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Dr. Yonatan de Santos
LESIONES DE LIGAMENTOS EN RODILLA
La rodilla es una articulación muy compleja y de gran tamaño, se encuentra localizada en la parte inferior del cuerpo. Está formada por tres huesos: el fémur, la tibia y la rótula. Las superficies articulares se encuentran cubiertas de cartílago permitiendo un deslizamiento suave.
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Entre el fémur y la tibia se encuentran dos discos, compuestos de tejido resistente, los cuales se llaman me‐niscos, localizados en la parte interna y externa, su función es la de amortiguar las fuerzas de compresión.
En cuanto a sus movimientos, permite principalmente la fle‐xión y extensión, lo cual es muy útil para caminar, correr, subir y bajar escaleras, así como para sostener el peso del cuerpo.
Para esto requiere tener gran estabilidad la cual es otorgada por cuatro ligamentos principales:
■ Ligamento cruzado anterior (LCA), evitando que la tibia se desplace hacia adelante de la rodilla.
■ Ligamento cruzado posterior (LCP), evitando que la tibia se deslice hacia atrás de la rodilla.
■ Ligamento colateral medial (LCM), evita que la rodilla se doble hacia dentro.
■ Ligamento colateral lateral (LCL), evita que la rodilla se doble hacia afuera.
CAUSAS DE LESIÓN
El ligamento cruzado anterior (LCA) es el que se lesiona con mayor frecuencia, y es común en deportistas (futbol, basquetbol, esquí o actividades que requieran cambios rá‐pidos de dirección). El mecanismo más común es un movi‐miento intenso hacia dentro de la rodilla y se agrega una rotación de la pierna.
El resto de los ligamentos también puede lesionarse al rea‐lizar actividades deportivas, pero su lesión se relaciona más a una contusión de mayor intensidad, como en un ac‐cidente en motocicleta o caídas de gran altura.
Además pueden presentarse varios ligamentos rotos al mismo tiempo y dependerá del mecanismo que se presente.
SÍNTOMAS
El principal será el dolor, que puede llegar a ser muy intenso e incapacitante, limitando el movimiento de la rodilla. Algu‐nos pacientes refieren un chasquido al lesionarse.
Después de que haya pasado el periodo agudo y ya no se pre‐sente dolor, el síntoma principal es la inestabilidad de la ro‐dilla, la sensación de no tener seguridad al caminar y realizar actividades deportivas, lo refieren como “tener la rodilla floja”.
DIAGNÓSTICO
Es importante para ello acudir con un especialista certificado y con conocimiento en este tipo de lesiones, ya que el diagnóstico es clínico, esto quiere decir que una exploración física completa de rodilla, puede llevar al diagnóstico de las estructuras lesionadas.
Existen varias maniobras para valorar los ligamentos y de‐terminar su estabilidad, así como para ver el estado de los meniscos, que comúnmente pueden estar también rotos en una rodilla inestable.
De forma complementaria son importantes los estudios de imagen, es básico que se realicen radiografías simples de ro‐dilla, esto para descartar fracturas. Pero el estudio de elec‐ción para el diagnóstico de lesiones en ligamentos, meniscos y cartílago, es la resonancia magnética nuclear (RMN).
TRATAMIENTO
En la fase aguda de la lesión, el reposo y manejo analgésico es importante. Dependerá de la intensidad del dolor y la inestabilidad, la decisión del uso de alguna ortesis para inmovilizar la articulación.
Algunas lesiones pueden llegar a ser tratadas de forma con‐servadora, esto dependerá del ligamento lesionado y la severi‐dad de la ruptura. El ligamento cruzado anterior en gran mayoría de los casos requiere de un manejo quirúrgico y ac‐tualmente estas lesiones se manejan con técnicas de mínima invasión. El uso de la artroscopia en la rodilla es la mejor téc‐nica para el tratamiento de este tipo de lesiones, disminuyen‐do el riesgo de complicaciones y tiempo de hospitalización.
Para la reconstrucción de estos ligamentos se pueden utili‐zar múltiples técnicas y varios implantes que sirven para fijar al hueso el nuevo ligamento a reconstruir. Para ello también es necesario usar un injerto para formar el nuevo ligamento, este injerto puede ser tomado de la misma rodilla, pero también puede utilizarse injerto de cadáver, que viene prepa‐rado especialmente para estas cirugías, el cual disminuye el tiempo quirúrgico y la manipulación de los tejidos.
RECUPERACIÓN
Después de retirar la sutura de las heridas, aproxi‐madamente en 7 días, es importante iniciar un esquema de rehabilitación específico. El apoyo de la pierna puede ser inmediato, pero debe con‐sultarse con su médico de acuerdo al procedimiento realizado. Por lo general se puede incorporar el paciente a la mayoría de sus actividades en aproximadamente 2 a 3 meses, pero el realizar actividades deportivas puede llegar a requerir hasta 1 año de recuperación.
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