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El eterno dilema entre ser o parecer
Experta en imagen y protocolo, conferencista y escritora
Cultura Imagen Capacitación
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Carmiña Mejia carminamejia.imagen@gmail.com @carminamejia
I
magínese que usted va a entrar a una operación de corazón abierto, y la persona que se presenta como su cirujano aparen‐ta no más de 25 años, lleva el cabello largo con rastas y la bata está percudida y man‐chada de salsa. Piense en que acude con un nutriólogo para ponerse en forma y el profesio‐nal que lo recibe tiene sobrepeso. Cómo reac‐cionaría si contratara los servicios de una ni‐ñera y la chica que acude prende un cigarro en la sala de su casa y abre una cerveza. Sí, ¿ver‐dad? Todos estamos de acuerdo que lo importante es ser, pero en ciertos momentos de nuestra vida es vital que lo que somos, se refleje al exterior. Si mi profesión tiene que ver con el mundo de las inversiones, el dinero, la bolsa, y el patrimo‐nio de otros, debo ser una persona estable, organizada, responsable y honesta. De un abogado esperarías que sea una perso‐na elocuente, proactiva, de palabra y su‐mamente profesional.
Si estoy en un rubro donde le ofrezco oportuni‐dades de trabajo como un multinivel y le digo a las personas que la vida me ha cambiado desde que ingresé a esa empresa, se me debe de notar en la calidad de mi ropa, de mis za‐patos, de los accesorios que uso, que mi ingre‐so económico es bueno.
■ ¿Me explico? De lo que se trata en el mundo laboral es de enviar los mensajes adecuados y congruentes a la profesión en la que nos desempeñamos. A continuación, les mencionaré algunas pautas importantes que debemos te‐ner en cuenta para demostrar profesionalismo y capacidad para nuestro puesto: ■ Como te ven, te tratan: pudiera parecer ob‐soleto, pero no lo es. La imagen es una carta de presentación que nos abre o cierra puertas. Presentarnos con la ropa adecuada a nuestro contexto laboral y pulcros, es un pase de en‐trada. Dice el dicho: “Si parece pato, camina como pato y hace como pato, es pato”. Si eres abogado, debes lucir como abogado. Si eres médico, no debo tener dudas en un hospital a quién dirigirme. Si ofreces tus servicios para cuidar niños, debes de proyectar confianza y amor por los pequeños. ■ Puntualidad: la puntualidad es cortesía de reyes y privilegio de la gente bien educada. Este hábito habla de que eres una persona organizada que tiene empatía y consideración por el tiempo de los demás. ■ Calidez y respeto: una persona que solo trata bien a sus superiores pero que ignora o maltrata a los que están a su servicio como la recepcionista, el mesero, el chico que recibe el carro del valet parking, tiene una baja escala humana. Por lo tanto, siempre utiliza el “por fa‐vor”, “gracias”, y el abre puertas por excelencia la sonrisa.
■ Palabras altisonantes: si las utilizas al hablar, procura no hacerlo en el ámbito de trabajo. Son poquísimas las personas a las “que les queda”, pero siempre es inadecuado ya que nos resta credibilidad.
■ Asertividad: son aquellas que encuentran el justo medio entre la pasividad y una reacción agresiva. Mantenernos ecuánimes ante el conflicto sin reaccionar dramáticamente, pero dando claridad de nuestros límites, envía el mensaje de ser personas con madurez. Y por último, trabaja en aquello que realmente te apasione. Esta característica es algo que no se puede fingir, y nada es más gratificante que encontrarte con esos profesionales a los que les brillan los ojos por lo que hacen, porque significa que darán lo mejor de ellos mismos en cada momento.
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