Presentación
“L
a educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo” dijo en alguna ocasión Nelson Mandela, aserto que guarda una innegable verdad, pues es a través de un proceso educativo, en el que se transmite conocimiento, se desarrollan habilidades, y se fomentan buenos hábitos sociales, que se redunda en el beneficio y en el progreso de toda comunidad. Fue así como lo entendieron en su momento los mineros que, encabezados por Doña Josefa Teresa de Busto y Moya, buscaron la fundación de un colegio jesuita en Guanajuato, que llevara a los jóvenes guanajuatenses la prosperidad espiritual que sólo la educación puede dar. Fue esa la idea que sustentó la fundación de un hospicio (1732) y luego colegio (1744), que con el paso del tiempo se transformaría en el proyecto educativo más importante de nuestro Estado, y que desde 1945 se conoce con el nombre de Universidad de Guanajuato. Estos antecedentes nos remiten a una historia educativa de 287 años de vida en la cual nuestra institución se dedicó a formar jóvenes en distintas materias, desde las originales cátedras de Filosofía impartidas en el Colegio de la Santísima Trinidad, pasando por todas las cátedras que constituyeron los primeros estudios profesionales, de Minería y Derecho, en los albores del siglo xix, hasta la amplia oferta educativa que la Universidad de Guanajuato ofrece en la actualidad a los más de treinta mil estudiantes que atiende en sus cuatro campus y en sus escuelas de nivel medio superior. La vida de una institución educativa se hace al educar, obviamente; pero resulta por demás significativo cuando en su decurso histórico, esa misma institución comienza a preocuparse por el acto mismo de educar, al grado de problematizar y sistematizar dicha inquietud, es decir, al grado de convertir al acto mismo de educar en una ciencia. La educación entonces adquiere un nuevo estatus que lleva de la práctica docente del científico que enseña, desde la pericia que le da su praxis disciplinar, a la del educador profesional, que centra su reflexión y conocimiento al acto mismo de educar.
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