaza militar significante –esto, hasta que el 11 de Septiembre de 2001 demostrara el efecto que semejantes pequeñas fuerzas pueden tener sobre la población civil. En consecuencia, la paradoja del gran poder naval pero con costas indefensas se ha vuelto muy evidente. Como se explorará en detalle en el capítulo 1, hay al menos siete categorías de efectos directos de la globalización sobre el entorno marítimo y las fuerzas navales. Entre estos, se incluye: 1. Un entorno de seguridad global caracterizado por el incremento de amenazas no-estatales y transnacionales contra los EEUU. La más obvia de tales amenazas no-estatales es el terrorismo global. Sin embargo, otras amenazas incluyen el crimen global, el tráfico de drogas, la transferencia ilegal de armas, las migraciones ilegales y la corrupción internacional. Las fronteras americanas se muestran porosas frente a ciertas amenazas. Al mismo tiempo, todas estas amenazas son dueñas del potencial para desestabilizar las regiones remotas con las que los EEUU mantienen vínculos cada vez más importantes. 2. Tráfico y comercio marítimo en incremento. Debido a que el intercambio internacional es dependiente del transporte marítimo, el incremento del comercio debido a o como medio de la globalización producirá un incremento natural del tráfico marítimo. Estimaciones de este aumento pueden variar. Sin embargo, de acuerdo con el reporte del Departamento de Transporte de los EEUU publicado en Febrero de 2000, el comercio global oceánico tiene unas expectativas de crecimiento del 3 al 4% anual. Lo anterior representa serias 11
preocupaciones en torno a la seguridad de las líneas marítimas de comunicaciones y el tránsito por los puntos de estrangulamiento. 3.
Crecientes
preocupaciones
americanas
sobre
la
seguridad
económica.
Estas
preocupaciones se componen de elementos específicos y generales. Los primeros van de la mano con los efectos físicos e indirectos de las crecientes amenazas no estatales y transnacionales como los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. los segundos incluyen el cuestionamiento sobre si los EEUU están obteniendo beneficios económicos en retorno de los gastos corrientes en defensa o si, por el contrario, estos son un peligroso lastre para una economía sobrecargada. 4. Grandes probabilidades de presencia militar de los EEUU e intervención en locaciones no consideradas previamente de interés vital, incluyendo regiones en las cuales las fuerzas marítimas deben proveer
los medios iniciales e incluso a veces, los únicos medios de
aplicación del poder militar conjunto. La interconectividad de la globalización moderna, como lo señala Baylis y Smith, se manifiesta en la cascada de efectos que conducen a conflictos regionales. La intervención para prevenir la globalización de tales conflictos puede tomar la forma de operaciones de mantenimiento de paz, apoyo logístico a fuerzas locales o asalto directo. Tal como sucedió en Afganistan, la cual irónicamente es completamente mediterránea, significantes porciones de las fuerzas iniciales eran apoyadas por un grupo de batalla de portaviones y Grupos Anfibios de Despliegue Rápido (Anphibious Ready Groups ARG’s). La administración del Presidente Bush ha demostrado cierto escepticismo con respecto a la efectividad y la necesidad de involucrar a los EEUU en numerosas operaciones de mantenimiento de paz. Sin embargo, los eventos del 11 de Septiembre y el amplio espectro de intereses nacionales de los EEUU sugieren la asignación de recursos aún mayores para atender las contingencias en las que los EEUU se vean inmersos. 5. Nuevos e impredecibles efectos sobre las alianzas y formación de coaliciones y sus componentes marítimos. Durante la Guerra Fría, el comportamiento de las alianzas era relativamente predecible: existía una amenaza conjunta que imponía la necesidad esencial de mantener una estrecha cooperación a través de la OTAN y sus aliados del Pacífico. El control soviético era de carácter represivo sobre el Pacto de Varsovia y lo que son hoy repúblicas independientes en Europa y Asia. Sin embargo, la predictibilidad es algo que no 12
es cierto en muchas de estas regiones. Con la remoción de la sobrecogedora amenaza soviética, las viejas alianzas adquieren nuevas características. Aliados tradicionales como Francia, una nación cuyo supervivencia en el siglo 20, dependió en dos ocasiones del involucramiento de los EEUU en conflictos mundiales, sugirió que el hiper-poder de los EEUU en el mundo globalizado, se ha tornado perturbador. Improbables aliados, como las antiguas repúblicas soviéticas, han apoyado la presencia de fuerzas militares de los EEUU en sus territorios. En un mundo globalizado, la presencia naval de los EEUU puede adquirir un rol revitalizador como un agente generador de estabilidad política y económica. 6. Un entorno de seguridad global caracterizado por la proliferación de tecnologías de información (IT) y alta tecnología en general. Este es un asunto indiscutible en la globalización militar y una premisa de los proponentes de los conceptos de la revolución de asuntos militares en curso. Las tecnologías de la información se han convertido en omnipresentes y mucho de ello constituye aplicaciones militares, particularmente en lo que respecta al comando y control y manejo de batallas. La proliferación de tecnología comercial suministra nuevas formas de sensores de uso militar, así como también nuevas técnicas de inteligencia, vigilancia y reconocimiento. Por ejemplo las imágenes satelitales han sido comercializadas, el sistema de posicionamiento global (GPS), diseñado originalmente para la navegación militar es hoy en día el medio primario de localización global. 7. Un entorno global de seguridad caracterizado por la proliferación de avanzados sistemas de armas y el desarrollo de estrategias de contra-acceso o áreas de negación por parte de potenciales oponentes, ha facilitado la proliferación de de sistemas de alta tecnología de IT y sensores como los descritos arriba. La proliferación de avanzados sistemas de armas, tales como los sistemas nucleares, químicos y biológicos, así como también el creciente número de misiles balísticos, se ha convertido en una preocupación popular. Más allá de la disponibilidad de este tipo de armas, su integración con IT’s y avanzados sensores para crear evolucionados sistemas de contra-acceso o áreas de negación puede representar la verdadera globalización de la alta tecnología del poder militar Es posible identificar otros efectos de la globalización con la capacidad de impactar el mundo marítimo o caracterizas los efectos descritos enana manera muy diferente. Sin embargo, los siete efectos descritos se constituyen en un punto de inicio apropiado para examinar las 13
implicaciones de la globalizaciĂłn sobre el poder marĂtimo y proveer el marco de referenciamiento para los capĂtulos que siguen.
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