3 minute read

A LA MONARCA MÁS LONGEVA El último adiós

DIEZ DÍAS CARGADOS DE HOMENAJES

MILIMÉTRICAMENTE ENSAYADOS, SE VIVIERON PARA DESPEDIR A LA REINA ISABEL II

El Reino Unido entra en una nueva era tras la muerte de su reina, Isabel II, quien por fallecer en Escocia, ha obligado a variar un poco el tan estudiado y ensayado “Operación Puente de Londres”.

Aunque el hijo mayor de Isabel II, el príncipe Carlos, se convirtió en rey en el momento en que falleció su madre (8 de septiembre), fue el 10 de septiembre su proclamación oficial, en el palacio de St. James. Mientras tanto, el cuerpo de la reina reposaba en los salones centrales del castillo de Balmoral, en Escocia.

Con miles de personas esperando en las inmediaciones del palacio de Buckingham, arribó el féretro, el cual fue trasladado a Londres en avión desde Escocia. Allí lo recibían el rey Carlos III, la reina consorte, los príncipes William y Harry, más otros miembros de la familia real británica.

Al día siguiente (miércoles 14), se llevó el ataúd en procesión a la Abadía de Westminster.

LARGA ESPERA PARA RENDIR TRIBUTO

Como era de esperarse, el pueblo británico y turistas se volcaron a hacer la cola de 11,2 kilómetros a la vera del río Támesis, para poder entrar a la abadía y rendirle tributo a la monarca más longeva de la historia.

Cerca del millón de personas fueron las que pudieron entrar y vivir este momento histórico, durante los cinco días que estuvo dispuesta la capilla ardiente, ya que muchas otras personas no pudieron ingresar. En su punto máximo, la espera en la fila ha superado las 20 horas.

DESPLIEGUE NUNCA ANTES VISTO

Desde el fallecimiento del rey Jorge VI en 1952, no se había vivido un despliegue de seguridad de tal envergadura en un funeral de Estado.

La Policía Metropolitana, la Policía de la Ciudad de Londres y la Policía de Transporte, son las tres fuerzas policiales que operan en la capital británica; y todas ellas, más el apoyo de la Real Policía de Canadá, se encargaron de velar por la seguridad de todos los presentes, en las diferentes actividades, durante los 10 días que duró el funeral de la reina.

De igual modo, también tomaron en cuenta la logística de personal médico, baños públi-

Por Mónica Silva Cárdenas

cos, limpieza de calles y cierres de carreteras.

Además, el espacio aéreo se vio interrumpido el lunes 19 de septiembre, durante los actos fúnebres. El aeropuerto londinense de Heathrow detuvo sus vuelos por varias horas, para respetar los minutos de silencio durante el funeral. Ningún vuelo aterrizó o despegó desde los 15 minutos previos y posteriores al servicio religioso en la abadía de Westminster, durante el cortejo fúnebre y el acto de entierro, a fin de minimizar el ruido en el castillo de Windsor.

Funeral

Al solemne y majestuoso funeral de Estado asistieron 4.000 invitados, entre ellos, 500 jefes de Estado y mandatarios de todo el mundo, y 56 representantes de países de la Commonwealth. Entre los miembros de la realeza extranjera estaban:

La reina Margarita II de Dinamarca y el príncipe heredero, Frederik.

El rey Harald V y la reina Sonja de Noruega.

El rey Carl XVI Gustaf y la reina Silvia de Suecia.

El rey Felipe VI y la reina Letizia de España, y el rey Juan Carlos y la reina Sofía de España.

El rey Felipe y la reina Matilde, de los belgas.

El rey Willem-Alexander y la reina Máxima de los Países Bajos, y la princesa Beatriz.

El gran duque Enrique y la gran duquesa María Teresa de Luxemburgo.

El príncipe Alberto II y la princesa Charlène de Mónaco.

El rey Abdullah II y la reina Rania de Jordania.

El rey Jigme y la reina Jetsun Pema de Bután.

El príncipe heredero Alois y la princesa heredera Sofía de Liechtenstein.

El emperador Naruhito y emperatriz Masako de Japón.

A las 11:00 a.m. (hora local) comenzó el servicio fúnebre de la reina, en la Abadía de Westminster, el cual estuvo presidido por el deán de la abadía, David Hoyle; y el sermón lo ha dado el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, antes de que el Reino Unido guardase dos minutos de silencio. Finalizado el servicio, ha salido el cortejo fúnebre con el féretro hacia el arco de Wellington, en la esquina sureste de Hyde Park, mientras el Big Ben daba sus campanazos a intervalos de un minuto, durante la procesión hasta el castillo de Windsor, a unos 40 kilómetros de la capital.

This article is from: